POEMARIO
…que se duerman las penas en mi pecho…
ALBA
Voy a Pintar De Verde Mi Tristura
Poemario
ALBA
I.S.B.N.: 978-84-15649-09-0 Edita:
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A Luca In memoriam
Introducción Se ha dicho que son tristes mis poemas que planean en firmamentos de dolor, es cierto, están envueltos en mis penas y el recuerdo los arropa con amor. Las puertas de mi libro están abiertas os brindo estancias aún sin estrenar hoy la autenticidad está de oferta mi alma se ha desnudado, podéis entrar. Recorreréis dependencias añejas decoradas con nublados grisáceos engarzadas en amargura y quejas, y en medio de este derrotero glacial un oasis de cielos estrellados que dieron vida a una historia excepcional .
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La que se fue vuelve triste «…el suicidio buscaba con paciencia la adecuación de su crepúsculo a su ansiedad bien aprendida….» Mario Benedetti
La que se fue vuelve triste trae sin luces su mirada al hogar del que salió con velo y ramo de azahar en noche descuadernada. Viene a parir: nueve lunas de aflicción son su compaña allá afuera, nueve lunas de arco iris, de caricias y de roces en su entraña. La que se fue vuelve triste, cuando salió de sus lares se extravió su sonrisa, perdió el polvo de sus alas y nacieron sus pesares.
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Mira hacia aquellos rincones do siendo niña jugaba y más tarde a la sombrita del bello sauce llorón estudiaba y estudiaba. La que se fue vuelve triste es toda amargura calma muy dentro del corazón lleva escondido el secreto del naufragio de su alma.
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Mi pena «Soy una cosa triste y asustada, una incontable pérdida de tiempo una jaqueca que se localiza…» Carmen Jodra.
¡Cuánto me pesa esta pena sobre el corazón la llevo! ¿Cómo bajarla de encima? ¿Cómo tirarla en el suelo? ¿Cómo alejarme deprisa para no ser alcanzada? ¡Cuánto me duele esta pena la tengo tan bien clavada!
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Romancillo de la noche de bodas «Tengo frío. Te has ido con el sur de mi alcoba dejándome las huellas de tu hielo en mi cuerpo.» Luis Alberto de Cuenca.
¡Ay noche de boda qué noche tan triste, de escarcha una oda tú me descubriste! Y yo que soñaba con “séptimo cielo” fui protagonista de un nupcial duelo. Gélido el deseo se me congelaba no gané trofeo fui sólo una esclava.
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Me supe utensilio de “estar” sin gozar un juguete exiguo para usar y tirar. Se me fue olvidando que una vez soñé con abrazo ardiente que jamás logré. Pasaron los años y de mi cuerpo en flor huyeron las luces y el ansia de amor.
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¿De qué me quejo..? «Tengo sed. Me has quitado las praderas del norte, regadas por arroyos de respeto y cariño.» Luis Alberto de Cuenca.
¿De qué me quejo, si no me pega nunca? ¿De qué me quejo, de que beso o abrazo no recibo? «Eso son naderías…» ¿De qué me quejo, de no haber conocido aún el goce del amor? (¿Será verdad que tengo pájaros en la cabeza..?) ¿De qué me quejo, de sus ataques de celos envueltos en vapores de alcohol, acompañados de públicas humillaciones y de crueles amenazas en privado..? (Hay quien cree que son manifestaciones de excesivo cariño…)
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¿De qué me quejo, de sus insultos y de su trato soez? «Bobadas, simplezas, tonterías…» ¿De qué me quejo, si no me pega nunca? Mi corazón se siente apaleado sin piedad, un día y otro día.
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Lamento «Llegó la noche y no encontré un asilo; y tuve sed… mis lágrimas bebí…» Gustavo Adolfo Bécquer
En mis noches de fiebre y pesadilla yo sueño con un pecho masculino que sirva a mi cabeza de almohadilla y alivie las heridas del camino. Y quisiera sentir sobre mi frente unas sensibles y cálidas manos que apaciguaran esta brasa ardiente y ahuyentaran mis temores insanos. Pero cuando despierto de mi sueño tropiezo con una cruda realidad y aunque en obviarla pongo todo empeño me rindo a la evidencia, es la verdad que aprisionada estoy en red con “dueño” donde no tiene cabida la piedad.
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…me voy muriendo un poco cada día «… porque yo he visto gente muy obediente hasta en la cama…» «Libertad» del grupo Jarcha
Que rabia y que impotencia tener que convivir día tras día con alguien que no te ha amado nunca ¡qué estúpida agonía! Mas… ¿qué es lo que me ata? Me ata una rutina deplorable, me ata una frialdad aterradora, me ata una amargura insoportable… Esto sólo al principio que tanto tiempo en el desfiladero, la frialdad, la rutina y la amargura al no contar con un agarradero se convierten al final en aversión, en fobias y en rencores, a la postre en calvario de tortura impiedad y sinsabores. Sin olvidar la farsa y el teatro
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cara a la galería dura representación posponiendo a la pena la alegría. ¿Cómo dejar a un lado esos momentos en que el “dueño” sus placeres exige? Me presto rápida a “la obligación” sin que el mínimo afecto me cobije. Soy un utensilio para dar goce hastiada en mi papel mi dolor físico o moral no importa en sueños me creo carne de burdel. Mientras nadie conoce mi agonía me voy muriendo un poco cada día.
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Búsqueda inútil «La vida me parece una tumba donde me has enterrado viva…» Luis Alberto de Cuenca.
Quisiera recordar en este día algún poso perdido de tu afecto algún momento envuelto en armonía o esa frase olvidada en el trayecto. Intentaré encontrar aquella estrella que te pedí bajaras para mí y que se te escapó sin dejar huella; debe de andar perdida por ahí… Hoy sólo he descubierto con tristeza un valle de dolor y de quebranto, y un camino perdido en la maleza; mis pies se hunden en un mar de llanto y si busco la flor de la belleza está el jardín cerrado a cal y canto.
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Canto de esperanza «Estaba tan hundido, que para que mi alma se asomara a las verdes cumbres de la alegría tenían que ser sus frondas las que en el aire alzaran mi júbilo en ruinas.» Manuel Altolaguirre.
Hundida en triste calma se me helaron las manos y la boca de suplicarte amor como una loca. Han sido tantos días de desdén… Pesan sobre mi alma montones de palabras nunca oídas mas las caricias jamás recibidas que mi huérfano cuerpo reclamó. Tiemblan en mi garganta miles de frases que se me durmieron en madrugadas que no amanecieron porque tú no las dejaste alborear. 20
Duelen en mis retinas el gesto hosco y el desplante huraño la amenaza tenaz que año tras año me ha cubierto de quebranto y de pavor. Escuece aún en mi rostro ése tu beso estéril y perdido mi inútil juventud que ya se ha ido que mustia, triste y vacía fue. Mas hoy lo he decidido, he de salir por siempre de tu vida, recobraré mi voluntad perdida, venceré a mi pesar con ilusión. Tendré que levantarme y caminar por senda que redima resistiré hasta coronar la cima a golpes de energía y de tesón. 21
A manotazo limpio me quitaré de encima la amargura aclararé mis noches de negrura malpariendo mis días de dolor. Tendré que liberarme para trocar por risa antiguo llanto cubriré mis heridas con un manto y borraré de mi vida el desamor. Entonaré gozosa un canto de alegría y esperanza… ¡Yo me pondré en el alma una coraza y retaré a mi destino con valor!
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Con el corazón roto Recorrí con la mirada todas y cada una de las habitaciones para comprobar si dejaba algo olvidado. Mi escaso equipaje se componía de unos cuantos objetos personales, mi ropa, algún recuerdo especial y poco más. Los libros, los envié días antes con una empresa de transportes. Por la mañana me había despedido de mis hijos antes de que se marcharan a clase; faltaban, el mayor que cumplía el servicio militar y la segunda, que trabajaba fuera de Madrid. «Ahora me toca lo peor –pensé– cruzar el umbral y cerrar la puerta». Ya desde el dintel, volví la cabeza hacia el salón y contemplé parte del rincón donde solía leer. Allí quedaban huérfanos mi sillón y la mesita de camilla con el flexo. 23