Sara Facio. Lente humanista_

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_lente humanista

Sara Facio.

A D M I R A C I Ó N

·

C O N T R A D I C C I Ó N

·

A M O R

EDITORIAL ROMA



_lente humanista



Sara Facio.

_lente humanista · ·

A D M I R A C I Ó N

·

C O N T R A D I C C I Ó N · A M O R ·

EDITORIAL ROMA

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Nivel 2 - Ciclo lectivo 2016 FADU - Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo. UBA - Universidad de Buenos Aires. info@tipografiagonzalez.com www.tipografiagonzalez.com

Diseñado por

Romina Araoz Utilizando las tipografías de libre uso

Heuristica © 2008-2012, Andrey V. Panov

1° edición; 120p; 20x28cm; Buenos Aires, 5 de noviembre de 2016. ©

Las fotografías utilizadas en la publiciación son propiedad de Sara Facio. Reservados todos los derechos. No se permite reproducir parte alguna de esta publicación, cualquiera sea el medio empleado - impresión, fotocopia, etc.-, sin el permiso previo del editor.-


SISTEMA DE REFERENCIAS:

LIBROS PUBLICADOS EXPOSICIONES PREMIOS / MENCIONES SERIES FOTOGRÁFICAS cursos FOTOS / POSTALES:

Cada foto/ postal tiene su espacio físico reservado en el libro. Por favor: enmárquela.



A.

18

Sara.

B.

22

Retrato.

01

· L AT I N OA M É R I C A · ( a d m i r a c i ó n )

Julio, Pablo y Jorge Luis

02 ·PERONISMO· ( c o n t r a d i c c i ó n )

Llegada y Muerte

03

·MARIA ELENA· ( a m o r )

Perfecta Compañía

C. 83

(auto) Retrato.

| PUBLICACIONES Y MÁS · FUENTES DE CONSULTA (109) |



·

“ E X I G Í

M A R C O S ”

·

Tres años antes del ‘85, que fue cuando asumí la dirección de la Fotogalería del San Martín, me había llamado el eterno director del San Martín que es Kive Staif1 para que hiciera algo. Por suerte –como deber ser– Kive es un tipo muy autoritario y yo también, porque sino sería imposible dirigir una cosa con una línea determinada, saldría una cosa blandengue. Pedí entonces una serie de condiciones, por ejemplo que la galería fuera galería de fotos y ninguna otra cosa, que no me vinieran después con que el mes que viene iba a haber una exposición de cuadros o de grabados. Nada. ¡Fotos! Debía sentarse ese antecedente. Después exigí marcos porque, hasta ese momento, todas las exposiciones que se hacían en Buenos Aires estaban pegadas con chinches o con durex, aún en las fundaciones más prestigiosas. Y así no se muestra una foto: es una falta de respeto al fotógrafo y al observador. Si es una obra que se expone, tiene que estar bien expuesta. Tiene que tener su marco, su paspartú, llevar el nombre del fotógrafo, el título -si lo tiene-, tiene que estar bien iluminada. Tienen que verse las calidades. En mi época un fotógrafo trabajaba muchísimo para lograr en el laboratorio los tonos, los colores, el gris, terminarla. Luego pedí que se hicieran editar catálogos para que le gente supiera lo que estaba viendo –sobre todo aquellos que menos acceso tuvieran a la estética de la fotografía–. Y escritos en un lenguaje claro y culto, no claro y banal. No críticas de arte crípticas y cerradas. Y esa política duró trece años. Desde entonces todas las exposiciones de fotografía tienen una dignidad que antes no tenían. De iluminación, de presentación, de “curación”. Hasta empezaron a darse cuenta de qué quería decir realmente la palabra “curar” una muestra: cuidar. Valorar al artista y valorar la obra en lugar del entorno. Sara Facio. 1. (1927, Entre Ríos, Argentina)/ periodista, productor teatral y empresario teatral argentino. Dirigió el Teatro San Martín de Buenos Aires, en tres períodos: 1971-1973, 1976-1989 y 1998-2010.

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"La primera manera que tiene el fotógrafo de diferenciarse de la realidad o de no reflejarla mecánicamente, sino de forma subjetiva, es usando el blanco y negro. Nada más lejos de lo real que el blanco y negro. La negación del color es la primera rebelión del fotógrafo" S AR A .



T ESTIGO DE S U TIEMPO .

1932.

1935.

1955/56.

1957/60.

(18 de Abril) Nace en San Isidro (ARG).

Se recibe de Profesora Nacional de Bellas Artes.

Beca del Gobierno de Francia.

Aprendizaje fotográfico en talleres profesionales de Argentina, Francia e Italia.

Hija de Florencio Facio y María Ana Paraveccia.

Reside en París, donde estudia Artes Visuales.

Se interesa por la fotografía.

[muestra de fotos de Otto Steinert]

1957 Regresa a Buenos Aires.




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SARA . Mucha Leica, B/N Ilford; luz “es la que hay”, contrastes furiosos, grano estallado. Pura pasión.

A.

Paradójicamente, lo extraordinario a veces no es grandilocuente. Y también, contrariamente a lo que indica el sentido común, las rebeldías pueden ser silenciosas. Sara lo demostró con su fotografía instantánea, sin grandes puestas de luces ni retoques; retratos en riguroso blanco y negro que se han convertido con el paso del tiempo en íconos de una generación. Y lo demostró también con su actitud ante la vida, marcada siempre por la serena libertad de darle rienda suelta a sus pasiones.


Mujer de convicciones, fotógrafa, editora y curadora, es una de las principales referentes - y pioneras- de la fotografía en la Argentina. Supo plantarse con mucho talento y determinación “en un ambiente de hombres” y recorrer el mundo con ojos bien abiertos, comprometidos y tremendamente sensibles. Retrató el alma de los argentinos y el pulso de una época en sus fotos. A la hora de definir el carácter de su proyecto editorial y curatorial, insistió en recoger –para situar en el mundo– la obra de los sus colegas nacionales y latinoamericanos. Con ese fin organizó durante trece años muestras de fotografía en la Fotogalería del Teatro San Martín y fundó, junto a la guatemalteca María Cristina Orive, la editorial La Azotea que, lejos de aludir a las alturas de una elite, alude a un espacio propio y familiar pero al mismo tiempo abierto. Ojos grandes, duros, mirada fija: ÉSE Julio Cortázar —el que nos observa desde la foto — es el único que existe. El primero que viene a nuestras mentes cuando alguien dice: “Cortázar”. Cada vez que él aparece, acuden también Glenda, André, los Cronopios, los Famas y todos los conejitos vomitables del mundo. Y pasa con esta imagen lo mismo que pasa con el conocido retrato del Che, sacado por Alberto Korda: se convirtieron en íconos. Son parte de nuestro imaginario, nos hacen a nosotros mismos. Claro que ni la propia Sara pudo imaginar el alcance que tendría su foto del escritor.

Ocurrió que el retrato la sobrepasó a ella misma; excedió su destino de obra y de documento. Hay otra foto que también es parte nuestra: “Los Muchachos Peronistas”. El grupo de jóvenes – de mirada triste, brillo perdido-, hacía guardia en los funerales de Perón. Con banderas colgando, dobladas, de un hombro, observan la cámara: se brindan. La serie de retratos de Borges, de Neruda, de María Elena Walsh... su vida y las fotos de su vida tienen la épica de los pioneros. Conoció a gigantes cuando apenas eran larvas. Y tuvo la intuición de que un día serían vacas sagradas. Su fotografía se revela voraz, intensa, conmovedora. Tiene la particularidad de ser, al mismo tiempo, un medio de registro de la realidad y una herramienta para la expresión personal. Sara se apasiona con cada tema, indaga, lo sigue en el tiempo. Supo hurgar y encontrar en cada rostro los pliegues del alma. Sus trabajos no corresponden simplemente al realismo sino que pertenece a un realismo poético, ya que ella posee una conciencia de subjetividad en sus ellos, es decir, no toma simplemente la realidad porque para ella elegir qué tomar hace que lo documental pierda su fuerza. Al elegir, se imprime algo personal, íntimo, y por lo tanto no se puede hablar de documental. Es una cultora de la fotografía directa, un tipo de producción que adscribe voluntariamente a la noción de la imagen fotográfica como huella.

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Sus obras no reniegan de la realidad; por el contrario, la exaltan, como lo hacen muchos otros fotógrafos interesados igualmente en testimoniar el mundo que los rodea, transmitir sus detalles, encontrar poesía en sus objetos o traducir con objetividad los acontecimientos que lo conmueven. Sin embargo, hay una distancia singular entre su obra y la de sus contemporáneos, no menos perspicaces, atentos o importantes que ella. Esa distancia se halla en la forma en que ha construido, a lo largo de los años, una mirada. INICIOS . Tras estudiar Bellas Artes en Argentina y Europa, Sara decide incursionar en la producción fotográfica. Lo hace luego de asistir a una muestra de fotografía subjetiva de Otto Steinert2 en Alemania. Allí descubre la posibilidad de aproximarse creativamente a la realidad, a través de un medio ágil y contemporáneo, erróneamente identificado con la información periodística y el documento social. La exhibición alemana ponía de manifiesto otra forma de mirar la realidad, una donde el autor no debía permanecer necesariamente distante, sino que podía transformarse en un ojo analítico, en un agente activo en la conformación de una cierta mirada, productiva y a la vez personal. La fotografía artística –como se la llamaba entonces– abría un camino de potencialidades aún no exploradas.

Y en ese camino decidió inscribirse, aún cuando no le aseguraba, como la carrera plástica, el reconocimiento de las instituciones artísticas consagratorias. Sara participa activamente del Foto Club Buenos Aires, una organización que nuclea a fotógrafos profesionales y a amateurs, que organiza premios y está en contacto con organismos y certámenes internacionales. Los premios eran, en aquella época, la vía para conseguir el reconocimiento institucional y de los pares, el instrumentoque certificaba la calidad de la obra y que edificaba una posición de prestigio en el mundo fotográfico. Concurre a los principales concursos del momento, tanto en la Argentina como en el extranjero. Los primeros premios certifican los valores técnicos y conceptuales de su producción. Los foto-clubes eran verdaderas academias donde primaban el conocimiento del oficio y la resolución formal de los temas, que muchas veces eran los tradicionales –retrato, paisaje, vida urbana– o los establecidos por la propia institución. La constancia de los motivos era, asimismo, un llamado a la innovación, una invitación a encontrar nuevas maneras de abordar los mismos tópicos, un reto para la construcción de una mirada propia.

2. (1915-1978) / fotógrafo alemán considerado uno de los más influyentes en Alemania durante la postguerra de la Segunda Guerra Mundial.


SARA .

Más allá del prestigio profesional, esos primeros premios fueron también la ocasión para desplegar un universo personal y erigir lentamente una poética. Su carrera profesional incluye también los ámbitos del periodismo y la publicidad. Se mueve con igual maestría en los trabajos personales y en los trabajos por encargo; cada uno plantea sus exigencias y desafíos, unos y otros son ámbitos de creación potencial. Sin renegar de las comisiones puntuales ni de la inmediatez de los acontecimientos periodísticos, desarrolla proyectos extendidos en el tiempo, en la línea de los ensayos fotográficos que consolidaron las obras de los grandes nombres de la fotografía internacional. Para llevar adelante estas propuestas, se verá en la necesidad de crear una editorial dedicada a la publicación de investigaciones fotográficas, propias y de otros autores,una iniciativa única en toda Latinoamérica. _ Casi ninguna de las personas fotografiadas por Sara sigue viva hoy en día salvo a través de sus retratos: allí están sus ojos. Ellos nos miran. Aún siguen teniendo mucho para decirnos. Acá, los muertos están, y nos cuentan cosas. Y esto significa mucho, porque, señoras y señores, estos no son muertos cualquiera, sino que explican nuestra identidad.

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Sin renegar de las comisiones puntuales ni de la inmediatez de los acontecimientos periodísticos, desarrolla proyectos extendidos en el tiempo, en la línea de los ensayos fotográficos que consolidaron las obras de los grandes nombres de la fotografía internacional. Para llevar adelante estas propuestas, se verá en la necesidad de crear una editorial dedicada a la publicación de investigaciones fotográficas, propias y de otros autores,una iniciativa única en toda Latinoamérica.

Bienvenidos, entonces, a un viaje por el interior de uno mismo: bienvenidos a Sara.

foto-color en Kodak-Rochester (EE.UU)

1960. Abre un Estudio en sociedad con Alicia D’Amico. Se especializa en retratos, ensayos sociales y periodismo.

1960.

28-120

1960/61. Asistente de Annemarie Heinrich.

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re tr a to . "El mejor paisaje es una cara porque no me aburre nunca" dice.

B.

Fotografía de gente. Así de simple y así de poco conciso. Y aquí está la clave de la riqueza de esta modalidad adorada por muchos fotógrafos aficionados y profesionales. Los retratos de Sara exhiben el pasado en primera persona con total displicencia. Decenas de rostros de personajes famososartistas, escritores, músicos, cantantes, poetas, pintores, intelectuales- prolijamente enmarcados saludan desde las paredes a los visitantes que pasan por su estudio. De igual manera, sus retratos de personas anónimas conforman algunas de las postales más austeras y emotivas de la historia argentina.


Cuando al pintor Diego Velázquez lo consultaban sobre su famosa obra, Las Meninas, decía: “No me pregunten por la infanta, ni por el perro, ni por la enana. Sólo pinto el aire que hay entre ellos”. Ese “aire” se podría equiparar al “aura” que a veces se encuentra en algunas de las fotografías de Sara. Su obra, su personalidad, su modo de ver la vida, está plasmada en sus retratos. - Me interesa todo lo que está vivo. También me gustan los animales. Me gusta sacarle fotos a mis gatas. Pero la gente, su gestualidad, sus expresiones es lo que más me atrae: poder captar sus sentimientos, llegar más allá de la superficie, mucho más allá de lo que dice una cara. Cuando viajo y tengo tiempo, me siento en un café y observo los rostros de las personas; imagino sus vidas, sus alegrías y tristezas.Personalmente, cuando hago retratos trato de hacer lo que se llama en fotografía un retrato psicológico, y para eso tenés que extraerle algo a la persona, algo de su ser íntimo. No sólo apuntar a que la foto sea técnicamente correcta, que esté a foco o que tenga una luz especial. Las imagenes que perduran son aquellas que tienen algo más que una superficie bonita o macabra; las que le dicen algo al espectador; las que trascienden o dejan un mensaje más profundo.

Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos estamos invadidos por imágenes de todo tipo. Pero hay que ver al final del día qué quedó de todo eso. Sara no hace posar a ninguno de sus retratados. “Me gusta la toma directa, sin arreglos y sin manipulación. Lo esencial de la fotografía es captar un instante, por eso creo que si los hago posar se pierde la pureza de la fotografía. Por ejemplo, a los escritores los fotografié mientras hablaba con ellos, y sin que casi se dieran cuenta; se distraían con la charla y yo aprovechaba para hacer mi trabajo. Ahora me lo dicen muchas personas y observadores que en mis obras se nota una relación muy grande entre el fotógrafo y el fotografiado. Pero francamente, lo único que siempre quise hacer era un buen retrato. Me fui dando cuenta de que mis fotos tendían a capturar cierta esencia. Ya sea una señora sentada en la puerta de su casa, tomando mate, o un gran caballero con sombrero orión. La foto da vida a los personajes, en la medida en que te deja algo de ellos”. EN PRIMERA PERSONA . Algunos me preguntan por qué muchos autorretratos. “¿Tanto te estudiás?”, dicen. La verdad es bastante más tonta y sencilla. Cuando estoy por terminar un rollo, me da pena tirar lo que queda en blanco. Entonces, me hago fotos a mí misma, antes de revelarlo. Por eso tengo muchísimas.

Agfa-Gevaert (Bs. As.)

PRIMEROS PREMIOS

1960-1963.

desde 1961. CURADORA INDEPENDIENTE.

1965.

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“ESTO ESTUVO ALLÍ” . Aún cuando se han planteado algunas críticas importantes a este punto de vista –principalmente de cara a la revolución digital–, podríamos admitir que gran parte de la producción fotográfica mantiene el carácter de “huella” en relación con su referente. En cada imagen se plasma algo de aquello que estuvo frente al fotógrafo en el momento mismo en que éste decidió capturarlo para siempre en una imagen. Más allá de las implicancias contextuales, históricas e incluso formales que pueden ligar a un autor con su tiempo, sus contemporáneos o su condición, hay algo que sólo le pertenece a él, que constituye su particular modo de mirar el mundo, y que sólo puede descifrarse acudiendo a su vida y a su trabajo.

Lo que hace es construir pacientemente una huella,

En el imaginario fotográfico argentino, Sara es considerada, ante todo, una gran retratista. Hay rostros y personajes que han pasado a la historia tras haberse encontrado con su cámara: Julio Cortázar con un cigarrillo en la boca, Jorge Luis Borges agachado detrás de una biblioteca, la mirada serena y a la vez penetrante de Susana Rinaldi.

Pero sus retratos no son el resultado del encuentro momentáneo con esas figuras. Son, por el contrario, frutos de otro proyecto personal: el de plasmar el ambiente intelectual del tiempo que le ha tocado vivir. El registro de cada rostro está fundado en la admiración, la seducción y el misterio. Un misterio que va más allá de rasgos y gestos, que busca penetrar los evasivos senderos del talento y la creación, anhelo que la acompaña desde sus piezas tempranas. Si bien no siempre tiene la oportunidad de adentrarse en la vida de sus modelos, jamás se conforma con una superficie atractiva o con un rostro seductor. Explora las apariencias, escoge los momentos, busca lo que se esconde detrás de los gestos y las miradas. Cuando elige realizar un retrato –porque, ante todo, se trata de una cuestión de elección–, se guía por la fuerza que presiente detrás de la persona y es a esa potencia a lo que responde, en última instancia. Le gusta la fotografía instantánea. No hace grandes puestas de luces ni retoca los negativos; confía en su capacidad para capturar el espíritu de su modelo en la fugacidad de una expresión. Parece registrar el instante entre que la cámara le avisa al objeto (humano) de su presencia, permitiéndole corregirse un poco, y llegar a la pose. Como si le habilitara a las “figuras” una cierta participación en el editing. La serie De Brujos y Hechiceras reúne los semblantes de los más variadas celebridades; hombres y mujeres protagonistas de las


retra to .

artes, las ciencias, los deportes, el pensamiento. Todos, en mayor o menor medida, representan las ideas y los valores de su época, al punto de haber trascendido el ámbito específico de sus tareas para establecerse como íconos históricos y culturales. Los nombres que conforman estas series son incontables y de lo más diversos: Doris Lessing, María Luisa Bemberg,Feder ico Leloir, Celeste Carballo, Susan Sontag, Juan Manuel Fangio, Victoria y Silvina Ocampo, Quino. Una rápida revisión pone en evidencia la disparidad de los retratados. Sin embargo, todos resuenan en nuestra memoria ni bien son mencionados. Cada retrato es abordado como una singularidad. No hay reglas ni pautas compositivas; sólo la preferencia por la toma instantánea y el gesto espontáneo. A veces éste se obtiene cuando el retratado está distraído, absorto o meditativo, otras, incluso cuando mira a cámara. En otras ocasiones se lo muestra en sus tareas, como si el trabajo fuera parte de su cuerpo o de su fisionomía. En un grupo de imágenes, Sara interviene cromáticamente las copias; es el caso de retratos de Doris Lessing y María Elena Walsh. Utilizando fibras y resaltadores, destaca rasgos, enmarca las figuras, integra y aísla. Transgrediendo los cánones de la fotografía directa, a los que ha sido fiel durante años, se embarca ahora

en una aventura plástica que amplía el espectro de su producción visual. retratos no son el resultado del encuentro momentáneo con esas figuras. Son, por el contrario, frutos de otro proyecto personal: el de plasmar el ambiente intelectual del tiempo que le ha tocado vivir. El registro de cada rostro está fundado en la admiración, la seducción y el misterio. En realidad, la fotografía directa nunca fue una religión para ella sino simplemente una opción, un recurso estilístico que le permitió forjar una mirada y una subjetividad a partir de acontecimientos, lugares y personas. Y si bien continúa siendo una marca fundamental de su producción artística, es lo suficientemente flexible como para permitirle experimentarciertas búsquedas formales y plásticas, para nada infrecuentes.“Cada imagen es como si dijera ‘ésta es mi ciudad, mi gente, la que admiro, la que me gusta’.”

una marca propia que sólo puede hallarse en sus trabajos.

Las fotografías son su producción, pero también su morada .

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CÁMARA Y LUZ . –Cartier-Bresson3 dijo que el día que descubrió la Leica, la (esa) cámara se transformó en la extensión de sus ojos. ¿Cuál fue su cámara de toda la vida? - También la Leica. Mi carrera cronológicamente es continuación a la de él: cuando terminó de hacer sus mejores fotos en los ‘60, ‘70 , yo ahí empecé. No había salido en esa época una cámara mejor que la Leica, después creo que tampoco, pero sí hubo otras mucho más sofisticadas y con mucha más promociones como la Nikon. Pero la Leica realmente tiene un personaje, uno tiene algo en la mano que es más que una máquina. Es la extensión de la mano, de la cabeza, de los ojos, de todo, es como tener una extensión de algo vivo en la mano, no es una máquina fría ni independiente. Nunca hice alarde de hacer fotos con cámaras espectaculares. La Leica, tiene un disparo prácticamente sin ruido. Muy silencioso. Al revés de lo que es la cámara réflex, que sacabas una foto en un teatro y la gente se daba vuelta para mirarte. Con la Leica eso no pasa. Entonces siempre aprovechaba para sacar la foto cuando los retratados levantaban la voz o se golpeaba una puerta. Entonces, primero la cámara. Después, las luces. Yo nunca saqué con flash y eso que era lo usual. Además, en lugar de tener el revelador a una temperatura aconsejada por el fabricante, yo lo hacía con mucho más calor y por eso mis fotos tienen muchos granos, son contrastadas.-

1.

2.

19-120

19-120

3. Henri (1908-2004) / fotógrafo francés considerado por muchos el padre del fotorreportaje. ENCUADRE Y FOCO

2003.


-L o q ue y o ha g o en fo to g r a f ía es p a ra l o g r a r q u e e l día q u e y o me mu e r a n o d ig a n «se mur ió u n a va c a » sin o q ue s e mu r ió u n a p e r s o na q u e v i o e s o. Y lo que yo vi e stá e n mis f o to s. É se e s mi c a n o n . Construcción

de una

Huella.

María Moreno, “Con los ojos abiertos”, Página/12, Buenos Aires, 25/02/00.

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Buenos Aires, Buenos Aires

Humanario


retra to .

ROSTROS ANÓNIMOS . Hacia mediados de la década de 1960, Sara trabaja en dos ensayos fotográficos, uno personal y otro por encargo. El primero es una semblanza de la capital porteña, que verá la luz en Buenos Aires Buenos Aires, publicado junto a Alicia D’Amico, con textos de Julio Cortázar. El segundo es una comisión de la Dirección de Salud Mental, que derivaría también en un libro, Humanario, junto al mismo equipo de trabajo. Buenos Aires, Buenos Aires proponía mirar la ciudad desde una perspectiva poco frecuente. En lugar de centrarse en sus edificios emblemáticos, en sus plazas y monumentos, buscaba plasmar los más variados aspectos urbanos y principalmente a su gente, pocas veces retratada como entonces. A los lugares tradicionales, inmediatamente reconocibles, se suman los habitantes anónimos y los personajes ilustres pero ignorados por el gran público. Un conventillo en la Boca convive con un café en la calle Lavalle, un domingo de fútbol; una vendedora de violetas o un lustrabotas, con Astor Piazzolla, Antonio Berni o el Dr. Houssay. Además, resultaba extraño, por ejemplo, que gran parte de las imágenes de la ciudad fueran espacios interiores. Aunque hoy podamos pensar lo contrario, las imágenes eran poco turísticas; mostraban, por ejemplo, las difíciles condiciones de vida de algunos sectores sociales cuando aún no se había impuesto la estetización de la pobreza.

BUENOS AIRES, BUENOS AIRES

1968.

Humanario tuvo por objetivo mostrar las deterioradas condiciones, materiales y humanas, de un grupo de hospitales psiquiátricos de la ciudad. Pero, en gran medida, las fotografías trascienden esa meta primaria para tornarse en una silenciosa reflexión sobre la existencia. El sobrio blanco y negro suaviza un drama que jamás se destaca; a lo sumo se sugiere. Como sucede en la serie sobre Buenos Aires, el corazón del proyecto son las personas. La vida, en sus aspectos más dignos y en los más dolorosos, se expresa a través de ellas. Presencia a veces lateral, azarosa, desplazada, de rostros anónimos que no renuncian a obtener una atención tan casual como ineludible. Son figuras despojadas de identidad. Recortadas contra la vidriera de un café de la calle Lavalle, asomándose desde el fondo de un conventillo de la Boca, sentadas con humildes atuendos en el banco de un hospital psiquiátrico. A diferencia de lo que ocurre con determinados personajes que sí han trascendido a la esfera pública en virtud de sus roles (escritores, músicos, científicos, médicos, deportistas, etc.), todos ellos esquivan una identidad precisa. Sara supo sortear el escollo de los estereotipos, el recurso empalagoso de las poses sin expulsar a sus retratados de ese nexo de la mirada con la cámara y, al mismo tiempo captar particularidades, matices que exceden una seudo naturalidad hueca.

HUMANARIO

1976.

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Julio, Pablo y Jorge Luis .

01 .


( a d m i r a c i ó n )

· L AT I N OA M É R I C A ·



·

( a d m i r a c i ó n )

·

Hubo mucha rebeldía en la elección de los personajes que fotografió entre los ‘60 y ´70. En esa época, la Argentina vivía una suerte de boom consumista cultural, que hizo que los escritores latinoamericanos encuentren en este lado del mundo sus acérrimos lectores. Así fue como Julio Cortázar se convirtió en uno de los escritores argentinos más importantes de la cultura. Sara se propuso hacer un libro de fotografías de escritores latinoamericanos y recorrió miles de kilómetros por una imagen de él. Con su juventud y su osadía a cuestas se presentó un día en el departamento del escritor, en París, con su colega Alicia D’Amico, y lo conquistó para siempre. Tocarle la puerta a Neruda en su Isla Negra, sin que él ni siquiera hubiese escuchado hablar de ella (una principiante), le demandó hasta cierto grado de desparpajo. Es muy difícil que un artista le abra las puertas de su estudio o de su casa a un fotógrafo que recién comienza. Y que para colmo es mujer. La serie de escritores latinoamericanos no fue pedido por ninguna editorial ni por ninguna empresa, fue una necesidad propia y de Alicia. La selección de las personalidades se cruza con su pasión literaria. Sara se propuso darle rostro a decenas de escritores que, en la mayoría de los casos, aún eran desconocidos para el gran público. Había un respeto hacia ese don de crear con palabras. Para ella, eran seres superiores a la gente común. Los elegía -además de por su amor a la literatura- porque eran los personajes “más difíciles de retratar y de interpretar”. -

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Era necesario un acercamiento previo; a los escritores les gusta la palabra. Entonces si uno se acerca a un escritor, sea Cortázar, Sábato o García Márquez, y le habla de sus libros y de sus personajes, obviamente que entran enseguida. A García Márquez4, por ejemplo, apenas lo conocimos le contamos que habíamos leído Cien años de Soledad5 y que estábamos enamoradas de los personajes, los escenarios... Y claro, él se quedó encantado de estar con dos chicas que lo habían leído a fondo. Además el libro todavía no había salido. Gabo había llegado a Buenos Aires a firmar recién el contrato con la editorial Sudamericana para publicarlo. Nosotras habíamos hecho el libro fotográfico Buenos Aires Buenos Aires (con textos de Cortázar) con el sello y el gerente general nos propuso que le tomáramos fotos a Gabo para nuestra serie de escritores latinoamericanos. Le dijimos que sí, claro, pero le pedimos que nos diera el manuscrito para saber más acerca de él. Me acuerdo que leí Cien años de Soledad en una noche. No dormí. Era algo totalmente diferente a todo lo que había leído hasta entonces. La serie Escritores Latinoamericanos comenzó en 1960 y finalizó cerca de 2005. En Retratos y Autorretratos estaban los consagrados, como Pablo Neruda y Alejo Carpentier6,pero

RETRATOS Y AUTORETRATOS

1974.

también algunos aún desconocidos: Vargas Llosa7 y Fuentes8, por ejemplo. La selección final resultó de una certeza asombrosa: todos trascendieron, cuatro fueron premiados con el Nobel: Neruda (1971), Paz (1990), Asturias (1967) y García Márquez (1982). - Mucha gente en ese momento me preguntaba: “Vos que sabés pintura y conocés a todos los pintores, ¿por qué no hacés fotos de pintores?”, y mi respuesta era: “Porque es más fácil”. Tenés toda la escenografía hecha, todo lo que rodea a un pintor es estético, por más mal fotógrafa que seas vas a sacar una buena foto. Como mínimo, correcta. En cambio con un escritor, ¿cómo hacés? Con Borges, por ejemplo, que ni te ve, ni te mira, ni le importa. ¿Cómo hacés una foto de Borges?”

4. Gabriel (1927 - 2014) / escritor, novelista, cuentista, guionista, editor y periodista colombiano. 5. García Márquez G. (1967). Cien Años de Soledad. Colombia. Editorial Sudamericana. 6. (1904 - 1980) / escritor cubano considerado uno de los fundamentales del siglo XX en lengua castellana. 7. Mario (1936-) / escritor peruano considerado uno de los más importantes novelistas y ensayistas actuales. 8. Carlos (1928 - 2012) / escritor, intelectual mexicano.

ESCRITORES DE AMÉRICA LATINA

1981.


· L AT I N OA M É R I C A ·

[...] él sabe ahora que nunca se fue de su ciudad, que se buscó así mismo para encontrala mejor aunque no haya de volver nunca. J. Cortázar

FOTOGRAFÍA Y POESÍA .

[...] El hecho es que hasta cuando estoy dormido de algún modo magnético circulo en la universidad del oleaje. [...] P. Neruda

Según Sara, “son dos caminos que corren muy paralelos, son muy parecidos. En la poesía vos tenés que hacer una síntesis total y tomar palabras donde hay millones de palabras. En la fotografía tenés que hacer una síntesis total y buscar o inventar una imagen concreta de todo el mundo. Acá, vos ves todo porque vos tenés angulares en los ojos, entonces cómo captar, cómo sintetizar, es lo mismo que hace un poeta con la palabra; cómo enlaza una palabra al lado de la otra, un fotógrafo tiene que aislar y de alguna manera crear una imagen de eso que él selecciona. Cuando se dice que una fotografía es el reflejo de la realidad es una mentira: un reflejo de la realidad es una fotografía cualquiera, pero la de un fotógrafo crea una imagen estética, distinta. Igual que hace un poeta: ‘Puedo escribir los versos más tristes esta noche’9. Es una frase cualquiera y sin embargo tiene una música, una melodía que vos no te la olvidás nunca. Y con las imágenes pasa lo mismo. Ves una imagen y te queda. Entonces yo creo que se emparentan mucho, siempre y cuando la haga un poeta o un fotógrafo, no cualquiera que escribe con forma de poesía o cualquiera que hace click con la máquina.”

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9. Se refiere al poema de Pablo Neruda, Poema 20 (1924).

[...] muere un rey entre fuentes y jardines; yo fatigo sin rumbo los confines de esta alta y honda biblioteca ciega. [...] J.L. Borges


Julio Cortรกzar


Julio

·CORTÁZ AR·

- No te va a salir Sara. No hay luz. -

so dijo Julio Cortázar (1914-1984) la primera vez que vio a Sara intentando tomarle una foto con una Leica discreta. Era el año 1967, y en efecto no había luz, pero las fotos salieron. A Cortázar lo conoció como lectora en la década del ‘60, cuando salió Rayuela. -Fue especie de revoJulio pidió ver las fotos, así que dijimos: lución en Argentina, ‘se las llevamos nosotras’- cuenta Sara - . porque se leía muy En la foto oficial, Cortázar mira a poco a los escritocámara con los ojos fruncidos, y fuma. res de nuestro país y El retrato devino en eso que sucede prácticamente nada pocas veces: Marilyn con la falda de los latinoamericalevantada, Salinger tapando la lente. nos. Por ese entonUn ícono. Y Cortázar decidió que lo ces, la obra de Julio representaba bien. tuvo una repercusión popular impresionante y se convirtió en un ídolo literario; él ya era Cortázar. En aquella época yo estaba en sociedad con Alicia D’Amico, con quien teníamos la idea de hacer un libro sobre Buenos Aires. Pero no el Buenos Aires. Terminamos ese trabajo a principios del 67 y, luego de peregrinar por varias editoriales, lo aceptaron en Sudamericana. Fue la editorial la que nos sugirió a Cortázar.

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Sara Facio. _lente humanista

Era una tarde de primavera de 1967 cuando tocaron a la puerta del departamento del escritor en París. “El corazón se me salía del pecho. Al abrirse la puerta escuché: «Hola, soy Aurora (Bernárdez, su esposa). Aquí está Julio». Sí, ahí está Julio Cortázar. De inmediato, me cuenta: «¡Sara, ese nombre, ahora me causa gracia! Hace unos meses viene muy exaltado mi amigo, el dibujante Julio Silva. Casi me grita. Tenés que conocer a la persona más maravillosa que he conocido: Sara. Sara es inteligente, brillante. Sara tiene un talento sobrecogedor. ¡Deben conocerse ya!» «Bueno, encantado, traela a comer.» «¿Cómo traela? -me dice extrañado-. Sara es un hombre: Tristán Tzara.» En ese momento, entre carcajadas, comenzó nuestra amistad. Vio las imágenes -una mujer con un cardumen de niñas rubias, un hombre sentado frente a su botellería, refinados recortes de vida cotidiana-, lagrimeó y dijo sí. Nos abrazó, a Alicia y a mí, y se puso a llorar. Dijo que nunca se había sentido tan cerca de Buenos Aires como mirando esas fotos y que finalmente, escribiría el libro”.

Para Sara, ver en persona a Cortázar fue toda una novedad porque, en esa época, no había fotos del escritor en los medios, tan solo una de un señor con anteojitos, poco parecido al alto y elegante escritor con quien se topó en París. Además de llevarle unos cuantos años, la impresionó porque “era muy atractivo, muy simpático y afable, como se lo ve en los reportajes, muy cordial”. Dos días después de ese primer encuentro, Sara hizo una de esas fotos que funcionan como la versión definitiva de una persona: Cortázar con el cigarrillo en la boca, apagado, mirando a cámara. El retrato de un hombre pero, también, de una forma de estar en el mundo. Convencido de que las primeras no iban a salir, me dijo: “Vamos a la Unesco, así hacés algunas fotos”. Él estaba trabajando como traductor, y ahí fue donde le saqué ESA foto. Le gustó tanto que dijo que tenía que ser su foto oficial. Le mandamos por correo una decena de copias que empezaron a circular por todos los medios del mundo, lo que nos conmovió-. Todo continuó con Humanario, para el que Cortázar escribió un texto.

JULIO CORTÁZAR

2004.


· L AT I N OA M É R I C A ·

Con Julio tuvieron una relación de años; con él siempre pasaba algo distinto; cada vez que se encontraban la magia era otra, las ganas se multiplicaban y los momentos eran muy intensos. “Nos veíamos siempre que viajaba a París. Íbamos a comer, a ver espectáculos, al cine, todo lo que se hacía cuando uno llegaba a París en esa época. Uno tiende a asociarlo con Olivera, el personaje de Rayuela. Era un hombre muy buen mozo y muy vanidoso. Se levantaba el cuello del impermeable para manejar, se ponía los anteojos en el auto, se los quitaba apenas bajaba porque no le gustaba que lo vieran con anteojos. Después, al contrario, ya cuando se vistió de guerrillero se dejó los anteojos.” En las fotos de 1974, el aspecto del escritor es radicalmente distinto de aquel de 1967: barba, anteojos, camisa guerrera. “Ahí cambió todo. De mujer, de look. Ya estaba con Ugne Karvelis. Cuando se dejó la barba, me escribía: «Cuando me corte la barba te llamo para que me hagas fotos». Pero ya se había puesto como un señor grande, más serio.

“Antes era un tipo divertido, con mucho sentido del humor y a la vez seductor. Muy cariñoso, de tocarte las manos, de pasarte las manos por el pelo. Cada vez que nos veíamos me preguntaba por Buenos Aires, por el idioma. Le fascinaba y divertía el lenguaje cuando le decía palabras que se usaban en ese momento; feliz, anotaba todo. Era muy ordenado, el orden perfecto. Tenía un horario para cada cosa, y además era puntual. Él fue una de las primeras personas que conocí que tuvieron una máquina de escribir eléctrica. Lo que tuve con Julio me hacía acordar a la relación que tenía con un hermano mío, que falleció (Carlos Facio). Éramos compinches. Cuando estaba acá en Buenos Aires venía a casa todas las noches, a comer mi comida. Sí. Éramos amigos. Y con mucha confianza. Incluso, cuando salieron sus cartas en la editorial Alfaguara mí me las pidieron, pero yo no las di. Son cartas personales. Es como si yo diera una carta personal entre María Elena y yo. ¿Qué quiere decir eso?.Me parece una traición. Me parece una traición al amigo”.

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Pablo Neruda


Pablo

·NERUDA·

- ¡Ah, las argentinas! -

L

a poesía de Pablo Neruda (1904-1973) nació en los confines de América, creció con el siglo y logró la consagración del Premio Nobel dos años antes de su muerte. Por entonces, vivía en la enigmática Isla Negra, 100 kilómetros al sur de Santiago de Chile. Sin siquiera conoNeruda adoraba a María Elena cerlo, pero atraída por ser tan joven y haber escrito ya por su personalidad entonces poemas tan lindos. y estatura literaria, ¡La consideraba una niña mimada! . Sara viajó hacia ese Tocamos el timbre, remanso marino en (en realidad, una campana); 1967 para retratarlo el msmo mismo nos abrió la puerta. y registrar su coti-“¡Ah, las argentinas!”, dijo, dianidad; su figura y nos hizo pasar.formaría parte del libro Retratos y Autoretratos. Y quedó encantada con él y su casa exótica. “Le escribimos varias cartas; nunca nos contestaba. Hasta que finalmente le enviamos la última avisándole que iríamos a su casa en una determinada fecha. Teníamos cartas de recomendación de María Elena Walsh y de Margarita Aguirre”.

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Sara Facio. _lente humanista

Con Alicia vimos que la casa era un escenario para hacer una película: por la casa en sí, por los objetos que tenía, por el mar de fondo, el Pacífico en toda su grandeza y esplendor, era una maravilla. Había cuadros de artistas naif, botellas dispuestas en fila sobre estanterías, colecciones de caracoles recogidos por las playas del mundo, muebles raros, tarjetas postales de principios de siglo, máscaras africanas, faroles de barcos. Entonces dijimos, ‘Pablo, más que sacarle una foto a usted tendríamos que hacer un libro entero con toda esta casa, con sus objetos…’. Y él, ‘no, no, si alguien me dijo ya, pero no, no…’. Sin embargo, al enviarle las fotos que habíamos tomado, Pablo nos escribió una carta diciendo que le habían gustado muchísimo, que había pensado en la propuesta que le habíamos hecho de hacer un libro con él y con su casa y que, bueno, que si queríamos ir a Chile a hacerlo, que fuéramos y que nos apuráramos porque se podía arrepentir. Así que fuimos.

GEOGRAFÍA DE P. NERUDA

1973.

Vivíamos en una pensión a dos cuadras, pero nos llamaba a cada rato. Por ejemplo, nos citaba para las 3 de la tarde, “después de mi siesta”, y a la una llamaba preguntando: “Pero, ¿por qué tienen que comer solas? ¡Vengan a almorzar conmigo!”. Así pasaron cinco o seis días, hasta que decidió que nos instaláramos en el cuarto de huéspedes de su casa. Nos quedamos un mes entero, y fue una experiencia fascinante. Matilde (Urrutia), su mujer, un encanto. Y como Neruda era un personaje importante del Partido Comunista, constantemente recibía visitas de todo tipo. Desde gente de gran actuación social, como los embajadores de las Repúblicas Socialistas de la Unión Soviética, hasta sus amigos más queridos, como Jorge Edwards o Antonio Skármeta, que en aquel momento era un muchacho periodista que adoraba a Pablo. Incluso, a veces, también aparecía Salvador Allende, antes de ser presidente de Chile. Fue el momento en el que se unieron los socialistas con los comunistas. A lo largo de varios días, Sara y Alicia se convierten en su sombra, lo acompañan en sus


· L AT I N OA M É R I C A ·

horas de trabajo y en sus momentos de ocio, en sus paseos y en sus descansos. Sara capta una intimidad pocas veces lograda en una figura pública. En lugar de cristalizar al personaje en una imagen, lo muestra en sus procesos, involucrándose en sus ritmos, sus actividades y sus espacios vitales. Todo resultaba apasionante. “Neruda siempre nos sorprendía. Un día decidía: «¡Basta de Isla Negra! ¡Nos vamos a Valparaíso!», y con Matilde al volante, nos llevaba de viaje. Siempre recuerdo que escribía durante todo el camino. Bueno, Neruda escribía todo el tiempo. Sara fue la primera en fotografiar la casa que Neruda y su mujer habitaban sobre la costa del Pacífico chileno. En 1970 le dedica una serie exclusiva. “La Isla Negra tiene algo mítico. Hay quienes creen que Neruda vivía solo, en el medio del Pacífico, como la isla de Pascua. Hasta Victoria Ocampo me preguntó: ¿Cómo es esa isla? Pero no es una isla, sino una ciudad costera de clase media alta”. Pablo Neruda en Isla Negra, fue para Sara “una de las grandes satisfacciones personales, amor a primera vista.

“Fue algo aparte, un regalo del cielo: el habernos comunicado tan bien, con tanto cariño. Inclusive después cuando vino a Buenos Aires iba a venir a vivir a mi departamento porque ni él tenía conciencia de quién era, en cuanto a su trascendencia como escritor. Y cuando el editor Losada supo que se iba a quedar dos o tres días le dijo que fuera al Plaza Hotel, que estaba a dos cuadras de mi casa. Estuvimos en contacto permanente, inclusive cuando fue embajador en París. La relación fue profunda y prolongada hasta que murió”. Pablo Neruda en Isla Negra se ubica a mitad de camino entre el ensayo fotográfico y el retrato. Estudia un aspecto de la realidad –la vida y la creación de un poeta–, pero al mismo tiempo captura a Neruda en estampas emblemáticas. Conjuga la personalidad del escritor con la de la fotógrafa; pone en escena el cruce de dos subjetividades que se refuerzan mutuamente.

P. NERUDA EN ISLA NEGRA

2004.

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Jorge Luis Borges


Jorge L.

·BORGES·

- Sí, venga. -

L

o conocí como lectora, tenía un gran respeto hacia su obra y su persona, un hombre muy íntegro, con un sentido de la ética muy importante.Tuve la suerte de fotografiarlo por primera vez en 1963, en el taller del dibujante Carlos Benítez, que pintaba fotos de escritores argentinos para una exposición. Éramos vecinos y casi cotidianamente Borges (1899 - 1986) lo veía caminar, pasear por todo el era una personalidad barrio. Fueron casi 20 años- entre 1960 y única en el ambiente 1980 - fotografiándolo muy a menudo; cultural. En esa época en su casa de la calle Maipú y en la era más fácil acceder Biblioteca Nacional, en los barrios a esa gente. Llamabas porteños que visitaba o mencionaba a la Biblioteca Nacio- en sus poemas y escritos. nal (fue su Director de 1955 a 1973) y te decía ‘sí, venga’. Sacarle las fotos era algo raro porque yo soy hipoacúsica, y él hablaba entrecortado, muy bajo, y además no veía. Era una conversación un poco trunca. De todas formas, él no era que no me veía a mí, no veía a nadie, entonces para él era natural estar como entregado. Como no me veía yo iba, revoloteaba, sacaba las fotos tranquila.

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Sara Facio. _lente humanista

En el paraíso que imaginó como una biblioteca, entre libros y ensoñaciones, fotografías y recuerdos. Así inmortalizó Sara a Jorge Luis Borges. Al cumplirse 20 años de la partida del monumental intelectual argentino a Ginebra, para morir un año más tarde, Sara le dedicó un libro de fotos, textos y reflexiones dentro de la colección Imagen Latente, de su editorial La Azotea, en la que antes hizo lo propio con otros libros tributo con Julio Cortázar y Pablo Neruda. “Fui a buscarlo en mi pequeño Fiat 600, al que entró con dificultad- lo mismo le ocurrió años después a Pablo Neruda -, y llegamos a San Telmo. En la Biblioteca Nacional (por entonces ubicada en la calle México) tomé las primeras fotos en que dócilmente posaba casi sin verme, mientras monologaba sobre el invento de la fotografía y la vida científica de Francia en el siglo XIX”. Desde sus retratos, Borges cavila, sonríe, se pierde en los miles de mundos que atesoran centenares de libros, atiende un teléfono, se arregla la corbata o simplemente se pierde en la espesura de su universo personal.

Son 34 imágenes, una sola en color, que la fotógrafa armoniza con otro número similar de fotos entrañables de Buenos Aires, calles empedradas, ventanas adornadas con flores, esquinas urbanas, vistas aéreas, en suma, retazos de la ciudad que el autor de El Aleph10 amó sin regresar jamás a ella. “Los años que viví en Europa son ilusorios, yo estuve siempre (y estaré) en Buenos Aires”, escribió Borges; Sara reproduce la frase junto a la mirada melancólica del escritor. Lo que más le sorprendía del escritor era su erudición, porque “sobre cualquier tema que uno tocara él daba una clase. No como un profesor, sino simplemente contaba un relato. Cuando lo conocí, me preguntaba sobre el origen de la fotografía. Le contaba lo que es sabido y de pronto él comenzaba un largo monólogo sobre el proceso químico de la imagen y me daba cátedra de nombres. No sé si eran verdaderos o inventados, pero escucharlo era apasionante. Sus comentarios eran siempre muy puntuales e irónicos, sobre todo cuando se refería a personajes de la literatura.Tenía un humor único.


· L AT I N OA M É R I C A ·

NATURAL . Jorge Luis Borges en Buenos Aires es, en un sentido, una acertada forma de trampear el tiempo y acentuar la inmortalidad de un escritor incomparable. Borges lo sabía cuando escribió: “Cuántas cosas durarán más allá de nuestro olvido; no sabrán nunca que nos hemos ido”. “Éramos vecinos, nos encontrábamos a menudo y nuestras charlas eran sobre actualidad: política, acontecimientos culturales. Recuerdo que cantábamos tangos en la librería Letras, de Viamonte y San Martín. Borges sabía muchas letras y subrayaba las palabras en lunfardo. Era muy divertido. El tango fue otro fervor de Buenos Aires que a Borges le divertía escudriñar. “Yo le canturreaba: Ché, madám, que parlás en francés o que cenás con champán bien frapé o sos del Trianon, del Trianon de Villa Crespo, y él se reía como un chico” - recuerda Sara-. Supo inmortalizarlo en distintos escenarios, desde la Biblioteca Nacional, hasta su casa de Maipú, en 1980, donde le tomó una de las imágenes más espontáneas. Borges acababa de almorzar y comenzó a arreglarse, pues esperaba a una periodista brasileña que lo

entrevistaría más tarde. “Me pareció muy especial la forma en que comenzó a ponerse la corbata y el saco. Entonces comencé a tomarlo. Hablamos de Brasil y de la película «El Muerto», basada en su cuento, donde el personaje era brasileño. Le gustaba mucho el cine, pero, lamentablemente, no podía verlo.” No le molestaba que lo fotografiaran. “Se movía con total naturalidad y sin la menor molestia por la testigo. Me apenaba que no pudiera ver las fotos. Quien no soportaba que se le tomaran tantas imágenes era Bioy Casares11, quien me decía: ¿Te das cuenta? ¡Siempre está a merced de todos! Y yo le respondía: ¿Vos querés ser único? Y Borges me aprobaba con una sonrisa.”

10. Borges Jorge L. (1949). El Aleph. Buenos Aires. Editorial Losada. 11. Adolfo (1914 - 1999) / escritor argentino. Frecuentó las literaturas fantástica, policial y de ciencia ficción.

JORGE LUIS BORGES EN BA

2000.

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Un buen retrato es una biografía pintada, dijo alguna vez Anatole France a finales del siglo XIX. Naturalmente, la cita puede trasladarse con facilidad al siglo XX y referir al arte de la fotografía. Un buen retrato, entonces, debe significar al retratado de la manera más fiel posible. Pero, ¿qué sucede cuando se trata de figuras universalmente conocidas, como el caso de Julio Cortázar, Gabriel García Marquez, Pablo Neruda o Jorge Luis Borges? Sobre este punto, Renato Rita, curador de Sara Facio - Fotografías, comentó: «Retratar a un personaje cuya carga de significado es trascendente, por caso la de un escritor consagrado, es intentar atravesar el aura condicionante y dejar al descubierto un detalle constitutivo de su humano doméstico, poniendo en evidencia un aspecto inconfundible de su singular personalidad».


-A Bo r g e s l o co n o c í mu y bie n , de Co r tá z a r co n se r vo u n a s ve inte c a r ta s ( i n é d itas) ; pe ro Ner u da l ite r a r ia m e n t e es e l a mo r d e mi vida . Construcción

de una

Huella.

Mario Valdovinos, “Sara Facio. Retrospectiva”, FOTOREVISTA.COM.AR, 13/06/11.

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S. Ocampo

N. Parra

[1903 - 1993 /Argentina] [1914 - /Chile]

I. Allende

V. Ocampo

A. Pauls

[1942 - /Perú]

[1890 - 1979 /Argentina] [1959 - /Argentina]

2.

G. García Márquez [1927 - 2014 /Colombia]

Pablo Neruda

ESCRI TORES Adolfo Bioy Casares R ETR ATADOS . escritor (ARG)

J.C. Onetti

O. Paz

[1909 - 1994 /Uruguay]

[1914 - 1998 /México]

O. Orozco

A. Pizarnik

[1920 - 1999 /Argentina] [1936 - 1972 /Argentina]

A. Girri

J. Rulfo

[1919 - 1991 /Argentina]

[1917 - 1986 /México]

M.A. Asturias

E. Mallea

E. Sábato

[1899 - 1974 /Guatemala]

[1903 - 1982 /Argentina]

[1911 - 2011 /Argentina]

1.

3.

Julio Cortázar

Jorge L. Borges

D. Bellesi

O. Soriano

[1946 - /Argentina]

1943 - 1997 /Argentina]

A. Bioy Casares

L. Marechal

M. Vargas Llosa

[1914 - 1999 /Argentina]

[1900 - 1970 /Argentina]

[1936 - /Perú]

G. Cabrera Infante

R. Molinari

[1914 - 1999 /Cuba]

1898 - 1996 /Argentina]

A. Carpentier

M. Mujica Láinez

[1904 - 1980 /Cuba]

[1910 - 1984 /Argentina]

C. Fuentes

D. Viñas

[1928 - 2012 /México]

1927 - 2011 /Argentina]

M. E. Walsh 1930- 2011 /Argentina]

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Llegada y Muerte .

02 .


( c o n t r a d i c c i ó n )

·PERONISMO·



·

( c o n t r a d i c c i ó n )

·

Sara también es dueña de una faceta un tanto periodística, si se quiere. Logró captar momentos decisivos en el seno mismo de la sociedad argentina en una etapa trascendental de su historia como lo fue el Peronismo. Lo que se ve en esas series, además del impacto histórico, es la inmortalidad de los sentimientos del pueblo argentino. -La fotografía de prensa no se trata de lo que piensa el fotógrafo, por eso dejé y la mayoría de los que empezaron conmigo también. Una cosa es lo que un fotógrafo piensa con su cabeza y otra, que tenga que pensar de acuerdo a las directivas de la empresa que lo contrata, adonde hasta cierto punto el fotógrafo se convierte en un brazo de la orientación editorial. Si me dicen “hay tal acto, pero no saques el acto en sí, tratá de detenerte en la cara de fulanito que es nuestro personaje de tapa y de hacerle una foto ridícula”, de tener reflejos se puede hacer una toma que sea buena. Pero el editor no va a buscar que la toma sea buena sino que tenga los atractivos buscados para esa tapa impactante. Ese tipo de fotografía les sirve a la prensa, a los organismos de derechos humanos, a algún juez en un crimen, pero no les sirve ni a la fotografía ni al arte. En esencia, una foto periodística que necesita epígrafe no sirve. Una foto que te tiene que contar una historia, que tiene que tener un cassette para contarte qué está pasando, no es una foto periodística: es un arte conceptual. -Su gorilismo blando no le impidió ser testigo del peronismo en el poder y una de sus más sofisticadas cronistas. Durante sus tiempos de reportera gráfica, las series Perón Vuelve y Funerales del presidente Perón son de las mejores.

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Sara Facio. _lente humanista

Masacre de Ezeiza


·PERONISMO ·

L L EG ADA . El regreso del ex presidente al país en 1973, desde el punto de vista físico, fue el momento más arriesgado profesionalmente. Hay imágenes imborrables de la serie Perón Vuelve (1972/1974) que Sara tomó cuando trabajaba para las agencias de noticias Sipa Press y Gamma - ambas francesas - como la de un hombre agitando una Itaka en el palco, el día de la Masacre de Ezeiza12. “Yo pensé, al ir, a las seis de la mañana, que iba a ser un día especial, no que iba a ser un día trágico. Porque al principio, temprano, caminando a mi lado iban familias enteras, señoras, chicos; iban con alegría a buscar a su líder. Me volví cuando empezó la matanza porque me descompuse. Estaba en el suelo del escenario tomando fotos. No sé cómo hice para llegar. Había ido con Alicia D’Amico en un Fiat 600,cuando salimos de la General Paz, ya no podíamos avanzar con el coche, entonces decidimos dejarlo en un campito, una chacra. Era otra época, porque había un millón de personas, lo fui a buscar a los dos días y allí estaba. Entonces trabajaba en SIPA, que funcionaba en Francia. Tenía que mandar los rollos desde el aeropuerto. Me acuerdo que fui con un colega que no lo voy a nombrar porque se

hacía en los pantalones del miedo que tenía. Agarré el auto y quise seguir. Entonces nos paró un soldado que me dijo: -¡No se puede pasar!. -¡Pero yo tengo que pasar! ¡Estoy trabajando! [Mi colega bajó] -Usted se estaciona acá - dijo el soldado. Y yo, en lugar de estacionar, seguí. Mi amigo dice que vio cuando levantaba el arma. ¡Que me iba a disparar! En esa época no había Internet, no había escáner, no había nada de eso y tampoco estaba la posibilidad, por la urgencia, de que fueras a tu laboratorio, revelaras, hicieras copias, etc. Nada. Se mandaba el rollo sin revelar, los ponían en unas bolsas que eran antiinfrarrojos para cuidarlos. Y claro, ibas a Ezeiza directamente. De ahí el avión salía y al día siguiente, cuando llegaba a París, allí ya estaba la gente de la agencia de fotos que los rescataba. Después de estar en el medio, de vomitar, ¿no iba a entregar las fotos? Andá a saber las buenas que saqué y que nunca vi. Le saqué a Favio (Leonardo, conductor del acto) y al padre Mugica. Cuando se armó la batalla, todo fue trágico.

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Sara Facio. _lente humanista

Mientras estaba en el palco, tirada en el suelo, me pasaban las balas por encima; estaba ocurriendo de verdad, no era cine. De repente me dije: “¿Qué estoy haciendo yo acá en medio de éstos que no sé quiénes son y que se están matando vaya a saber por qué?”. Era algo en lo que yo no estaba involucrada y no creía. Si hubiese sido peronista y hubiese estado en uno u otro bando, tenía sentido. Pero no. No entendía qué pasaba, tenía muchas amistades que eran una del ERP13 otra del FAL14 otra del... mongo, pero ni sabía cuáles eran las diferencias que tenían; pero sin duda eran diferencias grosas porque se agarraron a los tiros. Fue difícil volver. Al final, me metí en un coche que no sé ni de quién era, y llegué al centro. Fue un día terrible. En la TV había desinformación, las noticias que se daban eran muy contradictorias. Uno decía que había no sé cuántos muertos, otro que no, que eran todas escaramuzas. No había un relato puntual, o que pudieras tomar como algo realmente serio, ni oficial. Nunca se supo bien cuánta gente murió, hasta hoy no se sabe. Yo tomé fotos –no tengo esos negativos– de personajes muy conocidos, políticos, artistas, sacerdotes, con armas en la mano.

No voy a decir quiénes, muchos están vivos, ¡a ver si aparezco colgada! La cuestión es que yo llegué a mi casa y dije “nunca más”. No. Porque que te ligues un balazo por algo en lo que vos no creés, en lo que no estás comprometida para nada, es absurdo. Morirme por esa causa no me parecía algo digno. Esa foto en la que están en el palco con las metralletas en alto se publicó en todos lados. ¿Dónde creés que la podía exponer en Buenos Aires entre el ‘72 y el ‘83? Y el control camino a Ezeiza continuó durante toda la dictadura.

12. La Masacre de Ezeiza es el nombre por el que se conoce al enfrentamiento entre organizaciones armadas irregulares peronistas que tuvo lugar el 20 de junio de 1973, en ocasión del regreso definitivo a la Argentina de Juan Domingo Perón, luego de casi 18 años de exilio. 13. Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) / organización armada argentina, que constituyó la estructura militar del Partido Revolucionario de los Trabajadores durante la década del 70. 14. Frente Argentino de Liberación (FAL) / organización guerrillera que tiene sus orígenes aproximadamente en 1963 en Argentina.

PERÓN VUELVE

1972- 1974.


·PERONISMO ·

« Nin g ún pe ro n is ta m o s tr ó e s e mo me n t o c o mo l o hic is te vo s , q ue N O ER A S PE RO NI S TA » . “Ahora muchos me dicen:

Y bueno, yo traté de mostrarlo

desde el lado de la gente.

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Sara Facio. _lente humanista

Los Muchachos Peronistas


·PERONISMO ·

MU ERTE . En 1974, Sara cubre para un medio periodístico extranjero la noticia de la reciente muerte del presidente argentino Juan Domingo Perón. Al mismo tiempo y, al ver el impacto que la desaparición del líder popular ha causado en la gente, decide realizar una pequeña serie de catorce fotografías personales que luego llevará por título Los funerales del presidente Perón. “Su muerte se estaba esperando, aunque no era que se moría ya. Se sabía que estaba enfermo, sí, que tenía edad. A mí me impactó muchísimo. Siempre supe, obviamente, que había muchos peronistas en el país, pero me impresionó, sobre todo, comprobar la pena en fotógrafos conocidos, con los que me encontré. Estaban llorando, tristes. Y yo incluso a uno lo cargué, y le dije «Eh, ¿pero cuando se murió tu papá también lloraste así?». Y él me dijo: «Es como mi papá». Estaban dados vuelta, tristes, tristes, y eso que, repito, no fue sorpresiva como la del presidente Kirchner, que fue realmente una bomba. La muerte de Perón se vivió –y la viví– como una tragedia popular. Había gente muy joven, y había gente mayor. Todos muy conmovidos, también de diferentes estratos sociales. Había gente muy humilde y había mucha clase media”.

Las fotografías que componen la Serie fueron tomadas en los alrededores del lugar donde se velaban los restos del mandatario. De hecho, el presidente está prácticamente ausente de las imágenes: aparece, a veces, apenas como una referencia lejana, cuando no como una presencia paradojal. Los protagonistas son las personas y grupos sociales congregados por el acontecimiento. En sus cuerpos se signa la magnitud de la tragedia: rostros perdidos, miradas esquivas, posturas apesadumbradas: el hecho histórico cobra una dimensión humana que se desprende de su temporalidad específica y se proyecta con potencia emotiva sobre el espectador. Su estética es diferente de las que registraron el mismo hecho, el pueblo peronista en duelo. No muestra el reverso del estilo orgiástico que Leónidas Lamborghini15 sintetizó en su libro Las patas en las Fuentes16 no es pobrista ni extorsivo, mucho menos amarillista como el utilizado por los “Oliverio Toscani Nac&Pop”. La serie testimonia, una vez más, el interés de Sara por ir más allá del mero registro de la realidad. Cada toma transmite la fuerza conceptual y emotiva de la fotografía, pero también sus límites e imposibilidades.

63


Sara Facio. _lente humanista

En este pequeño grupo de obras, Sara ensaya otra vía del documento: aquella en la que la huella no es mímesis sino el compendio de un acontecimiento radical. Por otra parte, la escala que elige contrasta con la espectacularidad del suceso y sus posibilidades mediáticas. La opción por el formato pequeño y la aproximación individual pone el énfasis en el destino de los que quedan, en su futuro incierto, en gestos y sensaciones que resumen la crisis política y la clausura de toda una época. “LOS MUCHACHOS PERONISTAS, TODOS UNIDOS TRIUNFAREMOS” . El que escucha una radio portátil transmitiendo una y otra vez la misma noticia, el que lee un diario con la palabra “murió” ocupando íntegramente la portada, el rostro lívido de la viuda Isabel Perón emergiendo a medias entre los morriones de su escolta: se podrían enumerar muchas otras fotografías de la serie. No obstante, corresponde extrapolar una considerada tal vez, una de las mejores fotos de Sara: Los muchachos Peronistas. -Me faltó ponerle ‘La gloriosa’- dice ahora riéndose. Los rostros de una chica y tres muchachos miran con marcada insistencia hacia lá cámara que encuadra y

suspende sus gestos. El tono de las pieles resalta la diferencia de clases. En las expresiones de dolor hay desafío y en el más moreno, una sonrisa en donde la tristeza no deja de deslizar un toque de picaresca muy “peruca”. El personaje central concentra la tensión compositiva, apoyado por los tres rostros recortados que lo circundan y secundan en su encuentro con el dispositivo fotográfico. Una cinta cruza su pecho: funciona como una profecía en su mezcla de harapo, banda presidencial y luto. Sobre el hombro del muchacho se apoya una mano con una alianza –era un período que favorecía la alianza de clases en torno de un proyecto nacional–; viene de afuera del grupo, sugiriendo el continuum del cuerpo común de la movilización. Su proximidad enfatiza la noción de grupo a la que alude el título, haciéndose eco de una frase de inmediato reconocimiento político y social. La iluminación suave y sin contrastes capta con precisión los detalles de unos cuerpos y unos rostros difíciles de olvidar. De hecho, si no fuera por el título, no habría ninguna información visual en Los Muchachos Peronistas capaz de permitir al espectador inferir la identidad de los retratados o el contexto en el que fue obtenida la imagen.


·PERONISMO ·

Su rasgo más prominente se encuentra en la frontalidad de los protagonistas y en la fuerza inquisidora de su mirada, dirigida resueltamente hacia la cámara y a través de ella al observador. El futuro sombrío se alcanza a percibir en una luz liviana, como si estuviera espolvoreada apenas sobre la superficie, luz, a su vez, que se demora en depositarse, tan etéreo es su peso que semejante levedad se mezcla con los tonos grises y oscuros emanados de la foto. Los Muchachos Peronistas adquirió a la distancia un sentido trágico. Años después de haberla tomado, Sara se enteró de que el chico que ocupa el centro de la escena, es ahora un desaparecido. Uno siente que no hay distancia entre la fotógrafa y esos “muchachos peronistas”. La historia política se lee en ambos ensayos. fotográficos. Directas, pero no objetivas, las imágenes de Sara inmortalizaron instantes públicos y sentimientos privados con protagonistas de la política y con adherentes al peronismo, eufóricos por el regreso de Perón en 1973 y dolientes por su muerte en 1974. “Las hice de corazón, porque la reacción del público era bárbara. Todos para adentro, muy compungidos.

La muerte de Perón fue el momento histórico más conmovedor que fotografié. Desde el punto de vista social y, a pesar de no ser peronista, tenía conciencia de que era un acontecimiento único.Fui a cubrirlo para ver qué pasaba, para ver si era verdad que la gente lo quería tanto. Y ahí lo vi. Eso para mí fue lo más revelador. Fue algo muy profundo y auténtico, como un acto de fe realmente que llamó mucho mi atención.” En Argentina estas fotos se vieron por primera vez en el 85, al volver la democracia. Ni Perón ni Ezeiza (Masacre de) eran exponibles en su momento. “Como yo no era peronista, tampoco era una necesidad interior. Me gustaban las fotos, como fotos, pero no era que lo tomaba como un mandato”.

15. (1927 - 2009) / poeta argentino. Trabajó como obrero textil y, desde mediados de los años 50, se dedicó al periodismo. 16. Lamborghini, Leónidas. (1968). Las Patas en las Fuentes. Buenos Aires. Editorial Sudestada (3°edición)

LOS FUNERALES DEL PRESIDENTE PERÓN

1974.

65


Perfecta compañía .

03 .


( a m o r )

·MARÍA ELENA·



·

( a m o r )

·

“Mirá. ¿Ves que quedó divino?”. Sara sostiene una foto en blanco y negro en la que se ve a María Elena Walsh en una butaca, de espaldas a una biblioteca, frente a un ventanal. Por supuesto que María Elena ocupó un lugar de privilegio en sus retratos; más de treinta años compartidos, fruto de una profunda historia de amor, lo ameritan. Aparece en fotos caseras e íntimas, profesionales y artísticas. “Ella es más que una parte de mi vida. Todo en ella es poesía, hasta cuando habla es poesía, es de una ocurrencia sin parangón. Como artista creo que es un ser único” - confiesa Sara. “La conocí en 1955, en París. Estaba haciendo un espectáculo con Leda Valladares17. En 1965 volvimos a encontrarnos en Buenos Aires y nos hicimos amigas. Recién en 1975 empezamos a convivir. Yo compré el departamento pegado al suyo, en Bustamante y Juncal, tiré la pared del living y unimos los dos. María Elena estaba asustada. Preguntaba: “¿Pero qué vas a hacer?” Y yo le dije: “Vos dejá”. No le gustaba que le tomaran tantas fotos, a veces parecía molesta, se enojaba. Pero la cámara de Sara, sus ojos, no podían evitarlo. “Sara me ha retratado infinidad de veces – confesaba María Elena–, muchas contra mi voluntad, pero siempre me permitió reconocerme como querría ser. Quizá se trate de una magia embellecedora, pero prefiero creer que ella sorprende con un indicio de lo mejor del retratado”. Pintura de un vínculo cuidado que no necesitó de estridencias públicas. 17. (1919-2012)/ cantante, compositora, literata, poeta, musicóloga y folcloróloga argentina.

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Sara Facio. _lente humanista

MarĂ­a Elena Walsh


·MARÍA ELENA ·

SAN TA S A RI TA . Una vida compartida. Una elección que jamás ameritó que nadie explicara nada. Se mostraban juntas cuando querían, como querían. Se querían. Fue María Elena quien, en su último libro, decidió correrle el velo a la relación, más en un gesto de compartir que de develar, casi un agradecimiento a voces por la lealtad y el cuidado de los últimos años. O simplemente por tanto amor. “Éramos muy independientes. A mis amistades las veía en mi estudio porque yo sentía que algunas no le gustaban demasiado. Y ella hacía lo mismo. Se ocupaba de atender a la servidumbre. A mí me gusta cocinar, entonces en la cocina mandaba yo, pero que las mucamas lavaran los platos, limpiaran, eso lo organizaba ella. Era una estupenda compañera. Salvo en el sushi. Y los teatros. Siempre se quería ir antes. Era impaciente. Al cine iba porque a mí me gusta con locura, pero al del Patio Bullrich, porque entonces se iba en la mitad de la película a Yenny a ver libros”. Hoy, en la parte del departamento de María Elena - unido a La Azotea por un pasillo Sara Facio ha enmarcado diplomas, discos de oro, dibujos de y para firmados por Hermenegildo Sábat, Quino, Guillermo Roux.

“El disco de oro lo quería tirar. Éste premio también lo quería tirar. Quería tirar todo. Las Manuelitas que le regalaban, las notas. Yo traía cosas y ella se reía: “Ya te lo llevás al museo”. En dos cajas de madera guarda tortugas de metal, de malaquita, de marfil, de bronce, de cartón. -¿No son una divinura? Yo no soy aferrada y María Elena era igual, pero peor. En la época del corralito le afanaron toda la plata del banco. Yo hice juicio, pero María Elena dijo: “No, yo recupero lo que me dé el banco y no pienso más en esto, voy a trabajar”. Hizo la película Manuelita (1999), ganó muchísimo dinero, y el libro Hotel Pioho’s Palace (Editorial Aguilar, 2002)”. En su libro Fantasmas en el Parque (Alfaguara, 2008), María Elena Walsh escribió: “Sara no tiene nada de hermana. Es mi gran amor que no se desgasta, sino que se convierte en perfecta compañía. A veces la obligué a oficiar de madre, pero no por mi voluntad sino por algunos percances que atravesé de los que otra persona hubiera huido, incluida yo. Pero ella se convirtió en Santa Sarita”. Era 1981, cuando a María Elena Walsh le diagnosticaron cáncer óseo. “Fueron dos años de quimioterapia” -recuerda Sara-.

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Sara Facio. _lente humanista

Pero cuando estuvo bien, empezamos a viajar. Europa, Nueva York. Yo tenía un lema: ‘María Elena, el Tercer Mundo no es para gente de la tercera edad, lo nuestro es el Primer Mundo’. Lo que sigue fue rápido. Era noviembre de 2005. Llevaban treinta años juntas. Estaban en París, en el Louvre. Sara iba cargada de libros, tropezó, se cayó, se quebró las dos muñecas. “En el avión veníamos María Elena con bastones, y yo con las dos manos enyesadas -recuerda-. Parecíamos una película cómica. Desde ese momento, Sara dejó de hacer fotos. “Lo de romperme las manos pareció adrede”. En 1978, María Elena dijo que no iba a pisar nunca más un escenario y nunca más lo pisó. “Nosotras somos como Greta Garbo: decimos basta y basta”, repetía. “Yo hoy no tengo ninguna temática que me incite a hacer fotografía. No tengo inspiración. ¿Y hacer lo que me pide un galerista? No. Un galerista te obliga a hacer dos o tres copias de tu foto y adiós, y la fotografía es para que se reproduzca al infinito. Eso no es fotografía, eso es trabajar para un mercado. Al mes, para Navidad, María Elena ya no se pudo sentar a la mesa porque empezó a fracturarse vértebras, tres o cuatro, de forma

espontánea. No era cáncer, era debilidad ósea por una osteoporosis muy avanzada. Cinco años estuvo así. En cama, con mucho dolor. Delante de mí disimulaba, pero la gente que la cuidaba me contaba: ‘Ayer se quejó mucho’. Había gente que no lo aguantaba, empezando por la gente de servicio, que me decía: ‘No, yo no la puedo ver así’ y me largaban en banda. Pasa en la familia. Cuando mi mamá se enfermó, mi hermano no quiso verla porque le hacía mal. Vos viste que los varones son muy sensibles. Finalmente, María Elena murió el 10 de enero de 2011 en el Sanatorio de la Trinidad (Capital Federal). Cuando habla de ese momento, Sara usa frases elípticas, como “Cuando María Elena se fue” o “Cuando pasó lo de María Elena”. Al final, cuando pasó todo, Sara no la quiso ver; prefirió quedarse con la imagen de su compañera despierta.“Declaro que la conocí hace casi cincuenta años y cada día me sorprende su lúcida y apasionada visión de los hechos cotidianos, su alegría, su lealtad a las ideas y a los amigos, su adhesión insobornable a todo lo justo, bello y vivo” - supo confesar Sara.


“A mí m e d a u n a enorme alegría c ua n do to c a n u n a c a n c ió n m ía y n o dic e n de q u ié n e s . Es o q ui ere de c i r q u e l a g e n te s e h a a p ro p ia d o de e l l a .” Yo me enojaba porque

no ponían mi nombre

cuando usaban mis fotos.

pero ELLA tenía razón.

María Elena Walsh, extracción de una charla con Sara Facio.

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·MARÍA ELENA ·

RETRATOS DE UNA VIDA DEDICADA AL ARTE MÁS LIBRE . “Estos cabellos, madre dos a dos me los lleva el aire. Tararear la vieja canción española, cuando el pelo se desprendía por mechones, era una de las tantas argucias humorísticas destinadas a enfrentar el paso por ese túnel al que Susan Sontag18 llamó el reino de los enfermos. Dolor, cáncer; médicos chambones y médicos sabios, ambulancias, quirófanos, tratamientos y mutilación, sólo atenuados por la constancia delos afectos, hasta entrever la luz de salida, aceptar y sobrevivir”, se lee en María Elena Walsh.Retrato (s) de una artista libre. El relato recogido por Sara en su biografía gráfica es una de las escasísimas menciones de María Elena a los avatares de su cáncer, experiencia que se negó a convertir en una apoteosis exhibicionista para la prensa, en un chantaje público o en el abandono de una estética que exige dejar en la lengua una huella que desea hacerse colectiva y no ser la de un yo en carne viva de Narciso. El libro de Sara, cuyas únicas palabras son los textos escritos por la propia María Elena Walsh, propone una recorrida por la vida de esta artista a través de 200 fotografías distribuidas en 160 páginas. “No es el libro común de biografía fotográfica, tiene un toque distinto. Sara lo compuso de una manera muy especial, alternando las fotos

con textos míos breves”, decía María Elena que, según su propia confesión, al principio “no estaba muy encantada” con la idea de ser la protagonista de la obra. “Me parecía una cosa de autobombo. Pero después me entusiasmé, porque vi que a Claudia Schiffer le publicaron un libro de fotos y lo presentaron en Londres, en Harrod´s, donde ella firmaba ejemplares. Fue en una carroza tirada por cuatro caballos blancos, con cocheros de galera y levita. Entonces ahí me gustó. Claro que lo mío sería en un mateo de Palermo, porque en carroza ya me parece difícil”, ironiza la autora de Como la cigarra, Manuelita, El Reino del revés y tantas otras canciones destinadas al público infantil y a los adultos. Libro-objeto delicioso y cuidadosamente editado por La Azotea, una editorial que hace años viene haciendo casi una tarea antropológica en la difusión de la fotografía americana. Allí, María Elena posa desde el almohadón de los bebés hasta la silla donde le gusta tomar lo que llama “té de gordas”. 18. (1933 - 2004) / escritora, novelista y ensayista, así como profesora, directora de cine y guionista estadounidense.

M.E. WALSH / RETRATO (S) DE UNA ARTISTA LIBRE

1999.

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Sara Facio. _lente humanista

LOS OJOS AJENOS . (por María Elena Walsh) Saper vedere. Sabiduría del ojo, suma de un don innato, una larga paciencia y el sentido de la revelación. Saber ver es amar la vida, capturar el gesto fugaz sin congelarlo, sorprender a la gente sin agredirla, ni profanar su privacidad. ¿De qué otro modo es posible que una mujer realice un inquietante striptease espiritual precisamente cuando se tapa la cara con las manos, cuando, como Jeanine Meerapfel, confiesa el síndrome del director de cine que se recoge en un momento de vida interior? Esa capacidad de revelar la vida interior del retratado, sea persona u objeto, permite que un fotógrafo pueda ser considerado un artista. Cuando logra que insinúe una semblanza no sólo del modelo sino de su historia y su lugar en el mundo. Sara Facio, fotógrafa gatuna, merodea sigilosa alrededor de la presa e intuye la fracción de segundo en que debe capturarla, o todo está perdido. La presa se entrega al disparador de la artista invisible que reduce al mínimo la inevitable mise en scène de la caza fotográfica o, como sucede con algunos seres encantados de posar para la posteridad, acusa el gesto estatutario y la aspiración soberbia.

El libro Retratos (Editorial La Azotea), como toda selección, es un fragmento demasiado reducido del friso de nuestras vidas que Sara Facio ha escrito con luz y pasión a lo largo de varias décadas. Nuestras vidas de americanos del Sur, el paisaje humano con sus picardías, su placidez o su turbulencia. De pronto, una sola imagen resume una circunstancia de dolor compartido, como el muchacho –santo de la serie Los Funerales del Presidente Perón–, y esa imagen es y hace historia. Saber ver es también la consecuencia de haber mirado mucho y bien, de haber penetrado en el universo de las artes plásticas y los medios visuales, de haberse sumergido de por vida en papeles, aviones, laboratorios, libros, archivos, imprentas, alquimias varias y situaciones de riesgo. Gracias a esta sabiduría, Sara Facio ejerce una docencia involuntaria: nos enseña a detenernos en la comprensión de una imagen, a leer del derecho y del revés lo que alguna vez o nunca sucedió ante nuestros ojos, a rehusar aquel no pude ver el ver del poema de Emily Dickinson. Aunque no aspiró a la docencia, durante varios años la ejerció también desde su cargo de directora de la FotoGalería del


·MARÍA ELENA ·

Teatro San Martín, donde tanto la selección de expositores como la colección de catálogos por ella redactados configuran un resumen histórico –o mejor, una poética– de la fotografía contemporánea. Tampoco es posible ignorar su capacidad de promotora y su solidaridad para nuclear a colegas del mundo entero. Podemos decir que gracias a Sara Facio en nuestro país la fotografía y sus autores se han puesto en movimiento y se han realimentado después de largos años de desdichas públicas con sus inevitables formas de censura o parálisis. Últimamente se dedica a des-componer y colorear, incluso utilizando técnicas novedosas como la fotocopia color. Por cierto que la foto pintada no es asunto nuevo, pero sí un modo de no anquilosarse en la perfección del retrato espontáneo, clásico. Si siempre huyó del retrato posado o armado, ahora resuelve captar el movimiento, la desfiguración y el coloreado, y la renovación del estilo es un riesgo que todo artista puede –debe, quizás– afrontar. Sara Facio se siente en profundidad –sin alarde ni encogimiento– hija de esta ciudad de Buenos Aires, y donde va –por ejemplo a la casa de la difícil Doris Lessing en

Londres– imprime su singular carácter, no identificable gracias a algún coqueteo con manierismos o detalles folklóricos sino por una melancólica complicidad, una manera de aludir, una especie de entrega de soslayo, sin estridencias, características que Borges definiría como una suerte de pudor propio de estas latitudes. Hace mucho que algunos de estos retratos recorren el mundo y actualmente están muy solicitados por las grandes empresas internacionales de fotografía, prestigio que jamás se regala a una creadora alejada por razones geográficas y temperamentales de los centros calificadores de la cultura. Por algo será. Quizá por aquello de saber ver, de una sabiduría madura, por la constancia de acceder a una revelación en su sentido religioso. Saber ver y abrir los ojos ajenos .

Estas líneas son parte del prólogo de María Elena Walsh al libro Retratos(s) de una artista libre.

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Julio Cortázar

Pablo Neruda

(39)

(43)

Victoria Ocampo

Sara

María Elena Walsh (66)

Pibes Peronistas (63)

Jorge Luis Borges (47)


Señor en el café

Gabriel García Márquez

(29)

Facio.

Señoras en el psiquiátrico

Alejandra Pizarnik

(29)

Mario Vargas Losa

Adolfo Bioy Casares






-Naciste en San Isidro. ¿Cómo eran tu casa y tu familia? -Vivíamos en una casa grande llena de perros y gatos y un jaulón con muchísimos pájaros. Padre comerciante y dos hermanos varones, uno mayor y otro menor que yo. Era la protegida de mi papá y muy compañera con él... sobre todo para salir a manejar sentada en sus faldas porque no llegaba a los pedales. -¿Y cuando manejabas ya mirabas imágenes por la ventanilla? Te pregunto para saber si nació allí tu vocación de fotógrafa...

-¡No, yo miraba siempre para adelante! [responde entre risas] -¿Y el arte estaba ya en tu casa o fue algo que llevaste vos a la familia Facio? -En casa había música. Era una familia de origen italiano, y por ende estaba ligada a la ópera. Pero también había literatura. Mucha. Luego, en la escuela pública a la que fui en San Isidro, demostré habilidad para el dibujo y las maestras empezaron a hacerme dibujar los pizarrones en las efemérides: el 12 de Octubre, el Día del Camino, el 25 de Mayo. De ahí me quedó la costumbre de festejar el 25 de Mayo como si fuera un cumpleaños. Hasta hoy, y con fiesta. -¿Con locro y todo? -A veces con locro, a veces con empanadas, a veces con cosas más sofisticadas. Lo festejamos con mi familia siempre, y luego con María Elena (Walsh) en nuestra casa. Es más, me sabían tan fanática que, hasta a veces nos traían regalos alegóricos. Guillermo Roux, por ejemplo, nos trajo una vez un cuadro dedicado a María Elena que se llama “Febo asoma”.

· L AT I N OA M É R I C A · [capítulo 01. (32)]


-¿Cómo fue el paso de aquella infancia a tu vocación artística? -Cuando me recibí, a los 13 años y salí de la escuela primaria, aquellas maestras que me hacían dibujar las efemérides me empujaron a ingresar en la Escuela de Bellas Artes, donde estuve cuatro años, y después en la Prilidiano Pueyrredón, donde cursé otros tres. Allí tuve como profesores a tipos como Pettoruti, Larco, Enrique de Larrañaga... -¿Te identificabas especialmente con alguno de ellos? -No, porque como éramos “niñas que estudiábamos arte”, para ellos éramos una desgracia. Pensaban que éramos unas burguesitas amantes del arte y, bohemios como eran, nos detestaban. Me llevaba mejor con los profesores de estética, composición e historia del arte. Y me recibí de profesora de dibujo y pintura. -¿Nunca te sentiste una burguesita que estudiaba arte? -¡Para nada! Me sentía más tirando a bohemia. Una de las profesoras, Miriam Weyland, psiquiatra y doctora en filosofía, nos inculcó lo mejor del pensamiento moderno de entonces en un bar de la esquina de la academia. ¡En aquella época Freud era como mi papá! Ella nos entusiasmó para presentarnos a una beca e ir a estudiar a París. Nos presentamos tres amigas: Bety (Alicia D’Amico), Laura Varese y yo, y la ganamos, aunque Laura desertó enseguida porque se casó. -¿Cuál era la beca? -“Etudiant Patroné pour le Governemont de France ” era el nombre. Un día me paré frente a mi padre y le dije: “Me gané una beca y me voy a París. Vengo a pedirte permiso formal pero te adelanto que, si no me lo das, me voy igual”. El me miró, y después de un momento de reflexión, preguntó: “¿Te vas a portar como una Facio?” ¡Por supuesto!, respondí. Y partimos con Alicia.

1935.

87


-¿Cómo les fue en París?

1955/56.

-Alquilamos el departamento de una modelo de Dior, que tenía toilette y kitchenet, lo cual en París era un lujo. Vivimos regio, aunque modestamente, como estudiantes, comiendo en comedores universitarios. El proyecto de la beca era hacer un libro sobre la historia del arte, lo que nos empujó a investigar muchísimo y a visitar todos los museos. Primero en París, y luego en Londres, Madrid, etc. Recorrimos Europa estudiando. Habíamos ido por pocos meses y nos quedamos un año y medio. En Alemania me compré la primera cámara fotográfica, una Agfa Supersilette, que junto con la máquina de escribir “Lettera” de Olivetti, eran las dos cosas que no se podía dejar de tener si una quería ser “moderna”.

-¿Fue ese momento de tu vida el que te formó artísticamente y te abrió la cabeza también en otros aspectos? -¡Absolutamente! Me dio una manera independiente de vivir que nunca más dejé. Me impulsó a hacer lo que quería, a aprender. Íbamos a todos los museos, a la Biblioteca Nacional... Teníamos una agenda llena y con mucho lugar para lo contemporáneo: cine, teatro, música... ¡Teníamos hasta entradas gratis para los lugares nocturnos como los cabarets! -¿Me estás diciendo que el comité d'accueil (de recepción) francés para estudiantes les daba entradas a Sara Facio y a Alicia D`Amico para ir a cabarets?

-Y para lo que bebíamos adentro, también. Eran lugares como lo que aquí se llamó boites, se tomaba algo, se bailaba, había números en vivo y... ¡hasta strip-tease...! ¡Siempre fui una niña adelantada!



(siemp re q u iso FOTOGRAFÍA ARGENTINA ACTUAL

COMO TOMAR FOTOGRAFÍAS

1973. Funda LA AZOTEA Editorial Fotográfica con

1976.

1979. Miembro fundadora del Consejo Argentino de Fotografía.

DE BRUJOS Y HECHICERAS

1985.

1981.

- Deja de colaborar con Alicia D´Amico.

1990 - 2005.

- Crea la Fotogalería del Teatro San Martín.

M. Cristina Orive [1931 - /Guatemala] [promover la fotografía creativa]

·

“ E X I G Í

M A R C O S ”

·


01 .

02 .

03 .

· L AT I N OA M É R I C A ·

·PERONISMO ·

·MARÍA ELENA ·

(página

1992.

desde 1995. CURADORA DEL MNBA (Museo Nac. de Bellas Artes)

(página

(página

1995/99.

1997/98.

Asesora en Fotografía de la Sria. de Cultura de la Nación y del MNBA.

Crea y presenta en el MNBA la primera Colección Fotográfica de Patrimonio Nacional.

KONEX DE PLATINO - Fotógrafa de la década (80-90) [donación de su colección privada]



-Y en París forjaste una gran amistad con Alicia, ¿verdad? -Grandísima. E inmediatamente conocimos en una terraza de un bar a un señor que nos escuchó hablar y, al darse cuenta de que éramos argentinas, nos invitó a escribir en su revista, que resultó ser El Hogar, la revista más prestigiosa del momento. Yo le dije que todavía tenía muchas faltas de ortografía. Y él me contestó: “Seguro que no más que Roberto Arlt”, lo cual me convenció. Así, publicamos las primeras notas desde París, en 1955, junto con Alicia: un reportaje, una exposición sobre falsificaciones de cuadros y otro sobre la Casa Argentina en París. Y nos ganamos los primeros admiradores en nuestros propios padres, que estaban súper orgullosos de ese logro nuestro. Pero todavía, nada de fotos en nuestras vidas. -¿Y cómo entró definitivamente la fotografía en tu vida? 1957.

-Cuanto volvimos a Buenos Aires, el padre de Alicia tenía un negocio de fotografía donde hacía comuniones y bautismos, y a mí me fascinó el hecho de entrar a un laboratorio.

-¿Entraste a la fotografía por el laboratorio? -Sí, un 8 de diciembre el padre de Alicia no daba a basto con las fotos de comuniones que tenía que hacer y nos propuso a nosotras ir a sacar algunas fotos a domicilio. Claro, éstas estudiantes de Bellas Artes con experiencia en París iluminaron aquellas fotos como si fuesen cuadros de Vermeer, no sólo con flash, sino con varias luces, algo impensado para esos casos entonces. El resultado fue que los clientes se fascinaron y nosotras quedamos encantadas... ¡Sobre todo porque, por primera vez, alguien nos pagó por hacer algo que nos gustaba! Asique decidimos seguir, pero como el padre de Alicia murió al poco tiempo, nos instalamos juntas en un estudio en Libertad y Libertador y empezamos a hacer notas.

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También entramos al Foto Club Buenos Aires y enseguida empezamos a ganar premios. Al poco tiempo estábamos en la comisión directiva: Bety fue secretaria del Foto Club y yo, directora de los salones internacionales. Y como teníamos que llevar todo el tiempo las fotos premiadas al diario La Prensa, que entonces las publicaba, un día nos ofrecieron trabajar en el diario. La propuesta tuvo dos condiciones: publicar sin firma –¡porque éramos mujeres!– y sin plata –porque consideraban que era un honor para nosotras trabajar en ese diario.

SARA . [ INICIOS.(20)]

-¿Y qué hicieron? -Yo les dije que tenía entendido que en 1813 se había abolido la esclavitud en la Argentina y nos fuimos a La Nación, donde estaba Ignacio Ezcurra, amigo nuestro. -¿Cómo era tu relación con Alicia D’Amico? -Trabajábamos muchísimo y nos llevábamos muy bien. Hicimos una sociedad sin el menor roce respecto de todo lo que fuera trabajo. Sin ninguna competencia. Y firmábamos las fotos con los nombres de las dos. -¿Cómo nació la idea de esa famosa firma conjunta –Sara Facio/Alicia D´Amico– con que rubricaban siempre las fotografías de ambas? Es que, a la hora de elegir, seleccionábamos siempre la mejor foto. Podía ser de una u otra. Un día una estaba inspirada y otro, la otra. Y las firmábamos con los nombres de las dos. -¿Cómo deciden hacer “Buenos Aires, Buenos Aires”, el primer libro autoral de ustedes?

retr ato . [ ROSTROS ANÓNIMOS.(29)]

-De a poco nació la idea de hacer otro tipo de fotos, con fines expresivos. Nació el proyecto de hacer primero “Buenos Aires, Buenos Aires”, un libro que mostrara la ciudad a partir de la gente común, algo que nunca antes se había hecho. Y luego, un segundo: “Retratos de escritores”, realizado a raíz del éxito del primero.

· L AT I N OA M É R I C A · [capítulo 01. (32)]


-¿Alicia y vos se influyeron mutuamente? ¿Qué te dio ella como artista, habiendo sido una gran fotógrafa como fue? -No creo que nos hayamos “influido”. Lo que pasa es que crecimos juntas, nos formamos juntas. Había una simbiosis muy especial, muy perfecta. Teníamos un pensamiento estético muy parejo. A las dos nos gustaba el retrato, la gente, el blanco y negro. A ninguna nos atraía el paisaje... ¡Por eso admiro tanto tus paisajes del Río de la Plata! -Es curioso que si a las dos les gustaban los mismos temas, no hubiera competencia. -¡No, nada! Eramos sólo diferentes en la parte intelectual. A ella le gustaba Shoemberg y a mí no. Le gustaba leer ensayos y, por aquel entonces, a mí no. Leía literatura pura. En todo lo que era imagen, en cambio, éramos muy parecidas. Difícilmente a ella le gustaba un director de cine que a mi no me gustara. Es más, aún después de que nos separamos, cuando hicimos la exposición conjunta de fotografías de escritores en el Centro Pompidou de París, nos juntamos a curarla y nos pusimos de acuerdo en todo. -¿Por qué se separaron?

1985.

-Nos separamos por eso, porque empezamos a tener diferencias intelectuales. Por ejemplo, el enfoque sobre el feminismo, o temas como la interrupción forzada del embarazo. En un momento, una sobrina mía de 16 años, casi una hija, había quedado embarazada. Y yo siempre pensé que una mujer tenía derecho a decidir abortar, pero también a ser madre. Ese fue el cisma entre las dos. Empezaba a haber diferencias hasta en las amistades que elegíamos. Todo se hacía más difícil. Una relación que había sido tan perfecta empezó a hacer agua. Y decidimos de común acuerdo separarnos.

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-¿Qué influencia tuviste de tantos escritores que fotografiaste y especialmente de quien compartió 38 años de vida contigo: María Elena Walsh?

·MARÍA ELENA · [capítulo 03. (66)]

- Con María Elena había una relación absolutamente personal. María Elena era una amiga para mí, no una escritora. Que además fuera escritora era otra cosa. Igual que con Alejandra Pizarnik. Para mí, Alejandra era la Alejandra íntima. Cuando vino a la Argentina, por ejemplo, estábamos todo el tiempo juntas. Además no eran famosas como ahora... Bueno María Elena sí, porque fue famosa siempre, desde que nació [se ríe]. Ya en las clases de Bellas Artes, en 1947, la ponían de ejemplo porque había ganado el premio de poesía a los 17 años.

-¿Desde cuándo fueron amigas íntimas? -Comenzamos a vernos seguido en el ‘65 y en el ‘68 ella hizo ese famoso espectáculo para los ejecutivos. Alicia y yo hicimos todas las fotos de ese espectáculo en el teatro Regina y hubo en ese momento una relación muy profesional. De a poco nos volvimos más amigas y empezamos a salir a comer, a ir a nuestras casas... Decidimos vivir juntas recién diez años después, en el ‘75. -María Elena dijo alguna vez que ella escribía textos que parecían muy simples, pero que para lograrlos los elaboraba muchísimo, lo cual habla de un trabajo cotidiano muy intenso en lo que a su arte se refiere. Vos me dijiste hace poco que ella era la persona con quien más te gustaba estar, por su inteligencia. ¿Cómo fue para dos artistas de gran personalidad, compartir esa cotidianeidad del arte? ¿Había entre ustedes debates artísticos y conversaciones sobre el arte? -Conversación, todo el tiempo. Yo la escuchaba muchísimo. Ella siempre tenía un punto de vista diferente. Toda la gente decía “A” y ella decía “Z” ¡Y, además, siempre tenía razón!


-¡Eso sí que es amor! -Es que María Elena demostró esa diferencia de punto de vista varias veces. Por ejemplo, en su nota durante la dictadura titulada “El país jardín de infantes” y en otra famosa nota sobre la carpa docente. -Vos también has dicho lo que pensabas muchas veces, sin importarte las críticas. -¡Siempre! Hasta hoy. Por eso nos respetábamos tanto con ella. Más allá de los sentimientos, había un respeto intelectual absoluto. Siempre hemos dicho lo que pensábamos. Y además lo hemos firmado... en su momento, no veinte años después. [Se emociona]. -¿Cómo te sentís en este momento con este vacío? -Creo que cualquiera que pierde a alguien querido piensa que lo que le pasa es único. Y que María Elena haya sido un ser excepcional no hace diferente este hecho. ¡En una palabra, cualquier persona puesta en estas circunstancias se siente pésimo!

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- Volviendo a la fotografía: ¿cómo hace una fotógrafa para combinar su trabajo personal con el montaje de espacios para la exhibición de fotografía de arte, como los que creaste en la Fotogalería del Teatro San Martín y más tarde en el Museo Nacional de Bellas Artes? - Creo que mi característica es abrir caminos. -Pero también, es necesario para eso una cierta generosidad... -Eso podrán decirlo otros. Yo he sido una de las primeras fotógrafas que hizo aquí lo que hoy se llama un ensayo fotográfico. Un trabajo libre de ataduras, sólo pensado para expresarse. Y eso prendió hasta hoy. Lo que quería, era mostrar a los fotógrafos ese camino de ser ellos mismos viendo la realidad a su manera. Entonces busqué posibilidades hasta que, cuando llegó la democracia, surgió la posibilidad de hacerlo en el San Martín. Le puse tres condiciones a su director, Kive Staif: que en la galería se expusieran sólo fotografías y no otras artes, que estuvieran enmarcadas –porque entonces las fotos se exponían sujetas con chinches– y que hubiera un catálogo de cada muestra que explicara el trabajo y a su autor. Kive por suerte aceptó y creo que en los trece años que la dirigí, por allí pasó la mejor fotografía del país y del extranjero. Deseaba hacer entender que la fotografía es arte. Más tarde le propuse al secretario de Cultura de la Nación de entonces, Pacho O’Donnell, hacer una colección en el Museo de Bellas Artes. Y me contestó que no había presupuesto. No importa, le dije, vamos a empezar con una donación que voy a hacer yo, de cincuenta fotografías de mi colección particular hechas por grandes fotógrafos, para marcar el tono. Con copias buenas, porque, siendo fotógrafa, sé la diferencia entre una buena copia y una reproducción cualquiera. Esto es muy importante y nuestro museo sobrepasa en este aspecto el standard de muchísimos museos del mundo.

·

“ E X I G Í

M A R C O S ”

1997/98.

·


-No son muchos los fotógrafos que hayan ocupado una parte importante de su tiempo para abrir posibilidades para otros. -Bueno... no sé... no quiero compararme, pero Stieglitz lo hizo. Es mi modelo. El fue quien hizo la primera fotogalería del mundo, ediciones fantásticas, descubrió y exhibió a quienes hoy son los padres de la fotografía y, además, él mismo era un gran fotógrafo. ¡Así que ya ves que tengo buenos maestros! Muchas veces te manifestaste contra expresiones de izquierda pero gran parte de tu obra es sobre escritores como Cortázar o Neruda, que eran de izquierda. ¿Cómo explicás esto?

· L AT I N OA M É R I C A · [capítulo 01. (43)]

¡¿Qué tiene que ver?! A mí lo que me molesta es el fanatismo. Quienes dicen que porque alguien es de izquierda es bueno. O de derecha... ¿Qué es eso? ¡Qué falta de equilibrio! Neruda fue el poeta de mi juventud y de mi madurez y no lo voy a desestimar porque fuera comunista. Además hay que decir que en la época en que él fue comunista, había que serlo... ¡Vamos! ¡Pero, es verdad... Picasso nunca se fue a vivir a la Unión Soviética! La misma Mercedes Sosa. Un día le pregunté: “pero Negra, ¿por qué sos tan comunista?” ¿sabés qué me contestó? “Porque les debo mi carrera”. ¡Yo le contesté que su carrera se la había hecho ella sola, con su voz! Por eso, no es que yo sea de izquierda o de derecha. Pero a mí no me van a decir que un fotógrafo es bueno sólo porque haga fotos sobre desaparecidos. ¡Si es malo es malo, así haga fotos de desaparecidos o de señoras bailando en el Alvear!

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-¿Cuáles fueron las circunstancias que rodearon las tomas de tus dos fotografías más famosas, la de Borges y la de Cortázar?

retr ato . [(22)]

· L AT I N OA M É R I C A · [capítulo 01. (46)]

· L AT I N OA M É R I C A · [capítulo 01. (38)]

· L AT I N OA M É R I C A · [capítulo 01. (42)]

-Para mí, el retrato es la forma más pura de fotografía. No sólo tomarlos sino también verlos. Puedo mirar un retrato y emocionarme hasta las lágrimas. Es genético. Cuando estaba con Borges y me hablaba de libros, se transformaba y le surgía una veneración enorme por esos objetos. A tal punto que un día se arrodilló para buscar uno que quería mostrarme... casi sin ver. Me pareció un gesto sublime y disparé mi cámara. De Cortázar me fascinaba su inteligencia. Impactaba muchísimo su curiosidad. Su inquietud por todo lo que fuera vida, cultura. Mucha gente que ni lo conoce me dice que le gusta mi foto porque ven que ese hombre tiene cara de inteligente. Era una persona extremadamente viva. Cuando yo llegaba a París enseguida me llamaba y me invitaba a ver a un grupo teatral multiétnico llamado La Mamma, o una película experimental de Cozarinsky, o tantos otros espectáculos de vanguardia. En cambio a Neruda no le importaba nada lo contemporáneo. Leía muy poco... de lo nuevo quiero decir. No iba al cine ni al teatro ni escuchaba música. Se miraba hacia adentro y escribía todo el tiempo.

-¿Fuiste amiga de todos los escritores que fotografiaste? -De muchos. Cabrera Infante, por ejemplo. Recuerdo que una vez, en plena época de furor de los Beatles, me invitó a comer a un restaurante privado en Londres y estaba George Harrison en la mesa de al lado. Por supuesto, saqué inmediatamente mi Leica, pero en el momento me saltaron catorce tipos para echarme. ¡Una lástima, yo lo hacía sólo de fan...!

retr ato . [ CÁMARA Y LUZ. (26)]




-Hay un aspecto de Sara Facio que pocos conocen: tus libros teóricos “Leyendo fotos” y “Encuadre y foco”. Confieso que al principio no los leí porque los creí referidos a técnica fotográfica. Pero cuando me metí en los textos, me sorprendió esa Sara teórica y filósofa de la fotografía, que no sabía que existía. ¿Cómo los escribiste? -Con La Azotea publicamos todos los años libros de fotografía. En 2002, con la debacle, se me ocurrió llenar el inevitable bache que se iba a producir ese año por la situación del país y decidí hacer un libro más económico, que reuniera textos, ideas y opiniones que tengo acerca de la fotografía, escrito de manera muy simple y clara. El primero se agotó, por lo que escribí el segundo. Hablo en ellos de muchas cosas. Entre ellas, de los curadores que tienen una “ideíta”. Por ejemplo, buscan obra de tres amigos y allí se acaba la curación. Hay también un artículo en el libro que se llama “Fotógrafos guachos” y habla sobre los fotógrafos que creen que nacieron de un repollo, que no conocen a los padres de la fotografía y no respetan a nadie. Me gané muchos enemigos por algunas de mis opiniones. Pero estoy convencida de lo que digo. La Azotea ha publicado más de 37 libros; algunos, de fotógrafos como Annemarie Heinrich, Grete Stern o Martín Chambi, que por aquel entonces no tenían un solo libro sobre su obra..., y que en muchos casos lo tuvieron recién después de muertos. Muchas de esas ediciones fueron las primeras de esos autores. Y aún seguimos en esa línea. Publicamos además autores noveles como América , el primer libro de Sebastián Szyd, que acaba de aparecer, sobre un tema expuesto muchas veces pero tratado en este libro con una impronta contemporánea.

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-¿Proyectos? -Bueno, dejé de ser curadora del Museo de Bellas Artes. -¿Eh...? ¿Cuándo? -Hoy. -Eso sí es una primicia. - Cuando hice la última exposición, en diciembre de 2010, dije que me iba y no me creyeron.

-¿Se puede parar? Marguerite Duras escribió hasta el final. Claro que la escritura parece más accesible. –¿Cómo que no se puede parar? ¿No lo hizo Rimbaud? Entonces, mirá si no lo voy a hacer yo. Lo de romperme las manos pareció adrede. Algo me dijo: “¿No habías dicho que ya basta?”. Entonces ¡basta! -Como le pasa a Mirtha Legrand...

·MARÍA ELENA · [SANTA SARITA.(72)]

- ¡Pero yo no soy como Mirtha Legrand, soy como Greta Garbo! Ya hice todo lo que quería en ese puesto. Armé la colección fotográfica y demostré que la fotografía puede estar al lado de la mejor pintura, escultura o cualquier otra manifestación de arte. Curé este año tres muestras en el Museo para demostrarlo, Bicentenario, imágenes paralelas , en tres partes. La primera, desde comienzos de la fotografía hasta 1940; la segunda, desde entonces hasta 1980 y la tercera, hasta 2010. Di la base y ahora que siga otra persona.

2011.


-¿Y qué vas a hacer ahora? -Bueno, antes de irme quiero ordenar el archivo de mi colección fotográfica particular. No el de mis fotos propias, sino de las fotos de otros fotógrafos que poseo. Haré una historia de la fotografía argentina. En ese momento se levanta y dice: “Para que veas, te voy a mostrar la cantidad de fotos que tengo..., que incluyen también tuyas”, dice, seductora, y me lleva al laboratorio donde decenas de cajas esconden un secreto que Sara aún no ha revelado. “¡Mirá!”, dice, mostrándome su mayor tesoro. Sobre las mesas y bajo los anaqueles, decenas de cajas guardan imágenes que sólo ella ha visto. Observo, sorprendido. “Una vez que lo haga, lo voy a donar”, dice. -¿Y tus herederos se quedarán sin ellas? -Los herederos son la tercera peste de los fotógrafos. La primera son los editores; la segunda, los diagramadores. ¿Querés ver el Roux de que te hablé? Entonces abre una puerta casi secreta del estudio, que conduce a un departamento contiguo. “Este departamento era de María Elena y aquí voy a hacer su Fundación” –me explica y me sorprende por tercera vez en minutos.

Mientras paseo por el lugar con enorme curiosidad, observo los dibujos de Quino y de Sábat alegóricos a María Elena Walsh y el primer disco de oro de la compañera de vida de Sara. Sobre una chimenea, está apoyado el cuadro de Roux. En él, bajo un cielo argentino, un sol asoma en el horizonte con el rostro de María Elena pintado en el medio. Detrás, se lee: “Febo Asoma”. Veo los ojos de Sara al mirar el cuadro y creo percibir que, como en la pintura de Roux, María Elena continuará asomándose a su vida, cada mañana, para acompañarla en su nuevo proyecto. FIN .

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SER .)

PRIMEROS PREMIOS (1960-1963) BUENOS AIRES, BUENOS AIRES (1960-1965) ESCRITORES DE AMÉRICA LATINA(1960-2005) FUNERALES DE PERÓN (1974) POR AMOR AL ARTE (1960-2005) (entre otras)

SARA FACIO - FOTOGRAFÍAS

1998. Deja la dirección de la Fotogalería del Teatro San Martín.

2011.

2012.

2014. Dona al MNBA su colección privada de fotografías (cerca de 200 obras)

CIUDADANA ILUSTRE - Ciudad de Buenos Aires -

- ¿Qué se siente estar del otro lado? - Y, es horrible la verdad.


Sara trabaja para la preservación simbólica, para que el museo sea un lugar indiscutible y no un cruce entre la biblia y el calefón. En un país sin instituciones esa tarea le parece de una urgencia que no puede ser sustituida por las vacunas de cultura que se proporciona poniendo a un Plácido Domingo cantando en una plaza o por los políticos peatones que salen de gira para tener un tuch de roce popular. Su legado, superará ampliamente los más de quince libros de su autoría, los innumerables premios obtenidos, los cargos ocupados y muestras realizadas. Su legado será esa nueva forma de mirar, de intuir una imagen, de estremecer con luces y sombras, de tejer historias sin palabras, esa puerta universal a todas las almas a través de algunas almas, de Pablo con el mar de fondo, de los muchachos peronistas llorando junto al titular de un diario, de una mujer perdida en una marea de granaderos o de una humanidad perdida tras los locos muros de la cordura.





PU BL ICACIONES . (selección)

DE SARA FACIO - Buenos Aires, Buenos Aires. (junto a A. D’Amico, textos de J. Cortázar) Editorial Sudamericana, 1968. - Retratos y Autorretratos. (junto a A. D’Amico) La Azotea Editorial Fotográfica, 1974. - Humanario. (junto a A. D’Amico) La Azotea Editorial Fotográfica, 1976. - Cómo Tomar Fotografías. (junto a A. D’Amico) La Azotea Editorial Fotográfica, 1976. - Fotografía argentina actual dos. La Azotea Editorial Fotográfica, 1996. - Victoria Ocampo en Fotografías. La Azotea Editorial Fotográfica, 2006. COLECCIÓN LO NUESTRO .

COLECCIÓN LEYENDO FOTOS . -Encuadre y foco. La Azotea Editorial Fotográfica, 2003. - Colección Fotográfica del MNBA. La Azotea Editorial Fotográfica, 2005. COLECCIÓN IMAGEN LATENTE . - Pablo Neruda en Isla Negra. La Azotea Editorial Fotográfica, 2004. - Julio Cortázar. La Azotea Editorial Fotográfica, 1ra. Edición 2004 - 2da. Edición 2009. - Jorge Luis Borges en Buenos Aires. La Azotea Editorial Fotográfica, 1ra. Edición 2000 - 2da. Edición 2013.

SOBRE SARA FACIO

- Actos de fe en Guatemala. La Azotea Editorial Fotográfica, 1ra. Edición 1980 - 2da. Edición 1989 3era. Edición 1999.

- Sara Facio, serie de fascículos El Arte en la Argentina (n° 110) Jaime Potenze, Centro Editor de América Latina, 1982.

- Foto de escritor. La Azotea Editorial Fotográfica, 1998.

- Sara Facio as urban photographer. David W. Foster, Universidad de Arizona, 1998.

- María Elena Walsh. Retrato(s) de una artista libre. La Azotea Editorial Fotográfica, 1999. - La fotografía en la Argentina desde 1840 a nuestros días. La Azotea Editorial Fotográfica, 2008.

- Photography and Writing in Latin América. Marcy E. Schwartz, Universidad de New Mexico, 2006.

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MUES TR AS . (selección)

COLECTIVAS - Medellín, 1970. - Museo de Arte Moderno de México, 1978. - Centro Pompidou, París, 1982. - Montreal, Québec, 1990. - The Saatchi Gallery, Londres, 1994. - Museo del Barrio, Nueva York, 1996. - Shadai Gallery, Tokio, 1998. - Museo de la Fotografía de Charleroi, Bélgica, 2003. - Principales museos de Argentina.

INDIVUDUALES - Encuentros Internacionales de Arlès, Francia, 1991. - Fotofest, Houston, EEUU, 1992. - Centro Georges Pompidou, París, - Teatro Auditorium, Mar del Plata, 1997. - Curitiba, Brasil, 1998. - MNBA, Buenos Aires, 1999. - La Antigua, Guatemala, 1999. - Centro Cultural Recoleta y Fundación Klemm, Buenos Aires, 2004. - Galerías privadas de Perú, Holanda, Francia, Inglaterra, Japón e Italia.

IN VITACIONES DE HONOR . - 83° Salón Anual de Santa Fe, Museo Rosa Galisteo de Rodríguez, 2006.

CONG RES OS , ENCUENTROS , F ES T I VALES . (selección) - Photokina, Colonia, Alemania, 1968 a 1974. - Kassel, Alemania, 1993. - Encuentros Internacionales de Arlès, Francia, 1979/84/91. - Italia, 1979-82. - México, 1981. - Perú, 1989. - España, 1990. - Fotofest, Houston, EEUU, 1992. - República de San Marino, 1997. - La Antigua, Guatemala, 1999. - Paris Photo, Francia, 2004.

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FU ENTES D E CONSULTA .

- LA AZOTEA. Editorial Fotográfica. <laazoteaeditorial.blogspot.com.ar>

- SARA FACIO. FOTOGRAFÍAS.

<facebook.com/Sara-Facio-Fotografias> <http://sarafaciofotografias.blogspot.com.ar/

CATÁLOGO DE EXPOSICIÓN: - Alonso, Rodrigo (curadoría). Sara Facio Antológica 1960 - 2005. (2008). Fundación OSDE. - Espacios Fotogtáficos de la Imagen. (2008). Museo Caraffa, Córdoba, ARG.

- “Sara Facio: Lo que yo vi está en mis fotos”. Los Andes. 11 de Octubre de 2008. <http://losandes.com.ar/ article/cultura-385990>

- Pinto, Lucila. “Sara Facio”. Para Tí. Agosto 2012. <http://www.parati.com.ar/lo-nuevo/ personajes/sara-facio/13260.html>

- “Sara Facio, fotógrafa de los grandes escritores latinoamericanos”. MEC. 28 de Junio de 2013.

- María Elena Walsh. Retrato(s) de una artista libre. (1999). La Azotea .

<http://www.mec.gub.uy/ innovaportal/v/36614/61/mecweb/sarafacio-fotografa-de-los-grandes-escritoreslatinoamericanos?parentid=28545>

SARA FACIO:

- “Homenaje a Sara Facio”. Min.de Cultura. Presidencia de la Nación.

- Paredes, María Laura. “Sara Facio, biografía autorizada”. Cuatro Bastardos. 15 de Mayo de 2016.

<https://cuatrobastardos.com/2016/05/15/ sara-facio-biografia-autorizada/>

- “Grandes maestros de la fotografía”. Fotorevista. 23 de Septiembre de 2009.

<http://www.fotorevista.com.ar/ Maestros/?select=Facio>

- “Retrospectiva”. Fotorevista. 13 de Junio de 2011.

<http://www.fotorevista.com.ar/Exposiciones/Exposiciones-Fotografia-SaraFacio-Retrospectiva_110617102821.html>

- Guerreiro, Leila. “La mirada de Sara Facio”. LA NACIÓN ADNCultura. 08 de Abril de 2011. <http://www.lanacion.com.ar/1363705la-mirada-de-sara-facio>

<http://www.cultura.gob.ar/agenda/sarafacio-en-la-casa-de-la-cultura-del-fna/>

- Perez Bergliaffa, Mercedes. “Sara Facio: todas las fotos, todas”. Clarín. Revista Ñ. 15 de Enero de 2015. <http://www.revistaenie.clarin.com/arte/ Sara-Facio-todas-fotos_0_1282671756.html>

- Vizzi, Florencia. “Cualquiera saca fotos, pero no cualquiera es fotógrafo”. IberoNews. 09 de Mayo de 2016. <http://www.cadenaiberonews.com.ar/ noticias.php?pag=11865&detalle=28800>

ENTREVISTAS . - Lorenzón, Claudia. “Sara Facio: Para mí los escritores eran seres superiores a la gente común”. Télam. 20 de Mayo de 2016. <http://www.telam.com.ar/ notas/201605/148282-sarafacio-fotografia-libro.html>


- Moreno, María. “Con los ojos abiertos”. Página 12. Radar.

JULIO CORTÁZAR:

- Moreno, María. “La cámara lúcida”. Página 12. Radar. 10 de Febrero de 2008.

<http://www.lanacion.com.ar/600260cortazar-por-sara-facio-homenaje-al-amigo>

<http://www.pagina12.com.ar/2000/ suple/las12/00-02-25/nota1.htm>

<http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-4430-2008-02-10.html>

- Abad, Fernanda. “Sara Facio: Siempre he querido ser testigo de mi tiempo”. El Tribuno. 03 de Agosto de 2014. <http://www.eltribuno.info/sarafacio-siempre-he-querido-ser-testigo-mi-tiempo-n430853564>

- “Sara Facio en TURMA”. TURMA.

- Guerriero, Leila. “Cortázar, por Sara Facio: homenaje al amigo”. LA NACIÓN Revista. 16 de Mayo de 2004.

PABLO NERUDA: - “La vida de Neruda en fotos, retratada por Sara Facio”. LA NACIÓN. 09 de Abril de1999. <http://www.lanacion.com. ar/134286-la-vida-de-neruda-enfotos-retratada-por-sara-facio>

<http://somosturma.com/ sara-facio-en-turma/>

JORGE LUIS BORGES:

- Serrano, Violeta. “Sara Facio: Los fotógrafos te pueden robar el alma”. Continuidad de los libros. (1era parte).

- Reinoso, Susana. “La intimidad de Borges a través del registro de Sara Facio”. LA NACIÓN . Ideas. 12 de Junio de 2005.

<http://continuidaddeloslibros.com/ entrevistas/186-sara-facio-los-fotografos-te-pueden-robar-el-alma>

- Serrano, Violeta. “Sara Facio: Nos interesaba mucho más hacer obras que tener plata”. Continuidad de los libros. (2da. parte). <http://continuidaddeloslibros.com/ entrevistas/187-sara-facio-nos-interesabamucho-mas-hacer-obras-que-tener-plata>

- Zimmermann, Marcos. “Autoretrato de una artista”. Clarín. Revista Ñ. 08 de Abril de 2011. <http://www.revistaenie.clarin. com/arte/fotografia/Entrevista_Sara_Facio_0_459554048.html>

<http://www.lanacion.com.ar/712266-laintimidad-de-borges-a-traves-del-registro-de-facio>

PERONISMO: - Alonso, Rodrigo. “Comentario sobre Los muchachos peronistas (serie Funerales del presidente Perón, 1974)”. MNBA

<https://www.bellasartes.gob.ar/coleccion/ obra/9937>

- “El regreso y la muerte de Juan Domingo Perón, bajo la lente de Sara Facio”. Infobae. 15 de Mayo de 2016. <http://www.infobae.com/ 2016/05/15/1811107-el-regreso-y-la-muertejuan-domingo-peron-la-lente-sara-facio/>

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- ¿Qué es lo que LEGITIMA a alguien como FOTÓGRAFO?



"Lo que legitima a un fotógrafo es EL TIEMPO, nada más. El jurado más grande y más imparcial es el tiempo. Si las cosas perduran, música, películas, fotos, libros, es porque tiene valor”. S AR A .


Este libro se terminó de imprimir el 03 de Noviembre de 2016, en Capital Federal, Buenos Aires, República Argentina.

· Libro de edición única · Curadora del proyecto: Romina Araoz



EDITORIAL ROMA

-“ No soy de los fotógrafos que sacan de lejos con tele o que están fuera de la escena: yo estoy ahí, al lado .”-


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