7 CONSEJOS BASICOS PARA EDUCAR A LOS ¨PEQUES” CELIACOS
La enfermadad celíaca es algo más que una simple alergia alimentaria: se trata de una enfermedad autoinmune de carácter genético, que se caracteriza por una reacción inflamatoria en la mucosa intestinal, dificultando la absorción de nutrientes. Es difícil de identificar a edades tempranas -según datos de la Federación de Asociaciones de Celíacos de España, la celiaquía afecta a 1 de cada 100 españoles, y sólo el 25 por ciento de los casos está diagnosticado-, ya que los síntomas varían desde la hinchazón, hasta las indigestiones ocasionales, el estreñimiento, la diarrea o las náuseas. Los niños celíacos lo tienen especialmente difícil a la hora de hacer frente a su enfermedad, especialmente porque restringe ciertos grupos de alimentos,
convirtiendo lo que antes sería un snack de media tarde o un desayuno preferido en una tentación, que les pone malitos si ceden ante ella. Convivir con la celiaquía no es un problema, aunque en los casos de niños intolerantes el nivel de complejidad aumenta: controlar la dieta de un niño celíaco una vez sale por la puerta de casa es casi imposible, aún cuando le expliquemos con detalle lo que implica comer un alimento ‘prohibido’. Desde Genius Gluten Free nos ofrecen algunos consejos para hacer más llevadera esta enfermedad, tanto para los padres como para los propios niños: 1.
Comunicación fluida entre padres e hijos. Ocultar al niño su enfermedad no le ayuda ni a entender, ni a aprender a convivir con ella. La información debe producirse lo antes posible y es responsabilidad de los padres darla de forma clara, respondiendo siempre a las dudas e inquietudes del pequeño. Para hacerlo más fácil, existen libros de ayuda para mejorar la comunicación entre padres e hijos acerca de la celiaquía. 2. Educación desde pequeño. No es necesario esconder los alimentos con gluten; al contrario, es importante mantenerlos en casa para enseñar a distinguir al niño entre lo que puede comer y lo que no. Es tan sencillo como preparar una lista de alimentos ‘buenos’ y una lista de alimentos ‘malos’: solo así aprenderá a decir ‘no’ a aquellos alimentos que no pueden probar. 3. Diferenciación. En esta labor educadora, es importante separar los alimentos con gluten de los que no llevan en armarios diferentes y, en caso de optar por dos menús distintos, preparar primero el que no contenga gluten para evitar que queden trazas en los utensilios. Asimismo, cuando el niño sea lo suficientemente mayor, es recomendable enseñarle a interpretar las etiquetas de los alimentos. 4. Seguir una dieta equilibrada. Una alimentación libre de gluten es completa y saludable, siempre que se adecue a las necesidades del niño y se planifique a conciencia. Para garantizar una dieta equilibrada es importante incluir carbohidratos, proteínas, fibra, grasas, vitaminas y minerales, y utilizar siempre productos frescos. Asimismo, es conveniente que los niños tomen algún capricho de vez en cuando
5. Comer en familia. Es importante que todos los miembros de la familia coman el mismo menú siempre que sea posible, para evitar así que el pequeño se sienta diferente o excluido. A día de hoy existen muchas alternativas sin gluten a los hidratos de carbono ricos en trigo, como la pasta sin gluten, la patata, el arroz blanco e integral o la quinoa. 6. Cocinar con los ‘peques’. Involucrar al niño en la cocina es una manera diferente y divertida para que aprenda de primera mano todo lo que puede comer y lo que no. 7. Prepararse antes de salir de casa. Es esencial informar a la familia, amigos y profesores acerca de la enfermedad para hacerles entender qué es y qué puede ocurrir cuando no se sigue la dieta correctamente. Si el niño come en casa de un amigo, siempre se debe comprobar qué alimentos habrá y si es necesario llevar productos aptos para celíacos. Asimismo, es recomendable tener siempre a mano algún tentempié ‘bueno’, por si resulta complicado encontrarlo cuando estemos fuera de casa.
1.La intolerancia es una imposibilidad para la digestión de la lactosa por un déficit enzimático de lactasa, bien sea primario o adquirido por lesiones de la mucosa intestinal.
INTOLERANTES A LA LACTOSA
2.Es posible que su médico necesite realizarle otras pruebas diagnósticas para descartar que su intolerancia a la lactosa sea consecuencia de otra patología que requiera un tratamiento específico. 3.La intolerancia a la lactosa es muy prevalente en la población, pero no ocasiona problemas serios para la salud.
4.La restricción de productos lácteos o con contenido en este azúcar se realizará según la intensidad de síntomas que ocasione. 5.Acuda a su médico si sospecha que pudiera presentar una intolerancia a la lactosa. Él le aconsejará sobre las pautas a seguir. 6.Intente no abusar de derivados lácteos en un mismo día; con ello conseguirá reducir la ingesta neta de lactosa. Elija productos lácteos exentos o bajos en lactosa. Tolerará mejor los quesos curados y el yogur que la leche fresca. 7.En raras ocasiones existe tanta sintomatología que sea necesaria la realización de una
8.dieta estricta sin lactosa. Su médico le indicará alimentos ricos en calcio como fuente alternativa, como verduras de hoja verde, pescado azul y moluscos. Una exposición controlada a la luz solar también mejorará sus niveles de vitamina D. 9.Aprenda a leer los prospectos de medicamentos y las etiquetas de los alimentos, ya que la ingesta inadvertida de lactosa puede desencadenar síntomas a priori desconcertantes e inexplicables. 10.Es muy importante la educación dietética de los pacientes, de modo que se consiga una dieta variada y saludable sin que aparezcan síntomas.
RECONENDACIONES PARA DIABETICOS
En las fases iniciales de la enfermedad puede no haber síntomas o ser estos muy leves. La prevalencia global en España es muy variable, según las regiones y estudios realizados, pero ronda aproximadamente el 10% de la población. Al igual que ocurre con otras enfermedades crónicas, es importante conocer la enfermedad y saber qué se puede hacer para intentar un mejor control. Si se descuida la alimentación y/o se incumple el tratamiento, el riesgo de complicaciones aumenta mucho. En aquellos pacientes fumadores es prioritario el abandono definitivo del hábito tabáquico.
Ejercicio para diabéticos:
Alimentación para diabéticos:
Practicar ejercicio moderado, y adaptado a las posibilidades de cada individuo, es una excelente forma de mejorar el control de la diabetes. Si no se tiene una muy buena educación diabetológica y un amplio conocimiento de la enfermedad, y sobre todo en pacientes que utilicen insulina, es recomendable no realizar un ejercicio extenuante, ya que podría provocar hipoglucemias.
Se han de evitar los alimentos con alto contenido en hidratos de carbono, sobre todo si son azúcares de absorción rápida (azúcar, pasteles y bollería, cremas pasteleras, mermeladas, tartas, helados…).
Se considera que un ejercicio resulta eficaz cuando se realiza todos o casi todos los días de la semana, al menos durante 30 minutos, con intensidad moderada. Los ejercicios más recomendables para los pacientes diabéticos son caminar, trote suave, bailar, nadar, montar en bicicleta
Se recomienda la dieta mediterránea, que se caracteriza por la abundancia de productos frescos de origen vegetal (frutas, verduras, cereales, patatas, frutos secos, etcétera), la escasez de productos ricos en azúcares refinados y carnes rojas, la presencia del aceite de oliva como la principal fuente de grasa, y la ingesta de queso, yogurt, pollo y pescado en cantidades moderadas, lo cual se considera una alimentación ideal para la prevención de las enfermedades cardiovasculares. La ingesta calórica debe ser adecuada para mantener el peso ideal y se deben evitar aquellos alimentos ricos en azúcares (dulces, pasteles, tartas, cremas pasteleras, mermeladas, helados…). Asimismo se debe limitar mucho o evitar el consumo de alcohol, ya que favorece las hipoglucemias.