Marta Monroy
HabĂa una vez un ciempiĂŠs que todos, todos los dĂas, se levantaba tempranito para hacer ejercicio. Se preparaba poniĂŠndose sus cien botines y daba una larga caminata.
Un día el despertador falló y lo avisó un poco más tarde. Con las prisas y corriendo, se colocó sus cien botines y al dirigirse hacia la puerta de su casa para ir a la calle, vio que cada vez se alejaba más de ella. –¿Qué me ocurre? –Se preguntó asustado– ¡Estoy andando hacia atrás!
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