ACV
El tiempo es cerebro
Revista de para las personas mayores
¡Nuevo CREA en funcionamiento!
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dialogan entre ellos?
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Enrique V. Iglesias. Presidente
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Colaboradores:
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Contenidos a cargo de:
Lic. Dayana Rambalducci | Dr. Aldo Sgaravatti | Lic. Ana
Carolina Rodríguez | Dr. Ignacio Amorín Costábile | Dra.
Natalie Figueredo | Dr. Carlos Arturo Robledo Marín | Dr.
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Periodistas: Carolina Notalgiovanni
Diseño y diagramación: Antwork
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Agradecimientos: Daniel Salinas | Martha Serena.
Impresión: Gráfica Mosca.
Dirección, producción y coordinación general: Tel.: 2487 5513 • www.pandora.com.uy
02 LA FUNDACIÓN | PREMIO ASTUR 2022 PARA JÓVENES INVESTIGADORES
06
VIDA SALUDABLE | ALIMENTACIÓN EN EL ADULTO MAYOR
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EXPERIENCIAS | GERONTOPSICOMOTRICIDAD: UNA EXPERIENCIA EN EL HOGAR DE ANCIANOS SCHIAFFINO
16 SALUD | ACV: EL TIEMPO ES CEREBRO
19 PASATIEMPOS | SOPAS DE LETRAS Y SUDOKU
20 ENTREVISTA | DANIEL SALINAS: SALIR DE LA ZONA DE CONFORT
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SALUD PÚBLICA | LOS PROFESIONALES DE ENFERMERÍA EN EL CUIDADO DE LAS PERSONAS MAYORES
DERECHOS | DERECHOS SEXUALES CON PERSPECTIVA DE GÉNERO Y TRANSCURSO DE LA VIDA
LA FUNDACIÓN | ¡NUEVO CREA EN FUNCIONAMIENTO!
SOCIEDAD | ENVEJECIMIENTO ACTIVO Y ACCESO A LA TECNOLOGÍA. ¿CÓMO DIALOGAN ENTRE ELLOS?
ENTREVISTA | MARTHA SERENA, COORDINADORA EN CENTROS CREA : LA VIDA AL SERVICIO DE OTROS
41 SALUD | LA HIPOACUSIA EN LAS PERSONAS MAYORES
Pandora y Fundación Astur velan por la coherencia y seriedad de las notas, pero no se responsabilizan ni se identifican necesariamente con las opiniones expresadas en ellas. Se prohíbe la reproducción total o parcial del material publicado, sin previa autorización.
La Fundación Astur, bajo el liderazgo de su Presidente, Enrique V. Iglesias, y como parte de su eje estratégico «Pensando el Futuro», llevó a cabo esta segunda convocatoria del Concurso para Jóvenes Investigadores sobre Propuestas Públicas para el Desarrollo en base de Conocimiento Aplicado, a fin de fomentar la generación de conocimiento y mantener un impulso a la investigación por parte de jóvenes profesionales en torno a áreas temáticas de alta relevancia para el país.
Nuevamente, esta iniciativa de Astur, contó con el invalorable apoyo de cuatro Socios Académicos que enaltecen su relevancia y calidad técnica: Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad de la República; Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República; Universidad Católica del Uruguay; y Universidad CLAEH.
El Concurso fue regido por las bases que establecieron el objetivo, área temática, y requisitos de contenido y forma de los trabajos, así como los referidos a la participación de sus autores. En base a ello, se tuvo como objetivo central contribuir al desarrollo de conocimiento aplicado orientado al área
temática «El ambiente como eje multidimensional del desarrollo».
El desarrollo, como concepto multidimensional, tiene en el cuidado del medio ambiente uno de los ejes fundamentales para dotar de sostenibilidad al proceso, en lo que se constituye como una articulación sistémica entre modalidades de producción no degradables del contexto natural, grados crecientes de equidad –en sus diversas dimensiones (ingresos, activos, territorial, género) – y la seguridad de que todos los habitantes accedan a estándares de bienestar adecuados a su condición y esfuerzo.
La adopción de dimensiones de sostenibilidad en la última edición del Índice de Desarrollo Humano elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el estándar con el que medimos el grado de desarrollo de nuestras sociedades, es revelador de la importancia que ya tiene la dimensión ambiental en el desarrollo económico. El desarrollo sostenible ya no es más un aspecto adjetivo y deseable del desarrollo económico, sino un enfoque sustantivo y primordial, imprescindible al propio desarrollo.
Cada vez disponemos de más y mejor información acerca del impacto que la acelerada explotación de recursos naturales y la consiguiente degradación del medio ambiente está causando a la vida en nuestra planeta. Nuestro modelo de crecimiento nos acerca, cada vez a más velocidad, a los limites biofísicos de nuestros ecosistemas. Un ejemplo de ello, según lo publicado en 2020 por el Institute for European Environmental Policy, es el aumento de emisiones antropogénicas de C02 en los últimos treinta años, equiparable a todas las emisiones de C02 generadas por el hombre entre 1751 y 1990.
Uruguay, caracterizado históricamente por su abundancia de recursos naturales -fundamentalmente tierra, pero también otros de usos productivos más recientes como viento y agua- ha desarrollado una estructura productiva en la cual los sectores intensivos en su uso –como la agroindustria y el turismo– son absolutamente trascendentes en el desempeño económico. Y, en este sentido, una producción que efectúe un uso responsable y que preserve el medio ambiente, se transforma en un requisito imprescindible para la sostenibilidad de nuestro desarrollo (tanto de la generación presente, como de las futuras) y para el éxito de la producción nacional en los mercados internacionales.
Asimismo, el cada vez mayor consumo de materiales no degradables, demanda crecientemente la creación de servicios para su deposición, tratamiento y reciclado. Eso
ha dado lugar a diversas iniciativas de la denominada «economía circular», que ponen el énfasis en la reutilización de materiales, para la generación de nuevos bienes de uso y energías limpias. El agresivo impacto ambiental de un modelo lineal de producción y consumo (crear-consumirdesechar), estimulado por aspectos de la producción como la obsolescencia programada, hacen de la economía circular (en sus dimensiones de eliminación de residuos, circulación y regeneración) un paradigma de producción imprescindible para salvaguardar nuestro hábitat, según lo indica la Ellen Macarthur Foundation.
Tanto en lo que concierne a la producción como al consumo, esto representa fuertes desafíos, ya sea para el estilo de vida de nuestras sociedades como para el diseño de la política pública. En ese sentido, tanto las regulaciones y políticas públicas a nivel nacional o local, como en el ámbito de la cooperación internacional, han hecho explícito el interés por el cuidado del medio ambiente del país, el cual se ha expresado en normas, instituciones y un creciente proceso de concientización social.
De todos modos, más allá del interés y los avances en el área, todavía queda mucho camino por recorrer para superar barreras institucionales, contar con sistemas de información y monitoreo eficientes, así como mecanismos sistematizados para el análisis de impacto de las actividades productivas y control sobre su transformación y trayectoria de cambio.
Según consta en diversos estudios, entre los principales problemas ambientales y de sustentabilidad destacan la erosión del suelo, la contaminación de aguas y la limitada resiliencia de alguno de los sistemas actuales de producción frente a la variabilidad en las condiciones climáticas, principalmente frente a situaciones de sequía. A ello se agregan importantes amenazas a la biodiversidad, el lento establecimiento de áreas protegidas, los problemas de
contaminación de suelos y cursos de agua en zonas urbanas (principalmente Montevideo, pero también en otras zonas del país), junto a las dificultades en el manejo de los residuos urbanos e industriales. Todos estos problemas están ligados a una deficiente educación ambiental que hace que consumidores y ciudadanos no sean conscientes de la gravedad de los impactos de modelos productivos y estilos de vida tanto para nuestras sociedades como para las generaciones futuras.
En respuesta a este contexto, esta segunda edición del Premio Astur contempló una diversidad temática, de enfoque y de modalidad de política pública muy amplia, que hizo posible contar con contribuciones de muy distinto carácter, especialidad y alcance. Ello procuró impulsar el pensamiento académico y estratégico de jóvenes investigadores con un enfoque multifacético y multidisciplinario, abordando desde los aspectos referidos a las políticas públicas en materia político-institucional y regulatoria, cuestiones de corte más sectorial, como pueden ser políticas de desarrollo económico-productivo-tecnológico, así como tópicos vinculados a la educación, la salud o la protección y conservación del medio ambiente, entre otras.
El carácter multisectorial y multidisciplinario de esta área temática atraviesa en forma transversal, cada vez con mayor intensidad y relevancia, innumerables aspectos de nuestra vida cotidiana, lo cual se vio claramente reflejado en la diversidad de contenido de los trabajos presentados al Concurso.
El Concurso tuvo dos modalidades de participación: individual; y equipos. Para la modalidad de participación individual se premió con USD 3.000 al mejor trabajo presentado y una mención de USD 1.000 para otro trabajo destacado. Para la modalidad de participación en equipos se premió con USD 10.000 al mejor trabajo presentado y
una mención de USD 4.000 para otro trabajo destacado. Cada uno de estos premios estuvo acompañado de un diploma de reconocimiento, que acredita el logro obtenido, al autor individual o a los integrantes del equipo cuyos trabajos fueron seleccionados como mejor trabajo o mención.
El jurado conformado por Nicolás Dorronsoro, Ioanna Grotiuz, María Ester Mancebo, y Henry Willebald, en representación de los cuatro centros académicos que respaldan este Concurso, definió el otorgamiento de los siguientes premios y menciones:
Premio Astur 2022
Ana Clara Madeira López y Diego Martín Rijos Capecce
«Propuesta de Financiamiento Sostenible mediante un Sustainability Linked Bond»
Modalidad Individual
Premio Astur 2022
María Florencia Stanley Maisonnave «EcoEscuelas. Contribuyendo con el cuidado del medio ambiente desde la niñez»
Modalidad por Equipos
Mención Astur 2022
Lucía Casarotti Otero y Paulina Sfeir Castelli «La Implementación de Contenedores Inteligentes»
Modalidad Individual
Mención Astur 2022
Cecilia Otero Cortinas
«Proyecto Cuidadanía»
Los trabajos recién mencionados forman parte de una publicación oficial del Concurso promovida por la Fundación Astur y sus cuatro Socios Académicos.
La Fundación Astur agradece a los jóvenes investigadores que presentaron sus traba-
jos, a Graciela Catañy, consejera de la institución que apoyó la coordinación del Concurso y, muy especialmente, a los cuatro Socios Académicos cuyo invalorable aporte hizo posible el desarrollo de esta iniciativa.
La alimentación es fundamental en todas las etapas de la vida, no siendo la excepción en edades avanzadas.
Alimentarse es la acción de ingerir alimentos, necesaria para saciar el hambre, conseguir los nutrientes y energía para vivir. Debemos diferenciar el término alimentación de nutrición; «alimentación» hace referencia al proceso de consumir los alimentos que nos proveerán de nutrientes al organismo; y «nutrición» hace referencia al proceso que se da luego de alimentarnos en el que el organismo absorbe y utiliza estos nutrientes. Pero no solo estos términos hacen referencia a la acción de alimentarnos, sino que la comida además, nos da placer, contribuye a mantener las relaciones personales, familiares, así como también a expresar amor y cariño hacia los demás.
En el adulto mayor, los objetivos nutricionales apuntan a lograr o mantener una alimentación saludable que permita sensación de bienestar; prevenir la presencia o complicaciones de enfermedades relacionadas con la nutrición, como las cardíacas, hipertensión, diabetes, colesterol, enfermedad renal, enfermedades gástricas e intestinales, entre otras; lograr mantener un adecuado estado nutricional, principalmente preservando la masa muscular; y disfrutar de la comida en compañía.
Se trata de seleccionar, combinar y consumir alimentos de forma tal que logremos
aportar aquellos nutrientes que son esenciales para un adecuado funcionamiento de nuestro organismo, y evitar aquellos que puedan ser perjudiciales debido a su vinculación con la aparición o complicación de diversas enfermedades.
El «Ícono para una alimentación saludable, compartida y placentera» de la Guía alimentaria para la población uruguaya (diseñada por expertos en el tema, teniendo en cuenta los hábitos alimenticios de nuestra población) hace referencia a 3 aspectos fundamentales:
• Comer sano.
• Disfrutar la comida.
• Moverse.
Podemos observar las proporciones diarias en las que se debe consumir cada grupo de alimentos:
• Verduras y legumbres.
• Frutas.
• Panes, harinas, pastas, arroz y papas.
• Leches y quesos.
• Carnes, pescados y huevos.
• Semillas y aceites.
• Azúcar y dulces.
Claramente se observa que se debe consumir en mayor proporción verduras, legumbres y frutas, seguidas de cereales (pastas, arroz, etc.), tubérculos y panificados.
Luego se recomienda el consumo moderado del grupo de lácteos y el de carnes, y en menor proporción los grupos de grasas, aceites y el de azúcar y dulces.
Por otro lado, se desaconseja una variedad de productos tales como snacks, papas fritas, alfajores, golosinas, refrescos, fiambres, entre otros alimentos ultraprocesados, así como también la sal y el azúcar, por estar relacionados con la presencia de enfermedades no transmisibles, como lo son la hipertensión, diabetes, colesterol, enfermedades cardíacas, algunos tipos de cáncer, etc.
Debemos recordar asimismo la importancia de comer en compañía: sentarse a la mesa en familia o acompañado de personas cercanas, así como también evitar la presencia de pantallas para disfrutar de la comida.
Asimismo es fundamental tener el hábito de ser activo, ya que la realización de actividad física sumada a una buena alimentación genera mayores beneficios.
Las necesidades de algunos nutrientes varían según las edades, por lo que aquí haremos énfasis en los más importantes para las personas mayores.
Los adultos mayores constituyen una población muy heterogénea, pues podemos encontrar personas de la misma edad autónomas o dependientes, sanas o con presencia
de múltiples enfermedades. A medida que la edad avanza, las personas mayores se vuelven más vulnerables; debido al proceso de envejecimiento pueden sufrir un deterioro progresivo y generalizado de las funciones biológicas del organismo. Esto implica en algunos casos la presencia de enfermedades cardiovasculares, complicaciones gastrointestinales, dificultad en la absorción de nutrientes y en la depuración de los riñones e hígado. También se pueden observar dificultades en la masticación o deglución de alimentos, y alteraciones en el gusto a veces asociadas a la ingesta de medicamentos.
Las recomendaciones que se desarrollan en este artículo son de carácter general, por lo que podrían eventualmente ser modificadas -adaptadas a cada situación particular- por un licenciado en Nutrición.
¿Qué nutrientes son substanciales para las personas mayores?
Si bien una alimentación variada y equilibrada es la principal indicación, se ha observado que la mayoría de las personas mayores presentan carencias o dificultades para alcanzar la ingesta diaria recomendada en una serie de nutrientes.
Agua
Se trata del principal componente del cuerpo humano y por tal motivo es esencial su aporte. Sus funciones más sobresalientes son las de eliminar toxinas, prevenir complicaciones renales, mejorar la función digestiva, mantener la temperatura corporal, mantener una piel sana, lubricar articulaciones y prevenir complicaciones cardiovasculares, entre otras. Muchas veces se observa deshidratación en las personas mayores asociada al bajo consumo de líquidos, especialmente en aquellas en situación de dependencia. Se recomienda beber agua a diario aproximadamente entre dos litros y dos litros y medio.
Calcio
Este mineral es muy importante durante toda
la vida, por tanto el aporte de este mineral es necesario para mantener la integridad ósea. En las personas mayores, especialmente en las mujeres, hay pérdida de masa ósea en esta etapa de la vida, por lo que mantener un nivel adecuado ayuda a prevenir o evitar lesiones, fracturas o enfermedades como la osteoporosis. Se recomienda el consumo de lácteos como principal fuente de calcio. En esta población se recomienda entre 3 a 4 porciones por día (una porción de lácteos equivale a 1 taza de leche o yogur de 200 cc, o un trozo pequeño de queso magro de 30 g).También puede encontrarse calcio -en menor proporción- en frutos secos y semillas. Si el consumo de lácteos es menor al recomendado, una buena estrategia para lograr la meta, es seleccionar aquellos productos que vienen con agregado de calcio, como la leche extra calcio, o realizar preparaciones con leche en vez de agua (polenta, o agregar leche en polvo a purés de verduras).
Es una vitamina esencial para el metabolismo del calcio. Es frecuente encontrar déficit de vitamina D en personas mayores, en parte debido al mismo proceso de enveje-
cimiento, pero también asociado a la poca exposición a la luz solar, en algunos casos por estar institucionalizados. Esto es más frecuente en aquellas que son más frágiles. Si bien la exposición a la luz solar es la mayor fuente natural para lograr cubrir los requerimientos de este nutriente, desde la nutrición hay alimentos como el pescado o los lácteos adicionados con vitamina D, que contribuyen a cubrir esas necesidades.
Esta vitamina juega un papel fundamental en la prevención de la ceguera nocturna, previene ciertos tipo de cáncer y mejora la piel, entre otras funciones. Para su obtención se recomienda el consumo de pescado, lácteos, huevo, frutas y verduras varias (vegetales de hoja, zanahoria, tomate, boniato, melón, mango, etc.). El hígado ofrece un gran aporte de vitamina A, pero su elevado contenido en colesterol hace que se deba limitar su consumo asociado a la presencia de otras enfermedades.
En edades avanzadas es común el déficit de este nutriente. Su consumo es primordial desde el punto de vista neurológico, para mejorar la memoria y la concentración; y desde el hematológico, para evitar anemia. Dicha vitamina se encuentra principalmente en las carnes -rojas y blancas-, lácteos y huevos.
Se trata de una vitamina que protege nuestro organismo de los llamados radicales libres, que dañan células, tejidos y órganos. Juega un papel capital en el sistema inmunitario, con su gran poder antioxidante. Los aceites vegetales, los frutos secos, la palta y las hortalizas de hojas verdes son algunos de los alimentos que la contienen.
El aporte de proteínas es muy necesario, dado que durante el envejecimiento se va perdiendo progresivamente masa muscular. Ayuda a prevenir la sarcopenia, un proceso
que se caracteriza por la pérdida de masa muscular, fuerza y funcionamiento de los músculos y que se asocia a fracturas, debilidad, fragilidad, y pérdida de autonomía. El consumo de carnes, lácteos y huevos es la principal fuente de proteínas de alto valor biológico. También se recomienda el consumo de cereales y legumbres (arroz, pastas, panificados, leguminosas, soja y sus derivados), frutos secos y semillas.
Las fibras son la parte comestible de las plantas o hidratos de carbono resistentes a la digestión y absorción en el intestino delgado. Su consumo mejora el tránsito intestinal, previniendo por ejemplo el estreñimiento, que es frecuente en estas edades; reduce los niveles de colesterol en sangre; contribuye a mantener las cifras de glicemia dentro de los valores deseados; reduce el riesgo de complicaciones cardiovasculares; previene algunos tipos de cáncer y ayuda a mantener un peso saludable. Se encuentra principalmente en frutas, verduras y cereales integrales. En caso de presentar enfermedades gastrointestinales, tal vez sería necesario realizar algunas modificaciones en su aporte, en cuyo caso deberá seguir las indicaciones de su médico y de su nutricionista.
Son necesarios asimismo nutrientes como hierro, presente en carnes, legumbres, algunos vegetales verdes y alimentos fortificados; y zinc, presente fundamentalmente en carnes, lácteos, legumbres, cereales integrales.
El consumo excesivo de sodio está asociado a la presencia de enfermedades como la hipertensión arterial, por lo que se recomienda evitar su consumo sustituyendo por condimentos naturales que den sabor a las comidas. También se debe evitar alimentos que tengan gran contenido del mismo, como fiambres, embutidos, snacks y productos de copetín, entre otros.
El consumo en demasía de azúcar -azúcar de mesa, golosinas, refrescos azucarados, entre otros- está relacionado al exceso de peso y a las alteraciones en la glicemia.
Una ingesta elevada en este nutriente se relaciona con la presencia o complicaciones de enfermedades cardiovasculares, hepáticas y exceso de peso, entre otras; por ello se recomienda el consumo de cortes magros de carne -a excepción del pescado que también se recomienda graso-, lácteos magros y descremados, evitar la grasa animal y las frituras, prefiriendo el agregado de aceites vegetales en crudo en las comidas.
Debemos recordar que los alimentos ultraprocesados tienen gran cantidad de estos tres nutrientes agregada, y que nuestro cuerpo no necesita más allá de lo que se encuentra naturalmente en los alimentos.
Sabemos que el estado nutricional puede verse condicionado por diversos factores, tales como la alimentación, fisiológicos, psicológicos, socioeconómicos o de declinación funcional.
Cuanto mayor fragilidad o dependencia, se puede observar mayor frecuencia de riesgo nutricional, asociado a la falta de apetito, pérdida de masa muscular, pérdida de fuerza y actividad; en algunas ocasiones, por propio desconocimiento de cuáles son los hábitos alimentarios recomendados, o por desconocimiento del encargado de preparar los alimentos en caso de personas dependientes.
Tanto el déficit como el exceso de peso no son buenos y es por ello que el aporte calórico también es medular, junto con la observación del consumo de los nutrientes que fueran detallados anteriormente.
es elevado, pueden llevar al sobrepeso o la obesidad, causando la presencia de enfermedades que ya fueron mencionadas o complicaciones de las mismas.
Por el contrario, situaciones en las que el aporte calórico es deficitario, pueden llevar a la desnutrición, como sucede en casos donde las dificultades para masticar o tragar -por falta de piezas dentales o trastornos en la deglución-, o en situaciones de inapetencia donde el consumo de alimentos no alcanza a cubrir las necesidades.
En algunas situaciones se requerirá de suplementación para asegurar dicho aporte calórico o de nutrientes importantes.
Finalmente, recordemos consultar con los profesionales en Medicina y Nutrición que evaluarán cada situación particular. Disfrutar de una buena comida, en compañía, compartiendo buenos momentos es sin duda uno de los placeres de la vida, y una adecuada nutrición fundamental para enlentecer la aparición y progresión de enfermedades relacionadas a la alimentación.
La vitamina D es un nutriente fundamental para la salud humana. Cumple múltiples funciones entre las cuales se destaca el mantenimiento de la fortaleza de músculos y huesos. Además de esas propiedades, el mantener niveles adecuados de esta vitamina se asocia a una mejor calidad de vida y menor riesgo de presentar algunos problemas de salud y enfermedades frecuentes en los adultos mayores.
A principios del siglo XIX se produjo el descubrimiento de la vitamina D, la cual era útil para prevenir el raquitismo. Se la llamó vitamina porque se pensó que era un nutriente que debía ser aportado con la dieta. El aceite de hígado de bacalao era la forma que tenían nuestros antepasados de aportar los requerimientos necesarios de vitaminas A y D. La carencia de esta vitamina se asocia a una peor calidad de vida, lo que si bien puede afectar a todos los grupos etáreos, es especialmente notorio en la población de adultos mayores.
Algunos estudios han evidenciado que hasta 9 de cada 10 mayores de 90 años tienen deficiencia de esta vitamina, en especial aquellos con mayor dependencia o que viven en residencias para ancianos. Existe una asociación entre los niveles bajos de vitamina D en el adulto mayor, con pérdida de equilibrio, menor velocidad al caminar, menor fuerza muscular, mayor número de caídas y peor rendimiento físico. Esto hace
Dr. Aldo Sgaravatti Médico Geriatraque indirectamente, los niveles adecuados de vitamina D tengan un efecto beneficioso sobre su calidad de vida, y que se asocie su déficit a un mayor riesgo de dependencia y mayor mortalidad.
Numerosos factores contribuyen a la deficiencia de esta vitamina en el anciano. La ingesta dietética de esta vitamina es insuficiente, y su absorción intestinal disminuye. Además, presenta una menor exposición al sol y una capacidad para sintetizar vitamina D en la piel notoriamente disminuida (a los 75 años esta capacidad es de un 25% comparada con un adulto joven).
Los niveles de esta vitamina en sangre pueden dosificarse, luego de lo cual, en caso de carencia, puede suplementarse. Este aporte que busca normalizar los niveles ha demostrado mejorar la funcionalidad, disminuir las caídas y las fracturas de cadera.
El aporte de vitamina D es bien tolerado por vía oral. Existen diferentes esquemas de suplementación, desde la administración diaria de 1000 a 5000 unidades (siempre y cuando sea indicada y supervisada por médicos) hasta dosis de 50.000 - 100.000 unidades mensuales.
Más allá de las cualidades ya demostradas de esta vitamina, múltiples estudios deberán valorar otros beneficios en la salud. Hasta el momento, y en base a la evidencia científica, constituye un importante «factor natural» para mantener una adecuada calidad de vida en el adulto mayor.
Introducción
En las últimas décadas se visualiza un acentuado proceso de envejecimiento a nivel mundial en los países desarrollados, característica que comparte nuestro país siendo uno de los más envejecidos en América Latina. Este incremento en el envejecimiento demográfico es producto de múltiples avances que se han logrado durante los últimos años, destacándose por un lado las vacunas, el acceso a servicios de salud, la urbanización, y por otro la disminución de la fecundidad que se asocia a los nuevos modelos familiares.
El envejecimiento poblacional trae el desafío del aumento de la cantidad de personas mayores en situación de dependencia, en un contexto donde las familias con frecuencia no están en condiciones de brindar los cuidados necesarios. Esto conlleva la necesidad de crear, diversificar y actualizar, desde el enfoque de derechos, los dispositivos de atención a las personas mayores, siendo la institucionalización en centros de larga estadía una de esas posibilidades, sobre todo cuando la demanda de cuidados no puede ser cubierta en el entorno cotidiano de la persona.
El Hogar Schiaffino se ubica en la ciudad de Montevideo, en el barrio Aires Puros. Conocido también como la ex «Quinta de Piñeyrúa» y como «Hogar Amelia Ruano de Schiaffino», fue declarado Monumento His-
tórico Nacional en 1975. Fue sanatorio de mujeres y niños, y también establecimiento psiquiátrico hasta que en 1968 pasó a ser Hogar de Ancianos. En la actualidad funciona como un Hogar sin fines de lucro gestionado por la Asociación Civil Damas de la Caridad Amelia Ruano de Schiaffino, con Convenio Cupo Cama de BPS, en donde residen alrededor de 40 personas mayores. El perfil de los usuarios que viven en el hogar se caracteriza por personas mayo-
res de 65 años, tanto independientes como con diferentes grados de dependencia aso-
ciada a dificultades en la movilidad, enfermedades neurodegenerativas y/o patología psiquiátrica, cuya red social y familiar de soporte se encuentra muy debilitada.
El equipo técnico está integrado por un médico geriatra, tres auxiliares de enfermería, una psicóloga a cargo del área social y quince cuidadoras distribuidas en tres turnos. A través del convenio con la Universidad Católica del Uruguay asisten a prácticas profesionales estudiantes de Fonoaudiología, Acompañamiento Terapéutico y Psicomotricidad.
Desde el año 2021, se realizan las prácticas de Psicomotricidad Terapéutica con Personas Mayores en dicha institución. Esta primera experiencia transitada en plena pandemia por COVID-19, con los protocolos en ese momento vigentes por parte del MSP para el ingreso a los ELEPEM, permitió realizar la coordinación de talleres de gerontopsicomotricidad con un grupo
de usuarios independientes o con dependencia leve, e intervenciones individuales con usuarios con dependencia moderada, a cargo de un docente y estudiantes de 4.to año de la Licenciatura de Psicomotricidad.
La Gerontopsicomotricidad se define como una terapia no farmacológica, de mediación corporal, que brinda una atención personalizada e integral, orientada en la promoción de la autonomía, con énfasis en el cuidado y el bienestar de la persona mayor. Desde un enfoque centrado en la persona, los objetivos de la intervención gerontopsicomotriz se organizan en cuatro áreas de trabajo: corporal, psicoafectivo, funcional-instrumental y social.
La planificación parte de una instancia de evaluación y entrevistas con los participantes a partir de lo cual se estructuran proyectos terapéuticos que contemplan las características individuales y su inclusión en el marco de la grupalidad.
La modalidad del trabajo en el Hogar Schiaffino consiste en realizar talleres semanales, de forma grupal (12 usuarios aproximadamente), de una hora y media de duración, e intervenciones individuales de 30 minutos.
exigencia corporal, promoviendo la toma de conciencia corporal y procurando evitar posibles lesiones asociadas a actividades de mayor impacto físico. Luego en el núcleo de sesión se plantea la actividad central.
Las estrategias utilizadas en esta etapa se ajustan a los objetivos de cada encuentro, pudiéndose alternar actividades de predominio motor con otras que privilegien los aspectos cognitivos, sensoriales o representacionales. La elección e implementación de las estrategias no responde a criterios rígidos, sino que dependerá del entrecruzamiento entre el perfil de la población, las posibilidades y limitaciones del encuadre, el momento del grupo/paciente y la tecnicidad del psicomotricista.
En los talleres también se da lugar, si la actividad previa así lo demanda, para un espacio de vuelta a la calma, apelando a técnicas de relajación y narración, momento clave en la toma de conciencia de los estados corpo-
La estructura básica de la sesión implica una presentación o ritual de entrada, donde se aplican elementos de la terapia de orientación a la realidad. A continuación, se realiza un caldeamiento que permita preparar al cuerpo para actividades de mayor
rales. El cierre implica una socialización de lo sucedido, que permite articular la vivencia con los objetivos del encuentro.
Desafíos de una intervención en y post pandemia
En el contexto de la pandemia por COVID-19, los ELEPEM y las personas que allí residen han sido de las poblaciones más castigadas. El riesgo de contagio y el aislamiento social aumentaron los sentimientos de incertidumbre, miedo, soledad, angustia e irritabilidad en esta población, generando importantes consecuencias en la salud física y mental de las personas mayores. Además, se ha evidenciado un aumento de manifestaciones psico conductuales en las personas con diagnóstico de deterioro cognitivo leve y demencia; principalmente agitación, ansiedad, depresión y apatía.
La intervención psicomotriz procuró, siguiendo los protocolos necesarios, ser un espacio que promueva la interacción y el contacto social, buscando potenciar las capacidades de la persona, generando nuevos vínculos, evitando los sentimientos de soledad, los síndromes de desuso y la aparición de síndromes geriátricos. La intervención requiere de escuchar los deseos e intereses de cada persona, promoviendo la comunicación a través del lenguaje verbal y no verbal, en donde el tacto y contacto corporal, el buen trato y el respeto de la dignidad, son aspectos centrales para establecer vínculos de calidad y humanizados. Por último, la in-
tervención nunca puede reducirse solamente al trabajo con las personas mayores, sino que han de incluirse los actores del entorno en que las personas se encuentren. En tal sentido la apertura del equipo del Hogar Schiaffino habilita a la realización de reuniones con el equipo, e instancias de intercambio e integración de las cuidadoras con las personas mayores, así como el proyectar un aumento en la cantidad de los servicios todo lo cual redundará en una mejora de la atención y calidad de vida de la población.
A modo de síntesis, la intervención psicomotriz con personas mayores es un abordaje que, apelando al involucramiento corporal a través del juego y la interacción, promueve una mejor calidad de vida. Es un abordaje organizado, pero no protocolizado de forma rígida, ya que se pone en el centro a la persona, sus necesidades e intereses, construyendo un encuadre rico en estímulos que resulten motivantes y significativos para quienes participan; de allí la importancia de conocer profundamente a quienes se orienta el trabajo.
Los niveles de participación, compromiso e interés en la propuesta que hemos visto tanto en la experiencia del Hogar Schiaffino como en otros ELEPEM donde afortunadamente la Gerontopsicomotricidad aparece como una intervención cada vez más frecuente, nos dan la pauta de que es un abordaje útil y que tiene mucho por seguir aportando en el marco de los equipos de trabajo de los Centros.
Los ACV constituyen una de las primeras causas de carga de enfermedad en todo el mundo y en el Uruguay, medidas en años de vida saludables perdidos (AVISA), indicador que engloba tanto la mortalidad como la enorme discapacidad que estas enfermedades producen. Nos referiremos en este artículo específicamente al Infarto cerebral (ACV isquémico).
Los Ataques Cerebro Vasculares (ACV) consisten en déficit bruscos de una o múltiples funciones neurológicos focales, producidas por enfermedades de los vasos sanguíneos cerebrales. Los infartos cerebrales (ACV isquémicos) son el 85 % de los ACV, y son debidos a la obstrucción del flujo de sangre en una arteria cerebral, produciendo el sufrimiento del tejido cerebral por ella irrigado. El resto de los ACV consisten en hemorragias («derrames») en el cerebro o sus envolturas (ACV hemorrágicos).
El 80 % del riesgo de un ACV es prevenible mediante la modificación de nuestras conductas. Los factores de riesgo cerebrovasculares tradicionales pueden ser controlados mediante un patrón alimentario saludable; la realización de ejercicio físico; y tratando, controlando o evitando la hipertensión arterial, la diabetes, el sobrepeso y la obesidad, el tabaco, el alcohol y el colesterol alto. Las arterias se tapan debido a la formación de placas obstructivas en su pared (ateromas) y los factores mencionados son determinantes en su formación.
Es fundamental la consulta a nuestro médico, quien realizará las recomendaciones específicas en cada caso. Varias aplicaciones (como «Stroke Riskómetro») ayudan a reconocer nuestro riesgo de ACV y nos orientan con las modificaciones necesarias para reducirlo. En ocasiones es necesaria la consulta con nutricionista, dado que puede orientarnos en evitar el exceso de sal, azúcar, harinas, alimentos y bebidas ultraprocesados, lo que de forma práctica nos es recordado a través de los octógonos de advertencia del etiquetado frontal de alimentos. Comer al menos tres frutas por día, y que la mitad del plato de nuestras comidas principales sea de verduras, son dos medidas simples de alto impacto. Cocinar en casa con alimentos frescos, priorizando, además de frutas y verduras, el pescado, las legumbres, y los frutos secos,
entre otros alimentos saludables, constituye un patrón alimentario con demostrada reducción del riesgo vascular.
Una vez que se produce este evento, la clave es trasladar al paciente rápidamente al centro de salud más cercano preparado para tratar un ACV. Ello exige que no solo los profesionales de la salud, sino que toda la población sepa reconocer e identificar los síntomas que llevan a pensar en un ACV: desviación de rasgos de la cara, pérdida de fuerzas de la mitad del cuerpo o dificultad para hablar correctamente, elevan fuertemente la sospecha de un ACV. Estos síntomas deben instalarse en forma brusca («ataque» vascular). Frente a esta situación, será probablemente la familia quien deba reconocer esta emergencia y llamar a una unidad de emergencia móvil. Ya desde la recepción del llamado, el telefonista («primer respondedor») de la emergencia debe estar entrenado en el reconocimiento del ACV. Una vez que el sistema pre-hospitalario detecta la posibilidad de un ACV, debe activar un Código (código ACV, código ictus o código stroke), equivalente a una clave 1, la máxima emergencia en la medicina, para el rápido traslado del paciente.
Los estudios demuestran que cada minuto que transcurre durante un infarto cerebral mueren 2 millones de neuronas. Por eso decimos: el tiempo es cerebro. El equipo de emergencia móvil debe pre-notificar al centro de salud al que traslada el paciente que el mismo es un probable ACV, activando el código mencionado. Esta medida ha demostrado agilizar y ganar tiempo en el proceso asistencial una vez que el paciente llega a la puerta del centro hospitalario, al estar todo el equipo asistencial (médicos de guardia, radiólogos, técnicos, enfermería) específicamente preparado.
Desde 1995, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó la utilización de una sustancia fibrinolítica (rtPA o alteplase), capaz de destruir el coágulo que obstruye la arteria cerebral, revirtiendo los síntomas de ACV.
Casi 20 años más tarde, procedimientos llamados trombectomías permitieron «destapar» las arterias mecánicamente, mediante un catéter que llega a la arteria obstruida.
Ambos tratamientos (alteplase y trombectomías), que pueden ser aplicados sucesivamente, son tiempo-dependientes; existe una estrecha ventana terapéutica (tiempo) para que su uso sea efectivo, permitiendo salvar tejido cerebral. Este tiempo máximo es de 4 horas y media para el fibrinolítico y de 6 a 8 horas para las trombectomías. Queda claro entonces por qué el tiempo es cerebro.
Las horas posteriores a la realización de estos procedimientos de reperfusión, y aún en los casos en que ello no fue posible, el paciente permanecerá en una cama de unidad especializada en ACV, abordado por un equipo multidisciplinario.
El Plan Nacional de ACV del Ministerio de Salud Pública permite la organización del
SNIS para la provisión de este servicio en los tiempos adecuados en todo el país con cobertura universal.
Una vez que el paciente sufrió un infarto cerebral, debe evitarse que sufra otro. Esta prevención -que en medicina llamamos secundaria- se logra en la mayoría de los casos con la utilización de un medicamento que evita la formación de coágulos (antiagregante plaquetario, usualmente ácido acetil-salicílico) y un medicamento para reducir los niveles de colesterol, que deben tomarse diariamente. Además, deben corregirse los factores de riesgo que favorecieron a que el ACV ocurriese (hipertensión, diabetes, tabaco, etc.). La rehabilitación, dirigida por el médico fisiatra, intentará recuperar las funciones neurológicas perdidas mediante planes de ejercicios y otras medidas. Fonoaudiólogos, terapistas ocupacionales y fisioterapeutas son parte fundamental del equipo multidisciplinario.
La prevención del ACV es fundamental para intentar evitar la aparición de la enfermedad, controlando los factores que la predisponen y eligiendo conductas saludables; así como también reconocer los síntomas precozmente, lo que permitirá consultar a tiempo y prevenir sus secuelas; para de esta manera mantener una buena calidad de vida libre de dependencia.
La sopa de letras es un juego que consiste en descubrir un número determinado de palabras enlazando estas letras de forma horizontal, vertical o diagonal y en cualquier sentido, tanto de derecha a izquierda como de izquierda a derecha (lo que implica la posibilidad de que algunas palabras se hallen deletreadas al revés), y tanto de arriba abajo, como de abajo arriba. Encuentra las palabras en las dos siguientes, en función de las instrucciones que te damos a continuación.
Encuentra 8 vegetales comestibles: verduras, hortalizas, etc.
A Z H R N I J A O A
O N T S D K E O M P
T O A A O R R N B S
C J M R B I U V F A
F A B C L O S O E L
T P U S G M I K I O
O I E I E N N P P J
R O T A N M T U C S
F M D G O U U H B R
I K O E B L A V Ñ U
Descubre 10 objetos que podemos encontrar en un costurero.
B I R B E O N T E S
A S A U A G O U J C
L E T N S E F R D I
A N E I H Z I U T N
M O S R E U V D J T
E T O I A H E Ñ L A
Y O G R A T X L E L
O B I C U A U N G Q
E O B H A N R R E D
S A L R F E G I E L
Los sudoku son un pasatiempo basado en números que se popularizó en Japón en los años 80, cuyo objetivo es rellenar una cuadrícula de 9 × 9 celdas (81 casillas) dividida en subcuadrículas de 3 × 3 con las cifras del 1 al 9 partiendo de algunos números ya dispuestos en algunas de las celdas. Se consideran beneficiosos en personas mayores para la estimulación cognitiva de la atención y la concentración. A continuación, le dejamos dos, el primero más sencillo, el segundo un poco más difícil.
Si necesitas ayuda, las soluciones para los pasatiempos están al pie de la página 35.
A pocos días de dejar el MSP, Daniel Salinas ya tenía una larga lista de pendientes con los que ponerse al día; el primero, pasar más tiempo con su familia.
Daniel Salinas ha sido uno de los rostros más visibles y cercanos para los uruguayos durante los últimos años, no en vano culminó su mandato siendo el ministro con mayor nivel de aprobación. Pero detrás de la figura pública está el padre de cuatro hijos que lo enorgullecen, el esposo desde hace varias décadas, el cantante, el ciclista, y el médico.
Tras el semblante sereno, la actitud apacible y el perfil bajo que nos fue tan familiar a los uruguayos en tiempos de pandemia, hay un hombre de «personalidad compleja», como él mismo se define, siempre inquieto y buscando salir de la zona de confort.
Eso explica cómo, después de la vorágine que fueron los últimos tres años, a pocos días de dejar su cargo en el Ministerio de Salud Pública (MSP), Daniel Salinas ya tenía una nutrida lista de «pendientes», profesionales y de ocio, en los que invertir su tiempo.
«Ni bien me vaya del ministerio me voy a comprar un piano, y voy a tomar clases de
vuelta», afirmó días antes de dejar el gobierno. Y es que en su vida, mucho antes que la medicina, estuvo la música. Estudió piano, solfeo, e integró el coro municipal departamental de San José de Mayo, su ciudad natal, durante cinco años.
«Cantábamos la misa criolla el 24 de diciembre, se llenaba la Catedral, era muy lindo», recuerda.
Cantar, dice, era de las actividades que más disfrutaba siendo adolescente. Quizás por eso se lo vio «como pez en el agua» a fines de 2022, mientras hacía el karaoke de «Un beso y una flor» durante un homenaje a los funcionarios que cumplían más de 30 años en la cartera de Salud.
También le gustaría retomar el tenis y el estudio del idioma inglés, para lograr un nivel conversacional fluido.
Hijo de maestros rurales que residían en Villa Rodríguez, estuvo hasta los tres años
bajo el cuidado de sus abuelos paternos en Santa Lucía.
Sus padres eran humildes, también hijos de maestras, «pero muy exigentes, y querían que nosotros los superemos a ellos».
Tiene un hermano y una hermana, ambos profesionales. Ella abogada, él destacado investigador, profesor grado 5 en la Cátedra de Inmunología, «mucho más destacado que yo», acota.
«Mi padre tenía tres trabajos y mi madre dos. Él estaba en el turno matutino y vespertino en la Sagrada Familia, y era director del curso de adultos en la noche. Mamá era maestra y profesora de geografía, y luego pasó a ser directora», relató.
Seguramente esa disciplina y sentido de la responsabilidad inculcados por su familia, contribuyeron a tener la templanza necesaria para dirigir las políticas sanitarias del país durante dos complejos e impredecibles años. Aún recuerda con cariño y nostalgia la infancia en San José, en épocas en que «ir a hacer los deberes a la casa de un compañerito, era una fiesta. Te esperaba la mamá con el café con leche, el pan con dulce, o el clásico pan con manteca y azúcar por arriba».
Las vacaciones eran 15 días en familia en el balneario Kiyú, y los fines de semana cuando la Plaza de Deportes estaba cerrada, saltaban el muro con sus amigos y allí transcurrían seis o siete horas de fútbol y basketball, que cada tanto se intercalaban con el ciclismo, deporte que también practicó.
Hoy hace 40 años que está junto a su esposa, 33 de casados. Tienen cuatro hijos de entre 20 y 31 años, que son el orgullo de ambos por la forma en que han progresado en su vida, y una nieta de pocos meses.
Relata como si hubiera sido ayer el momento en que se conocieron. Habían ido a un canal de televisión, él estaba con un
amigo y ella sentada en un asiento un poco más alejado. Conversaron un rato y ella le comentó que tenía 16 años. Él por entonces tenía 21. En ese momento él decidió dar un paso al costado porque le pareció demasiada diferencia de edad.
Pasaron tiempo sin volver a verse hasta que ella lo llamó por teléfono, él aún estaba viviendo en San José y ella en Carrasco, Montevideo. Se tomó un ómnibus y vino a verla.
Compartieron un par de salidas y a la tercera, él fue en busca del primer beso. Ella, sin dar mucha vuelta, le dijo que estaba para algo serio, y quería saber si «estaban arreglados». El resto de la historia es conocida.
Ya desde antes de asumir como ministro, Salinas venía de una década de largas jornadas de trabajo de 12, 13 o 14 horas todos los días, y una familia que reclamaba más tiempo para compartir.
Definitivamente ese tiempo tuvo que esperar. Asume el gobierno en 2020, días después se instala la pandemia en Uruguay, y las jornadas de 14 horas diarias continuaron, con llamadas y mensajes de otras autoridades a cualquier hora de la madrugada. Definitivamente, sucesos que lo obligaron a salir de su zona de confort.
«Lo viví con una enorme responsabilidad, una carga emocional muy grande, y a su vez con la frialdad para razonar y para poder organizar a un equipo complejo de personas, y poder hacer un liderazgo cercano con mi equipo», recuerda.
En este sentido destaca que un factor fundamental en el combate a la pandemia fue que «hubo mucho diálogo político, con los prestadores de salud, con los distintos ministerios, con el Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), con la academia, con los gremios médicos y no médicos».
«La capacidad de diálogo fue clave, y hubo mucha apertura mental, si yo me hubiera encerrado en un cascarón no hubiéramos
tenido los mismos resultados», reflexiona.
Fueron tiempos de proceder con mucha «sensatez», de ser «medido, oportuno y mantener la calma en momentos difíciles». Tratar de hablar de los temas que interesan y no hacer política con la salud, sino políticas de salud, políticas sanitarias», sostiene.
Pasada la tormenta y habiendo tenido una excelente valoración en su gestión, se hizo la pregunta que la mayoría de las personas nos hacemos en algún momento: «¿qué quiero hacer yo para el resto de mi vida, estar con mi familia, tener un trabajo profesional?, ¿o estar en una vorágine que no tiene horarios, donde estás siempre estresado y cuestionado?».
Si bien continuará con su actividad profesional en la consulta neurológica, lo hará en horarios reducidos, y va a dedicar parte de su tiempo a asesorías. Lo que más le entusiasma es involucrarse en el ámbito educativo, experiencia que visualiza como una especie de «homenaje» a su padre y madre maestros.
Una de las profesiones por excelencia con enfoque en la gerontología es Enfermería. En nuestro país, coexisten dos niveles de enfermería: auxiliar y profesional, y todo el colectivo, en su trabajo en los distintos niveles, indefectiblemente, atiende personas mayores.
La disciplina de Enfermería nace como producto del desarrollo dentro de las Ciencias de la Salud, de una práctica innata inherente al ser humano: el cuidado. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la enfermería comprende el cuidado autónomo y colaborativo de las personas en todas las etapas del ciclo vital, familias, grupos y comunidades, enfermos o sanos y en todos los entornos. Este cui-
Dra. Natalie Figueredo Prof. Asociada Directora Maestría en Cuidados Paliativos Universidad Católica del Uruguaydado implica la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad y el cuidado en el proceso de morir.
Habitualmente, las enfermeras son los primeros profesionales en revelar emergencias de salud. Asimismo, trabajan en la primera línea de la prevención de enfermedades y la prestación de atención primaria de salud, donde realizan promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación.
Los profesionales de enfermería gerontológica se especializan en los cuidados de enfermería y en las necesidades de salud de las personas mayores. A través de las
5 etapas del Proceso Enfermero, los profesionales de enfermería llevan a cabo la gestión del cuidado (Valoración, Diagnóstico de Enfermería, Planificación, Ejecución y Evaluación). Planifican, gestionan y aplican los cuidados de salud para dar respuesta a las necesidades, y evalúan la eficacia de estos cuidados. Se trabaja en llevar al máximo la independencia y la funcionalidad, identificando los factores protectores de salud en cada persona mayor. Además, los profesionales de enfermería gerontológica comprometen de manera activa a las personas mayores y su familia (cuando es posible) en el proceso de toma de decisiones, lo cual detenta un impacto en la calidad de la vida.
En la línea de la interculturalidad ya establecida en los países, es importante señalar los cuidados culturalmente congruentes como una de las competencias que desarrollan los profesionales de enfermería. Una buena atención de enfermería conlleva instaurar una comunicación efectiva entre las personas mayores y las enfermeras. Cuando la comunicación es ineficaz podría generar un diagnóstico de enfermería erróneo y un plan de cuidados incorrecto. En ese sentido, uno de los objetivos de enfermería es determinar estas limitantes y gestionar los recursos para proveer intérpretes, mediadores o traductores.
Si bien, la transición demográfica en su tercera etapa muestra claramente la necesidad de un cambio de modelo de atención para las personas mayores, de carácter interdisciplinario, aún la respuesta es lenta en nuestro país.
La enfermera profesional gerontológica es un integrante clave del equipo interdisciplinario, que habitualmente dirige y coordina la asistencia. Mediante la valoración geriátrica global se recogen aspectos físicos,
psicológicos y socioeconómicos, y en esta valoración intervienen varios profesionales.
El enfoque central de la exploración es la capacidad funcional.
En el proceso de valoración se tienen en cuenta variables contextuales, como la cultura y el nivel de educación de la persona mayor, para facilitar la recopilación de una información rigurosa y total.
La salud para las personas mayores implica una ardua interacción de factores físicos, funcionales y psicosociales. Para lograr los objetivos de gran alcance para la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad se torna vital aumentar la calidad y los años de vida saludable, y conjuntamente, abolir las desigualdades en salud. Estos propósitos son posibles a partir de un enfoque interdisciplinar.
Nuestro país junto con otros países latinoamericanos ha envejecido a un ritmo similar al de países desarrollados. Esto constituye un reto en la forma en que los países deciden cómo atender el envejecimiento de su población.
Las personas mayores con comorbilidades traen consigo una pobre calidad de vida. En ese sentido, a la hora de valorar y planificar cuidados es importante tener en cuenta todas las dimensiones de salud de las personas mayores, y en especial los factores determinantes de la calidad de vida. Esto es, considerar la autoeficacia de los mayores, entendida como la creencia en la propia capacidad para lograr metas.
En virtud de ello, se hace necesario un enfoque profundo e integral para el cuidado que tenga en cuenta elementos fuertemen-
te vinculados a la autoeficacia: las necesidades espirituales de las personas mayores, la actividad social y el autocuidado (Strassner et al. 2019).
La evidencia muestra que el trabajo en equipos interprofesionales contribuye a un enfoque holístico en la atención de las personas mayores y puede mejorar sustantivamente la calidad de los cuidados (Amelung et al., 2017).
Los programas universitarios de grado incluyen cuidados a la persona mayor. Sin embargo, la oferta de postgrados en gerontología es insuficiente para un país envejecido. Este es un fenómeno que se repite en otros países. La falta de docentes competentes en gerontología implica un esfuerzo unificado de organismos externos y profesionales, y de instituciones educativas para garantizar que los recursos estén disponibles para educar en gerontología. En esta línea, es importante indagar sobre los factores que influyen en el conocimiento, las habilidades o las actitudes de los educadores hacia las personas mayores y su cuidado (Negrín et al., 2020).
AMELUNG V, CHASE D, REICHERT A. Leadership in integrated care. In: Amelung V, Stein V, Goodwin N, Balicer R, Nolte E, Suter E, editors. Handbook Integrated Care. Cham: Springer International Publishing; 2017:221–236.
NEGRIN, K. A., SLAUGHTER, S. E., DAHLKE, S., & OLSON, J. (2020). Factors affecting undergraduate nurse educators’ knowledge, skills or attitudes about older persons and their care: An integrative review. International Journal of Older People Nursing, 15(1), e12293.
STRASSNER C, FRICK E, STOTZ-INGENLATH G, ET AL. Holistic care program for elderly patients to integrate spiritual needs, social activity, and self-care into disease management in primary care (HoPES3): study protocol for a cluster-randomized trial. Trials. 2019;20(1):364. doi:10.1186/s13063-019-3435-z
TABLOSKI, P. Serie Enfermería. Enfermería Gerontológica. 2ª Edición 2014. Editorial Pearson
La Asociación Nacional de Afiliados (ANDA) busca fomentar la vida activa en el adulto mayor, generando espacios y oportunidades para la recreación y el esparcimiento. Dentro de estos se destaca el servicio ANDA Turismo, por el cual se promueven acciones y programas específicos que motivan y facilitan la sociabilización.
Con más de 28 años creando experiencias de viaje, ANDA ha sido pionera en el turismo social y prioriza las excursiones como una propuesta orientada a promover actividades para el adulto mayor.
ANDA Turismo invita a viajar por Uruguay y el mundo con precios accesibles y promociones especiales de pago hasta en 24 cuotas sin recargo, dependiendo del monto del producto.
Entre los beneficios que brinda la institución se destaca la oferta variada en paquetes nacionales e internacionales con fechas de salidas todo el año, y el acompañamiento de coordinadores que asisten a los pasajeros durante todo el viaje.
La Asociación cuenta con recorridos a todos los departamentos del país, brindando la posibilidad a los afiliados de seleccionar el pun-
to de partida que les sea más conveniente dentro de cualquiera de sus 49 sucursales.
La información de destinos y fechas de salidas se encuentra disponible en el sitio web anda.com.uy/turismo. También se puede solicitar información en cualquiera de las sucursales de ANDA.
Por otro lado, la institución se incorporó al programa «Turismo para todos», liderado por el Ministerio de Turismo y dirigido a jubilados y pensionistas cuyos ingresos sean menores a 6 BPC nominales, equivalentes a $33.960. A partir del mismo se otorga un descuento del 25% en el valor de los paquetes turísticos del territorio nacional adheridos al programa, que no pueden superar los $ 7.000, IVA incluido.
«Sumándonos a esta iniciativa pretendemos garantizar un servicio personalizado a todos los jubilados y pensionistas con el fin de brindarles opciones para su tiempo libre. Contar con espacios y oportunidades para la recreación es fundamental para el desarrollo humano, por lo que entendemos que debemos facilitar la accesibilidad a los mismos, al mismo tiempo que promovemos el turismo nacional», expresó el presidente de ANDA, Fernando Abi-Saab.
A este beneficio pueden acceder tanto los socios de ANDA como quienes no estén afiliados, más un acompañante. Los paquetes de «Turismo para todos» también pueden ser consultados en el sitio web de ANDA.
Espacio contratado Carlos Arturo Robledo Marín Posdoctor en Salud Pública, Doctor en Humanidades. Director ejecutivo de la Fundación Opción Colombia FUNDACOL.*La actualidad latinoamericana, hace que poco a poco los derechos sexuales se hagan cada vez más visibles y se involucre a diversos actores para su cumplimiento desde un enfoque de género. Sin embargo, es necesaria la resignificación de la sexualidad en términos de transcurso de la vida, para que los derechos sexuales sean pensados desde todas las etapas del vivir-envejecer, como clave esencial para un envejecimiento y una vejez con calidad de vida.
Así las cosas, se hace necesaria la generación de espacios de pensamiento, discusión y conocimiento relacionados con los derechos sexuales, en el campo de acción y reflexión del envejecimiento y la vejez. Es decir, articular los derechos sexuales con temas de género y envejecimiento, lo que implica potencialmente, la apertura hacia un nuevo conjunto de problemáticas e interrogantes, así como la necesidad de crear nuevas respuestas para una sociedad que envejece, en este nuevo siglo XXI, caracterizada por grandes cambios y nuevas formas de vivir.
Comprender la sexualidad como una construcción social, permite ampliar el espectro de entendimiento y ser conscientes de su importancia, no solo en el ámbito de lo personal, sino también ser pensada en un marco de derechos. Para ello, se hace necesario dejar de ver como problema la relación entre sexualidad y envejecimiento, lo que implica un reposicionamiento frente a sí mismo, revisar los valores y creencias acerca del sexo, adoptando, nuevas actitudes (Brigeiro, 2002). De igual manera, implica el empoderamiento individual, colectivo y de actores gubernamentales y privados para una construcción de un horizonte de sentido incluyente, sin discriminación por razón de edad, para la promoción de la libertad de las personas mayores para elegir los estilos de vida y las maneras de envejecer que deseen (Freixas, 2008).
¿Por qué hablar de derechos sexuales, con perspectiva de género y transcurso de la vida?
Es bien conocido que todos los países de Latinoamérica y el Caribe presentan un rápido proceso de envejecimiento de las poblaciones, con mayor presencia de mujeres mayores, en los que se evidencia un importante avance en la salud, la nutrición, la educación y, en algunos casos, en participación laboral femenina, mejorando de esta manera los estándares de vida. Pero ¿qué pasa con los avances frente al resta-
blecimiento de los derechos sexuales, de mujeres y hombres mayores?
Dicha situación plantea ciertos retos con relación a los derechos sexuales con enfoque de género y transcurso de la vida, pues un aspecto característico a lo largo de la vida, independiente de la edad que se tenga, incluye el sexo, las identidades y los papeles de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer y la intimidad. Pese a lo anterior, existe una deuda histórica con relación al restablecimiento de los derechos sexuales en las mujeres mayores:
Uno de los grandes temas pendientes en cuanto a la comprensión de la vida de las mujeres mayores pasa por el estudio de su sexualidad, a la luz de la educación afectivo-sexual, religiosa y cultural que han sufrido, promoviendo la desaparición de las limitaciones que existen sobre su deseo, reconociendo los cambios que se producen con la edad y analizando en los estudios acerca de la sexualidad de las mujeres el papel del amor, el cariño y la ternura, haciendo espacio social y cultural a la validación de nuevas formas de intimidad sexual para las mujeres en la edad mayor (Freixas, 2008, p. 46).
Evidenciar estas relaciones de género, envejecimiento y derechos sexuales pone en evidencia la doble condición de riesgo de las mujeres mayores, por condición de edad y género. Demostrando así, la necesidad de crear enfoques diferenciales para la respuesta efectiva de sus necesidades sentidas, en las que se reivindiquen las diferentes formas de violencia vividas al interior de las familias y su entorno cercano, tales como maltrato físico, psicológico y sexual, incluyendo el desconocimiento del derecho a la intimidad y al ejercicio de la sexualidad.
Aunque la población mayor masculina no está exenta de dicha vulneración de derechos. Con relación al aumento de VIH en la población mayor se destaca:
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prevalencia e incidencia de VIH en los mayores de 50 años es sorprendentemente alta y los factores de riesgo están totalmente inexplorados, debido a que este grupo poblacional pocas veces es incluido en las encuestas de salud. El diagnóstico del VIH/SIDA en las personas de edad resulta difícil, porque los síntomas de la infección pueden confundirse con otros
síndromes de inmunodeficiencia que aquejan a este grupo poblacional. Estas pueden experimentar un riesgo mayor de infección por el VIH solo porque en general no son destinatarias de campañas de información pública y, en consecuencia, no reciben educación sobre cómo protegerse de la enfermedad y tampoco se ha cuantificado el efecto del uso de medicamentos como el Viagra. (Cardona et al., 2014)
Así las cosas, las campañas sobre derechos sexuales en la población mayor son relevantes, ya que los mayores de 50 años están adoptando conductas de riesgo, como el sexo sin protección y el consumo de drogas intravenosas, lo cual provoca nuevas infecciones. Sin contar que es la población masculina, con respecto a las mujeres, la que, en menor número, acude al sistema de salud.
El principal estereotipo negativo por razón de edad relacionado con la sexualidad de las personas mayores, está relacionado con el mito de una vejez asexuada, donde el envejecimiento es concebido como sinónimo de la extinción de la actividad sexual, siendo esta una práctica de discriminación por parte de la sociedad, lo que les dificulta
disfrutar su sexualidad en la vejez. El reto radica en fomentar una educación sexual que permita el disfrute de sus derechos sexuales, libre de discriminaciones ‘viejistas’ y estereotipos basados en la edad.
Un papel fundamental ha desempeñado la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, la cual insta a los diversos actores a abordar en sus diversos programas y proyectos la situación y las necesidades de las personas de edad, con relación a la eliminación de todos los tipos de discriminación por motivos de edad, la prevención de todas las formas de violencia contra las mujeres de edad, incluida la sexual, y la abolición de los ritos relacionados con la viudez (OEA, 2015).
Para ello, se hace necesario generar una cultura de los derechos sexuales en relación con el género y el transcurso de la vida, desgenitalizar los cuerpos y cambiar convenciones acerca de la sexualidad femenina y masculina, especialmente en la vejez. Igualmente, existe la necesidad de emprender una batalla contra la industria farmacéutica, empeñada en reducir la sexualidad a los términos de disfunciones sexuales tratables y de acentuar la penetración como aspecto central de las preocupaciones sexuales (Brigeiro, 2002).
El restablecimiento de los derechos sexuales en las poblaciones puede ayudar a envejecer mejor. Una manera de hacerlo es fomentar las estrategias para fortalecer el derecho de toda persona a buscar y obtener información acerca de su sexualidad. Además de contar con los conocimientos, las actitudes y las habilidades (competencias) que se requieren para tomar decisiones sexuales autónomas, para llevar a la acción prácticas de cuidado de sí (autocuidado), de otras personas (mutuo-cuidado) y del entorno (socio-cuidado), así como el acceso a mejores servicios.
Es necesario resignificar las vivencias de la sexualidad, ser conscientes del transcurso de vida y las diferentes etapas que la acompañan, con sus respectivas creencias e imaginarios sociales que cercenan el derecho a la intimidad y el goce sexual en la vejez, principalmente en las mujeres mayores.
¡Esta es una tarea de todos! De las personas que reconozcan su derecho a la sexualidad, indistinto de la edad que se tenga; pero también de los tomadores de decisiones, las autoridades y los proveedores de servicios; y las poblaciones vulnerables acerca de los derechos sexuales con un enfoque de género y envejecimiento, para la construcción y consolidación de multiplicadores líderes en derechos sexuales, de acciones políticas y comunitarias a favor de las personas mayores.
ARBER, S. Y GINN, J. (1996). Mera Conexión. Relaciones de género y envejecimiento. En: ARBER, S. & GINN, J. Relaciones de Género y Envejecimiento. Enfoque sociológico. Madrid. pp. 17- 34.
BRIGEIRO, M. (2002). Vejez y sexualidad masculina: ¿reír o llorar? Revista Latinoamericana de Psicología. 34(1-2): 83-94.
CARDONA ARANGO, D.; SEGURA CARDONA, A. Y GARZÓN DUQUE M. (2014). Riesgo invisible y silencioso: Virus de Inmunodeficiencia Humana en mayores de 50 años. Colombia, 1998-2009. Revista Investigaciones Andina, Vol 16(29), 1086-1098
FREIXAS A. (2008). La vida de las mujeres mayores a la luz de la investigación gerontológica feminista. Anuario de Psicología. 39(1): 41-57.
ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS. OEA. (2015). Convención Interamericana para la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores. http://www.oas.org/es/sla/ddi/tratados_ multilaterales_interamericanos_A-70_ derechos_humanos_personas_mayores. asp
* El Dr Robledo es además docente universitario, investigador en temas relacionados con el envejecimiento y vejez, actualmente asesor para Colombia, en el proyecto: «Mejora de la gestión de centros de día y de larga estadía para personas mayores» liderado por la Fundación ASTUR y financiado por el BID. Email: direccionejecutiva@fundacol.com
Desde el pasado año, en el mes de setiembre funciona un Centro de Referencia para el Envejecimiento Activo (CREA)
- Reencuentro de personas mayores, en un Complejo Habitacional del BPS, ubicado en Mariano Sagasta entre Capitán Florencio y Santa Lucía.
Los CREA se crearon en 2019, cuando se firmó un convenio de cooperación técnica ejecutado por la Fundación Astur y financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Se han implementado con gran éxito de forma presencial y virtual,
sorteando incluso las dificultades presentadas por la pandemia del COVID-19. En 2022 a través de un convenio con el Banco de Previsión Social (BPS) comenzó esta nueva etapa muy prometedora para los CREA, posible gracias a la experiencia anterior y a la necesidad sentida por parte de Prestaciones Sociales del BPS de desarrollar actividades de prevención.
La propuesta trata de atender a la población de los Complejos Habitacionales, a través de actividades que promuevan el envejecimiento activo, generando un proceso socio educativo que implique el fortalecimiento de la integración, la socialización, las redes de contención, protección, cuidados y la promoción de la autonomía. Desde la Fundación y con gran impulso de su fundador el Cr. Enrique Iglesias, se viene haciendo foco y dándole visibilidad a esto y a la importancia de trabajar en mejorar la calidad de vida de las personas mayores. Es una misión que en los CREA viene dando mucho resultado; los propios participantes cuentan sobre un impacto altamente positivo, se observaron mejoras autopercibidas en la calidad de vida, se dio un mayor desarrollo en la dimensión de salud psicológica y se registró una mejora en el apoyo social y las relaciones personales.
Para el desarrollo de las actividades de este nuevo CREA hemos recibido un gran impulso facilitado por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), que otorgó a la Fundación la posibilidad de ser beneficiarios de donaciones especiales. Luego del cumplimiento y aprobación de todos los requisitos y del apoyo de funcionarios del MEF (como Sofía Alexandre y Natalia Pereira a modo de ejemplo) que siempre estuvieron muy bien dispuestos a acompañar en el proceso, se logró recibir la donación.
A través de esta herramienta tan valiosa, el Banco Santander y Alcance fueron quie-
nes realizaron la donación que financia las actividades del CREA y con quienes desde la Fundación estamos profundamente agradecidos. Gracias a estas donaciones, durante estos meses han participado más de 50 personas de forma presencial y otras tantas en forma virtual, llegando de esta manera a distintos departamentos del país.
Se han realizado talleres de lunes a viernes de distintas temáticas: educación física, fotografía, manualidades, uso de la tecnología, estimulación cognitiva y música. Se trataron temas tan importantes como la perspectiva de derechos, género, Alzheimer, juego y salud del corazón.
El CREA tiene puesto el foco fuertemente en mitigar la soledad, por eso es primordial fortalecer los vínculos sociales y las redes de la comunidad en el Complejo y en el barrio y esto es algo que se viene logrando con éxito. Desde la fundación nos sentimos muy orgullosos del trabajo realizado y de todos los logros e impactos que los CREA tienen en los participantes y sus comunidades.
«Para Alcance, es un enorme placer poder acompañar y ser parte de la propuesta de CREA. Estamos felices de poder estimular, fomentar y contribuir en la creación de espacios donde
el adulto mayor pueda disfrutar de una vejez activa y más inclusiva promoviendo la prevención y el cuidado, acciones fundamentales para su calidad de vida».
Alcance«Santander realizó un ejercicio exhaustivo para detectar qué aspectos, proyectos, iniciativas y mejoras podía implementar para aumentar el grado de diversidad, equidad e inclusión en el banco, tanto interna como externamente.
El principio fundamental es comprender lo importante que es para nosotros el impacto positivo en el entorno: creemos vital estrechar vínculos saludables y fluidos con todos los grupos de interés que componen la comunidad.
En este sentido, un caso identificado es el espacio de crecimiento en nuestro re-
lacionamiento con el adulto mayor. Son múltiples las variables que tomamos en cuenta, pero a grandes rasgos hablamos de un estudio generalizado de la sociedad uruguaya más todo lo que como Grupo diversificado y global hemos avanzado en las diferentes geografías en las que tenemos presencia.
Estamos contentos y sabemos que hay mucho por hacer. ASTUR es un aliado con experiencia y conocimiento que, en clave de cocreación, nos permite dar pasos firmes y siempre con los protagonistas: las personas.»
SantanderAlgunos testimonios de participantes del CREA:
«Estoy muy contenta porque hacemos actividades que me gustan mucho y me gusta tenerlas disponibles»
Rosaria
«Estoy muy contenta y conforme con todas las personas que nos dan clase. Podemos aprender mucho de todos»
Marta
«Lo que encontré en el CREA fue una hospitalidad, reencuentro, sabiduría por las personas mayores y, además, me encantan los talleres. Pienso que estas actividades deberían estar en todos los lugares»
Susana
Soluciones de la página 19
«Hacer actividades me hizo muy bien y me siento muy satisfecha»
Ana
Evitar la inactividad, la soledad y el aislamiento durante la vejez son cuestiones de los tiempos que corren, encontrar las formas para mitigarlas es y debe ser una preocupación de todas las sociedades y al poner sobre la mesa estas situaciones se lleva directamente a hablar de envejecimiento activo.
Para poner en contexto, la Organización Mundial de la Salud delimita el concepto de envejecimiento activo como «... el proceso de optimizar las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida al ir envejeciendo. El envejecimiento activo permite a las personas realizar su potencial para el desarrollo social, físico y de bienestar mental durante toda la vida y participar en la sociedad, ofreciéndoles al mismo tiempo una adecuada protección, seguridad y el cuidado cuando los necesitan».
En términos más simples, envejecer en forma activa implica que las personas mayores puedan transitar esta etapa con los apoyos necesarios para mantenerse integrados desde el punto de vista social y cultural, con un nivel de salud y calidad de vida razonables para cada situación, y con un ambiente físico que tenga garantías de accesibilidad y seguridad. Optimizar las oportunidades
de salud implica trabajar para mejorar el bienestar físico y psicológico. Optimizar la participación supone a su vez fortalecer o reconstruir el relacionamiento social del individuo y su red de apoyo. La optimización de la seguridad tiene que ver con el concepto de «contextos seguros», esto es, espacios urbanos y privados que permitan que las personas mayores accedan a sus derechos sin restricciones. Las personas mayores son un colectivo social y biológicamente heterogéneo, con diferentes trayectorias de vida, que presenta variados potenciales de
desempeño y diversas formas de percibir y comprender la realidad. Son individuos que viven en sociedades en las que hay desigualdades múltiples, por lo que, al llegar a esta etapa de la vida, van a tener problemas, intereses y necesidades distintas entre sí.
Por otro lado, el lugar que ocupan las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en las sociedades contemporáneas se vuelve innegable y, aunque no se pueda catalogarlas como buenas o malas, tampoco se deben incluir dentro del campo de lo neutral, teniendo en cuenta la revolución que han producido en la vida de todas las personas, más aún luego de lo experimentado a raíz de las situaciones de aislamiento mundial y generalizadas provocadas por la pandemia del COVID-19. Pese a los esfuerzos de universalización del acceso, continúa existiendo aún una brecha entre niños/jóvenes y adultos en lo que refiere al acceso y uso de las TIC. Los primeros son considerados como «nativos digitales» mientras que los segundos se encuentran en una situación de «migrantes digitales». Los niños y los jóvenes suelen parecer expertos en lo que refiere al aspecto tecnológico y los adultos, particularmente las personas mayores, se encuentran algunas veces por fuera de estos nuevos códigos. Sin embargo, en la medida que nuevas generaciones de adultos con mayor vinculación con la tecnología se incorporan a esta etapa de la vida (la vejez), se va estrechando la brecha digital entre generaciones.
Además, desde la experiencia de la Fundación Astur y amparados en evidencia existente de estudios y evaluaciones a nivel mundial, pareciera ser que las TIC proporcionan, en principio, los mismos beneficios a las personas mayores que al resto de la población. Estos beneficios son: posibilidades de comunicación, acceso a información de diferente índole, acceso a servicios y recreación, gestión administrativa y motivación, facilitando así su vida cotidiana. Pero también el conocimiento y el uso de las TIC proporcionan una oportunidad para aprender nuevas
habilidades y mantenerse en contacto con el entorno social y son además una necesidad si se quiere acceder a muchos de los servicios que se ofrecen desde las empresas privadas y desde la Administración Pública.
Asimismo, en términos de derechos, las personas mayores tienen los mismos derechos que el resto de los ciudadanos. Por lo tanto, todas las barreras que limiten sus posibilidades, como ser la exclusión tecnológica, deben ser eliminadas. De esta forma, la inclusión digital puede jugar un papel importante para alcanzar un disfrute efectivo de los derechos y beneficios de la sociedad en igualdad con el resto de la población. Y ofrece la posibilidad de prolongar la autonomía de la persona mayor, por ejemplo, a través de la teleasistencia. Analizando diferentes intervenciones se pueden identificar también otros posibles impactos del uso de TIC en la vida de las personas mayores: desarrollo de la capacidad motora y de habilidades cognitivas, ampliación de conocimientos en las áreas de interés, mayor vinculación con familiares y amigos a través de redes sociales de la mano de video, imagen y texto, sociabilización entre pares, transformación del tiempo de ocio en un ocio recreativo, generación de mayor autoconfianza y autoestima, rompiendo muchas veces con esquemas y estructuras familiares.
De esta manera, las TIC ofrecen a la persona mayor posibilidades de comunicación, de contacto con el entorno social, de aprendizaje de habilidades, de gestión administrativa, de acceso a información y a servicios públicos y privados; promueven su autonomía e igualdad de derechos, mejorando de esta forma su calidad de vida y jugando a favor del envejecimiento activo.
Fuente:
Guías de trabajo para talleristas y docentes. Tomo I – Talleres intergeneracionales para introducción a las TIC. Fundación Astur. Montevideo, 2018.
Martha Serena es coordinadora en los Centros de Referencia para el Envejecimiento Activo (CREA) de Fundación Astur, y docente en los cursos de atención a la dependencia. Viaja todos los días cuatro horas de Florida a Montevideo, para atender las necesidades de los más vulnerables y, especialmente, para pasar tiempo con ellos.
Sus jornadas de trabajo más largas comienzan a las 5:00 AM. Sale 6:30 desde Florida, donde reside, hacia Montevideo, y llega nuevamente a su casa a las 8:00 de la noche.
Martha estudió enfermería y ejerció durante 35 años la profesión. En la década del 2000 emigró a España donde su vocación de servicio por los adultos mayores la llevó a formarse como recreadora social de personas mayores y tallerista de estimulación cognitiva.
«Ellos mismos nos cuentan que a veces van al médico para estar en la sala de espera y conversar con la gente, porque hay días que no tienen con quien conversar», relata.
Martha tiene 72 años y, por lo tanto, como ella misma dice, también forma parte del «grupo de las personas mayores». Pero al estar física y cognitivamente saludable, siente que puede aportar para brindarles
una mejor calidad de vida a quienes se encuentran en situación más desfavorable.
«Siempre tuve una empatía especial por las personas mayores, me interesa escucharlas, siempre las vi muy vulnerables», expresa.
Por esa misma razón es que cuando volvió de España en 2009, comenzó a buscar trabajos vinculados a los adultos mayores. Fue así que estuvo dando talleres de recreación y estimulación cognitiva a través del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) en varias localidades: Durazno, Sarandí del Yí, Villa del Carmen, y Florida.
«Las personas mayores a veces van al médico para conversar con alguien porque no tienen con quién hablar»
En 2012 fue becada por la Fundación Astur para realizar el curso de «Formación de formadores de cuidadores de adultos mayores», curso en el que participaron docentes del Centro de Humanización de la Salud, Religiosos Camilos (España).
También hizo un diplomado de especialización en «Humanización de la salud y de la intervención social».
«A partir de ahí no me separé más de la Fundación, llevo 12 años trabajando como docente en los cursos de atención a la dependencia», relata.
Los Centros CREA buscan promover la calidad de vida de las personas mayores, a través de un programa integral de envejecimiento activo con alcance individual, familiar y comunitario.
En este sentido ofrecen actividades en diferentes áreas de interés: sociales y culturales, ejercicios físicos y cognitivos, interacción con la comunidad, viajes cortos de turismo y talleres específicos (como por
ejemplo, de prevención de caídas y accidentes domésticos).
Hasta 2021 funcionaron dos Centros CREA, uno en el Reducto y otro en Belvedere, donde las personas del barrio se anotaban y hacían las actividades que eran de su interés.
Actualmente está en funcionamiento un CREA en los Complejos Habitacionales del Banco de Previsión Social (BPS), ubicados en la calle Mariano Sagasta casi Santa Lucía.
A diferencia de los CREA de Belvedere y Reducto, donde las personas se acercaban al lugar para participar de las propuestas, en este caso se trabaja dentro de la misma comunidad.
«Estamos dentro de dos complejos con gente muy mayor, algunas personas de más de 90 años, muy necesitada de actividades porque no se pueden movilizar. Le ponen muchas ganas a todo, son un ejemplo», manifiesta Martha.
«A la gente que está en su casa, que no puede moverse, que está sola, que no tiene compañía le hace mucho bien conversar con pares que tienen las mismas preocupaciones, las mismas tristezas», reflexiona.
Según su opinión, «Centros CREA tendría que haber en todos los barrios, en el interior profundo, allí hay mucha gente mayor que no tiene la posibilidad, la gran mayoría, de ir a clubes y pagar una cuota».
En este sentido aclara que «se pueden formar Centros CREA en cualquier lugar del país, teniendo una infraestructura adecuada para personas mayores».
Además del tiempo que le insume su trabajo en el Centro CREA, Martha se deja espacio para estar con su familia. En Florida, con su compañero, tiene dos hijos, seis nietos y un bisnieto. Los domingos cuando van de visita llegan a ser 18 personas.
«Mi familia es mi cable a tierra, me hacen sentir viva», dice.
Una de las cosas que más le gusta hacer, es cocinar, más lo salado que lo dulce, y algo que dicen le queda muy bien es la lasaña.
«Imaginate, cada vez que viene mi familia son 160, 170 empanadas, pero todos me ayudan», comenta.
Otra de las cosas que quiso hacer durante toda su vida fue aprender a pintar al óleo, y este año finalmente comenzó a estudiar.
A lo largo de toda la vida, estamos expuestos a una serie de circunstancias que tienen el potencial de afectar nuestra capacidad de oír. Por definición, la hipoacusia o pérdida auditiva, es la incapacidad parcial o total de escuchar sonidos, ya sea involucre a uno o ambos oídos.
Existen diferentes tipos de hipoacusia y a su vez, de diversa magnitud. La combinación de estas dos características de cada pérdida auditiva, supone algún grado de discapacidad y puede contar en la mayoría de los casos, con una forma de resolverla o asistirla.
Es frecuente que las personas no se den cuenta de la pérdida auditiva de leve a moderada debido a su aparición y progresión insidiosas, o porque no es evidente en ambientes silenciosos. Solo alrededor del 20 por ciento de las personas de 65 años o más con pérdida auditiva de moderada a profunda se perciben a sí mismos como discapacitados auditivos. Muchos no perciben que su pérdida auditiva justifique una intervención médica.
Un artículo de Cassarly y colaboradores estableció una serie de diez preguntas que pueden ayudar a determinar si una persona tiene una pérdida auditiva que justifica ser evaluada y eventualmente tratada. Si una persona responde «sí» a dos o más preguntas, o «a veces» a tres o más, es probable que tenga una hipoacusia que necesita evaluación y eventual intervención.
SALUD Dr. Alejo Suárez OtorrinolaringólogoLas preguntas se centran en situaciones en las que la persona puede tener dificultades para escuchar, comunicarse y participar en actividades sociales debido a su audición, tales como ver televisión o escuchar la radio, ir a fiestas, hablar con familiares y amigos, y visitar a amigos o vecinos
Esta simple manera de autoevaluar la situación auditiva, es una forma sencilla de hacer un despistaje que pueda derivar en una evaluación formal, para definir y tratar la hipoacusia.
Ya sea por motivación personal, sugerencia del entorno o que haya emanado de una prueba de tamizaje como la descrita previamente, una persona que precise definir su situación, deberá ser evaluada por un profesional.
Primeramente se debe recurrir al médico de referencia (médico de familia, geriatra o médico general), para que realice una
mirada inicial de la situación. De ser necesario, la persona será derivada a un otorrinolaringólogo, que hará una evaluación especializada de la situación clínica, con los aspectos relevantes de su historial médico y un examen de los oídos. A partir de esto, se establecerá si es preciso realizar estudios clínicos y/o paraclínicos, para poder llegar a un diagnóstico de situación.
El primer abordaje debe establecer algunos aspectos relevantes: es un problema que afecta a un solo oído o ambos, y si fuesen ambos, en igual magnitud percibida o asimétrico; apareció en forma gradual o ha sido de inicio súbito; hay algún elemento que pueda asociarse en el tiempo como vinculado al inicio de los síntomas, como por ejemplo traumatismo, medicamentos, etc.; se asocian otros síntomas (vértigo o inestabilidad, afección de la función de los pares craneales, problemas de memoria o deterioro intelectual, etc).
Independientemente de que cada caso particular pueda requerir de diferentes estudios para el diagnóstico final, el estudio base para conocer el status auditivo de la persona, es la combinación de un audiograma tonal liminar y una logoaudiometría. La prueba es conducida por un fonoaudiólogo, en una cabina sonoamortiguada y aislada de los ruidos externos. Con este test, se evalúan dos
aspectos muy vinculados, aunque distintos en lo que refiere a la función auditiva. Por un lado, el audiograma busca establecer lo que se denomina el umbral de audición. Esto es el mínimo volumen necesario para que sea percibido por la persona que está siendo evaluada. Esto se realiza para un rango de frecuencias desde 125 a 8000 Hz. El sonido es entregado al sujeto de dos formas: por vía aérea mediante auriculares y por vía ósea, mediante un vibrador. Esto último, hace llegar el sonido directo al oído interno sin pasar por el conducto auditivo externo ni el oído medio. Este dato, permite evaluar si el umbral de audición es el mismo por una u otra vía (que es lo normal) o hay una diferencia, donde por vía ósea se es mejor que por vía aérea, lo que implica un problema en la conducción del sonido en el oído externo y/o el medio. Una vez que se completa esta parte, podemos establecer que la persona tiene o no una pérdida auditiva, a partir del promedio en decibeles del umbral de audición. Si tiene una hipoacusia, permite establecer las características básicas de la misma: si esta es de conducción, neurosensorial o mixta; de grado leve, moderado, severo o profundo; si es simétrica o asimétrica.
La otra parte del estudio, la logoaudiometría, consiste en la evaluación de la capacidad de la discriminación de la palabra del sujeto en
estudio. Para esto se le presenta al mismo una lista de palabras con diferentes estructuras fonéticas, con un incremento del volumen progresivo hasta que la persona logra entender y repetir adecuadamente (o no). El resultado arroja un score, que representa el porcentaje de palabras que logra comprender correctamente, a una intensidad de volumen dada. Este score, permite inferir con mejor precisión lo que le ocurre a la persona en la vida cotidiana, fundamentalmente en la capacidad de entender conversaciones.
Concluida esta etapa, se puede establecer la situación funcional auditiva del paciente y las posibles opciones terapéuticas para mejorar la misma.
Como primer concepto, se puede establecer que la evolución del conocimiento y la tecnología, ha logrado que se hayan incrementado, mejorado y sofisticado, las alternativas terapéuticas para resolver o asistir a las personas con pérdida auditiva.
Cada situación requiere una aproximación individualizada, de acuerdo a la evolución, pudiendo implicar un tratamiento con medicamentos, maniobras quirúrgicas o prótesis de diferente tipo.
En varias de las patologías que afectan al oído externo y al medio, se puede ofrecer alternativas de tratamiento médico o quirúrgico, aunque son poco frecuentes en esta etapa de la vida. Como contrapartida, las opciones de tratamiento médico o quirúrgico, son mucho menos frecuentes en las hipoacusias de tipo neurosensorial, que son el tipo de hipoacusias más frecuentes en los adultos mayores. Una excepción a esto último, es la pérdida súbita de la audición o sordera súbita. La pérdida auditiva neurosensorial súbita idiopática se desarrolla en menos de 72 horas y suele ser unilateral. El sonido se describe como áspero y distorsionado con plenitud auditiva que lo
acompaña. Afecta anualmente de cinco a 20 por cada 100 000 adultos de 40 a 60 años de edad y es menos frecuente en la tercera edad. Aproximadamente del 32 al 70 por ciento se recuperan espontáneamente, pero la pérdida auditiva neurosensorial súbita idiopática es una emergencia que requiere una pronta derivación por eso merece mencionarse en forma específica. Hasta el 16 por ciento de los pacientes que presentan pérdida auditiva neurosensorial súbita idiopática son diagnosticados posteriormente con patología significativa, que incluye enfermedades autoinmunes y afecciones neurológicas. Se recomiendan imágenes por resonancia magnética con gadolinio para todos los pacientes con hipoacusia neurosensorial súbita idiopática potencial para identificar aquellos con condiciones patológicas subyacentes graves. Los esteroides son el tratamiento estándar actual para la pérdida auditiva neurosensorial súbita idiopática, pero persisten algunas dudas a la eficacia real de los mismos. Debido al riesgo de pérdida auditiva permanente y la posibilidad de que los síntomas sean causados por otra afección grave, los pacientes que presenten síntomas que sugieran una pérdida auditiva neurosensorial súbita idiopática deben derivarse para una evaluación especializada urgente.
En la gran mayoría de las situaciones que provocan hipoacusia en las personas mayores de 65 años, la mejor opción para mejorar su situación, involucra la asistencia protésica a partir de audífonos. Conceptualmente, los audífonos presentan de la mejor manera posible el sonido, de la manera más apropiada al tipo de pérdida auditiva de cada persona. Estos se calibran de acuerdo a los datos que emanan del audiograma, más alguna medida específica que se toma. Los audífonos están disponibles en modelos retroauriculares, intrauriculares y en el canal. La elección de la ayuda está determinada predominantemente por la percepción del paciente sobre la facilidad de uso y la apariencia.
Es de destacar la percepción negativa que existe en una proporción grande de la población sobre los audífonos, basada en diferentes aspectos, algunos de ellos con una base real y otros, no. Uno de los elementos que provocan una imagen negativa, es cultural y vincula a los audífonos con un aspecto de deterioro personal asociado a la edad. Esta percepción negativa de base cultural, impide a muchas personas beneficiarse con el uso de los audífonos; cosa que no ocurre con los lentes.
También contribuye a una imagen negativa sobre los audífonos el que no tengan un buen rendimiento. Si bien la adaptación a los audífonos puede ser un poco compleja, hay elementos muy importantes a considerar cuando comenzamos con su uso. Debe tenerse en cuenta que quien finalmente nos hace conscientes de los sonidos, es la corteza cerebral auditiva y el oído es el que permite que el sonido se transforme en impulsos eléctricos (el lenguaje del cerebro). El cerebro es quien nos hace prestar atención a las cosas que considera relevantes, desestimando mucha información que no considera de interés. Una persona con hipoacusia, no recibe mucha de la información sonora a la que está expuesto, debido a su afección. Al ponerse audífonos, de golpe vuelve a percibir estos estímulos sonoros, que son «nuevos» y de interés para el cerebro, por lo que dirige su atención hacia estos, y hay momentos en que los sonidos abruman a la persona. El uso cotidiano y por tiempo prolongado de los audífonos, hace que estos sonidos que se vuelven a percibir, sean nuevamente cotidianos y no generen la molestia que provocaron inicialmente. Este elemento es un factor frecuente de abandono de los audífonos y resalta la importancia de usarlos la mayor cantidad de tiempo posible, de manera que nuestro cerebro esté mejor estimulado.
Muchas personas esperan a estar en una situación auditiva muy desfavorable para considerar el uso de audífonos, lo que trae aparejado un cerebro muy mal estimulado
y por un tiempo prolongado. Esto genera cambios difíciles de revertir en muchas de las estructuras de la vía auditiva central involucradas en la audición, y provoca que se limite el beneficio que se puede esperar con el uso de audífonos. De allí la importancia de no esperar a tener una situación muy desfavorable, para considerar incorporarlos.
A pesar de muchos beneficios bien documentados, solo el 25 por ciento de los pacientes candidatos a usarlos adquieren audífonos, y hasta el 30 por ciento de ellos no los usan. La mayor motivación para el uso es la confianza del paciente en que la comunicación mejorará. La mayor barrera es la percepción de que la pérdida auditiva no amerita corrección, independientemente del nivel de pérdida. Los médicos pueden desempeñar un papel importante en la promoción el uso adecuado de los audífonos. Se debe brindar asesoramiento a los pacientes con pérdida auditiva, porque las percepciones y expectativas de los pacientes son los factores más importantes en la adquisición y el uso de audífonos.
Por último, es importante mencionar que es fundamental por parte de la persona que tiene una discapacidad auditiva, explicar al entorno y los vínculos sociales que padece la misma. Muchas veces no se hace esto, por presuponer un rechazo o incomprensión de la situación, y es muy relevante que el entorno pueda tomar acciones que faciliten a la persona con hipoacusia, poder estar lo más conectada con ellos posible.
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Girar hasta quedar boca abajo
Permanecer recostado unos minutos hasta recuperarse.
y acercarse gateando hasta un punto firme de apoyo. 4 3 2 1
Afirmarse sobre un punto de apoyo e incorporarse poco a poco con ayuda de los brazos hasta llegar a sentarse. Por último descansar antes de levantarse.
Uno de cada tres adultos mayores sufre una caída al año.
La mayoría de las caídas ocurre en casa (62%) y en menor medida en la vía pública (26%).
Los lugares de la casa donde ocurren con mayor frecuencia son: el baño, la cocina, el dormitorio, patios y escaleras.
El 6 al 10% de las caídas en el adulto mayor provocan fracturas y el 5% requiere hospitalización.
Tras una caída muchas personas presentan dificultades para continuar haciendo sus actividades diarias volviéndose DEPENDIENTES.
La mayoría de las caídas se pueden prevenir.
Por a liaciones comunicate al 1444
Hacer ejercicio regularmente (30 minutos, 2 a 3 veces por semana) para mantener la fuerza, la coordinación y la velocidad de reacción.
NO AUTOMEDICARSE.
Controle la medicación con su médico tratante. El suplemento de vitamina D previene caídas y fracturas. Consulte a su médico.
Realice control con oftalmólogo anualmente.
Realice CONTROLES médicos periódicos cada 6 meses y siempre luego de haber tenido una caída.
Consulte si tiene dificultad al caminar (inestabilidad, dolor, limitación).
Evite movimientos bruscos al sentarse o pararse, si presenta mareos.
Realice CAMBIOS EN EL HOGAR para lograr mayor seguridad.
En CASMU estamos para cuidarte, por eso te brindamos estos consejos para una mejor calidad de vida...