Estamos a punto de comenzar otro año, y el aumento de la luz y los privilegios nos llaman a hacer una nueva y completa consagración a Dios. Un año más cerca de casa, más cerca del gran trono blanco. Un año más cerca de las moradas que Cristo está preparando para nosotros. Anhelo ver a Jesús; anhelo estar con él, ser transformada a su imagen, y tener vida eterna donde disfrutaré de su presencia para siempre. Anhelo ver al pueblo de Dios llegar a sus elevados privilegios en unidad con Cristo. Las grandísimas y preciosas promesas que se han registrado para nosotros debemos reclamarlas como nuestras.
—Ellen G. White, Carta desde Tramelan, Suiza, a John y Julia Corliss, 25 de diciembre de 1886