Pensamientos plasmados

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Pensamientos plasmados

Dedicado al planeta Tierra, nuestra casa en el profndo e insondable espacio. A MarĂ­a. A Paz. A Bernardo, mentor mĂ­o en ciertos temas.

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漏 Carlos Plaza Edita:

I.S.B.N.: 978-84-16414-34-5 Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicaci贸n ni de su contenido puede ser reproducida, almacenada o transmitida en modo alguno sin permiso previo y por escrito del autor.


Pensamientos plasmados

Indice PRIMERA HISTORIA: CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO

UNO: DOS: TRES: CUATRO: CINCO: SEIS: SIETE: OCHO: NUEVE:

HAMBRE Y CALOR. ARMIS. CARTA. MARÍA, ¿PILOTA? GENTE CON BILLETE. 1,2,3,4,5 Y 6. EL LEÓN. PERÚ. MOAIS.

SEGUNDA HISTORIA: CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO

UNO: DOS: TRES.: CUATRO: CINCO: SEIS: SIETE: OCHO: NUEVE: DIEZ: ONCE:

COMIENZA LA HISTORIA. ¡EN MARCHA! PAZ. TOMÁS. SERGIO. HABLA BERNARDO. ÓVALO. ESPEJISMOS PARA TODOS. ADVERTENCIAS. LO QUE NO SE CUENTA. PARECE QUE TODO SE HA ARREGLADO.

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“LO” QUE PASÓ. (La historia se repite)

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CAPĂ?TULO UNO. HAMBRE Y CALOR.

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staban tan ricamente. Vivían cómodos en su mundo que parecía hecho para que ellos disfrutasen, trabajando, comiendo, bebiendo, haciendo el amor a sus mujeres, en fin, todo lo que se hace para que la vida resulte amena. Pero hubo un día en que todo empezó a cambiar, nos referimos al clima. 11


Carlos Plaza Al principio no se notó el cambio, simplemente hacía más calor, y en las noticias diarias empezaron a preocuparse, dando lugar a programas televisivos de divulgación científica que trataban de convencer a la gente sobre la necesidad de recortar de alguna manera el llamado efecto invernadero. Hola, soy Carlos Plaza, el escritor. Desde ahora y hasta el final de esta historia, todo lo que vaya subrayado querrá decir que hablo directamente contigo, afable lector. Porque verás, el efecto invernadero es fundamental para la vida en este planeta, fundamental en su justa medida, porque si no es perjudicial. Poco a poco, con el paso de los años, el calor se hacía insoportable, las personas más débiles iban falleciendo, los animales de las granjas adoptaron una actitud completamente imprevista, muriendo en pocos días, dejando así sin alimentos primarios a la menguante raza humana. Y claro, con el calor reinante, algunas de las especies vegetales que pueblan el planeta, se secaron y murieron. LLEGÓ EL HAMBRE. Y TODO CON EL MOLESTÍSIMO CALOR. Entonces surgió desde el anonimato un chaval, recientemente laureado en su centro de estudios y se puso en contacto con las mentes mas privilegiadas de su país, diciéndoles que la solución más plausible para la supervivencia era que un grupo de gente abandonase el planeta en busca de algún sitio para empezar de nuevo. Los científicos le contestaron diciéndole que ya habían sopesado tal opción, pero no disponían de medio de transporte para tal proyecto, así que esa no era una opción. En el continuo trasiego de correspondencia entre este chaval y el grupo de sabios, el chaval, que se llamaba Juan, comunicó al insigne grupo que recientemente había tenido un inquietante sueño en que “alguien” le decía que hasta él había llegado la preocupación de su planeta y que podían llevar a cabo el propósito de Juan, ya que existía un motor lo bastante potente para que una nave súper gigante transportase a un numeroso grupo de gente. Los sabios creyeron que la deficiente alimentación iba haciendo mella en el espabilado chaval, así que, aprovechando que sabían donde vivía, le hicieron una visita y así, a la par que conocerle, se preocuparían por su estado de salud. Y así se lo comunicaron. 12


Pensamientos plasmados Juan no cabía en sí de la alegría... la crême de la crême en su casa... y claro, los padres de este no cabían en sus vestiduras, orgullosos a más no poder... Llegó el tan esperado día en que al fin se conocerían Juan y el grupo de sabios, la familia del chaval y este mismo se pusieron sus mejores galas y solo sentían el hecho de que la comida escaseara... ya sabéis, la situación reinante... Bueno, decidieron ir a ver a Juan cinco sabios, e intercambiando saludos y abrazos se encaminaron a la casa de nuestro protagonista (que no es otro que Juan), e inmediatamente después de comer se dirigieron a una pequeña habitación que se suponía hacía las veces de estudio de éste, y cuando los cinco sabios entraron en el receptáculo, un recuerdo de juventud se apoderó de su mente, pues Juan tenía las paredes repletas de notas y anaqueles donde reposaban somnolientos libros de materias varias, y claro, esto les retrotrajo a los días en que ellos bregaban con la ciencia y demás materias. Que me voy del tema, amable lector. El caso es que los seis entraron en la pequeña habitación, mostrándoles Juan a continuación los bocetos que había hecho referentes al motor, siguiendo las misteriosas instrucciones del no menos misterioso ser (aunque no lo había visto), que se aparecía en sus sueños, por lo menos con la voz. Cuando los científicos hicieron las comprobaciones pertinentes, comprobaron con sorpresa de que ese motor (desconocido hasta ahora) era capaz de soportar y aún de transportar un enorme peso, pero cuando preguntaron a Juan por el combustible a emplear, este se encogió de hombros, diciéndoles a continuación lo siguiente: ⎯Yo sé, amables sabios, que no existe combustible para este motor, pues de entre todos los que tengo noticia, no creo que sirva ninguno. Entonces, el sabio llamado Julio, que era el más anciano y venerado de entre los del grupo dijo: ⎯Creo que hablo en nombre de los científicos de este planeta cuando digo que nos pondremos a trabajar inmediatamente para averiguar que clase de combustible puede usar este fantástico motor, y cuando lo averigüemos, si es que lo averiguamos alguna vez (esperemos que no demasiado tarde), fabricaremos un prototipo, y si vemos a este viable, 13


Carlos Plaza comenzaremos (entre todos lo países) a fabricar una nave espacial nunca vista y muy grande, que nos llevará a las estrellas y mucho más allá, y así podremos encontrar un lugar en que no haga este horrible calor y podamos comer hasta atestarnos. La tarde pasó intercambiando vivencias entre Juan y los científicos, viendo estos que el chico estaba en sus cabales, por muy raro que pudiera sonar lo que dijera este. Llegó el momento de la despedida, apretones de manos, abrazos y demás carantoñas se hicieron patentes entre los padres de Juan, los científicos y éste mismo. Los científicos aprovecharon este momento e intercambiaron con Juan sus direcciones, teléfonos, en fin, todo lo que pudiera hacer falta, y no se sabe muy bien el por qué, Juan decidió que un científico en especial le caía pero que muy bien. Cuando Juan se fue a dormir, estuvo un rato “mirando al techo”, aunque no lo viera por falta de luz... cerró los ojos, respiró profundamente y se durmió... Soñó que surcaba el espacio, todo él cuajado de estrellas, planetas, otras cosas imposibles que él no había visto, en fin, él se hallaba inmerso en la infinidad del cosmos. En su viaje pasó al lado de planetas de color imposible, iluminados por estrellas cuya luz no hacía daño a los ojos, cuando todo se volvió negro gradualmente. A pesar de estar rodeado de la más impenetrable oscuridad, Juan no sintió temor alguno, pues una sensación de lo más tranquilo y envolvente se apoderó de él, dejándole suspendido por momentos, hasta que, poco a poco, muy sutilmente, un punto verdoso refulgiendo en amarillo, se fue haciendo cada vez más grande, cada vez más grande... al tiempo que se transformaba en unas formas imposibles de describir... hasta que creció hasta mas o menos su tamaño, y entonces, la “sombra verde” abrió una especie de bocaza y le habló esto, por muy extraño que pueda parecer: ⎯Hola, Juan. Juan, en medio de su sueño, se quedó totalmente anonadado y, aunque por un mecanismo totalmente desconocido para él, sabía de sobra que estaba soñando, esto que tenía ante sus ojos era... era una cosa que se salía por completo de sus cánones, así que, ni corto ni perezoso preguntó: 14


Pensamientos plasmados ⎯¿Quien o que eres? Y el ser, todo ello sin dejar de refulgir ni un solo momento, dijo: ⎯Soy Armis, mi cuerpo es de antimateria, completamente a tu servicio, y estoy encantado de ayudarte. ⎯Pero... espera un momento... ¿tengo que pensar en ti como en un extraterrestre? ⎯Piensa lo que quieras, amigo mío, solo sé que yo soy, y te quiero ayudar. ⎯Verás, Armis, yo no he hablado con uno como tu en la vida, y no te ofendas, pero tengo ciertos reparos en hablarle a una “cosa verdosa”, que además brilla como el oro. Quisiera que no te ofendieras y que comprendieras mis sentimientos. ⎯Ah... mi forma actual te molesta... ⎯Yo no diría que me molesta, solo digo que me es incómodo, aunque viene a significar lo mismo, claro... ⎯No te preocupes, Juan, adoptaré una forma más acorde con lo que tú eres. ⎯¿Puedes hacer eso? ⎯Sí, puedo, y lo haré por ti. Entonces el ser verdoso (Armis, nos acostumbraremos a llamarle así), se fue encogiendo poco a poco, hasta quedar convertido en un disco pequeño que refulgía maravillosos colores y muy brillante todo él, hasta que, pasados unos minutos... ¡POR EL AMOR DE DIOS, DEL DISCO SALIÓ UN CHORRO DE MATERIA VERDE QUE EN BREVE SE CONVIRTIÓ EN UNA PIERNA!... ¡E IGUALMENTE PASÓ CON LA OTRA PIERNA!... Y así hasta que la masa informe que era Armis se convirtió en un individuo parecido a Juan, aunque, claro, es sabido que todos somos distintos. Cuando Juan vio aquello, medio “flipando”, dijo: ⎯Así está mejor, amigo, pues aunque sea soñando (porque sé que estoy soñando), estoy más cómodo hablando con un igual... por cierto... ¿sabes algo de mis intenciones, quiero decir, de las intenciones mías y de un grupo de sabios? ⎯Ahí quería yo llegar... ⎯No me digas que estás tú detrás de todo esto... 15


Carlos Plaza ⎯Estimado amigo, estoy fijándome en vuestro planeta hace algún tiempo y, aunque la forma de medir el tiempo de nuestras respectivas razas difiere considerablemente, es mi obligación decirte que vuestro planeta está abocado a su autodestrucción, y también te diré que la voz proponiéndote el motor “afergor” era mía. Y también te diré que esta misma noche los sabios (créeme, no son tan sabios) están teniendo en sus sueños mi visita. ¿Que como lo hago? No estás preparado para saberlo. Esa es una característica de nuestra raza, el estar omnipresente en los sueños de varios individuos, todo esto si queremos hacerlo, claro. ⎯Bueno, me has dejado claro que tienes unos poderes especiales, y que los quieres compartir con nuestro planeta; pero... ¿por qué? ⎯Verás, vuestra raza merece ser salvada del cataclismo que se avecina. ⎯¿Qué te hace pensar eso? ⎯Tenéis una espiritualidad que no he visto en ningún sitio (y me conozco casi todos), y luego está ese sentimiento que vosotros llamáis amor. ⎯¿Quieres decir que hay mas gente hay arriba? ⎯Entiendo que por “ahí arriba” te refieres al espacio. He de decirte que NO ESTÁIS SOLOS. PARA NADA. ⎯¿Y como piensas ayudarnos? ⎯Antes que nada, me gustaría dejar claro que no podré ayudar a toda la población, solo a un nutrido grupo. A quien ayudo o no ayudo es cosa vuestra. ⎯Queda claro. ⎯Mediante pensamientos te inculqué la idea de abandonar tu planeta, mediante mi voz en uno de tus sueños te dije como tenía que ser tu nave, ahora tengo que decirte que combustible utilizaréis, pero como creo en tu raza, no te lo diré directamente, te daré unas pistas a seguir. Quiero que conste que esta misma conversación la tengo al mismo tiempo con todos tus científicos. ¿Estás preparado? ⎯Claro que si.

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