El ganso de oro Personajes • • • • • • • •
NARRADOR RICARDO MADRE PEDRO PEPE DUENDE NIÑA 1 NIÑA 2
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NIÑA 3 PASTOR ZAGALILLA AGRICULTOR 1 AGRICULTOR 2 HOMBRE PRINCESA REY
Escena primera La MADRE con los tres hijos en la cabaña. Dos de ellos, RICARDO y PEPE juegan al ajedrez. NARRADOR: Había una vez un joven que se llamaba Ricardo, dos hermanos él tenía y de él todos se reían. La MADRE entrega la cesta de la merienda y un hacha a PEDRO, el mayor, que parte hacia el bosque. MADRE:
Vete al bosque, Pedro, hijo. Aquí tienes un pastel y agua para beber pues si a Ricardo le pido, leña no hemos de tener.
Escena segunda NARRADOR: Al llegar al bosque Pedro, un anciano fue a encontrar, que era un duende en realidad. El DUENDE lo detiene para pedirle comida. DUENDE:
¡Buenos días tenga usted! ¿Puede darme del pastel un trozo muy pequeñín y del agua, un poquitín para calmar yo mi sed?
PEDRO reacciona con soberbia, despreciando al anciano. PEDRO:
¿Darle el agua y el pastel? ¡No me lo puedo creer!
Mira alrededor, como si lo estuviesen filmando con una cámara oculta. ¿Qué es esto, una inocentada? ¡Ahí se queda usted sin nada, pues solo voy a comer! El DUENDE se esconde detrás del árbol con gesto malicioso, como si estuviese tramando algo. NARRADOR: Pedro la leña cortó, pero el hacha se rompió. Pedro pronto volvió a casa y al bosque no retornó. PEDRO vuelve a casa triste y cabizbajo, donde está la MADRE con los dos hermanos. Ella cocina y ellos continúan jugando al ajedrez. NARRADOR: La madre volvió a insistir como lo hacen muchas madres. Y a otro hijo fue a pedir si leña quería conseguir. MADRE:
Vete al bosque, Pepe, hijo pues si a Ricardo le pido casi nada ha de traer. aquí tienes un pastel y agua para beber.
Al igual que PEDRO antes, PEPE se encuentra con el DUENDE y la escena se repite exactamente igual. NARRADOR: Al llegar al bosque, Pepe con el duende se encontró. DUENDE:
¡Buenos días tenga usted! ¿Puede darme del pastel un trozo muy pequeñín y del agua, un poquitín para calmar yo mi sed?
PEPE:
¿Qué quiere? ¿Agua y pastel? ¡Qué tremendo desatino! ¿Y yo qué voy a comer si se lo doy todo a usted? ¡Por Dios, no sea mezquino!
El DUENDE se esconde detrás del árbol con un gesto malicioso, como si estuviese tramando algo. NARRADOR: Pepe la leña cortó pero el hacha se rompió partiéndose el mango en dos. al bosque le dijo adiós y a su casa se volvió. RICARDO le pide a la madre que lo deje ir al bosque. RICARDO:
Deje, madre, que yo vaya y que la leña le traiga.
La MADRE mete en la cesta pan y una botella de agua. Dentro, escondido, un trozo de pastel.
MADRE:
Vete, hijo, pues no hay más. aquí tienes este pan y una botella con agua.
Aparece el DUENDE y se repite la misma situación que con los otros dos hermanos. DUENDE:
¡Buenos días tenga usted! ¿Puede darme del pastel un trozo muy pequeñín y de agua, un poquitín para calmar yo mi sed?
RICARDO:
Solo traigo agua y pan, mas de ambos puedo dar si los quiere compartir.
Abre la cesta y encuentra el pastel. ¡Hala! ¿Qué es lo que hay aquí? ¡Un banquete! ¡Qué genial! Se sienta junto al duende y comen y beben los dos. DUENDE:
Un premio te has merecido, pues conmigo has compartido. Eres de buen corazón. cava con un azadón y encontrarás escondido de oro, un ganso capón.
RICARDO utiliza el hacha para cavar y saca un ganso de oro. NARRADOR: Poco tuvo que cavar para pronto un ganso hallar. Lo cubrían plumas de oro. Un fabuloso tesoro Ricardo se pudo llevar. RICARDO coge al ganso sin dar demasiadas muestras de asombro. RICARDO:
Tanto cavar me ha cansado, y ya que tengo este ganso a la posada iré yo. Daré una pluma o dos y con ello habré pagado.
Escena tercera RICARDO llega a la posada donde están las tres hijas del posadero. Cuando lo ven, se quedan embelesadas con el ganso y la NIÑA 1 quiere robarle una pluma, pero se queda pegada. NIÑA 1:
¡Qué belleza, qué hermosura! Del ganso quiero una pluma para mi pelo adornar.
NIÑA 2:
Yo otra quiero llevar. anda, hermana, disimula.
Las dos se quedan pegadas y van por detrás de RICARDO cuando abandona la posada. NARRADOR: Quedaron las dos hermanas al ganso de oro pegadas. Y Ricardo, sin saberlo, tomó el ganso y, al cogerlo, a las dos llevó enganchadas. Se acerca la NIÑA 3. NIÑA 1:
Aléjate hermana, vete. Si tú pegarte no quieres.
NIÑA 3:
¿Y por qué vosotras vais? ¿Y si después no me dais las plumas del ganso ese?
Según va caminando RICARDO, una hilera de gente se va enganchando, hasta que quedan siete, todos pegados unos detrás de otros. NARRADOR: Uno tras otro quedaban y en ristra se enganchaban. Tras las hijas siguió un agricultor y, de una granja, un pastor. Del pastor su zagalilla y luego otro agricultor. Por el camino un HOMBRE los ve, señala con el dedo y comienza a reírse. RICARDO continúa adelante sin prestarle atención. El HOMBRE se dirige a él. HOMBRE:
¿Adónde vais todos cogidos? ¿Al castillo de Portillos donde vive la princesa que está llena de tristeza? ¿Quieres ser tú su marido?
NARRADOR: El rey había proclamado que quien tuviese en su mano alegrar a la princesa que sufría de tristeza, sería muy bien pagado. RICARDO:
(Mirando la fila que lleva detrás). Al castillo iremos todos a alegrar a la princesa. Y si de esta no se alegra es bien grave su tristeza.
Escena cuarta En la puerta del castillo aparece la PRINCESA, con cara lánguida, acompañada del rey. PRINCESA:
(Muy sorprendida). ¿Qué es eso que viene allí?
Señala a la hilera de gente que se acerca, todos tropezándose unos con otros. ¡Ay, cómo me hace reír! ¿Qué lleva ese en la mano? ¡Parece un ganso dorado! ¡Padre, hacedlo venir! La PRINCESA y RICARDO se miran y comienzan a reír sin parar. La fila que venía detrás de RICARDO desaparece por un lado del escenario, y los dos jóvenes se quedan juntos sonriendo al fondo del escenario. NARRADOR: Ricardo y la princesa, entre bromas y sonrisas, se enamoraron muy pronto. Y cumplió el rey su promesa y se casó la princesa con Ricardo, que de tonto, ni un solo pelo tenía.
FIN