Letra en llamas - Mitomanías

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Letra en llamas Mitomanías Muestra poética del grupo literario cantuteño Letra en llamas

1era edición Lima – Perú, septiembre de 2010 Diseño de edición: Paolo Astorga artesinlucro@gmail.com Ediciones Letra en llamas, 2010 Colección: “Universos de bolsillo” http://letraenllamas-cantuta.blogspot.com

Licencia Creative Commons

Impreso en Perú Tiraje 200 ejemplares


Nadie nos lee



José Jiménez Cruz (Cajamarca, 1990)

Apocalipsis

El cielo verde de meteoros Azota en la dulce alba. Ojos arrojan al mar, gorriones son sacados de sus nidos, cerebros en suplica son extirpados. Ríos de sangre penetran en los corazones de los árboles, la palabra del hombre se transforma en suicidio. Los volcanes acompañan a Las Hordas funerarias. Solo una nube escapa pero es atraída Por las atmósferas de oscuros Muertos.

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Estampas de la tierra

La tierra deja estampas erguidas Corales años, Las olas se han arrodillado a la Arena pidiendo perdón. Los campos han dado reposo a las Estrellas bajadas de cumbres celestes Las chimeneas se han abrazado a los Vientos de las cordilleras. Un río en el volcán ha crecido con hambre de Amor, los pájaros me han salido al encuentro Con cantor mañanero. La sombra de los Árboles han tapado los desiertos de poesía. Maravillosa la ciudad deshabitada mira cómo Encaja la avenida al abismo, Observad cómo el río triste Cruza por el corazón deshabitado Oíd el árbol cómo resiste los rayos del sol Por milenarios años, ¡Mira una estampa de tierra descansando En mi cuerpo!

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Nunca

Nunca me alejo de este árbol, un árbol caído, latente, nunca me alejo de este árbol, aunque corra sangre por mi pecho. Debo llorar un pálido algarrobo, debo llevar un río a su corona, debo resguardar que la noche no lo lleve, regarle hierro para siempre a sus raíces. Nunca me alejo de este árbol, porque escarabajos minuteros desnudarán su ropa grisácea, nunca me alejo de este árbol, vendrá un tatuaje de mi agonía. Ya todo sucedido. Callejón anónimo siempre, escudo helado, ya todo para nunca; huracán de luz, mientras sombras escapan con alfileres.

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Memoria de un desierto Ya no puedo jugar en la calle Ni tenerla en mis brazos. Le dejaré alucinando hasta que no Haya ningún ruido. Quiero sembrar una flor desconocida Que cuide sus recuerdos, Que traiga lluvia a sus balcones Dándoles el pan de cada día. Es hora que mi alma descienda Paso a paso por sus piedrecillas Y vayan graznando mi memoria Y deslizando mi sangre para siempre.

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Día común

He He He He He He He He He He He He He He He He He

cumplido otro día, la razón esta aquí. revocado las plegarias de los cafés vuelto a ver la luz de las luciérnagas oído el quejido de los grillos en el campo cazado lagartijas divirtiéndome bailado mis trompos con los niños cazado los peces del agua dulce cortado los árboles de puro capricho peleado con algunos miserables trepado los cerros en laberinto mirado borrachos en desvelo hecho caso al canto de las aves hecho caso a los consejos de mi padre dejado correr los ríos cristalinos sufrido los recuerdos de mi madre dejado correr sangre por mi pecho cumplido otro día, la razón está aquí.

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Karina Moscoso (Lima, 1989)

Suplicas con amnesia

Tomar el pájaro del olvido fue fácil al camino de la muerte, cuando cogí el vientre obsceno de su madre fornicando con su amante, mientras la palomilla absorbía la sangre inútil de su virginal cuerpo y y las canicas de papá tomaban forma al estrellarse, entonces sólo pedía... no recuerdo.

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Infamia dulce de una casi violación

Psique, niña inocente que espera dentro de sus sábanas, solo manipulas bruscamente tus emociones, asciendes al Olimpo en busca de los dioses, te desnudas lentamente con la danza de la perdición y maquillas tu virginidad al mejor postor. Siempre haces lo mismo con Cupido, ahora yaces muerta por mentirte. Buscas el puente roto (loco verdad), tratas de volar y solo caes, caes en la infinidad de ese engaño, caes para ser devorada por la divinidad de tus sueños.

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Nudos de una mirada dulce

Ojos pintados con carmín, Desquiebre absurdo de una sonrisa, Frente pequeña ante la mirada del sol, Coge un capullo entre sus dedos, Lame el néctar de su carisma, Toma su cabellera y suspira su mentira Besa arrepentido la inocencia de otra, Y muere quejándose de amar Despierta desolado y solo está ella, Con el traje más hermoso, oscuro y mojado, Colocada de rodillas arrancando la soledad del parque, Rasgando sus recuerdos y maldiciendo su fe, Desaparece con su sombra, con tu sombra, Con la sombra del parque, Huye de ti, pero tratando de buscarte Llora por ti, pero se lamenta de si misma Sube un escalón y acaricia su cuello, La soga flota sobre ella, Ella flota sobre el suelo, En su nuca un nudo, En su rostro una mirada, Una mirada dulce sin forma tocada por el sol Y una sonrisa expuesta a un poeta.

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Queja sobre tu “yo”

Caballero inútil que te auxilia Ventana rota por el juego de un niño Pedazo de metal arrojado al mar Momento inanimado, que cuentas chistes con pasión Luz candente a la orilla de un árbol, Infierno o sueño al instante de morir Cojo excitado con el sufrimiento de si mismo Marea absurda al hablar Mirada perdida con la felicidad del resto, Ese resto, Compañía rota en virtudes, Virtud, Poema tonto que provoca maldecirlo, ¡Maldición! Justa y precisa para la suerte, Tú, ocupación sin éxito, La miel infinita del ser que impides conocer, Puente lindo con una soga en el medio Mano firme aprovechada en cada instante Locura atroz de un raro pensar, Cubierta de otoño de cierta ansiedad. Pensar feliz en la pequeña semana Cantar dulce de un niño sin sombra minuto exacto para reír, Lágrima cansada de mentir, una soledad en tu mirada…

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Diseño de un ser

Con lágrimas gozosas dibujará tu piel, Tomará la sonrisa de un niño sin dientes y lo plasmare en tu pierna, Tomará la fruta del edén para enseñarte a pecar, Juntaran tristezas inexactas y yo me reiré, Calmaré la angustia del mustio creador Al verte destrozada en medio del estiércol fúnebre. Romperé las llagas formadas de amor y placer, Utilizaré tu nombre como prenda, Me agacharé ante la molestia de un gay Y acogeré su paloma encendida comiendo una a una su pureza. Lamiendo tu ser inerte me pertenecerás, Ese ser sin forma que trato de ser mujer.

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Paolo Astorga (Lima, 1987)

Chaclacayo

Manos frustradas de sueños cortantes son mi corazón, son el sol, la luna arraigada en el campeo inútil de las horas, la mujer que parió una puñalada, la resurrección de la locura sobre la niebla de invierno que recorre las venas como madre desesperadamente tierna. Es el agua pudriendo días en su pecho de tantos golpes sin salida, de tanta memoria flameando su inevitable paso hacia el olvido. Es aquí donde se carcomen los labios de la tarde, donde comunicamos nuestro apetito voraz por incendiar las máscaras y los espejos, hacer dichoso el tiempo que nos espera desnudo en todas las esquinas. Un borracho árbol celeste que es el mismo resonar de todos muertos, un rezo de almas desconocidas y fugaces, un cuerpo, un solo cuerpo que se derrite en el silencio de los pasos que se alejan dejándonos la soledad de las paredes frías, la música triste de un nuevo verano. Nadie domina los recuerdos de un río sin exorcizar. Mujeres, hombres, niños, búhos insomnes, un turbulento deseo me ha conmovido por fin: un día de estos todos me escupirán a la cara y yo, si es que aún tengo la fuerza necesaria, miraré al sol escapar de sus vientres en escombros hacia ese río que ya se habrá saciado de un extraño veneno de palabras suaves como el viento que me seduce, que me enciende, para en vano, tratar de vencer a la muerte, otra vez aquí en Chaclacayo.

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Vicisitud

Ha retornado de su selva, no ve a nadie, escupe sangre y ya no llora, ya no camina como antes. Un insomnio telefónico atraviesa la noche, le han brotado alas, revientan las paredes y la música sigue, y la TV está encendida, hay una imagen distante, nos estamos muriendo, la gangrena, la bolsita de papel, y qué ignorancia te besa con la lengua y qué me miras. Ha retornado el lagarto, la rubéola, tus piernas desnudas caminando hacia la nada, te escribo desde cualquier madrugada, se esfuerzan las letras, se castra el sonido, el ojo embotellado de ayer, el sudor seco de tus brazos, y la piel retratada entre las calles como una canción libertaria, arenga, estornudo, balazo, cierro mi puño, la luz desaparece, cierro mi puño, y se abre la fosa, ya se oyen los tambores, usurpan mi carne, la desigualdad existe en las coronas, usurpan mi carne, petrificada entre malolientes callejones, sonriente, bursátil, como un muerto, un muerto que lentamente regresa del trabajo, besa siniestramente a su mujer y se mete un tiro, para que renazcan otra vez todas las palomas de su vientre.

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Antes del desnudo, cierra la boca

Tenemos ganas de encendernos a cada instante mirar una calle, hablar hasta cansarnos porque atrás una sombra nos persigue Manuel Morales

A qué hora vas a abrirte el pecho, ya es tarde para preámbulos, entra, entra rápido, con cuál muchacha hoy serás un animal rabioso un turbulento esqueleto de flores incendiadas con cuál muchacha, dime con cuál, el destierro de tu voz se hará ampulosa, inconmensurable, como ortigas que rasgan tu piel como el mar que ahoga las penas, hoy vamos a ir a La casita, aparta dos sillas, su pierna insatisfecha nos dará la señal para atacar mira, mira bien por todos lados vacía tu última verdad sobre la oscura piel que acaricias finge, finge rápido que tu luz no es un suicidio, que sabes cómo hacerla, que los labios que salvajemente te desnudan hoy sólo son un pasaje de regreso, un acomodo de palabras sin sentido dime, vamos, dime que hoy la haces linda, que los gusanos que llevas dentro hoy no son gusanos, sino bellos diamantes que no se resisten a iluminar tus tímidas pisadas ve rápido, enfurécete, dile que no es así, que así es mejor, sí, sí, dale un golpe, pero síguela abrazando, otra vez te viene el recuerdo, la nostalgia, el aburrimiento de tocar 17 simples rostros,


simples cuerpos erizados, llenos de sudor, de angustia y quieres de alguna manera decir que eres aún un niño, que aún no haz probado del fuego prohibido, que nadie te ha dado la mano, quieres sonreír, pero no, quieres arrancarte el alma y coger esa piel lóbrega que ya se va entregando pero no, quieres un beso, una caricia, una afirmación que te despierte, pero no, pues hoy, después de todas estas palabras, sólo serás un hombre esperando.

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Representación indiferente

Ya va mi agonía y los gatos me persiguen; me haré un ángel en este laberinto un escarabajo gritando una plegaria a los dioses un paria entristecido por su sombra desdibujando mariposas. Mujeres desnudas bailan en la disco una lágrima te ha volado los sesos te escondes detrás de las puertas oscuras, no hay muerte ya bajo esta lluvia roja no hay gemidos ni arañones solo una boca enjaulada en el patíbulo oyes la música, bailas oyes las balas, bailas oyes el morir de la serpiente enterrada en tu sexo bailas, bailas, bailas la canción muerte la canción sexo la canción escombro, triste niña-buitre encendiendo una vela debajo de tu lengua nadie a tu lado, nadie, solo tú y la noche vaciando las esquinas solo tú y la noche copulando madrugadas enloquecido cíclope que todo lo devora, un sueño verde que ya no existe, solo tú y ese viejo abrelatas que es tu corazón.

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Ilusión de lobotomía Para Augusto Rodríguez

Ensimismado metal oscuro de voces mis manos son pájaros sangrando quenas empapadas con restos de ojos cerrados, no es una lágrima la bestia que me habita o una súplica en llamas evocando suavemente tu humeante soledad entre las piernas. Es un hombre el que cuelga de los techos un hermoso cadáver aquel que dispara a su reflejo y no sangra y no sueña fragmentos rotos ni punzantes insectos bajo las azules escamas de viejas sirenas invertebradas componiendo cantos en mis llagas. Un vicio es viajar sin rumbo por la tarde, un aparente suicidio, la mañana, la noche insuficiente para tocar todas las puertas del mundo y mostrarles mi ceguera, o mi cuerpo entregado a los gritos arrancados del inmenso silencio de manos que se unen o copas que revientan abriendo un cerebro desnudo.

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Augusto Huayta (Ayacucho, 1987)

Luces de neón

Voy a tu lado con una sonrisa de niño desnudo Para lanzar mis miembros a la basura Con los que uno respira y se refleja en el otro Mientes que viste una mariposa renacer en tu vientre como las huestes de un amor indecente que van perdiéndose en el cementerio y renacen en algún beso fortuito que trae una decencia de luces que se apagan y ya nunca volverán a encender la llama de ese amor, tu amor, el amor

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Se dice de los poetas Se dice que los poetas cantan a la vida, que escriben inspiraciones ajenas, y que no trabajan por querer escribir. Se dice de ellos que sus ojos están en los momentos de desgracia y también de alegría, se dice de los poetas que comen frases rimadas para ese estomago que no se harta. Se dice de ellos que están inmersos en la ilusión de un mundo feliz, y que luchan contra la corriente de la sociedad, también se dice que no son más que cinco como los dedos de una mano en un millón de personas, y que aman la cultura, el arte y todo lo que es impureza para esta sociedad burrócrata. Se dice de los poetas que son como unos niños, cuando se enamoran entregan todo sin límites y al día siguiente ya no recuerdan nada, se dice que el poeta no tiene casa ni casado está y si es que la tiene, es de todos donde generación por generación trascurren por allí, se dice de ellos que no se encierran en un cuarto para escribirle a la vida, y que no permanece en un solo lugar para que ojos ajenos no le culpen sobre la desgracia de la sociedad, y también se dice de ellos que no van a vivir para siempre y que la maldición algún día callará sus bocas, pero el poeta sabe en su ingenua conciencia que es eterno y que tiene como aliado al hilo de la inmortalidad que es la palabra. Como diría el poeta Cesar Vallejo “al fin de la batalla” ya muerto el poeta y con ello su incrédula conciencia de cantar a la vida.

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La otra muerte

Mi ironía es el dolor de la carne dolor del cual mis egos son saciados y mi personalidad llega a ser el verdugo de los tiempos, que traen consigo la vida convertida en polvo soy la otra vida o la otra muerte eso ya no me importa soy un vagabundo de aquellos que penan en este mundo terrenal de miles de miles de siglos incansables un congelado eterno en una mirada de agua de los agonizantes un lacayo de lo celestial malvado egoísta soy todo lo que la humanidad finge no ser, soy la característica del hombre villano más despreciable los míos preguntan si pertenezco a esta vida no importa si el futuro llegue a tocar mi puerta y me vea perseguido por mi sombra si tuve un nombre ahora no lo recuerdo porque soy una nada metida en el vacío con el temor de ser nombrado por alguna voz perdida el dolor humano es el que me juzga pues para ellos soy la muerte y nada más.

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Despierta

noches desveladas fogoso y sofocante placer fluye sobre tus ojos atrajiste al ser repugnante que explora tu bello rostro y pronto deseará llevarte al mundo de tinieblas Sumergirán tus sueños en oscuridad te harán princesa por cinco minutos y arrebatará de tus dedos los juegos infantiles, moldearán tu vientre-ciudad de niños. como un creador echará vida, atará tu sombra en el mástil de los muertos, sollozos lágrimas rodarán sobre tus mejillas mientras él absorbe cada parte de tu cuerpo tú serás una sombra más que ronda en las noches de placer

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CĂŠsar Pineda (Lima, 1980) Cuerpo inflado en llamas

Tu cuerpo arde en llamas Inflado sobre mis manos. Explota mi cuerpo tan solo de tocarla Como se toca un violĂ­n Sobre tu espalda.

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Eres parte de un poema

Creo que eres parte de un poema. No lo sé. Veo que estás creciendo. Rápidamente. Rápidamente. Rápidamente como los pañuelos Que limpian el rostro de aquella niña Que pide la paz del mundo Que quiere bañar de dulzura La raíz de su destino. Los brazos que aprietan sus venas Rasgándole la piel Sudando las lágrimas Que se esconden sobre sábanas revueltas.

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Objeto imaginario

Eres… El leve sentido oscuro Que habita dentro de mí. Una bruma de color. Una pincelada de creación. Una declinación que hace abstracción Todo olvido. Eres tú… Mi único objeto imaginario.

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Háblame

Con tus silencios Y lléname Con tus vacíos Tal vez un día Mis manos se desnuden contigo Necesitándote de mí Ahora tan solo deja que mi cuerpo se haga Sombra en tu interior.

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A veces

Me computo Dios de este poema.

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Roy DĂĄvatoc (JaĂŠn, 1981) Azul finito

Es divertido mirar al cielo: se abulta y se crece nos deja caer la existencia las tripas, se mata y resopla y gatea sobre su panza busca siempre la altura como la sangre y la vida; es muy divertido mirar el cielo y tomar cerveza y orinar sobre los ĂĄrboles viejos.

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En las muelas

En las muelas de las moscas hay un neumรกtico de bicicleta brea roca caliza luz y pan y zumbidos intermitentes mierda de perro, colillas de cigarro jarrones en las muelas me duele el amor que me deja.

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RegresiĂłn

Se ha poblado de aves mi ventana que anuncian la muerte de algĂşn hombre Se ha poblado de ti como la noche y como todas las horas consumidas en el fondo, en lo oscuro, en lo incierto, en esa lluvia tristĂ­sima que se escampa en tus cabellos Y yo muriendo en la cornisa me he poblado de ti y del miedo en el vuelo del cuervo solitario me he fraguado de espanto mientras se encienden los bosques con el fuego infinito de tus ojos.

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Avizor

No salgas a la calle; decías, afuera los niños se anuncian con sangre y me romperían el vientre a patadas. Las arterias de Lima no se encienden como en la sierra y tú lo sabes, madre; debo aprender a sembrar las miserias de la muerte para no comer de mi padre sobre la tarde. Extraña manera de saborear la vida en la ciudad, he aprendido a traer las guerras entre dientes mientras clavan de rodillas a los hombres a la vuelta de una amarilla calle

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Roger García Clavo (Amazonas, 1979)

Un río no ve al cielo Una ventana te crece a diario por cobijar al sol y a la luna, después de rendirte, de orilla a orilla. ¡Oh Marañón!, rompe la puerta de los escarabajos y con índole de arriero enlata a los tigres de papel. Usa tu huaraca para romper su cielo y darles alma de puma o cóndor, de pez o niño hasta convertirlos en cometa de nacidos. Sé que en ti no existe agonía, Sé que en ti no crece la sombra de la noche porque eres la inquietud del sufrimiento cuando una gran serpiente se postra de rodillas ¡Oh Marañón! devuélveme el agua de la lluvia en fruto: un hombre nuevo.

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El sueño del rocío La estrella me pesa cada mañana cuando despierto con el azufre del hijo o del hermano. Siento que a veces mi caudal duerme como aquel animal que espanta su sueño. Pero, cuando vienen a pedirme asilo de amor tiendo mis orillas para evitar la sangre o simplemente mis aguas son piedras en la garganta cual pirañas que aún me dominan con libertad el alma. Sugiero libremente la corriente para que en ella deshojen los jazmines de la tarde o los besos que es el más al fin de la muerte.

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Denis Castañeda (Chimbote, 1978)

El rayo poético

Este es el rayo misterioso, la verdad de los caminos. La pluma habita en los conocimientos, estancias adornan a las playas, la lluvia agudiza el fiel regazo que cruza las fronteras, ocupa las túnicas de las superficies que calculan las visiones como un zorro devorador. El silencio pronuncia el solitario nombre, virtual hazaña que estafa al sarcasmo, tétrica neblina ondulante que muerde el abanico de las cadenas y se arroya en las colinas y destierran al destino y a la poesía.

(De: Bajo el puente de Londres)

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Veo enrumbar tu cuerpo ferviente y fugaz, cristalizo tu figura, tu grito, camino por tus ojos azules como el mar y me envuelvo en tu cabellera azabache. Renuncio a las preocupaciones, levanto tus mejillas hasta los montes y tu signo embriaga el mundo salvaje de las llanuras. Bajo por tu pulcro cuello, te siento delirar a las orillas de la quebrada, mis labios se estremecen en tus senos escarlatas y bebo poco a poco de tu fuente inefable. Como una fiera sedienta, palpo tu piel, viajo al compás de una tortuga por tu vientre y disfruto de tus calorías en vilo que desprenden las vagas emociones de tus gemidos, rozo tu cintura. Pronuncio en baja voz tu nombre y tú huyes como una roedora en delirio, ahora navego en tu entrepierna, y me deslizo por tus antebrazos para recoger el grano cosechado de tu tierra fértil ansiosa y anhelante. Eres una pantera que ruge hasta llegar a tejer la telaraña del clímax, aprieto tus tendones y quedas exhausta y pasmada como un tatuaje sobre tu cuerpo.

(De: Diamantes en la Sombra)

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Niko Velita (Pasco, 1972)

Libertad incondicional

Toca el timbre del recreo Busco un espacio en el campus Me tiro sobre el pasto Saco un libro de mi mochila Leo un cuento de Ribeyro Toca el timbre del recreo Busco una sombra bajo el árbol Me recuesto contra su tronco Saco un cuaderno de mi mochila Escribo un poemita para Malena Toca el timbre del recreo Camino hacia el mar Me siento a la orilla Saco piedras de mi mochila Las tiro a ras del agua Toca el timbre del recreo Me subo a la punta del cerro Pregunto por el jirca Saco hojas de coca de mi mochila Las tiro al viento Toca el timbre del recreo Encuentro un café en el centro de Lima Me meto en ella Saco un cidí de mi mochila Tatareo la canción de Joaquín Sabina Toca el timbre del recreo

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Subo las escaleras del edificio Tiento la dirección del viento Saco un bloc de mi mochila Lanzo aviones desde la azotea Toca el timbre del recreo Trepo un árbol gigante Encuentro arriba una hamaca Me tumbo sobre ella Saco manzanas de mi mochila Las suelto uno a uno desde esa altura Toca el timbre del recreo Me zambullo en la poza del río Encuentro debajo un banco Me siento en ella Saco un pincel de mi mochila Dibujo tiburones y delfines Toca el timbre del recreo Tomo la línea 11 Me bajo en Villa el Salvador Llego hasta la casa número 52 Saco un peluche de mi mochila Se lo regalo a Malena pro su cumpleaños Termina el recreo Me quedo fuera Dibujo gallitos de las rocas Se los regalo a “las marías que se van” Me compro un helado de maracuyá Lo disfruto mientras enciendo el motor del yip Me llaman por el altoparlante Uno dos tres veces Pero yo me voy para dibujar más gallitos de las rocas comprarme más helados de maracuyá y manejar el yip que me gané en una rifa de fin de año

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Madre Teresa de Calcuta

Decían 70 mil nomás se murieron Qué son 70 mil si somos 30 millones que fornicamos incansablemente todos los días hasta apretujar el pasadizo del Materno Infantil y ni qué decir de los hijos clandestinos de esos que se hacen a hurtadillas de los que no tienen la mirada del padre Somos héroes hasta la leyenda y el mito pusimos en juego nuestras vidas jugamos al béisbol con 70 mil cabezas y nuestros rosarios de dientes cariados soportan 70 mil padrenuestros uno por cada alma en pena De pena se murió la madre Teresa Se suicidó 70 mil veces hasta envejecer en Calcuta a pesar de que solo era madre de uno de los 70 mil Amnistía a todo aquel que bebió la chicha en cráneo y tocó la flauta de fémur o cúbito Cómo no darle indemnización por la labor artística hecha ad honórem Un altar en el sitial derecho y en el izquierdo también No sean avaros con el incienso y las velas sino más bien un incendio y humareda mundial en agradecimiento Decían tantas cosas

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Eduardo Borjas (Lima, 1984)

euritmia/arritmia

la noche es la mĂşsica incandescente el rithual camino por el que ebria latea mi chica para llegar precisa al amor y al horror

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conflagraciĂłn

tu recuerdo habita los balcones como figuras geomĂŠtricas desplazĂĄndose en campos minados tus dedos danzarines ejecutan piruetas sobre el asfalto bajo tus pies una sombra ................................s..e..d..e..s..a..t..a

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primera visualización de la ciudad muerta

yo viajo en la ciudad sin luz. alimento la quimera de los focos muertos en la calle. alimento el ladrido de los perros en trance. una rara fascinación me arrastra a los preceptos de la sinastría. la música es el caballo que trota en el corazón de Hernández. la música es el viento virus que me arrastra a los rieles del tren bajo este cielo descubierto. en las luces de neón de los hoteles vacíos: allí comienza el sueño.

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Letra en llamas Mitomanías Ingredientes literarios

Los enllamados: José Jiménez (Cajamarca, 1990). Es estudiante de la UNE, en la especialidad de Literatura y Lengua Española. Ha publicado Estampas de la tierra (Editorial Electrónica Remolinos, 2009). Poemas suyos han aparecido en la revista Literaria Remolinos y en la revista cantuteña Sol de ciegos. Es integrante del grupo literario cantuteño “Letra en llamas”. Karina Moscoso (Lima, 1990). Es estudiante de la UNE en la especialidad de Literatura - Lengua Española. Ha publicado sus poemas en la revista Literaria Remolinos y en la revista cantuteña Sol de ciegos. Es miembro fundador del grupo literario cantuteño “Letra en llamas”. Trabaja en secreto la escritura de su primer libro de poemas. Paolo Astorga (Lima, 1987). Es estudiante de la UNE en la especialidad de Literatura y Lengua Española. Es miembro fundador del grupo literario cantuteño “Letra en Llamas”. Es editor de La Revista Literaria Remolinos. Ha publicado los libros de poesía: Anatomía de un vacío (2006), Espinas en la sien (2007) y Sin llegar a lo invisible (2008) y De Lima a Chosica (2010). Ha sido publicado en las antologías: Reflejos del Alma (2005), Poetas Solidarios (2007), en Perú S. XXI. 60 poetas contemporáneos (2007), en la Primera Antología de Poesía “Catástasis 2008” y en Tránsito de fuego (2009).

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Augusto Huayta (Ayacucho, 1987). Es estudiante de la UNE en la especialidad de Literatura – Lengua Española. Su poesía se encuentra aún inédita. Prepara desde la clandestinidad su primer libro de poemas. Es integrante del grupo literario cantuteño “Letra en llamas”. César Pineda (Lima, 1980). Es Docente egresado de la UNE en la especialidad de Lengua española y Literatura, es amante de la poesía y de la infinita ternura. Pierde su tiempo escribiendo versos para sentirse bien. Es integrante del grupo literario cantuteño “Letra en llamas”. Edifica en silencio un mundo de caricias. Roy Dávatoc (Jaén, 1981) Cantuteño que estudia administración. ha publicado en febrero del 2010 uno de sus libros de poesía: ALMA. Cuando el corazón emigra (Toro de trapo editores). Amenaza con publicar, próximamente, un libro de cuentos y aventurarse con una novela. Quiere ser una buena persona. Experimental con el arte. Le gusta viajar.

Poetas invitados: Roger García Clavo, nació en el Distrito de Camporredondo. Provincia de Luya. Departamento de Amazonas, en 1979. Estudió en la Universidad Nacional de Educación "Enrique Guzmán y Valle". Ha publicado Marea Celeste (2004), Camino de serpiente (2006), Piel de madero (2006) y Poemas encontrados (2010). Denis Castañeda (Chimbote, 1978) Poeta y profesor de Literatura. Estudió Educación en la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Ha publicado Diamantes en la Sombra (2004), Bajo el puente de Londres (2005) La Palabra Enterrada (2010). Figura en las siguientes antologías: Nueva Poesía Hispanoamericana, MP4 Jueves Culturales en la Garcilaso, Poesía Perú S.XXI/ 60 Poetas Peruanos Contemporáneos, Manual de Literatura Peruana y Poesía Peruana Infantil. Niko Velita nació en Pasco, Perú, en 1972. Estudió lengua y literatura en la Universidad Nacional de Educación, La Cantuta. Publicó el poemario Casas roídas (2005) y En el país de Gargantúa (2010). También como parte de su experiencia educativa en Comunicación publicó Como quien pela una fruta: una experiencia educativa en literatura (2007). 47


Eduardo Borjas Benites (Lima - 1984) Estudia lengua y literatura en la Universidad Nacional Federico Villarreal. Forma parte de “Vagón Azul Editores”. Ganó un premio en los juegos florales de su casa de estudios hace un par de años que ya ni se acuerda. Poemas suyos han sido publicados en “Urbanotopía”, “Morada poética” y “Cuervo iluminado” por mencionar solo algunas. Ha participado en diversos recitales de la capital y provincias. Nos amenaza con publicar este año su primer poemario.

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