¡SIN UNA REVOLUCIÓN COMUNISTA NADA TENDRÁ EL PUEBLO!

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¡Proletarios de todos los países uníos!

¡SIN UNA REVOLUCIÓN COMUNISTA NADA TENDRÁ EL PUEBLO! (Centésimo aniversario de la Revolución de Octubre)

Comité Central Partido Comunista del Perú Febrero 2017



¡SIN UNA REVOLUCIÓN COMUNISTA NADA TENDRÁ EL PUEBLO!

(Centésimo aniversario de la Revolución de Octubre)

El año 2017 celebramos el centenario de la Revolución de Octubre, segundo hito en la conquista del Poder por el proletariado y dio inicio a la nueva era de la revolución proletaria mundial. Este aniversario memorable para el proletariado, el pueblo y las naciones oprimidas del mundo, ¿cómo nos encuentra? En el mundo se configura una nueva bipolaridad: Estados Unidos-China. China no es aún superpotencia, aunque marcha en ese rumbo; en tanto el imperialismo yanqui sí lo es, pero afronta serios problemas. Se vive una intensificación de las contradicciones interimperialistas como fuente de guerra y derivación política de la más grande y extensa crisis del sistema capitalista y vivimos un panorama que refleja la antesala de una nueva guerra de rapiña imperialista por nuevo reparto del mundo. El proletariado, los pueblos y naciones oprimidas desenvuelven diversas luchas, atizados en los últimos años por dicha crisis económica; luchas que expresan la contradicción principal en el mundo: naciones oprimidas-imperialismo y el insuficiente desarrollo de los partidos comunistas. Además, los comunistas enfrentan una ofensiva general contrarrevolucionaria que pretende barrer la revolución proletaria y el marxismo-leninismo-maoísmo de la mente del proletariado y del corazón del pueblo. De esta ofensiva se ha derivado el revisionismo actual, el revisionismo de la ofensiva general contrarrevolucionaria que sirve al imperialismo y a tal ofensiva. Ante esta realidad, ¿cuál debe ser la respuesta de los partidos comunistas y revolucionarios del mundo?

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Para estar a la altura de las necesidades de la lucha de clases, partir por reafirmarse en el marxismo-leninismo-maoísmo como ideología universal del proletariado, y aplicarlo a la solución de los problemas nuevos de la revolución; y llamar a los comunistas, proletarios y pueblos del mundo a unirse en el marxismo-leninismo-maoísmo para combatir por la revolución proletaria mundial. Para esto es imprescindible, además, aprender de la riquísima experiencia del proletariado internacional en su lucha por concretar la revolución y el comunismo. Destacar la sobresaliente labor del Partido Comunista bolchevique: conduciendo al proletariado y al pueblo ruso conquistó el Poder e inició la nueva era, defendió el Estado socialista y supo mantenerlo por 39 años, convirtiendo en base y centro de la revolución mundial. ¿Cómo lo hizo? Aquí solo plantearemos algunas cuestiones puntuales. Arrancó del marxismo como ideología universal, que el gran Lenin aplicó a las condiciones específicas de Rusia y lo desarrolló, en lucha implacable contra el revisionismo, concretando el leninismo. Con este construyó Partido de nuevo tipo, forjó destacamentos armados con doble mando y levantó al proletariado y al pueblo, bajo dirección absoluta de tal Partido, en la extraordinaria insurrección y conquistó el Poder en el contexto de la I Guerra Mundial, guerra de rapiña imperialista que tiene similitudes a la que se prepara actualmente; y mantuvo el Poder proletario derrotando al Ejército Blanco y la agresión de las potencias imperialistas. Lenin, como internacionalista proletario, constituyó la Internacional Comunista casi inmediatamente después de tomar el Poder, porque la revolución debía concretarse en otros países. Con la Revolución de Octubre se había abierto la nueva

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era y a partir de ahí todas las revoluciones debían desenvolverse bajo la dirección del proletariado, a través de su Partido Comunista, incluso las democráticas, para que sean parte de la revolución proletaria mundial; de la que también es parte el movimiento de liberación nacional de las naciones oprimidas. Lenin concretó la revolución socialista y la dictadura del proletariado, dirigiéndolas personalmente. Inició la edificación del primer Estado socialista del mundo, plasmado el anhelo de la clase y todos los planteamientos científicos del marxismo. La clase obrera internacional apoya al primer Estado socialista; los pueblos oprimidos se sienten allí representados y ven la revolución como algo bueno, como un camino factible y necesario, como una realidad a su alcance. En consecuencia, el proletariado intenta tomar el Poder en varios países, pero fracasan por insuficiente desarrollo de sus partidos comunistas. A la muerte del gran Lenin, el camarada Stalin quedó al frente del Partido Comunista y del joven Estado socialista. Ante la tumba de Lenin, prometió continuar el camino y lo cumplió en condiciones difíciles. Mucho se habla contra el camarada Stalin; tuvo errores, fallas de concepción dialéctica materialista, pero la calificación expuesta por el Presidente Mao es justa y correcta: fue un gran marxista, 70% correcto. A él le correspondió continuar la defensa y construcción del socialismo en la URSS, base y centro de la revolución mundial. La URSS debía ser nexo entre Oriente y Occidente y había que darle importancia a las luchas de las naciones oprimidas; y la URSS llama, ante el fascismo, a un frente antiimperialista mundial. Mantuvo victorioso el Estado proletario antes, durante y después de la II Guerra Mundial. Para enfrentar esta guerra elaboró un plan político y económico para potenciar el desarrollo económico del socialismo, creando un poderoso

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sistema industrial, a la vez fortaleció el desarrollo del Ejército Rojo que sostenía el Estado socialista e impulsó la movilización de las masas; todo acompasado por la gran depuración del Partido y la limpieza del frente interno. Así derrotó al fascismo hitleriano y luego conformó el campo socialista. La construcción del socialismo, bajo dirección de Lenin y Stalin, generó la más grande transformación vista en la Tierra en corto tiempo: el Estado proletario centralizó el poder y desenvolvió la planificación centralizada de la economía, mediante planes quinquenales, desplegando un ingente esfuerzo por la construcción económica como política, movilizando a los obreros y resolviendo las necesidades de la inmensa mayoría. La Revolución de Octubre repercutió en todo el mundo. Así, el proceso de expansión de la revolución, de impulso del movimiento proletario como directriz y del movimiento de liberación nacional como base, va a llevar al tercer hito en la conquista del Poder por el proletariado: el triunfo de la revolución china, 1949, dirigido por el PCCh jefaturado por el Presidente Mao Tse-tung. Hito grandioso y glorioso del movimiento proletario internacional, que significó el cambio en la correlación de fuerzas en el mundo: el país más poblado del mundo entra al socialismo junto con la URSS. Y el movimiento de liberación nacional sigue desenvolviéndose con el empuje de la victoria de la revolución en China. El triunfo de la revolución china implicó el paso inmediato a la construcción del socialismo. El Presidente Mao dijo que aún los comunistas no habían logrado una comprensión cabal y completa de las leyes del socialismo y eso requería largo tiempo; que implica aguda y violenta lucha de clases entre burguesía y proletariado, entre el camino capitalista y el camino socialista, y que no está definido quien vencerá a quien;

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que la revolución se da dentro de un proceso de restauración y contrarrestauración, porque ninguna clase toma el Poder de una solo vez sino que se presenta la restauración, por tanto, debe bregarse denodadamente por contrarrestaurar, hasta que la clase se afinque en el Poder en definitiva. Y encuentra la solución: la revolución cultural, la continuación de la revolución bajo las condiciones de la dictadura del proletariado, cuyo objetivo es cambiar la mente con la ideología del proletariado. Así, con la revolución cultural concreta el cuarto hito en la conquista del Poder por el proletariado. En toda esta brega, el Presidente Mao desarrolla las tres partes integrantes del marxismo y lo eleva a maoísmo. Por tanto, las restauraciones del capitalismo, en la URSS desde 1956 y en China desde 1976, no son sino manifestaciones del normal proceso de la lucha de una clase nueva para instaurarse en definitiva en el poder, concreción de la lucha como absoluto, de derrotas transitorias, del constante luchar, fracasar, volver a luchar hasta la victoria final en el camino del pueblo. Sin embargo, la pérdida del Poder que vimos en la URSS desde 1956 hasta su descomposición como superpotencia imperialista socialfascista en 1990-1991, y en China desde 1976, del golpe contrarrevolucionario derechista de Teng tras la muerte el Presidente Mao, han servido al imperialismo para hacer campaña contra la revolución, para pregonar el fracaso del socialismo, la caducidad del marxismo, la “utopía” del comunismo, la no validez de la violencia revolucionaria, de la dictadura del proletariado y del Partido Comunista, etc., etc. En consecuencia, se piensa que el desplome y desintegración de la URSS es del socialismo, no del socialimperialismo soviético, del sistema carcomido por el revisionismo durante largo tiempo.

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Estas derrotas no significan que el proletariado no sepa conquistar el Poder ni conjurar la restauración; sino es concreción de la contradicción restauración-contrarrestauración y la necesidad de continuar la revolución como revolución cultural bajo la dictadura del proletariado. Tiene que ver con el insuficiente desenvolvimiento de las formas socialistas, con el insuficiente conocimiento del proceso del socialismo, con el debilitamiento de las fuerzas proletarias y con errores cometidos. Hoy no hay Estado de dictadura del proletariado en ningún país. Pero existe la clase que los volverá a construir, con Partido Comunista marxista-leninista-maoísta que los dirija, con guerra popular como camino y con masas que los sustenten. Entonces, hoy más que nunca, enarbolar que el comunismo es la realidad futura a la cual marchamos inconteniblemente; pero tenemos que pasar etapas y procesos muy duros, y cada etapa encierra problemas nuevos, más difíciles. Pero los comunistas tienen la fuerza organizada necesaria para vencerlos aplicando su poderosa ideología: el marxismo-leninismo-maoísmo. De ahí la importancia de reafirmarse, en el centenario de la Revolución de Octubre, en la necesidad de partidos proletarios de nuevo tipo, dentro de lo establecido por Lenin, partidos con una ideología, una política y una organización propia, opuesta y distinta a las de la burguesía, partidos antirrevisionistas. Así trabajar para resolver el problema de dirección en los diversos países y actuar como parte del movimiento proletario internacional y en función de la nueva era de la revolución proletaria mundial. Pues sin Partido Comunista marxista-leninista-maoístas no hay dirección de la revolución socialista ni de ninguna revolución que sirva al comunismo.

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Y ante la guerra de rapiña imperialista que preparan, la condenamos y nos oponemos, denunciándola ideológica y políticamente, asumiendo la orientación del gran Lenin en La guerra y la socialdemocracia de Rusia, setiembre 1914: La transformación de la actual guerra imperialista en guerra civil es la única consigna proletaria justa (…). Por muy grandes que parezcan las dificultades de semejante transformación en uno u otro momento, los socialistas jamás renunciarán a efectuar un trabajo preparatorio sistemático, perseverante y continuo en esta dirección, ya que la guerra es un hecho.

¡VIVA EL CENTÉSIMO ANIVERSARIO DE LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE! ¡COMBATIR POR LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL HASTA EL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN EN TODO EL ORBE! ¡SIN UNA REVOLUCIÓN COMUNISTA NADA TENDRÁ EL PUEBLO! Febrero, 2017 Comité Central Partido Comunista del Perú

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