Yo Fátima lo escojo a usted Otto, para ser mi mejor amigo, mi compañero, mi confidente y el amor de mi vida, para pararme y luchar a su lado y para dormir y descansar en sus brazos. Para traer alegría a su corazón, alimento a su alma y para aprender y crecer con usted. Prometo reírme con usted en los buenos tiempos y luchar a su lado en los malos. Prometo respetarlo, amarlo, apreciarlo y admirarlo como individuo, compañero, esposo e igual, sabiendo que no nos completamos, sino que nos complementamos. Oro que Dios nos permita vivir muchas aventuras y al final envejecer juntos
Fátima Cecilia, han pasado 1083 días desde aquella tarde en que nos reunimos a tomar un café. No sabía que esa sencilla reunión se iba a convertir en una de las más grandes bendiciones para mi vida. En este tiempo que hemos estado juntos he comprendido el verdadero significado de la palabra amor. Conforme ha pasado el tiempo las dudas y los miedos han desaparecido ante el brillo de sus ojos, la ternura de su voz y la canción de su risa. Así que por eso me presento aquí, ante Dios, ante nuestra familia y amigos y ante usted para prometer que ese amor que hemos cultivado con tanto cuidado siempre será lo más preciado para mí. Prometo honrarla y respetarla en todo momento siempre recordando este pacto sagrado que estamos realizando hoy. Prometo siempre poner en el centro de nuestro matrimonio a Dios para que nos provea de la sabiduría y de la fuerza que necesitamos. Prometo amarla apasionadamente, en todas las formas, ahora y para siempre. Prometo tratarla siempre con ternura, hablar cuando sea necesario y disfrutar el silencio cuando no lo sea. Prometo estar a su lado no importando si las circunstancias alrededor nuestro son favorables o desafiantes. Prometo que mis brazos serán su hogar y que mi corazón será su refugio por el resto de mis días. La amo.