7 minute read

MARCO TEÓRICO

Next Article
REFERENCIAS

REFERENCIAS

(ca. 1980). La abuela Inés en el patio de su casa en Anolaima, poco después que se mudaran. [Fotografía]. Recuperado de Archivo Familiar.

(ca. 2005). La abuela Inés en el parque de la esquina de su casa en Anolaima. [Fotografía]. Recuperado de Archivo Familiar.

Advertisement

Quisiera empezar introduciendo a la protagonista de este proyecto: María Inés Ángel Tocancipa, nació, vivió y murió en la capital frutera de Colombia: Anolaima, Cundinamarca; un pueblo que queda a dos horas en carro de Bogotá. Allí, en el patio de esa casa gigante de un solo piso está ubicado su jardín. Este espacio verde está lleno de orquídeas, cactus, helechos y una gran cantidad de plantas, pero nadie en mi familia le había puesto este nombre de ‘jardín’ hasta que llegué con mi proyecto. A pesar que este espacio era un constante en nuestras vidas no entendíamos qué era lo que realmente representaba. Sin embargo, comencé a preguntarme por esto después de la primera charla sobre mi proyecto que tuve con mi tía Leticia y con mi mamá. No estaba segura de qué preguntar, así que opté por lo simple: háblenme de mi abuela. Ya no recuerdo quién de las dos me respondió o si fue una respuesta en conjunto, pero lo que me dijeron fue:

‘‘La abuela era ama de casa. Le gustaba la cocina, la costura y el jardín.’’

Aunque estas tres prácticas eran todas una labor doméstica, entender que las dos primeras sucedían en su mayoría dentro del hogar y en cambio, la última se practicaba en un espacio que no estaba dentro ni fuera, fue algo que definitivamente me llevó a cuestionarme sobre las connotaciones que tenía el jardín. ¿Por qué después de trece años de fallecida mi abuela aún está allí este espacio? ¿Qué significa el jardín para mi familia? y aún más importante, ¿Qué significaba el jardín para ella misma?

Así pues, para descifrar el significado del jardín hay que empezar por entender qué es un jardín. Debo resaltar la importancia del espacio del jardín, porque significa la creación de un lugar dentro de nuestros hogares que se dispondrá para una actividad en concreto, y que nada tiene que ver con un espacio obligatorio de la casa - como lo sería un baño o una cocina. Para hablar sobre los espacios me remito a la conferencia radiofónica de Michel Foucault titulada Heteretopías y cuerpo utópico, en su discurso habla de la existencia de los contra-espacios y los define como:

Lugares que se oponen a todos los demás y que de alguna manera están destinados a borrarlos, compensarlos, neutralizarlos o purificarlos [...] Pero quizás el más antiguo ejemplo de heterotopía sea el jardín: el jardín, creación milenaria que ciertamente tenía una significación mágica en Oriente. (Focault, 1966)

Para describir esta heterotopía se habla del tiempo y del espacio. Primero, el espacio es descrito desde su constitución tradicional que lo divide en cuatro partes, las cuales representan las regiones del mundo y los cuatro elementos, pero quizás lo más importante es el centro de este, ya que representa un espacio sagrado, como lo es una fuente o una iglesia. Por otro lado está el tiempo, el cual se denomina como una heterocronía: la eternización del tiempo. Para ilustrar el significado de esta palabra el autor hace alusión a las bibliotecas y a los museos, ya que son lugares donde se pretende detener el tiempo al acumular todos los períodos de la humanidad dentro de un mismo espacio. Sin embargo, se mencionan también las heterotopías crónicas, las cuales suceden en un momento específico y que permanecen por cierto lapso. (Foucault, M., 1966). El jardín puede funcionar como una heterocronía, ya que se trata de la acumulación de plantas con el fin de conservarlas en el tiempo; estas plantas que pueden durar años, detienen en el tiempo las historias de quienes habitaron estos espacios.

No obstante, una de las cosas que más me interesa sobre la conferencia de Foucault es sobre la apertura y el cierre de estos espacios. Según Foucault (1966), no siempre el estar dentro de este espacio significa que lo estemos habitando, ‘‘La heterotopía es un lugar abierto pero con la propiedad de mantenerlo a uno afuera.’’ Según el autor existen dos formas de acceder a dichos espacios, una se manifiesta como una fuerza externa que nos obliga a acceder a este espacio y la otra es una fuerza interna que viene de nosotros mismos, porque necesitamos hacerlo. En el caso de la segunda, es importante resaltar que algunos de estos espacios se convierten en lugares de purificación, y que están destinados a ejercer una limpieza en el cuerpo y el alma del ser. El jardín puede equipararse a uno de estos espacios donde la persona entra en una búsqueda espiritual en la que se pretende aliviar los pensamientos para renacer dentro de todas estas plantas. Una ilustración de esto podrían ser los famosos jardines del Laberinto de Horta, ubicados en Barcelona.

(2019). Una pequeña sección del jardín de la abuela Inés. [Fotografía]. Elaboración Propia.

Su construcción se dio a petición de Juan Antonio Desvalls, Marqués de Alfarrás en 1791, quien era el dueño del terreno, él mismo fue quien diseñó el jardín respondiendo al movimiento Neoclasicista de la época. El jardín fue concebido bajo el pensamiento y los valores de la ilustración, del pensar y el concebir el mundo bajo la racionalidad y la reflexión:

Que el marqués se inclinara por construir en esta finca un jardín que respondiendo a los cánones artísticos del momento, constituía además, el lugar ideal dónde podría reflexionar sobre sus particulares intereses al tiempo que podría aplicar sus conocimientos experimentando con especies vegetales. [...] (Gutierrez, M., 2008, p. 685)

Minocri, M. (2018). El parque del Laberint d’Horta, en Barcelona. [Fotografía].

El jardín buscaba representar un discurso mitológico sobre el amor y los ciclos de la vida a través de su arquitectura desnivelada y ascendente del terreno. El recorrido empieza con ‘‘las ocho columnas’’, donde el peregrino elige entre los cinco caminos a tomar, los cual definirá lo que se encontrará en el camino. Estos caminos representan el tránsito por la juventud, donde el amor es ciego e impulsivo. Cuando se llega al centro del laberinto, se dejan atrás las vanidades y lo inútil. El final del laberinto consiste en un pabellón terraza desde donde se puede observar en perspectiva todo el jardín, su geometría, sus colores y su disposición crean en el peregrino un sentimiento de plenitud y satisfacción. ‘‘Una perspectiva cuyo simbolismo se manifiesta a quien conoce sus enigmas al tiempo que permite reflexionar, desde la contemplación, sobre la culminación del sentido de nuestra vida y nuestra historia.’’ (Gutierrez, M., 2008, p. 689)

Josemanuel. (2006). Topiary at the 18th century Parc del Laberint d’Horta, in Barcelona. [Fotografía].

Personalmente, siempre que veo a mi mamá arreglando el jardín de forma tan exhaustiva, me parece de cierta forma un ejercicio bastante agotador. Al verla llena de tierra y transpirando, lo último que se me pasa por la cabeza es que ella esté descansando. Aún así, siempre que mi mamá entra en contacto con este espacio, tiene un cambio total en su actitud, y es que para ella, arreglar el jardín representa el dejar atrás las cargas y los malos pensamientos que la acechan. Cuando ella entra al jardín se pierde por un momento de esta realidad y sale como una persona totalmente renovada y diferente. Me parece prudente comparar este acto con lo que los fieles católicos hicieron dentro de las construcciones de las catedrales góticas: los famosos laberintos ubicados en el pavimento del templo. Tal vez el ejemplo más conocido es el de la Catedral de Chartres, debido a que es el único que aún se conserva in situ. Aunque no se sabe con certeza la función que cumplían estos, una de las hipótesis más aceptadas menciona que este territorio representa el recorrido de la peregrinación que debía hacer el creyente. Según esto, el peregrino debía recorrer de rodillas todo el camino del laberinto a la vez que oraba, reflexionaba y hablaba con Dios, al llegar al centro encontraría el perdón de sus pecados.

Pavlinac, C.Candlelit Chartres Cathedral Labyrinth.

A manera de conclusión, el espacio del jardín es uno donde suceden diversas dinámicas que evocan el misticismo e invitan al individuo a la reconexión con sus más profundos pensamientos. Es un lugar que rompe la temporalidad, de modo que cuando ingresamos en este comenzamos un viaje a través de la reflexión y la memoria.

This article is from: