El elefante azul
Martha JimĂŠnez Zambrano
OPINIÓN Cuando leí el cuento el elefante azul, me sentí cautivada por el mundo fabuloso de los animales, que con sus peripecias y aventuras son testimonios vivos de la naturaleza, en donde se conjugan sentimientos preocupados por rescatar los valores. El elefante azul, recrea la vista por las magníficas ilustraciones realizadas por el maestro Chikky de la Torre, que iluminan las aventuras de los protagonistas y penetran libremente en el corazón de los lectores. El dolor dulcísimo del elefante azul, se siente al final cuando grita: ¡familia dónde estás! Es un lamento con voz acongojada, dulce y amable, sin repudios que causen una tormenta espiritual, evitando así, los abismos del alma. Cuando reclama ¡Hermanos! ¿ Y dónde está la familia? Su grito fue tan grande, que asustó hasta las nubes que se paseaban por el cielo.
Sonia Martínez Rosero.
Este libro pertenece a:
EL ELEFANTE AZUL AUTORA: DRA. MARTHA JIMÉNEZ ZAMBRANO Latacungueña, jurista, poetiza y narradora. MENCIONES: 1984 1987 2005 2007
Legisladora nacional alterna. Recibe la insignia de la Puerta de Brandemburgo en la República Democrática de Alemania. Miembro del Tribunal de Honor del Colegio de Abogados de Pichincha. Medalla de plata del Colegio de Abogados de Pichincha. Varias medallas por sus participaciones poéticas.
OBRAS PUBLICADAS: •Cuentos Infantiles: El Gato Vegetariano Las Semillitas De Dios La Historia De Los Lagos El Circo Del Ruiseñor Azul Los Salmos Del Poeta El Elefante Azul. •Poemarios: Estaciones Del Alma Que Las Calles No Callen. ILUSTRADOR: PINTOR CHIKKY DE LA TORRE MENCIONES: 1981 1977 1977 1979 2014. 2018.
Primer premio Salón Nacional de Pintura “Mariano Aguilera”, Quito. Premio adquisición Salón Nacional de Artes Plasticas Casa de la Cultura Ecuatoriana. Primera mención, Salón Nacional de Pintura “Mariano Aguilera” Quito. Premio adquisición Salón Nacional de Pintura “Luis A. Martinez “ Ambato Homenaje en el Centro Cultural Metropolitano “Las Manos del Arte”. Reconocimiento al mérito cultural en los 50 años de trabajo en el Centro de Promoción Artística de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.
DIAGRAMADOR: ING. PABLO GIRÓN REA Diseñador y Comunicador Visual RRSS: @pablogironart
© Todos los derechos reservados por la autora.
El elefante azul
Autora: Martha JimĂŠnez Zambrano
Aunprovechando caluroso dĂa de verano en la ciudad de Las Gaviotas; un gracioso elefante azul y su domador, decidieron jugar un gran partido de fĂştbol.
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Cengalanado, ada uno llegรณ a la cancha bien luciendo la camiseta de su equipo favorito: el domador orgulloso con la camiseta albiceleste del equipo argentino y el elefantito azul con la camiseta del equipo mรกs querido del Ecuador.
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Llosa jugadores pelota que utilizaron era muy
liviana y colorida al punto que con cualquier patadita brincaba por toda la cancha como un gracioso grillo; los desesperados deportistas corrĂan detrĂĄs de ella para poder alcanzarla.
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A pesar de estos percances, los futbolistas jugaron hasta el cansancio. El elefantito azul cobrĂł tres penales. y el domador ninguno. La anotaciĂłn final del partido fue de ocho goles para el elefantito azul y dos goles para el domador.
A l terminar el juego, muertos de risa los fut-
boleros, agotados por el intenso calor que hacía en Las Gaviotas, decidieron descansar. El domador se acostó sobre el césped, pero cauteloso como era, para evitar que le piquen las abejas decidió taparse la cara con una flamante revista africana.
Apenas sintió en su cuerpo agotado la suavidad del césped, se quedó profundamente dormido y empezó a roncar. El elefante azul como sentía mucha hambre se fue a buscar frutos en árboles de higo y guayaba, los cuales crecían en un huerto muy cercano al río; lugar donde se daría un baño refrescante.
Llasosramas higos colgados de de los árbo-
les lucían como apetitosos chocolates verdes y morados. Cuando estos deliciosos frutos eran saboreados por el pequeño paquidermo, cerraba y abría sus hermosos ojos negros como si fueran los ojos de una muñeca de trapo y suspiraba varias veces hasta sentir que toda su pancita suave de algodón se haya llenado. No nos cabe duda, sobre la felicidad que sentía nues-
tro amigo en la ciudad de Las Gaviotas. Pero, como toda dicha siempre debe ser compartida; a este huerto también llegó para alimentarse un gran ejército de hormigas, el cual parecía uno de extraterrestres. Todas las hormigas lucían cascos similares a los que usan los marcianos. Fueron elaborados previamente con la fundición de campanitas de navidad y ollas viejas; a las cuales en secreto se inmiscuyeron anillos del planeta Marte. El ejército llegaba caminando con paso de combate, moviendo militarmente
sus cabezas y los balones negros de sus cuerpos, de izquierda a derecha y de derecha a izquierda; sus armaduras no les permitían hacer gala de su agilidad trepadora. Cuando llegó la primera fila con los comandantes hormigueros al frente, cerca del elefantito azul, todos le saludaron levantando su millón de patitas negras, diciendo en coro: - ¡Buenos días hermano elefante azul!. Venimos a solicitarte que no te comas todos los higos que hay en estos árboles, porque tenemos mucha hambre y estos frutos también nos pertenecen.
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Lpequeñas as hormiguitas más susurraron: - Queremos implorarte que no te comas nuestros higos. Porque la leche de sus ramas son nuestro biberón. Y si no nos alimentamos: ¡todas moriremos! El elefantito con la boca casi llena saboreando los sabrosos higos, contestó: - ¿No sé por qué están preocupadas mis hermosas hormigas? Luego, haciendo gala de sus risadas pestañas, cerró los ojos, lanzó un suspiro fuerte, el cual hizo que girarán las nubes del cielo, como si fueran un carrusel de algodón y dijo: - ¡Yo también tengo hambre! Y por si no lo saben, les contaré que acabo de jugar un par-
tido de fútbol con mi domador. Metí ocho goles y mi jefe el domador, únicamente dos. - dijo orgulloso de su triunfo. - Este partido de fútbol, me ha dejado muy hambriento y sobre todo agotado y no puedo compartirles mi almuerzo; así que mis tesoros, por sí acaso no se han enterado, la ciudad de Las Gaviotas es muy grande y pueden encontrar miles de árboles de higo, guayaba, mango, naranja y mandarina en todo su alrededor, les sugiero que recuerden ese refrán popular que dice: “quien busca siempre encuentra”. Mejor será que busquen otro huerto mis preciosas. Adios. - ¡Noooo¡ ¡Por favor elefantito azul!. Exclamaron las preciosas perlas negras. También hizo el mismo reclamo el comando mayor.
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T odos estos gritos y protestas asustaron a las mariposas,
grillos, papagayos y hasta a las olas lejanas del mar, las cuales levantaron sus azules brazos hasta el cielo. -¡No nos dejes sin alimento querido hermano!. Somos tan pequeñas y frágiles. No contamos con tus habilidades ni con tu gran tamaño, que te facilita comer, andar, beber agua, todo. En cambio nosotras, tardamos una semana entera caminando de un árbol a otro y a veces pasan días en que no encontramos ningún alimento. Los comandantes acotaron seriamente: - Nuestros abuelitos vivieron en estos árboles, aquí nacieron todas nuestras generaciones y si te comes todos los frutos moriremos en esta tierra que nos vio nacer. En todo el mundo se extinguirán las
hormigas. ¿Eso es lo que quieres hermano? Las hormigas más tiernas susurraron: - Las ramas del árbol de higo tienen mucha leche, son nuestro biberón. ¡No nos quites su leche hermano! No queremos morir.. ! El joven elefante azul en sus adentros se moría de risa ante tanta imprecación de las preciosas, porque sabía bien, que era capaz de no comer para que otros se alimenten, por ello, para demostrar la sabiduría de su buen corazón, antes de dar un gran discurso, hizo bambolear su larga trompa, luego parpadeó y de reojo miró al sol que suspiraba por verlo pestañear, como si fuera una dulce muñeca de trapo. Alegremente dijo: - ¡Bueno! Vamos a hacer un trato, ya que mi pequeño corazón azul es muy bondadoso, les dejaré los higos y guayabas que brotan, desde la mitad del árbol hasta arriba. Luego preguntó: - ¿Les parece bien queridas
hermanitas hormigas? - ¡No!. Gritaron todas. Entonces, el elefante riendo con la boca llena dijo: - Mejor me comeré todos los frutos, adiós.
- “ Estas son las mañanitas que cantaba el Rey David, a las hormigas más bonitas, que las miramos aquí ”.
El elefantito azul contento al escuchar la hermosa melodía y sobre todo por el trato con las hormiguitas; movió con - ¡No!. Volvieron a gritar las su trompa las ramas altas pequeñas. de los árboles, para que - Está bien.. Está bien.. Dijo cientos de frutos caigan y el paquidermo sonriendo. se alimenten las más peLes dejaré todos los higos queñas que aún no habían que hayan brotado, desde llegado. Cansado se fue a la mitad del árbol hasta lle- descansar muy complacido; gar al piso. Así no tendrán comprobó que su jefe no que caminar mucho y las se había despertado y conpequeñas también podrán tinuaba roncando. Sigiloso tomar su biberón. Pero observó y estudió todo el que conste que hago este panorama, con un ojo bien trato con mis preciosas, abierto y otro medio cerraporque tengo un generoso do para que no le piquen corazón azul. las abejas. El viento de verano, le sopló tierra en sus - ¡URRA! ¡URRA! ojos; molesto el elefantito Felices todas las hormigas por la tierra que aún estasaltaron, zapatearon y bai- ba como quieta en el aire, laron, como si fueran inte- se sentó y trató de limpiar grantes de un ballet mexia su domador soplándole cano. Luego cantaron: despacito con su trompa.
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Pero, cuando el viento sopló otra vez muy fuerte, observó que la revista de su domador se escapaba volando por los aires. - ¡Dios mío! exclamó angustiado. La revista favorita de mi domador se escapa, debo alcanzarla. Corrió como un loco persiguiéndola, pero el viento despiadado sopló más y más fuerte haciendo astutos malabares con la revista. La pobre informante de África parecía una cometa sin dueño; El elefantito angustiado por detenerla, saltó, esquivó baches, tropezó en un hueco, lastimó sus rodillas, hasta que al fin el viento compadecido al ver su desesperación decidió detenerse y dejó a la revista estampada en las ramas más altas de un árbol de pino. El elefantito se detuvo y descansó, luego se paró ante el viejo árbol e imaginó que hacía una de sus
más famosas piruetas en el circo y que todos los espectadores admirados le aplaudían; pero no fue así, lamentablemente fracasó. Es todo tan increíble e impredescible mis queridos lectores. Debo contarles, que la revista guardaba en su alma un gran secreto, y el elefantito azul es quien debía descubrirlo, en ese preciso momento. El pequeño paquidermo inocente, como no conocía el secreto se aproximó al pino para poder alcanzar la revista con sus patitas, pero como estaba muy alta, no pudo. - ¿Vamos a comprobar tus habilidades hermoso elefantito, vamos a ver si me alcanzas? se decía la informante. - Debes ser digno del secreto que tengo bien guardado en mis manos de papel.. Vamos intenta atraparme.. vamos.
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Al comprobar el pequeño que no podía atraparla, descendió del árbol y sentado se puso a pensar que debía cambiar de estrategia si quería conseguir su propósito. Tardó solo unos segundos analizando y de pronto.. cuando su mente se iluminó tuvo la respuesta. Se paró frente al árbol y aspiró profundamente la revista, como si fuera una moderna aspiradora, hasta sentir que la ingrata estaba pegada a su nariz. Luego, la bajó y la depositó en el piso. Un grillo que pasaba cerca hizo sonar sus alas verdes en señal de aprobación, en cambio los pericos indiferentes a los acontecimientos conversaban y soñaban. Todos los pájaros rojos, negros y amarillos cantaban, con sus picos alisaban su hermoso plumaje antes de emprender el vuelo; mientras las grandes mariposas competían
con las abejas por obtener el néctar de las flores. El elefantito azul guardó la revista en su bolso. Indiferente al acostumbrado paisaje, se fue caminando hasta la cancha de fútbol, donde plácidamente continuaba durmiendo el domador. Lo miró como se mira a un padre y pensó que no le gustaría ver tan estropeada su revista. - ¡Manos a la obra se dijo!. Con sus patitas delanteras estiró cada una de las ho-
jas en forma muy delicada, evitando que se dañen más. Luego, estiró la pasta de cartón y cuando estuvo medio arreglada la primera página, observó que contenía muchas, pero muchas fotografías. - ¿Fotografías?, se dijo. Las voy a mirar.. Oh! Astuta e impredecible sorpresa, la revista que le dio tanto trabajo en atraparla, lucía en la portada las imágenes de su papá, de su mamá y de sus tres hermanos, a quienes casi los había olvidado.
Emuchísimo l elefantito se emocionó al ver reunida
a toda su familia, sintió que el corazón se le escapaba por la boca y empezó a llorar; fueron tan espesas sus lágrimas que al caer sobre el suelo tintineaban. No pudo más el pequeño con su dolor y gritó:
papá, mamá y todos mis hermanos?
Su grito fue tan fuerte que hasta a las nubes del cielo asustó, las cuales huyeron con su vaso de lluvia a otro sitio. El sol suspiró, conmovido al observar por primera vez los ojitos de mirada dulce de su amigo llenos de lágrimas, como si fueran inútiles diaman- ¿Familia dónde estes desparramándose en tás? ¿Dónde está mi familia? ¿Dónde estás la tierra. También, cuando miró la trompita azul de su amigo más fiel bamboleándose en el aire,
como si fuera la flauta sorda de un viejo arlequín, llamándole para que le consuele y a sus orejitas redondas , agitándose en el aire como si fueran dos inútiles aventadores.
azul era muy fuerte, tan fuerte que salieron cuatro conejos corriendo de su escondite a espiar lo que pasaba. Con las orejas levantadas vieron al elefante llorando. Se treparon a su cabecita y le consolaron diciendo:
Lloraba el amigo del sol, del agua y la tierra angustiado; como lloran todos - ¡Amigo no llores!. Mañana los desarraigados de su sale un barco con destino patria, de su casa, de su a África; apenas salga el familia. No podía recordar sol, nosotros te guiaremos el pequeño, por mucho y te acompañaremos hasta esfuerzo mental que hacía, la puerta del barco. Somos cuando sintió a su madre tus amigos y te queremos cerca de él por última vez como a un hijo más. y quién lo alejó de ella; Tampoco podía recordar - Gracias hermanos conecómo llegó al circo y por jitos. Muchas gracias, dijo qué lo sentía, como si sonriendo y muy animado. siempre hubiese sido su hogar. El viejo astro soplanCuando se alejaron los do fuego decidió esconder conejos, sintió una fuerte su compasión detrás de picazón en el interior de su una montaña muy alta para oreja derecha, sacudió su que nadie lo mire triste y cabecita para intentar calfrío. mar el dolor y la molestia, pero no lo consiguió, porEl segundo estruendoso que adentro continuaba la grito que lanzó el elefante hormiga protestando.
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Q uiero contarles queridos lectores: que se tra-
taba de una hormiga despistada, la cual perdió a su ejército cuando caminaba medio ciega en el árbol de higos. La pobre creyó, que la orejita azul era un pequeño escondite y se quedó descansando; pero cuando despertó quiso salir inmediatamente y no pudo.
Luego, con el espejo de su collar se miró la cara y constató sorprendido que estaba usando una gran melena amarilla, con risos de payaso.
- ¡No!, gritó angustiado. - ¡No puede ser! Con mucha extrañeza se preguntó: - ¿Qué me está pasando? ¿Dónde adquirí esta fea figura? ¡Yo que La pobre desesperada soy tan buen mozo! Nadie como no encontraba el ca- me puede mirar. No quiero mino de regreso, comenzó que vean lo feo que luzco a patalear y a estornudar, con estos zapatos y esta perturbado el elefantito horrible melena de colores. por la horrible comezón que sentía en su oreja, A continuación, hizo varios se sacudió moviendo con intentos fallidos por quitarfuerza la cabeza, luego, la se la peluca; saltó varias rozó con su larga trompa veces moviendo la cabeza, para poder rascarse, pero sin darse cuenta de un fietampoco pudo conseguir rro que estaba clavado en alivio. mitad de la pared, con el cual se golpeó muy fuerte Cuando se inclinó nueen la cabeza. vamente, observó que sus cuatro patitas calzaban Atontado por el golpe trazapatos de colores: tó de pararse. De pronto, - ¡Jesús! Dijo asustado. saliendo del noqueo y del
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fuerte golpe, el elefantito azul comenzó a despertarse, abrió los ojos lentamente y empezó a mirar a su alrededor: primero a los grandes y verdes platanales sobre los cuales reposaba un luminoso rayo de sol, luego, continuó mirando sorprendido.. , observó a sus amados padres y hermanos, muy tranquilos comiendo cerca del río. También observó a Tarzán de la selva jugando en las ramas de los árboles con monos y leones. Cercano escuchó el grito colorido de los loros, el rugir de los leo-
nes y sobre todo el “zzz” espeluznante de las serpientes arrastrándose en la arena. Este lugar era todo lo que más amaba el elefante azul, porque allí estaba toda su hermosa familia, sus amigos de juego y su cálida casa. El elefantito azul quiso cerciorarse de la realidad de todo lo que estaba viviendo y que no se trataba de un sueño; el pequeño primero se pellizcó la nariz, luego las mejillas y cuando sus patitas llegaron a topar sus grandes ojos comprobó que no había una sola lágrima en ellos, como tampoco había conejos parados sobre su cabeza, ni usaba melena, ni zapatos de colores, nada.
El Sol sonrió al mirar a su tierno amigo inmensamente feliz, lanzó polen de oro sobre el mar y toda la Tierra. El elefantito azul reaccionando ante la gran sorpresa saltó emocionado, como brincó la pelota de futbol que utilizó en sus sueños. Sintiendo una felicidad inmensa e incontenible gritó: - ¡AQUÍ ESTOY FAMILIA! - ÁFRICA ES MI HOGAR.
Fue el momento mágico en que entendió ¡Que todo fue un mal sueño!
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ยกAMO A MI FAMILIA CON TODO MI CORAZร N AZUL!
Fin
Al escribir este cuento pensé en el elefante azul y en toda mi infancia marcada por su inconfundible magia cirquera. Todos los eventos fueron predestinados: el domador argentino, el elefante azul, y la revista africana. Los personajes juegan un partido de fútbol sin árbitros, porque así juegan los niños en sus mejores sueños. Cuando el elefante azul descubre el gran secreto que contiene la revista de su domador, se golpea la cabeza y se despierta. En este mágico instante, encuentra a su familia y comprueba que todo fue un mal sueño; entonces grita emocionado: -¡AQUI ESTOY FAMILIA! ¡ÁFRICA ES MI HOGAR!. -¡AMO A MI FAMILIA CON TODO MI CORAZÓN AZUL! MARTHA JIMENEZ ZAMBRANO, AUTORA.