CREATIONS MAGAZINE

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ÍNDICE

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ESPECIAL

Coco Chanel

Descubre New York

IMPRESIONISMO

Artículos

18.-Encuentra tu destino 22.- El amor en nuestros tiempos

31.-Sonpréndete, Viaja, Conoce.

42.-.Joven a los 40`s. 46- Éxito Siemppre

34- Front Row 2012 50.- Moda para Todos

26.- Decoración de Interi- 39.- El BLANCO tendencias. ores


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¿Cuánto se ha hablado sobre Nueva York? Todo el mundo la ama, la enaltece, escribe sobre ella, le canta, la filma. Allí pasa todo, desde una invasión extraterrestre, el fin del mundo, alguna enfermedad letal o el inicio del complot para dominar el mundo. Mientras escucho a Jay-Z cantar con Alicia Keys cómo esta ciudad te cautiva, miro por la ventana del avión el inconfundible mapa de rascaicielos compitiendo por la cima del mundo. La canción queda a la mitad por órdenes de la sobrecargo y el resto se repite en mi mente mientras ponemos pies en tierra.


Subir al Empire State es una tradición

Entender de nuevo el metro neoyorkino me hace sentir turista inexorablemente, un pase semanal el suficiente. Como un pulpo se ramifican las líneas, se juntan, se entrelazan y se comparten. Manhattan por fin. Su exterior es más agradable que las entrañas: gente que pasa en todas direcciones, sin contacto visual, algunos perdidos, otros con el destino perfectamente calculado. Ni un paso en falso. Yo siempre he dicho que las verdaderas naciones unidas están en Nueva York, pero en sus calles: Times Square, la 5a. avenida son prueba de ello. Junto a mí camina un adolescente encuchando su discman (no un iPod, como el 99% restante), con sus audífonos aislantes de ruido, chamarra amarilla, pants rojos y las infaltables gafas oscuras. Se detiene intempestivamente para comprender lo que escucha, para entrar en ritmo y sin mayor pena inicia su baile sobre la acera. Unas vueltas, zigzagueos de sus brazos y unos cuantos brincos. 20 segundos, recupera el aliento y continua su camino. 100 metros adelante repite la escena. ¿El coro de la canción, será? No lo sé, lo que haya escuchado sólo él lo sabe. A mi flanco izquierdo, camino alineado con una mujer en abrigo de piel, lista para el date de las 7:00 de la noche. Camina con prisa, sin mirar a nadie, solo atiende su teléfono; intiuitivamente se hace a un lado para que pase un indigente, un par de turistas y un vendedor ambulante con su carrito de bolsas falsas.

No se inmuta, no agarra su bolso con mayor fuerza o lo esconde para cubrir a Louis Vuitton, sólo cede el paso. En tan solo un par de cuadras, he escuchado inglés, español, italiano, chino y alguna lengua africana que no reconozco. Las naciones se cruzan y comparten el mismo suelo, el sueño americano que a veces quisiera dejar de serlo. El sol comienza a ocultarse y a nadie parece importarle el par de maletas que llevamos rodando hacia nuestro hotel. Nadie las mira, pero todos saben que están ahí. No existe el mínimo contacto con ellas. El Hotel Hudson no rehuye su carácter neoyorkino: 19 pisos, 80 cuartos por piso, todos pequeños. La música del bar domina, y como si Stark estuviera presente, el espacio se compensa con diseño. Miniescritorio, perfectamente diseñado, con su lámpara, su cama y un buró a cada lado. Cinco elevadores son insuficientes para la cantidad de gente que sube y baja, cada cual con su tema, su vestimenta, su objetivo. Subir al Empire State es una tradición, tanto así como visitar la Estatua de la Libertad, sin embargo, un par de cambios no son nada despreciables. En lugar del Empire State —emblemático monumento que denuncia la boga económica de la ciudad— mejor subimos al observatorio del Rockefeller, y en lugar de hacerlo de día, mejor de noche. Perdemos la vista de Central Park, pero ganamos todo lo demás. Además desde Top of the Rock se ve el Empire State.


NEWYORK Las luces de los edificios y el viento sobre la cara refuerzan la idea de las cosas que suceden adentro de las ventanas de cada edificio. Vida, plenitud, y movimiento. ¿Y la estatua de la libertad? Dejémoselas a los turistas, que prefieren perder medio día haciendo fila, subiendo al ferry y gastando su dinero en la tienda de recuerdos. Aunque no es la primera vez que paso por aquí encuentro al MoMA como un imán que me impide pasarlo por alto. Tras la fachada de vidrio se esconde un mundo que cambia constantemente. Aunque en sus pisos y paredes permanecen Dalí, Van Gogh, Giacometti y Pollock es Picasso quien ha tomado el museo por completo. Desde bocetos —difíciles de distinguir de las obras finales— y cuadros con sus inconfundibles pincelazos de realidad, dejan el sabor de boca como si uno fuera su curador de cabecera. Muchos pisos, muchas cosas que ver. Si viviera aquí —pienso— visitaría un piso por mes, y cuando lo termine, vuelvo a comenzar y es que con el itinerario tan apretado, mi decisión básica está en verlo todo superficialmente o dedicarme a saborear una sola rebanada. Opto por la primera, mis pies me lo reclamarán por el resto del viaje. En Times Square es siempre de día. ¿Cómo es posible que unas cuantas cuadras puedan emular la luz de día a las 11 de la noche? ¿Que todo esté abierto? ¿Que las tiendas se esmeren por encajar en la meca de las luces y la tecnología creando diseños espectaculares, layouts diferentes al resto de sus sucursales y mercancía que sólo habla si se compra ahí mismo? ¿Quién no habrá visitado Manhattan sin pasar por Times Square? ¿Si tomáramos fotos de todos sus traunsentes, le ganaríamos a Facebook, Twitter y YouTube juntos? ¿Será?

Nueva York es egocéntrica Entre luces y gente sale del subterráneo Michael Jackson, no él, uno de sus tantos fans, con atuendo, look, pero con el color de la piel aún sin ser blanqueado camina orgulloso. Su paso es interrumpido por policías, quienes lo instan a ejecutar el moonwalk y entretener a la multitud —y a ellos mismos— mientras felices las miles de cámaras lo captan en sus cinco minutos de gloria. Terminan los pasos, la multitud se dispersa y las cámaras reenfocan hacia arriba, donde está lo bueno, está la luz, está la vida. Nueva York es egocéntrica. Sus habitantes más. Los perros delatan a sus amos como locales. A las 6 de la tarde las aceras se confunden: de vuelta de trabajo con sus bolsos de mensajero mientras hablan al aire con sus manos libres, corren en sus atuendos deportivos con iPod en brazo y audífonos aislándolos del resto. Hacen compras en los pequeños locales de verduras, se arreglan para la noche, salen con vestidos y trajes casuales y entran a los pequeños restaurantes y bares del barrio de Chelsea, mientras que los turistas apresuran sus pasos para terminar el recorrido del día. Lugares emblemáticos como el Flatiron —primer rescacielos de la ciudad y cuya arquitectura, al estar en una esquina, crea fuertes ráfagas de viento, temor de todas las muejeres en falda—, Union Park o Times Square ahora lucen gradas y mesas de café para que sus habitantes se sienten a leer el periódico, algún libro, consultan su correo electrónico o simplemente a admirar su orgullosa arquitectura mientras dan sorbos a sus cafés de Starbucks, al tiempo que se metabolizan con su ciudad. Orgullosamente neoyorkinos.


NEWYORK

SoHo es pequeña: sus calles y sus tiendas, pero todos quieren estar allí. Mientras la 5a. Avenida y Times Square muestran a las cadenas comerciales como emporios en su máxima expresión, su versión de SoHo enaltece la cercanía, la selección y sencillez. Como si se tratara de una versión colonial de la cultura norteamericana, sus réplicas en centros comerciales a lo largo de Estados Unidos no hace más que reforzar su misticismo. Una lluvia repentina le da el último toque artístico, mojando las escaleras de emergencia de sus edificios de departamentos, sus fachadas de ladrillo viejo y el color deslavado de sus construcciones. SoHo es tan cálida, que uno puede olvidarse de estar en Nueva York y creer haber sido transportado a Londres, París o a

Última parada del viaje, Central Park

Última parada del viaje, Central Park. Entrando por el lado Este, por su extremo inferior, cambia radicalmente el paisaje. La infaltable tienda de Apple en la 5a. Avenida, cuya fachada de cristal funge como punta de iceberg de su tienda emblema, ubicada en el subusuelo, abierta 24 horas, comparte esquina con el hotel Plaza, que majestuosamente da la bienvenida al área más verde de Manhattan. Son las 6 de la tarde y el Sol aún brilla. Sus pequeñas lagunas, rodeadas de pasto y frondosos árboles primaverales invitan a los neoyorkinos a una tarde de picnic, para tomar el sol en traje de baño, dar un paseo y agendar una plática con algún amigo. El polen vuela libremente por los pasajes, cuyos árboles aislan el ruido y ajetreo que se vive a pocos metros de distancia, dejando ver solamente los balcones de los hoteles y edificios que colindan. Al otro lado, la ausencia de rascacielos y la vida más casera dan al Upper West Side un ambiente amigable y cálido. Muchos cafés y un nivel con aires más intelectuales, al estar ubicado entre el Lincoln Center y su famosa escuela de música Juilliard, así como por la Universidad de Columbia y en el ínter, el Museo de Ciencias Naturales y un sinfín de escuelas; el edificio Dakota, última morada de John Lennon. De vuelta al aeropuerto, en la sala internacional, se ven caras tristes, insatisfechas, a quienes seguramente como a nosotros el tiempo fue insuficiente, pero bueno, toda una vida para regresar, mientras tanto, Jay-Z y Alicia Keys otra vez, Empire State of Mind, ahora nostálgicos y egoístas.



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Artista, Amante y Leyenda Primeros años Hija de un vendedor ambulante y una ama de casa, ambos de escasos recursos, Gabrielle Chanel nació en un hospicio de Saumur, el 19 de agosto de 1883. En permanente situación de escasez, sobrellevó a duras penas sus primeros años de infancia junto a sus cuatro hermanos. Cuando tenía diez años, su madre murió víctima de tuberculosis y el padre se desentendió de ellos, enviándolos al condado de Auvernia, al cuidado de dos tías que tenían un orfanato. Por eso, su partida de nacimiento está registrada ahí con fecha de 1893. El abandono de su padre, la muerte de su madre y la soledad espiritual marcaría para siempre la actitud de Coco hacia la vida: «Durante mi infancia sólo ansié ser amada. Todos los días pensaba en cómo quitarme la vida, aunque, en el fondo, ya estab a muerta. Sólo el orgullo me salvó». Con las cuidadoras del orfanato, Gabrielle aprendió a coser y manejar el hilo y la aguja con especial habilidad, lo que hizo que a los 17 años las monjas del orfanato de Aubazine le consiguieran un empleo como costurera. De una gran personalidad, con belleza sensualmente discreta, femenina y menuda figura, pelo corto casi varonil, nada la detuvo cuando en 1905 resolvió convertirse en cantante de un cabaret, oficio que ejerció durante tres años y que la introdujo en el mundo del divertimento y las relaciones sexuales pasajeras. De estas relaciones Coco Chanel esperaba obtener dinero para su gran sueño: ser una renombrada modista . Su sobrenombre “Coco” tiene origen dudoso: según algunos, hacía referencia a un cariñoso mote que sus tías que la cuidaron le pusieron, y según otros surgió como una especie de nombre artístico, a partir de las melodías que entonaba, quizás el motivo más probable. Otra probabilidad es que fuese un apócope de “Cocotte” (“mantenida”).

Amante y modista De la mano de uno de sus primeros adinerados amantes partió a París, y así en 1909 se instaló en un pequeño apartamento en el Boulevard de Malesherbes donde rápidamente abrió su primera tienda de sombreros, Modas Chanel. Siempre apoyada económicamente por sus compañeros de cama, unos años más tarde se instaló en localidades que frecuentaban los ricos: Deauville, Normandía, (1913) y Biarritz (1916). Siempre apoyada económicamente por sus compañeros de cama, unos años más tarde se instaló en localidades que frecuentaban los ricos: Deauville, Normandía, (1913) y Biarritz (1916). Guiada por su espíritu libertario, Coco no tuvo complicaciones para vincularse con adinerados hombres de la sociedad europea ni con estrellas del cine. Ocultó además celosamente su humilde pasado: mentía sobre sus orígenes y recurría al esnobismo. Fue el playboy Etienne Balsan (1873-1953) quien la colocó con su tienda de sombreros, pero su vínculo con el amigo de éste, el socialité (personaje social) y jugador de polo inglés Arthur “Boy” Capel, fue lo que posibilitó su despegue. Coco se enamoró perdidamente de Capel y se escapó con él; tenía la esperanza de convertirse en su esposa, pero nunca se casó con Capel y éste prefirió casarse por conveniencia con otra mujer de alta alcurnia, si bien mantuvo a Coco como amante. En 1919 Capel murió en un accidente automovilístico; Coco lloró amargamente la pérdida de su amor y benefactor, quizás el más importante. Ningún otro hombre ocupó su lugar por un tiempo prolongado. Siempre apoyada económicamente por sus compañeros de cama, unos años más tarde se instaló en localidades que frecuentaban los ricos: Deauville, Normandía, (1913) y Biarritz (1916).


Guiada por su espíritu libertario, Coco no tuvo complicaciones para vincularse con adinerados hombres de la sociedad europea ni con estrellas del cine. Ocultó además celosamente su humilde pasado: mentía sobre sus orígenes y recurría al esnobismo. Fue el playboy Etienne Balsan (1873-1953) quien la colocó con su tienda de sombreros, pero su vínculo con el amigo de éste, el socialité (personaje social) y jugador de polo inglés Arthur “Boy” Capel, fue lo que posibilitó su despegue. Coco se enamoró perdidamente de Capel y se escapó con él; tenía la esperanza de convertirse en su esposa, pero nunca se casó con Capel y éste prefirió casarse por conveniencia con otra mujer de alta alcurnia, si bien mantuvo a Coco como amante. En 1919 Capel murió en un accidente automovilístico; Coco lloró amargamente la pérdida de su amor y benefactor, quizás el más importante. Ningún otro hombre ocupó su lugar por un tiempo prolongado. Con el apoyo de Balsan y Capel, Coco se había convertido en la gran dama de la moda, y además era pretendida por muchos aristócratas. Uno de ellos fue Hugh Grovesnor, Duque de Westminster, que en Montecarlo le había presentado Vera Bate Lombardi. También se relacionó con el Duque de Windsor; rechazó su propuesta de matrimonio, pero no sus sábanas. «Ha habido muchas duquesas de Westminster, Chanel hay una sola», fue su explicación. Fueron amantes hasta 1930.

En 1920 se abrió en París, en el número 31 de la Rue Cambon, la primera Casa Chanel. Su asesora de relaciones públicas entre 1925-1939 y conexión con la nobleza británica fue Vera Bate Lombardi (1885-1948), nacida Sarah Gertrude Arkwright, aparentemente hija ilegítima de Adolfo de Teck y Rosa Frederica Baring FitzGeorge, sobrina de la Reina Victoria. Se habían conocido en 1915 siendo ambas enfermeras en el American Hospital de Paris gracias al Conde Leon de Laborde. En 1924 se alió con el empresario Pierre Wertheimer (1888-1965) y su hermano Paul, para promover la creación del perfume Chanel Nº5 de Ernst Beaux, quienes aportaron el capital para promocionar el producto. Los Wertheimer retenían el 70%, Cocó el 10% y Theophile Bader el 20% de las ganancias. En 1927 se hizo construir la Villa La Pausa4 en Roquebrune-Cap-Martin en la Riviera francesa por el arquitecto Robert Streitz en terrenos que compró el Duque de Westminster.5 Su romance con el duque acabó en 1930 pero ella mantuvo la casa hasta 1953. Allí sería amante del diseñador y decorador vasco Paul Iribe (Paul Iribarnegaray) (1883-1935), notable exponente del Art Decó, con quien se comprometió el 27 de noviembre de 19336 pero quien fallece de un infarto en la cancha de tenis de La Pausa.


Ícono de la moda Se codeó con grandes artistas, escritores y artistas contemporáneos como Ígor Stravinski, el coreógrafo ruso Sergei Diaghilev, George Bernard Shaw y Jean Cocteau. Todos vieron en ella a una de las pioneras del feminismo, dispuesta a romper fórmulas y esquemas. Stravinski se enamoró perdidamente de ella, pero tuvo que conformarse con ser su amigo[cita requerida]. Fue él quien le presentó al conde Dimitri de Rusia (Demetrio Románov), con quien tuvo un apasionado romance. Observadora innata, criticaba la estricta moda que seguían las mujeres (grandes sombreros, cargadas de pieles de animales y flores, corsés y recargados diseños) y desplegó toda su imaginería hasta convertirse en una de las grandes diseñadoras del siglo XX, tan trascendental como Christian Dior y otros grandes que la siguieron. Coco eliminó la moda recargada que imperaba, diseñando prendas muy sencillas, muy cómodas, de líneas rectas, pero con un toque de alta distinción; su moda fue rápidamente adoptada por el encumbrado público parisino. Su frase más célebre fue: «Todo lo que es moda pasa de moda» o «La moda pasa, el estilo permanece». Pese a los años de recesión, en 1931, el magnate hollywoodense Samuel Goldwyn a quien conoció por intermedio del gran duque Demetrio Románov la contrató por un millón de dólares para que vistiera a sus grandes musas del celuloide como Katharine Hepburn, Grace Kelly, Elizabeth Taylor y Gloria Swanson.

Elizabeth Taylor : Actriz inglesa que desarrolló su carrera en Estados Unidos, principalmente con largometrajes para los grandes estudios de Hollywood, caracterizáda por su belleza y sus ojos violetas.

GloriaSwanson: Actriz de cine estadounidense. Brilló como una de las principales estrellas del cine mudo en los años 20, y fue considerada como una de las actrices mas glamurosas de la época.

Katherine Hepburn: En 1969 realiza uno de sus papeles más recordados en el teatro. Protagoniza Coco, musical de gran éxito inspirado en la vida de la diseñadora de moda Coco Chanel.


En 1954 y con 71 años, reabrió su casa de moda, pero ya otros diseñadores de renombre se habían instalado en su trono. Se mantuvo al frente de la firma con un extraordinario dinamismo y adaptándose a las diversas tendencias que recorrían el mundo. Aun así, logro imponer el clásico toque de sencillez y elegancia que la caracterizaba. Su estilo fue copiado y ella vistió a las divas de la época como Romy Schneider y Jeanne Moreau en la película Les Amants (1958) de Louis Malle, y Delphine Seyrig en El año pasado en Marienbad (1961) de Alain Resnais como también a Maria Callas y Jackie Kennedy, que vestía uno de sus modelos el día del asesinato de su marido John F. Kennedy. Pero su vida solitaria dominada por la artrosis y la morfina, terminó de forma tan impredecible como la vivió. El 10 de enero de 1971, sola en su departamento ubicado en el hotel Ritz, con vista a la Place Vendome, y a los 87 años, Chanel había salido a pasear y cuando volvió al hotel se sentó a ver televisión mientras le preparaban la cena. Con ella estaba su sirvienta personal en el momento de su deceso. Su cuerpo yace en Lausanne, Suiza, resguardado por cinco leones de piedra. Actualmente la casa de moda Chanel sigue funcionando dirigida por Karl Lagerfeld.

“La imaginación es la pizarra en la que escribimos los ideales que la goma de la vida intenta, a toda costa, borrar.”


Personalidad Coco Chanel era una mujer muy hiperactiva, considerada de mal carácter y algo recalcitrante con sus empleados, además era extremadamente perfeccionista y detallista en su oficio. Siempre solía pronunciar controvertidos dichos relacionados con la moda y los hombres. Poco dada a la actividad social redundante, prefería las relaciones discretas y sólidas. Fácilmente influenciable por aquellos de quienes ella misma se mofaba, estuvo a punto de caer en la manipulación de un alto oficial de las SS que deseaba atraer hacia el régimen las simpatías de altas personalidades que eran parte de sus relaciones privadas. Posterior a esto, Coco Chanel se libró por poco de ser considerada colaboradora de los nazis y se sumió más tarde en la soledad autoimpuesta hasta el final de sus días. Sus declaraciones enmarcan la personalidad de la modista como una persona carente de afectividades y probablemente incapaz de entregar afectos. “Todos los días pensaba en cómo quitarme la vida, aunque, en el fondo, ya estaba muerta. Sólo el orgullo me salvó.” La vida de Coco Chanel es una clara demostración de que nada está perdido para quien se resiste a verlo así, pero también es la evidencia de que si disponemos de una capacidad singular e inimitable, (algo único y genuinamente nuestro), estaremos en mejores condiciones de marcar la diferencia y brillar. ¿Qué es aquello que sabes hacer muy bien y que nadie te enseñó? ¡Hazlo!


IMPRESIONISMO


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H

asta la segunda mitad del siglo XVIII el estilo que primó fue el Clasicismo. A partir de este momento se dará un giro radical en la Historia de la Pintura. Lo habitual era el que los artistas expusieran en el Salón Oficial. Los nuevos artistas (conocidos como “Los Rechazados”) por el contrario, tenían que buscar otros lugares alternativos que les permitieran exhibir sus obras. Así, la primera exposición impresionista tuvo lugar el 15 de abril de 1874, en el Salón del fotógrafo Nadar. Se presentaron bajo el nombre de “Sociedad Anónima de pintores, escultores y grabadores”. Intervinieron entre otros artistas de la talla de Monet, Pissarro, Renoir, Sisley, Van Gogh o Cézanne. A partir de este momento las exposiciones se irán sucediendo progresivamente en el tiempo y con sedes diferentes. Al esplendor del estilo le sucederá el declive, ya que se verá desbordado por la aparición de otras preocupaciones y presupuestos diferentes. Así surgirán varios estilos difer- e n t e s que se engloban bajo el nombre genérico de “Neoimpresionismo”.

Origen del término “Impresionismo” Los pintores impresionistas no se definían a ellos mismos bajo este apelativo. El término les fue impuesto de modo peyorativo por el crítico Louis Leroy, al ver la obra de Monet Impresión atardecer o Impresión sol naciente pintada en 1872 y expuesta en la exposición del 74. Al día siguiente de ésta, parafraseando el título del cuadro para burlarse de él, Leroy bautizó el nuevo movimiento: Al contemplar la obra pensé que mis anteojos estaban sucios, ¿qué representa esta tela?..., el cuadro no tenía derecho ni revés ..., ¡Impresión!, desde luego produce impresión..., el papel pintado en estado embrionario está más hecho que esta marina. Así fue como el término “Impresionismo” pasó a ser el nombre del movimiento del que luego el propio Leroy se envanecería. Provocaron un gran escándalo, proceso similar al que experimentó Manet. El refinado publico del momento no estaba preparado para aceptar una revolución como la que ellos proponían. Las burlas y duras críticas a que fueron sometidos les llevarían a posteriori al éxito. Su máximo reconocimiento se afianza ya entrado el siglo XX. Cambios y características: El objetivo principal es sustituir el ideal dominante de “Belleza” por el nuevo de “Libertad”. Para entender este paso hay que indagar en el contexto historico-social: Impacto del ferrocarril: Por vez primera se experimentó el concepto de “velocidad”. La retina captaba así una “realidad distorsionada”. Impacto de la fotografía: La fotografía demostró que lo que determina la visión es el color y no el dibujo, con ello se rompen planteamientos clasicistas anteriores. La fotografía trajo consigo el concepto de la instantánea, que será tan utilizado por Degas para sus composiciones de bailarinas. Impacto del óleo en tubo: se generaliza a mitad del XIX. Trae consigo una consecuencia muy revolucionaria, ya que el artista no tiene porque elaborar cuidadosamente los pigmentos, de ahí que el pintor salga del taller para pintar al aire libre. Impacto del Tiempo: es la era de los relojes, el tiempo es un tema que obsesiona al hombre y en particular al pintor.


IMPRESIONISMO

Una técnica que creaba magia Estos cambios hacen que el Impresionismo tenga unas características concretas: El paisaje como tema principal: Es uno de los géneros más fructíferos. El paisaje ofrece un campo donde todos los interes de los impresionistas se ven concentrados: el aire libre, el contacto con la Naturaleza, el encuentro con la Luz. Ésta se verá modificada con el paso del tiempo y los matices colorísticos irán cambiando a medida que avanza el día. Dentro del paisaje, también es frecuente el tema de la representación del agua de la nieve y el hielo. Se aman las superficies en que los reflejos y los matices cromático-lumínicos se hacen infinitos. La aparición de la figura es menos frecuente, y si lo hace es rodeada de paisaje.(Ahora la figura es pretexto para representar el paisaje, mientras que en el Clasicismo había sido a la inversa). Ello no quiere decir que no haya escenas de interior cuyo máximo exponente es Degas, al que le preocupan temas como la danza o los caballos, ambos relacionados con la velocidad y la instantánea. Impacto de la Naturaleza y de la Luz: el estar al aire libre revela una nueva realidad, una realidad llena de luz, gracias a cuya proyección es posible el color.

Esto fue duramente criticado por los más anclados a la tradición, llegando a decir que “los nuevos” estrujaban directamente sus tubos sobre los lienzos. De la última etapa de Monet se dice que sus obras no son pinturas, sino más bien escultura sobre el lienzo. Muchas veces se apunta a Goya como un precedente para este tipo de pincelada. Color: Es significativo el que los impresionistas eliminen de su paleta el color negro, lo hacen porque observan que las sombras nunca son negras, sino coloreadas. Al igual, el blanco puro no existe, sino que la luz lo carga de matices innumerables. Apuestan por el color puro, aunque pueden permitirse el mezclarlos directamente sobre la superficie del lienzo. Ausencia de perspectiva: Los impresionistas abolen el concepto de la perspectiva euclidiana que había regido el concepto de la pintura hasta entonces, es por ello que desaparece el “primitivo” punto de fuga. Apuestan por una pintura plana y bidimensional porque en realidad es como percibe nuestra retina. Esto ya lo anticipó Manet con su Pífano.


IMPRESIONISMO Por último, la fotografía fue otro enlace, aunque no está claro si la espontaneidad de la captación del momento la aprende el Impresionismo de la fotografía o, más bien, ésta es la alumna de aquél. En cualquier caso, el resultado es una pintura amable, ligera, frecuentemente de paisaje, llena de luz y color, con pinceladas muy cortas que a veces dejan entrever el blanco del lienzo. No son cuadros grandes puesto que responden a encargos privados. Están alejados de cualquier compromiso social (casi todos los impresionistas se fueron de vacaciones al campo o a Inglaterra durante la represión de los movimientos obreros de la década de 1880) y no tardaron en ser refrendados por una amplia aceptación social, de esta burguesía que se veía retratada en los lienzos impresionistas, al modo en que el mundo noctámbulo parisino se refleja en el espejo de La Barra del Folies-Bergère de Manet.

Pintores impresionistas representativos: -Frédéric Bazille -Gustave Caillebotte -Mary Cassatt -Paul Cézanne -Armand Guillaumin -Édouard Manet -Claude Monet -Berthe Morisot -Camille Pissarro -Pierre-Auguste Renoir -Alfred Sisley


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