SÚPER MARTA
Texto: Paco Rosco
ARGG0212 ILUSTRACIÓN Profesor: Paco Rosco
Ilustraciones: Nieves Jurado
Marta nació con el apelativo ‘no podrás’. Con tres años ya se sabía que Marta tenía un
superpoder; se entiende como superpoder todas aquellas cualidades que la gente no esperaba que tuviera. Marta comenzó a poder hacer todas esas cosas que pensábamos que no podría. Con tres años Marta decidió apuntarse a las clases de natación del colegio y dijeron: “Esa niña no vale”. Seis meses después era la más rápida nadando, y poco tiempo más tarde fue
campeona
regional de natación.
Con seis años,
Marta
decidió que quería ser bailarina. Dijeron: “Marta no tiene cualidades”. Tres meses después rectificaron y
triunfó en la función de final de curso del colegio.
Marta siempre estuvo integrada en el colegio. Su forma de ser y su alegría siempre le hicieron poner buena cara a cualquier comentario que le menospreciara. Recuerdo el día que un niño de otro curso le dijo que hablaba raro y ella le contestó que igual que los andaluces o los catalanes tienen una forma de hablar, los niños con
Down
tienen un acento precioso. A partir de este momento, Marta demostró a todos que la vida le había dado herramientas suficientes para ser algo más que una niña con síndrome de Down.
Siempre he pensado que
Marta tenía superpoderes. Nunca olvidaré las veces que Marta defendía a niños en el patio del colegio; recuerdo a
Ethan, con
el que se metían llamándole
mariquita,
a
Lola, a la que llamaban
cuatro ojos,
a
Víctor, al que llamaban
gordo…
Allí donde estas cosas ocurrían,
Marta siempre estaba cerca. Ella era muy fan de
Superman, siempre decía que, como él, ella era una niña especial ¡Qué gracia tenía aquello!. Marta había hecho lo que hacía siempre, darle un nuevo significado a la creencia de los demás de que era diferente; pero sabía que era diferente por la cantidad de cosas que podría hacer, más que por las que no podría.
Súper Marta siempre conseguía plantar cara a los agresores y que, al final, todos acabaran jugando juntos.
Han pasado
veinticinco
años, me llamo Jorge, soy su compañero de colegio y su mejor
amigo. Además, hoy por hoy, somos compañeros de profesión, ambos trabajamos juntos como educadores sociales. Marta sigue ayudando a niños. Sigue siendo una
superhéroe.