"INDICE Cuentos 19 Robert Sheckley En una tierra de colores claros 59 Hany Harrison En Las Cataratas 73 Thomas M.Disch Bajando 83 Jack Vanee La mitr 95 Jon Bing Una palidez más blanca 105 André Cameiro El mudo Artículos
49 Robert Sheckley La busca de lo maravilloso 65 Pablo Capanna Isaac Asimov o La máquina de escribir 87 Elvio E. GandoUo Un fenómeno llamado Stephen King Historietas 112 BilaI-Christin Progreso
Secciones
3 Este número 4 Crónicas terrestres 130 En próximos números Tapa de KiIIian
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SHECKLEY
DISCH
HARRISON
GANDOLFO
Est e número
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Brian Aldiss describió en una ocasión a Robert Sheckley (Nueva Jersey , 1928) como "Voltaire con soda" . Las elegantes sátiras de este eficaz humorista sorprendieron en la década del '50 a los lectores acostumbrados al tono monocorde de la mayor parte de la ciencia ficción . Después de un período inicial de producción frenética, Sheckley dedicó buena parte de su tiempo a viajar; vivió en Ibiza y en Londres, y comenzó a producir textos más complejos y más ambiciosos. "En una tierra de colores claros" , sobre el desconcierto de un hombre perdido en una civilización que no entiende, tomó en 1979 una curiosa forma de objeto de. arte: leído por Peter Sinfield , letrista y compositor de rock, con música de Brian Eno e ilustraciones de la argentina Leonor Quiles, se convirtió en una combinación de libro y de LP , dentro de un impresionante álbum que cuesta 100 dólares y del que se hicieron 1.000 ejemplares. Sheckley vive ahora en Nueva York y es director literario de Omni . Harry Harrison (Nueva York , 1925) es otro notable
humorista. Sin embargo, " En Las Cataratas" , el cuento que presentamos, es decididamen te serio . Thomas M. Disch (Minnesota, 1940) es un exquisito maestro de la crueldad , autor de Los geno cidas. La casa de la muerte y " Bajando" , esa experiencia tan cotidiana. Jack Vanee (San Francisco , 1920) es uno de los auténticos maestros de la moderna literatura fantástica, cuya obra mostraremos y comentaremos en futuros números . " La mitr ' es un breve ejercicio so-
bre la inocencia, la violencia y la soledad. Jon Bing (1944) es noruego . Ha publicado varias colecciones de cuentos. ha escrito para la televisión de su país y es además traductor y antólogo. André Carneiro (San Pablo, 1922) es conocido ante todo como poeta , pero es también autor de una novela y dos libros de cuentos de ciencia ficción , un estudio sobre el género y una introducción al hipnotismo. Además, es fotógrafo , pintor, periodista y libretista y director de cine . Completamos el número con la segunda parte de la historieta de Bilal y Christin, las habituales secciones de libros y de cine , las primeras cartas de lectores y tres artículos: " La busca de lo maravilloso " , transcripción de una conferencia de Robert Sheckley: "Un fenómeno llamado Stephen King ", atento viaje de EIvio Gandolfo por tres mil páginas de terror; "Isaac Asimov o La máquina de escribir" , de Pablo Capanna, análisis de la autobiografía de un asombroso saqueador de bosques. EL PENDULü 2 / 3
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piares como éstos: "Un Cleistocactus peruano semejante a un falo peludo de un metro ochenta de altura; un Opuntia que recordaba un puñado de orejas del Ratón Mickey, sin el ratón; el 'siniestro Macaerocereus de Baja Californ ia, que serpentea por el suelo, enraizándose a medida que repta, y que de contar con el clima favorable iría reptando desde California a Canadá". Dejando de lado este primer grupo, Silverberg eligió también entre las demás especies, las más exóticas: las que provinieran de sitios como Madagascar, México o Brasil, las parásitas, las carnívoras, las Que tuvieran texturas reptilinas Que "llevaran a creer con facilidad que se habían desarrollado enmundos donde se acostumbran los sacrificios humanoides en cadamañanadesábado, y donde la sangre color verde azulado fluye libremente sobre empinados altares".
A los pocos años de emprender la tarea, las energías . creativas de Silverberg fueron absorbidas una vez más por laescritura de una novela de ciencia ficción: Lord Va/entine 's Cast/e, por la que firmó uno de los contratos " más suculentos del mundo editorial estadounidense. Sinembargo, la experienPOLVO DE cia con sus monstruosvegetales habíasidobeneficiosa y ESTRELLAS superaba el mero pasaElvio E. Gandolfo tiempo. según él mismo detalla: "Había sido como esEl jardín de Robert cribir ciencia ficción. Escogí Silverberg o la el grupo de personajes más tierra como extraño que pude encontrar, planeta fantástico los dispuse de un modo artisticamente satisfactorio, y A principios de la década los dejé en libertad de hacer del '70, cuando el augemullosuyo, mientras yo me sentimi llonario de la ciencia fictaba echado hacia atrás y me ción aún era un hecho del preguntaba en qué terminaría futuro, tanto en los estudios todo. No extrañé mi carrera cinematográficos como en el de escritor ni por uninstante. campo editorial, una coPlantar aquel jardín extravarriente de pesimismo y reacgante satisfizo todos mis ción contra el género recorrió apetitos creativos. Me manaalgunos de sus autores más tuvo apartado de todo mal, inteligentes. Samuel Delany, Thomas Disch, Harlan EIIi- t----------~---------l me dio un poderoso sentimiento de ser unoconel unison, Barry Malzberg y Robert verso, divirtió en gran forma Silverberg, entre otros, critia mis vecínos.. y me hizo caron demoledoramente sus aprender mucho sobre botáfalencias y decidieron abannica y agricultura. Incluso donar sus estrechos límites. hubo un poderoso elemento Con el paso del tiempo, tofilosófico para mí. Después dos y cada uno de ellos conde haberme pasado la vida tinuaron con su obra, ya sea entera creando fantasía extrarecurriendo nuevamente al terrestre, fui aprendiendo Que arsenal temático ínterplane- . la Tierra ya es lo bastante tario o intentando un viraje extraña". hacia la literatura asecas. Duranle los cinco o seis Opiniones. 1 años que duró su alejamiento En mi mente se desarrolla de la creación literaria, que un proceso dialéctico. La tehabía decidido abandonar 4 I EL PENDULO 2
varios remedios sin éxito. le sugerí que usara la boina roja cuando no quería ser molestado. Con el tiempomeacostumbré amirarle automáticamente la cabeza antes de' abrir laboca".
Fredric Brown y su maravillosa boina de narrar
Opiniones. 11
El grado de aislamiento que necesita un narrador para concentrarse en lo que escribe varía mucho de uno a otro. Hay afortunados que pueden abrirsecamino mentalmente en medio del ruido del tráfico, varios martillos neumáticos y grupos vocíte- ' rantes de niños menores de diez años, amén de interrupciones para solucionar problemas domésticos, atender al lechero o a un amigo inoportuno. Más frecuentees el caso de quienes necesitan un porcentaje relativamente alto de silencioy calma. Fredric Brown, el creador de clásicos como Universo de locos y Elgrifo lejano: pertenecía a este segundo grupo mayoritario. Le cos-
Clásicoes aquel libro Que una nación o un grupo de naciones o el largo tiempo han decidido leer como si en sus páginas todo fuera deliberado, fatal, profundo como el cosmos y capaz de ínterpretaciones sin término. Previsiblemente, esas decisiones varían. Para los alemanes y austríacos el Fausto es una obra genial; para otros. una de las más famosasformas del tedio, comoel segundo Paraíso de Milton o laobra de Rabelais. Libros como el de Job, la Divina Comedia. Macbeth (y, para mí, algunas de las sagas del Norte) prometen una larga inmortalidad, pero nada sabemos del porvenir, salvo Que diferirá del presente. Una EL PENDULD 2
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Como loafirma Borges en otra zona de esta sección, "nada sabemos del porvenir, salvo Que diferirá del presente". Tratar de delimitar en Qué diferirá del presente nuestro futuro es una de las aficiones más antiguas de la humanidad. El grado de imprecisión y la cantidad de aciertos o yerros de cada una de estas predicciones a es1 - - - - - - - - - - ; cala mundial reproduce la mezcla de vaguedades y detalles menudos Que caracterizan a los horóscopos oía¡ - - - - - - - - - - - - - - 1 rios o anuales de aplicación El inventario de los des- individual. perdicios arrojados durante En el mejor de los casos, 1979 en los lugares para las profecías se disfrazan de 6 /
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La probabilidad de Que en Opiniones. 111 1985 la gente trabaje cuatro ~--------t días o 32 horas por semana, Por ahora mi altercado provoca un marcado escepti- con respecto a la novela se cismo desde un 1981 y una debe simplemente a Que el zona del planeta donde es mundo en elcual vivimos es inevitable el pluriempleo mucho más interesante Que para sobrevivir. El anuncio, el representado por la mayor por último, de Que para el parte del género novelístico. año 2020 el uso de satélites Muy poco de la novelística solares podría eliminar lano- Que se está publicando es che y posibilitar Que por pri- realmente para adultos. Dimera vez en la historia la gámoslo más simplemente: gente "disfrute" de 24 horas cuandoentramos auna librede luzdiurna, puede ser atra- ría nos topamos literalmente yente para un pueblo prag- con docenas de biografías, mático y puritano, pero para de textos politicos e histórisolitarios o parejas Que gus- cos, con libros de ciencias y len de lanoche, Que, comoel de filosofía, destinados al poeta Carlos Mastronardi, se lectormedio y Que honran la jacten de "vivir en ella, de inteligencia humana, Que' haber sorteado la violencia responden a una mentalidad diuma de los veranos", se adulta. Mientras Que una trataría más bien de una pro- gran parte del género novelija pesadilla. lístico está dictada por arcai~---------'------------"----------t cos clichés tanto sexuales como sociales. En una palabra, los novelistas han descuidado su tarea básica. Si tomamos en cuenta Que la mentalidad más perceptiva e inteligente de su época fue un Marcel Proust Quien era capaz de ver literalmenteuna relación entre arreglos florales ymetafísica; osi consideramos la forzosa capacidad de Thomas Mann para abarcar todo un mundo político, estético y emocional en la elaboración de su ficción, creo Que notaremos la diferencia con lo Que ocurre actualmente. El novelista actual no toma en serio a su lector. Esta es Quizá la cuestión primordial. En un fenómeno como el nouveau roman en Francia, notamos una retirada estratégica hacia un minimalismo Que esquiva las prestoel espacio exterior, por una cuestión de faldas" . Las predicciones Que más se acercan al campo de la ciencia ficción por su sabor son las siguientes: la aparición de un mercado legal de partes usadas y reacondicionadas del cuerpo humano en el año 2010; el intento de la Unión Soviética en el mismo año, de cambiar su' historia previamedianteel empleo de taquiones, partículas Que pueden viajar hacia atrás en el tiempo; la posibilidad de Que las parejas de recién casados, en el año 2020, puedan pasar su luna de miel en El condimento melodrala luna. mático inevitable en todo Algunos acontecimientos candidato abest seuer, aparece en un hecho anunciado del futuro tienen un matiz para 1990: "Un astronauta muy distinto para un lector masculino dispara contra su latinoamericano y para un compañero de tripulación, en compatriota de los autores.
Entre las esperanzas pueden citarse lade Que unterremoto masivo asoleen 1982a Irán del Norte, provocando gran cantidad de víctimas, Que el gobierno local sea incapaz de enfrentar con eficacia la crisis yeso acarree la caída del Ayatollah Khomeini o de susucesor; Que en 1990 el gobierno comunista de la Unión Soviética sea derrocado por una fracción socialista democrática Que trabaje dentro del Partido; Que más de 50.000 personas trabajen y vivan en el espacio para el año 2000.
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nes y complicaciones de la experiencia comotal. El gran logro dela ficciónlatinoamericanaactual de ninguna manerase encuadra dentro de" la tradición de la novela occidental. Me parece más bien que se vincula con otras formas. con la fábula, con la parábola y con la novela gótica y fantástica. Un profundo instinto de exploración y de supervivencia le permite al novelista latinoamericano sortear los aburridos clichés sexuales y familiares de la ficción occidental, para retomar fuentes mucho más antiguas de fantasía. La fase por laqueestá pasando lanovela latinoamericana puede ser vista como una crítica brillantedel fracaso de tanta ficción europea y anglosajona en hacer frente aniveles más profundos del sentimiento humano, de la fantasía, de la imaginación y de lahistoria. GeorgeSteiner Libros enterrados las canciones secretas
Hay autores con mala estrella. Supongamos que en algún país extranjero conocieran a Cortázar sólo a través de títulos como El libro de Manuela Un talLucas, o aGarcía Márquez sólo mediante la lectura de La mala hora o El otoño del patriarca. Algo de eso ocurre con Frilz Leiber y su difusión en nuestro idioma. Durante más de cuarenta años, este atento lector eintérpretede Shakespeare ha creado una obra abundante, mullifacética, excitante. Por desgracia las colecciones que lo han dado a 8 I
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los menos atractivos de su ' rías fácilessobre el tema para producción. entrar en el campo de lopoéEn casos como éste, des- tico. El resto de los cuentos cubrir un libro enterrado: que refleje la complejidad deuna que integran el volumen obra poco conocida con la ("Las moscas del invierno", mayor fidelidad, es doble- "El hombre que se. hizo mente satisfactorio. El volu- amigo de la electricidad", men que cumple ese cometi- "La luna es verde", "Un do es Las canciones se- cubo deaire", "Fantasmade cretas, publicado hace años humo" "Rump-Tity-Titypor laeditorial Verón, en Es- Iurn-I ah-ti", "No es una paña. El mismo incluye tres gran magia", "Lascanciones de losmejores relatos deLei- .secretas") brinda una exceber : "Mariana", límpida re- lente muestrade los poderes presentación del solipsismo expresivos de Leibner. Título ejecutada con gran seguri- .mal distribuido en su modad; "Atracción inminente", mento, que integra una codura descripción de la deca- lección ya desaparecida, vale dencia y lacorrupción urba- lapena buscarlocon paciennas, condensadas donde cia en librerías de viejo y más duele: en una mujer, y, hasta justifica el sacrificio sobretodo, "Lamuchachade supremo: soportar la charla los ojos hambrientos", pará- monotemática de un aficiobola impecable sobre los po- nado completista, para exderes de la publicidad, que traerlo de su biblioteca, meesquiva con maestría los lu- diante préstamo, amenaza o gares comunes y las alece- hurto.
CINE Aníbal M. Vínelli
El Resplandor En lanómina de los grandes autores del cine contemporáneo (aquéllos Que hacen de cada film una obra personalísima, inconfundible), no se debería omitir el nombre de Stanley Kubrick (nacido en New York, 1928). un realizador significativo aún en sus errores. EmpeceKubrick es un notorio obmos por señalar Que Kubrick sesivo, un detallista de ésos no es un director prolífico Que nacieron para atormentar (por comparación con otros), a las compañías Que los resya Que entre el primer titulo, paldan económicamente. Ya Fear andDesire (1953), yel en Paths ot G/ory suplió lo último, The Shining (1980) Que lefaltaba de presupuesto Que en laArgentina se llama- con un aumento de trabajo ría Elresplandor, su filmo- propio: las escenas de batagrafía incluye solamente llas Que se filmaban por la once obras. Pero entre esas noche eran precedidas por once están The Killing una recorrida de Kubrick Que (Casta de malditas, 1956), iba dejando en el supuesto Paths ot Glory (La patrulla frente de combate marcas infernal, 1957), Dr. Stran- para indicaren Qué lugar pregelove. or How I Learned ciso debían -por ejemfa Stop Worrying and Lave tne Bomb (Doctor plo- caer aquellos alcanzaInsólita . . ., 1963), 2001: dos por el fuego eneA Space Odyssey (2001, migo. Con el paso de los odisea delespacia. 1968), años y el consiguiente auA Clockwork Orange (La mento de prestigio, no ha naranja mecánica, 1971 , cambiado. No cambió en la aún prohibida por lacensura exactitud del tempo de Dr. aborigen) y Barry Lyndon Strange/ove, la maniática (ídem. 1975), una produc- reconstrucción de ámbitos ción verdaderamente repre- espaciales o de época en sentativa de Quien lacreó. 2001 y Bar.ry Lyndon, per-
íeccionísmos Que sólo se logran con dinero. Y conocimiento del oficio, claro. La vocación para obtener el mejorproducto posible se nota en The Shining (Que se estrenaría en Buenos Aires en julio), primera incursión del neoyorquino en el relato de terror y también primer título de los últimos cinco años, basado en una difundida novela de Stephen King. Ysi bien es cierto Que el film ha motivado críticas contradictorias -desde los Que lo saludan como una obra de arte hasta aquéllos Que creen Que esto es más Kubrick Que King o Que terror- todos coinciden en los hallazgos visuales, en su calidad y preciosismos. Kubrick se propuso aquí contar una historia de horrores en la Que elementos co-
munes adquirieran un simbolismo maléfico: utensilios de cocina, una bicicleta, un ascensor, se permutan en factores casi diabólicos. ¿El pánico a través de lo cotidiano? En principio, sí, aunQue no totalmente. Cierto es Que son bastante comunes el escritor fracasado Jack Torrance (Jack Nicholson) y su mujer Wendy (Shelley Duvall). No lo es tanto su pequeño hijo Danny (Danny L1oyd), Quien posee un curioso poder telepático Que le permite prever el futuro, reflejado en su rostro a través de un brillo peculiar (el resplandor de marras). El trío, huyendo de las estrecheces económicas, llega a un hotel de Colorado donde JackyWendy serán los caseros durante el inminente invierno, cuando el establecimiento cierre sus puertas y EL PENDULO 2
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Johnny Carson (tambiénpresentador de los Osear) en su show Tonight. Wendy mira la televisión y la pantalla muestra una secuencia de Verano del 42 en la que Jennifer O'Neil pasea su femineidad en un romántico
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ambiente. lo opuesto del climaque seviveenel Overlook. Y -en todo momento- Jack sonríe. Pero su sonrisa. es, minuto a minuto, eada vez más inquietanteoY no se puede decir más . . .
FICHA TECNICA Jack Torrance Wendy Torrance Danny Hall orann Ullman Grady L10yd Doctor Durk in
JACK NICHOLSON SHELLEY DUVALL DANNY LLOYD SCATMAN CROTHERS BARRY DENNEN PHILlP STONE JOE TURKEL ANNE JACKSON TONY BURTON
Producción y dirección STANLEY KUBRICK Guión KUBRICK y DIANE JOHNSON Fotografía JOHN ALCOn Música BELA BARTOK Warner Bros ., 1980 ; duración orig inal, 146 minutos. 10 I
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(Fantastic Voyage), donde Raquel Welch, Stephen Bovd, Donald Pleasence, Arthur Kennedy y William Redfield eran encogidos junto con un submarino para que navegaran a través del cuerpo humano de un moribundo. Hollywood jamás desperdicia una buena idea, yen enero del corriente año estrenó The Incredible Shrinking Woman (que se llamará en castellano La increíble mujer que se achicó) , filme que marca el debut directorial de Joel Schumacher (libretista de Car Wash y El Mago). Pat Kramer (Lily Tomlin) es una común ama de casa del sur de California y está feliz-
mente casada con Vance Kra- . mer (Charles Grodin), ejecutivo publicitario con quien tiene dos hijos. Completan la familia un perro y una mucama de presumible ascendencia mexicana. La vida de Pat es casi rutinaria hasta que una noche, al acercarse a vanee, lo besa unos centíme1ros más abajo de lo que pensó. Se le caen las pulseras y súbitamente nota que su robe le queda dos números grandes. Con alarma comprueba que día adía se encoge. Su problema radica en la falta de tolerancia para los "venenos" contenidos en productos de uso habitual en la vida moderna como sprays para el pelo. cera para pisos.
colas sintéticas, comidas enlatadas, colorantes y edulcorantes, alimentos sin calorías y desodorantes de ambiente: La increíble mujer que se achicó es, por lodicho, una amable farsa sobre el consumo contemporáneo antes que el relato de suspenso que sugería el filme de 1957. Ambos, por lo menos, reconocen como inspiración la novela de Matheson. La película derivará después hacia el sensacionalismo (o la estupidez) con que ciertosmedios de comunicación enfocan el problema de Pat y la manera desaprensiva con que grandes empresas manejan su producción. Otros personales son Judith Beasley. una vendedora de
cosméticos orgánicos y Ernestina, telefonista de agrio carácter, todas. igual que Pat. interpretadas por la Tomlin. En esta comedia loca aparecen asimismo Ned Beatty, Elizabeth Wilson y Henry Gibson como tres presuntos beneficiarios de las desgracias de Pat. Mark Blanfield interpreta a un químico que buscará salvarla y Richard Baker a Sidney, un gorila sentimental llamado Sidney que tendrá mucho que ver con la acción. La fotografía de Bruce Logan -quiZá por exigencia de los efectos y trucadosluce sumamente granulosa, una apariencia que ha provocado las mayores objeciones críticas junto con la variedad
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David Lindsay
ierrauca del film: si abarca o no demasiados rubros, eso ya lo dirá el público en su momento. Pero hay coincidencias en la eficacia de la labor de Lily Tomlin, una talentosa comediante surgida de tea.tros off Broadway y de la televisión. Ha participado en cinco films, debutando en Nashville (1957, RobertAltman), actuando después en FICHA TECN ICA Pat Krarne r/Juditn Beasley/Ernestina .... LlL Y TOMLIN Vance Kramer CHARLES GRODIN Dan Beame NEO BEATTY D r. Eugene Nortz HENRY GIBSON D r. Ruth Ruth ELlZABETH WILSON MARK BLANKF IELD Rob Concepció n MARIA SMITH PAM BELLWOOD Sandra Dyson Tom Kelle r JOHN GLOVER Logan Carver NICK HORMANN Lyle Parks J. McMULLAN Beth Kramer SHELBY BALlK Je ff Krame r JUSTIN DANA RICHARD A. BAKER Sidney Prod uc ci ón HANK MOONJEAN JOEL SCHUMACHER Dirección Guión JANE WAGNER Fotografía BRUCE LOGAN Música SUZANNE CIANI Universal Pictures, 1981; duración orig inal, 88 minutos 12 I
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Un viaje aArturo (A Yoyage to Arcturus) Traducción de Mirta Rosenberg Adiax, Buenos Aires, 1979;
316 págs. Desde Que este libro apareciera en 1920, se haido creando toda una leyendaen torno suyo; en parte, ella ha sido auspiciada por elpropio autor, Quien profetizaba Que su obra no tendría ningún éxito, pero Que por lo menos .habría de leerla un hombre por año. Poco tiempo antes
kull peregrina por toOO remanee. el único planeta ele Muro, y en cae.ta etJpa alguien lo guia: estos guias se van sucediendo lJ'lOS aotros. y amedida Que se van dando elreleeresulta claro Que representan otras tantas estaciones de un itinerario enatco hacia la visión final. qee se supone habfa derrosre a "ísis sin velos", la verdad ele Mllspel, el lundameoto melatisico ele lo real. Como el
caracter simbólico de los CliStintos guias eS;:lIrilUales es ba:st:nIe evidente. Y hay nas de tn1 docena ete ellos. lo eocc QUe reconIorta al leCtOr es la barroca lanI3sía con QUe el autor CleSCribe paisa¡es surrealistas y lor-
mas de vida reerreote ena nas. Sin duda. lindSay po-
sea una imaginación superioral común de los actores de su tiempo: por momentos parece un Stanley Weinbaum Que hubiera perdido el $31'10
reansro
Ill)lleélT'elQ'lO, pero nocabe etucIa ele QUe rTllChOS autores ele cienCia fiCción popular deben retesaQueado sus ideas. de manera bastanleingrata Conlodo. lasucesión de avenluras. visiones y apariciones de pesonaes simbó· neos. mascaras QlIe van cayendo una tras cea hace bastante teoosa la lectura. y el libro cecee Ufl ceno malestar angustiOsO. propio deldiscurso del inconsciente colecliYO julguiarlO La lilaSOlía ocultiSla del libro respOnde a paul3S orientales. con lo cual no sorprendef¡1 QUeel Deseo sea el origen de lodo mal, y el verdadero ITMJndo se asemeje a un Nirvana ~ iado por lailusión sensible. En particular. la visión Que el autor perece erer de lo lenle!1ino es decididamente odiosa: todas las muo eres ue salen al paso de Maskurr son t ñürs. Jezabels
EL
PEroJ..o 2
J 13
miento vertical de lasclases sociales tasa el extremo de que los oficios YPfo!esiones
entrega la ciencia y el progreso. pero en una suerte de
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La barrera revolución blanda: el atajo ~ 01 ..... .....-.. son ordenes cenaaas too haevitado dos guerras mununa estruclOO casi mililar. diales. el hOlocausto de los Roberts se detiene especial- campos de exterminio. el mente en la descriptión de potenciar cataclismo nulosSefraleros. encargados de clear ... Creo que e1libfo liene delas comunicaciones a fravés de códigos cifrados rransmi- sequiJibOOs morías y e1lilidos mediante semaforos si- nal es visi blemeflle lorzado. milares a ros de lared ero- En latrama no esta implícito viaria y que gozan de cierta el mecanismo que oevuelve aularQlJía. el río a su cauce. la utiliza· El escena general podria cién del Pueblo del Brezal o ":-.,--=.,-----j representarse como un no Hadas como hilo conductor rQue salede madre.encuentra del ritomello no tiene el suunnuevo cauce, corre por él gestivo y rmgico sabor que durante un tiempo, pero te- el autor hubiera deseado. El mina retomando su va natu- segundo y el tercer relato no ral en aloÜll IU9ílf del ca- están a la altura de Jos eros: mino. A ditereooa de la no- carecen de üerza y si bien vela de Oick. mencionada aportan datos iq>ortantes en C:::";:"---.,--:-:-i mas arriba. QUe secaracterila lomo a aspecios relevantes r por mostrar un mundo en el de esa sociedad como la Inque el eje ha ganado la 11 quisición y los Sertaleros. no Guerra MIJI1l:hal y Que se cie- se integran y resienten la rra con una relerencia a unidad. A pesar de los reparos exnueslrO universo deSde el 3ngulo de la fic:tión litema. ceses. la obra se lee con Pavana. en un epílogo ce- tacili<bd. Prctlablemente se nominado "Coda", propone discuta. se relea 'f se una suerte de reoniliCaciOn Sergio Gaut veI Hartman del "ujo hiSlOrico. La iglesia
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I::.l PUcu.o l
Jame. Tlptree. Jr.
al aburrimiento, est1lograda con la descripción minucesa. la obseMCion miCfOSCOPica de comportamieetcs y bes COIidian(lS.
Y George R. R.
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reza". que originalmente daba tñulc al libro, es ", cuento I3ntasticO "con s rena". Se nrt3 lfU:!lO al lono de Ray Bt3dbuy, y cae
nu;h;J;Il:I misIeriosa), CfE9ldo lJlíI llensíCJd QUe: no al-
canza a lr.IcIurarse del lodo
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lal.uzdeGeorgeR R. Martín y de En la dmadef mundo de JiJneS Tiplree .Ir. {Alice Sheklon). .FIbaS dadaS aro-
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nocer en caseuaoo en 1979
en UOi1 pcesa erTll3\al;1osa. de roomticismo trivial. En él
suena lan poro YerOSimil la existencia de sirenas y tritores como el dia1000 de la pareja ht.mana prOlagOnistl predes/inada al MI"lOf mutuo desde unprincipio. En los eeeos retaeionadas di~e con la ceca lilX:ión hay tres r'ta barrera", "Y los cielos se abrieron" y "La caricia de tu mano'" que resultan de eetura trabajosa, Eso se debe a que han sido encaradOS con una estructura namIliva de disperso DaITOQUismo. donde se intercalan sin soltriOO de continuidad el avance del suspenso con las eercaeees y el intenlo de desarrollo de una personalidad determinada o de una reaeco alediva. "La otra Celia", "El seflor ccsenc. térce" y " U~ chica con todo" inlegran en cambio, con "Un dehlo para el sel'lOr lIewellyn", un certelo de relatos dignos de ligurar en una antologla de lo mejor de Sfurgeon. El primero repite la descripciOn minuciosa, hipnOlica, de comportI11ien!os mínimos (eneste caso losde t.I'l voyeur de pensiOn, yuna
Mariln: ¿Qué pasa con la novela de ciencia ficción?
por la colección
Nebutae.
ptanlea alQur10S intenll!JMlleS ecerca de lasituación setual de la rlMIa de ciencia lic:ciOl'i. TiITlOie'l reeta dife. tecas entre el enfOQl.l! del campo por parte del a1icio~.t nado O la enlica nortearreif' ': cana (~ siguen siendo eementas influyentes en la dilos relatos QUe: encaran le- fusion de aliores en otros ITBS viSteralmente re(X.l1si· paíSeS) y elque cara:ieri.z3 a vos. relacionados con el le- OOIedOf de estas IalitLJ1es. rror orgánico. Aquí se Irala En terminos gererales. de Lna esoece de paraSilo puede afirmarse que llaStI desln.dor extralerTeSlre QOe: rece Lf'IOS QUince aflos los anida en el interior de los gustos e irdinaciones ccmseres tunanos. Es tJ10 de cidian en arecs grupos de lostanlos a..eoIos QUe ~ lecIores las obras publicade haber sirJo tomados en das por la revist3 MásalJa y wenta para la cuidadOsa por las colecciones Nebulae construeeion del film Alien. (en su primer epoca) y sobre S!lwgeon logra una auténtica lodo Minotauro, no Sólo SÍhalaña lécnica al ir expli- guen siendo recordadas rocando cada paso 001 relato mo clásicos por Cl2lquier con precisiones anatómicas aficionado o lector illlermiy biológicas convincenles, tenle del géOefo, sino Que que atmentan la dimensiOn admilen ademas larelectura AÚIl.para un adido al gédel horror, en vez de atenero. los más recentes nuarlo. Aunque pUblicado por Quince o veinle Iilulos publicactos por esta última coleeprimera vez hace más de dos cien se revelan notoriamente décadas, La barreray otros relatos consIituye tJl aíra- inleriores en su conjunlo a yente vollfTleO de Sfurgeoo. los Quince o veinle primeros. perIeoecieole asu época ca- Tal ve.z esto sea explicableen por las relaciooes consea, y ayuda acompletar con parte lIidivas que la ciencia tent.l!YOS rasgos la imagen de ciOn, como lodo génerO, su obra IOIaL mantiene con laliteratura enf Mof. GandoIfo. general. En el momento en
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f-...,--,,-...,-- ;--:-r:-:-::=:::-::::-:==-:-i con t.I'lfina llJadiciomlmente
""""<XI . "El se'IOr CosteIIo, héo
roe", pertel"leCe al grl()ll de cuentos de Sturgeon claramente destinados a exponer lJlíI idea general precisa. en este caso latacilidad con QUe: kJS gn.oos """"'" . . ser IIeYados a la diSCOrdia
inlema medianlelasospecha Ylacah.fmiasabiamente doSilicadas. la aleQofia lisa y llana en que caen otros retatos con "mensa je"es evitada aquí mediante el empleo 00 t.I'l narrador más tenlo que el lecIor y los personajes QUl Io rodean, y que consigue rablaf con su prO(lia voz. No es ditlcil ver en las adividades 00 sembrador de cizana del sefIOr Costello una alusiOn a las 001 senador McCarthy, creador e insligador 00 la "caza de brujas" contemporánea en Estados Unidos. "Lkla chica con IOdo", por úllimo, constituye t.I'l sólido e"1o deob1laceta de
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Da
MUNDO
Péndulo 1) como la novela de George A.A. Martin, Iueron en losúltimosanos apoyadas fervorosamente por premios y buenas venas. Y ambos han sido considerados como autores Que iban "rrés al~ " de los limites caseos de lacienciaficción, Que el intento de superaciónexiste en los dos libros. es evidente. aunque también. por desgracia. ese intentono se concreta en obras logradas. El problema parece residir en la falta de reschcén de un problema con el Que ciencia ficción, ¿Cómo eQuisiempre se enfrenta el gélibrar. dada cierta extensión. el tratamiento de los perso- nero: loselementos emanes najes con el del entorno? ¿O Que entran en contradicción el delas scoocas humanas con los elementos reconocicon el de las extraterrestres? bles, la fractura entrela des¿O el estilo con Que SP. narra cripción enciclopédica y la literaria Cada una de lasdos con los inventarios de paisaobras parece representar la jesO sociedades? dificultad en una zona disTanto la obra en general tinta: Muerte delaluz, enla de James tunee. Jr. (Véase descripción depaisa jes ysola critica de Carlos Gardini en ciedades; En la cima del
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convicción de ese mundo re- treel sin rozar la madurez cura que caracteriza a obras imperlectas. como algunos sioe justamente en las emo- Falta incluso esa veta de lo- mucho más desordenadas e cuentos de van Voghl. y falta fur¡damer¡talmente, un trabaciones de esos seres. Se josobre e! ler¡guaje. para que acercan demasiadoa una reéste se nansonre en un mepresentación dulzona de dio tansoarere en vez de un emociones meramente huestorbo: la cantidad de palamanas, l o extraño reside bras "creadas" es en ambos sólo en la descripción excasos abundante y de caracterna de los seres: en sus ter neutro. Aunque ninguno relaciones afectivas y reacde los dos caiga en la acuciones ante los estimulas exmulación de términos o neoternos. se acercanpel igrosalogismos de origen téCnico menle a las rreiosicades de (aquí son rMS bien POétiUl'l largometraje de dibuiOs cos), el papel estratégico de anirraoos de Walt Oisney: el esas partículas sigue siendo incenec del mundo por un elmismo: el de cascotes esnOestructor Cósmico recuerda -=:=" I usncos en los que el lector en su desarrollo al incendio no aficionado írooezaura y cetbosque en 8ambi. otra vez hasta abandonar Si algo une a los dos texdescorazonado la lectura. tos, tan distintos en otros asreafirmado en su rechazo hapectos (el estilo de Martin es cia elgénero, más trabajada. upnee hace Para regresar alo de! prinavanzar con mayor energía el cipio: el favor incondicional argumento) es laimposición del que gozan algunas novede ciertos límites a la interrelas dentro del público arlglolación entre tos personajes y sajón estada vez menos una la realidad. limites que paregarantía de calidad o interés, cen del imitar un cúmulo de tarifo en el plano del trataanhelos y temores infantiles miento literario como en el y adolescentes, un vago rode las ideas. manticismo sentimental (en Martin) o aventurero {en TipEdua rdo Dooner
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El F'EN0Ul02 /11
No es fácil integrarse a otra sociedad. especialmente si esa sociedad no es hUTT1iJT1d ni funciona según las leyes biológicas y {(sicas que conocemos.
EN UNA TIERRA
DECOLO CLAROS Ilustró FATI
En lUla lie1Ta de colores ddro:s y de cuentos, en coman:as de horas luminosas, donde el suelo viste lUI ropiJ)e de g lorld Y lUI murmulfo de {lores musicales; en bosques donde la primdueta muestra a medias el rubor de su 58t1bIarJJe dulce. ;.mm a aguas atentas a suspiros de amantes, ¿hdy acaso W1 sitio para éstos ?
SW1NBl.JRNE
dos en el suelo? O esos péjaros. los maagpi. qu e construyen los nidos en el aire y se turnan para sostenerlos. ¿Por qu é las nu bes regular· mente se curvan formando arcadas? Estos son sólo los misterios más evidentes. Y a su vez cada misterio oculta un misterio. Supongo que todos son explicables reoooelmente. hasta previsibles. Pero no para mí. Lo qu e más me preocupa en este momento es: ¿por qu é los espejos de Kaklor V nunca reflejan lo q ue tienen delante?
las formas de las cosas irradian sus propios mensajes, Aquf en KakIor V muchos objetos En cierto sentido mi posición es ridicuIa. tienen una UTadonaIidad pertwbado<a Esa Grecíes ala meeanoItipnosis puedo hablartres montaña a io lejos (Ungdooor, creo que la de las lenguas más importantes de KaJdor. llaman), ¿por qué tiene que perecer una """- Pero no capto ninguno de los matices. engo mide cabeza abajo? O tomemos este bosque , el m ísmo problema pera beblar español) co n árboles de hasta tres metros de diáme-. Los terrestres tendemos a creer qu e el len tro . . . ¿por qué todos tienen que estar tumba- gua je es siem pre intencional. que las frases son
rr
ecuaciones q ue de notan operaciones. órde- Me he acostumbrado a sus diferencias a natónes, sensaciones; que las palabras quieren de - micas. Su extrema flexibilidad. física (una ca ni siquiera en la racterística que ella compa rte con la mayoría cir 10 que dicen. Pero no es Tie rra, y mucho me nos en Kaklor. Aquí taro - de Jos kaldorianos) todavía me ad mira. Perebié n las palabras son inte ncionales. pero sue- cíera qu e no tiene hu esos. especialmente e n len e m plearse co n otros propósitos. Jos brazos, las piernas. el cuello. Puede girar la Las palabras se usan e n forma extremada- cabeza 180 grados y mirar directamente hacia mente o blicua. Supongo qu e para ellos todo atrá s. Le he pedido qu e no lo haga en mi prees muy lógico e inevita ble. No es imposible sencia. a pre he nde r el significado de la mayor parte de Te ngo bu enas razones para creer --aunque las conversaciones. Lo tedioso es el trabajo todavía no 10 he verificado- que sus estructuq ue implica. Porque est e gran esfuerzo hay ras sexuales, ocultas bajo la vestimenta., son que hacerlo con todo; nada resulta fácil nada similares a las de una mu jer terrestre. ¿Alguna vez lo confirmaré con una expepuede darse por sentado. Tal vez eso e xplica. el elevado promedio de riencia directa? No debería pensar en estas disfunciones emocionales e ntre Jos tnterec- <<=S. tuentes. Tiene un rostro largo y oval delicadamente arm onioso, bello si lo juzgamos con pa utas Los pro ble mas de la exploración extrete- terrestres. Tiene un vago aire de e urasiática. rrestre son sie m pre los mismos. Primer pro- pero. irónicamente. e n la Tierra no la consideblema. cómo conservar el pellejo. Segundo rarfan "e xótica" . Podña pasar inadvertida en (pisándole los ta lones ). cómo conservar la cor- una multitud Excepto por su andar. desde dura. La incertid umbre tiende a maximizarse. luego, que es sinuoso, fluido. e ntre revulsivo y El mayo r peligro en un planeta extraño bien e xcitante. B aspecto de l.anea no me molesta. Al conpodria ser la ansiedad. trario. Pero la mente de Lenee .. . Supongo que entender a cualquier mujer es El peor es el shock cultural. Una sobrecarga de novedades es intolerable. Uno tiende a des- imposible. ¿Pero qu é hace uno con una mujer conectarse, a dejar de registrarlas. o a registra r- de otro mundo? [Nede, por su puesto! De cualquier modo, las de prisa y sin atención . La inicia tiva ta mbién es afectada, cala mito- ¿qu~ inter és puede tener Lenee en mr? Para sa mente. Ha y de masiados impo nderables pe - . ella debo de ser un monstruo. tanto en apara te ne r e n cuenta, demasiados cursos de ac- rienda como en mentalidad. ció n e ntre los cuales elegir. y siempre sobre la base de una Información insuficiente. Doemiche es un cincuentón (a parenteSe sufre una parálisis de la voluntad Se mente). un hombre esbelto y e njuto de gran Uega a un punto e n que es imposible decidir si dignidad. Yocupa un sitlaI en el Consejo. Hoy hacer huevos fritos o hacer huevos duros. vino aquí y trató de advertirme sobre algo. No Todo debe detenerse mien tras se toma esa sé sobre qu é. Pese a tod os mis esfuerzos, y Jos decisión. Y una vez que la ha tomado, uno está SUYOS. no pude entenderle. No parece estar demasiado exhausto para comer. pensando en ningún peligro espedfico; sin embargo no puedo creer que un hombre de la Yo pensaba qu e explorar un planeta ex- inteligencia de Doemche se preste a perder treñc sena como ver una pe1rcula muy rara. tiempo y esfuerzo en una dec1arac:l6n general Estaba preparado para eso; pero no ha bla sobre Jos peligros del mundo. tenido en cuenta que yo seña un actor, no un No he visto indidos de peligro. ¿De qué espectador. estará ha blando? Doemiche es tan alambicado que podrra Hoy vino Lenea para ver cómo estaba O al estar hablando de cualquier otra cosa. No seña menos presumo que vino para eso. Su presen- la primerll vez que ocurre. Es uno de los vW:ios cia me resulta tu rba dora y confortante a la vez. de este idioma.. Si uno no pesca una de las
ase.
20 I EL PENouLo 2
palabras o inflexiones clave, el significado se altera drásticamente. Las frases que empiezan con cierta co mbinación de vocales, por ejem p lo , no deben tomarse litera lmen te. Su propósito es elípticame nte metafórico. Así que tal vez pasé por alto una sutileza del serm ón de Doemíche. Dios sabrá cuá ntas cosas más pasé por alto y sobre qué premisas erró neas estoy operando aquí. Aun así, ojalá supiera si hay un peligro específico o no. Vivo en una casita blanca a siete u ocho kilómetros de la periferia exterior de MoreL El gobierno me la construyó cu ando vio que no me sentía cómodo en la ciudad. La edificaron como una casa de la Tierra, copiándola de una foto que yo había traído. Yo no lo pedí; elloslo hicieron por propia iniciativa, para sorprendenne y complacerme. Al principio me pareció un dudoso cumplido. Me pregunté si no estarían intentando, con infinita cortesía, exiliarme , aislarme en mi ex trañeza. Pero ah ora no creo -.¡:.:e el propósito fuera ése. En este lugar co nocen la añoranza; muchas de sus canciones y cuentos habla n de eso. . Así que me co nstruyeron una casa exactamente igu al a un bungalow de Nueva Inglaterra . Hasta que uno estudia los perfiles y los ángulos con más atención. Enton ces no se parec e a nada bajo el sol. Me he acostumbrado a ella. Anoc he empecé a entender la conversación de las flores. Hay que esc uch arlas con mucha atención. Sus voces so n suaves (como era de esperar) y tienden a ser mon ocordes. No pued en pronunciar la " d", 1a"t" ni la "r". Expresan varios sign ificados sutiles modulando el volumen. Usan intensivamen te el silencio (pa usas y des cansos, co mo en música ) para cubrir un radio adicional de sign ificados, igual que los kaldorianos . No sé có mo produ cen los sonidos, ni quiero saberlo. Ya sé de masia do. Tradu ciré y transcribiré una conversación entablada en mi jardín hace apenas dos horas , entre algo que parecía una rosa y algo que parecía una aza lea.
ROSA: ¿Cómo estás hoy?
A1.PJ.J:A: Muy bien, gracias. ¿Y tú? ROSA: Bastante bien. ¡Si tan sólo lloviera !
A1.PJJ:.A: Seña grato que naviera. Adoro la lluvia. ROSA: Yo también. Especialmen te las lluvias suaves. WJ>J..EA: O h, sin duda son las más bonitas. . Especialmente cuando vienen con un poco de viento sur. ROSA: El viento sur las pe rfecciona, por cierto. ¡Cóm o adoro la lluvia! AzAlFA: También yo. Aho ra vaya desean-
"''' ROSA: Ha
sido muy grato charla r contíqo otra vez. AzAlFA: Ha sido un gran placer. Gracias , y que crezcas con buena salud. ROSA: ¡Que tus hojas se extien dan! [Adiós! A1.PJ.J:A: ¡Adiós! Eso es lo que dijeron , literalmente. ¿Qué inferencias habría que extraer de ello? En un tiempo habña llegado a la apresurada conclusión de que las flores tienden a ser dulces . simples, amables. Ahora lo ignoro. ¿La charla fue tan trivial como me pareció a mr ¿O esta ñan haciendo el amor con palabras? Este planeta desborda de fenómenos. Pero no sé lo que significa ninguno de ellos. Y cuanto más tiempo estoy aq uí, menos sé. Ingresé al Primer Cuerpo de Exploración Extraterrestre como voluntario. Todos éra mos muy jóvenes e idealistas. No podía co ncebir nad a más noble y elevado que la misión de explorar los planetas, establecer contacto con otras inteligencias, trabajar en busca de una mayor erm on ra y cooperación. Ahora no me tomo esas cosas tan a pecho. Pero entonces era un fanático. Aprobé todos los exámenes, y estuve entre los primeros mil que fueron a otros mundos. Nuestras naves eran pequeñ as. No eran lugares para v ícír; eran capullos pa ra hibernar. Nos desparramamos por el espacio co mo semillasesparcidas en el viento. Bien, desparramar no es la palabra exacta; teníamos ciertos objetivos, más o menos. Las naves estaban construidas para dirigirse a va rias estrellas con sistemas planetarios, para exami nar los plane tas según diversos criterios, EL PrNlXJLO 2
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• cha, casi calvo, co&érico. incoherente en su exasperación. Pan WoIfing era el mesomorfo, un hombre vigoroso de estatura media, rasgos era inadecuado. ené>gicos, seguro de si; cortés, con la grada Los o ptim istas pensaban que la mitad de inconsciente de un adeta aun en sus gestos nosotros quizá viviera para ver un mundo ex- más mfnimos. Y Eliaming era el ectomorlo. traño. si teníamos mucha suerte. nervudo e intelectual, brillante y errático, viejo Sus pi edicdones no nos jmporteben, To- y anü\ado al-..otiempo. mábamos esa misión como una auzada. los cuatro habian venido, creo, para beVeinte naves estaban a puntadas hada Kal- cerme comprender el peligro que me amenadar V. Aparentemente la núa fue la única que zaba, algo relacionado con vientos nocturnos, negó. y para hacer evidente ese peligro pese a las ¿Por qué yo? ¿POI" qué no ninguno de los ctificuItades ktiomá. - Complementaban otros? ¿Murieron los diecinueve en el espado? mutuamente sus explicaciones, se jnterrum¿Enlonces cómo lJegué aquf sin mddentes. de pan uno al otro para dartficar ciertos detalles, acuerdo con la bttácora automática de la na- introdujeron una reseña histórica, discutieron ve? Esto me parece estadísticamente improba. sobre la relevancia de varios acontecimientos b1e. recientes reladonados conmigo. EJ resultado Parece más plausible qu e algunos de los fue caótico, inquietante para todos, poco ínotros sr hayan llegado, que estén en otras par - formativo, y absolutamente inútil les de KaIdor, que hayan pennaneddo ocuItos; o . más probablemente. que las autoridaDoemiche me visitó, se quedó apenas un des los hayan &qu;dado o los tengan mcomu- momento, me pidió que asistiera a una impar. nicados sin qu e ninguno de eh lo sepa. tante ceremonia o festividad en la ciudad denNo sé qué harán conmigo. Doemkbe habla tro de tres dras. Parece algo más que una de peligro, y estoy empezando a creerle. invitación casual, así q ue asistiré. Empieza mañana al amanecer. Alguien vino en la noche Y me de}6 un reAnoche habra una brisa cortante, la primera gale en el umbral Es una estahriIla de unes seis que recuerdo en algunas semanas. ¿Será ése pulgadas de alto, talladaen una lustros> pie<ha el viento nocturno al cual aIudran? roja. La artesania del taDado es -exquisita. La pieza es muy estíJizada; no logro diferenciar si !.anea dijo que vendña esta mañana. Es es masculina, femenina o neutra. Los pies de mediodra Y toda... no ha Uegado. Podria USM la estatuiDa están cubiertos por hebras metáli - la red de comunlcad6n interurbana y hablarle. cas plateadas. Pero en realidad no entiendo cómo funciona la pondré en un sitio de ho nor de mi repisa.. Ia <ed. Ojalá supiera quién me la dio. ¿Doernic:he? O podña ir a verla. Pero ella vive en la ¿Lanea? No creo que ninguno de eDos ecos- dudad interior, un laberinto de eaBejones lumbre deiar regalos anónimos en la noche. (como la Cesbbeb de A>ye!). No sedararo que Quienquiera me lo haya dado, me a1egro el me extraviara. Además, no me siento capazde corazón. Lo consideraré un regalo de Navidad. tanta iniciativa, aunque ansío mucho verla.
para despertar al expl<xador si el planeta era viable, Y luego a terrizar. O para dejarlo hibernar y viajar a un blancoalternativo si el planeta
de KaIdorV. Ioloy "'!l'e5Ó Doemiche, 000 otros ... miembros del Consejo. Me """'!J""Ol unas tres horas. Todas vesaen la túnica cetei 1101'üal, supongo que para destacar la seriedad de la ocasión. Costaba tomarlos en serio; los tres qu e acompañaban a Doermche paredan elegidos para ejemplifica,. los sometccpos básiros. Grandinang era un endomorio rechonZ2 , EL PlJoU) :r
A primera horn de la tanle escecbé de 8ores. (¡Qué &ase tan descebeDada!). Puedo entenderlas mejor que a bs • kaIdorianos. La -.cnn del lenguaje es més sendl1a.. LIs flores no dk.en muchas cosas significativas, pero al menos puedo COlIIpre:lw;ler· las. Lo cual q uizá. demuestra que mi comprensión está en un nivel vegetativo. Esta vez tenlan algo que decír al ma<gen de
nuevo a las
EL PENou.o 2 I 23
las trivialidades de costum bre. Repito la charla
para no existir nunca más. textualmente. usando equivalentes terrestres SICOMORO: No posees la verdad. Tu mé para las diversas especies: todo consist e en pensar la peor posibilidad Y N.AlEA A RChA .Ouende. qu é bien luces luego expresarla, con la esperanza de que hoy! no se cumpla. Pero ésa es sólo la voz de tus ROSA: ¿Te parece? Me siento pésimamente. temores, nada más. AllJ..EA: Podría dec irte más, pero creo que N.AlEA : Luces increíblemente jove n. ¿Qu~ alguien oye nuestra conversecíón. ha sucedido? ROSA: Bueno , es casi el momento de mi ROSA : ¿Cómo es pos ible? Estamos solas farqha r. (Esto pa rece aludir a un importa nte aquí. AllJ..EA: Solas no. Ha y un animal muy cambio fisiológico.) Es ho rre ndo. N.AlEA: ¡Pe ro excitante! cerca de nosotras. $lCOMORQ (soltando una carcajada estriROSA: (desd eñosamen te): Supongo que si. pero he sido tan felize n este jardín. dente ): [Pero jos animaJes no nos entienden! ¡NI siquiera se e ntienden entre ellos! Es N.AlEA: Puedes volver cuando quieras.. ROSA: Nadie vuelve. ¿Te acuerdas de la lila? bien sabido que los a nimales no pu ede n Juró q ue volverte por lo menos una vez, nos poseer inteligencia AlJ>J..LA: Yo no estoy tan segura. Este aniprometió conta mos cómo era. N.AlEA: Quizá. venga mal ... ROSA: No , no vendrá. Lo haria si pudiera, ROSA : [Cuelquíer a nimal es igual a otro! AllJ..EA: Tengo mis dudas. Preferiría espepero sé que no puede. SICOMORO: (interrumpie ndo. hablando con rar a que se haya ido. RosA: ¡S upe rsticiosa! una vozc uriosame nte aguda): ¡Eh! AZAUA: Querida, no creo e n animales inteRosA: ¿Me llemabes e'mr? ligentes, pero tengo miedo. Sí, y también les SICOMORO: Sr. a ti. Tienes miedo del farqtengo lástima har. ¿verdad? S!cOMORO: ¿Por qué? RosA: Por supuesto. ¿Tú no ? PllJ..EA : Por muchas razones. Pero ante SICOMORO: En absoluto. Te ngo fe. todo por los problemas que sufrirán pronto. ROSA: ¿Fe e n qué? ROSA: [Los animales no sienten dolor! SICOMORO: Soy un adepto de l culto de NiAZAUA: Tal vez no. Pero suponte que sf . . . mosim, espfritu que habita e n todas las criaROSA (sombrternente) : Sr. serta terrible. turas con raíces Pro nto soplarán los vientos nocturnos, y el N.AlEA (e nfadada ): ¿Y qu é te enseña tu fe? mundo tenninará. S ICOMORO: Los adeptos a Nimosim creePllJ..EA : ¡Vamos, no es tan terrible! mos que existe un espíritu divino en todos RosA: Es bastante tenible. Ahora dormiré. los vegetales. Creemos que después del farqhar vamos a un lugar IIamado l.ñ, donde Bue nas noches. AzAlEA: Buenas noches. el suelo es transparente. el viento sopla StcOMORO: Buenas noches y gradas por sie mpre del sur. y no hay ratas que nos esta charla encantadora destruyan las raíces. Hay arroyos de agua cristal ina en ese lugar, un agua nubitiva qu e De mod o que a un entre las flores ha y a teos y nu nca puede pudrimos las hojas. En Lü se creyentes. Es bastante aso mbroso . A menos, nos concede el don del crecimiento infinito desde luego, que yo 10 haya imaginado todo. Eso temblén sería asom broso. Pero de una sin fastidiar nu nca al prójimo. Hay much o más. pero el resto sólo puedo revelarloa un manera diferente y más ominosa. adepto. RosA: ¡Qué hermosa es tu religi6n! Almorcé YLanea aún no había Uegado. Me 1'ZA1.fA: ¡Qué disparate! Después del /=1- recosté en el sofá y me dormí. Tuve el sihor. te transformarás en leña, nada más. guien te sumo: SICOMoRo: ¿Y mi espíritu? Estaba caminando por una cane sinuosa y N.AlEA: Perecerá contigo, desaparecer!s empedrada en una aldea antigua. Dos persoZ4 I
EL. PENolI..O 2
nas salieron por la izquierda Yse me ecerceron. Quise hacerles una pregunta. Paredan temerosas de mf; dieron media vuelta y corrieron. Las persegu{. deseando expresarles mis buenas intendones. Pero se negaron a escucha rme, coman más aprisa, alejándose. Luego llegu é al centro de la aldea, y bebía una gran hoguera e n la plaza, Y creci6 hasta ser más alta que la Iglesia. Pero no se ntf calor. Lu ego despert é, temblando , austado, empapado de sudor. La nea llegó un momento después.
En verdad, todo ha salido bien. Ha salido a las mil maravillas. No sé qu é me contrariaba tanto. Me asombra releer mis propias notas. Parece n literalmente escritas por otro hombre. S upongo que debería e xaminarlas con más a te nció n, tratar de dílucíder cuá l es mi problema. P ero e n es tos dfas no tengo tiempo. Estoy constantemente ocupado. El cargo de veedor no lo elegr yo. Pero aparentemente eso soy ahora para ellos. Me a presuro a aclarar que no estoy d- acuerdo con esa conclusión. El hecho de ... 'e haya atravesado el espacio vado no es pril ! fode evidencia de mi superioridad. Pero ellos no lo ven esí. De esto no hay anuncio público, desde luego, nada en los periódicos ni e n la radio . No, sim ple me nte se nota en el trato que las personas tienen conmigo . Aquí hay mucho trabajo para hacer y poco tiempo para hace rlo. Estoy orga nizando las cosas como mejor puedo, pero todavía hay m uchos detaUes q ue ignoro. A fin de cuentas 00:.' un extraño. La m uralla oeste es todo un prob lema, y he estado concentrando mis esfuerzos anr. pues la fuerza que nos amenaza atacará primero esa m uralla. Por lo tanto, te ndña que ser proporcio nalme nte má s fuerte que las otras. Pero no lo es. La reforzamos con mamposte ria, cemento, ladrillo. Tie ne que resistir ese primer embate desaforado de los vientos nocturnos. . Ahora quiero dejar esto aclarado: los vientos nocturnos son vientos verdaderos y podñan sortear fácilmente la muralla oeste si lo desearan. Pero no lo desean. No desean merame nte dominar , sino dar un ejem -
pIc. Por lo tanto aceptan la noción de un duelo reglamentado y reconocen su derrota si infnngen la ,eg\a. La regla: para ganar tienen que horadar las murallas. Sitas m uraDasresisten, han perdido. Co nstruyo m uchas capas. Tod os concuerdan en que es el mejor sistema Lan ea, mi esposa, las ha examinado públicamente y ha callad o. Este es un honor que rara vez se conquista. Apart e de eso, he vivido una vida normal, Me enorgullezco de mi coIecd6n de uñas, que seg\1n los expertos es tal vez superior a la del Gobernante Oculto. Todevíe necesito terapia de vez en cuando para la eliminación de obsesiones. (En eso soy como casi todo el mundo.) Lenee es tan bondadosa que me permite servirla. Que me deje lavarle los pies tod as las noches es una prueba de su a mor. No sólo eso, sino que me ha consentido tomarlo por costumb re SÍn atormentarm e a diario con la posibilidad de una negativa También ha sido bondadosa en otros sentidos. Me tomó la mano durante la ceremonia de mutilación, que en verdad no fue tan dolorosa como había temido. Me ha humillado delante de sus pares. Hasta sus padres han llegado a ultra jarme; yo no había esperado tanto. Supongo que me ama as{ porque soy una cria tura de la Tierra y por 10 tanto deleznable. Pero eso ya no me importa. Soy muy feliz sinti éndome deleznable, especialmente con tando con la ayuda de una esposa como Lenee, No creo que pueda abrigar esperanzas de conservar su amor mucho tiempo. No soy más que un hombre. Supongo que me venderán como a todos los demás a los prostíbulos pü blicos, donde IIevari una vida de rigores, exenta de afecto. O talvez suceda otra cose, tal vez me destierren, tal vez me e mpalen. ¿O un destino más leve? Los hombres tarnbí én tenemos nuestras leyendas . Entretanto, hago 10 que es necesario. Apilo ladrillos, usando mi cola como contrapeso más que como tercera mano. Martillo el cemento con la frente. Extiendo la nariz en el aire, tratanda de detectar la cercanía del viento del cambio. y lo importante es esto: soy feliz, soy maravillosamen te feliz. Supongo qu e afirmarlo es EL PENDULO 2 I 2S
superlluo. Supongo que c:uaJqu;er.. que lea esta crónica comprenderá. cuán feliz soy. Pero siento la necesidad de repetirlo. no obsesvamente sino como un himno. un cántico. Todavía estoy en contacto, como veis. Sé que soy un terrestre, sé que estoy en un planeta extraño. Pero también sé en Qué me he convertido, absoluta y afortunadamente. es decir en un kaJdoriano. Quiero consignar todo esto para tenerlo presente, por si Deg¡ua a oMdarh
He re leído mis notas, he recordado. y sien to un miedo espantoso. ¿Qué diablos me sucedió? ¿Por qué escribí ese disparate internar! Estoy sentado en mi casa de KakIor. Es un día brillante. Estoy sentado en la mecedora No me tiembla e l pulso. Oigo el silbido de la tetera en la cocina. (En Kaldor tienen teteras pero no tienen té.I Veo motas de polvo en la alfombra. y veo las ventanas, sudas., pequeñas, bañadas en luz. En la """"" hay una estatuiDa roja. Esto también lo recuerdo, Y lodavía tengo m íedo, M. guslaJfa entender qué ocurre, Algo debió de sucedenne en la última semana, que es el peñodo que a barcan mis últimas notas. Algo debió de sucedenne, porque ese tiempo transcurrió de veras. Debí de estar en alguna parte ... equí'en mi casa, quizá, donnido o en coma. O quizá fui esa persona que describetan exaltedemente. ese mequetrefe masoquista. l.anea pasó antes por aquí. Me trajo una lata de jalea hecha por su abuela. la jalea es muy bu ena aqui la probé con galletas ltienen 90Betas en KaJdor) y conversé con ella sobre la semana pasada. EDa desvió la cara; se negaba a miranne a
Ioso;os. -Más va le no pensar en esas cosas- dijo. -Eso lo sé, caray -repliqué-. Sólo quiero saber si sucedió. ¿De veras me transform é en una criatura co n cola? -Piensas demasiado -dijo Lenee-c-, y eso es maJo para cualquiera. ¿Quieres salira cernínar conmigo?
--Primero responde a mi pregunta. EDa entrelazó las manos en ese gesto blando y revulsivo. Desvió la cara. Al cabo de un momento noté que le temblaban los hombros :zrt, I
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y supe que estaba bando. Me acerqué para consolarla, pero ella se volvió furiosamente Yme dijo: -¡Eres de otro mundo y eso excusa muchas cosas. pero a veces tu conducta es indigna de un ser inteligente! T ret é de abrazarla, pero me apartó de un empellón y salió corriendo. or sus pasos en la calle Y no mM de seguirla. Me senté solo en mi sofá tratando de ordenanne las ideas., Y al cabo de un rato vino Grandinang y ko conté lo St ~. ----I...as mujeres son así -me asegur6-. Les ~ bebler de poesuntas vulgaridades. aunque siempre están dispuestas a ponerlas en¡xáctica. · - ¿Pero a qué vulgaridad te refieres? Grandinang no pared6 precisamente tur bado, sino perplejo Y aprensivo. -Go&dstein -dijo luego---, acaba de ocurñrseme que tú no puedes estar al tanto de todas nuestras costumbres. Para nosotros es perfectamente natural evitar toda mend6n de la Primera Alternativa. Las mujeres se ponen especialmente nerviosas.. Y a un la mayoria de los bombees, para ser &anca. poet;e,enoIvidM el asunto. Yo también quena oIvidark>, pero temía que estuviera en juego mi cordura. Te nía q ue sa ber q u é había ocumdo. Grandinang no se proponía darme una res puesta directa a esta altura del juego, Y él lo sabia. Pero encontró una solución elegante. -Pcxbla darte m; op;noo. desde luego dijo---, pero seria t ~ Creo que seria mejor que lo buscaras en los ercbtcos, la expIicaci6n comp&eta de todo. o cesí todo, está aJ](. B lenguaje es a veces un poco arcaico, pero dominas tan bien el khoma... Le di las gracias. y él se levantó para irse. - ¿Verás pronto a lanea? ----te pregunté. ---No a ntes q ue tú. -¿Porqué? -Pues, hombre, por Dios, ella es tu esposa. Y luego, como advirtiendo que habra dicho demasiado, se apresuró a marcharse. Esta noche regresó Lanea. Hace casi una hora que está aquf Y todaW.l no hemos cambiado una palabra. Está en la cocina. preparando la cena. Le creo a Grandinang, creo que ella es mi esposa No puedo imaginar -o
recordar- cómo sucedl6, pero sé que es as[ La encuentro deseable. ~ No la amo. Sí la deseo. Pero no deseo desearla. Eso me pone en una situación difidl, tra bado en un combate corunigo mismo. Esto es demasiado. Me está resultando diffcíl creer q ue existe un lugar l1amado Tíerra, que dejé ese lugar e n una especie de vehículo, q ue vine aquí, hablé con flores, me degradé , me casé con Lanea Es demasiado. Lanea me está llamando para que vaya a ce nar. Se me acaba de ocurrir una idea desagradable. BJa preparó comida para mi, pero ¿ella qué come? ¿Me come a mí? Es indigno de mi parte e injusto con Leoea No obstante, ahora voy a la mesa con cierta aprensión. La nea es m uy bella y afectuosa. Eso como pensa en parte el pa ulatino desgaste de mi humanidad. La nea y yo representamos una bonita escena doméstica. Ella me trae el desayuno, entrando vivazmente en el dormitorio con su aJeteante bata matínal. Bebo un estimulante tibio, liviano, casi un equivalente del café. Soy la única persona en KaJdor qu e hace esto. Estas pequeñas costwnbres me ayudan a recordar quién soy. Lu ego trabajo con mis notas, fotos, cintas. Desp ués de almorzar voy a dar una vuelta Casi siempre me alejo de la ciudad, lnteméndo me en campos de rastrojos Y bosques poco tupidos. Llevo conmigo una flauta que WoIfing hizo para rol No está muy bien afinada, pero no me molesta; yo tampoco estoy muy bien afinado. A varios kiJ6metros de aquí hay una colina llamada Nmassi Normalmente subo la cuesta Y me siento en la cima puntiaguda totalmente solo, tocando la flauta y posando la mirada en el paisaje distante. Toco "Cuando estás m uy, muy lejos de casa" y "Amapola" y ''Volandoa IDo" y otras canciones oMdadas aun en la 11eha. Las candones suenan extrañas en este lugar; lasnotas, sopladas con vigor, son como lnvesores diminutos, mas se pierden pronto en las inmensidades de Kaldor. Mientras toco, soy un terrestre. Pero de noche, en brazos de lanea, no sé lo que soy. No un kaldoriano, por cierto. Pero tampoco
un humano.
Una transición, tal vez. l.anea sabe a su manera q uién y qué soy. A veces me estrecha con fervor, como temiendo que me eche a volar hacia el vado del espacio. A veces me toma la cara entre las manos, me mira a los ojos, y emite un sonido gutural extraño y profundo. A veces me aprieta la mano, fuerte, fuerte . No creo que me rescaten jamás. pasaré aquf el resto de mis días. Y si hay un cielo o un infierno, el que me toque a mi será kaIdoriano. O quizá hay un limbo especial pera equéjos que han cortado sus raíces, que ya no pertenecen a una raza ni a otra. Entretanto, no tengo de qué quejarme. Ya que me he casado, o me han casado, supongo que el problema de los suegros era inevitable. No me sorprendería que ésa fuera una constante universal. Pero éstos no so n precisamente lo que uno esperaría: los padres de lanea cambian todas las semanas. Hasta ahora he con tado tres parejas de padres, Su conducta corunigo es tan similar que puedo considerarlos una sola pareja. No obstante, son tres (hasta ahora). Interrogué a l.anea al respecto. A eIla le resulta extraño y grocioso que le pregunte. Se ríe de mi, y su risa es hermosa. - ¿Cómo se hace en la Tierra, entonces? ---dice. . -Hay un pedre y una medre --le expI;co-. Desde luego, en elpesedo algunas_ terrestres tenían variadones sobre ese tema . .. familias extensas., por ejemplo, o la deJegad6n del rol paterno o ma terno en un tia otfa.
-¡Qué cornpIicado! ---dice ella---. ¿Por qué no e mpezar desde un principio con un grupo parental? -No sé ---le digo-. Simplemente sucedió as[ -(Al ha blar de las costumbres de la Tierra me pongo ensegukIa a la defensiva.) --Aquf --dice ella--- cooperamos en las fundones vitales. Tenemas un dicho. sabes .. . cuantos más padres mejor. --He oido el dicho --le <figo--. iJ'ero cuál de tus padres te dio a luz: fisicamente? Ella menea la cabeza con aire reprobatorio. EL PENou..02 I Z1
- Eso hasta yo lo ignoro. Es un misterio. - 'Por -Porque no quiero sa berlo. De lo co ntrario dejarla de se r un misterio . - ¿Tan importa nte es tener un misterio? -Oh, . sr. -Me miró mu y se riame nte, los ojos grandes e intensos. - En Kaldor te ne mos muchos misterios. los misterios de una u otra clase son el centro de nuestra existe ncia - En la Tierra -le dije- exploramos los miste rios y tratamos de explicar en qué consisten. Cabeceó gravemente . - Porque sois un pueb lo apasionado e impaciente ; resolvéis miste rios meno res para encontrar otros que están más allá de vuestra compre nsión. - ¿C ó mo pu edes saberlo? - Porq ue estás aq uí en Kaldor, tras afrontar riesgos enormes para atravesar el misterio del es pacio y encontrar la extrañeza de otra raza. Tu viaje hasta aquí fue como una ceremonia de iniciación, como nuestro Período de Destrucción . Pero e n Kaldor no ectuarramos esr, Tenemos suficie ntes misterios en nuestro propio planeta sin necesidad de cruzar el espaci o . para encontra r más. En mi terq uedad e incompren sión, insistf: - ¿Pero cuál es la razón para tener tres pa rejas de padres? - No te nemos tres ; normalmente tenemos cuatro. - Enton ces no he conocido a tu cuarta pa reja de padres. -Yo ta mpoco. Hay un grupo pa rental qu e nunca se revela excepto en co ndiciones mu y especiales. - ¿Porqué? - Hay motivos. Pero ante todo es otro místerio. -Aparentemente te néis muchos misterios -ccoment é.
- jOh, sl1 Es la clave para compren demos. Advierto que es verdad. Hace un mes la habña apremiado, pregu ntá ndole qué era exactame nte un misterio, si era una invendón o un descubrimie nto, cuántos misterios ten ían, cuáles eran los más característicos, Y cosas por el estilo . Ahora siento la misma curiosida d, pero he a pren dido un poco sobre las costu mbres de aquf. Hay cosas que simpleme nte no 28 I
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se preguntan. No en forma directa. Espero averiguar más sobre el asunto, pero te ndré que adecuar mis investigaciones a las condídones locales. y luego Lanea está sentada en mi regazo , rodeándome el cuello con los brazos, apretándome los labios contra la cara. Le acaricio suavemente el cabello OSCW'O. Ella suspira, me estrecha con fuerza, se acurruca co ntra mi cuerpo. ¿Tal vez las mujeres son igual es en tod o el uni ve rso ? Ahora me sorprende que alguna vez haya roda comer carne. Aquí en Kaldor el tabú contra la carne está profundamente arraigado y es comparable a nuestro rechazo del ceníbelismo. Ahora co mparto la fobia kaIdortana contra la carn e ; supongo que Lanee, mis sue gros, y la población en general me la transmitieron po r empaña Ahora recuerdo qu e si comf carne poco despu és de mi llegada ; que Doerniche y otros me la suministraron. No puedo recordar si ellos comieron conmigo, pero parece muy posible. Es más probable que hayan aderezado un plato vegetariano para que pareciera carne. Sus mejores cocineros tienen habilidad más que suficiente para ello. Hay una ceremonia anual en la cual sirven carne falsa. Los kaldorianos son muy notables, en mi opinión, por su sensibilidad a la integridad e interrelación de la vida . Parecen tener una sens ibilidad ecológica innata, que en ellos es tan profunda y verdadera como el impulso sexual. El kaldoriano, aunque consciente de la singularidad qu e le otorga su inteligencia, aún se considera un animal que vive en un hábitat natural. Transforma el medio ambiente, pero los castores también lo hacen. En cada caso, los cambios producidos son relativamente mlnimos y previsibles. Esto, a mi juicio, no es ilógico. Pensándolo bien, ¿por qué la categorfa animal debe ser el principal criterio para determinar qué se come o a qu ién ? ¿Una zanahoria no merece vivir, a unque carezca de movilidad ? No es muy lógico enumerar los atributos que uno posee y luego afirmar que son los más importantes de l universo. ¿Cómo podría comer a la rosa, la azalea y el
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blaba con entusiasmo; sus palabras brotaban ccn ftuXl=- Pero Ignor.unos qué sI!>Ufica la parlante. fuera animal o wgetaI? difenmcia. Tal "'" las plantas penniIldas son ¿Y si el bistec que uno acaba de servirse reoén 1Iegodas. semñIas o esporas de meteoripidiera auxilio a gritos? ¿Y si la chuleta de tos u otros desechos c6smicos. Tal vez no se ternera suplicara q ue la devuelvan a la madre? han adaptadodel todoa este planeta. O tal vea ¿Y si las arvejas chillaran mientras las están ocurre 10 contrario, tal vez son las habitantes más antiguas, tal vez han evolucionado de un hirvie ndo ? Ese es el sentir de los kaktorianos. y 10 com- modo incomprensible para nosotros. Simpleparto. Esta actitud les crea un problema. ¿Qu é mente lo ignoramos. Pero no nos gusta cernerpueden comer? las. Sólo lo hacernos pera vivir Y de ecuerdo Temo que han solucionado el problema con la regla de que lo semejante etige lo desesólo a través de la 1U¡xx>..... Han <Ies;gnado mejante. Nos miramos el uno al otro en ese momento dertas plantas como alimento. Todas las dede comp<enOOn plena que los kaJdoriano, demás están prohilMdas. Sin embargo, talvez me equívoco en cuanto nominan d 'bnai. Intelectualmente, estaba en a la hipocresía. Una vez interrogué a Wolfing un todo de ecuerdo con el concepto kekíosobre el particular. Insistió e n que ciertas plan- liano de la socraJk:Iad de la vida. Los ideales de tas eran un alimento admisible por su esencia, los terrestres maniflestan 10 que deseañan lleno por una elección arbitraria. gar a ser . KaJdor no tiene ideales en ese sentido. Ya ha llegado a ser lo que deseaba. - ¿En qué difieren de las otras plantas? pregunté. Ayer fue Sarameish. una festividad muy esMe miró extrañamente, y supe al momento que otra vez estaba preguntando lo que no pecial. lanea y yo tuvimos la suerte de consedebía. Cualquier kaIdoriano com".."deña la guir bu tacas de primera fila en el sorteo. respuesta aunque nunca se la hubieran dicho. WoIfing también habra """"'!JUXIo una bePero W oIfing tuvo la perspicacia de recordar taca de primera fila, lo cual nos agradó mucho a Lanea y a roL Significaba que tres nriembros que yo no había nacido allL ---Esas plantas no sueñan ~jo al fin. de nuestro vfncuJo-amistoso hablan tenido la respuesta me desconcertó. Le pedf que suerte ese dfa, y asr comunK:amos nuestra me explicara más sobre las diferencias. suerte a los demás. Eché una ojeada para ver dónde estaban ---Esas plantas no cambian como las otras -c-díjo, sentados mis amigos. Eliaming estaba en una -¿Cambiar? ¿Quieres decir 8orecer? cuarta fila, detn\s de una columna. Sonrió Sacudi61a cabeza con impaciencia. compIaddo pce noestra buena suerte. G..oo>-Cuando <tigo que no cambian, qcerode- nang. ese payaso adorable, se las habia ingedr que conservan su constancia cada. cita, cada niado pera intervenir en la ceremonia; no desemana, cada mes y cada año. bi6 rnoIestMse. pues de cualquier roodo los - ¿Son inmortales? 0;0. del Cornejo lo habrlanelegido. Y el buen --Quizá. en cierto sentido. Pero en cierto Doemkhe ¡xecedla alas muchachas de la prosentido todos 10 somos. cessón, como lo habra hecho en los últimostres -sr ... ¿Eso es todo e n cuanto a las plan- años <lespués de ekenzar la rredurea tas? Lanea y yo estábamos tan excitados que ---Esas plantas no tienen las sensadones nos tomamos de la mano. Nos afenamos mu conectas. Es muy dificil de describir -dijo tuamente, esperando, ccntenlendo el aliento, Wolfing-. La im¡xes;6n es cualitativamente aunque la ceremonia es prácticamente Igual diferente. Supongo que podñamos Darnarlas año tras año Aun así, nadie puede dominane inertes.. Con lo cual no quiero decir muertas. en Sarnme;sh. Tampoco insinúo un juicio de vak:Jr. Sólo luego empeee la """"""'" Primero, las quiero decir que sienten en forma diferente a muchachas jóvenes, vestidas de blanco, Y todas las otras plantas. -AIxxa WoIfing ha- luego los muchaohos, de colee bem>ejo Yver-
sicomoro parlantes que tengo en el fondo? ¿Cómo podña comer a cualquier criatura
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de bosque. Su danza era la expoesi6n suprema de una plegaria luego b"ajeron al Dios de la DisconIíaen su canela de híerro, lToda esto es simbó&o, _ supuesto; nadie cree literalmente en el Diosde la Disaxdia. Se _ aIuctiendo a la actitud. ) El Dios estaba ~ este año. casi tres metros de atto, muy apuesto, brillantemente coloreado de tonos met!Iioos de negro, rojo y amariIh l...uda muy sólido y vigoIoso, Invendble, en verdad, y hubo cuchkheos constemados entre losespectadores; pues se sabe que la Cooperativa de Artific:es es excesivamente meticulosa en ciertas detalles, y _ puro cxgu. na artesanal a veces otorga durabilidad a lo q ue sólo se utilizará un dia. la carreta se detiene. Hay varias danzas propiciatorias, varias canciones. un redt:ativo
_
el cuerpo del Dos, que _
hecho de varios metales Y perece capaz de _ l a erupción de un wIcán. lo palpa aquí yaM, -.liando la natu>ale7a de ese • .,;ce de maldad. Ilo<a con los dedos el rostro del Des, el pecho macizo. los 8ancns mesculoscs . .. Doentiche se detiene; ha encontrado lo que bescaba De pronto asesta un golpe al ~ preciso. Rompe: con la mano la blanda Y delgada _ de cobre, Yhunde los dedos hasIa encontrar beooce, Doemiche fija una mirada óegaI en lo alto. ExpIooa el boquete que abrió con los dedos. Sondea, encuenb"a algo blando,desgana. agó. tal la mano, desgarra de nuevo, hunde la mano en el Dios, des!>ma- Saca la mano, que _ ensangrentada. la hunde nuevamente, aferra algo, afuma los pes, tensa los tendones del
dramático. Todo esto es embriagador, las ex- cuello, resuella. Losespectadores contenemos presiones más cabales del arte teatral se reser- el aliento, y algunos ya hemos empezado a van para este día. maldecr a los Artífices, pues tememos que Esa parte termina casi enseguida. Luego hayan anulnado la ceremonla. .Pero entonces Doemkhe se distiende; ha Doemiche se adelanta. Se acerca al Dios con pasos resueltos, y !.anea Y yo apenas pode- aflojado algo dentro del Dos, Y lo extrae Y nos mos controlar el <XgU!Io y la aIegfa de que este lo muestra.: un puntal de hierro. lUlO de los hombre pertenezca a nuestro grupc>amistoso. soportes internos. Lo sostiene por encima de Doemiche se aproxima al Dios lentamente, y la cabeza y nosotros aplaudimos y nos abrazaalgunos niños rompen a Ikxa>-. Pero G<an<fi. mos aIMacIos. lEs igual todos los años, Y el se aJIoja, y DoemIchetensa los nang Y los otros payasos entran en escena, disIrarados de lIooes y anDnaIes herl>rvcros. músculos para exhíbilw pero en realidadapeBromean, cantan c:andones ab.urdas, hacen nas tiene que tironear, Y todos lo sabemos. piruetas Y cabriolas. Las niños ñen a más no sabemos que es imposible que la c.eremonia poder, y hasIa los adultos sonreímos ante esas fracase. y no obstante estamos intranquilos fantochadas. hasta que sucede de veras, Sarameish siempre Pero de pronto nuestra atención se desvia. nos afecta as() Doemiche ha llegado hasIa el [);os; ha subklo Unavez _ l a borra de Iúem>, el brazo a la canela de híerro, Ahora, literalmente, no derecho del Dios se derrumba en el carro de podemos ver a los payasos. Toda nuestra hierro. Los niños aúDan. Doemiche ahora traatención se ooncentra en Doemiche. y nos baja aceleradamente, desganando el cobre y embaJga la constemaci6n. anancando los soportes del Dos, lo que denoDoemiche _ al Dios Y le da la minamos sus costillas Los movimientos de espalda Aplaudimos. DoemIche se vuelve Doemkhe se convierten en una danza acomotra vez, manotea la ropa delDios y le ammca pañada poeetlento Ypaulatino denumbe de la un jirón. Discordia. Por último hunde la mano y extrae CaJ\amos, conteniendo la columna wrtebraJ y se aparta de un brinco. Con movimientos mesurados, DoemIche lo que quedaba del Díos se de5morona. despoja al Dios de todos sus ropajes, deján- Doemiche tantea las ruinas Y extrae una esfera dolo desnudo. Esperamos. DoemIche ya no de cuarzo rojo con dos cámaras. la parte conpuede echarse aOás; ya no puede rechazar la b"aelsuelo. misión. En sus manos está la suerte de la Aho<a oS podemos aplaudO-, Y apIaudUnos, ciudad. liberando twnuhuosamente nuestra tensión.
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Todavía faltan unas horas para el fin de la ce remo nia, y nos quedam os hasta el final, par ticipando en la danza y todo lo demás. Pero la parte de Doerníc he y el Dios de la Discordia era e l corazón del festival, el centro de nuestro misterio. Las evocaciones me resultan dolorosas . Mi pasa do es accesible pero no más incitante que una crón ica cualquiera. Parece no ejercer ninguna influencia sobre mí. Podrían ser los recuerdos de otra persona. Soy 10que soy ahora. Pero esto tampoco me satisface. Continúo con esta crónica, au nque a menudo me resulta inco mpre nsible al releerla, porque siento la necesi dad de esta blecer cierta co ntinuidad con mi pasado. Para mí es más fácil escribirla que releerla. Pues a veces estas notas parecen escritas por alguien a quien no co nozco en abso luto. No p uedo encon trar en ellas la progresión estilística de una personalidad única. Muchas de las cosas que he consignado deben de haber sido fantasías o sueños. No les enc ue ntro otra exp licación. Me gustaña saber cómo Lanea llegó a ser mi esposa. Aunque tal vez es mejor que lo ignore. Ahora es otro día, y estoy más animado . No sé por qué el pasado me provoca aprensiones tan mórbidas. Como me ha dicho Wolfing, el pasado es siempre un estado de potencialidad, y sus diversos desenlaces pueden conocerse po r el estado de uno en el presente. Wolfing y los demás son gran des amigos, mejores de lo que merezco. Rara vez se irritan co nmigo, aun cuan do mi educación en otro mundo me ind uce a cometer toda clase de torpezas involuntarias. Co ntemplan mi compo rtamiento con los ojos generosos del amor, yo hago 10mismo con ellos. Este es un día es pecíalrsímo para mí, lo que eqúí llaman " un día de fuego en el cielo". Empezó muy serenamente y sin indicios de lo q ue vendría. Yo estaba bebiendo mi café de la mañana y leye ndo un libro de poesía , los experim entos de S'thenm co n la antigua forma de versificación llamada heliana. Debo de ser la única persona en Kaldor que n o ha leído esta obra maestra en miniatura. Pero al menos 32
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tengo el placer de leerla ahora y de saborear esa intrincada y arcaica trama verbal. Uamaron a la puerta. Wolfing había ven ido a visitamos. Hablam os un reto de cosas intrascendentes. Un extraño la habña considerado una conversación normal, Pero Wolfing y yo tenemos vínculo-de-amistad. Esto significa que no puedo evitar interpretar las emociones que trasuntan sus gestos, ademanes y movimientos corporales. Desde luego , lo que no se ha verbalizado no se menciona. En cambio, traté de buscar un modo de aliviar el dolor de mi amigo evitándole una situación embarazosa. Mis esfuerzos fueron torpes. Pero Wolfing notó mi preocupaci ón (como amigo-grupal no podía de jar de notarla) y procuró secarme del atolladero. Pero ninguno de los dos tuvo demasiado éxito. Mi dominio del idioma ha mejorado inconmensurablemente desde esos ingenuos días en que pensaba que las palabras querían decir lo que decían y nada más; pero con frecuencia titubeo ante sutilezas congénitas, más propias de la telepatía que de una lengua hablada. Wolfing tuvo la amabilidad y la valentía de ayudarme a salir de mi dilema. No sé cuántos escollos tuvo que superar, pero al fin atinó a decirme : - Estos últimos días he estado muy tenso. -¿Cuántos días? - pregunté. - Tres. Por lo tanto su tensión se remontaba al festíval de Sarameish. Ahora estaba ruborizado y se mordía el labio. Elesfuerzo de haber tenido que dar una clave tan directa le resultaba agobiante. A juzgar por su expresión, echaría a correr de un momento a otro. Yo tampoco las tenía todas conmigo. La insinuación habria sido suficiente para cualquier keldoríano, pero ¿le serviría a un tosco terrestre? Me impuse serenidad. Ahora enfrentaba las exigencias de la amistad, una responsabilidad tremenda. Tuve que proceder indirectamente y con el mayor tacto. - Fue una ceremonia maravillosa -c-díje. -Indudablemente - replicó Wolfing con firmeza
- Doemiche me pareció espléndido en su
Jucha con la Discordia. ---Comparto tu parecer. - y Grandinang ... ¡SUS bufonadas fueron
magnfficas! -Nuestro amigo se superó a sí mismo Dijo Wolfing . Yo observaba y esc uchaba á vida me nte cuando él me respondía. Nada de lo que yo había dich o hasta el mo mento suscitaba en él una reacción coher ente con su estado de ánimo . -Supongo que ha brás tenido que senta rte e ntre extraños -proseguí. --S~ me tocó esa suerte en el so rteo. Pero no me fastidió. Sentí una gra n afinidad con quienes me rodeaban. -Me alegra ... ¿V ISte a Eliaming? Nuestro pobre amigo estaba sentado detrás de una colum na q ue le bloqueaba parcialmente la vísi én y debió de entorpecerle la catarsis. Esas cosas me parec en una vergüenza pública. -No es para tanto -dijo Wolfing-. Hablé con Eliam ing después. Me contó que como no veía bien tuvo que concentrarse más en la ceremonia, y los resultados fueron beneñcíosos. -c-Celebro o n eso c-dne-c-. Yo estaba preocupedo, igual que Lenee, -¿De ve ras estaba preocupada? preguntó-. Ella no debi era Inq uietarse por esos pro blemas. - ¡Pero es su placer! -le dije-. ¡A fin de cue ntas, somos tocios un grupo--amistoso! Lanea también esperaba que Doemiche no se hubiera lastimado mucho los dedos. y qu e Grandinang no se hubiera agitado excesvamente con sus bu fonadas, y . .• -Sí, continúa -dijo Wolfing. - y sobre todo estaba preocupada por ti. -¿De veras? ¿Estás seguro? - ¡Por supuesto ! - Ella no me ha hablado desde Sarameísh -c-díjo Wolfing, y no pu do disimular del todo el temblor de su voz. Ahora las cosas .se aclaraban, y pude ha blar con más seguridad - jEso mismo demuestra su preocupación ! Tú conoces la proverbial retice ncia de las muo jeres y su afá n de ocultar sus .sentimientos más Intensos. B amor de Lenee por ti ... - ¿Amor? ¿Dijiste amor? Esa debe ser una
exageración
considerable.
au nque
bien
intencionada
Ahora pisaba un terreno seguro y segur ad elante sin titubear. ---Jamás e xagerarfa en un asunto así -le elije.
-¡Amor! ¡No puedo creerlo! - Ento nces eres el único hombre de Morei que lo ignora. ¡Vamos, vuelve a tus cabales! El amor es esa relación ansiada y natural cuyo comienzo está siempre en el grupo-emístoso. Me imagino que lo sa bes. --Lo sé -dijo Wolfing, vacilant e--. Lo sé ebsrrectemente. al menos. Pero uno nunca puede estar seguro de un individuo particular de a ntemano. Y con franq ueza, tenta miedo de que tIl . .. Reí. -¡Me viste como el ca pitán Destrozo, ese bárbaro celoso y posestvo de las comedias populares ! O como una perversa criatura de un plan eta maligno . _. Tal vez lo soy, pero no a tal e xtremo, amigo m fo. Las delicadas oblígaciones del grupo-amistoso son tan sagradas para mI como para ti. Wolfing quiso aJ9Umentar que nunca habra pensado nada .semejante y tranquilizarme con respecto a la ho nd ura y fervor de su amistad. Pe ro 10 interrumpí, aceptando su emoción de antemano. Yo estaba exultante, pues por una vez. hebra intuido directame nte la situación y sus requerimientos sin que me la hubiesen aclarado con pelos y señales. Yeso significaba qu e estaba empezando a cumplir con mi ambició n de igualarme a mi raza adoptiva y a mi grupo. de fundirme con ellos hasta .serabsolutamente similar. - Wolfing -dije-, el amor es la más sutil de las e mociones, pero de be demostrarse pelpeblernente. Lanea está esperándote en el dormitorio. Lleve tu amor a su amor, y Uevad mi a mor con el vuestro. Las últimas palabras pierden matices con la trad ucción, pero eran estilísticamente epropía das para la circunstancia. Y Lanea habfa me no cionado a Wolfing un par de veces e n los últimos dias, con un tono ne utro que quizá ocultaba amor. Anhelé fervientemen te que fuera asl WoIfing era un hombre tan excepcional, y tan apuesto además. Y Lanea . .. qué maravilloso EL PENDULO Z f 33
seña para elle, para todos nosotros. si tan só&o lo amara WoIfing me apretó el hombro con fuerza, Más allá de las palabras, íntercernbernos á!>nai, ese acuerdo total e inexpresable que trasdende los «miles del lenguaje. En tró en el donnitorio ycerro la puerta. Of un cuchicheo, luego silendo, 1uego un rourm uDo suave en el cual no podía distinguir una voz de otra. Parecía un bu en mornento para irse de la casa. Era un espléndido día de primavera. Caminé por los bosques cercanos en un estado de ategria incoherente. Cuando regresé a casa unas horas más tarde, Lanea y WoIfing me saludaron desde la puerta. Me habían preparado un guiso de carne falsa, mi plato favorito. Casi lloré de placer. Mariska es rechoncha, saludable y un poco tonta, muy parecida al esposo, Grandinang. Tiene la tez parda y un sabor ligeramente salado . Siempre parece estar de buen humor, igua.I que Grandinang. Tam bién se le parece en muchas otras cosas. A veces, cuando hago el amor con ella, casi tengo la impresión de tener debajo a Grandinang. S u departamento es un desqurio, las ropas no le sientan bien, y pienso que se lava menos de la cuenta. Para mí esto sólo le añade un encanto especial Supongo que es (XW contraste con lanea, que es quisquillosa como un gato . (Un gato de la Tlerra l He estado contrnuamente con Mariska dos días con sus noches. Hacemos el amor a menudo, pero no tan a menudo como los terrestres de los libros. V comemos mucho, generalmente en la cama, y nos reclina mos en aímobedes y miramos dra mas de sombras en el equivaSente kaIdoriano de la televisión : obras complicadas sobre antiguos reyes, reinas y cortesanos que se pasan el tiempo debatiendo diversos problemas de conducta. Si Salvador Dalf se hu biera vuelto loco de remate y hubiera reescrito l..ope de V_ el resultado habria sido algo pereodo. No Logro comprender de qué tratan los dramas; hasta la simple serie "Monstruos de contendón" implica supuestos que no entiendo. Pero es agradable recostarse en las abnoha· das, saciado Y repleto, Y observar el intrincado juego de sombras..
Me mantengo en contacto con Lanea, desde luego. Hablamos por teléfono cada tantas horas. WoIfing tuvo que atender un probIema fam;I;e después de una sola noche ron eDa., y ambos quedaron muy contrariados. Le " - ' que peobera suerte ron Doerruche, quien me parecía más adecuado a su presente esadc de .ninlo que EIiaming o Gr.mdinang. Pero oometf un desJi,. Doerruche, al haber vencido simb6bcamente al Díos de la Dscordia, está investido ahora con los etríbctos del Dios. Es goemtr. el equivalente más aproxi· mado seria "ritualmente impuro". Debe abstenerse de todo contacto físico por un mes, exp;ando "" las euIpas de todos nosotros. Al final de ese periodo, una sencilla ceremonia 10 despojará de su divinidad y su goemu. Por cierto no podía esperarse qu e yo supiera todo esto. Pero Lanea se enojó co nmigo, pues le había mencionado en voz alta algo que ella no podía tener. V en represalia guardó mi estatuilla roja en el armario y le contó a Grandinang 10 que bebía hecho, y se rieron cruel mente al recordarlo. Esto a su vez pudo indu drme a cometer un acto precipitado, y el ren cor se habña prok>ngado varios dias, tal vez una semana. Pero Mariska estaba atIí, gracias a Dios, y en un sanriamérr arregI6la situaóón. Ahora que 10 pienso, todo fue muy semejante a un drama de sombras, hasta en la soIuci6n. De cuaJqu;eo- modo. Lanea Y yo tuWnos nuestra primera riña.. Del principio al fin duró una hora, y nos causó una profunda conmoción. Sin embargo, pienso que nos ayudó a comprender la hondura y fortaleza de nuestro amor, yeso es bueno. Mariska y yo 10 estamos pasando tan bien que casi envidio a Grandinang. Aíoetunedemente no es necesario: como Mariska y yo estamos enamorados, la costu mbre nos concede treinta días de contacto ilimitado. El único problema que me plantea esto es Lenee, a quien amo tiernamente. Aquí debo hacer una pa usa para aclarar mi utifuad6n de la pelabra "eroor". En KaIdo< esa palabra no existe. En este planeta, el amor nunca se expresa como un estado mental singu!M (y por lo tanto esencialmente simple) . Aquí se toma el amor por k> que es: la más compleja y exquisita de las emociones. En
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kaldoriano existen unas doscientas palabras La semana pasada fue sspecíalroe nte ca61ica. que significan amor, y cada cual describe un Un día y una noche con Blesse. la esposa de estado emocional específico. Aquf intentan Wolfing, luego dos días y dos noch es con Medescribir la infinita variedad, la variada intensi· riska, cuyos se ntimientos por mf se han eledad y las exq uisitas complejidad es de ese es- vado a una categoría !J1ás alta, 10 cual me pectro de e mociones q ue en la TIerra rotula- incomoda un poco. Luego a casa. pero Lenee mas con una sola palabra, "amor" . estaba con E1iaming debido a una falla en el Aq uf nadie usaría un ténnino tan vago. La diagrama de sincronización. Fortuitamente, emoción que siento por Mariska se denomina Hystoman vino una noche antes. Es la esposa mardrodi y alude a una atracci6n sencilla, de Eliaming, una mujer menuda, mo rena y esencialme nte ffsica, con dos o m és afinidades alerta de gran vivacidad Esto a horro tiempo no sexuales, que e n conjunto ejercen una can- pero creó complicaciones. Tuvimos que llevar tidad especffica de fuerza psfquica . En cuanto nu estro diagrama al a bogado de sincroniza a Lenee, estoy e n ourmge. 10 cual alu de a un ción, perder una ho ra e n su sala de espera, y conjunto más profundo de estados pscoemo- luego sentamos y juguetear con los pu@res cíonales, complejos y excitantes, el sabor semi . mientras él organizaba las secuencias óptimas prohibido y por lo tanto tentador de la para la semana entrante. Y luego, cuando extrañeza. Hystoma n y yo estábamos en su casa y empeSupongo que el amor es ta n complicado e n zaba mos a relajamos, recordé que no hablala TIerra como e n Kaldor. Pero aquf no es tebü mas registra do la nueva categoría de Mariska, practicarlo ni mencionarlo. Toda 10 contrario. que altera la tem po rahded de las secuencias y Aquí uno puede tañer ese instrumento infinita- a veces las secuencias mismas. Asf que Hysto. mente comlejo que es el amor. roan y yo tuvimos qu e regresar al abogado de En cie rto sentido, uno debe tañerio. Si KaI· sincronización, y entre una cosa y otra perdí dar significa algo, significa am or. mas casi todo el día que habíamos tratado de aprovechar. Por sue rte Hystoman es muy e xNo logro Imagina r po r qu é me quedé tant o perta y pudimos compe nsarlo. Pe ro las complicaciones aü n no han termi tie mpo e n ese ridículo bungalow e n las afueras de Morei. Me quedé por propia decisión, asf nado. En cuatro días Dcemkhe quedará ríque presuntamente eso era lo que yo quería. tualmente limpio y él Y su esposa se reintegnl· Ahora me resulta obvio que nadie vive fuera rán a nuestro grupo-amistoso. Todos querede la dudad excepto losgranjeros, y fuera de mos que regresen, por supu esto, pero a vec es la dudad no sucede nada realmente írnpor - el mero esfuezo de comb inar horarios es depri· tanteo mente, a un con Iacolabo raci6n de un experto. Le nee y yo hemos tenido la suerte de enCreo, sin emba rgo, que hay una soludón. contrar un departamento en Plaza C hurtii, uno He solicitado un nuevo departamento. Pronto de los banios más elegantes, y e n una zona vere mos hasta qué punto valoran a su Objeto que tiene el tercer puesto en densidad de po- de Arte Vrviente. blaci6n. Es un espléndido departamento, emplio, luminoso y aireado, be llamen te amue Este nu evo departamento es realmente una blado . En la TIerra tendña qu e ser rico pa ra fantas ía que supera mis sueños más am biciocostea rme uno así. Aq uf sólo tengo que ser de sos. ¡Catorce hab itacion es! ¡Es increíble, cala TIerra: el de partamento y otras cosas me torce habitaciones e n el ce ntro de una d udad fueron dadas por el Consejo. Me han decía- importante! Y todeve estamos e n P1aza Churrada " Objeto de Arte VIViente", basándose, tii, qu e nos ha IIegado a gustar tanto. desde luego, en mi singularidad, no en mi Mi pregunta tuvo su respuesta. En este belleza. Sólo tengo que hacer 10 qu e se me mundo valoran muchfsimo a su Objeto de antoje; pu es cualquier cosa que haga un Oh- Ane. jeto de Arte es Arte. ' Este departamento es realmente una soluSi n e m bargo, no he tenido m uchas opo rtc - d ón ideal para todos. VMendo todos aquf nídedes de vivir realme nte e n mi nuevo hogar. -yo, Grandinang, Wolfing, Eliaming, Doerntll'>
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EL PaoJ..o 2
che, y nuestras es¡x>sas-, pudimos a rreglarnos sin el estorbo de esos diagramas. Hemos adoptado otra práctica sexual el beriong, k> que en la Tierra pcdrte llamarse " orgfa" . Sin embargo no es una orgía. al menos en el sentido que tiene la palabra en la Tierra Aq uf, francamente, el beriang no es mucho más que una manera cómoda de hacer k> q ue ya esta mos haciendo. Nos evita esas tediosas idas Y vueltas de una ha bitació n a otra y a uno le ahorra el papel ó n de entrar distra ída me nte e n e l dorm ito rio e q uivocado la noche equi vocada. El pro pósito del beriang es suprasexual. Cuando todos dormimos juntos en e l mismo cuarto so brevie ne un estado de hipersensualida d. (Hicim os re facdonar el departamento para que fuera posíble. I Los problemas de prec edencia quedan eliminados cuando los cuerpos tibios se tocan y confunden. El contacto sexual (a unque de su ma importancia para nosotros) se vu elve secundario ante la alegria de dormir todos juntos y abrazados. El be riang es practicado con relativa continuidad por un tercio de la población, según m e ha ñ dicho. Debo admitir que tiene sus desventajas, a un q ue so n meno res . La fue rza sexua l acumulativa ge nera da por diez personas que hacen e l a mor juntas noc he tras noc he provoca mareos y problemas a uditivos a algunos individuos. Po r otra parte, algunas personas no pueden aguantar estar juntos por tanto tiempo. A esta gente, con su ansia de soledad, se la co nsidera a lienada y es o bjeto de una piedad especial Y por último están esas trritaciones m enores, los cambios de posición. los que jidos, los gruñidos, los ronquidos, que enpiden conciliar el sueño. (Uno de los proyectos de salud púb lica más grandes de Kaldor es la b úsqueda de una cura un iversal para los ron quidos. ) Sie mpre se puede n aprovechar los varios dormitorios desocupados, por supuesto, y yo lohe hecho ocasiona lmente. Pero no me gusta abandonar a mis a migos ; es un poco rudo y d esconsiderado, y un kaldoriano nativo lo percibe mucho más que yo. En principio, el beriorlg es una act:ividad p lacentera y vale la pena aceptar los lrccnvenientes menores que acarrea. El beriong es el estado social al cual KaJdor aspira oficialm e nt e, pues ejemplífce la cúspide de la inte-
gradón.
Pese a esto, Lenee y yo nos hemos tomado
la costum bre de escapamos solos. nada me nos que al depósito de arriba. He puesto un colchón en el su elo y allí hac emos e l amor. No sé por qu é deseamos estar solos y alejados de todos los que que remos. Ha y un jue guito qu e Lanea y yo hacemos co n los dedos de los pies. No es nada vergonzante, pero nunca lo hemos hec ho delante de o tros. Tal vez nuestro deseo de estar so los tenga esa se ncilla explicación. Eliaming y yo hemos tenido un breve amoño y ahora ha terminado. Aún nos queremos, y nuestra amistad sigue intacta , pero ya no experimentamos ese deseo urgente que deter minó nuestra relaci6n y la voMa mágica. Todavra k> considero hermoso, pero ya no siento e l impulso de poseerlo. Lanea y yo estamos juntos de nu evo. Du rante tres semanas estuvimos en nocoteth. que puede definirse sin mayor precisió n como una separación breve, sin pérdida de o urmge, cuya finalidad es incrementar e l espectro y comprensión se nso riales (hettfl de cada uno y usarlos pa ra lograr un nivel am o roso más co mo plejo y gratificante. Lanee y yo llegamos a un hettf muy satisfac to rio, y nuestros mutuos se ntimientos nos han desplazado ahora a la categoña choardi, que consiste en la profundización y espiritualiza ción de 10 que sentemos en el ourmge . Recibimos muchas felicitaciones por esto, como era de imaginar. Poco más del diez por d ento de la poblaci6n tlega al chaardi, y quienes lo ekereen se convierten e n héroes culturales, Pero aunque es delicioso sobresalir, he mos decidido no intentar una nueva elevación de nuestras relaciones. En esto, como en toda actividad, se corre el riesgo del exceso de especialización, co n la consiguiente pérdida de contac to con otras co rrientes vitales de la vida. Creo q ue es posible excederse e n todo y q ue e l amor e n un nivel más alto es autoerotismo. Lenee se ha irritado un poco conmigo desde que formé un domman (gru po sexual complejo masculino) con Eliaming, Grandinang y Doerniche. (Lamentablemente WoI:fing rechazó nuestra invitación. Ahora está pasando EL. F'ENol.I.o 2
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unos días solo e n el hospital, recobrándose de
un exceso de tensión nerviosa. El pob re se encontró la semana pasada en un ourmge m últiple y reciproco con Histoman, Sara y Merieth, una integrante de un grupo-amistoso
allegado.) A los dernés nos dMrti6 bastan te, pues se tra ta de una de las típicas situaciones fa rsescas del equivalente local de la Comedia de n'Arte. Pero no fue divertido para el pobre y fogoso Wolfing. Sin e mbargo, se recobrará a tíempo para la Fiesta del Pasaje. El fastidio de Lanea por mi doroman es muy
explicable. Ella ha padecido una frigidez histérica. Intentó varias combíneoones, con ambos sexos. Su doctor le prescribió extraños, pero esto no la alivi ó. No es la primera vez que padece de frigidez histérica, y de ningu na manera es una afección Insólita en K ald or . Hay in n um erabl es teorfes y
las pautas de la sociedad en que vive. Sea cual fuere la razón, uno lo pasa m uy bien . Lamentaré la prosc:rtpci6n ritual de toda la sexualidd excepto la variedad religiosa que caracteriza la Fiesta de l Pasaje.
Esta es una regió n fácil de recorr er. colinas suave mente onduladas , hierba corta, árboles desperdigados. Hasta el sol es bondadoso con nosotros, pues brilla moderadamente y nu nca permite que las noches se vuelvan demasiado frias. Doerréche me ha dicho que las características del paisaje pronto cambiarán para peor, y que el sol generoso de esta región será reemplazado por una deidad más cruenta Pero nos fortalecemos a medida que marchamos . Ahora tengo los pies e nca1lecidos, y los hombros se me ha n acostumbrado a la mochila.
una cantidad espeluzna nte de remedios. Pero
la mayorfa de los expertos coinciden (como a
Continúo redactando esta crónica, no por gusto sino por compulsión. Parece tan inútil: no puedo recordar ninguna de las cosas importantes y dignas de mención. La Besta del Pasaje, por ejemplo, que en el momento me pareció tan memorable. Ahora la he oMelado pobre Lanea tiene verqüenze de ver a sus totalmente excepto por pantallazos inconexos amistades. que son más escalofrian tes que esclareceNo co nsigo comprenderla, aunque me gus- dores. He pedido ayuda a los demás para recons-taría. C uando uno se encuentra en un estado de dese o muy elevado, es prácticame nte im- truir ese aco ntecimiento. Pero se ríen de mí posible lograr empatía con alguien que se en- desconsidera damen te y me dicen que sólo las cuentra en un estado inferio r. No quiero ser cosas prácticas merece n recordarse. desconsiderado , pero tengo mi doroman, que Al principio no les gustaba verme escri por el momento colma mis sentimientos. biendo este diario . Temían que estuviera interSupongo que el doroman se denominarla firiendo con fuerzas sobrenaturales, B más en la Tierra una práctica homosexual Y seña contrariado era Grandinang. Una vez trató de despreciado por la gran mayoña de heterose- quemar el diario. aunque con su parsimonia xuales. Pero aquí no se hacen distinciones de de costumbre. Pero Doernche solucionó el criterio. La raza tie ne te ndendas heterosexua- contratiempo declarando qu e obviamente yo les (biológicamente imprescindibles), pero era el escriba divinamente inspirado del grupo, nunca se las ha e rigido e n mandato moral. qu e estaba compo nie ndo una crónica heroica Ojalá pudie ra describir las caracteñsticas del de nu estro via je, y qu e esta cró nica se cantaría doroman, pues no se parece a ninguna otra en alta voz en la Reunión y nos traería celebricosa. Pero ta mbién se parece a todo k> demás. dada todos. pues no carga con el peso de sigk>s de rep roNo supe si creerle o no. Pero suscitó un bación social. cambio de actitud Ahora me incitan a escribir. A veces todavía me pregunto cómo yo, un Yse aseguran de que yo oiga sus insignificanterrestre, pude adaptarme tan fécílmente a es- tes proezas cotidianas. tas diversas prácticas. Supongo que porque aquí todo es tan nonnal, y uno tiende a aceptar Sólo te ngo unos pocos recuerdos incone xos
menudo en la TIerra ) en que el tiempo es la mejor cura. Nuestro estado de amor se ha alterado. desde luego. No podía ser de otra manera Ahora estamos en riothis ---eariño asexuado-- y la
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del Festival pero todavía me ronda la sensación de q ue algo importante ocurrió en ese momento, la sensación de que ocurrió algo mal o. O tal vez no q uiero decir malo, tal vez quiero decir monstruoso. Todos ingerimos una droga, eso lo recue rdo. Era parte de l Festival, lo hebra sido desde tiempos inme moriales. Creo que era una raíz que lavamos, cortamos y mascamos, y teníam os bolsas de seda especiales para escupir las partes duras. La ricbculez de ingerir una droga nos causó mucha gracia. Pero Ellaming se puso serio y dijo que la droga no e ra nec esaria para el Festival: se usa ba simplemente para calma r a 105 participantes y evitarles a nsiedad Y explic ó qu e 105 efect os de la drog a no dura ba n más de cua re nta horas y a veces había provocado alucinaciones mod eradas en el mo mento culminante de l efecto, pero q ue la e xperiencia era controlable y rara vez uno se desorientaba. Eliam ing normalmente se encargaba de av erigua r esas cosas. YademAs habta preguntado a un doctor si era aconsejable que yo, un extraño, tomara la droga. El doctor le dijo que si a pare ntemente 105 otros alimentos de KaIdar no me acarreaba n problemas. cabía presumir q ue és te tampoco. Pero añadió que me conve nía desistir si se ntía alguna ansiedad. No senñ a nsiedad. Tomé la droga con los demás. Luego ha y una laguna e n mi me moria. Lo que recuerdo a continuación es que estaba en un lugar con muchos colores brillantes y reIam pagueantes. Los colores me hadan doler la cabeza, especialmente 105 rojos. Al ca bo e mpezaron a cobrar fonna. Al principio se plasmaron en nubes, luego en coIwnnas , y por último en formas humanas desnudas y sin rostro . Los ardientes colores siguieron quemándome los o jos hasta que yo, para defendenne, tambié n, e mpecé a pal pitar y resp landecer de color. Supongo que eso era una a1ucinad6n. Lu ego hubooscuridad y una voz de hombre Ila de Doemícbe, creo, aunque él lo niega) que me decía: -Desde luego, no podfas saberlo, y desde luego, no podíamos decírtele. -Pero estás diciéndolo ahora -cdecíe yo. -No, en verdad no ; sólo estoy encamando 411 I EL PENDULO 2
lo qu e tu ser acaba de aprender mediante la transformación. -Debí haber podido intuirlo antes- decía yo con amargura-. La evidencia estaba aIlf, sólo había que buscarla. -No te habría servído de nada. -Eso lo sé -cdecíe yo, Uoriqueando-. Pe ro aun así prefe riría haberlo sa bido .
Toda esa conversación, que parece haberse entablado en el limbo, me ha quedado grabada en la memoria palabra por palabra. Pero no tengo la menor idea de qu é debfa haber sabido. Doernic.he insiste en que nunca hubo tal concersecón, y los otros se resisten a hablar del Festival o de cualquier cosa excepto su vida actual Ysus dificultades. Recu erdo una multitud a ullante, pe rsonas que coma n despavoridas por las calles de Moret Algunos viejos y niños no podían correr tanto. Cayeron y fueron pisoteados po r los otros.. Y cuando la multitud terminó de pasar, eran iJTeconodbles como personas. Yo también sentí pAnko (a unque no recuerdo por qué) y un terror feroz. Vi que la multitud era peligrosa, y me encaramé a un alféizar. Esperé a que term inara de pasar, pensa ndo que era un peligro más inmediato que cualquier otra cosa. Pero pa gué un precio po r mi Independencia Cua ndo me dispuse a marcharme el terror fue más pro fundo. Pe nsé que me perseguía a mí solo, y pensé que moriría de espanto. Corrí con el miedo irre8exivo de un demente, y cuando akancé a mi grupo pensé que se me detendrfa el corazón. Recuerdo que an tes había estado e n una habitadón. Las paredes eran de piedra, Y estahan cubiertas de inscripciones que no podía leer. Una lámpara de aceite llameaba e n un rincón . Luego alcé 105 ojos y vi a nte mí un hombre desnudo con cabeza de zorro. En una mano empuñaba un cuchillo de pedernal, en la otra una pifia. La cabeza de zorro era una máscara, por supuesto. Tenía que ser una máscara. --Ahora sabes -me dijo. - ¿Qué cosa si? ---le pregunté. -Sabes cuál es el rostro del futuro. Títubée un largo rato.
-¿Qué eres? - pregunté después . -Un espejo - respondió. Alargué el brazo hacia él, y mi mano tocó una superficie lisa. Me llevé la mano a la cara, y mis dedos tocaron un hocico largo y velludo. C reo que entonces grtt é. Pero no puedo recordar qué sucedió después. Hay otros fragmentos que no puedo insertar en ningu na secuencia particular. No son esce nas; sólo un rostro, un paisaje, y unas frases inconexas. El rostro era un rostro de hombre enmarcado por un a melen a desgreñada Un rostro sonriente , embadurnado de sa ngre. El paisaje eran rocas desoladas desleídas por una bruma de montaña. En un costado ha bía un a pila de cenizas grises. La bruma se entreabrió mome ntá neamente y vi innumerables puntos luminosos allá abajo, en la cuenca del va lle. Luego la bruma vo lvió a cerrarse. - jTa ntos sueños hermosos -dijo una VOl de mujer-, y ahora hemos llegado a esto! - ¡Esto también forma parte de nuestro sueño!-dijo otra mujer. Y eso es todo. No he podido encontrarle sentido a nada de esto. Necesito tiempo para distinguir la alucinación de la realidad. Pero viajamos día tras día, y al atardecer acampamos y hacemos todo lo necesario para mantenemos con vida. y a continuación escribo mi diario, y luego duermo. Estos días estoy siempre fatigado. No puedo pensar con lucidez. Sé que los hechos han sufrido un vuelco muy extraño, varios vuelcos extraños. Pero estoy demasiado cansado para reaccionar. Los meditar é cuando lleguemos a las tierras medias, que según Doemiche están a pocos días de marcha En las tierras medias habrá com ida en abundancia y re poso en abundancia. Si nos quedamos allf bastante tiempo, quizá me atreva a releer las primeras partes del diario e inten te conciliar las contradicciones que se han convertido en sustancia de mi vida. Hace un tiempo que nuestra provisión de alimentos es inadecuada La mayor parte de las plantas comestibles crece aparentemente e n las tierras bajas. Esta mos a muchos cientos
de metros por encima del nivel del ma r, según mis cálculos, y todavía seguimos subiendo. La vegetación de todo tipo ralea cada vez más. Gastamos muchas energfas en nuestro ascenso, y no la estamos reemplazando . Sufrimos cambios de conducta. La mayoría nos hemos vuelto presa fácil de la irritación, la depresión , de arrebatos súbitos e inexplicables. No sé si nuestra situación da cuenta de todo esto. Creo que hemos padecido cambios de personalidad después de l Festival. Simplemente ya no somos lo que éramos. ¡Buena suerte esta noche! En el poniente Wolfing avistó un ciervo. Le arrojamos piedras , y tuvimos la suerte de quebrarle la pata delantera derecha; luego lo rematamos a ga. rrotazos . Hicimos un '} fogata, y casi no podíamos contenemos, pues no habíamos advertido el hambre que teníamos. Asamos la carne directamente sobre el fuego , aunque es un método poco económico, y la devoramos rnedio cruda. No esperaba toparme con una ciudad a esta altitud. No obsta nte, hemos llegado a las inmediaciones de una. Nos quedamos'varias horas tendidos en un risco alto, al acecho. No hubo indicios de movimiento humano, ni vehículos en las calles, nada en absoluto. O casi nada . Wolfing dice que ve grupos de ratas en las calles. Todos vemos bandadas de cuervos y de vez en cuanto un milano que busca comida en los tejados. Hemos tenido una seria discusión acerca de la ciudad. Grandinang y todas las mujeres quie ren saquear el lugar; pues las ciudades siempre tienen depósitos de comida preparada, por no mencionar el oro y las joyas. A mí también me gustaña entrar en el lugar, por curiosidad. Pero por una vez Doemiche y Wolfing se han puesto de acuerdo y se oponen a eso. Doerniche alega que todas las ciudades está n malditas y sólo encontraremos enfermeda des . Wolfing dice que ahora no podrfamos recoger muc has cosas y de cualquier modo regresaremos para saquear el lugar después de la Re unión. En verdad no Importa cuál argumento es mejor . Si Doemiche y Wolfing están de ecuerdo, el resto de nosotros hará lo que ellos digan. El.
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Cuatro descansÓs después. 0)a1á hubieramos saqueado la d udad cuando pudimos, pues a hora atravesamos un a región absoluta mente á rida. Estamos a m ucha altitud . He mos pasado la línea de árboles y seguimos eependo . Aq uí hay matorrales pero muy poc os animales de cualq uier especie. La nea ya no me habla. y du erme aparte. Me desprecia. porque soy un escriba y desea acostarse con un gu err ero. Observe a Doernche consta nte me nte, y su mirada jo dice todo. Doem iche finge que no ve, pues eso rebejerta su dign idad como jefe de clan. Pero los otros ven, y se ñen de mí. No sé como encarar este
problema. ¿Pa ra qué seguir negándolo? Todas nos de testamos. Pero es un odio familiar que como parti mos y no puede compararse con el od io que se ntimos por otros clanes. No tiene ningún sentido considerando cómo habíamos sido antes del f estival Pero quizá habña qu e verlo al revés: nuestra vida an terio r no tiene sentido e n términos de nuestra condici6n octua!. Algo real mente milagroso. Estábamos llega ndo al límíte de nuestras fuerzas. y Doerníche ordenó que nos detuviéramos y preperéra mos una foga ta. Eliaming se puso a cantar a los ancestros y todos batíamos palmas rítm ica· me nte. La luz sagrada ardía e n los 0;00 de Elíerníng. y se puso a bailar alrededor de l fuego co n un vigor y una gracia que nu nca hablamos presenciado e n ninguna criatura. . Somos muy afortunados. Doemiche afirma que no todos los clanes tienen un sacerdot e
tenía que ser obra del dios, pues los osos no se dejan ecorralar tan fácilmente. Lo apedreamos pero no sirvió de nada, y nuestro coraje empezó a crecer más que nuestra hambre. Nos volvimos hacia nuestros hombres fuer tes, Doerníche y WoI.fing, y ellos se miraron entre si. Había bebído mala sangre entre ellos. pues ambos tienen sangre de caudillos. aunque aquí sólo puede mandar uno. Pero a hora depusieron sus diferencias por el bien del clan y po rque el dios esta ba observando para ver qué hadamos con su presente. Empuñaron sus lanzas y avanzaron. Loo demés seguirnos tirando piedras para distraer al oso. Los lanceros fueron hacia el otro lado. lEn realidad no teníamos lanzas. sólo largas estacas de madera con puntas afiladas al fuego. ) El oso se Irguió sobre las pa tas traseras Y sus ojillos centellearon Movió la cabeza a un lado y a otro, y luego giró sobre sr mismo y atacó a Doemiche. Entonces las cosas se precipitaron. Eliaming soltó el grito del dios. y el oso qu edó paralizado. Doernkbe calzó la lanza en una roca. Temfamos que WoI.fing lo traicionara en ese momento, pe ro atacó al oso po r el flanco, hun diéndole la lanza bajo las costi1las. El oso le lanzó un zarpazo a Doerniche pero sin todo su únpetu, pues el grito del dios lo había cohibido. Doemiche conservó la calma Yapuntó la lersa, hiriendo al oso en el centro de la garganta. Luego se alejó rodando de las zarpas hirientes. y no sufrió más que un profundo rasgu ño de l hombro a la cadera. Y hasta eso fue bueno. pues la cicatriz le dará mucho ",estigio.
Luego nuestra pasión se agotó, y nos que -
damos caI1ados observando al oso que pa natural La candón de EIiam ing siguió y siguió Y teaba y se sacudfa Yse desangraba. nosotros ba ilábamos al son, sin fatigarnos. Poco a ntes del alba la fuerza del dios tocó a Sara y ella cayó al suelo e Inte ntó morde rse la le ngua, pero le pusimos una vara en la boca. Y seguimos bailando, pues nuestra fe era fuerte . Luego el dios se a placó y nos mandó un oso. Al principK) pensamos que era un espectro porque nunca hay osos tan altos en las montañas. Pero E1iaming lo reconoció por lo q ue era, y nos orde nó matarlo. [No fue una faena fácil! B dios nos pennltió acorralar al oso en una pequeña garganta; .t2
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Eliaming se desplomó. Habfa pagado un precio terrible po r salvamos, y eso no se olvidaré.
Esa noche celebramos y nos fortalecimos con carne de oso y grasa de oso. Entonamos las viejas canciones que nos habian llegado desde el alba de los tiempos. guiados por Meríske, cuya voz es clara como el agua de los arroyos. Y luego tod os me pidieron Que les narrara la muerte del oso, pu es ésa es la costumbre.
Di a entender que no queña., y no fingradel todo, pues mi papel me incomodaba un peco. Pero al fin me levanté, y Grandinang me echó un trapo en la cabeza para remedar la guirnalda del poeta. Me paré frente al fuego y les rec ité lo que habían hech o, voMendo aún más heroicas sus valerosas hazañas, pues así se debe contar. Al rato pude sobreponerme a mi timidez y representar cada parte co n mi cuerpo. Mi actuac:i6n no me pareció encomiable, pero los otros quedaron satisfechos. Y Doernche mismo me di jo que 10 había hecho bien, y ese momento fue embriagador. Esa noche Lenea dunn i6 con migo, por primera Ve2. en muchas noch es. Y después me apoyó la cabeza en el regazo, sigui6 las líneas de mi cara con los dedos, me peinó, y dijo que siempre me amaña. Fue un momento de ensoñación. Pero en la mañana rea nudamos la marcha, cargados co n carne de oso, y Lanee esta ba fria Ydistante de nuevo y parecía lamentar el afecto que me ha bía demostrado. Hemos tenido que perder un día entero. Grandinang se ta rdó el tobillo, y no podemos cargar con él y con la carne de oso . ¡Grandinang es tan payasesco! Pero es muy buen payaso, nos divierte a todos, y eso es
necesario. Este día de descanso me viene bien, pues los pensamientos y recuerdos se me agolpan e n la cabeza, y nec esito conoce r las ca usas de las cosas. Soy un extraño, un hombre que llegó equr desde un planeta llamado Tlerra Eso es seguro, eso lo tengo siempre en cuenta ocurra 10 que OCUlTa. Vme a este planeta y vivf aislado mucho tiempo. Luego empecé a convivir con los demás. Era una vida civilizadacomo la que conocemos en la TIerra. Era una vida apacible, consagrada al amor y las artes. Coman rumores sobre un peligro, pero el peligro nunca llegó. ¿O sí? Toda cambió. y yo cambié con todo. Hubo un Festival Y luego yo estaba con mi dan, marchando hacia un destino remoto. IIevando una vida brutal q ue de algún modo me resulta tan natural como las otras vidas que he llevado aquí.
¿Cuál es la expticad6n de todo esto? ¿Por qué hemos vuelto la espalda a la civilizad6n? Aún no puedo encontrar las respuestas. Pero me tranquiliza saber qu é sucedió antes. Creo que soy el único que lo recuerda. Tal vez por eso soy el escriba.
No puedo consignar todas las riñas que hemos tenido. Pero debo hablar de la más redente entre l..anea y yo . Era el anochecer y una hora apacible. TeníamoS el vientre Deno Y estábamos de buen humor. Era un buen momento, y tendí el brazo para tomar la mano de Lanea. Ella se apartó bruscamente. Nunca le bable visto la cara tan contorsionada de furia. (MAs tarde advertí que habfa visto a WoIfing y EIesse haciendo el amor, y los celos la habian irritado. l -No quiero que me toques mAs -dijo . - Eres mi compañera -dije con voz con ciliatoria-. Claro que puedo tocarte. -¡ No! -di;o...-. ¡Nunca más! No seré más tu co mpañera. - ¿En qué te he fallado? Su desdén era indescriptible. - ¿En qué? ¡En muchísimas cosas ! ¡Pero sobre todo porque eres un escriba. y yo nací para ser compañera de un guerrero! -Tengo una profesión honorable -le dije-. Estoy satisfecho con ella, y los demés tambié n. - Pero yo no estoy satisfecha ---d.ijo Lenea-. No volveré a dormir contigo. -Las noches se pondrán frias---dije. ---Para ti, no para mi. Seré la mujer de WoIfu>g - Ya tiene mujer. -Pues tendrá dos. Miré en derredor. Los otros estaban escu chando, esperando el desenlace. Wolfing sonrete burionamente. Elesse, su compañ era, se estremeció pero no dijo nada. (Es una criatura asustadiza, y WoIfing la domina por completc.I
Me voM a Doemk:he. Estaba sentado en una piedra, arre bujlado en la pieJ del oso, y su expI"esi6n era remota e inesc:rutable. Le pregunté qué pensaba de esto. Y dijo; --Lo que ocurre entre tu mujer y tú no es asunt o mio, a menos que yo la quisiera para EL PEMx.l.o 2 I 43
mí. y no es el caso. -QWzá estorba más de lo que vale --<tijo WoIfing-. Pero si quiere venir la tornaré. - ¿Entiendes la situación. querido? -dijo Lanea---. Sigue garrapateando e n tus cuedernos; no sirves para otra cosa. Escribe sobre esto, ta m bién. ¡Quizá te dé calor e n la noche! Se levantó para irse, recogiendo el ha to con sus pertenencias. Le afe rré el tobillo. Me pateó el hombro con el pie libre, y todos rieron. Le abofeteé la cara con todas mis fuerzas. Trastabilló, auDando de furia, y luego tomó una lanza y me atacó. La esquívé y le hice perder el equilibrio de un puntapié. Cayó de bruces y me lancé sobre ella . Apenas advertf que todos reían y vitoreeban mientras yo le golpeaba la cara. Pero luego me arañ6 las mejillas y enceguecf de furor y le aporreé el cuerpo y la cara, pegándo le tan fue rte que cada go lpe me hada gruñir. Ella siguió tratando de apartarme, pero no pudo conmigo. Había violado mi honra. y ahora la golpeaba con saña. No sé cuánto tiempo le pegué. Al cabo de un rato, noté que no resistfa más Y tenia la cabeza floja. Así que de jé de golpearla y le eché agua en la cara. Cuando sus ojos pudíeron reconocerme, la violé. Nuestras relacio nes han mejorado considerablemente desde entonces. Tal vez Lan ea no me a ma, pero se cuida de no enfadanne. Duerme conmigo cuando 10 deseo, y mantiene el pico cerrado. Creo que quizá necesite otro par de tundas para comprender quién es realmente su compañero. Sabe que 10 estoy pensando, Y procura no darme ningún pretexto. No sé si alguna vez recobraré su amor. Pero el amor no es importante. Lo que cuenta es que te ngo su respeto, y no he quedado en ridículo a nte los ho mbres. Anoche todos los clanes se reunieron en este meseta, y se podían ver fogatas en todas las direcciones, hasta el horizonte. Todas los clanes de esta región acudieron a este lugar guiados por instintos que desconozco. Anoche Lanea se aferró de nú inexplicablemente y soU0z6 y no hubo modo de cansolarla. S upe que se requería de nú alguna comprensión especial, pero me faltaba el cono44 f
.EL Pf.NDlLo 2
cimiento. Le pregunté qué le sucedia. -Es el fin para nosotros, y k> estoy Dorando --<tijo. -Pero ¿po r qu é? -pregunté--. ¿Qué ha sucedido? -Nada todavía -dijo---, pero sucederá. ---OCurra 10 que 0CUIT2l -te dije , después de besarla- yo estaré contigo. -No -dijo el1a---, esta vez es imposible, esta vez es el fin para nosotros. Pensé que la dominaba la histeria. - ¿Es otro cambio? -pregunté-. He pa sado por todos los cambios de KaId<x, y estoy dispuesto a afrontar éste también. --No puedes hacer 10 imposible -dijo ella-. No eres de los nuestros. No compartes nu estras potencialidades. -Es cierto, pero he logrado adaptarme besta nte a vuestra vida - Te has adaptado milagrosamente ... ¡Es. toy ta n orgullosa de ti! Pero hay ciertas cosas que no puedes hacer. Le sonreí. Me sentía calmo y confiado . -No estés tan segura. Creo qu e ahora soy más kaJdoriano que terrestre. EDa me miró tiernamente, como si fuera un niño . -Has sido amante y a migo, y has vivido nuestra vida hasta el límite. Pero ahora terminará. - Te equrcoces-dije-. No ha terminado. -Yo 10 sé ---dijo l...anea--, Y tú no . No es cuestión de fuerza de voluntad, ni siquiera de amor. ¡Somos de planetas diferentes! Los ritmos de nuestras vidas son diferentes. Lo que debe ser no puede impediJse. Y yo no deseo alterar mi destino, ni el tuyo. Lo adecuado es que cada uno de nosotros viva de acuerdo con su propia naturaleza. Resistir.;e a eso seña rebe larse contra la naturaleza misma y el signifi· cado de la vida. Nada de eso tenía de masiado sentido para mí. Sabía que un cambio era inminente, pero había sufrido otros cambios kaIdorianos. No obstante, Lanea insistió en que le hiciera el amor por última vez y luego la besara Yme
fu.,.,
Hice loque me pedía. Pensaba que mafIana podña hacerle cambiar de parecer.
El Pa«u.o 2 I
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Todo mi clan se me acercó. Me besaron y dijeron adiós. Se alejaron, cada cual en una d irección. Luego supe que al margen de todo lo demás. esto significaba la disolución de mi dan. la pérdida de mi familia.
vida y sus cambios son un misterio para mr, un misterio mayor del que somos nosotros para ti. -¿A mí me ocurrirá algo? -le pregunté de
nuevo. -¡No lo sé! -dijo Eliaming-. ¿Ves cuál es Eliaming fue el último en partir. el problema con las palabras? No puede expli· -Todos hemos gozado mucho juntos, carsenada que ya no sepas, Traté de hablar de Goldsteín -me dijo 1Iorando-, y tú has sido esto por tu bien, porque te amo. Pero he dicho nuestra familia como nosotros fuimos la tuya. demasiado, o demasiado poco, y sók> te he Pero ahora se ha invocado la iey del uníoerso, causado ansiedad. ¡Guarda el recuerdo de lo semejante debe permanecer con lo seme- nuestro amor! ¡Adiós, GokIstein! jante, y nos duele despedirnos de ti. Así E1iaming, el último de mi clan, se --En no mbre de lo que hemos sido el uno marchó. para el otro -le dije-, cu énta me lo que La gente está desperdigada en todas las ocurrirá. co linas. Parece estar esperando un gran eccn-No puedo contarte -dijo-. No lo sé . Es tecímíento. Yo me quedo y espero, tam bién un misterio. ¿Qué otra cosa puedo hacer? -Entonces ¿có mo sabes que es el fin para Ahora es de noche, y estoy sentado ante la nosotros? fogata, el último de mi clan. Todos esos miles - Porque lo sé -c-dljo-c-. El conocimiento ya se han dorm ido, y sus fogatas se está n está en nuestra sa ngre. No tiene nada que ver apagando. Soy el único testigo, pero yo tamo co n nuestras cabezas. bíén estoy cansado. -¿Mo riréis? -pregunté-. ¿Es eso? No puedo permanecer despierto. Pero en la Mene6 1acabeza. mañana me propongo hace r algo. - No hay muerte en Kaldor. Sólo hay cembio. Adiós.. GoIdstein. Ahora estoy solo. - ¡Espera! -grité-. ¿No puedes decirme Los miles de personas que cubrian estas nada más? laderas se han ido. {Esta mera a usencia de -Puedo contarte un cuento -dijo-. Ha- algo familiar es el espectáculo más pasmoso bía una vez un bebé ratón que perdió a su que he visto en mis peregrinaciones. 1Se han familia. Vagabunde6 por colinas y valles, '5Qk) ido. y sók> han dejado despojos: en estas cimas y temeroso, y se debilitó cada vez más, y al sólo estoy rodeado por fogatas a pagadas, ar o final se recostó bajo un árbol, a punto de mo- mas, ollas, ropas. rir. Pasaron unes langostas y se apiadaron del Todas sus ropas están aquí. Se fueron sin ratoncito. Lo alimentaron y lo cuidaron, tal sus ropas. como lo hubieran hecho co n un bebé lenPara mí, esto significa que se desvenegosta. Y el bebé ratón vivió y aprendió a vivir cieron. como langosta y al fin terminó por creer que era una langosta. Y todos fueron muy febces No me resigno a acep tar lo que sucedió. juntos , y vivieron como una gran familia. Y el Supongo que se marcharon en la noc he. ratón juró que nunca abandonarfa a su familia. Quizá uno de ellos me adm inistró una droga. Pero luego llegó el invierno y las langostas Luego se fueron todos. Quizá dejaron sus romurieron, y el ratón quedó solo. No era culpa pas por algún motivo religioso. de nadie. Las langostas viven sólo un estació n, pero los ratones viven varias La alternativa que debo aceptar es que se -¡Pero dijiste que no había mue rte en desvanecieron. Kaldor! - No pa ra nosotros, que nacimos aquí. Sufro un profundo problema emocional. -¿Pero para mfhay muerte? Siento que estoy en apu ros. pero no hay nadie -Lo ignoro. Tal vez para ti sr la hay, pues cerca para ayudarme. Estoy muy solo. Hay no naciste en este lugar. Pero lo ignoro. Tu una especie de compañia, porque todos los
a nimales han regresado. Para mí es inexplicab le. Ha bían desaparecido desde fines del invierno . Pero ahora han vuelto e n fantástica pro fusió n. Aves, fieras, todo lo que camina o se arrastra parece estar ton estas colinas. Hace l1h tiempo q ue no sigo con el diario. No hay nada que escribir. VIVO solo aquí. Me a bando naron. S upongo q ue me consideraron .indíqno. Y por cierto es un ruoo atinado. Supongo q ue por eso me e nviaron lejos de la Tierra. Me consideraron indigno de vivir co n humanos. Me tomaron por lo que era. y me pusieron en una na ve espacial y me despacharon a o tro pla neta, do nde tendría o tra o portunidad, Pe ro aquí no llegué a nada. l os e ngañé por un tiempo, pero en definitiva no llegué a nada. Como eran demasiado amables para enviarme a otra parte, ellos mismos se fueron, supongo que a o tra regió n del pla neta. Que los a nimales adviertan qu é soy es sólo cuestión de tiempo. Por ahora también Jos he engañado, como he engañado a tantos o tros. Son notablem e nte mansos. No creo q ue nunca ha ya n tratado con perso nas. Son tímidos como todos los animales, pero amigables. Se me acercan y me lamen la mano. Duermen cerca de mí. Pero no debo ecosturnbrarme; e llos ta mbién se marcharán.
Los q ue se quedan más tiem po alrededor de m í son los de mi tótem, Jos bú hos y dervos. Son los animales más amables. En cierta form a , los ciervos me han adoptado. Uno o más du ermen siempre ce rca de mf. los búhos se m e posan en los ho mbros, y son las únicas aves que lo hac e n. La bíerbe está cubriendo las a nnas y las ropas. El tiempo pasa. pasa. Bie n, supongo que de a lguna manera puedo entenderlo. ¿Q ué tiene de terrible decirlo? "Todas Las personas se transformaron e n animales. Yo no me transfo rmé porque no nacf a q uí. S ufrieron una metamorfosis, no la primera.. Desde que llegué aq uí, la extrañeza era evi dente . S us instituciones sociales cambiaban
con desco ncertante ce le ridad. las norm as ca mbiaban de la noche a la mañana y se aceptaban pautas completamente distintas. Pasaron de una cultura formal v elusiva a una cultu ra afectuosa y comunitana y luego a una cultu ra prim itiva y rece losa . Pero las metamorfosis de sus vidas so n a ún más profundas. Cambian de nuevo, un cambio ffsico como el de las mariposas o las ranas. Sus nacimientos está n de algún modo relacionados con el cicle vital del planeta. Con tocios sus celos vitales, diria yo .
Es un planeta de reencarnaciones. No es mistic:ismo. Es la verdad más simple. más básica. los hom bres re nace n como animale s. ¿Y cómo renac en Jos animales? Aquí. no creo que el ciclo de nacimientos imp lique ruidos de valor . No admi ten la existencia del karma. Un naci mie nto es tan bu eno como cualquier o tro; pues toelas las cria turas vivientes son dignas de ser vividas. Yaderná.s. todos nacerán como todo, a su tiempo. Es la reencamad6n sin la muerte. Aquí sólo hay naci mie nto y cambio. Na turalme nte , yo no ten fa moclo de integrarme a ese ciclo. Estamos a fines del verano. los días son dorados. Hay Uuvias más frecuentes. He regresado a Morei. Muchos animales han regresado conmigo. El luga r no parece interesarles en a bsoluto. Desde luego , en realidacl no es de ellos. Perte nece a Jos próximos seres humanos. De cualquier modo, los an imales se está n yendo. O, más probablemente está n camtriando. Pu es se ha iniciado una nueva temporada de crecimientos y las plantas está n desplasando a los animales. Me he marchad o nuev a me nte de la ciudad. Ahora es o toño , y soy muy fe liz durmiendo entre Jos integrantes de mi tót em, Jos pi nos. No tengo muc ho qu e escribir. El tiempo pasa, y yo vivo. empiezo a sentinn e mejor. Empiezo a recuperarme.
Es uwerno.
Tocios los a nimales se han ido. las pla ntas El PENOlLO 2 I 47
Tal vez es un acto de egoismo humano, pero no puedo permitirme morir, ni siquiera a Habrá nuevos nacimientos en primavera. este precio. Asr. que comeré lo que debo, y Estoy seguro de eso. Quizá. mis amigos renaz- trataré de recordar que todo come yescontido can entonc es. Pero quizá yo esté muerto. Por- y que algún día yo alimentaré ala criatura que que la muerte es siempre la metamorfosis in- pueda asimilarme.. S igo la costumbre. No comeré a los de mí mine nte para mr. Me quedaré aquí hasta la primavera. Esto cla n. Me alimento ta n frugalmente como requerirá algunas decisiones difrciles: tendré puedo de todo lo que una vez albergó vida. que alimentarme de los cuerpos de mis ami- Espero, sueño . ¿Regresarán a mI? gos, an imales y vegetales, o pereceré. Ojalá sea un invierno corto.
están muertas. lo único vivo en este lugar soy yo.
Entre en ero y marzo de 19 75, tuuo lugar en el lns ütuto de Artes Contemporáneas de Londres una serie de conferencias sobre dioersos temas de La ciencia fi cción. Organizado por el criüco australiano Peter Nicholls, el ciclo contó con personalidades de la talla de Ursula K Le Guin, Edward de Bono, Alvin rottte, Thomas M. D íscn; Alan Gamer. Y Robert Sheckley, cuy as palabras ofrecemos a co ntinua ción.
RtotS'kLkl
LABUSCAD LO MARAVILLOSO Hace alrededor de un mes me jos de ser un defecto. e ra una cie de jugador de reserva de pidieron que sustituyera a ventaja positiva. Pareciera los aud itorios. Philip K. Dick. quien se su- pues que tanto ustedes como Pero para que este sueno se ponía debí a hablarles esta no- yo . tenemos suerte esta no- hiciera realidad. necesitaba che . Acepté. y me senté a pre- c he: yo por tartamudear. y us- preparar una charla.. No poparar una conferencia. tedes por tener el privilegio de día se r la misma q u ~ había No soy un conferencista oír mis tartamudeos. dado en Nue va York. pues ésa He hablado ante una au- la habia improvisado ayudanexperi mentado. Tartamudeo. Me intimida hablar ante gru- die ncia sólo una vez en la dome con fichas y fue un depos de una persona o más. vida. el ano pasado en un co- sastre . Los esc ritores de cienTartamud eo hasta c uando ha- legio de Nue va York. donde cia ficción que tartamudean y blo conmigo mismo . Pero sustituí a Frank Herbert. Y tiene n ideas confusas debeunos amigos me contaron que ahora' estoy sustituyendo a rían ev itar las un provtsaen Inglaterra el tartamudeo se otru persona. Com prendí que c rones. co nsidera indicio de inteli- estaba iniciando una nueva y Primero pensé que podía gencia. y que todas las perso- promiso ria carrera como es- dar una c harla sobre el funas lúcidas lo practican. De cn ror-conferencista de cien- turo. A fin de cuentas. toda la manera que tartamudear . le- cia ficción sustituto. una espe- cie ncia ficción tra ta del fuEl . PE NDULO 2 I 4'1
turo . Pero no estoy e n una si
ruaci ón ideal para eso. puel> en realidad vivo e n el pasado. Vivo e n la isla española de Ib iza co n mi esposa. mi hijo . dos pe rros . un gato. y un huésped . Vivo en una casona de piedra de 200 años co nstruida co mo una fortaleza . T iene sie te hab itaciones pero sólo dos ventanas . No tene mos televisión . ni teléfono. ni radio . Só lo muchos almendro s . En c uanto al futuro . Ibiza está al marg en de é l. S i la civtli za ción occide ntal se derru mbara dc go lpe. nosotros nos e nteraríamos sólo tres dfas más larde . cuando lo leyéra mo s e n la revista Tíme, C ua ndo viv ía en Nueva Yo rk . yo tenia un sinfín de ideas sobre el futuro . Básicamente. el futuro era un lugar siniestro. hacinado. ruidoso. peligroso. inestable, ilógico . incitante y sujeto a cambios sin previo aviso. Un lugar muy familiar. Pero ahora vivo en Ibiza. donde las cosas han mantenido prácticamente el mismo ritmo y el mismo estilo desde el desembarco de los primeros turistas romanos . Ibiza vive en un pasado intemo. y no es afectada por la cu ltura moderna . Ibiza. en verdad: no tiene cultura moderna. No tiene cultura alguna por lo que yo he podido ave riguar. Sin em bargo . me gustaría aclarar esa observación. Hay m uchas personas cultas e inteligente s de tod as las nacio nalidades en la isla. Pero no hay cultura para los hablan tes de inglés. que es lodo lo que yo se hablar. No hay películas para nosot ros. ni concie rtos de
rcc k. ni bibliotecas. ni confe rencias , ni teatros . ni librerías. ni muchas otras cosas . Só lo hay mar y montañas. campos floridos y playas contam inadas. Co mo soy un profesional. puse manos a la obra. organicé mis da tos . y entretanto a veces pensaba: " ¿Sobre qué se supone: que debo hablar execremente?" Porque sab ía que si lograba averiguarlo todo saldría bien. Miré el programa de estas conferencias para ver qué se proponían los otros expositores. A juzgar por los título s. se hab ían metido en cosas serias. Eso no me preoc upaba: puedo ser tan serio como cualquiera . y de hecho había algo que quería deci r. Q uería mencionar los efectos psicológicos de l derrumbe del universo prolemaico y antropocéntrico . Esta concepción . co mo sin duda ustedes recordarán. determinó durante muchos si· glos. las ideas de la humanidad acerca de lo desconocido. Era un plan perfectamente simétrico. y estrangulaba toda especulación. Pero ahora vivimos en un espacio conceptual totalme nte d isti nto . En nuestra presente orientació n somos habitantes de un planet a en órbita alrededor de una estrella menor de un rutinario suburbio de una galaxia de tama ño mediano en uno de los muchos universosisla. La ciencia nos ha llevado a esto . y nos ha dejado en libertad de encarar la inevitable probabilidad de otras exis tencias. otras vidas no necesariarren re relacionadas con la nuestra ni derivadas de e lla.
La ciencia nos ha puesto en el umbral de una verdadera panicipaci ón en lo desc~no c ido . Pero la mayoría de ROSO- . Iros participamos de la ciencia sólo co mo consumidores y espect adores . Observamos sus logros po r relevísíón. y compramos los frutos de sus ínvesngaciones en forma de televisores y automóviles. C uando el primer hom bre pise la superficie de Mane . parti ciparemos sólo como especradores de una borrosa reprod ucción televisiv a del gran aco ntec imie nto . Ya sa ben có mo será: anunciadores con voces estentóreas nos coma rán exactame nte q ué est á sucedie ndo . Y tam bién nos apuntará n las emociones aprop iada s q ue deben sentirse en cad a e tapa de la gran aven tura . Esa será nuestra parnclpecién e n la conquista de otros rnundos . Las monvecíones de los cíentiflcos pueden ser puras . pero sus pretensiones a veces son d ifíci les de digerir. Quie ren explorar lo desconocido por nuest ra cuenta e infonnarnos sobre sus hallazgos. como si lo s demás no fu éramos tam b ién ex p loradores que se desp laza n como ellos entre los mis terios de la vida y la muerte . En la actualid ad . los integrantes de un grupo panicular. po seen los medios de transport e excl usi vos; el equipo. los artefactos necesarios para el contacto con o tros mundos . Nosotros. la ge nte . subvencionamos ese tra bajo. pero los fabricantes y los militares cosechan los beneficios inme diatos . A nosotros nos reservan el espectáculo.
El cie nnfico. que lo examina todo , debería mirarse a sí mismo. En principio yo lo de finiría co mo un anima l que produce descubrimientos y deja cae r sus produ ct os tan natural e irreflexivamente co mo una gallina pone huevos . Como a la gallina. en general lo tiene sin cuidado e l uso que hagan de esos prod uctos . La mayor parte de los científicos no está .a favor de las bombas atómicas . desd e luego. y presumiblemente a las gallinas les dis gustan las omelenes: pero amb as espec ies son realistas y transan co n las co ndicio nes que encuentran . Voy al hecho deque la cienc ia está orient ada hacia resultado s prácticos , sin conside rar las posibles consec uencias. Así, la ciencia es mora lmen te un imbéc il que entrega ciegamente sus productos a quienqu iera sea capaz de usarlos. El usuario más probable es siempre el exp lotador: el fabrica nte . e l militar . el empresario y el político. La ciencia produce lo que requieren estos hombres intensame nte motivados: proce sos repetitivos y controlables. Pues ¡.cuál es . al fin y al cabo. el sueño de l político? Una población dócil y previsible . feliz y co ntenta con sus compensac iones . Este estadorebaño es precisamente la gran esperanza que nos brindan las ciencias. Pues la ciencia no tiene un interé s profundo en nuestras d iferencias sino que se concentra en nuestras simio lítudes. los puntos vulnerables a través de los cua les podemos ser manipulados y controlados . Si 1,", rundos invisibles
que nos rodean e interpenetran . alguna vez fueran comprendidos de acuerdo con los criterios de la ciencia. ¡qué pe. sadilla seria nuestro ex istir ! Pues al descubrimiento sigue la explotación. a la cua l siguen leyes que refirman el derecho de los exp lotadores a poseer sus despojos. Es dec ir, después del científico viene el industrial. y después del industrial viene el leguleyo . Y después del leguleyo, sonriendo alegremente. dispuesto a explicar la necesariedad divi na de todo , viene el clérigo. Me tomé un grdn trabaje . para o rganizar estos pcnsa· miemos , en los cuales creo . pero no al extremo de obsesionarme. y me imaginé en este lugar e xpresándoselos a ustedes . y algo no encajaba . Lo que no encajaba era que yo estuviera tratando de escribir la clase de charla que pensaba que ustedes esperarían de una persona como yo ame una audiencia como ustedes. Esa era una idea espantosa. porque significaría que ambos nos habíamos programado mutuame nte por anticipado : ustedes . sabiendo de ame mano qué esperar de mí; y yo, sabiendo qué esperarían ustedes . moldeando un producto que cu mpliera con esas expectativas. Lo que dificultaba y complicaba aún más las cosas , era saber que mi conferencia. ade más. se publicaría en un libro. Eso significaba que realmente ten ía que ser sesuda y estimelame. detallada pero concisa , profunda pero fácil de entender; en una palabra . espesa . Mis palabras -estas palabras que ahora estoy tartamudean-
do- habrían tenido q ue resistir el atento escrutinio de la página impresa, junto co n las palabras de muchos pensadores realmente agudos que sabien de qué esta ban hab lando . Es una presión realmente fuerte para un hombre como yo. que se co nsidera un escritor popular d isfrazado de profeta y critico socia l. Para mí s ignificaba: ¡Cala hondo! [Usa palabras d ifíciles! ¡Inventa conceptos! ¡Dcslúmbralos con notas al pie! Creo q ue entonces caí en la c uenta de que era un fabuladar. Mi nue vo tópico seria : " C ie ncia ficción : la busca de lo maravilloso " . Esta seria la base de mi carrera de esc ritorco nferencista sustituto. El fabulador es el representante del público gene ral en lo q ue atañe a la realidad noordínaria. Carente de una espec ialidad . esc ritor antes que científico o guro. es el vocero del público masivo e n la cuest ión de los otros mundos. Entre otros prob lemas . e l fabulador de cuentos populares se preocupa por qu ién viajará a las estrellas. qu ién ex perimentaré la magia de lo desconocido . Es un problema práct ico. Es la pregu nta : ¿quién experimentará literal mente lo maravi lloso . lo escalofriante. lo trascendental? Los tabuladores, con Irecuencia . hacemos héroes de ho mbres co munes , no dotados de cualidade s intelectuales o es pirituales descoüenres. Intuimos que esa realidad-cea no es exclusividad de una pequeña élite . sino un derecho de todo s los humanos. Creo que mucha s persona s leen cienc ia ficción por ansia Ü. PEr«x.L02 f SI
:
de participar e n las mara villas
nirse. contenerse . ni cono-que vendrán . La busca de una cerse de veras. realidad no ordi naria es algo EJ misterio es lo que ya no má s que curiosi dad y ex pre - tenemos. Nuestro magro suss ión de deseos. Nuestra vida tituto es la religión del hombre cotidiana está demas iado ares- como ser que vive en la Tierra. tada de rép licas de nosotros Comprendemos muy bien mismos y de los repe titivos ar- nuestros deberes éticos. creetefacto s de nuestros día.s y no- mos en ellos y tratamos de ches . Pero no creemos del cumplirlos . Pero todavía nos todo en es te mun do prosaico . queda esa íntima desazón. la Co nsta nteme nte se nos re- sensac ió n de q ue nacimos para cuerda la ex trañeza del naci- buscar. de que nuestra ese nmien to y la muerte. la vaste- cia es incognoscible, que sodad de l tiempo y e l es pacio'. la mas planta y espíritu. criatuimposibilidad de conocemos a ras de dimensione s desconocinosotros mismos. Uno quema das . Pero todos nos topamos vivir en forma d iferen te. más con nuestra verdadera condi significativa. Uno querría par- ción : somos fantasmas asfiticipar en acontecimien tos xiados en pancon manteca . mas relevantes q ue nuestra La cie ncia ñcclée. co n su ronda cotidiana. go zar de se n- aire prosti bulario. trae espesaciones mas exquisitas que ranza.. para algunos de nasolas ordinarias . Uno lee ciencia Iros . Hemos terminado por ficc ión con el momen táneo desco nfiar de cualquier cosa propósito de trascender la cha- que nos hable de la Verdad . tura de lodos los d ías. Sos pec hamos que esas verda Esta búsqu eda de lo inefa - des maravillosas , siempre inab le tie ne una razó n. Los teólo- plicables para nosotros . son go s peroran sobre la muerte de un estupefacie nte. Algún insDios: para la mayoría de ROSO- tinto nos dice que uno puede tros es un hecho cot id iano . tropezar con la verdad en el " Dios' es una palaln con lugar menos probable. ¿Y qué connotaciones desdichadas lugar menos probable que la para muchos. Yo la es toy cie ncia fICCión. que alardea de usando para aludir al misterio muchas cosas pero nunca alarfundamental jamás tocado por dea de ser liter.tlmenle cjerta? nuestra racionalidad. A",n e l Aguardamos la llegada de hecho de llamar misterio a un lo insó lito. lo maravilloso y lo misterio. es una manera de liextraño , pero no se nos mani mitarío. un modo de fijarlo en fiesta. Viene e l carrero. y el nuestra mente como una lechero. y el recaudador de " cosa " con propiedades hasta impuestos . pero no el hera ldo ahora desconocidas pero . de hechos mi lagrosos. Tomen eventualme nte. mensura bles . como ejem plo m;' reciente E.s ta defi nición parece raciorocecon lo ine ~ Dlteable . nal. pero de hecho contradu Muy tarde una llOl,.-he. ~. la Klea misma de lo marav i- ~~ a mi casa de 1"'7.41. lloso . Aquello que nos falta cuandn vi, a mi izq uierda y puede ser atisbado pero nunca cas i ~Jhre el horinM'lte. un aprehendido. No puede defi - gran d i",'n oval de luz arrum-
lIa. Parecí a estar desplaza ndose a gran velocidad y pronto desapareció. ¡Al fin, pensé. he visto un plato volador! Sin embargo. ron ánimo de investigar científicame nte. paré el coc he . El objet o había desaparecido. Retrocedí. y la luz apareció de nuevo , esta vez qu ieta contra la negrura de una montaña . T ras unos minu tos de estudio , ide ntifiqué e l objeto. Era la luz de una ventana reflejada e n la montaña . La estudi é un poco más. y al fin advertí que sa lía de m i propia casa. Hab ía e laborado mi propia ilusión, pero ni siquie ra había tenido la sagacidad de dejarmeenredar. i.Dó ndeeslamos. pues? Hemos de smantelado e l universo mecanicista de Locke y Hume . y hemos desechado la acti tud materialista como irremed iablem ent e ingenu a . Hemos rechazado la actitud psico lóg ica concomi ta nte según la c ual no somos m ás que e nridades indi vid uales encerradas e n su saco de piel . viv iendo y muriendo a solas. Y aunque los anti guos mu ndos mágicos ya son irrecuperables . cons tant emente hay at isbos de los nuevos mundos. Este es e l mundo del fabulador. El fabulador afirma que ning ún proble ma est é irrevoca ble me nte resuel lo . ninguna discu sión cerrada. ninguna concl usión supe rada . La fabulación . al prod ucir esce narios p lausi bles pero contradictorios . a l aceptar cualq uier premisa. niega la certidumbre y celebra los va..tos horizontes de lo maravilloo.o. ¡.Qué C'!' k. maraviUoso'! e ren que eo; el <tfi..tlu de algo
que es real en cierta
forma.
aunq ue inalcanza ble . ¿Dónde se puede encontrar lo mara villoso ? Só lo hay dos re gio nes posibles: lo conoc ido y lo desconocido . e l aquí y el allá . Ambos tie nen sus apologistas y exploradores. 1..0 desconoc ido es el lugar obvie donde bu scar: Oa . la Adántida , Ur : la lejana Centauro ... Esta es una apreci ac ión lóg ica . Su defecto pri ncipal consiste en que hasta ahora no ha dado res ultado . A medida que avan zan nuestras explorac iones . las regiones de lo mara villoso retroceden aun mas. Dondequiera que vaya e l explorador. no encuent ra mis que criaturas que viven su vida cot idi ana res petando leyes. Muchas escue las eso t éricas declaran q ue lo maravilloso tiene q ue estar preci samente aquí. e n lo vulgar. en nuestra vida cotidiana . Est e punto de vista considera q ue la d iferencia entre lo maravilloso y lo ordinario es una d ifere ncia men tal. un proble ma de percepción po r parte del observador antes que el descubrim iento de algo nuevo en 10 observado. Este punto de vista cons idera que lo maravilloso debe hallarse por reconsrruccíón ímenor, y que la consecuenci a 'ioerá una reha bilitación de nue stra apreciación del m undo externo. Es una actitud muy co nvince nte . y para muchos de nasoIros resulta inmediata e innntivamenre persuesiva . Sin embargo. existen difK"Ullades pr.íct k a... Aunque los místicos nos han legado muchos metodos y med ios para alcanzar ese estedo menta l de iluminació n. pocos de nt)S(lI ros lo
alcan zan . No tiene caso c~r en un método cuando no produce los resultados deseados. ni para nosotros ni para ninguno de nuestros conoc idos . La herramienta para alca nzar la ilumin ación . es la medi tación . una palabra que nor ma lmente entonamos con reverencia. Se presume que la med itación es para la ment e lo que los aliment os org ánicos para e l cuerpo. Es muy saludable. aunque por cierto no tan d ivertida como una bue na película . O aún una mala pelí cula. Es una práctica cescoecetta n te por lo simple. pero tiene sus bemoles. He seguido un antiguo sistema que con siste en contar las inhalacione s . Uno cuenta ha..ta diez, y luego empieza de nuevo . siempre concentrándose en las inhala ciones. Lamentablemente , casi siempre pierdo lacuenta . Y después de perder la coeraa vari a.. veces. pierdo todo interés . Pero cuando sí tengo éxlto y logro serenar la mente y alcan zar un grado de ~ nsibi l idad agudizada, oc urre algo muy elltraño . Descu bro que he sinto nizado mi rmPia emisora de música intema. El sistema de emisión de musica tran smite continuamente de ntro de mi cabeza. sólo interrumpida por pantallazos de not icias de 195 1. Ni siquiera me g usta la mayor parte de los lema.. que emue. 'Y los arre glos son de una uniformidad ina@:uan reble. De modo que en mi experiencia personal. la maJila ción es como esperar en un ee ropoerto. con su música entubada 'Y sus anuncios trivia-
les . Pero con una d iferenci a importante : en un aeropuerto uno sabe que tarde o temprano despe gara y volará . Al cuerno la med itación. Y al cuerno las excursiones por el mundo interior. La maqu inaria para sondear la ex periercia interior es inaccesi ble . Nadie ta bulará ni entrenará nuestros rit rnos al fa. ni nos enseñará técni cas de tran ce . ni e xplorará nue stra capac idad para la clari vide ncia o la telep atía . La química de la experie ncia interior cambien está proscripta. Los gobiernos prohiben la ingestión de drogas psicotrópicas . tal vez por miedo a que todos quedemos. si no ilumi nados. al menos dopados. E l esoterismo, que es legal. aunque no demasiado divertido , nos ofrece alg unos remedios . Pero cuando intentamos se guir una senda espiritual. la ma yoría no llegamos demasiado lejos. Enfrentadas con esta falta de resultados. las esc uelas esoe éríces hacen recaer la cul pa en nosotros an tes que en una deficiencia de sus doctri nas o métodos. Por ultimo. ex plican nuestro fracaso refugiándose en paradojas. Nos dicen. por ejemplo. qUe só lo podernos llegar si no qceremos llegar. un bonito nudo doble. A lgunas escuelas esotéricas ad vierte n al di sc ípu lo que no po nga en práctica los poderes e xtraordi narios que adqui rire mos e n el curso de nuestro trabajo. l..oeuraordinario esesra afi rmactón . La mayoría no lenemos fue rza de vol untad para dejar de fumar. mucbo menos para le vitar . Mientras con tinua ba esc ri-
biendo mi conferencia sobre el escritor de ciencia ficción en su as pecto más destacado. como fabuledor y explorador de lo mara villoso. advertí que lo maravilloso nunca había parecido tan trivial . irritante e inapropiado. Ustedes comprenderán, ca- . mo por fin lo comprendí yo a e sa altura, que me es taba tomando muy en se rio . Y es to era curioso. pues tengo repu recién de humori sta . La verdad de la situac ión se me reveló de go lpe mientras estaba se ntado en el estudio tratando de conseguir la entonación adecuada para el verso sig uie nte: "estos relatos de antiguas maravillas nos parc~n extravagantes e ingenuos ahora . como los nues tros pare. cerán a nues tros descendientes ; pero en su momento fuero n intentos de apre hender las m últiples condi cion es de la al te ridad. de criaturas y ci rcunstan ci as diferentes de nosotros. en cuya exi stencia creemos aú n. pero si n la prueba sensoria definitiva que nos permitítransformar nuestras vi·
na
das." Ni siquiera puedo alardear de conocer ciencia ficción. Desde luego me doy cuenta de que la escribo . Pero no me propongo escribirla . No me sie nto y me d igo: ahora pensaré una idea de ciencia ficción, veamos cuál usaré es ta vez , ¿ mo nstru os de l espacio o e l fin de l mundo? En rea lidad las cosas no so n así. Lo que sucece es l.Iue algo me llama la atención. y unas cuantas palabras o ímégeoes confluyen de manera incitante. O a veces una escena entera añora en mi mente .
Sea como fuere. aparece y basta. No soy yo quie n dice cómo debe ser. Yo sólo oeedezco. Y el resultado es nor· malmente otro cuento de ciencia fICCión . Para ser franco . me sorprende lo que ha pasado con la ciencia ñccíón en los últimos años . Se ha transformado en un campo denso y acadé mico. y los esc ritores de ciencia flcción son tratados con un respeto que yo, como uno de sus pares y admiradores. sólo puedo con temp lar con alanna
y.suspicecía. Parece que fuera ayer. aunque en verdad fue hace veinte años . cuando todos nosotros escribíamos historias de aventuras sobre una región nebu losa y mal defi nida que llamá bamos el futuro . Ahora nuestros engendros son analizados en claustros universitarios por virtudes que nunca sospechamos que tenían . Esto sucede especialmente en Estados Unidos. A mí. por lo pronto. es te cambio en la evaluación de la ciencia fICCión me tomó despreveeioo. Por" alguna razóe nadie me contó que la ciencia ftCCión se había vuelto respetable. que ahora debería enorgulleccnnc al declarar que soy escritor de ciencia ficción . En los viejos tiempos. cuando los demás me preguntaban cómo me ga naba el suste nto. dec ía que era esc ritor . y cuando me preguntaban qué escri bía y yo les contaba decían "Oh ... " No Lo decían con desprecio. Sólo con cierto desánimo. como si por un mome nto h"ubieran pensado que habían ronocido a un venladcro escritor y de pronto descubrieran que
en realidad uno era una especie de carpi ntero de las palabras . Y uno también cabe ceaba aba tido . porque en 10 más íntimo les daba la razón . En esos días uno nunca ronocía a un verdadero lector de ciencia ficción. sólo personas q ue tenían un amigo que le ía cie ncia ficción . Sin embargo• nunca daba la impres ión de que ese am igo fuera demasiado íntimo . Y de golpe -() eso me pareció a ml-- la ciencia ficció n fue in. fue chic. fue chispeanre. fue signifi cativa. y fue tremendamente divertida. Y también fue profunda. muy profunda , trataba de los problemas de nuestra época. y 00secos. los escritores de ciencia ficción . con nuestra gramática precaria y nuestras tramas d islocadas . nuestros personajes acarto nados que se ec haban en los hombros frágiles una idea rea cia y e mbrionari a para llevarl a a una conclusión convencional. nosotros. los descamisados de la literatura. éramos figurones y sin habérnoslo propuesto. Enterarse de que uno está escribiendo cosas relacionadas con algo importante es como ponerse un chaleco de fuerza . S i se le agrega el mandamiento "Sé natural " da lo mismo que es tar amo rdazado. Así q ue natu ralment e me puse a e labo rar es ta charla buscando la re le vancia que . segú n la ge nte. ten ían los esc ritores de ciencia ficci ón en ciertas cuestiones importantes . Allí estaba yo. se ntado en mi estudio y preparándome para endi lgarles una provocativa parrafada sobre el Preste J uan ex traída de la Ene...·d opt'EL f\tNX..Ul 2
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una diK1taCión erudita sobre por tener gatitos . Mi navaja algún aspecto de la ciencia ñchabía desaparecido irexphca- ción . habría contratado a un blemente ese dia. aunq ue disertante erudito . No a mí. sie mpre la guardo e n el mismo Esto me lle nó de pán ico . lugar. No había agua en la cis- porque a continuac ión pensé: lema . y se me hab ian acabado e n tal caso, ¿de qu é diablos los cigarrillos. Todo esto me quieren que les habl e? pasaba por la cabeza junto con Por último decidí que quela Atlántida y la natura leza de rrian q ue les hablara de la reala realidad y otros lemas sobre los cuales pensaba esclare- Iidad . ¡,Pues de q ué a ira cosa se puede hab lar . en definitiva. cerlos . Era una confus ión garrafal . si no de la realidad ? ¡.Sobre Pero de spués pensé . bien . en qu é aira cosa podemos interverdad tendrían que saber qué camb iar opi niones? ¿C uál otro esperar de mí. Si leyeron mi es mi objeto de est udio. mi obra . lo cual pongo mu y en especialidad . qué otra cosa esduda. sabrán que sé poco so- toy ex plorando continuamente bre la cie ncia y menos sobre en ellaboratorio de mi vida? el mundo moderno. Y el Sin duda. una de nues tras hecho de que nunca me hayan tareas princ ipales es probar. premiado parece prueba sufi- nos y sondeamos a nosotros ci ente de que no sé nada sobre mismos y nuestra interacc ión cienc ia ficción . con e l mundo . Y en es to. la y entonces se me: ocurrió; c iencia y e l esoterismo y todos . si esta gente hubiera querido' lo s siste mas de pensamiento
dio Brítannica , Mi gata estaba
que el hombre ha ceseroliado . no sirve n de nada en la práctica. Cada uno de ROSOIrOS está solo en la.. vastas regiones de su cráneo. tanteando el mundo con los precarios instrumentos que rec ibimos al nacer . En es ta char la he tratad o de e xplicar parte de mi prop ia rea lidad . en la medida en que soy capaz. en un instante par. ticutar de mi vida . Estas son las cosas que componen mi momentáneo universo. Es imposi ble una síntesis. aunq ue mi tiempo aquí ya se está terminando. Todo debe quedar sin resolver. laI cual sucede en los hechos. Mi tema escapa a los pulcros limites de mi defi nición . pues no hay dala que de alguna manera no esté relacionado con mi ci rcunstanc ia. Todo fonna parte del vasto e inconcluso rompecabezas que so n nuestras vidas .
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Cuarenta años son tiempo más que suficiente para saber todo sobre Las Cataratas.
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EN LAS
IRATAS Ilustró SANYÚ
Era la hiero. apretada y húmeda, resbaladiza por segundo? las Cataratas se extendían a lo como jabón, que cubría el sendero, y no la largo de la bahía, hasta desaparecer detrás de pendiente de la montaña, lo que hacía resbalar nubes de espuma. la bebra hervíaY tem blaba Ycaer con tinuamente a Carter. Tenia mojada bajo el impacto de tanto peso líquido, errola parte dela ntera del impenneable y las rodi- jando olas de espumosa cresta que se estrellallas cubiertas de barro, y todavia no había ban con tra las piedras allá abajo. Carter sentía akanzado la cima. Y con cada paso que daba. el choque del agua contra la roca maciza como aumentaba el rugid o que hacía temblar el una vibración que recoma el suelo, y que era suelo. Estaba cansado y sofocado de calor engullida por el rugido más potente de las cuando Degó a la cumbre del cerro, pero ol- Cataratas. Tanto reverberaba todo que los oívidó , instantáneamente, todas las incom<xIi- dos se le negaban a edeptarse. Pronto se le dades al mirar por encima de la ancha bahía. adormecieron a causa del incesante esComo todo el mundo, oía hablar de las truendo, pero los propios huesos del cráneo Cataratas desde la infancia, Ybebta visto ínnu- tJansmitlan las palpitaciones y temblores del merables fotografías y películas en la televi- cerebro, sacudido allí adentro. Cuando se sión. Toda esa preparación e ra insuficiente Gev61as manos a los oídos comprobó, horroripara mffigM el impacto de la reelíded zado, que el ruido de las Cataratas no dismiVto un océano que caia, un do vertical: nuía. Mientras se tambaleaba. los ojos muy ¿c uá ntos billones de litros decían que bajaban abiertos, se f0nn6 un remolino en la base de
Las Cataratas. producto de las siempre cam biantes corrientes de aire. Que subió sa1picán-
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dolo con una nube de espuma. La Uuvia duró breves segundos, pero fue más fuerte que cualquiera de las tormentas que recordaba, más de 'o que creía posible, Cuando cesó ese diluvio, Carter boqueaba. Estremecidopor sensaciones que nunca habla expenmentedo, se uoMó y rnUó hacia el granito gris del acantilado, oscurecido por el agua. Y hacia la casa que se ecurruceba en la base como una ampolla pétrea. Estaba construida con el mismo granito del acantilado, y no parecía menos sólida. Corriendo y resbalando , las manos en los oídos . Carter se lanzó hacia la casa. Por un momen to la espuma voló sobre la bahía. hacia el mar, y la luz dorada del atarde cer se derramó sobre la casa, arrancándole del techo ínclínedo rápidas nubes de vapor. Era una construcción muy natural , tan sólida co mo la roca a la que estaba adherida. Sók> dos ventanas penetraban la fachada inexpresiva del frente que daba a Las Cataratas: ven tanas minúsculas y profundas. como ojitos desconfiados. No exístía .nr mnguna puerta, pero Carter vio un camino de losas que 10deaba la esquina de la casa. Ava nzó por ese camino y descubrió - en la pared de atrás. la que miraba en dirección opuesta a Las Cataratas- una pequeña entrada. No tenia arco pero estaba resguardada por un enorme dintel de piedra de más de medio metro de diámetro. Carter se acen:6 a la puerta Y buscó en vano una aldaba en las pesadas maderas aseguradas con un cerrojo de hierro. El incesante y omnipresente trueno de Las Cataratas casi no dejaba pensar. y sólo después de e mpujar inútilmente la inamovible puerta se dio cuenta de Que ninguna aldaba, ni aunque tuviera la potenda de un ce ñén. servíña para enuncíerse dentro de esas paredes , por endma del estruendo. Bajó las manos y se esforzó por ordenar los pensamie ntos.
Terue que haber algu na manera de presenterse. Dio un paso atrás y en tonces descubrió una herru mbrosa perilla metélce en la pared, a poca distancia. Le puso una mano encima e Intentó hacerla girar, pero la perilla no se mooo. TIró hada su cuerpo, y aunque costaba moverla consiguió arrancarla lentamente de la
pared, descubriendo e l extremo de una ca -
dena. la cadena esta ba muy bien engrasada y en buen estado: señales alentadoras. Siguió tirando hasta arrancar un metro de cadena de la pared luego, a pesar de todos sus esfuerzos, no k>gr6 sacar mas. Soltó la perilla, que goIpe6 contra la tosca pedra de la pered AIIl quedó durante un rato. luego, con movimien· tos mecániros, ~ la cadena ,.,¡. vi6 a entrar en la pared hasta que la perilla ocupó su lugar original.
El extraño mecanismo pareció cu mplir bien su función. En menos de un minuto se abrió la pesada puerta, y apareció un hombre, que examinó e n silencio al visitante. El hombre se perecía mucho a la casa y a los acantilados que ha bía detrás: sólido, digno, gastado. arrugado y gris. Pero había resistido los añ os a pesar de tantas huellas. Tenía la espalda tan recta como cualq uier joven, y habta e n sus manos huesudas un aire de deddkla fortaleza. los ojoseran azules, de un tono muy parecido al del agua atronadora que cata sin cesar a 10 lejos.. llevaba botas altas de pescador, pantalones comunes de pana y un gastado suéter gris. Cuando le indicó a Carter, por señas, que entrase en la casa, no le cambió la
""""""'" de la CMiL Después que se cenó la puerta Y todas las trancas \IOMeron a sus lugares, el silencio de la casa adquirió una caracteristica muy especial Carter habicl conoddo en otros lados la e usenda de sonido, pero esa casa era una venia Jera manifestadón del sinsonido, una burbuja de paz que pujaba contra la mismisima base de l todosonido de las Cataratas. Estaba momentáneamente sordo , y 10 sabía. Pero no tan sordo como para no darse cuenta de que el martilleante trueno de las Cataratas habta quedado afuera. El otro hombre debía de saber muy bien cómo se sentía su visitante. Asintió con un gesto tranquilizador y tomó el ímpermeable de Carter, luego le señaló un slllón cómodo al iado de la mesa de madera, cerca del fuego. Carter se hundió, agradecido, en los mullidos almohadones.. El anfitrión dio rredíe vuelta y se fue; unos minutos más tarde volvió con una bandeja en la q ue habicl una botella y dos vasos. SiJvió una medida de vino en cada vaso y puso uno delante de Cartel'. que asintió
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y 10 to rnó con a mbas manos para qu e no le te m blara n tanto. Después de un trago grande sigu ió tomando sorbos. mientras se le apeoguaban los te mb lores y recuperaba el odo, El a nfitrión dio varias vueltas por la casa. hadendo dive rsas tareas, y Carter pronto se sinti6 m uy recuperado. Levantó la mirada. - Debo agradecerle la hospitalidad. Cuando Degué estaba ... agitado. - ¿Cómo está ahora? ¿Le hizo efecto el vino? -dijo el hombre en voz alta, casi gritando, y Carter se dio cuenta de que no había oído lo que él acababa de decir. El hom bre, seguramente, tenía problemas de audición. Era una maravilla que no estuviese sordo como una tapia . - Es muy bu eno, gracias - gritó Carter- . Es usted muy amable. Me llamo Certer, Soy periodista , por eso he ve nido a verlo. El hombre asinti6 con una leve so nrisa. - Yo me llamo Bodum. Ya debe saberlo si ha ve nido a ha blar conmigo. ¿Escrtbe para los periódicos? - Me mandaron aquí. -Carter tosió: al gri~ tar se le irritaba la garganta - y daro que lo conozco, señor Bodum . . . es decir, conozco SU reputación. Usted es el Hombre de Las Cataratas. - Hace cuare nta y tres años -dijo Bodum con a uténtico ~ que vivo en este sitio, que no salgo una sola noche. No ha sido fácil. C uando el viento sope hada aquf la espuma vuela sobre la casa dura nte días y cuesta respirar . . . hasta se a paga el fuego. Yo mismo construí la chimenea . _. hay una parte torcida allá aniba con reguladores y compuertas. El hurno sube, pero si cae agua los reguladores la contiene n, el peso abre las compuertas y sale por un ca ño fuera de la casa. Le muestro dónde está el desagüe ... en esa pa red oscurecida por el hoUín. Mientras Bodum hablaba Carter miró la habitaci6n, las borrosas formas de los muebles, a penas visibles a la vacilante luz del fuego y de las dos ventanas de la pared. - Esas. venta nas -dijo-, ¿las hizo usted ? ¿Puedo mirar? - Me l1evó un año cada una. Súbase a ese banco. Quedará en e! nivel justo. Son vidrios blindados, fabricados espeda1mente. tan sólidos, a hora que los he ""'!JU"'do ben, como la
pared No tenga, miedo. Suba La ventana es segura. Mire cómo están 6jados los vidrios. Carter no miraba los vidrios sino Las Cataratas allá afuera. No se había dado cuenta hasta ese momento de k> cerca que estaba la casa de la cascada. Se aferraba al borde mismo del acantilado, y desde ese punto no se veta más que la muralla de granito húmedo Y oscurecido a la derecha Y el espumoso remolino de la behíe allá aba jo. Y delante, encima, cobnando el espado, Las Cataratas. El espesor de paredydevklrio no conseguíaaislardel todo el ruido, y al tocar la ventana sintió la vibración producida por la carda del agua. La ven tana no atenuaba el efecto que le producian Las Cataratas, pero le permitía mirar y pensar con una sereníded imposib le allá afuera. Era como espiar un holoca usto ecué lico, un infierno frío. Podía mirar sin peUgro, pero e l miedo ante lo que había del otro lado no disminufa. En la cascada de agua apareció y desapareció un bulto negro. -Allá . . . ¿vio eso? -grit~ . Algo cayó por Las Cataratas. ¿Qué podrá haber sido? Bodum asintió con naturandad. - Hace más de cuarenta años que estoy aquí Y puedo mostrarle qu é es lo que cae por Las Cataratas. Meti61a punta de una astillade madera en el fuego y encendió con eRa una lámpara. luego, con la 1Ampara en la mano, le indicó por señas a Carter que \o acompañase. AtrCliwsaron la habitad6n, Y el hombre acercó la lámpara a una campana de cristal. - Apareció en la orilla hará unos vente años, Tenia todos los huesos rotos. Yo mismo lo embalsamé y k> monté eht Carter se acercó y miró los ojos pardos y la boca abierta y los dientes afilados. Las patas eran 1fgidas, poco na turales, y debajo de la piel el cuerpo abultaba en sitios poco propicios. Como taxidermista, Bodum dejaba bastante que desear. Sin embargo, tal vez por eccídente, había capturado una imagen de terror en la mirada y en la postura del animal - Es un perro - dijo Carter- . Un perro como tantos. Bodum se ofendió. · -S~ parecido, pero no exactamente como otros - <ti;o, con toda la frialdad que puede
caeer en un gnto-. Le di je 'q ue tenia todos Jos huesos quebrados. ¿De qué otra manera podña haber llegado un perro a esta bahia? -Lo sien to, pero en ningún momento q uise decir . . . sr. es evidente que cayó por Las Cataratas. Me refeña a que es tan parecido a nuestros perros que qui2á existe allá arriba todo otro mundo. Con perros y demás, iguales a los nuestros. -Yo nunca especulo -e-dije Bodum, e pecíguado-. V~ a preparar café. L levé la Lámpara a la cocina y Carter, solo en La penumbra, volvió a la ventana que tanto
lc etrara
-Debo hacerle algunas ",eguntas pano el articulo - dijo sin alzar la voz lo suficiente para que Bodum lo oyese. Todo lo que habíaido a hacer a ese sitio careda de importancia al mirar las Cataratas. B viento había cambiado. Por un momento se Uev6la espuma., Y LesCataratas fueron otra vez un nftidoy potente ño que caía del cielo. Tordó la cabeza y tuvo la sensed6n de estar -.lo un rlo cuaIqu;er.>. Y aDá arriba, de donde venia la corrlente, apareció un barco, un inmenso crucero con hileras de ojos de buey. Navegaba P'" la superflde det ñc a más veloddad q ue cualquiera de los barros en los que habia navegMio, y tuvo que torcer más la cabeza para seguirle el movimiento. Cuando pasó por delante, a poros dentos de metros de distancia, lo vio con nitidez durante un fugaz momento. Los pasajeros se aferraban a las lwandas, Y aIg.mos
•. Oewban la boca abierta corno si gritaran de miedo. luego desapared6 y sólo quOO6 el agua, la corriente incesante. - ¿Lo vio? - gritó Carter, girando con rapidez.
-Pronto _lisio el ca'é. -Allá. aJIá - grit6 Certer, tomando • Bedum del brazo-c. En Las Cataratas. Era un barco, juro que era un barco que cafa con el agua. Un barco con gente. TIene que haber todo un mundo aDá arriba, un mundo que
desconocemos. Bodum se desasió de la mano de Cartercon un movimiento seco y tomó una taza de la repisa. - Mi peno cayó P'" las Cataratas, lo encontri y yo mismo lo embalsamé.
-sr. su perro, no se lo niego. Pero babte gen te en ese barco, y juro . . . no, no estoy loco . .. juro q ue tenían la piel de un color diferen te del n uestro. - La p;eI es la piel. un coíce. - De acuerdo. Así somos nosotros. Pero pueden existir pieles de otros co&ores aunque nosotros lo Ignoremos. - ¿AzOCar? - Sr, por favor, dos terrones, Certer sorbió e l café; era fuerte y estaba muy caliente. A pesar de sr mismo, algo lo obligó a volver junto a la ventana. Miró hacia afuera mientras bebía el café. Con un sobre salto, vio qu e algo negro e informe bejebe en el agua Y otras cosas. No sabia bien qué eran porque el viento YOIvia a empujar la espuma hacia la casa. Dejó el fondo del café , que es-taba muy concentrado, y puso cuidadosamente la taza en una mesa. Las caprichosas corrientes de aire volvieron a apartar la cortina de espuma justo a tiempo para dejarle ver pasar otro de Jos objetos. - ¡Eso fue una casa! La vi con la misma daridad con qu e veo ésta. Pero era quizá de madera, no de piedra, y más pequeña. Y negra, corno si hubiese ardido parda1mente. Venga a mirar, puede haber más cosas. Bodum golpeó la cafetera mientras la lavaba en la pileta. - ¿Qué qUM?ren saber de mí sus peri6dicos? Más de cuarenta años en este sitio ... puedo contarle muchas cosas. - ¿Qué hay endma de las Calara... . . . donde oonduye el acantilado? ¿Vtve gente allá arriba? ¿Puede existir aIJí todo un mundo del Que no tenemos noticia? Bodwn vadSó, y arrugó el ceño mientras pensaba la resp .esta. -Pienso que allá arriba hay perros. -Si - resp0ndi6 Cerrer, golpeando con el puño contra e l anaquel de la ventana, dudando entre sonrefry bar. AIIi delante caía e l agua; el piso Ylas paredes temblaban - Ahf van . . . más Y más cosas. - Ha blaba en voz baja, consigo mismo. -No sé muy bien qué son. Eso... puede haber sido fU' MboI Y aqueBo un trozo de una cerca. los más pequeIios pueden ser cueq>os . • • arumaJes. troncos, roaIquier cosa. Hay un mundo diferente encima de las Cataratas y algo terrible 0C\DTe en
•
ese mundo. Y nosotros ni siquiera sabemos qué es. Ni siquiera sabemos qu e ese mundo está allí. Siguió golpeando la piedra con el puño hasta que le dolieron los de dos. El sol brillaba en el agua yv ío el cambio, que empezó con peque ñas alteraciones . - Hasta ... parece qu e el agua ca mbia de color. Es rosa . .. no. roja. En cantidades cada vez ma yores. Por un insta nte fue roja en aquel sitio. Color sa ngre. Dio medi a vuelta, hacia la penumbra de la ha bitación. y trat ó de sonreír, pe ro los labios se le e nd urecieron dejando al desc ubierto los die ntes. -¿Sa ngre? Imposible. No pue de haber tan ta sangre e n el mundo e ntero. ¿Qué sucede allá a rriba? ¿Q ué sucede? El grito de Carter no incomodó a Bodum, q ue sólo asintió con la cabeza. -Le mostraré unacosa -c-díjo-c . Pe ro sola mente si me prome te no mencionarla en su artículo. La gente podria reírse de mí. Hace más de cua re nta añ os que estoy e n este luga r, y le aseguro que no es pa ra reírse. - Palabra de hon or . . . nunca diré nada. Muéstrerne. Quizá te nga algo que ver con lo que está pasando. Bodum sacó una pesada Biblia de un esta nte y la abrió sobre la mesa junto a la lámpara. Esta ba com puesta e n una tipografía muy
pesada , se ria y solemne. Bodum volvió las páginas hasta llegar a un trozo de papel muy común. - Encontré esto e n la orilla. Durante el invíemo. Hacía meses que no venía nadie. Quizá cayó po r Las Ca taratas. No digo que haya sido así . . . pe ro es posible. ¿Usted cree que es posible? - Ah, sí . .. muy posible. Si no ¿cómo pudo negar hasta aquí? - Ca rte r lo tocó con la mano. - Sí, es un pape l ordi nario. Rot o e n un borde y arrugado ; estuvo mo jado y usted lo secó. -Lo miró del otro lado. - Aquí ha y algo escrito. -Sí. Pero no tiene se ntido . No conozco esa palabra. - Yo tampoco, y hablo cuatro idiomas. ¿Q uerrá decir algo? - Imposible. ¿Una palabra como ésa? - No es un idioma humano. -Leyó las letras en voz alta. - A, U, Equis, 1, Ele. l. O. - ¿Qu é significará AUXILIO? - gritó Bodu m, alzando aú n más la VQ2- . Lo escribió un niño . No significa nada Tomó el pa pel, lo arru gó y lo tiró al fuegc1. - Así qu e va a contar mi historia - dijo orgulloso- . Hace más de cuare nta años que vivo aquí, y si existe un hombre e n el mundo al que se 10 pueda considerar una a utoridad e n Las Cataratas, ese hombre soy yo. Sé todo lo qu e hay qu e saber acerca de ellas.
.. S IMPOSJe)
PO
"'"
La nota que sigue fue escrita en 1979 para el número 5 de El Péndulo (primera época).quenoalcanzóasalir .Asimovacababade~susegundocentenar
de libros con la presentación de la primera paJte de su autobiogral(a. Desde entonces, Asimov publicó 29 tiMos más, y espera llegar al 236 antes de (in de
año.
•
RJtb Copanra
ISAAC ASlMOV
OLA MAQUINA DE
ESCRIBIR
..
mas
Por haber escrito de mil Lope . q uien tenia las limita- capaz de hacer compeenslbles qu inientas comedias y una ro- ciones de la pluma de ganso; las nociones más avanzadas de piosa producc ión e n prosa y en se ha ga nado pues el apodo de la c ienc ia. " contá ndo las" con verso , Lope de Vega fue lla- " mo nstruo" aunque ello no el esp íritu de un char lista más mado "el mon stru o de la Na- implique necesariamente que que el de un catedrático: as¡ lo turaleza" . Debido a su ta- sea un Fénix. atestigua la difusión que han lento . se lo apodó "el Féni x de No cabe duda que Asimov tenido en lodo el mundo sus los ingen ios " . es un escritor ingenioso : fue lib ros de vulgarizec éo Isaac Asi mo v acaba de pe - uno de los pun tales de la 11a· cie ntiñca. blicar su libro número dos- mada Edadde Oro de la cie nAs imov no es sólo un escricientos . y es probable que . ci a fKrión . entre los años '40 tor: es un p'rwM~ mu y espe gracias a la máq uina de escri- Y ' 50. T ambién es un colosal cial: a lguien capaz de ser a la bir eléctrica. haya producido di vulgador. un e nsayistado- vez inte ligente y superñciar. muchas más palabras q ue lado de gran talento didáctico . pedante y gracioso, sincero. EL f'l:tnlD 2 I
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ex hibicionista o egocéntrico ; pero . en definitiva . un personaje .fimpál iw. El libro número doscientos. que acaba de aparecer. y co n e l que Asimov festejó su réco rd bibliográfico. es su aurobiografla. ' El volumen en sí es bastante impresionante . si se co nside ran sus 115 péglnas . más indices y bibliografía: pero es sólo una parte de lo que nos espera, pues apenas abarca los años de 1920 a 1954 .
De un hombre que ha escriro tanto . que ha vivido toda la época del flo recimiento de la ciencia ficción . y que . a su vez . es un buen narrad or . se esperara. q uiz ás . alguna arécdota interesante , alguna noticia inesperada . o aun simplemente que nos dé a conocer sus ideas o el proceso creativo de su obra.
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Desde este pu nto de vista . e l libro resu ltará decepcionante , pues Asimo v ge neralmente hab la de sí mismo . y a menudo de hechos que sólo
pueden interesarte a él o a sus allegados mas ce rcanos .
Es notable có mo Asimo v es ca paz de unir una inteligencia fuera de lo co mún con la mas asombrosa puerilidad . De tal manera . dedica páginas enteras a co ntamos hechos tan apas ionan tes co mo los que siguen: el d ía 25 de mayo de 1953 se co rtó el pelo (p . 683); su primera regla de cálcu lo le COSió dieciséis dólare s (p . 493 ): su primera máquina de escribir fue una Unde rwood nO 5 usada (p. 144): también nos habla de su có lico renal y de sus tra tamie ntos odo ntológicos ; nos ofrece sus caliñcacio-
nes de l sec undario (p. 254) y cuenta que cuando fueron a comprar su seg unda máquina de escribir (por USS 60 , descontados USS 11 en ca nje por la máquina usada) é l y su pedrecomieron un salame por 10 ce ntavos . y pa n y arveja s saltadas por 15 ce ntavos . . . (p. 205 ), En realidad. Asimo v romien za disculpándose desde el pró logo; afinna que no ha hecho nada interesante que merezca co nrerse. pero como sus edit ores pensaba n que un ho mbre que ha escrito 200 ~i · bros segurame nte debe tener a lgo que contar. se decidi ó a hacerlo. Eso le insumió más de 100 pagi nas . y la amenaza de un nuev o vo lumen para más adelante ." Los primeros capúclos . aunque no contengan datos muy interesantes, muestran algún trabajo de investigación y o rdenamiento del materia l. Más ade lante , aproximadament e a pa rtir de la época en qu e nos cuenta que em pezó a lle var un diario (al princ ipio ded icado a co nsig nar resultados de béisbo l y la campaña de su eq uipo , los Gianls) el relato se convierte cas i en una transo cripción de aquél , y hacia el final se hace francamente desprolijo e ileg ible. En cuanto a sus ideas . con vicciones o creencias. Asimov tampoco sorpre nde : votó por Roo sevelt . admiraba a Fiore110 La Guardi a y se op uso al macartis mo . Su actitud frente a la rel igión es un eje mplo de supe rficialidad. Asimov se dec lara aleo . pero no tiene ni los co nflictos de Kafka ni la rebeldía de Freud: sencillamente , nunca IUvO contacto con la religión . su padre era
prácticamente ateo; sólo una vez vio a un judio ortodoxo orando (p . 4 29) Y un fugaz acercamiento a una sinagog a. a los 8 años. le si rvió apenas para aprender a leer hebreo. Su indiferencia religiosa se parece . pues . al desinterés que siente un beduino del Sahara po r la navegación . Pero pese a esto 110 deja de tener sus co nflictos de identidad judía. Sin dejar de proclamar su ateísmo, nos cuenta que buscó un rabino para casarse (alegando que e l Registro Civil estaba cerrado. p. 634 ). C uando estuvo en la Marina co mo investigado r. sus co legas j udío s resolv ieron ex igir que se les diera asueto en Yo m Kippur , ofrec iendo como co mpensac ión trabajar e n Navidad. Como aleo. al principio Asimov no que ría firmar el perüono . pero luego de una con versación con Ro. bert He inlein decidió hacerlo . para no peri udícara los demás. pero fue e l único que se pre sent ó a trabajar en ambas festividades. la j udía y la cristia na . . Si hay algo que parec e enca ntarle a Asimov es hecer exhibición de su talento; se comporta como uno de esos chicos insoportables q ue tra tan de llamar la atención de las visitas. Consta ntemen te nos recuerda c uán intelige nte e ingen ioso es . C uenta que e ntró a la esc ue la si n tener aún la edad reglamentaria . cuando ya había aprendido a leer por sí so lo (p. 41); cómo apre ndió a multi plicarcuando sus compañeros recién iban por la suma y la resta (p. 6 1), có mo obtuve en los tests de intelige ncia de la Ma rina el increíble coe ficiente de 160 pu nte s (p . 434 ). có mo es 4
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ca paz de hacer juegos verbales que en una ocasió n dejaron pasmado a un an imado r profesional. etc. También nos infonna que. escribiendo a máqu ina . es capaz de mantener durante horas una veloc idad de 90 palabras por minuto (p. 147) . Otro de los temas son sus prete ndidos há bitos donjuanescos: suele presentarse co mo un auté ntico sátiro de la ciencia. Pe ro su sinceridad es tan grande q ue no olvida con signar hec hos que disienten bastante de esa versión; nos dic e que llegó virgen al matrimon io . que en su primera avent ura extraconyugal él fue e l seducido y que sus frecuente s inte ntos de propasarse con Judith Merril so lían cu lminar co n los co ntundentes golpes de ésta. Tan cá ndido es A sírnov contándonos todas estas intimidades que no puede menos que provocar sonrisas. Qu izás e l momento culminante de esta ex hibición sea su en cue ntro con Harlan Ellison en una co nvención. No bien fueron presentados. ElIison lo agredió. d iciendo que Asimov .. no era gran cosa" . con lo cual so rprend ió al buen Isaac. definitivamente acostumbrado al éxito. La explicación es simple: Aslmo v había encontrado la honna de su zapato . tropezando al fin con alguien más vanidoso que él, que no se creía un talento sino un ge nio. y que además era má s joven y petulante . Casi podría dec irse q ue lo ten ía merecido . . .
de spué s de q ue és ta se consti tuyera fonnalmente co mo estado federativo . Fue en 1920 . ~e gú n nues tro ca lendario. oen 1919 según el calendario juliano . Se trasladó a los Estados Unidos cua ndo sólo tenía tres años . S us antepasado s . que e l auto r llega a rastrear hasta e l siglo xvrn sin pode r hallar ninguno que haya hecho nada interesante . parecen haber sido merc aderes de ce nteno. y recibieron su nombre origi nal de Azlmy (del ruso zimv . invernar) de la variedad de cereal que traficaban. Por supuesto. Asi mov aprovec ha para dar mues tra de su versa tilidad lingüí stica. escribiéndo lo en ruso . co n letras cirí licas y en hebreo <de impre nta y cu rsivo).
Perd idos en una aldea llamada Petr óvichl . en la zo na de Smolensk. la Re volución bolchevique no afectó demas iado a los Asimov . cuyos antepasa dos tampoco hab ían sufrido de masiado la persecución racial. S in embargo. las cosas no iban demasiado bien para un co merciante . de manera que Asimov (padre) se dejó tentar por las entusiastas cartas de un hermano que había emigrado a los EE.UU. y partió con su familia a probar suerte e n el Nuevo Mundo. en e l mismo tie mpo e n que lo hacían otros tantos polacos. italianos o irlandeses . Instalados en Brooklyn, e l padre de Asimov trabajó un tiempo como obrero hasta que tuvo la oportunidad de indeUn niño crece en Brooklyn pendizarse . instalando un pequeño quiosc o de golos inas y Isaac Aslmov nació en la revistas . Con los años. el neUnión Sov iét ica . dos años gocio fue crecie ndo . grac ias al
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es fuerzo y el sacrificio de que era n capace s [os emigrantes de principios de siglo. Hab ía que mantener el local abierto desde las seis de la mañan a hasta las doce de la noche . de mane ra que padre . madre e hijos se turnaba n para atende rlo. sin feria dos ni d iversiones. sa lvo alguna ocas ional función de cine . En el q uiosco de su padre. Asimov co noció las pri meras revistas de ciencia ficc ión (la legendaria Astounding, q ue d irigía John W. Campbell). las q ue leía a hurtad illas por dos razone s: primero porque estaban destinadas a la venta y no podían ajarse. y segundo porque su padre co nsideraba que eran tont erías . lectu ras prop ias de vagos e inútiles. En un marco de gran pobreza. vida metódica y estricta d isciplina paternal . Asimov hizo sus estudios primarios y sec undarios. sin abando nar su afición por las revistas pu lps, y co menzó a hace r llegar sus o piniones a l Correo de los Lect ores de la rev ista de Cam pbe ll.
El gran Campbell Uno de los momento s más decisivos de su carre ra fue c uando Asimo v conoció a Ca mpbell persona lment e. el d ía en que éste le concedió una e ntrev ista en su oficina . Al poco tiem po decid ió co menzar a esc ribir. imitando a sus autores favo ritos. Pero así como se había mostrado amistoso. Campbell era inflexible co n su revista. y durante años rechazó los trabajos de l joven Asimov. El primer cuento publicado (" Varados frente a Vesta" . 1938) apareció en
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Amazmg, cuando Rayrnond
Palmer diri gía la rev ista. En los recue rdos de A..i rnov . la figu ra de Campbell se de..tac a tamo por ..u brillo intelec tua l como por ..us arbitrariedades; acost umbraba cambiar los títulO<;. a ..u antojo . in-o ven taba se ud ónimos y más adela nte llegó a cambiar los finale s de los cuentos . Pretendía ma nejar a los auto res propon ié ndole s temas " religiosos " o soc iales; mucho más tarde s irvió de ocasión para que Asimov co mpusiera la que . co n just icia. co nsidera su mejor novela. Las cavernasde acero (19.54). q ue fue elaborada a partir de un tema social propu esto por Campbell . jun to con el deseo de Asimov de esc ribi r una historia polic ial y su ex periencia e n cuentos de robot s. Con gran honestidad . Asimov revela que las Tre s Leyes de la Robótica. e l tema que qu izás lo haya hecho cé lebre . fue ron inve ntadas por .Campbell . También hab la de los recursos cada vez m ás sofisticados que Campbell tenía para rechazarle los cuen tos: una vez . como único comentario esc ribió sob re e l manuscrito la fónn ula q uimica del mercapta no but ñlco . la sustancia que caracteriza el o lor a zorríno: a mo respue sta. Asimov le mandó una tarjeta co n el esquema de una molécula de perfume, aseg urando que su próx imo cue nto o leria as¡ (p. 4
a Asl mcv en el mercado de la.. rev¡..tes: éste fue el período de sus cue ntos más famosos . como el célebre " Nightfall" ( " Al cae r la noche" . 19-111 qu~lIeg aría a ser puesto en un pede..tal por generaciones de aficionados . sin que ni Asi· rnov ni nosotros nos explique mes e l porqué. "Nightfall'<le oto rgó un vasto recc nocimiento. y e l aplau so de algunos autores consagrados . a c uyo cí rculo se inco rporaba. Es curioso q ue en todo e l libro . salvo escasisímas excepciones. Asimo v no hable de cómo esc ribió sus cuentos . o cuáles fuero n sus fuentes de inspiración: apenas co nsigna cuáles son sus preferidos y los que ha o lvidado. Por lo demás. se lim ita a asentar .cuá ndo co menzó y cuándo terminó la reda cción . cuándo fue aceptado el cuento . y e n qué fecha y por qué impone recio bió e l che que . Cada tanto hace co mo un peque ño balance de sus gan ancias . que le permitían acariciar la idea de hacerse escritor profesional algún d ía . También brinda algunas refe rencias a las vicisi tudes del grupo de los Fu/urians, al cual perrereci ó toda 'su gene ración de escri tores : por lo ge neral. no dice nada q ue no fuera ya co nocido.
El Doctor Aslmov
Al publicarse " Nightfall". Asimo v tenía veintiún años , y 329). usaba un robu sto mostacho Los cue ntos inspirados en que le dab a e l aspecto de Orelas Tres Leyes (más tarde re- gory Peck: acotemos que su cop ilados co n el titulo Yo. ro- más co nocida foto. la que bot. q ue los ed itores plagiaron . acompañó la ed ición de Guijade un libro de Eando Binder) rro en ~I cielo y 0b'3S novelas. tuvie ron un éx ito q ue proyectó lo muestra con un gran pare.
cido a Cary Granr. apenas uno .. a ños má.. tarde . Mienrra.. eccn bía. Asimov co ntinuaha ..u.. e..rudios superiores . y por un tie mpo pen-é en Heear a cer médico o . en el c aso de no poder ingre..ar a una Escuela de Med icina de respetable nivel. a dentista . Pero algunas desagradable.. e xperiencias con d iseccione s de gatos (pá gs . 155·1 6 111e hicieron pensa r que no hab ía nacido para la med icina . y optó por la qu ímica. La licenciatura en qu ímica no le resultó fáci l. e n espec ial por la antipatía que le tenía el Pre mio Nobel Harold Urey. y tuvo q ue esforzarse para lograr ser admitido en los cursos . En esta época esc ribió las historias de la Fundación y el Imperio . Desmintiend o la versión comente que las hace inspiradas en Spengler o Toynbee. Asimov nos informa que hasta bien avanzada su redacción no hab ía leído a Toynbee. de modo que las primeras hís rorias sólo se inspiraron en lecturas juve niles de la Deca dencia y mida de/ Imperio Romano . de Gibbon. Durante la guerra. Asimov se incorpo ró a un laboratono militar dependiente de la Marina. trabajando e n investigació n aplicada. y arregl ándoselas como podí a para soportar la d isciplin a militar: en una oportunidad. redactó un informe satirizando deliberadamente el est ilo burocrá tico de los co municados navales. y ' hasta lo gró hacer reír a los ofici ales . Haci a esta época. se casó co n Gertrude Blugerrnan y. justo de spu és de terminar la Segunda Guerra Mundial . fue movi lizado. Su actuac ión más EL
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Asimov ~ Izquiefdo Brown
interesante en las fuerzas armadas pud o haber sido cuando se lo de stin ó al atoló n de Bikini . donde se e nsayaría una bomba atómica. pero a último momento fue transferid o a otro destino y dad o de baja sin habe r visto siquiera la bomba. Vuelto a la vida civil. Aslmo v se aprestaba a preparar su tesis doctoral y . algo Iastidiado po r e l est ilo académico de las monografías q ue se ve ía obligado a leer y redac tar "sin q ue se le permitiera usar todo 70 J El.F'Eto..Lo 2
el idio ma inglé s". escri bió una parodia. que fue publicada en Astounding como " Propiedades endocróníces de la tiotimolina resublímada" ( 1948) . Durante un tiempo tem ió que esta sátira pudiese perjud icar su carre ra científica . y pen só que hubiera sido mejor publicarla co n un seudónimo, pero en víspe ras de la defensa de su tesis creyó que todo este ría o lvidado. Sin embargo . al final izar e l examen. uno de los
j urados lo interrogó sobre las propiedades de la " tíoeímolina" , con lo cual produjo una carcajada general. y Asimov supo que ya era Doctor en Qu ímica (p . 526). Para el caso. e l título de la tesis no era meno s treme bundo. pues rezaba así: " Cinética de la reacción de inactivaci ón de la tirosi nasa durante su catálisis de la oxidación aerób ica del
catecol" . El doctor Asimov emprend ía así su etapa de investiga.
dor , y por un tiempo 00 escribiñ a otea cosa que informes cientí ficos . La Indusbia del Ubro
una enorme canti dad de publicaciones y convertirlas en breves ensayos. y su descom unal productividad (30 páginas por dí a. que a menudo ni siquiera corrige). le perm itieron escribir sobre los temas más dispares . En la masa de libros que esc ribió encontramos obras sobre los dinosaurios . el electron o el uso de la regla de cálculo. el neurrino. la ecología . el nitrógeno, la luz, los gases nobles. los planetas y los cometas. e tc. Pero también hay obras sobre Roma. los griegos. los eg ipcios. la Edad Medi a. sobre Co nstantinopla y la historia de Francia e Inglaterra . Escribió sobre el ce rebro humano y los orígenes de la vida . pero tambié n produjo una guía para la lectura de la Biblia. una introducción al teatro de Shakespeare en dos volúme nes, una edición anotada del Don Juan Teno rio , novelas po liciales y de suspenso (incluyendo los célebres cuentos de l Club de los Viudos Negros). Editó enrologias y una ed ición del Paraíso perdido de Milron. y aun piezas humo rísticas algo subidas de tono . como la que lleva por título The Sensuo us Dirty Old Man , que podría traducirse por algo as í como El ~'i~jo
Durante siete años . Asimov vivió la vida de un investigado r y docente univers itario; hizo investigación sobre los ácidos nuclelcos . y fue invitado a ocupar una cátedra de bioq uímica. sin haberse jamás especializado en esta dísciplina. Pero como resultado. produjo uno de IG!> te xtos clásicos de la materia. La bioqu ímica .v el metabolismo humano . Hacia 1958 ya estaba harto de la vida académica y añoraba sus éxitos romo esc ritor de cie ncia ficción . Deseoso de una mayor popularidad y también de una mayor libertad de acción , resolvió abandonar la investigación científica y la Universid ad para conve rtirse en esc ritor profesional; en los EE. UU . es posib le hacerlo. y si se es ca paz de escribir doscie ntos libros se puede' llegar a amasar una fortuna .. . En una e ntrevista. Asimov explicó luego que había descubierto que " sus trabajos científicos eran respetables pero insig nificantes. y se hun- verde. dían e n el vasto océano de la A Asimov no le gusta viajar cie ncia sin producir siquiera (¿en qué tiempo ID haría?) . le una ola"; por esa razón deci- agradan la televisión y las rodió ponerse a " leer lo que es- medias musicales; es un entucrib ían otros científicos y tra- siasta del american way 01 ducirlo al inglés" ; se dedicó a lif~ , piensa que el inglés es el la vulgari zación J . idioma más expresivo y ha neEste aspecto de su produc- gado a ant icipar el cuarto cención es quizás uno de los más tenari o de los EE. UU. en un notables ; la innegable capaci- articulo lleno de opti mismo. dad didáctica de Asimov. su En una recient e colección pas mosa actualización en casi de sus ensayos traducida en todos los campos de la cien- nuestro medio ." Asimov se cia. su aptitud para procesar justifica por haber escrito más
de ochocie ntos trabajos sobre los temas más dispares: Tal vez pa rezca un inescrupuloso derroche de palabras . y et mundo tiene derecho a sabe r qu é moti vos pu edo a lega r para j ustificarme . Bien ... l . Hacerlo me proporciona un placer inge nuo . DespuiJ de todo, tengo mucho que deci r, y gua rdarlo todo dentro de mí terminaría por causarme lesiones orgánicas . 2. Me pa gan po r escribir, y tengo que ganarme la vida . 3 . Estos ensayos son leidos volun tariamente, de modo que no perjudico a nadie contra sus deseos . Estas so n las tres leyes robót icas de Asimov . un escritor empeñado en e mular a una de sus más célebres creaciones. la computadora Multivac. Cu mplidos los sese nta años. Asimov conserva toda su exuberancia. Más allá de toda pedantería. y pese a habemos infligido el cas tigo de leer su autob iografía (lo cual según la tercera ley enunciada más arriba no es válido) sigue resultándonos simpático y estimulante . Como dijo refiriéndose a él el astrofísico CarI Sagan, Asimov más que un escriroees un recurso natural . .. I
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York . 1979. 21ft Jov S,ilf F~I,; n.~ All lhobiograplr.y. I JQlJC Asi",..... 1954·1978. Doubleday & Comp.ny. Nc:w yort.
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J Nola en la revista T_ ju1iode 1967.
del 7 de
.. Isaac Asimov, El priftCipio , et fi n. EdilOrial Sudamericana. Buenos Aires, 19TI .
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BAJANDO nosec ENRIQUE BRECCtA
Salsa de tomate, mostaza. condimentos., ma- vender los libros, Todos habla n sldo vendidos yonesa. dos clases de edereeo para ensalada. ya. Habla de.paohado la carta • Gr.>ham hacia grasa de tocino, y un limón. Ah sí, dos cabete- una semana. Si su hermano pen.sanl enviarle ras con hielo. En el aparador no había mucho algo esta ""'- ese algo ya habria lIegodo. más: tarros y cejes de especias, harina, azúcar, De_ ese" <Jesespe.odo. pensó. Qu"'l lo sal. .. ¡y una caja de pasas de uva! """Y. Una caja de pasas de uva vacía Podría haber buscado en el TImes. Pero no, Ni siquiera cef é. Ni siquieTa té, que él era demasiado deprimente . . . acudir a emodiaba. No había nada en el buzón, fuera de pleos de d ncue nta dólares por semana y ser una cuenta de Underwood's: A menos que rechazado . No es que los culpase: él mismo no recibamos las cuotas atra:sodas de su se hubiese con tratado. Durante años había cuento . . sido un saltamontes. Les hormigas le conodan En el boIsiDo de la chaqueta 1e tintineaban las ........ cuatro dólares con setenta y cinco centavos, Se afeitó sin jabón. y se cepilló bien los en monedas .. " el botín de la venta de la zapatos. Se cubrió el sudo sepulcro del torso botella de C hia nti que se había prometido no con una camisablanca, fresca Y aImidonada, Y abrir nunca. Escapó a la desagradable tarea de esoog;6la corbata más lúgub re que habla en la EL PE!o..Lo Z I
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percha. Empezó a sentirse excitado y lo ex p resé, caracteñsticamente, rnostnSndose be lada. esta tuariamente tranquilo. Usó la escalera hasta la plan.. baja y aDr tropezó con la señora Beele, que fingra estar baniendo el limpio sueJo de la entrada. -Buenas tardes ... aunque supongo que para usted será buenos dias, ¿eh? - Buenas taro es, señor.> Beale. - ¿lJegó su carta?
estaba en la lista de cuentas cerradas o dudosas. Disculpándose con una sonrisa, le devol-
vi61a_ -Lo siento, pero tenemos que verificar.
- Entiendo. La bolsa de comestibles pesaba sus buenos diez kilos. Con eDa en la mano y con la exqui-
\ita naturalidad. de un ladrón que pasa con el botín por delante de un polida, tomó la escek?ra mecánica hasta la Iibreña del piso ocho. La selecd6n de libros fue determinada por el - Aún no. - No falta tanto para el primero. mismo principio que la selecd6n de loscomes-3[, tiene razón, señera BeaJe. tibles. Primero, los més importantes: dos noEn la estad6n del subterráneo se detuvo un velas vk:torlanas que nunca be bje leido, Ferio mo mento a pensar: ¿Una ficha o dos? Dos, de vanidades y MiddJemarch, la traducd6n de d ecidió. Después de todo no tenia més reme- Seyers del Dante y una antologia en dos voIú. dio q ue regresar al d epartamento. Todavía menes de piezas teatrales alemanas que nunca falta ba much o para el primero de mes . habra leído y de pocas de las cuales había a rdo SI Jean Va/jean hubiese tenido cuenta ro- hablar. Luego los perecederos: una novela escandalosa que había llegado a la lista de mente nunca habrfa ido a parara la c6rcel. Consolado a nte ese pensamiento, se puso a best-sellers con ayuda de la Corte Suprema y disfrutar de los anu ncios del vagón del su bte- dos novelas de misterio. Empezaba a atolondrarlo tan to desenfreno. rráneo. Fume . Pruebe. Coma. Done. Vea. Beba. Use. Compre. Pensó e n Al lce, la de los Busc ó una moneda en el boIsi1lo de la hongos: Cómeme. chaqueta Al llegar ala calle T_ ta y Cuatro se bajó, y Cara, un troje nuevo; cruz, el Sky Room. desde la plataforma entró directamente en la Cruz. El 5ky Room, en el pso quince, estabe casi tienda de ramos generales de Underwood' s. En el primer piso se detuvo en la cigaJTerta a vado. Habla sólo unas pocas mu jeres que comprar un cartón de dgarriOos. conversaban sobre tazas de café y bizcochos. No tuvo dificultades para conseguir una mesa - ¡JtJ contado o a cuenta? junto a una ventana. P\di6 de l1ado a la corto -Acuenl.ii. En tregó la _ de plástico laminado a la del menú y cu1min6 la cena con expresso y empleeda, La empleada consuIt6 por teléfono baklava. Entregó la t:aJjeta a la camarera y le dio una propina de cincuenta cen tavos. el estado de la cuenta. Mientras tomaba e l segundo café, empezó a la sec:d6n Comestibles estaba en e l quinto leer Feria de vanidades. Descubrió, bastante piso. Hizola selección con mucho cuidado. Un sorprendido, q ue le sustaba. La camarera retarro d e instantáneo y u na lata de cef émolido gresó con la tarjeta y un recibo por la comida. Como el Sky Room estaba en el último piso de un kilo, u na lata grande de cecina, sopa e nvasada y cajas de panqueques y leche co n- d e Underwood.'s, 5610 existía una escalera me d e nsada. Conservas, pasta d e maní y miel cá nica . .. la que iba hacia abajo. Mientras Seis latas d e atún. Luego se dedicó a los pere - bajaba, siguió leyendo Feria de vanidades. Pocederos: galletitas, un queso de Edam, un fel- día leer e n cu alquier lado: en los restaurantes, san pequeño congelado... hasta un pastel de en los su bterráneos. hasta caminando por la frutas. Nunca comía tan bien como cuando calle. En ca da descanso caminaba desde e l pie andaba sin dinero. S6Io entonces podIa per- de la esca1era mecánica hasta el principio de la mitirse esos lujos . siguiente sin leva ntar los ojos del libro. Cuando Degase a la secd6n de articuIos rebe-Catorce dólares con ochenta y siete. Esta vez. después de consultar la cuenta. la jedes, en el sótano, ya estaría a pocos pasos empleada verificó si el número de la tarjeta del molinete del subterráneo. 74 1
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Iba por el caprtulo VI (en la pAgina 55, para ser exactos) cuando empezó a notar que algo andabamaL ¿Cuónto tarda en llegar al sótano esto moldita escalera?
Se detuvo en el siguiente descanso, pero no había ninguna señal que indicase en qué piso estaba. ni puertas por Las q ue pudiese votver a e ntrar en la tienda. Dedujo entonces q ue debía de estar entre dos pisos, y tomó la escalera m ecánica y bajó otro tramo sólo para encontrarse con la misma confusa falta de señales. Hebra. sin e mbargo, una fuente de agua, y se Inclinó para tomar un trago. Debo de haber bajado a un subsuelo. Pero, después de todo , eso no era demasiado probable. Rara vez se propordona escalera mecanlea a los conserjes o a los encargados de los almacenes. Esperó en el descanso, mirando cómo los escalones descend.ian len tamente hada él y, al ~r al final del recorrído. se níceleben y desaparedan. Esperoun buen rato; nadie bajaba en losm6vilesescalones. Quizó ha cerrado la tienda. Como no tenía re loj y como ha bía perdido e n gra n medida la noción del tiempo, no lo podía saber. Al fin razonó qu e la nove la de Tbeckerey lo había absorbido ta nto q ue se ncillame nte se había det enido e n uno de los descansos superiores -en e l piso ocho, diga~ para termi nar un capitulo, y habia seguklo leyendo hasta la pégina 55 sin darse cuenta de que no bajaba. Cuando lefa. podia oMdarse de todo lo demás. Por io ta nto, debía estar por encima de la planta baja. La falta de salidas, aunque desconcertante, podía e xplicarse por un capricho en el trazado de los pisos. La falta de señales, como un simple descuido por parte de la administración.
po r cada piso. Teniendo en cuenta esa posíbí lidad, contó quince descansos més,
No. Aturdido, Y como queriendo negar la reehdad. de esa escalera aparentemente interminable, continuó bajando. Cuando se detuvo de nuevo, en el descanso cuarenta y cinco, tem blaba. Tenra miedo. Ap:Jyó la bolsa de las compras en e l desnudo piso de ho rmigón del descanso y notó q ue tenia el brazo dolorido de sostener los diez kilos de comestibles y libros. Desech6 1a tentadora posibilidad de que " todo era un sue ño" , porque e l mundo de los sue ños es la realidad del soñado r, y él no podía ceder d ébilmente an te ella, co mo tampoco podía ceder ante las realidades de la vida. Además., no estaba soñando; de eso se sentía totalmente seguro. Se tomó el pulso. Lo tenia un poco ecelenido: digamos que ochenta por minuto. Bajó o tros dos tramos contando los latidos. Casi ochenta exactos. Tardaba sólo un minuto en bajar dos tramos, Podía leer aproximadamente una pAgina po r minu to, un poco menos en una escalera mecánica. Suponiendo qu e hu biese estado una hora e n la escalera mecánica mientras leía: sesenta mínutos.; dento veinte pisos. Más los cuarenta y siete pisos que ha bía conlado. Cie nto sesenta y siete. El Sky Room estaba en el quince. 167 · 15 ~ 152. Estaba en el centésimo quincuagésimo segundo subsue lo, Eso era imposible. La reacd6n apropiada ante una situación imposible era actuar como si se tratase de un hecho común... Como AIida en el País de las Maravillas. &yo usaría, para .cIver a Underwood's, el mismo camino que Ieperentemente) había usado para salir de allí. Subíñe a pie dento d ncu en ta y dos pisos por la dese endente escalera mecánica. SI saltaba tres escalones por vez y coma, era casi co mo subir po r una escalera normal. Pero después de haber subido de esta manera e l segundo tramo de la escalera mecánica, ya estaba sin aliento. No había prisa. No se dejaJia dominar por el pánico.
Me tió Feria de vanidades en la bolsa de las compras y cam inó hasta e l plano bo rde de la escalera mecénka no sin -c-e dmíté moslo-. cierta renuencia. En cada descanso señeebe su avance diciendo un número en voz alta. Al Degar al ocho estaba In" nquilo; al llegar al quince estaba desesperado. No. R.cog;6Ia bolsa de comestible; y líbrosque EJdstfa, desde luego. la pos;bilidad de que hubiese en la tienda dos tramos de escaleras habia dejado en aquel descanso, mientras esEL PfNx.Lo 2
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peraba para tomar aliento, y subió rápidamente un tercer y un cua rto tramos. Mientras descansaba en el rellano, trató de contar los escalones que ha bía entre los pisos, pero la cuenta difería, dependiendo de si contaba a favor o en contra de la corrie nte, hacia abajo o hacia arriba. El promedio era aproximadamente dieciocho escalones, y los escalones perecían tener una altura de veinte o veinticinco centímetros. Cada tramo media, por lo tanto, alrededor de cuatro metros de altura. Había, verticalmente, rnés de medio kilómetro hasta el primer piso de Underwood's. Al comenzar el noveno tramo de la escalera, la bolsa de los comestibles se le rompió por el fondo donde, al deshelarse el faisán, se había humedecido el papel. Los comestibles y los libros cayeron sobre los escalones, rodando algunos espontáneamente hasta el primer des canso; los otros fueron transportados hasta ellt por los escalones móviles y se ordenaron en un pequeño montón. 5610 se había roto el tarro de conserva. Apiló los comestibles en un rincón del des canso, menos el faisán deshelado a medias; a éste se lo metió en el bolsillo de la chaqueta, previendo que el ascenso iba a durar hasta bastante después de la hora de la cena. El ejercicio ñsíco le hebra embotado las sensaciones más delicadas .. . para ser precisos,la capacidad de sentir miedo. Como un corredor a campo traviesa, se concentraba en la tarea más inmediata y no hada ningún esfuerzo por comprender lo que de cualquier manera ya había decidido era incomprensible. Subió un tramo, descansó, subió otro y volvió a deseensar. Las subidas eran cada vez más fatigadoras; los descansos cada vez más largos. Dejó de contar los descansos al llegar al veintiocho, y después ~ no tenía idea de cuánto tiempo había pasado- las piernas se le aflojaron y se desplomó en el suelo de hormigón del descanso. Sus pantorrillas eran dolorosos nudos de músculos; los muslos le temblaban irregularmente. Trató de arrodillarse y cayó hacia atrás. A pesar de la reciente cena (suponiendo que fuese reciente), tenía hambre, y devoró todo el faisán , ahora completa me nte deshelado, sin poder decir si estaba crudo o si había sido precocído. 76 / E1.~ 2
Asfes sercaníbal, pensó mientras se dormía. Mientras dormía, soñó que caía a un abismo insonda ble. Al despertar descubrió que nada había cambiado, excepto el dolor sordo de las piernas. que ahora era punzante. Sobre su cabeza había una única cinta de luz fluorescente que bajaba, enroscándose, por la caja de la escalera. El zumbido mecánico era ahora un rugiente Niágara, y la velocidad de descenso parecía haber aumentado proporcionalmente. Fiebre, decidió. Se leva ntó, muy tieso, e hizo algunos movimientos para aliviar en pa rte los músculos do loridos. Al llegara la mitad de l tercer tramo las piernas se le aflojaron. Trató de subir otra vez, y lo logró. Volvió a desplomarse en el siguiente tramo. Tendido en el descanso, donde lo había depositado la escalera. notó que volvía a sentir hambre. Tam bién necesitaba tomar agua ... y echarla.. La última necesidad podía satisfacerla fácilmente y sin falso pudor. También recordó la fuente de la que había bebido el día anterior, y encontró otra tres pisos más abajo.
&jar es tanto mósfócil. Los comestibles quedaban aIlfabajo. Si volvía ahora a buscarlos, anulaba todos los progresos que había hecho al subir. Quizá faltasen sólo unos pocos tramos para llegar a la planta baja de Underwood's, O un centenar. No habíe manera de saberlo. Como tenía hambre y como estaba cansado y como el inútil esfuerzo de seguir subiendo infinitos tramos de escalo nes era, según sus conclusiones, tarea de Sísifo, dio media vuelta, volvió a bajar, cedió. Al principio se dejó llevar por el suave movimiento de la escalera mecánica, pero pronto perdió la paciencia. Descubrió que el ejercicio de bajar los escalones saltando tres por vez no lo cansaba tanto como subirlos corriendo. Era un signo casi alentador. Y, al nadar a favor de la corriente en vez de hacerlo en contra, el avance -si así se lo podía Ilamar- era apreciable. En cuestión de minutos estuvo de regreso junto a los comestibles. Después de comer la mitad del pastel de frutas y un poco de queso, hizo con la chaqueta una especie de bolsa para los comestí -
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bies, abotonándola y anudando las mangas. Si sostenía el cuello con una mano y el borde inferior con la otra, podía llevar consigo todos los alimentos. Miró hada arriba., a la descendente escalera, con una sonrisa despreciativa, porq ue había decidido, con la sa biduría qu e da la derrota , a bandona r esa aventura. SI la escalera deseaba llevarlo hacia abajo, abajo iría, vertiglnosamente. y abajo fue , abajo, abajo, abajo, atolondrado, cada vez, al parecer, a más velccded, girando ágilmente sobre Ios.talones al IIegar a cada descanso, de modo que apenas se ínterrumpía la desenfrenada vekx:idad del descenso. Gritaba y chillaba Y reía para sentir los ecos en los bajos Y estrechos corredores. Hacia abajo, siempre hacia a bajo. Resbaló dos veces e n los descansos, y una vez, al salta r a la escalera, perdió pie y salió lanzado hacia adelante, soltando la bolsa de comestibles y cayendo. las manos extendidas para protegerse, sobre losescalones que connnuaron descendiendo imperturbables. Debió de quedar inconsciente, porque despe:rtó en el medio de una pila de comestibles,
con una mejílle rasguñada y un agudo dolo< de cabeza Los escalones le rozaban los pies con suavidad Conoció entonces e l primer momento de terror .. . un a premonición de que no habrafin a su descenso. pero esa sensación cedió pronto a nte un a taque de risa. - ¡Voya1lnfiemo! -gritó. aunque no pudo ahogar con la voz el constante zumbido de la escaJera-. Este es el camino al infierno. Que abandone toda esperanza quien entre aqu( Ojalá fuese hada el "fiemo. pensó. SI fuem ése el caso. su situación tendña sentido. No un sentido del todo ortodoxo, pero un sentido al
fin.
La cord ura, sin embargo, estaba tan unida a su carácte r q ue ni la histe ria ni e l horror podían dominarlo mucho tiempo. Volvió a recoger los comestibles y descubrió, alMado, q ue esta vez sólo se había roto el tarro de café instantáneo. Después de pensarlo un momento también descartó la lata de café molido. pano el cual no pudo idear ningún uso en las presentes circunstancias. Y no se iba a pennitir, por cord ura, ídeer otras circunstancias. 1lI I
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Comenzó un descenso más deliberado. Volvió a concentrarse en Feria de van idades, leyendo mientras bajaba. No se permitía pensar en la extensión del abismo e n q ue estaba cayendo. y el estímulo de la novela Jo ayudaba a a partar los pensamientos de su propia situación. Al llegar a la ~g1na 235 almorzó (es decir, co mió por segunda vez en el día) co n el sobrante del qu eso y el pastel de huta; al llegar a la 523 descansó y cenó con las galletitas untadas en pasta de manl Quizó tendJ1a que rodonar lo comida. SI pudiera ver su absurdo diJema como una simple lucha por la supervivenda., como o tro capllulo de su propia historia de Robinson Crusoe, podría Uegar al fondo de ese vórtice mecanizado sano y salvo . Pensó con orgullo q ue m ucha gente, en su situación, no se habría adaptad o y habría enloquecido. Por supuesto, é l bajaba . . . Pero a ún esta ba cuerdo. Había elegido ese rum bo y ehoea lo seguía. En la caja de la escalera no existl'a la noche, Y apenas hab¡¡,. sombras. Dormía cuando las piernas no podían soportar más su peso y tenia los ojos llenos de lágrimas a ca usa de la Iectwa. Se d unnió y soñó que seguia bajando en la escalera. Se despertó con la mano a poyada en el pasamano de goma q ue se mccta a la misma velocidad que los escalones, y descubrió que era eso precisamente lo que estaba sucedie ndo . Como un sonámbulo, habia seguido bajando e n los escaJones., sumergiéndose cada vez mAs en ese infierno apacible e interminable. dejando atrás el atado de comida y la novela de Thackera.y q ue no habra terminado de leer . Mientras subía tropezando por la escalera comenzó, por primera vez, a Dorar. Sin la novela no le quedaba nada en qu é pensar más que esa, esa ... ¿Cuónto anduve? ¿Cu6nto habré dormido? las piernas. q ue sólo se le habían cansado ligeramente al bajar, se le fatigaron al subil veinte escalones. El á nimo se le agotó poco después. Dio vuelta otra vez y se dejó anastrar por la corriente . . . la corriente descendente. La escalera mecánica perecía andar ahora a
más velocidad; la pendiente de los es<aIones parecla más pronunciada. Pero él ya habla dejado de confiar en el testimonio de sus sentidos,
Quiol estoy loco . . . o enfemoo de hom!><e.
Pero losalimentos se me tenian que terminar,
....... . ,
tarde o temprano. Esto madun:uó la crisis. , V"pumtsmO.
Mientras seguía bajando, se ocupó en a nali·
zar con mayor profundidad ese medio ambiente , no porque tuviese esperanzas d e me jorar su condición sino por falta de otras diversiones. las paredes y los techos eran severos. u n ifo nnes y de un blanco desteñido. Los escalones eran de u n co&or n iquel cceco.jes superfldes un poco más brillantes. las ranuras más oscuras. ¿Significaba eso que las superfides estaban pulidas por el uso? ¿O las habñan diseñado asO Las ranuras tenían media pulgoda de ancho y esa ban seperedes entre "
por una distancia similar. Les superficies se proyectaban ligeramente sobre el borde de cada escalón, de manera parecida a los bordes de una máquina de peluquero. Cada YeZ que
se detenían en un descanso. su atención se fijaba e n la "desaparid6n" ilusoria de losesce-
Iones, que se niveJaban con él suelo. Poco a poco dejó de correr, y hasta de camíner, por las escaleras, contorméndcee simplemente con bajar sobre el escalón elegldo hasta el fondo de cada trame Y. en el descanso, caminar (pie izquierdo. derecho e izquierdo otra vez) hasta la escalera Que lo tra nsportarla al piso slgWente. La escalera ya llegaba, según sus cálculos, muchos 1Wómetras por debajo de la tien<Ia .. . tantos kiI6metros que empezó a feJidtarse por la avenÍURII Involuntaria, preguntándose si no habña establecido alguna especie de récord. Como el criminal q ue revere ncia su propia bejeee y se siente orgu Uoso de su crimen más vil , que cree único.
bizcochos vecíe, y Iomra la peI;cuIa de gelatina del borde del envase abierto de cecina. Cada vez que pensaba en las seis latas de atún. su angustia se \lOMa insufrible, porque no tenia (no tend:!ia ) con qué abrirlas. No besaría con patearlas. ¿Qu é, entonces? Le dio vueltas a la pregunta en la cabeza, como una ardilla que mueve la rueda de La jaula. en vano. Entonces sucedió algo curioso. Aceleró otra vez La velocidad del descenso. Ahora iba más rápido Que la primera vez, ansioso, precipi tado, totalmente atolondrado . Los d escansos sucesivos perecen pasar como los cuadros de una pelrcula; apenas podra percibir uno cuando ya aparecía el siguiente. Una carrera demoniaca, inútil . .. ¿Por qué? Coma. pensó, hada donde hablade¡x,,;tado los oomestibles, qum! porque creía que los habla dejado abajo o porque pensaba que estaba subiendo. Deliraba, sin duda. Ese estado no duró mucho tiempo. EJ
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cuerpo debilitado no podía mantener esa frenética marche, y despert é del delma y tota1mente agotado. Ahora empezaba otro delirio más mdona1, una kxura inflamada por la lógica. Tendido en el descanso. frotándose un m úsculo del tobillo qu e se le ha bta desganado , especuló sobre la naturaleza, e l o rigen y el propósito de la escalera mecánica. Pero el pensamiento razonado no era más útil Que la acd6n inazonada. El ingenio no serve para resoNer un rompecabezas que no tenía soIud6n, un rompecabezas que era su propia lazón. B -no la escalera mecarece-, necesitaba ser explicado.
Quizá su teorla más interesante consistia en la idea de que esa escalera era una especie de rueda para hacer ejercido, como las de las jaulas de las ardillas. de las q ue, por ser un sistema cerrado, no hebra escapatoria. Esa
teoría req ue ría algunos cambios menores en su concepción del universo físico, que siempre le ha bla parecido sumame nte euclid1ano hasta En los días siguientes, cuand o su único ali- entonces. un universo en el q ue e ldescenso en mento era el agua de las fue ntes situadas cede a parente lmea recta era, en realidad, descridiez tramos, pensó con frecuencia en la ro- biendo una. curva. Esta teora lo alentó porque mída, y se preparó platos imaginarios con los le abña la posibilkiad (al dar una vuelta comcomestibles Que habla dejado atrás. Sebo- pleta ) de volver otra vez al sitio donde bebíe reebe la dulzura ideal de la miel, la _""'tez dejado los comestibles. si no a Underwood' s. de la sopa que habl1a de preparar en la Lata de Quizá. en ese estado de distrac:ci6n. habia pa-
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sado ya varias veces jun to a uno o a los dos lugares sin advertirlos. Ha bía otra teoría añn, acerca de las medidas tomadas por el Departamento de C rédito de Underwood's contra las cuentas morosas . Eso era paranoia pura . jTeoñas! No necesito teoñas. Debo adap.tarme a esto. Protegiéndose la pierna sana, siguió ba jando, aunq ue las especulaciones no cesaron in mediatamente. Se volvieron, en tod o caso, más me ta físicas. Más vagas. Eventualme nte, podía mirar a la escalera como algo real, sin exigir más explicaciones q ue la que ofrecía su simple existencia. Descubrió que estaba perdiendo peso. Habiendo pasado tanto tiempo sin alimentos (por la barba cakulaba q ue había transcurrido más de una semana), sólo podía esperar eso. Aún así, había otra posibilidad que no de bía excluir: que se estaba acercando al ce ntro de la Tie rra donde, según tenía entendido , todas las cosas carecían de peso. Eso, pensó, es algo que m e rece cualquier
esfuerzo . Ha bía descubierto una meta. Por otra pa rte, se esta ba mu riendo, un proceso al que no prestaba toda la atención necesaria. Al no quere r admitir esa eve ntualida d, y al no ser tan tonto como para admitir otra, esquivó el problema simu lando tener una es pera nza. Quizó venga alguien a rescatarme, se dijo. Pero su esperanza era tan mecánica como la escalera en la que bajaba ... y tenía la misma tendencia a hundirse. Estar despierto o dormido habían dejado de ser estados diferentes, de los que pudiese de cir: "Ahora duermo" o "Ahora estoy despierto " . A veces se sorprend ía bajando, y era incapaz de decidir si ha bía estado donnido o distraído . Tenía alu cinaciones . Una m ujer co n sombrero sin alas , cargada con paquetes de Underwood's. bajó por la escalera hacia él. Los zapatos de taco alto go lpe a ron en el descanso: dio media vuelta y siguió hasta el tramo siguiente, sin siquiera saludarlo con la cabeza. Cada vez con más frecuencia , al de spertar o a l sa lir del estu por, de scubría que en lugar de co rre r hacia la meta se hallaba tendido sobre
un descanso , débil, a turdido y ya sin hambre. Entonces se arrastraba hasta la escalera y se dejaba llevar po r un escalón hasta el fondo,las piernas y los brazos extendidos y la cabeza hacia ade lante, sujetá ndose con las man os para no resbalar. En el fondo, pensó, en el fondo ... Sí . . .• cuando /legue allí . Cuando llegase al fondo -que para élera el centro de la Tierra-- , no hebre, literalmente, más que una dirección hacia donde ir: arriba. Probablemente hubiese otra escalera mecánica para subir, una escalera mecánica ascende nte: aunque preferiña un ascensor. Era importante creer e n un fondo. Ca da vez le costaba más pe nsar, le e xigía tanto, y le resultaba ta n doloroso como cua ndo se ha bía pu esto a subir las escaleras. Percibía las cosas de una man era borrosa. No sabía qu é era real y qué imaginario. Pensó que comía y descubrió que se esta ba mord iendo las manos. Pensó que hab ía llegado al fondo . Allíhab ía una sa la amplia con un cíelo raso alto. Los letreros señalaba n hac ia otra escalera mecánica: Para subir. Pero esta ba clausurada con una cadena y habían pu esto un aviso impreso. "Descompuesta. Por favor, sepa disimular las molestias mientras est ée n repa ración. Gracias. La Administración." Se ri6 d ébilmen te. Inventó un sistema para abrir las latas de atún. Deslizaria la lata oblicuamente ba jo las salientes supe rficiesde los escalones , en el sitio donde se nivelaban con el suelo y desaparecían. La escalera romperla la lata o la lata trabaría la escalera. Quizá si trababa una de las escaleras hada que se detuviese toda la cade na. Debería haber pensado en eso antes pero, de todos modos, se sentía conten to con que simplemente se le hubiese ocurrido. Podríahabenne librado de esto. Su cuerpo parecía tan liviano ahora. Debía de habe r bajado dentos de kilómetros . Miles. Volvió otra vez a descende r. Estaba tendido al pie de la escalera, la ca beza descansando sobre el fñc me tal de la plancha de la base . Miraba la mano, cuyos dedos se apretaban contra las ranuras de la
parrilla. Los escalones, uno tras otro, en perfecto orden, se deslizaban encajando en esas ranuras, raspándole las puntas de los dedos,
sacándole de vez en cuando una rebanada de carne. Eso fue 10último que recordó.
Tlub del orl<"PnaI en lngIé!I: ~ © 1964 by ZlIf-DaYI!I Put*hIngComp;my. TI"<lducl6n de MS.
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EL PENru.o 2
La soledad es violenta. y la compañia . . •
Ilustro U MURA
Un promontorio rocoso resguardaba del venId la bahía y la ancha playa desierta . El agua subía y bajaba apenas. Nubes altas agrisaban el cielo, inmo vilizaba n e l aire. La bahía brillaba con un lustre opaco, como peltre viejo . Duna s bordeaban la playa . perdiéndose en un bosque cercano de oscuros cipreses verdinegros. El bosque se afincaba comprimiendo la arci lla co n raíce s hirsutas. Entre las dunas había ru inas: par ed e s de crista l lec hosas a ca usa de la brisa salada y la arena . En el ce ntro de estas paredes un ser h umano se había hech o una ca ma con hiero has y malezas . Su nombre era Mitr. o esr la Uamaban los escarabajos . A falta de otro, habia adoptado como nombre esa palabra .
B nombre , la cama de hierbas. y un a pieza de género pardo robada a los escerebejos eran sus únicas pe rtenencias . Quizá podía decese que el gastado mont6 n de huesos que yecíe a den metros en e l bosque fo rma ba parle de sus posesiones . La fa scinaban, y reco rdaba vagame nte cierta relación co ns igo misroa . En los viejos días. ella tenía brazos y pternas co rtas y ro llizas, y no había repara do en los pa recidos Iormeles . má s bien grot esCOSo Ahor a había crecido , y la se mejanza e ra ob via . Cuencas oc ulares como sus ojos, una boca como la suya, d ientes, ma nd íbula , er éneo , ho mbros, costillas . piernas . pie s . De vez en cuando se internaba en el bosque y miraba intrigada , aunque última me nte sus visitas no habían sido reg ulares . Hoy era un d'"lcl lúgubre y gris . Se sentía ebcEL PEKu..o 2 I
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rnde. Inquieta, y después de pensar un poco decldl é que tenia ha mbre . Dirigié nd ose a las dunas, coml6 a desga no unas vainas vege tales. Quizá no tenía hambre de spués de tod o . Baj6 a la playa , se qued6 mira ndo a través de la bahía . Un viento hú medo le azotaba la tele pa rda, le desmelenaba el ca bello. Quizá llovería. Mlr6 ansiosamente al cielo. La lluvia la dejaba mojada y triste . Siempre podr e refu giarse entre las rocas del promontorio , a unque a veces era mejor estar mojada . Regresó a lo largo de la p laya , a trapó y coml6 un pequeño crustáceo. La carne salobre le ca usó poca satlsfaccl6n . Apare nteme nte no tení a ha mbreo. Recogió una vara flI.osa y dibujó una linea recta en la arena h ürnede : quince , treinta metr os de largo . Se detuvo . observó su trabajo con placer. Desandé el ca mino , trazan do otra linea paralela a la primera a una mano de distancia . Un efecto muy Interesante . Urgida po r un entusiasmo repentino, trazó más lineas playa arriba y playa abajo hasta qu e hu bo creado una extensa reja de lineas para lelas. Mir6 su trabajo con satisfacci6n . Trazar esas lineas en la arena lisa era grato e interesante . En alguna otra QCasl6 n lo harla de nue vo , y quizá usarla lineas curvas o entrecruzadas. Pero por a hora era suficiente . Tír é la vara . La sensacl6n de ham bre que no era ham bre la asalt6 de nuevo. Apresó una la ngosta de are na pero la errcjé sin comerla. Ech6 a correr velozme nte a lo lar go de la playa . Esto era mejor, el relá mpago de las pierna s abajo, el aire limpio en los pulmo nes . Jadea ndo , se de tuvo. se arroj6 en la are na . Poco después recobre el aliento, se incorpo ró . Querla correr un poco más. pero sentía como una languidez . Hizo una m ueca, se sa cudió , Intranquila. Quizá debía visitar a los escarabajos de l promon torio ; quizá la criatura vieja y gris llamada TI-Sri-TI le hablarla . Se puso de pie tentatívemenre y regresó por la playa . El plan no la ccmplecía de veras . Tr-Srí-TI tení a pocas cosas Interesa ntes que decir. No respondía preguntas, sino qu e recitaba datos interminables relacionados con la colonia; cuántas larvas se dejeríen madurar, cuántos kilos de hue vos de ara ña se había n 84 I
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almacenado. las condiciones de sus man díbulas, a nte nas, ojos... Titube ó, pero al cabo de un momento sigui6 adelante . Mejor TI-Sri-TI qu e na die, mejor el sonido de una voz que el rugido mo n6 ton o del oleaje gris. Y quizá pud iera decirle algo interesante : a veces su co nversacl6n iba más allá y entonces Mitr esc uchaba con ate nci6n : "Las monta ñas están regidas po r lagar tos salvajes y más allá está n los mec envtkts mer caloide s, qu ienes viven bajo tierra y s610 manifiestan su actividad con chimeneas hu meantes y escorias minerales. Los escarabajos viven a lo largo de la cost a y sólo qu ed a una mltr, junto a la vieja Ciudad de Crista l, la última de las mltr." Ella no había e nte ndido nada , pu es el flujo y los caudales de l tiempo , los conceptos de an- . tes y después, nada significaban para ella . El universo era estático; un día seguía a otro, no en una sucesión , sino como una duplicación . "Más allá de las montañas - había seg uido TI-Sri-Ti- hay un desierto incesa nte . luego hielos Incesantes, luego un páramo incesante, luego una tierra de fuego turbule nto , luego las gra ndes aguas y una vez más la tierra de la vida , regida y dom inada por los escar abajos donde cada solsticio es mascad o y exte ndido un nuevo acre de ca pa protectora .,; " y luego había seg uido una ho ra de exp licaciones sobre la fungicultura de los es carabajos. Mitr caminó a lo largo de la playa . Pasó po r la hermosa reja que había trazad o e n la arena color dam asco , pasó frente a las paredes de crista l, trepó las primeras sa lientes de roca negra . Se detuvo , esc uchó . ¿ Un so nido ? Titubeó , lueg o prosigu i6 . Hubo un trepidar de muchas patas. Un largo escaraba jo pa rdo y negro se lan z6 sobre ella, la apl astó contra las rocas. Ella se resistió débilmen te , pero las pat a s de la nteras le in movilizaron los hombros. le arquea ron la espalda . El escarabajo ap retó la probóscide contra el cuello de Mitr, le pu nzó la piel. Mitr, el cue rpo flap , se quedó mirá ndole los ojos rojos mientr as él be bía. El escarabajo la dejó en liberta d . La herida se cerr é sola , urticante y dolorosa . El escarabajo subió tre pan do las rocas . Mitr se quedó se ntada una hora . recobran -
do las fuerzas. La idea de escuchar a Ti-Sri-TI
sa brillan te . La cosa escupió una lanza de
ya no le causaba ningún placer. Regr esó aturdida a lo largo de la pla ya. y comió un os manojos de algas y un pez pe-
fuego y e l escarabajo estalló en mil fragme n-
queño que había quedado arrapado en un cha rco formado por el oleaje . Se acerc ó a la o rilla de l mar y miró hacia e l ho rizonte . má s a llá del promontorio . Qu erla gritar , aullar; a lgo parecido a l impu lso que la había ind tado a co rrer a toda velocidad por la playa . Elevó la voz, e mitió una nota liuga y musical. Brisas templadas parec ier o n ahogar el sonido . Se volvió desalentada . Regresó por la costa hasta el manantial de agua du lce . Aquí bebió y comió algunas de las bay as q ue crecían en arbustos malolient es. Se e nd erezó. a lzó la cabeza . Un sonido vas to y a gudo lle naba e l cielo , pa recía forma r pa rte de l aire . Se que dó rigida , luego movió el cuello . es cudri ñando las nubes . prepara ndo las piernas para hu ir. Un pez largo y negr o bajó del cielo. resoplando bocanadas de fuego . Aterrede. Mifr se ocult é entre las bayas. Las zarzas le hirieron las piernas. la despabilaron . Escapó hacia el bosque . se a gazapó bajo el tronco inclinado de un ciprés. El pez del cielo bajó co n aso mbrosa ce leridad , e nfiló hacia la playa , se posó con un eructo tranquilo y un suspiro . Mitr observeca con petrificada fascinación . Nunca ha"ía vis!o nada semejante . nunca camina ría de nuevo po r la playa sin escrutar el cielo . El pez del cielo se abrió. EDo vio el briIIo deJ metal. eJ vidrio . Del interior saharon tres seres . Mitr adelantó la cabeza marallil1ada. Eran parecidos a eRa. pero gra ndes. rojos. corpulentos . Extraños . formida bles. Hacían mucho ruido . pues hablaban -con voces roncas y toscas . Uno de e llos vio las pare de s de cristal. y por un tiem po e xa minaro n las ruinas con gra n inter és. El escarabajo pardo y negro que le hab~ bebido la sangre eligió ese mome nto para bajar por las rocas a la playa . Uno de los rec én llegados soltó un hola estrident e y el escarabajo, desconcertado y receloso, trep6 de nuevo hacia las rocas . El extr a ño e mpu ñaba una co-
los inca ndescentes. l os tres gritaro n co n voces estentóreas. rie ndo. y Mitr se acuclilló bajo el tronco del ár bol, empequeñecéndose todo lo posible . Uno de los extraños re pa ró e n las líneas q ue e lla había trazado e n la playa . Llam ó a sus compañeros y ellos observaro n co n suma ate nción , estudia ndo co n e xtremo inte rés las huella s de los pies de Mitr . Uno hizo un comentario que provocó las risotadas de Jos demás . Luego todos se volvieron y registrar on las pla ya de punta a punta . Estaban buscándola . pensó Mítr. Se agazapó ta nto bajo el tro nco que la corteza le ma gulló las carnes. Los ex traños pro nto perdier on interés y regr esar on al pez de l cielo . Uno de e llos extrajo un tubo largo y negro . q ue llevó hasta e l borde de la rompiente y arrojó al agua plomiza . El tubo se end ureció , palpitó , hizo son ídos de succió n . El pez del cielo es tebe sediento y bebte a través de la probóscide . pensó Mitr . l os tres extra ños ahora caminaban a lo largo de la playa hacia el ma na ntial de agu a dulce . Mitr los miró ace rcarse con aprensión . ¿ Estaba n siguiéndole las huellas? Le sudaron las manos . le cosq uilleó la piel. Pararo n en la orilla del manantia l, bebieron , a pocos paso s de distancia . Mitr podía verlos con claridad . Te nia n ca bello cobrizo y brillante y peque ñas ma tas de pelo alre dedor de la boca . Se cubrían el pecho con caparazones rojos, las pie rnas con paños grises. los pies con fundas de metal. Se parecían mucho a e lla . pero ha bía ciertas diferencias. Eran más grandes. más rec ios, y más e né rgicos . Además eran crueles; habían calcinado al es ca rabajo pardo y negr o . Mitr los observó fascinada . ¿De dó nde venten? ¿ Había o tros como ellos , co mo e lla , en e l cie lo? Ca mbió de posición ; e l follaje crujió . Cosc ctll eos de excitació n y miedo le recorriero n la espalda . ¿La había n oído? Atisbó, preparada para escapar . No. est aban mirando pla ya abajo hac ia el pez del cielo . Mitr salió de abajo del tronco, se quedó observand o desde el follaje. Obcementeles importaba poc o que o tro co mo e llos vivier a en EL PENlxA.02 I 85
las cercentes. Se enfureció. Ahora queria regañarlos, y ordenarles que se largaran de la playa . Se contuvo . Seria una tontería mostrarse . No les costaría nada arroj arle una lanza de fuego para quemarla como al escarabajo. En cualq uier caso eran hoscos y brutales. Criaturas extrañas . Avanzó sigilosamente po r el bosque. pasan do de un tronco a otro , echándose de bru ces cuando era necesario hasta qu e pudo acercarse al pez de l cielo todo lo posible sin que la vieran . Los extraños estaban de pie alrededor de la base de l monstruo, y no parecían disp uestos a explorar más . E! tubo se aflojó dentro de l agua . lo guar daron de nuevo dentro d el pez de l cielo . ¿Eso significaba que estaban por partir? Bie n . No tenían de recho a esa pla ya . Habían cometido un ultraje , aterrizando con tanta arrogancia, matándole un escarabajo. Casi se adela ntó para reprocbérselos : luego recordó que eran toscos , duros y crueles y se contuvo con un cosq uilleo en la píel. Q uédate quieta. Pronto se irán, y te dejarán en posesión de tu playa . Se movió con desasosiego . Energúmenos rojos. No te muevas o te verá n. ¿ Y entonces? Se estre meció . Estaban hac iendo preparativos para partir. A Mitr se le hizo un nudo en la garganta . Habían visto sus huellas y no se habían molestado en investigar . Pudieron haberla encontrado con tanta facilldad, ella se había escondido casi a la vista de ellos . Y ahora estaba más ce rca que nunca . Si avanzaba sólo un paso la verían .
Con un a comezón en la piel, se alejÓ apenas de l tronco . Sólo un paso. Luego re trocedió de un brinco , el corazón pa lpitan te . ¿La hablan visto? Con un súbito escozor de miedo esperó que no . ¿ Qué harien? Se aso mó ca utelosamente . Uno de los extraños estaba mira ndo con aire pe rplejo , como si hubiera a tisbado un movimiento. Ahora no la vela . De pron to sus miradas se cruzaron . Lo oyó gritar y ec hó a correr por el bosque. El la persiguió. y detrás de él vinieron los otros dos, apl astando las malezas. La aba ndonaron. magullada y sa ngran te, en un banco de helec hos , y regresaron por el bosque hacia la playa , rie ndo y hablan do con sus vozarrones roncos . Ella se qu ed ó inmóvil un rato. Las voces se alejaro n . Mitr se le va ntó , trastabilló. los siguió cojeando. Un fogonazo alu mbró el cielo . A través de los á rboles vio al pez del cielo subir con un estruendo. cada vez más alto . Desapareció entre las nubes. Luego hubo silencio e n la playa , sólo el murmullo incesante de l oleaje . Regresó hasta la orilla del mar, donde estaba subie ndo la marea . El atardecer agrisaba las' nubes. Miró muc hos min utos el cielo, escucha ndo. Ningún sonido . El viento hú medo le sopla ba en la cara , desgreñé ndole el cabello. Suspiró. regresó hacia las ruinosas paredes de cristal con lágrimas en las mejillas. La marea estaba cubrie ndo la reja de líne as rectas que ella habla trazado en la are na con ta nto cuidado. En pocos minutos habría desaparecido por co mpleto.
Slephen King empezó a publicar en 1967. CUiIDdo tenia veinte años. y desde entonces ha acumulado varioS millones de palabras Y de dDlares, corwútiéndose en W!O de los talOS fenómenos literarios del momentD. Elvio Gandol{o recorre los dioersoe aspectos de la obra de este hábil fabricante de best-sellers que sin embargo empieza a mostrarse como novelista de tslemo.
E~Eo
UN Dalosdd
fenómeno Con sólo 32 años de edad, slcphen King lleva escritas seis novelas y un libro de cuentos, a razón de un título por año desde 1975. Todos pertenecen al gé nero terroI'Íneo o sobrenatural y tienen un promedio de 450 páginas , que van desde las escasas 300 de Casrie hasta las casi 1.000 de ÚJ dmu.a de la mJlLn~ . Todos Y cada uno de: ellos han figurado durante semanas • la eabeza de las listas de best sellen en Estados Unidos. En
un movimiento clásico dentro de ese círculo de difusión, al· gunas de sus obras han sido lle vadas al cine o la pantalla televisiva (ver recuadro). Esos da tos llevan a una serie de pregu ntas: ¿Qué lugar ocupa King dentro del género terrorifico1 ¿Es un merofabricante de best-se llers en serie o pueden descubrirse en él rasgos de auténtico escritor? ¿Cuáles son las razones de su é xito ? Basados en la Iectwa de más de 3.000 páginas de: su obra. trataremos de contestar o al menos dar un principio de ~.esosinterroganles .
Bterroryd best-seüerísrno A primenl vista . poe- la temática y. en cierto modo, por el esti lo. podríamos asociar la obra de King con la de un amplio gru po de escritores que han empleado el terror para llegar a picos de venta y rápida filmación , aunque con caracteres d ist intivos . Carrie, por ejemplo . recue rda. incluso en su extensión, a las novelas de
Ira Levln (El IwM tk Rosemary. Las C'OIItknodm tk SlepJord. LtU lliñoJ tkl BraJi/} . Algunos pasajes de La
danza de la mu~rt~ se relacio- danza de la mu~rt~ se le conanan co n las obras de Michael
Cricbton (La
am ena;:tJ de An -
dr ámeda. El hombre terminal). El tam año mismo de sus novelas es otro elemento q ue liga a King con el fenómeno del best-sellensmo. Este tenómeno. poco estudiado hasta ahora, y que se difere ncia por su magnitud del fenómeno de los gé neros clásicos (policial . cienc ia ficc ión. horror), se caracteri za . ante lodo . por una producción desprovista de personalidades definidas. pero abarca autores que rompen e l monolitismo que podría atribuírsele en una aproximación crit ica apresurada (baste citar las obras de Norman Mailer o Kun v onnegut. Jr.. entre otros) . El predominio de esta forma de ficción ha llegado a ser tan importan te dentro de l mundo ed itorial , que ha modificado por completo las . pautas no sólo de producción y co nsumo sino también de distribució n, publ icidad yexhibic i ón. Entre sus rasgos se cuenta. j ustam ente, cie rta estandarización de l tamaño: en los gra ndes tirajes , por lo general " rinde n" más los volúmenes que superan las J(X) páginas, que a su vez brindan al lector por lo q ue ha pagado una sensac ión más sólida de recibir una buen a extensión en la cua l zambullirse . King ha respet ado meticulosamente esa tendencia al tamaño kilométrico incluso a costa del padding o relleno. A parti r de Carrie todos sus libros superan las 400 páginas. El límite impuesto por el mercado a la extensión máxima es visible e n e l hecho de que a La 118 I
El.. PEro..Lo 2
ron unas lOO.<XXJ palabras. Las lXX) pági nas parecen el límite en ese sentido. salvo que se trate de una saga de vo lúmenes orgánico s, con principio y fin. Ya El señor de [0$ anillos de Tolkien demoró unos c uantos años en llegar a su d ifusión máx ima . y En busca del tiempo perdido seria conside rada en nuestra época co mo una o bra netame nte anticomercial (y lo es , pero por motivos d istintos a la ex tensió n) . Lo q ue diferencia a King de los a utores que citamos. es que ha absorbido desde la infanc ia materia les de la romente popular del terror, lo so brenatural y la cie ncia fic· ci ón, y una especial sensibilidad para la de scripción de amo bientes y personajes. que aflora de vez en cuando y sobre la que insistiremos más ade lante . Se adviene en él un interés menos mecánico y siste mático por lo que escribe que el de otros autores. Si gran parte de su o bra está pensada e n imágene s, esas imáge nes se e xpresan vividam ente. no co n la frialdad desp rovista de estilo de un g uión cinematográ fico, como ocurre. por ejemplo . en obras de Ira Levin. Para precisar más esto, agregaremos que su modo de e ncarar el horror se difere ncia po r completo del de maestros co mo Poe , Lo vecrañ. Mache n o Blackwood, y se relaciona más bien con los cue ntos CS critos po r Brad bury en el principio de su carrera, o con la obra de Roben Bloch y Richard Matbeson. Es un tipo de horrorque mezcla lo coti diano con lo extraño, pero desde ' 4
afuera. no como una obsesi ó n ind ividual. necesaria . Podria decirse qu e los menc ionados e n primer lugar mcu~ntran el horror, sin poder e vitarlo. Los autores del seg undo grupo . y sobre tod o Stephen King, lo buscan co nsc ientemente , y lo ada ptan , por lo general. a reglas de merc ado , ya sea de revistas o series (un canal importante de este tipo de material ha sido durante años la sucesión de libro s y episodio s te lev isivos presen tada bajo el nombre de Alfred Hitchcock).
Técnicas de impacto King ha reconocido en más de una ocasión su deuda con las películ as de terror de clase C que vio en la ado lescencia, y sobre todo co n los "comlcs EC" , una de las épocas más brill antes de la historieta norteamericana, que durante los años ' 50, Y bajo la dirección de WilJiam C. Gaíoes, llegó a límites ' insospechados en e l manejo de un nuevo tipo de terror para ser barrida finalmente po r la ce nsura. Kin g maneja a la perfección las técn icas de batalla de la narración profesio nal . Abundan las intrus iones directas del autor de ntro del rela to para aplicar frases que anuncian lo venidero y que contribuyen a mant ene r enganchado al lector: " Así fue como empe zó todo " , " A é l. a Georg e y a Frieda, les quedaban menos de dos horas de vida" . En el aspecto de la intensidad, King no se anda con vuel· tas o Es sintom átíco q ue en Carrie, su primera nove la, arran que ya co n un par de baldes de sangre de ce rdo. Acude no al
cross a la mandíbula, como rece taba Arll, sino al cross al estómago . Se mejan te en ese sentido a toda una corriente de l cine norteamericano de los últimos años , tiay en él un regodeo en la de scripción de la violencia, de un cuerpo haciéndose ped azo s , de los sonidos y las imágenes de la sangre desparramánd ose o fluyendo, y sob re todo de los aromas de la corrupción. En ese reng lón, King parece contar co n un verdade ro fichero de los olores posi bles de la muert e o rgá nica . La apelación a lo morboso, a la morosidad descriptiva de lo repu lsivo (un eq uivalente Ii· terario de la cá mara lenta de Peckinpah y numerosos directores del cine policial o de l nuevo w t'J"tt 'rn) , tiene que ver con el encare exterior, consciente del terror, a que ya aludi mos. Como el mismo King reconoce en su prefacio a la recopilac ión de sus cue ntos: "En cierto sentido la dehcadeza, la ausencia de melodrama, e l tono apagado y estud iado de racio nalidad que impregna un cue nto como ' El velo negro de l clérigo' (de Haawthome), son aún más sobrecogedores que las JllOf1S'truosidades batJaCias de Leve-
cra fto el auto de fede ' El pozo y el pénd ulo' de Poe" . Lejos de seguir esa romente de con tención, King acorrala al lector pegándole en el plex o del terror hasta que lo entumece, quitándo le capacidad de reacción . A partir de ese momen to se siente una especie de empacho , que quita plenitud a lo s go lpes poste riores, y lo que quiere ser aterrorizan te resulta hilarant e o inverosímil. Cuesta creer, por ejemplo , que un simple palomo se dedique a picarle encarnizadamente un tob illo al protagonista del cuento " La co ro nisa" ; y en La danza de la muerte, más de una exagerac ió n dentro de lo que podríamos llamar pornografía de la muerte o la violenc ia. provocan una risa nerviosa, la misma que recorre a un cine
cuando una escena de imención terro rífica o dramática se pasa de revoluciones y cae en lo grotesco impremeditado. En e l alargue de lo angustioso. del enc ierro en lo aterrortzante, King llega a un verdadero virtuosism o en El resplandor, do nde con sigue que un tema de cue nto rinda cas i 600 pág inas . Pero se trata de una hazañ a técn ica , no literaria , donde predomina el artesano há bil sob re e l creador. Muc ho más interesante resulta la contención que le da peso a su última novela publ icada en cast ellano. La zona mu erta. Au nque inclu so aquí, la minu ciosa de scripción del suicid io de un violador y asesino. ooncentrada en lo desagradable , prov oca un estremecimiento más visceral , de asco, que auténtico impacto a un nivel más hondo: emotivo , metafísico o cerebral .
Técnicas literarias En el aspecto literario. King e mplea un estilo directo , casi periodístico . Carril' está armada co mo el montaje de una serie de testimonios objetivos o fragmentos de libros ensayisticos posteriores a los hechos narrados, q ue se interca-
S1EPHEN KlNG SEGUN STEPHEN K1NG " Me llamo Stephen King. Soy un hombre adulto, con esposa y tres hiíOs. Los amo y c reo que este sentimiento es corresocodído . Soy escritor y mi oficio me gusta mucho. Mis ficciones ----Catrie, La hora del vampiro e lnsOIitO 8SpIendcx- han tenido tanto éxito que me penniten dedicarme excicsívarrenre a escri bir, de lo cual estoy muy
comp lacido. A esta altura de la Vida parezco estar baso tante sano. Durante el último año he podido cambiar los c igarrillos sin filtro que Iumaba desde los dieciocho años lJ()f otra marca con un baíO contenido de nicotina y alquitrán, y todavía alimento la esperanza de podef li· bra rme lJ()f completo de este hábito. Mlfamitiayyovivmos
en una linda casa a orillas de un lago de Maine relativamente libre de contaminación. El otoño pasado me desperté una mañana y vi un ciervo en el jardín que se abre detrás de la casa. ~Io a la mesa para picnics. Es una buena vida." Del Prelacio a El umbral de la
noche
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cue rpo eran heroicas. rabe faisíanas . Contemplar sus mov imient os frente a los ocho que madores de su coc ina elécmca era co mo ver el incesante movimie nro de la marea o las vici situdes migratorias de la... dunas" : o cuando cae en la filosofía barata y compara a un ci rujano fria y mecánico con " Ios astronautas rusos que diero n la vuel ta a la Tierra y no vieron a Dios" . En ca mbio es destacab le su contundencia para la metáfora simple y expresiva . por lo seneral relac ionada co n eleme ntos mu y concretos. Para describ ir la sere na vida en co mún de una pareja mad ura, o una sensación de desconcierto. precisa: " la habitaci ón de Eva era tibia y seg ura , y por fin se quedaron do rmidos. juntos co mo c ucharas en el cajón de los cubiertos", "Jess reacc io nó como si sus facciones hubieran estado sostenidas por una multitud de tornillos invisibles y todos se hubieran afiojada repentinamente una vcetta y media" . La misma capacidad se advierte, por momentos, e n el manejo de la ironía. En LA dan m de la meene una negra le co rta la cabeza a una ga ll ina: " La gallina decapitada corrió hac ia el palio anterior de los Richardson, manando sangre y alete and o . Después de un rato se enteró de que estaba muerta y se dejó cae r decorosamente . Las ga llinas el uecas y los demócratas de Nueva York, ay Señor, ay Señor" . En La hora del vamp íro un personaje entra a un cubículo donde duerme toda una famil ia de vampiros, conocidice: " Las curvas de su dos suyos , y ~1R a una ex -
lan co n la acción directa. LI hora del vampiro es una de las novelas de Ouir más sere no en su primera mitad. aunque lue go se desbarranque al efectismo y ellugar com ún encuanto el tema de los vampiros se impone (volveremos sobre esto más adelante). L , I.I, m:tl de ItI murrtr recuerde en su estructura . nume rosas no velí zeciones o repo rtaje s " de la vida real" . difund idos por la revi...la Selecciones del Reader :s !Ji.J:t',H, se sigue n los destinos intercalados de numerosos ind ividuos o f! rupos pequeños afcctudos po r un fe nómeno mayo r (e n e ste caso una epidemia devastado ra). par.a interrelacionarlos fina lmente. El res ptandor es el texto que más se apart a de esta característica direct a . Abunda en la descripc ión de pensamientos . vueltas hacia atrás en el tiempo. recursos q ue se entreme zclan desordenedamen te con las e xigencias de la escritura protesjonal: así , porejemplo,la voz de l autor necesita irrumpir en la corriente de imágenes de la conciencia del niño prota gonista para ac laramos que éste no Puede leer las palabras que aparecen en e lla . King suele pisar en falso c uando asp ira ob viamente a lo que . desde un punto de vista insertado en la pap illa estilística req uerida para un bestseller, se co nsidera " literario" o "filosófico" . Es allí cua ndo su habilidad para la met áfora contundente se vuel ve mani eri sta y, en medio de un estilo directo y comunicativ o que describe a una mujer preparando algo de comer se vuelve poético y culto y oos ... I
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traña invocación: "Qué CS ce na de fam ilia - pensó absurda me nte Ji mmie- . Rea. der :J Digt'SI, ¡,dónde estás cua ndo moL.. falta haces'! " Otro aspecto en e l que King se ha vuelto más sutil es en el cond ime nlo " de actualidad" , más mat izado y agudo que en sus primeras obras. Abundan las referencias políticas. los di sparos a blancos como la ad ministración Nixon o la guerra de Vietnam . a veces háb ilmente mezclados co n los eleme ntos de la nove la. En La zona mut'rftJ el protagonista deja a su nov ia indiges tada co n una salchic ha en su dopartamc nto. y cuando el co nductor de un tax i se preg unta por las razones po r las que la j U ve ntud es como cs . reflexiona: " Bueno, han comido una salchicha en mal estado, que se llama Vietnam y les produjo botulismo. Se las vendi ó un fu lano que se llamaba Lyndon Joh nson. Entonces recurrieron a este 0Ir0 tipo , sabe, Y le d ijeron: 'Jesús, señor. estoy mu y enrerroo ". y este otro tipo, que se llamaba Ni~on. les contestó: ' Yo sé cómo se cura eso . Coman unas cuantas salchicas más ' . Y esto es lo q ue le sucede a la juventud norteamericana" . Otro elemento positivo es su capacidad de co municaren pocos trazas y co n gran precisión un amb iente determinado . Una muestra de ello es la s intética descripción de Salem's Loe, el pueblito aislado de La hora del vampiro: "Estaba ba.s tan te libre de turista..s . No tenía una buena canelera, ni vista al mar (para lenerta hab ía que seguir unos ocho kilómetros más hacia el Oeste) 4
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ni lugares históricos de inte-
res. Además . la taberna loca l estaba plagada de cucarachas , y la única prostituta era una a huc ia de cincuenta años " . Pero lodo esto es arrasado una y otra vez por verdaderos aluviones de violencia. sang re . desgrac ias y enfermedades descriptas con fruiciOn (va lga romo ejemplo e l cuento " La mujer de la habnacién' ", frulo de esa obsesión america na que es e l cáncer . y en cuyo extremo intelectual estaría e l reci ente libro de Susan So nrag sobre el lema ); en pocas pa labras: lo que hace que sus libros SC".m best-sellers .
Uteratura vs. bestsellerismo Si Srepbcn King se limitara a producir novelas meramen te
sen sacionalistas y relativamente bien escritas . sin rasgos dis tintivos. que sólo buscaran el impacto . sería un autor sin incóg nitas . Pero incrustados e n medio de sus ternas sobre nat ura les. conscientes . pensados pa ra atrae r la máxima cantidad de lectores si n detenerse ante ningún recu rso. hay trol os enteros que hacen sospecha r la e xistenc ia de un aur énneo escritor . P..wddOjicamcnte. todos esos fragmentos . a veces de varias p áginas, verdaderos retares de ntro del relato mayor . so n los más naturañsras . descrip ti vos y serenos. Por eje mplo . el capítulo 10 de La hora dl"/ vampiro. una aguda visión general de l pueblito donde: transcurre la acción . que se conecta con toda una comente de la literatura oorteamericana centrada en los arnberaes rurales (Shcrwood Ander.ion.
SlEPIiEN KlNG EN CASTEllANO Actualmente toc a la ob ra de Stephen King, con excepción de la última novela (Firestarter), aún no traducida. ci rcula ba jo el seno de Editorial Poma,re Sólo la primera echción de Carne fue publicada al princi pio por OIrQ seso. Javier Verga ra Carne fue traducida por Gregario viestenca. y es de tament ar que Pomaire no haya retraducido esta obra. ya que la versión al castella no es desprolija y poco precisa Cuesta imaginar. por ejemp lo. un autorovaCtevroiet con un bur bu jeante colector de escape " (p. 10-1): en otros casos la tracuecen bterat cambia el sentido de lo escrito. como cua ndo se denomina "revistita" a una Iittle review. que en Estados Unidos es sinónimo de revista literaria o urwersüana. y no de revista pequeña. en el sentido gráfico o de calidad Para el resto de las novelas. se repart en las traducciones Marta 1. Gustavino y Eduardo GoIigorsky. con resultados más pare jos en general que la traducción de Carrie. sobre todo en el caso de GoIigorsky. donde se impone su veterama en el oficio. La pertene ncia de la ob ra de King a la circu lación de los best-señers y sus técnicas de venta. sobre todo en relación al ci ne, ha impuesto cambios que pueden confundir. Asi. po r ejemplo, ha sido cam-
biada la tapa de Insó/;ro esplendor, en un principio abstrecta. po r una lotog rafia del film, y la novela ha pasado a llamarse El resplandor. $in embargo . las portadillas interores siguen llevando e1litulO original en castellano. lo que causa Cierta desorientación en el lect or BIBUQGRAFIA • Carrie (Carrie. 1974). Irad ucción de Gregario Vlastelika. Javier verqa-a. Buenos Aires. 1976: 327 págs. Postenormente reeditada por Pomarre • La hora del vampiro (Sa tern's Lot. 1975). Traducción de Marta 1. Gustavino. Editorial Pom aire. Barce lona. 1976: 5~ págs. - El umbral de la noche (Night Shllt. 1978). Traducción de Eduardo Goligorsky. Editorial Pomaire. Barce lona. 1979: 426 págs. • Insó/;ro esplendor o El resplandor (The Shining . 1977) Traducción de Marta l. Gustavino . Editorial Pomaire. Barcelona. 1978: 599 pág s. - La danza de la muerte (The Stand. 1978). Traducción de Eduardo GoIigorsky. Ed itorial Pomaire. Barce lona. 1979: 908 pág s. en dos volúmenes. • La zona muerta (The Oead Zene). Trad ucción de Eduardo Goligorsky. Editorial Pomaire. 1980: 491 págs . - Firestarter. 1980. Aún sint raouccíon al castellano.
Edgar Lee Masters y otros): o c1uso ruando se tra ta de la vioel ca pítulo 6 de La danza J~ ItI le nc ia . es mucho más conv inmu~rr~ , una tranquila con vercente el vigor con que se dessación entre una muchacha y pliegan las co rrerías reales de: su padre. donde ambos pare. Poke y Lloyd, dos rufianes de: ce n respirar como seres reales , poca monta hundidos en la fuera de los acartonamic:nlos psicopatía. con un vuelo digno exi gidos por lo comercial. In- del cine cómico mudo (capítuEL. Puo.ul1 I 'u
SRPHEN K1NG EN lA PANTAllA. GRANDE Y CHICA
Dos novelas de King fueron llev ad as al ene La p rimera , Canie. por Brian de Palma. en 1976. t.asequoda. Elresplan-
dar. por Stanley Kutmck , en 1980, Carne fue subtitulada. en su dis tribución en c astellano. como Extraño presentimiento. En su transcurso rep ite el tono plagado de erec-' terree de la novela. a veces variando la ap lica ción de ros mis mos , su número o su alcanc e (hay un balde de sang re Que c ae sobre la nrotacomsta. en vez d e los dos del lib ro: la d estruc ción sólo aba rca el salón de ba ile. un automóvil y un a c asa. en vez del pueblo entero: el final recu rre a un pa r de vueltas de tuer ca vacas: la muert e de Carne es totalmen te cisnnt a. y me nos t:9grad a en lo ernocional). El elemento más destacable es la actuación de Sissy Spacee en el papel protagónico. La artesanía barroca de De Palma. Que d IOsus mejores frutos en uno de sus primeros filmes (Un fantasma en el paraiso) log ra algunas esc enas soc erenles. pero no log ra unificar la pel ícula en un todo , Como dato curioso puede citarse el c orto papel asignado a John
lo 12 de La danza d, la muute) que cualquier e xageración posterior. Esa contradicc ión es la que impide que la obra .ce King llegue a ocupar por derecho propio un sitio dentro de la buena literatu ra norteamericana co ntemporánea. El problema ha sido advert ido, en upa especie de critica indirecta . por John MacDonald, en el prólogo a El umbral d, la noche , el libro que recopila los c uentos del autor. En el mismo afirma: " Stephen King no se circu nscribirá al género que actualmente tanto le interesa. 'll!
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ievisi va. su segunda novela. La hora del vampiro,fue adaptada y filmada entre 19 79 Y. 1980, dingida por Hooper (autor de un clás ico menor d el género: Texas Chainsa w MassacreJ y prod ucida por Stirling Sifliphant, con guión de Paul f...tl> nash. Fue filmada en Califor· nia del sur con un elencoQue inc luía a David Soul, James Masan, Marie Windso r y Elisha Cook. los resultados no parecen haber sido nota bles. sobre todo debido al " reba je" Que se hizo d e rrúftipies escenas de la novela. para adaptarla al pcbrcc televisivo Entre los p royectos aún no c oncretad os. King trabaja en un guión inédi to Que tiene como lema una estación rad ial automática embrujada. y otro sobre su cuento "Los nIños del maíz" . Georg e Romero comp ró los d erech os d el c uento "I he Crete". no rec og id o en valumen. para un IiIm . Y Milton Subotsky por úmrro. un vete rano del horror clás ico. ha comprado los d erechos de seis de los cuen tos de El umbra l de la noche. p ara armar con ellos d os films en eotscoos.
roce
Iravona. tota lmente cnsunto a lo s Que le dieran amplia (y b reve) fama post erior, El resDlandar aún no ha llegado a las pa ntalla s rectatense s Tod os los datos pa recen apuntalar la pos ibilid ad de un filme de terror hecho a landa. con la particular m inucia Que ha ca rac terizad o Siemp re a Kub rick en sus pr oyect os,Si se tiene en cu ent a la densidad de la noveta. y a pesar ,de algunos cambos (Kubnck eliminó. po r ejemplo. todo 10 referido a los arbus tos en forma d e animales del jardín del hotel. que cob ran vida siniestramente en diversos tramos del libro). es de esperar una expe riencia luera de lo eamun dentro del género, Los p rotagonist as son Jack Nicroison y Sneney Duveu En cuanto a la pa ntalla le -
Uno de los cuentos más llamativos e impresionantes de este libro es 'El último peldaño de la escalera' . Una joya . Sin un susurro ni un hálito de otros mundos" . Se trata. en verdad . de un c uento fluido y lírico . donde la tristeza y la presencia de la muerte se comunican con mayor sencillez y profunóidad que en la mayoría de sus novelas . Incluso cuando el cuento e ntra dentro del género policia l ( " La comisa" ) o lo sinies tro que se expl ica sin rom per los límites de la realKIad cotidiana e' Basta S.A .·· , que
describe una compañía que combate el vicio de fumar mediante t ácticas netamente sádicas) King suena menos forzado . más suetto. En cuanto entra lo sobrenatural , e n cam bio . comienza a sonar hueco, como si no creyera en lo que escribe. El problema es que. justamente ese ele me nto consti tuye su cana de triunfo comercial . Esas contrad icciones están dec lara das explícitamente en La hora del vampiro . El protagoni sta, un jov en escri tor especi alizado en lo macabro. como King, tie ne obsesiones persona les.
Pero c uando de scribe la nove la que está estructurando , habla claro: " Estoy escr ibiendo otro libro. y me faltan seis páginas para cumplir con la cuota fijada para hoy . ( .. . ) Es a lgo así como ficción . Para serte sincero. estoy escribiéndolo por dine ro . El arte es una gran cosa. pero por una vez qui siera co nseg uir varias ed iciones de un libro. ( ... ) Hay una serie de crímenes sexuales y mutil aciones . Vay a empezar lo con uno de ellos y descri bir los progresivamente. del principio a l fin , con todo detalIe. Fro tando co n todo. eso la nariz de lector". Más consciente de sí mismo , cuidá ndose más las espa ldas. en e l prefacio a sus cue ntos declara. e n cambio , no escribir por d inero. y cita como al pasar varios nomb res presti giosos.
Exito y autenticidad De todos sus libros . el que más se ace rca a una auténtica novela es La ZOIlQ mu erta . En e lla ha co nseguido darle un ritmo más medido al transcu rrir de l tiempo. detenerse más en los personajes. Por mome ntos repit e fallas de los libros anteriores (el intento frustrado de elaborar un símbolo recurre nte con una másc ara de Halloween que aparece al princip io) . Pero logra co ntro lar los ele mentos sobrenaturales , básicame nte la capacidad de "ver" e l futuro de su protagoni sta. da tos que en los casos anteriores. además de la falta de co nvicción ya apuntada. deja ban numerosos cabos suenes. incluso de ntro de una necesidad de verosimilitud literaria. no lógica . S in
e mbargo . los recbínamienros (el suicid io a q ue ya aludimos. o la sumaria caracterización del personaje maligno). son más do lorosos aq uí q ue en los o tros libros. Para expresar la incomodidad que produce King incluso en ésta . su mejor novel a. repetiremos la frase lapidaria con que uno de los escritore s que él adm ira. Dashiell Hammen. caracterizó a otro escritor: " Es peo r que mal o. es ca si bueno" . Su obra podría inclinarse a una concentración mayor de su peso e specifico. aunque la filosofía de fondo que se advie ne e n la misma apunta co ntra esa posib ilidad . A pesar de toda su apare nte franqueza t) audacia en el tratamie nto del sexo, la violencia y la muerte. la visió n de l mundo de King no se aparta demasiado de la de un yanqui bienpensanie , le vemen te liberal. pero co n una sólida base de prejui c ios arra igados . Este fondo filosófico es edvert ible sobre lodo en su con cepción de l Bien y de l Mal . Si e n las primeras páginas de La hara del vampiro logra sugerir un Mal sin fronteras. impreciso. de am plitud metafísica. se encarga luego de circunscribirlo al arse nal de ferret ería de l vampirismo más clásico (nob le ce neoeuropeo, estacas , ajo. invis ibilidad ante los espejos , etc.} La d ivisió n maniquea es aú n más esquem éüca. sin medias tintas . en La danza de la muerte, donde se constituye e n el eje sob re e l q ue gira todo el libro. Randal l Flagg , el Homb re Oscuro. resulta a la postre más patético que impresionante . y cuando más terri bles tendrian que ser
sus ac tos. cae en un infantiIismo absurdo. o es descripto con efectismos de mago de seIó n (en un ataq ue de ira le salen chispas de l ca bello. por ejemplo). Como en las obras de C .S . Lewis o To lkien. el maniqueísmo termina por reducir a los personajes a imágenes bidimensionales . sobre todo en el caso del Mal, al separarlos de rasgos humanos . La ape laci ón directa a lo demo níaco resulta en nuestros d ías una espec ie de coartada fácil . por su falta de matices . Esta d ivis ión se advie rte tamb ié n en lo sex ual. Las huestes de l mal sólo se ded ica n a l sadomasoq uismo. la masturbación u otras formas no muy ace ptadas de l sexo. mie ntras los buenos gozan de mo mentos roméntíco-sexuales de empalagosa armon ía, d ignos de un cono publicitario o un film de los años cincuenla.
No es que esa visió n sea faJ1ida O atente contra lo literario . En el fondo de estas tres mil pág inas e xiste buen material para un extenso. exce lente westem puritano y co ntemporáneo. Pero todo queda sepultado bajo la parafernalia sobre natural y macabra . bajo la audaci a ace ptada y e xigida por el mercado. El tema de la última novela. F írestan er (una niñ a co n poderes "pirokirétices" , o sea de produ cción de ince ndios a distancia y a voluntad; una mezc la de Carrie con el " Bas urero" de La danza de la mut'rte). no hace concebir dem as iadas esperanzas de que King rompa las dulce s cadenas de l bestsellerismo para ahondar e n su zona CIUtiva más auténtica . EL Pvo.Lo 2 I 9:'J
Hay una diferencia. entre los colores y la swna de los colores.
r¡jónSEíng
UNA PALIDEZ MAS BLANCA Ilus tró FORTíN
velas recibían el viento creado por la luz de soles distantes, y la nave cruzaba la Vta Léctee El espado quita significacl6n a la palabra " ta- impulsacla por ondas lumínicas. La CoJigari estaba navegando de la estrella maño" ; es imposible diferenciar algo pequeño que está cerca de algo grande que está lejos. LM Monoc eros a 16 Corona Borealis. La duPor esta TaZÓn, la nave Ca/igori podía haberse mci6n de l viaje se cak:u1aba e n más de noconfundido con un racimo de uvas errantes, venta años. La nave ten re una tripu1aci6n de doce hombres y mujeres, Que yacía n co ngelarojo azuladas y resplandecientes. Pero cada una de las uvas del racimo medra dos en sus gabinetes. Sus functones corporales más de treinta metros de diá metro, y los tallos estaban suspendidas; no envejecerían durante el trayecto. Cuando hubie ran llegado a la que las unía n eran corredores y cables. Gasas delgadas titilaban alrededor de la meta, despertarían como después de una nonave estelar, fluctuantes como el brillo Que la che bien donnida. Midiendo en años terrestres, ya habían vivínie bla de hidrógeno de la Cabellera de Beredo varios siglos cuando la Ca/igcu l zarpó rumbo mee irradia entre las estrellas. Pero las gasas eran velas j:Ie tela metálica a Corona Borealis. impenneable, más de cien kilómetros cuadraLos seres humanos hablan l1egado a las esdos desptegados alrededor de la nave. Las trellas y habían propag&lo su civilización. La
civilización requiere vasos comunícentee los n q ue se instalaban en un nuevo planeta querían mantener el contacto con el planeta natal La uva rojoazulada que una vez había forPero las leyes naturales son más tírénkas que mado parte de la nave Ca/igari no estaba conscualquier gobernante. Aunque las naves espe- truida para aterrizar en un planeta. Pero sus ciales pudieran recorrer la distancia entre los diseñadores habían comprendido que pode astros, no podían superar la vekx:idad de la ser necesario en una emergencia. De modo luz. Había más de treinta años-luz entre l..J.1 que la uva no se despedazó contra la superficie M onoceros y 16 Corona Bo realis, y hasta un del planeta, sólo se partió, abriéndose e n dos mensaje de radio tardaba los mismos años e n al tocar e l suelo. Los doce viajeros del espacio se levantaron viajar de una estrella a o tra. Las naves es telares co mo la Ca/igarienlaza- de sus diva nes acok:hados co ntra la ac elereban los planetas co n cordones de Inforrnadón: c íó n. La sala de control estaba en el medio de ciencia, literatura, y a rte. Rara vez se trataba de la uva , protegida por amortiguadores. Ha bían un ve rdade ro comercc: era un intercambio podido observar a través de enormes videovoluntario de información, un intento de mano pantallas durante el aterriza je, y la computa tener la sombra de una cu1tura común. Las dora les bebra suministrado información sobre na ves bogaban lenta mente de estreña en es- el planeta por lectura d;gital. mientras completrella; cuando la Caligari IIegara a destino, la taba sus mediciones. gente q ue había cargado la nave ya estere A.'lora las pantallas estaban a oscuras.. La muerta computador'2!l ya no funcionaba. Pero antes de Todo había empezado de acuerdo con k> destrozarse. había informado a la tripulación previsto: el motor iónico de la Ca/igari había que la gravedad del planeta equivalb eproxíllevado la nave fuera del sistema planetario de madamente a 0.8 de la terrestre y la atmósfera u.1 Monoceros. las velas se ha bían Inflado. los ten ía una temperatura media Inferior a Jos viajeros del es pacio se habían e ncerrado e n trein ta gra dos centi"grados bejo cero pero era sus gabinetes de congelación, la co mpu tadora respirable. ha bía tomado el mando, y el largo viaje había Los viajeros del espacio ya esta ban enfuncomenzado. dados e n trajes protectores. Aho ra cerraron los Pero poco antes de la mitad del trayecto visores de vidrio de los yelmos para defenhubo un accidente: lasdelgadas velas de metal derse del &lo que ya penetraba en la sala. se rasgaron, y el racimo de uvas fue sacudido esperando que Blancheur tomara la iniciativa. por una mano invisible. las uvas que juntas No había capitán ni oficial de mando, pues los fonnaban la nave estelar Caligari se desperdi- viajeros del espacio estaban entrenados para garon y volaron sin rumbo por el espado. transmitir conodmlento. no para sobrevivir a Dentro de la uva donde la lripuIación yado aterrizajes forzosos. Pero de antemano habían congelada, entró en operaciones el programa elegido a B1anehew" como !fder en caso de q ue de emergencia de la computadora. Se analizó se presentara una crisis. la Info rmaci6n sobre las estrellas más cercaB1ancheur abrió la puerta de la sala de connas. La computadora evaluó las probabilida- trol. EJ corredor estaba retorcido y terminaba des y seleccionó un peq ueño sol bla nco como en un tajo. $eguklo por los de más, Blanc heur ce ntro más probable de un sistema planetario. se abrió paso entre escombros de plástico y Activó el moto r de emergencia instalado en la metal Un fragmento del casco se había desuva, y la tripulación durmiente enfiló hacia la prendido de tal modo que bajaba hasta el suelo como una rampa. Los viajeros del espeestrella sin no m bre. Dos años más tarde la computadora con- do formaron un apretado grupo de trajes amafumó que Uno de Jos planetas en la órbita de rillo cromo frente a la nave destruida, como si esa estrella era habitable. Cuando los viajeros . el hecho de saber que el aire era fño los oblidel espado despertaron JXlCO más tarde y sa- gara a apiñarse para mantenerse tibios. lieron de los gabinetes, la computadora ya Era de dra. La estrella sin nombre que era el sol del planeta colgaba como una aNeja estaba preperéndose para el descenso,
blanca en el celo del oeste. Demasiado tenue para crear una luz diurna intensa. no impedia que los astros brillaran ta mbién en el cielo negro. E] suelo estaba cubierto de nieve hasta el horizont e. Nieve blanca y d ura, tan dura q ue las botas apenas dejaban hue llas. Contemplaban un paisaje donde el viento habra esculpdc la nieve fonnando riscos filosos, despeñaderos abruptos, y cuestas suaves y perezosas. las sombras creaban contrastes blanq uinegros que ac entuaban la topografra. La na ve espacial había cavado un largo surco e n la nieve d ura y al fin se habíadetenido en la cima de una especie de risco. con la nieve astillada delante. Aunq ue se habia. deseennado con la colisión, todevíe se elevaba por encima de los ventisqueros como una pelota rojo azulada que al caer por error en un prado inve rnal hubie ra roto la corteza de un banco de nieve. T eníen un buen panorama del paisaje blenquinegro. Un mar de pasta dentífrica endurecida hasta donde alcanzaban a ver; en 10alto un cielo negro con un sol senil, un sol q ue brilla ba como una luna. A sus espaldas. un fragmento de la nave estelar Ca/igarl, brutalmente rojo azulada. Y e Uos: figuras de ernenllc cromo. casi lumi niscentes. Blancheur se volvió y regresó a la nave.. No habia dicho una palabra a los demás. Pero estaban entrenados para comunkar Informa· cíón, y su silencio era elocuente..
111 Uno de los viajeros del espacio. Weiss., ha-
bia sufrido un eccídente en una nave estelar hacia diez años subjetivos. Algo laD6 en el gabinete donde lo mantenían con vida entre los astros. Cuando despertó, habra perdido las
piernas. Como inválido estaba ligado al espacio aún más inseparablemente. Cuando laCa/igarl negaba a un pla neta habitado y entraba en 6r. bita. los otros bajaban al planeta Y se quedeban aUr meses, a menudo años, mien tras se transmitia la c:.arga de inforrnaci6n de la nave y se recogi'a inf0rmad6n nueva. Pero Weiss permanecíe a bordo. La falta de peso en caída libre e limina ba su lnca paddad más que cual-
quier extrem idad artificial. Podía valerse de los brazos, Impulsarse con los cortos muñones, y volar como un pájaro dentro y fuera de la nave. Con el tiempo se había vuelto un experto en ma niobras en una a tmós fera sin gra vedad, y decir Que Weiss era lisiado no tenía sentido a bordo de la CaJjgorl. De modo que para Weiss el naufragio tam bién significó que estaba de nuevo tan Inválido que no podia moverse por sus propk)s medios. Pero su traje espada] podía engancharse sin dificultad a un sillón de ruedas. Las ruedas no reempLazañan las piernas. pero We lss podña intervenir e n lasoperaciones de rescate. Los viajeros del espacio se asombraron un poco al descubrir que con el fin del desastre y la disipadón de la prímera alarma también había concluido el drama. S6k> les q uedaba una rutina laboriosa: habra Que sacar las raciones de emergencia de los depósitos aplastados. había que localizar y reperet lasmáqui nas de emergencia. Instalaron y ecwaron un transmisor de radio. pero sabían que las $€MIesde auxilio que ernittria sólo serían respondi das por una expedición de rescate después de varias décadas. Prefirle ron no pensar cómo sobrevivirían tant o tiempo. y se conce ntraron en las tareas de rescate más Inmediatas. Pero las seis mujeres de la expedid6n tenían una expresión nueva en los ojos después de mirar el paisaje blanco Y nevado. ahora un retrato de su propie futuro: blanco como el papel de las fotografias, con ellos como gotas de la solución para el revelado. El sillón de ruedas que Improvisaron para Weiss con cinturones y ruedas trabajó como una especie de tractor. Weiss se dedicaba ante todo a recoger objetos que la colisión habia arrojado a gra n distancia; los traía en uñ trineo armado co n láminas de metal curvo. Con frecuenda dos o tres más tenían q ue em pu jar el trineo. pesados y torpes como osos polares amarillos con sus trajes espacia1es. Al cabo de dos semanas habian puesto en orden los restos de la nave.. Habian reparado dos generadores, y tenían suficiente combustJ.ble para caldear la sala de control. También ha bían encontrado alimentos suficientes para dos o tres años. Pero la situación a ún era crftica. Esto fue
evidente cua ndo la operación de rescate terminó y Blancheur tuvo que recurrir a su ingenio para pensar nuevas asignaciones. Sólo la sala de co ntrol conserva ba algo parecido a la temperatura normal de una habitación. Los viajeros del espacio tenían que seguir sus vidas privadas afuera, en el fria, entre los fragmentos de chatarra y los ve ntisqueros. Surgieron rencíllas menores que pronto degeneraron en conflictos serios. Dos de los viajeros del espedo e nfermaron, con sólo días de diferencia Los sínto mas parecía n de gripe o neumonía. Tenfan pocos a ntídotos, Pues sólo habían encontrado restos del bien a provisio nado depósito de me dicamentos. Blancheur meneó la cabeza y dijo q ue era casi incomprensible que se hubie ran e nfe rmado: los viajeros del espado estaban esterilizados, y un planeta deshabitado no podía tener bacterias ni virus que atacaran a Jos seres humanos. Poco más ta rde, los dos que habían enfer mado murieron. Los ojos de un tercero se pusieron vidriosos de fie bre.
IV
Weiss a hora a provechaba casi todos losdías con claro de luna para explorar el terreno alre dedo r de la nave . El siUón de ruedas estaba impulsado por un reactor en miniatura que además le calentaba el traje espacial De ese modo Weiss era quien tenía más facilidad para desplazarse en el exterio r. En realidad, explora r las inmediaciones era una tarea fútil Todo era una planicie de nieve sólo interru mpida por Jos ventisqueros y las sombras. Un paisaje en bla nco y negro, donde a un los to nos grises e ra n una variación. Una"mañana, tres meses después del naufragio , Weiss negó a la cresta de un ventisquero a un os cua tro kilómetros de la nave. El ventisquero era insólitamente alto y tenia la forma de una colina larga de laderas suaves que terminaba e n un pe ñasco colgante a unos dosci entos m etros de un valle nevado. Weiss trepó lentamente a la cima, temiendo provocar un alud, aunque por cierto no era fácil aflojar esos ve ntisqueros eternos. Se detuvo, ec hó una ojeada al paisaje escarchado, y descubrió que algo se movi'a cru za ndo los ventisqueros entre é l y la Caftgari. 9ll I
a. PlNx.Lo 2
Una especie de barca surcaba la nieve. El casco era pequeño y negro, las veJasgrandes Y blancas: flameaban en el viento constante. del cual Weiss se protegia con su traje espacial Pudo contar tres figuras a bordo; una de ellas estaba acuclillada en la barca de nieve, inclinada sobre algo que debia de ser la palanca del timón . La barca subió velozmente un ventisquero, viró y se perdi ó de vista en un vaDe de nieve. Varios minutos más tarde apared6 de nuevo trepando la cuesta siguiente. La noticia de que el planeta estaba habitado fue alentadora para los viajeros del espacio. Claro que les sorprendió un poco que la computadora no estuviera al comente de la colonización, pero ellos sabían mejor que nadie cuánta información se perdía entre las estre-
llas. Blancheur habló con los demás, y se apastaron vigfas en los picos nevados que rodeaban la Ca/igari. El color brillante de la nave era de por sí la mejor seña1 de auxilio que podran haber lanzado en ese paisaje blanquinegro; a Weiss en verdad le había sorprendido que la tripulación de la barca de nieve no hubiera visto el casco rojo azulado que yaóa tan notoriamente en la cima de un ventisquero. No habran pasado cuatro dias cuando uno de los vigfas aVIStó nuevamente ban::as de nieve. Esta vez eran tres de diferente tamaño, que atravesaban un vaDe a unos Quinientos metros del puesto de observación. El vigia se levantó el visor y gritó, pero aparentemente los navegantes no lo oyeron. Luego disparó una bengala roja que bajó lentamente sobre el valle. Pero la benga1a no I1am6 la atención de los viajeros, Las ban::as siguieron su rumbo, siseando en la rñeve. y se alejaron . EJ viajero del espado Que los habra descubierto ya habia bajado hasta la mitad de la ladera, claramente visible en su traje amarillo cromo, cuando desaparecieron. Weiss fue con otros dos al lugar donde habían avistado las barcas. Inspeccionaron el fondo del vaDe más atentamente y descubrieron huellas inequívocas de deslizadores. Y ha bía huellas de más de tres ban::as. Dedujeron que ésa debía de ser una especie de ruta de navegación para las ban::as de nieve, y aposta-
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1
ron más vigi:as en el valle. Weiss era uno de
ellos.
Blancheur había trazado un plan qu e fue aprobado a regañadientes. Una expedici6n in-
Pe ro tuvieron que esperar casi dos semanas
hasta que apareció otra barca. Y esta vez era una embarcad6n de un solo hombre -un chinchorro de nieve. como quien dice- con una gran vela de lona. Entró en el vane chirriando, trazando un arco e indi nado sobre un flanco. Weiss estaba a pocos metros de l tripulante, y le pareció qu e su mirada se cruzaba co n la del otro: ojos negros en una cara blanca. Era imposible verle mucho más los ojos y la parte superior de los pómulos; el resto estaba tapado por pieles gruesas y una bufa nda a nudada alrededor de la boca. Pero a unque era inevitable que el extraño hubiera visto a Weiss, ni siquiera una mueca o un ademán indicaron que hubiera detectado al viajero del espacio en el siD6n de ruedas. Weiss arrancó bruscamente y trató de seguir al chinchorro. Pero se deslizaba con demasiada rapidez y pronto se perdió de vista entre lascuestas blancas y las sombras negras.
tentaría seguir las huellas de las barcas hasta el puerto de doode beben panido. La expedición estaría integrada por Weiss y dos más. El siI16n de ruedas de Weiss arrastrarla un trineo con provisiones y equipo. y los otros dos irfan en el trineo siempre qu e fuera posible. Dos días más tard e la expedición parti 6 desde los restos de la CaJigarf. Una mujer , Gwyn, acompañó a Wess y Blancheur. Welss precedía la marcha como un perro esquimal motorizado. entibiado y propulsado por el sillón de ruedas. Detrás de él se des lizaba el im provisado lrineo, YBlercheur y Go.yn iban acurrucados junto al equipo. los !¡ajes espaciales los proteg[an del frfo Y el viento, pero agujas de hielo los pinchaban de vez en cuando, recordándoles la tem peratura exte-
""'_ Fue un viaje extraño por un paisaje que se
movta constantemente pero no cambiaba
nunca. Ventisqueros blancos , casi luminiscentes, subtan y se hundían e n íos vaDes; el sol pálido desplegaba largas sombras de fieltro V negro en medio de la blancura. Al final del El optimismo que habían sentido los náufra- primer dfa estaban hipnotizados por la irrealigos del espacio al descubrir las ban:as de nieve dad circundante. pronto se transformó en una sensad6n de imA la noche escarbaron en un ventisquero. potencia. Continuaron tratando de establecer abriendo una cueva angosta con una sierra contacto con las barcas, pero en vano. Era eléctrica destinada a diferentes tareas. Encen'como si los naW91"tes fueran ciegos a los dieron un calentador dentro de la cueva y gestos Ylas bengalas, aunque '" vm6n pamela pasaron una noche más tibia. Y confortab&e de nonnaJ en otros sentidos.. los viajeros del es- lo que se hablan atrevido a esperar. Así transcunieron cuatro dias. pado habñan collpael dido si ellos Y los restos Cuando se habian alejado un kilómetro de de la C<l1igarl sembraren el terror Ylos habó1antes huyeran despevoeídos ante algo que les la cueva doode se hablan ..fugIado la noche resultaba inexpticable. No eran pocos los pue- del quinto dra, Gwyn soltó un grito de asomblos que hablan Degado a un planeta en una bro. los otros se YOIvieron y vieron a sus nave estelar pero que a las pocas generadones espaldas -frente a la cueva que ecabeban de abandonar- una barca anclada y dos o tres hablan oMdado'" origen Los viajeros de l espacio no tuvieron más figuras moviéndose en la entrada de la cueva. -w ess viró en redondo y dirigió el siII6n de casos fatales, pero más trtpuJantes se habían engripado y se estaban debilitando dla a dla. ruedas hada la cueva. Cuando estaban a doscientos metros, los La enfennedad lesdrenaba las luenas ooledIvas y reduda las po,ibó!klades de _ viajeros del espacio gritaron. los extraños se voMeron _ Y echaron una ojeada en daA juicio de BIancheur, el origen deI.mus ya tomo. pero continuaron registrando las mroeno era un misterio. Y la única sa!Vadón, tam- diadones de la cueva.. Clan o.'Xno bs extraños convenaban entre bén, estaba en la fuente de contagk>, los babí si pero no podIan entenderel idioma, rosa que !antes del plai>eta KIl i
fa.Jb«u.o:r
tampoco habían esperado. G\AIYfl se acercó a uno de los extraños y le aferró el brazo, gritando al mismo tiempo. Los otros dos se volvieron hacia el sonido, y el extraño se soltó y miró hacia atrás, aterrorizado. Blancheur se acercó y tocó cautelosamente a uno de los otros. Este giró con violencia, y echó a correr asustado hacia la barca, que estaba detenida con las velas al viento. Cuando GYINfl comprendió que trataban de escapar, se puso casi histérica Y se colgó del abrigo de piel del extraño. Este bailoteó aullando, mientras golpeaba los brazos que lo aferraban. Se encaramó a la barca I1amando a su camarada de a bordo, quien acudió en su ayuda con estacas filosas de hueso o madera Una de ellas hirió a Gwyn en la garganta; Gwyn entreabrió la mano y cayó. Blancheur intentó alzarla, pero se le desplomó en los brazos Y rodó al suelo. La nieve estaba roja bajo el cuerpo. Cuando la barca desapareció del valle, con la tripulaci6n vencida por el pánico, Gwyn ya estaba muerta Weiss había permanecido en su butaca de espectador. el sillón de ruedas. durante la escaramuza. Su sensad6n de irrealidad se había agudizado. Por un momento largo y confuso dudó de su propia existencia. ¿El y íos otros viajeros del espado serian sólo fantasmas, pesadillas privadas sin forma ni sustancia? Pero la muerte de Gwyn disipaba todas las dudas. Sólo quedaba la impotencia, la impotencia que siente un extraño en un lugar donde ignora cómo se dice "a uxilio" .
principio no lo notaron, porque la montaña que tenían enfrente se fundió con el cielo ne gro. Era apenas una sombra más oscura contra el horizonte, con nieve en las grietas. Esa noche llegaron a unos peñascos. Los peñascos también eran negros, y la piedra era dura y lisa, obviamente de origen vok:ánico. A la mañana siguiente encontraron el puerto de las barcas. Era un campo con forma de V entre dos brazos rocosos. Al final del campo podían ver una caverna que penetraba en la montaña. Había media docena de barcas ancladas en el campo; a bordo de una de e11as, la tripu1ad6n estaba izando las veJas. W::iss y Blancheur se quedaron quietos hasta que la barca estuvo preperede, Al fin soltó amarras, los tripulantes la empujaron alejándola del re paro de la pared montañosa, el viento in86las velas, la tripuIaci6n saltó. bordo, y la barca se alejó del campo pasando a doscientos metros de Weissy B1ancheur. Cuando la barca se fue, el campo quedó desierto. Los hombres del espado se acercaron caute10samente a la entrada de la caverna. Adentro no se veía nada. Encendieron una linterna y alumbraron. A 105 treinta metros el pasaje daba una weIta. Weiss y Blancheur retrocedieron Y encontraron una ladera adecuada fuera del campo de visión del puerto. Cavaron un gran refugio y camuflaron la abertura lo mejor que pudie-ron. B plan era que BIancheur entrara solo en la caverna de la montaña y tratara de comanícarse con los habitantes. Weiss esperare en el refugio ron las ~ y el equipo. VI llIanchem """"'" durante la noche. Estaba exhausto Y desesperado. Mientras Weiss ebre Weiss y B1ancheur estaban solasen el suave las mciones de emergencia que ya habia CO' laberinto de ventisqueros y barrancas neva- cido con el calentador, BIancheur le contó con das. A medida que se aplacaba la conm0d6n tensa serenidad su encuentro con los habitanprovocada por la muerte de Gwyn, !JOMa la tes de la caverna. sensación de irrealidad: perecían encerrados La caverna pareda una especie de puerto en una prisión de gelatina, transparente pero para los navegantes. Cuando BJancheurdobló hennétlca, blanda pero impenetrable. Acucia· el recodo de la caverna, la oscuridad se transdos por el paisaje blanco y chato y las reaccio- fonn6 gradualmente en una luz fosforescente, ve>" 10 que nes incomprensibles de los navegantes, Weiss péhde y blanca que le _ y Blancheur intimaron más. Necesitaban to- babia a1rededor.1lIanchem apagó la linterna y carse, entablar largas charlas, necesitaban to- continuó internándose en el fuJgc:w espectral das las confinnaciones mutuas que pudieran las paredes de la caverna estaban cubiertas darse de su propia existencia. de repuestos para las barcas: velas, pieles, Después de seis días el paisaje cambió. Al mástiles, jarcias. Pronto ernpeeé a ver gente. El
Peoaoa I
101
Al principio se escondió en las sombras a lo largo de la pared de la caverna para que no lo
descubrieran. Pero cuando un grupo de personas salió repentinamente de un pasaje lateral, no pudo hacer más qu e detenerse en el medio del corre dor. El grupo se le acercó pero no pareció notar su presencia. Varios tropezaron con é l, trastabillando. Pusieron cara de asombro, pero rieron y gesticularon como si estuvieran conta ndo a los de más que habían patinado en un trozo de hielo. Blancheur co mprendió que simpleme nte no podían verlo. y como un hombre invisible, Blancheur vagabundeó durante horas por la caverna. Tuvo un atisbo de una civilización de som bras. Vio enormes cá maras do nde organismos fungiformes eran cultivados y cuidadosamente recogi dos en redes y bolsas. También vio una especie de taller de peletería, donde cosían la pelambre blanca de a nimales desconocidos para confeccionar mantas y ropas. La caverna de la montaña era un reino fantasmal en el sentido más cabal de la palabra, y los moradores eran co mo fantasmas: caras blancas, cabello negro, ropas blanco grisáceas. Las paredes de la caverna eran negras, los muebles es taban hechos de hueso y pie les. Había pocas personas; muchos aposentos de la caverna estaban en desuso. Blancheur había notado que a medida que se internaba en la caverna hacia más calor. Un vapor blanco brotaba de una de las cámaras. Cuando echó una ojeada, vio algo como una cocina: agua de nieve burbujeaba en cavidades del piso, y dos personas estaban trabajando co n hongos grisáceos que hervían y amasaban y hervían de nuevo para hacer una especie de torta. Blancheur había tocado el sue lo de la caverna y la piedra caliente le había quemado losdedos: la actividad volcánica que había creado la montaña y la caverna aún no se había e xtinguido. Blancheur había visto bastante de la vida de los habitantes de la caverna. Había planeado cóm o Inte ntaría establecer contacto con ellos. Esperó dentro de una cámara vacía hasta q ue un hombre solo pasó por afuera. Entonces salió y le cerró el paso, hablándole co n voz calma y clara mie ntras alzaba los brazos con las palmas hacia afuera. El 'hombre se detuvo al oír esa voz que lo interpelaba en una lengua 102 I EL PEr0..t.0 2
e xtra njera. y miró e n derredor. desconcertado, como sospechando que alguien q uería tomarle e l pelo. Luego pasó del desconcierto al terror, y dio media vuelta y echó a correr po r donde ha bía venido, gritando. Blanche ur tam bié n huyó del lugar, recordando la m uerte de
G""", Hizo una nueva tentativa: atacó a un hombre, lo arrastró hasta una cá mara apartada y le sujetó las manos y los pies para que no huyera. El hombre perecía a pu nto de enloquecer de miedo, como si estuviera luchando contra un demonio invisible. Casi pareció q ue una expresión de alivio le cruzaba la cara cuando dejaron de sostenerlo los brazos de Blanch eur y quedó maniatado con una soga robada de la pared de la caverna Pero cuando Blarcbeur empezó a hablarle, el ho mbre revolvi6 los ojos, miró frenéticamente alrededor, y se desmayó. Blancheur le aflojó las sogas y lo soltó. Hizo dos intentos más de comunicarse con los habitantes de la caverna, eligiendo a una mujer y un niño. Pero ambos huyeron aterrados. ¿la explicació n? -No pueden vemos -<lijo Blancheur. -Pe ro ¿po r qué nó ? -preguntó Weissson gente, igual que nosotros. Quizá vivieron aquí muchos siglos, q uizá han olvidado qu e hay ge nte en o tros planetas, quizá hasta han olvidado que hay otros mundos además de éste . Pero somos tan reales como ellos. Las leyes físicas también rigen para ellos: no es na tural q ue no puedan vemos. Blancheur mene61a cabeza. A la mañana siguiente emprendieron el re greso hacia la Coligari.
VII Blancheur guardó silencio tocio el primer día. Cuando hubieron acampado para pasar la noche, dijo: - Tal vez no es natural Pero a veces la gente no es natural. Quizá los ha bitantes de la caverna no pueden vemos porque nos perciben a nosotros como algo no natural. -¿Sólo porque venimos de otro mu ndo, porque no nos conoc en? -Porque en verdad no somos naturales e n este planeta Míranos , enfundados e n estos
trajes espaciales amarillo cromo, con un tnneo sa ndo e n lo que había dicho Blancheur. l leno de recipientes con códigos crométcos. Weiss comprendió qu e Blancheur había ensaliendo de una nave rojo azulada perdida en contrado la expIicaci6n: no era imposible que tanta blancura y negrura. Los colores no son hubiera cundido semejante obsesión en todo naturales en este planeta. Y los habitantes de el planeta. quizA incIu>o como parte de la lula caverna son incapaces de entender que los cha por la supeMvenda en un medio tan hoscolores existen. Cuando yo me paro frente a til Pensó en las bengalas rojas que beben uno de ellos. quizá ve mi figura amarillo ero- lanzado. en los gestos que habían hecho para mo. pero rehúsa creer que la tiene delante. Y IIamar la atend6n de los navegantes. Habian cuando al fin choca con ene, trastabilla y se utilizado un lenguaje de cokxes pan> pedír dce a srmismo y a íosdemás que pati nó en un ayuda, un lenguaje que ellos bebren ccosdefragmento de hielo. Es como si en verdad rada u rwersel (av jo=SOCOITO). Pero los bebí fuéramos fantasmas. algO que manotea y su- tantes de la caverna no entendían los colores, plica ayuda, y que para ellos no puede existir. no podIan ver kJ,s colores, y se aterraban si Si los aferramos con los brazos, simplemente alguien trataba de obligarlos a comprender se asustan. Oyen nu estras voces, pero no pu e- que los colores era n reales. Pero en cierto modo, el descubrimiento era den, no quieren, vemos las caras. y los ojos azules de Blancheur escrutaron la tambi én una esperanza. Ahora que conocían cara de Weiss , una cara qu e era, como la suya, la ca usa de l temor de los habitantes, qu izá de un rojo e nce ndido. Pues cua ndo los viaje - tambi én pudieran eliminarla y conseguir la ros del espacio eran conge lados en so viaje ayuda qu e necesitaba n. Weiss y Blancheur continuaron el via je de e ntre los astros, minúsculos vasos sangufneos les estallaban en la piel, no sólo en la cara sino regreso a los restos de la nave estelar a través de un paisaje nfveo que se hab0. vuelto a ún en todo el cuerpo. Ambos se quedaron se ntados un rato, pen- más irreal para ambos.
TiukldIr .. ............ klgIesa desw...en T ~ A ~Slwdlof~_ ~ 1974 by GoAmdaI NonIo ForIag AIS- T..udón de c.b c..dra
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Sangre y savia : {rutas tibios como senos , hojas como cabellos, pulpas que se entreabren como lab ios, /lores con párpados y manos . . .
?/lndlé ~meiro EL MODO Hustro
BERNARDO
Desde pequero se pasaba las horas tratando de ver cómo crecían las plantas. Lo fascinaba el mlsteno de los frutos, el desarrollo de los pétalos Y de las hojas verdes, nervedura por nervadura, las trepadoras que se enroscaban en las salientes. Se echaba de bruces en un lugar cualquiera y, los ojos fijos, acompañaba e l invisible latido de la savia q ue iba a alimentar los érboles. Nada lo hariacambíer de posidón, ni el paso de los camiones, ni el griteño de los niños, ni siquiera el estallido de una bomba. Erasordomudo de nacimiento. Tra bajaba en el pomar, en la huerta, donde k> mandasen mediante gestos que él entendía casi por intuición. Nadie sabia exactamente de dónde habia venido, si tenía familia o por qué lo habian abandonado. Era poco más que un adolescente y dormia solo, aliado de un depósito. VIVÍa dentro de su campana de
sneooo.
donde todo lo ebeorbien los ojos, único contacto con ese mundo q ue desaparecía al cerrar los párpados. Con los ojos cerrados, nosotros oímos el rumor del viento, la lluvia, el silbido de los árboles. Si nada de esoexiste, oímos los latidos del corazón El Mudo, como lo l1amaban, conocía el más profundo vado. En medio del trabajo, ro-deado por el canto de los pájaros, e l ronquido de los tractores, e l ladrido de los perros, le bastaba con cerrar los ojos para no ser nada. Quizá po r eso no se apegaba a nadie, ni siquiera a los perros, que le iban a lamer las manos oon ojos inquisitivos. Para e l Mudo sólo existían las plan tas. Como seres semejantes q ue tenían Iimitaciones aún mayores q ue las suyas. Inmovilizados por las raices, sin percepciones, los gestos de las ramas movidas por e l viento nada sign ifica&. Pf.Nru.o 2
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han, no podían pedir agua cuando estaban sofocadas de sed. caredan de fisonomta que alguien pu diese interpretar. El Mudo pasaba las manos por lostroncos, con acariciante delicadeza, como si loscomprendiese. Es común la afición por las plantas. Mujeres q ue cultivan jardines. estancieros, criadores de o rq uídeas .. . Muchos aman las plantas, pero eso no ex plicarla las relaciones que el Mudo ma nt enía co n e llas. Puede uno te ner ideales, dar la vida por eUos. Todos perseguimos ambicio nes y objetivos d iversos, Las plantas no eran un objetivo, un placer o una cosa im¡:xxtante para el Mudo, pero constitufan su vide misma, como si por los ojos le entrase a la sangre la savia verde para alimentario. Su alma estaba compuesta por hojas, ramas y raíces. las semillas y las estacas que plantaba eran el centro de sus cuidados, pensamientos y hasta oraciones. si es que rezaba. Se integraba Y vMa con las plantas. En sus maoos, un fruto palpitaba, contando historias de polen velerofiJa, de insectos q ue se le habían posado en la cáscara, de lluvias en las noches frias, de miradas del Mudo que lo habían ayudado a crecer, a fabricar jugo, a desarrollar una piel como la de las criaturas. Tomates , naranjas, rosas o lechugas, el Mudo los trataba simplemente con agua, podas y abono. Pero habia algo que sobrepasaba la ru tina. Encerrado en su mundo de silencio. "con versaba" con los vegetales, midiéndoles con el lacto el crecimiento. alentándolos con la mirada, CQffiO las madres que amamantan a los hijos. Perdía mucho tiempo en esa comunión. Su trabajo no rendía demasiado, pero el pa trón no se daba cuenta. Había ganado fama de te ner " bue na mano " . Lo q ue plantaba "prendía" co n seguridad, y lo que cuidaba produda con más rapidez y con mejores resultados. C irculaban histo rias . . . De que "hablaba" con las plantas Ylas plantas le respondfan, qu e hada madurar un fruto antes de tiempo. Esa aura de superstición tlegaba hasta la casa de la estancia. De vez en cuando a pareda por allí, con frutos frescos fuera de estación.. Le hadan gestos, tratando de averiguar cómo los canseguía. El Mudo se limitaba a sonreír con secreto """,Oo. 101> I
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hn cada cosecha aparedan nuevas sorpresas. Umones inmensos, flores de tamaño dob&e o con perfume diferente. Muchos le se guian, interesados en descubrir el secreto de sus _ Era fádI,;egu;rlo, pues no Ioalertaban los ruidos ni las convenaciones. Nadie tenía su8c:iente paciencia para espiarlo aDf junto a las plantas. Dedicaba horas en teras a palpar cada hoja, la cabeza inmóvil, sin que nada sucedi ese. Daba la impresión de q ue poseía rafees imaginarias q ue le a travesaban los zapatos y penetraban en la tierra ; cuando le saliese n ramas verdes por la cabeza, se le caería aquel sombrero viejo . .. Contaban que seguía en ese éxtasis hasta bien entrada la noche.
Habia un concurso en la ciudad para variedades de uvas. EJ patrón se lo expticó al Mudo con gestos convenciona&es, a unque nunca se bia bien si el m uchacho ~ entendl:a. Siempre deda "sr" con la ca beza, modo cómodo de übrarse de un diálogo ómposible. QumI por coi ncidencia, casi siempre cumplía \o q ue le pedian mediante ese lenguaje mfmk:o. Decían , con evidente exageración, que e l Mudo en tendía los pensamientos. Cuando llegó el concurso, se presentó con unos racimos de uvas q ue espantaron a la gente. Eran unos frutos tan grandes que hasta se asustó el patrón, como si exponer aqueBo fuese un fraude, un recurso desJeallos técnícos del gobierno le dieron el premio sin vacüeciones.. Hicieron enseguida una visita a la estancia, que culminó en una verdadera decepción. La viña era pequeña, con buena producción en cuanto a calidad y cantidad. Pero no habia nada tan fantástico Y únk:o como las uvas del concurso. El patrón no supo explicar cómo su empleado bebía conseguido aquellas "m uestras". Inmóvil, el Mudo seguía los movimien· los de los lebos, los """'" írcomprensíbles, las preguntas q ue quedarian sin respuesta. Los técnicos regresaron sin una explicación cíentrfica, Yel Mudo voMó solo a su trabajo.
Le a bibuian cosas exageradas. Le inventa· han nuevas maravillas en las que luego creían los niños no se le ecerceben, y las mujeres entendidas dedan que tenía un pacto con el
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diablo. Toda eso lo transformaba en algo a parte, al punto de que nadie se apenaba de su defecto físico. El hijo de la coci ne ra le llevaba alimentos en una pequeña merrmta, qu e el Mudo comía encerrado en su cuarto. A nadie se le ocurña que necesitase comer, que sintiese fño en las noches de helada, cuando se levantaba sin abrigo para cuidar de las plantas.. Qu~ pensarte el Mudo, se ntado e n su colchón viejo, e n el cuarto agujereado y pobre, los labios y los oídos cerrados, la vida sin perspectivas ni ambcíones. todo él esclavo vegetal de sus plantas . .. De un ser de carne y sangre como él, nunca oiria una palabra de consuelo o de cnñca. En noches de tempestad, cuando los truenos sacudían el mundo y el viento silbaba en las venecianas, golpeando puertas mal cerra das, el Mudo donnia, bloq ueado en el silencio, soñando con frutos tibios que tenían picos como senos y hojas que se estiraban como cabellos y pulpas que se entreabrían como labios y Rores con párpados y manos que eran manos de verdad y lo acariciaban. Por la mañana, mientras se ponía las ropas viejas que le daban, se le esca paban algunas lágrimas. Nadie se daba cuenta, pero, aunque lovesen, ¿q ué podrian hacer por un joven de poco más de vein te años que no ora las palabras ni podña entenderlas?
La hija del nuevo administrador fue a vivir a la estancia con los padres. Tenia cato rce años y no hada caso cua ndo le pedían qu e se apartase del Mudo porque era " raro y hada cosas con las plantas". La curiosidad la nevaba a todos lados. S u genio vivaz encontraba pa ciencia para observar las &entas manos del Mudo podando ramas secas, atando trepadoras O sim plemente durante la ceremonia, en apariencia sin sentido, de acariciar los frutos verdes. de encerrar los capullos entre las manos para que creoeeen mejor y más rápido. El Mudo no le hada caso; asentía ron la cabeza al ver aqueDos gestos incomprensibies que quizá intenta ban ser preguntas. La mu chacha se llamaba l...ucia, y empezó a ir con tanta asiduidad a los lugares cuidados por el Mudo que éste se acostwnbró a su presencia; raras veces voMa la cara hada eI1a, y cuando ICll I
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lo hada tenia la misma mirada de preocupación q ue usa ba para las plantas. Luda insistía con los gestos, y los repetía con tanto é nfasis que el Mudo se veía obligado a responder. Al pri ncipk>, todo eso no pasaba de una curiosa pantomima que poco les permitfa . entender lo que el otro queña decir. Después se estableció un código natural, y comenzaron a comunicarse para asuntos triviales y cbjetívos.
Luda era para el Mudo como un palsaje que se admira sin pensar en comprarlo. T odeve poco desenvue lta, con cuerpo delgado de jovenci1a, conservaba parte de la __Wdad na tural de las niñas, que de$apareda por momentos cuando searreglaba coquetamentebs cabellos o cuando repetía el movimiento de taparse las rodillas con el vestido. La mujer que surgfa provocaba en Luda la a1egrIa secreta de despertar la admiradón y la mirada de los hombres, un nuevo juego cuyas reglas, tan petigroo;as, toda... la asasteben Era, para el Mudo, un paisaje que se contempla desde 'ejos Y se desea en sueilos. Ena no k> veia como hombre ni como el ser a tenador y extraño que le habían pintado. Era como un animal simpático al cual la gen te se acostumbra y le toma afecto. Al M udo no se 1e escapaban las transformadones de Luda. Cuando ella estaba cerca, ocupada o perdida en fantasias, sus ojos la recorñan con esa calma fi)e:ta que penetraba las flores y kas frutos. Esto como metáfora, pues las plantas eran la sangre vegetal que lo alimentaba, sangre fría que la suya tenía que asimilar y calentar. La de Uria era roja y _ ardiente ... Las rruredesdel Mudo iban de los pétalos de las &ores a la curva de los hombros, los pliegues de la blusa que hada adivinar senos pequeños, las curvas de los muslos antes de la cintunl deIg¡KIa.. Alguien notó maliciosame nte que Luda estaba creciendo con demasiada rapidez en aquellos .mas donde los hombres posan la mirada y los pensamientos.. '1..ucfa se vuelve cada dia mas viciosa, como las uvas de la _ " Loo hombre; rudos de I a _ se reian con dientes estropeados, espiando para asegurarse de que no venía el patrón. "¿B Mudo tendré que tocar con las manos para que las cosas aumenten astr'
Un día ella se vio desnuda frente al espejo Y se cubrió los senos con las lTIaJlOS. como si fuese inmoral poseer equellcs at:racti'J OS que lascompañeras aumentaban con rellenos y las revistas destacaban en las artistas célebrescon medidas y comparadones.. Por la mañana. luda ya decficabaunos minutos a la tarea de arreglarse. Viajaba todos los días en ómnibus hasta el ooIeg;o de la dudad más cercana. En conversadones con amigas o en las pelrcuJas que veía raras veces, cuando los padres la. Devaban de paseo, Luda se iniciaba en los misterios de los edultos, el placer de una danza nueva; sentada sola en I~ públicos, ya notaba las miradas masculinas que buscaban la suya. Su amistad con el Mudo no cambiaba. Dejebe los cuadernos y se iba al campo, los senos agitados por la carrera, hasta el lugar donde el Mudo ejerda aquellos silenciosos poderes. Delante de las plantas que empezaban a brotar, atando ramas o acariciando pequeños frutas. el muchacho continuaba con sus ritos de paciencia, encerrando retoños entre las menos, cubriendo de _ las semillas y las
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t-fabta en la estancia un viejo contratado para hacer una plantadón de eucaliptos. El hijo, un jocen que aparentaba unos veintidnco años, ctirigIa los seMdos. Era agr6nomo o estaba formado por alguna escuela técnca, Cuando llegó, poco se habla fijado en luda, la niña delgada que oonia por el pomar, eambiando señeles con el Mudo. Después le I\egaron los comentarlos sobre los poderes mágicos del Mudo. mduso que Luda se habla ''vuelto T1lO12.l" gradas a esas rnimdas y, quien sabe, hasta por culpa de les cercías, El joven agrónomo iba pocas veces a la casa Un dra se encontró con Luda en un rincón del pomar. La muchacha. trataba de mover con la punta del Pe un durazno que estaba fuera de su alcance. No la reconod6 inmediatamente. La tela fina del vestido mercaba aquellas curvas que ya tenían el vigor tenso de una mujer formada. Por el escote apareda el borde de un seno, de un blanco secreto que contrastaba con el color moreno de los brazos quemados, Fue a ayudarla. Conversaron, pasearon. y le costaba ..Iacionarla con aquella niña de hacía tan pocos meses..
hojas. luda aparecía entre los la cera encendXIa, jadeando, saludando con una son-
Comenzóel enamoramiento, un poco a espaIdas de los pedres, A ~ luda, _ n t e , a¡xendla • besar, la pertwbahan los abrazos fuertes y las c.arbas, Y deda seos y proyectos.. luda acompañaba esosges- "no, no" sin saber exactamente por qué, asustos con exclamadones y se reía, los cabeDos lada de Las lesporIIl:Sabilidades misteriosas que echados hada atrás, con una falta de recato los adultos siempre: aduóan conocer. Seguia vi:sttando al Mudo. El amante sentia celos, que la hacia más peococewe, EJ Mudo rozaba a veces el cuerpo de la queña prohiblnelo, le hada """"",las mmomuchacha cuando el camino era estrecho; a raJes, si el Mudo la palpaba, si se aprovechaba veces. para mostrarle un insecto o para seña- de eDa, cómo era que los senos 'e habían larle alguna cosa, le tocaba apenas los dedos creddo tan rápido ... Luda lloraba sin comsueves. Nada excedía los Irmites de la coind- prender. la maIlda, el sexo, eran pera ella dende. Pero las miradas del Mudo. cuando novedades recientes. El Mudo era un berLuda no se daba cuenta, eran como manos mano desamparado, y sería imposlb'e imagi enormes, hechas de cariño y amor que se le nar que pudiese querer besarla, que quisiedeslizaban por los muslos fumes, le tocaban la se .. . ¡Imposible! nuca donde volaban los cabellos. le alimentaLuda no abandonaba las visitas al Mudo, ban los senos que crecen duros corno frutos preocupando a los padres que wlan cómo la que trataba de ocultar. Pero ya no era la de hija se transformaba en mujer de una hora antes. No se echaba el pelo hada atrás, no para. otra, pensando que tal vez debeñan con- daba aqueDos saltos que 'e jecentaben el vessultar a un médico. Por suerte, las frases que tido por endma de las rodillas. Cuando la circulaban entre los colonos no les llegaban a mano del Mudo tocaba inadYertidamente la suya, la retiraba con rapidez. A YeCeS., cuando los oódos.
risa a la que el Mudo respondla alzando un poco una mano. Después mostraba pIan1as Y nubes, m<>IIW!ndo los brezos, expresando de-
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estaba de espakIas se voMa de pronto Y sorprendía aquella míreda fija que la penetraba, un algo material que se le metia en lacame yse le esparda por el cuerpo como las inyecdones que le aplicaba el íarmecéutco. Luda romenzó a descubrir q ue, detrás de tanto sñencio, e l Mudo era ta mbién un hombre. Se estrem eda de pensar que también a él le gustase besarla, q ue pudiese tener maJos pensamientos hacia ella. Era horrible, pero no diferen te de esas bebidas amargas que queman y luego dejan un torpor agrndable; un calor Den<> de animación.
Pensar que el Mudo pudiese gustar de ella como mujer le perecía un pecado, pero delente del espejo grnnde del guanIanopa, desnuda, luda contemplaba sus atractivos ocultos y se deleitaba con una sonrisa e n loslabios al imaginarse deseada po r dos hombres. Se tocaba con La punta de los dedos los senos desarrollados para su edad y se acordaba de la mirada del Mudo y del amante diciendo furioso que estaban así por culpa de aquél B pobre mago de las plantas no sa 00 del enamoramiento de 1...uda. la muchacha, hábilmente. no salia con el agrónomo hada los sitios donde podía estar el Mudo. Un mtrigante matvado traló de expIicarie que La amiga lo traicionaba.. Pero los gestos desordenados y las sonrisas irónicas nada significaron para el Mudo. Con q uien mejor se entend ía era con la muchacha a La que, justamente, ya no vera co n la frecuencia de antes. Luda había cambiado mucho, tenía arrebatos de melancoUa y lanzaba miradas inquisidoras que él no podía entender.
lucia perecía enferma, MAs deIgoda. los ojos enrojecidos por llantos secretos. evitaba conversar con los padres. Un día no pudo ocultarlo más Y le contó todo a su madre. Estaba embarazada. A esa altura, el Mudo ya sabía de la relación de Luda con el muchacho. Resultaba imposi ble no verlos, tomados de la mano y besa abrazados, en el fondo del pomar o tendidos en elpesto del_lado de la laguna B Mudo se sentaba en el borde de la cama mal ordenada, Uun6W, los lebos quietes, En> como esos postes del medio del campo, que deseensan todo el tiempo mientras los hiles transmi110 I
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ten voces teIef6nicas, rechazando todo apoyo. Seña difícil entrar en los pensamientos del Mudo, traducUlos a palabraso frases lógicas. Los colonos de la estancia trabajaban, sufrian. decían palabrotas. hablaban y oran B
Mudo sólo podía pensar para sí m ismo. Sus gestos dedan tan JXlCO como los saltos de un perro q ue q uisiese transmitir historias de lealtad a un d ueño displicen te. En cuanto a los demás, nadie pensaba en el Mudo. Hubo confabulaciones de los padres, a utori1aóones exigidas. comentark>s de toda la estanda. besa que Lucia y el agrónomo acabaron casándose. Se mudaron a la dudad, e! muchacho encontró un empleo y tuvieron e! primer hi;o. Algunas mujeres se deterioran después de casadas. Luda fue una de ésas. Desde el romienzo del embarazo, la cara se le cubrió de manchas q ue nunca le salieron del todo. El vientre, después del nacimiento nonnaI de! bebé, no volvió a ser e! de antes. Los senos erguidos y duros se marchitaron, y se apagó todo aquel brlIIo de huta suculenta. A pesar de eso daba la impresión de que e! marido La queña.
En e! cuarto, las luces apagadas, pensaba en la Luda de los sahos ágiles, e! rostro eocendido, los senos calientes que resistian sus caricias . .. En esos recuerd os se interponta el Mudo con aquellas m iradas fijas. Le ventan celos retrospectivos, imaginaba caricias prohibidasY los poderes mágicos q ue habían vuelto a Luda tan sedoctora y provocativa. Luda ya no se mirabadesnuda en e! espejo. No habla engordado demasiado, pero sus carnos hablan pentido aquella _ ya no eran e! conjunto de vibrantes cuerdas de violín.. S6Jo había conocido a un hombre en su vida, era una esposa fiel Pero no podra controlar ciertas divagaciones nostálgicas, su am istad con e l Mudo, las correñas en la esta ncia, la transformación en mujer, las miradas del Mudo ... Sin saber por q ué, se resistia a evocario en sus pensamientos, aunque no tenía importancia. pues todo habia sido tan inocente ..• El marido le habla contado los comentarios idiotas, las tonterias que inventaban las comadres. Luda no era feliz. Amaba Y cuidaba al rujo, .".,.Jaba la casa y peeperabe la conUda.
Salían poco, conversaban, peleaban. como todos jos casedos,
No sólo desnuda evitaba Lucia el espejo. Cuando se arreglaba no se estudiaba la cara, el cuerpo, como antes. Sentía la falta de algo que no podía definir pero que era irremediable. Cuando jugaba sola con el hijito le repetía ciertos gestos, hasta que un día, sorprendida, descubrió que eran los mismos que usa ba para "hablar" con el Mudo. Dejó de hacerlos, y se preguntó por qu é. Te nía la cert eza de qu e el Mudo nunca hebíe representado nada para ella; la sola hipótesis era absurda. Despertaba de noche con pesadillas e xtrañas en las que perdía alguna cosa que no reconocía pero que parecía saIirle de edentro. Lucia ya DO era la misma, yel marido creía saber la causa, a unque nunca se la confesaña a nadie. En la estancia lodo seguia como antes, con las únicas modific:adones que trae el paso del tiempo. EJ nuevo administrador habia hecho algu nos ca mbios en los fu9:u"es de labra nza, construido nuevos establos. Del Mudo ba bleban muy poco. EJ patrón lo mantenía por caridad, pues su trabajo ya no valía como a ntes. Se había vuelto perezoso y desi nteresado. Así parecía al menos., pu es las plantas que cuidaba ya no se voIvran tan lozanas corno en otros a ños. En realidad, el Mudo no habia modíñcado el ritmo de tre bejo, Repella lodos los dlas las mismas tareas de siempre. Sin embargo, si le hubieran estudíedc 1M _ y los gestos, la! vez habrlan descubierto que algo se habla vaciado.
EJ Mudo plantaba, podaba o a taba ramas, las manos rápidas. repitiendo opemdones efidentes y met6cticas. pero bias. Ningún durazno o racimo de uvas creóa más allá de lo que los abonos y la naturaleza permitian Se hebra acabado el hedrizo, los "pases" miIagrosos. Sentado en el borde de la cama, hundido en un silencio de muerte, apenas recoedaba. Comta poco, sin mover los ojos, y a veces se iba junto a la carretera y contempla ba el paisaje como si esperase la llegada de algo; su aspecto empeoraba. Un dra no apareció, y lo encontraron en el cuarto, en fenno. Le dieron reméñcs caseros que nada lo mejoreron. Cuando le subía la febre hada gestos que nadie entendra. Su estado se agravó, yel patrón fue a busc:arun médico a la ciudad. Dos días después m urió. lo enterraron sin ninguna lApida, y apenas recibió unas pocas flores que unos niños hablan anancado de su joniln. Cuando se enteró, Lucia estaII6 en un Danto avergonzado, y se encerró sollozando en el cuarto. EJ marido le Uev6 un vaso de agua. Luda se calmó. Ambos actuaban con poca na turalidad, no se miraban directamente. Durante mochos días se trataron con ceremonia, como si terreesen el asunto. Sólo el tiempo podña tejer un necesario olvido. Nadie quiso o se acordó de visitar la tumba del Mudo, donde la maJeza crecíe en 5bertad. Tal vez por eso mismo con más fuerza Y vigor que en las dereas ...
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cambian los titulos) y qué editorial 10publicara , y cuándo. Dos pal-naditas más, pero no con patemañemc siro con gratitud realmente buenas las ñustraciones de Fati y Killian; y me aleg ra Que hayan dedicado un buen espacio a cceeotercs de libros. no sólo sooee hcción seo sobre material ceosrcc. En rrece de lodo el papel que se entinta hoy día. uno a veces necesita como
una guía turística para saber adónd e ir y no siempre es fácil delec tar un medio Que oriente en este tipo de lecturas. Desde ya muchas gra c ias por tooo . Y les ag radecería aUn más si publ icaran O me reoeeen llegar las respuestas al ), 2) YJ ) Si 1"10 es demasiada moIestta
Gerardo H . Ponllni Capital ' ) En c uanto COS en este
a productos "6xóti· número publlc8lTlOS cuentos de un noruego y de un brasiIefto. En núnero3' fLttttto! aparecerá gente de otras MCionaJkJades,' 2) Ba6ard fOdltvf41 no ordenó en un libro lOdas sus cf1ti.. M
,
ces: en el f'utI.wo dlJff1t'JX1S • conoe N fMguna otra: 3) B fibtO de AldiSS se Ramttrá. por supuesto, Ult imas órdenes . y SerB publicado por MinotaufO. Gen te de B Péndulo: En primer lugar deseo felicit arlos. más allá de los resulladOS que puedan alCan.Zar, por el esfuerzo que Sig nifICa la publicación de una revista de esas caraeteristlcasoHace bempo queesperaba la apanción de una revista como B Péndulo, Que ncera algo mas Que publicar relatos de ectcees ya
ción NOSO. Ed . Mart inez: Roca ) Con res pecto a lOS artÍCUlOS oecc cecees alg o : aur'lQue la relación entre las pag inas dedica das a re latos y las dedicadas a artículo s me parece muy eoecuece. si alguna vez Quieren enetarta . Que no d isminuyan las ceec adas a artcucs (si es pos ible, Que las aume:"lter'l), ya Que son esl as las Que d .ferencian a su revista de una ccecceo de relatos como hay muchas En c uanto a las ilustrac iones. aunq ue cee-oc hojeé la revista me parecieron m uy buenas. en cu anto empecé a leerla no les pres té la menor atención. ¿No les • parece un desperdicio de es pacio Que podrían utilizar en algo mas útil?
s esone-oo. no PUedo Quejarme ' La revista me de¡6 entera-
mente sens tecrc Miguel A. Manchione Capital
¿Alguien mlls desea que /a revista
no sea nustnJdIJ.?
Seflor d irector de El P$ndulO Con el atraso ya ciescc con res pecio a la d istribución en Buenos Aires , llegó por fin B PéndulO a
IZlI
E1. Puoout.o 2
Rosano. en su oeeva etapa Al
pflnClPIO me fastid IÓ un poco la sereenee con Mutantia, en el temaño y la dlagramación , pero una vez qu e la lei caí en el extremo opuesto, y ahora me c uesta imaginarla distinta Es una verdadera reveta-rerc para gua rdar. La impresión general Que me causó fue óptima aunque tengo mas de una sug erencia por hac er. Entre lo destac able por lo POSItIVO está la seccce de notas cortas del principo. Y las Que se van desgranando entre los cuentos , Que le dan a la revista su tono de tal. En ese sentido me gustarla Que hubies e más critica de libros. Esplé nd ida sob re todo la nota de Ballard , un texto a la altura de lOS ma nifiestos surrealistas de ereton . alJl'lQue uno noesté de accerdo con él. El rnateear de CordWa.ner Smrth es un capitulo aparte Mag nif.ca idea la de incluir material informativo sobre un autor determi nado . Ha sta me parec e Que la sección (c reo QLti es fund amenta! Que se mantenga) se venavaonzaca con una present ación tipo dossier: una espec ie de ca rátula propia. algo esr. Del resto del material na· rrativo. me gust aron sobre todo los relatos de sern J. Lundw aH y Angélica Gorodischer. apa rte de
teoncc-ccetcc
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f1'U KIRCHN:R
El Péndulo co nti nuará publicando los mejores cuentos), artículos de los maestros de la imaginación:
• "EI Secre to" . de Jack Vanee . sobre la vida cotidiana de una envidiable soc iedad que. sin embargo . debe e nfrentarse con algo no del todo envidiable.
EN LOS PROXlMOS NUMEROS
• "El Mundo de los Martes" . de Philip José Farmero sobre una ingCniosa.<::;;=';\h~ solución del proble ma de-... mográfico . que sin em bargo c rea nuevas y originales angustias . • " Bajo la Vieja Tierra " . de Cordwainer Smith. crónica poética y terribl e de un futuro lejano . tan vívido co mo nuestro presente.
• Una entrevista exclusiva co n Ursula K . Le Guin. en ~,,"---.Jla que la autora de Lo M ano tt quierda di' la Oscuridad nos muestra las obsesiones personales que dan fonna a su obra. • " Diosa de Granito" . de Roben F. Young. historia • Articulos de Pablo Cade l amor más grande del panna sobre C. S. Lewis y universo. Ern st J ünger.
EQUIPO Director Editorial Andrés Cascio6 Jefe de Redacc ión Mardal Souto Diseño Gráfico Sergio Pérez Femánde.z Colaboran en este nú me ro Pablo Capanna e Klllian e EMo Gandotl"o e Fati e Car10s Gardini e Sanyú e Bernardo e FeJTeira e Fortín e Michel Gaf'fré " Prog reso" , guión de pierre Christi n y dibujo de Enki Bilal, © Ed. Darqaud Prod ucción Gráfica Carias Al bert o P éree Lam:a e Fablán Di Mattco e
Alejandro Turiansky e Fernando Brenner e Eduardo Echániz Laboratorio Rolando Nazardín e Mlria m Varela e Laura Paree! de Peralta Coordinación Gráfica Juan Zahtut Correción EMra lbargften e Nora I"\eeroff e Sandra Russo e Eduardo M11eo Direct or Come rcial Ricardo Portal Director de Ventas Rubén A1peDanl Gerente Administrativo Jorge Antonio
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Fotocomposición Enrique 11\. Gal~ PE1'ilX.LO I'f" 2 ~ ~ ~..--..I. ~ par f.tcionn dt IIIIJrr-. SA : W. 2!l8.( 1074) CIpIaI.. "'*'IiI....iól . ~ 482. ~ p;,o-ro ButnoJARs. ~ N..rioneIdt .. ~ ~ 111032.ProhbdI-,¡ ~ " "o=o-.:hos DiItribuidoon ro> ÜpbI FtdenIl: ""-:ti Yc.. Di!otr1buidon en el ~ SAClF ~ rano)". ~ ~ en el ~ ~ EdtoraSAa c.. dt ~ 4504_ -
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Los editores a~nos de historietas
piensan que sus lectores son idiotas
No se alarme. Lo que expresa este titular es Los lectores, en Mataderos o Nuflez, parece ventad. Y la verdad notieneporque asustar a quelo quieren asi. Pero. lo quieren? nadie. O si. Cuando un edil« advierte un argumentista o Nosotros,Ia gentede Superhumor. pensarnos undibujante sensibles. de esosque creen que quelos Iectofes songrandes aunqueseandliJos lectores noson giles, se pone mntento. ros. Ysi son dlicos, mejor. Porque si son chiy piensa. (OS son grandes. Piensa. pCll' ejemplo: -zste es untalento. Y el Por esoparanosotros lahistorietaesungénetalento a mi negocio lo favoreu. ro adulto. Y entonces lerecomienda a su talento: y es tan prestigiosa. como género, como el -Hagame casO. El público quiere circo. Pan y cine o la literatura o la plástica. cirw. Todo lo que le jnteeesa a la gente. Y Por eso está n con nosotros apenas los olvidarse de la realidad. me¡om. y sonriendo. continUa: Nuestros autores no pueden haceren otro la-tsaiba o dibuje sobre gente hermosa, que do lo que hecen aquí. estédel ladodel Bien. con mayUsculas. daro. ¿Por que? Si esargumentista. póngame lluvia en las parPorque no los dejan. tes románticas Y magnums 347 en las partes Algunos sontoIal»ofad<ws de Humor, una reviolentas. Si es dibujante. dele a los primero vista seria. Sin distinó6n desexos y de razas, planos. Chicas con pestañas como <epillos y de aedos y de culpas. todos. o casi todos. son: héroes como de plomo. No se olvide, los buefontanarrosa, Fati. Reynoso. Limura. Trillo. nos siempre ganan. 6roodonaWhite, Mandrafina, AltURa, SastuEl argumentista o el dibujante, que debe 93'" rain, Sanyu, Sa«omanno, los Breccia, Ferro, rerse el pan,pagar elalquiler, lacooperadora Trigo (sigue la rrstal._ y siguen lasfinnas. de los chicos y pasarte unospesos asus padres Nuestros lectores, en su mayoria, son los de jubilados, repara quesutalentoescasi genioy Humor. que la obrapuede esperar un ratito,espe<ialson lertores que opinan que la alegría puede mente cuando haytanto que pagar. devaluarw un treinta por ciento. Pero temEntonces paga. Paga con su Obra lo que vaa biénque la aventura de viviry de gozar leyenganarprostituyendo lo me;or que tienede si: dosigue valiendo mucho allí donde hayautosu c.apacidad de expresión. resy lectores que piensan. Así el aeador aprenderá, si esargumentista, a Ahora yasabe. Paguelemáso menos lo mismo esaibirhistorietas con mucho texto. porque el al editor que piensa que ustedno piensa y es que tiene poco que decir habla mucho. un idiota. ~ rYV\(l, Así el aeador aprenderá, si es dibujante, a Ocompre ~ dibujar historietas con primeros planos. Porparaque aquellos que piensan que usted que ii tiene poco que mostrar lo mejor es piensa, piemen que no se equivocaron. dibujar c.aras. Además, como el editor sostiene, la revista tiene quedurarle allector .Porquepagó.y caro. la realidad, según estos editores, no es una •. ,,' aventura. Es frustración. y un gran negocio para ellos. .' ,.' /. ~'l La realidad paraloslertores de estas revistas :,... . • G> . ....{c: I "está más allá de laGeneral Paz: Bronx, Picadi· ~ '~ ~t.:::: I ";..~r'~gl lIy, Montmartre, rrastevere. ~ ~:~~ ~ .• 0 'p
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