El Osito que hibern贸 Este es tu cuento, Cara de Luna
Autora Consuelo Cerejido Veiga Ilustraci贸n Felipe de Jes煤s
¯°¯ En un bosquecillo frondoso, poblado de altos y fornidos árboles, que se abrazaban íntimamente al son del viento, alargándose y encogiéndose como sombras chinescas; mientras se filtraban por entre sus ramas finísimas columnas de polvo multicolor, que asombraban a Alejandro, el pequeño Cara de luna y quería cogerlas para llevarlas (guardaditas en la palma de su manita tierna) a su mamá.
El niño jugaba con ingeniosos enanieves y saltarinas ardillitas. Era amigo de todos los seres vivientes del bosque, a los que respetaba y cuidaba. Un día, cuando ya las hambres del pequeño niño le atacaban vorazmente y regresaba a casa a comer, se le desató un cordón de su zapatito derecho; se sentó junto a una hermosa seta a atarlo y al bajar su cabecita rebelde vio un oscuro bulto, agazapado tras unas piedras. Alejandro se le acercó, raudo, y toda su carita de luna sonrió al descubrir un pequeño osezno, lloroso y asustado.
- No tengas miedo, ¿por qué estás solito?, ¿y tu mamá? El osito, como es obvio, no respondió, pero Alejandro, tan acostumbrado a observar y tener por compañeros de juego a los animalitos del bosque, comprendió su pesar: seguramente se habría perdido, por eso tenía miedo y, además, estaba muertecito de hambre.