Al cabo de cuatro horas, el conserje del Zoológico ceja enarcada.
vino a buscarle con una
–Chaval, ¿cómo te llamas? –Juan. –Mira Juan, en este Zoológico hay muchísimos animales ¿no te interesaría descubrirlos? No te había visto antes por aquí. La contestación de Juan fue un “No” tan seco y profundo que al conserje le pareció un niño raro, pero muy decidido.