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Alimentación en el adulto mayor

La alimentación es fundamental en todas las etapas de la vida, no siendo la excepción en edades avanzadas.

Alimentarse es la acción de ingerir alimentos, necesaria para saciar el hambre, conseguir los nutrientes y energía para vivir. Debemos diferenciar el término alimentación de nutrición; «alimentación» hace referencia al proceso de consumir los alimentos que nos proveerán de nutrientes al organismo; y «nutrición» hace referencia al proceso que se da luego de alimentarnos en el que el organismo absorbe y utiliza estos nutrientes. Pero no solo estos términos hacen referencia a la acción de alimentarnos, sino que la comida además, nos da placer, contribuye a mantener las relaciones personales, familiares, así como también a expresar amor y cariño hacia los demás.

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En el adulto mayor, los objetivos nutricionales apuntan a lograr o mantener una alimentación saludable que permita sensación de bienestar; prevenir la presencia o complicaciones de enfermedades relacionadas con la nutrición, como las cardíacas, hipertensión, diabetes, colesterol, enfermedad renal, enfermedades gástricas e intestinales, entre otras; lograr mantener un adecuado estado nutricional, principalmente preservando la masa muscular; y disfrutar de la comida en compañía.

Alimentación saludable

Se trata de seleccionar, combinar y consumir alimentos de forma tal que logremos aportar aquellos nutrientes que son esenciales para un adecuado funcionamiento de nuestro organismo, y evitar aquellos que puedan ser perjudiciales debido a su vinculación con la aparición o complicación de diversas enfermedades.

El «Ícono para una alimentación saludable, compartida y placentera» de la Guía alimentaria para la población uruguaya (diseñada por expertos en el tema, teniendo en cuenta los hábitos alimenticios de nuestra población) hace referencia a 3 aspectos fundamentales:

• Comer sano.

• Disfrutar la comida.

• Moverse.

Podemos observar las proporciones diarias en las que se debe consumir cada grupo de alimentos:

• Verduras y legumbres.

• Frutas.

• Panes, harinas, pastas, arroz y papas.

• Leches y quesos.

• Carnes, pescados y huevos.

• Semillas y aceites.

• Azúcar y dulces.

Claramente se observa que se debe consumir en mayor proporción verduras, legumbres y frutas, seguidas de cereales (pastas, arroz, etc.), tubérculos y panificados.

Luego se recomienda el consumo moderado del grupo de lácteos y el de carnes, y en menor proporción los grupos de grasas, aceites y el de azúcar y dulces.

Por otro lado, se desaconseja una variedad de productos tales como snacks, papas fritas, alfajores, golosinas, refrescos, fiambres, entre otros alimentos ultraprocesados, así como también la sal y el azúcar, por estar relacionados con la presencia de enfermedades no transmisibles, como lo son la hipertensión, diabetes, colesterol, enfermedades cardíacas, algunos tipos de cáncer, etc.

Debemos recordar asimismo la importancia de comer en compañía: sentarse a la mesa en familia o acompañado de personas cercanas, así como también evitar la presencia de pantallas para disfrutar de la comida.

Asimismo es fundamental tener el hábito de ser activo, ya que la realización de actividad física sumada a una buena alimentación genera mayores beneficios.

Las necesidades de algunos nutrientes varían según las edades, por lo que aquí haremos énfasis en los más importantes para las personas mayores.

Los adultos mayores constituyen una población muy heterogénea, pues podemos encontrar personas de la misma edad autónomas o dependientes, sanas o con presencia de múltiples enfermedades. A medida que la edad avanza, las personas mayores se vuelven más vulnerables; debido al proceso de envejecimiento pueden sufrir un deterioro progresivo y generalizado de las funciones biológicas del organismo. Esto implica en algunos casos la presencia de enfermedades cardiovasculares, complicaciones gastrointestinales, dificultad en la absorción de nutrientes y en la depuración de los riñones e hígado. También se pueden observar dificultades en la masticación o deglución de alimentos, y alteraciones en el gusto a veces asociadas a la ingesta de medicamentos.

Las recomendaciones que se desarrollan en este artículo son de carácter general, por lo que podrían eventualmente ser modificadas -adaptadas a cada situación particular- por un licenciado en Nutrición.

¿Qué nutrientes son substanciales para las personas mayores?

Si bien una alimentación variada y equilibrada es la principal indicación, se ha observado que la mayoría de las personas mayores presentan carencias o dificultades para alcanzar la ingesta diaria recomendada en una serie de nutrientes.

Agua

Se trata del principal componente del cuerpo humano y por tal motivo es esencial su aporte. Sus funciones más sobresalientes son las de eliminar toxinas, prevenir complicaciones renales, mejorar la función digestiva, mantener la temperatura corporal, mantener una piel sana, lubricar articulaciones y prevenir complicaciones cardiovasculares, entre otras. Muchas veces se observa deshidratación en las personas mayores asociada al bajo consumo de líquidos, especialmente en aquellas en situación de dependencia. Se recomienda beber agua a diario aproximadamente entre dos litros y dos litros y medio.

Calcio

Este mineral es muy importante durante toda la vida, por tanto el aporte de este mineral es necesario para mantener la integridad ósea. En las personas mayores, especialmente en las mujeres, hay pérdida de masa ósea en esta etapa de la vida, por lo que mantener un nivel adecuado ayuda a prevenir o evitar lesiones, fracturas o enfermedades como la osteoporosis. Se recomienda el consumo de lácteos como principal fuente de calcio. En esta población se recomienda entre 3 a 4 porciones por día (una porción de lácteos equivale a 1 taza de leche o yogur de 200 cc, o un trozo pequeño de queso magro de 30 g).También puede encontrarse calcio -en menor proporción- en frutos secos y semillas. Si el consumo de lácteos es menor al recomendado, una buena estrategia para lograr la meta, es seleccionar aquellos productos que vienen con agregado de calcio, como la leche extra calcio, o realizar preparaciones con leche en vez de agua (polenta, o agregar leche en polvo a purés de verduras).

Vitamina D

Es una vitamina esencial para el metabolismo del calcio. Es frecuente encontrar déficit de vitamina D en personas mayores, en parte debido al mismo proceso de enveje- cimiento, pero también asociado a la poca exposición a la luz solar, en algunos casos por estar institucionalizados. Esto es más frecuente en aquellas que son más frágiles. Si bien la exposición a la luz solar es la mayor fuente natural para lograr cubrir los requerimientos de este nutriente, desde la nutrición hay alimentos como el pescado o los lácteos adicionados con vitamina D, que contribuyen a cubrir esas necesidades.

Vitamina A

Esta vitamina juega un papel fundamental en la prevención de la ceguera nocturna, previene ciertos tipo de cáncer y mejora la piel, entre otras funciones. Para su obtención se recomienda el consumo de pescado, lácteos, huevo, frutas y verduras varias (vegetales de hoja, zanahoria, tomate, boniato, melón, mango, etc.). El hígado ofrece un gran aporte de vitamina A, pero su elevado contenido en colesterol hace que se deba limitar su consumo asociado a la presencia de otras enfermedades.

Vitamina B12

En edades avanzadas es común el déficit de este nutriente. Su consumo es primordial desde el punto de vista neurológico, para mejorar la memoria y la concentración; y desde el hematológico, para evitar anemia. Dicha vitamina se encuentra principalmente en las carnes -rojas y blancas-, lácteos y huevos.

Vitamina E

Se trata de una vitamina que protege nuestro organismo de los llamados radicales libres, que dañan células, tejidos y órganos. Juega un papel capital en el sistema inmunitario, con su gran poder antioxidante. Los aceites vegetales, los frutos secos, la palta y las hortalizas de hojas verdes son algunos de los alimentos que la contienen.

Proteínas

El aporte de proteínas es muy necesario, dado que durante el envejecimiento se va perdiendo progresivamente masa muscular. Ayuda a prevenir la sarcopenia, un proceso que se caracteriza por la pérdida de masa muscular, fuerza y funcionamiento de los músculos y que se asocia a fracturas, debilidad, fragilidad, y pérdida de autonomía. El consumo de carnes, lácteos y huevos es la principal fuente de proteínas de alto valor biológico. También se recomienda el consumo de cereales y legumbres (arroz, pastas, panificados, leguminosas, soja y sus derivados), frutos secos y semillas.

Fibra dietética

Las fibras son la parte comestible de las plantas o hidratos de carbono resistentes a la digestión y absorción en el intestino delgado. Su consumo mejora el tránsito intestinal, previniendo por ejemplo el estreñimiento, que es frecuente en estas edades; reduce los niveles de colesterol en sangre; contribuye a mantener las cifras de glicemia dentro de los valores deseados; reduce el riesgo de complicaciones cardiovasculares; previene algunos tipos de cáncer y ayuda a mantener un peso saludable. Se encuentra principalmente en frutas, verduras y cereales integrales. En caso de presentar enfermedades gastrointestinales, tal vez sería necesario realizar algunas modificaciones en su aporte, en cuyo caso deberá seguir las indicaciones de su médico y de su nutricionista.

Son necesarios asimismo nutrientes como hierro, presente en carnes, legumbres, algunos vegetales verdes y alimentos fortificados; y zinc, presente fundamentalmente en carnes, lácteos, legumbres, cereales integrales.

Alimentos o nutrientes que se deben evitar

Sal

El consumo excesivo de sodio está asociado a la presencia de enfermedades como la hipertensión arterial, por lo que se recomienda evitar su consumo sustituyendo por condimentos naturales que den sabor a las comidas. También se debe evitar alimentos que tengan gran contenido del mismo, como fiambres, embutidos, snacks y productos de copetín, entre otros.

Azúcar

El consumo en demasía de azúcar -azúcar de mesa, golosinas, refrescos azucarados, entre otros- está relacionado al exceso de peso y a las alteraciones en la glicemia.

Grasas

Una ingesta elevada en este nutriente se relaciona con la presencia o complicaciones de enfermedades cardiovasculares, hepáticas y exceso de peso, entre otras; por ello se recomienda el consumo de cortes magros de carne -a excepción del pescado que también se recomienda graso-, lácteos magros y descremados, evitar la grasa animal y las frituras, prefiriendo el agregado de aceites vegetales en crudo en las comidas.

Debemos recordar que los alimentos ultraprocesados tienen gran cantidad de estos tres nutrientes agregada, y que nuestro cuerpo no necesita más allá de lo que se encuentra naturalmente en los alimentos.

Importancia de mantener un buen estado nutricional

Sabemos que el estado nutricional puede verse condicionado por diversos factores, tales como la alimentación, fisiológicos, psicológicos, socioeconómicos o de declinación funcional.

Cuanto mayor fragilidad o dependencia, se puede observar mayor frecuencia de riesgo nutricional, asociado a la falta de apetito, pérdida de masa muscular, pérdida de fuerza y actividad; en algunas ocasiones, por propio desconocimiento de cuáles son los hábitos alimentarios recomendados, o por desconocimiento del encargado de preparar los alimentos en caso de personas dependientes.

Tanto el déficit como el exceso de peso no son buenos y es por ello que el aporte calórico también es medular, junto con la observación del consumo de los nutrientes que fueran detallados anteriormente.

Situaciones en las que el aporte calórico

es elevado, pueden llevar al sobrepeso o la obesidad, causando la presencia de enfermedades que ya fueron mencionadas o complicaciones de las mismas.

Por el contrario, situaciones en las que el aporte calórico es deficitario, pueden llevar a la desnutrición, como sucede en casos donde las dificultades para masticar o tragar -por falta de piezas dentales o trastornos en la deglución-, o en situaciones de inapetencia donde el consumo de alimentos no alcanza a cubrir las necesidades.

En algunas situaciones se requerirá de suplementación para asegurar dicho aporte calórico o de nutrientes importantes.

Finalmente, recordemos consultar con los profesionales en Medicina y Nutrición que evaluarán cada situación particular. Disfrutar de una buena comida, en compañía, compartiendo buenos momentos es sin duda uno de los placeres de la vida, y una adecuada nutrición fundamental para enlentecer la aparición y progresión de enfermedades relacionadas a la alimentación.

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