Armando del Amo Castillo
El Premio de
Sol
El Premio de
Sol
Armando del Amo Castillo
A mi madre y a mi abuela
É
rase una vez, en otro tiempo y otro lugar, donde las cosas sucedían de una manera a la que nadie está ahora acostumbrado. Sol se levantó como cada día destemplado, pero puntual, siempre le gustaba ser el primero en ir a clase; desayunaba agua de mar pues eso era un manjar; le daba un beso a su madre y se apresuraba para ir al colegio. Allí siempre encontraba a su profesor Don Tiempo. –Buenos días, Sol, eres el primero en llegar –dijo Don Tiempo. –Buenos días, Don Tiempo, estoy impaciente por la lección que toca hoy –respondió Sol.
–Ten paciencia Sol, ya sabes que no podemos empezar hasta que lleguen todos tus compaùeros.
Poco a poco fueron llegando los hermanos Nube, que eran siete y cada uno de una manera;
a continuación llegó Trueno, ¡El gruñón!; Relámpago, que siempre ganaba en las carreras del recreo.
Aurora, la más guapa de la clase; los gemelos Terremoto y Maremoto, que siempre estaban haciendo travesuras.
Iris, siempre vestida con muchos colores llamativos y así poco a poco llegaron todos.