Nuestra estrella azul
Un dĂa en clase de religiĂłn nos contaron un cuento pero no trataba de superheroes, ni animales habladores, ni una princesa enamorada. Era sobre nuestras vidas y no tenĂa un final feliz...
Nosotros, los hombres, vivĂamos felices en praderas siempre verdes y bosques llenos de sombra de la tierra
Un dĂa dijo el hombre: Construyamos casas y ciudades en este entorno tan maravilloso
El segundo dĂa el hombre contemplĂł las transparentes y cristalinas aguas de los arroyos y dijo: Echemos al agua la basura y la porquerĂa y de esa forma nos libraremos de toda la suciedad y desperdicios que hacemos
El tercer día el hombre observo las imponentes selvas y los espléndidos bosques de la Tierra y dijo: Talemos los árboles y acabemos con los bosques. Necesitamos madera para levantar nuestras casas y papel para nuestros periódicos y libros.
El cuarto día se dio cuenta de que había miles de animales en la Tierra y dijo: Capturemos animales y metamoslos en jaulas para nuestro entretenimiento. Cacémoslos y matemoslos por placer.
El quinto d铆a, el hombre se dispuso a utilizar en su provecho el fresco y puro aire de la Tierra y dijo: Soltemos a la atm贸sfera todos los gases venenosos y todos los humos perjudiciales para que se los lleve el viento
El sexto dĂa, el hombre echĂł un vistazo a su alrededor y vio las razas que habitaban la Tierra, gente con piel de distintos colores, diferentes lenguas y el hombre se tenĂa miedo a el mismo y dijo: Hagamos toda clase de armas letales y matemoslos antes de que nos maten a nosotros.
El séptimo día, el hombre por fin descansó de toda su tarea, la Tierra estaba tranquila y había paz
Pero el hombre ya no estaba en la Tierra.
Nosotros le encontramos una moraleja al cuento LA TIERRA ESTĂ EN NUESTRAS MANOS