elogios para El mejor
sí
“En la ruidosa época del Internet, donde más personas que nunca reclaman nuestro tiempo y atención, aprender a decir ‘no’ es una cuestión de supervivencia. Algo que nosotras las mujeres necesitamos ayuda para lograr dominar. Establecer límites saludables sin renunciar por completo a la comunidad es un arte bíblico que Lysa nos presenta en este libro con gracia, fe y un gran sentido del humor. Leerlo fue recordar cómo se exhala”. —Lisa-Jo Baker, autora exitosa de surprised By Motherhood: everything i never expected aBout Being a MoM [sorprendida por La Maternidad: todo Lo que JaMás esperé acerca de ser MaMá] y gerente de coMunidad en eL sitio weB incourage.Me
“La pluma de Lysa es vibrante, su corazón late con entendimiento y calidez, y sus “sí” son muy sabios. Estoy cansada de estar cansada. Este volumen lleno de verdad llegó en el momento justo. Gracias, Lysa. Yo necesitaba regresar a mis mejores “sí” y mis bondadosos “no””. —patsy cLairMont, autora de Twirl: A Fresh spin AT liFe [giro: un toque fresco a La vida]
“¡Me encanta El mejor sí! Este libro sabio, cálido, honesto, divertido y muy práctico para tomar decisiones inteligentes es justo lo necesario para aquellas que tenemos demasiadas cosas en nuestro calendario y necesitamos ayuda para detener la locura. Lysa claramente ha vivido y aprendido qué funciona y qué no. Sus relatos, ejemplos y consejos son todos convincentes y de cada página emana sabiduría. ¡Su mejor libro hasta el momento!” —Liz curtis higgs, autora con gran éxito de ventas de Mujeres de lA BiBliA ligerAMenTe MAlAs
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“El mejor sí es lo mejor de Lysa: cálido, sabio, práctico, honesto. Este tema es tan oportuno para mí y para toda mujer y madre ocupada que conozco, y Lysa me ha inspirado e instruido por medio de estas páginas maravillosas y necesarias”. —shauna niequist, autora de BreAd & wine [pan y vino]
“Como pocas mujeres que conozco, Lysa tiene la capacidad de llevarnos del atascamiento a la libertad. Si como yo, usted ha pasado mucho tiempo de su vida diciendo “sí” a cosas a las que hubiera querido tener el valor de decir “no”, este libro le ayudará a cambiar. Es un libro que querrá no solo para usted sino para todas las mujeres que conoce. Cuando entendemos los principios bíblicos que se describen aquí, entonces cada “¡sí!” será intencional, significativo e incondicional. ¡Gracias, Lysa!” —sheiLa waLsh, autora de lA TorMenTA inTerior
“Los filtros bíblicos en El mejor sí son herramientas sorprendentes para procesar mejor mis pensamientos y mis actos. Con la ayuda de Lysa, la Biblia está empezando a hablarme a nivel personal”. —JiLL w.
“Una lectura obligatoria. ¡Y luego hay que leerla otra vez! ¡¡¡Un libro fabuloso!!!” — nicci r.
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“El mejor sí habla de manera conmovedora sobre la lucha entre nuestros corazones y nuestras cabezas mientras tratamos de vivir a la altura de los desafíos para la Súper Mujer que tenemos en nuestras vidas. Este libro me está ayudando a romper el ciclo del estrés, el agotamiento y el exceso de compromisos al tratar de complacer a todo el mundo”. —susan d.
“¡Uno de los mejores libros que se haya escrito sobre el manejo del tiempo! Este libro no solo le ayuda a priorizar su horario sino que toma la Palabra de Dios y le ayuda a aplicarla a su vida diaria. Entonces usted puede tomar decisiones que honren a Dios y ver dónde realmente está llamada a estar”. —Lori B.
“El mejor sí es revolucionario para las mujeres que intentan lidiar con las demandas de una vida agotada e insatisfecha. Lysa ofrece una perspectiva práctica y bíblica para, de manera sabia, escoger “el mejor sí” y de ese modo restaurar el equilibrio y traer de vuelta el gozo a la vida cotidiana”. —MeLanie p.
“¡Fue como un mensaje de aliento directamente de parte de Dios a través de Lysa para mi propio espíritu! Este libro está abarrotado de perspectiva y aplicación práctica. ¡Cambiará la manera en que ves el plan de Dios para ti y cómo ser parte del mismo! ¡Yo podría leerlo una y otra vez!” —wendie c.
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“Lysa ya me ha enseñado a vigilar lo que entra en mi boca y a esperar antes de permitir que las palabras salgan de mi boca (en sus libros Fuiste hecha para desear y Emociones fuertes). Ahora me está enseñando a vigilar lo que entra a mi espíritu para poder esperar en el Espíritu Santo y dar mi mejor sí en todas las circunstancias. Estoy asombrada de cómo Dios está usando El mejor sí para ayudarme a ser vencedora”. —sheLLy c.
“Muchas gracias por este libro. Me ha sacado las lágrimas y la risa en los días malos. Me ha dado las palabras que yo pensaba pero que no podía expresar. Creo que este libro debería estar en las manos de toda mujer que ocupe una posición de liderazgo en la iglesia, y sin dudas, en manos de todas las mujeres para que tengan la capacidad de dar su ‘mejor sí’”. —roByn c.
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El mejor sí © 2016 por TerKeurst Foundation Publicado por Editorial Patmos, Miami, FL. 33169 Todos los derechos reservados. Publicado originalmente en inglés por Nelson Books, una división de Thomas Nelson en Nashville, Tennessee, con el título The Best Yes— Making Wise Decisions In The Midst of Endless Demands © 2014 por TerKeurst Foundation A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas se toman de la Nueva Versión Internacional, ©1999 por la Sociedad Bíblica Internacional. Traducido por Wendy Bello Editado por Grupo Scribere Diseño por Adrián Romano ISBN 13: 978-1-58-802742-9 Categoría: Vida Cristiana Impreso en Brasil | Printed in Brazil
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Contenido Capítulo 1
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Capítulo 2
El camino del mejor sí
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Capítulo 3
Horario agobiante, alma decepcionada
27
Capítulo 4
A veces complico tanto las cosas
39
Capítulo 5
La Palabra de Dios; sus caminos y maravillas
53
Capítulo 6
Persiga esa decisión
67
Capítulo 7
Parálisis por análisis
79
Capítulo 8
Considere lo que está en juego
93
Capítulo 9
Vaya al entrenamiento
101
Capítulo 10
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9
Manejar las exigencias significa comprender las expectativas
113
Capítulo 11
El poder de un pequeño no
123
Capítulo 12
La desilusión incómoda de decir no
139
Capítulo 13
¿Y si digo no y dejo de caerles bien?
151
Capítulo 14
El mejor sí lo ven aquellos que deciden verlo
163
Capítulo 15
La emoción de un sí sin apuro
175
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Capítulo 16
El pánico que le aleja de su mejor sí
187
Capítulo 17
El mejor sí de todos
201
Capítulo 18
Cuando mi mejor sí no resulta lo que yo esperaba
Capítulo 19
Nosotros tomamos las decisiones. Luego las decisiones nos conforman.
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213
221
Agradecimientos
227
Cosas que no quiero que olvide
229
Herramienta para “Perseguir esa decisión”
241
Notas
245
Índice de pasajes bíblicos
251
Sobre la autora
255
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Capítulo 1
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ordenar coMida por La ventaniLLa deL auto con Mi hiJa Menor no es fácil. Brooke puede hacer muchas cosas en la vida. Es una chica asombrosa, hermosa, talentosa, ingeniosa y de buen corazón. Es asombrosa. Creo que eso ya lo dije antes. Sin embargo, cuando vamos a ordenar por la ventanilla del auto, siente pánico. Incluso si de antemano hablamos para que tuviera su pedido en mente, algo siempre sale mal. Ella se demora demasiado para darme su pedido; cambia las cosas cuando empiezo a hacerlo, confunde al pobre empleado que está tomando la orden, quien no gana lo suficiente por hora como para lidiar con gente como nosotros. Me siento tan mal, como si estuviéramos rompiendo las reglas del servicio en el auto. Sé que estamos exasperando a las personas que están detrás. Los autos no tocan la bocina, pero puedo sentir sus miradas y el deseo de que nos apuremos. La tensión aumenta al punto de que sé que en cualquier momento alguien va a tocar la bocina, lo sé.
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Si pudiera me saldría de la fila y daría la vuelta, pero eso no se puede hacer en la fila de servicio al auto. En el suelo hay postes para que el tráfico fluya de manera correcta, así que una vez que uno se pone en esa fila, tiene que quedarse. Incluso si su hija no puede decidirse. Inclusive si la fila detrás de usted ahora le dé vuelta al edificio. Incluso si la persona que toma el pedido desea en secreto que usted se fuera. Simplemente no se puede. Yo no puedo. No podemos. Sudo. Y todo empieza a oler a cebolla. El tipo de olor a cebolla que aparece cuando el desodorante no funciona. En serio. Y todo porque nuestro pedido en el servicio al auto está demorando demasiado. Sigo repitiendo que la próxima vez que suceda la voy a mirar directo a los ojos, con todo el amor que una mamá cansada de oler a cebollas pueda reunir, y le voy a decir: “Dime lo que vas a pedir ahora o me voy”, solo para terminar diciéndole a la chica en la ventana que lo lamentamos pero que no tenemos un pedido listo, así que daremos la vuelta para poder salir de la fila y luego nos marchamos. Nos vamos. La llevo a casa para que coma lo que quedó del día anterior. O una tostada. O nada. ¡Porque tiene que aprender la lección! Y esto es lo que me deja desconcertada. El restaurante de comida rápida que más visitamos es de su papá. O sea, que ella ha ido a este lugar toda su vida. Desde el primer día en el útero se ha nutrido con los alimentos caseros de este establecimiento gastronómico. ¿Y las opciones del menú? A ella le gusta casi todo lo que hay en este restaurante. La he visto comer y disfrutar muchas, muchas cosas del menú. Así que no importa lo que escoja, disfrutará su comida. No obstante, se queda paralizada cuando llega el momento de pedir. ¿Por qué? Porque no quiere irse de allí, avanzar unas cuantas millas por la carretera y luego de dar algunas mordidas a su comida desear que hubiera pedido otra cosa. No es que piense que lo que pidió está malo, solo que sentirá la tensión de haberse perdido la mejor opción. Y a nosotras
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las chicas no nos gusta sentir que nos perdimos algo. O que nos equivocamos. O que nos salimos de lo que debió haber sido o pudo haber sido.
Z Cuando pienso en esa frustración desesperada en la fila para servicio al auto, porque ella no puede tomar una decisión, me veo desafiada a ser honesta con respecto a mis propias luchas con las decisiones. Exhalo y una honestidad sin filtrar se apresura. Yo también lucho con las decisiones. No quiero perderme las oportunidades, ni arruinar las relaciones al decepcionar a las personas, ni salirme de la voluntad de Dios. Lucho por mantener cierto sentido de equilibrio en mi vida. Lucho con la preocupación de lo que otros pensarán de mis decisiones. Lucho al cuestionar si mi incapacidad para hacerlo todo hará que un día mis hijos terminen en el sofá de un terapeuta. Lucho con sentir que no puedo descifrar cómo otras mujeres parecen hacerlo todo. Lucho con sentir que voy a decepcionar a Dios. En mi cabeza aparecen las descripciones: Estoy cansada. Estoy distraída. Estoy decepcionada de mí misma. Me siento un poco usada, y más que un poco agotada. Estoy abrumada y muy exhausta. Son pensamientos que solo comparto conmigo misma. En parte porque soy una persona positiva y reconocer estas cosas parece demasiado oscuro. Y yo prefiero más un amarillo alegre que un gris triste. Además dudo en contarlo porque no sé cómo arreglar estas cosas, así que ¿para qué hablar de ellas? En el mar cotidiano de exigencias interminables, tengo que reconocer que no estoy tan bien. Así que tomo lápiz y papel y me atrevo a explorar este tema como una escritora que necesita más que nada este mensaje. Esta vez es difícil para mí. Reconocimiento en lugar de omisión. Reconocer que a veces necesito reevaluar. Unos minutos para susurrar: “Dios, realmente quiero llevar bien la vida. Así que doy, sirvo,
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amo, hago y sacrifico. Lo hago todo con corazón alegre, con una chequera abierta, con un calendario dedicado a ser tuya. Estudio tu Palabra. Guardo la verdad en mi corazón y con temor y temblor decido avanzar hacia arriba y adelante cada día.” Y sin embargo, tengo esta sensación fastidiosa de que dentro de mí algo no está bien. Alguien me pide algo que sé de inmediato que no es realista. Mi cerebro dice no. Mi horario dice no. Mi realidad dice no. ¡No obstante, mi corazón dice sí! Entonces mi boca traiciona mi intención de decir no, mientras sonríe y dice: “¡Sí, por supuesto!” Temo decir que sí pero me siento impotente para decir no. Temo decir sí, no porque no ame a esa persona, pues la amo mucho, pero temo el efecto que tendrá decir sí sobre la persona dentro de mí que ya anda funcionando sin combustible. Y sigo adelante como si esta fuera la manera en que se supone que viva una mujer cristiana, como si ese fuera el llamado de mi vida, como si no hubiera nada más. No uso bien las dos palabras más poderosas: sí y no. Le doy una bofetada al propósito y echo al suelo el llamamiento mientras vivo, ciegamente, a merced de los pedidos que recibo cada día de parte de otros. Cada tarea parece ser mía. ¿Me necesitas? Ahí estoy. Porque tengo demasiado miedo o soy muy cobarde o estoy demasiado ocupada o cualquier otra cosa como para ser simplemente honesta y decir: “Ahora no puedo.” En este tiempo cuando la mayoría de las mujeres ondean banderas de autenticidad sobre nuestros pasados, nos agachamos huyendo a ser honestas con respecto a nuestro presente. Le contaremos todo sobre nuestros malos momentos del ayer pero no nos atrevemos a admitir las limitaciones del hoy. Mientras tanto, el ácido del exceso de actividades hace huecos en nuestra alma, y de esos huecos gotea el clamor del llamamiento no cumplido que nunca sucedió. Decimos sí a tantas cosas que nos perdemos lo que yo denomino nuestro “mejor sí”. Sencillamente porque no prestamos atención a los susurros en ese lugar sutil.
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Estoy cansada. Estoy distraída. Estoy decepcionada de mí misma. Me siento un poco usada, y más que un poco agotada. Estoy abrumada y muy exhausta. No debemos confundir el mandato de amar con la enfermedad de complacer. Y no es solo por los círculos viciosos de agradar a las personas, aunque eso es parte del problema. A veces me pierdo oportunidades del “mejor sí” porque sencillamente no sé que estas son parte de la ecuación. Me enredo tanto al tomar la decisión de si marco la casilla de sí o de no, sin darme cuenta de que hay una tercera casilla que dice “mejor sí”.
1 No debemos confundir el mandato de amar con la enfermedad de complacer.
2 ¿Qué es un mejor sí?, pregunta usted. Eso lo descubriremos a lo largo del libro, pero en su forma más básica, un mejor sí es que usted desempeñe su papel. En la iglesia. En la escuela. En el trabajo. Dondequiera que esté hoy. ¿Y qué de extraordinario tiene eso? En el plan de Dios usted tiene un rol que desempeñar. Si lo conoce y lo cree, lo vivirá. Vivirá su vida tomando decisiones con el mejor sí como su mejor filtro. Usted será una muestra grandiosa de la Palabra de Dios puesta en práctica. Su amor hará que su fe sea real. Su sabiduría le ayudará a tomar decisiones que cuando llegue mañana seguirán siendo buenas. Y estará viva y presente para todo esto.
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1 Un mejor sí es que usted desempeñe su papel. Si lo conoce y lo cree, lo vivirá.
2 ¿Está lista para comenzar a preguntar, cuál es mi mejor sí? Yo también. Solo tengo que resolver primero este asunto del servicio al auto. ¿Tiene alguna sugerencia para un desodorante más fuerte? Tengo la impresión de que lo voy a necesitar.
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