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O B I S PA D O D E S A N I S I D R O
AÑO LIV
OCTUBRE 2014
Nº 526
ORDENACIONES SACERDOTALES “El Padre me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres”
Mensaje de Mons. Oscar Ojea Quiero invitarlos, lleno de alegría, el viernes 24 de octubre, a las 20.30, a la ordenación sacerdotal de tres muchachos de nuestra Diócesis que se van a comprometer con Jesucristo para siempre, entregando sus vidas. "El Padre me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres". Este es el primer signo de la presencia de Jesús. El Evangelio es anunciado a aquellos que más lo necesitan y, de alguna manera, el haber elegido este lema, refleja cómo ellos se van a consagrar y van a consagrar totalmente sus vidas para este anuncio, para que este anuncio llegue con frescura, llegue con nitidez. Hablando de la entrega de las vidas, de la entrega total de la vida y de la consagración total de la vida al Reino, a la presencia del Reino, anunciando el Evangelio a los pobres, quiero leerles unas palabritas del Papa con respecto a la misión, que nos trae en la carta sobre El Gozo del Evangelio: "La misión es algo que yo no puedo arrancar de mi ser si no quiero destruirme". No puedo arrancar de mi ser… Esto que van a vivir, en la ordenación sacerdotal, estos tres jóvenes, no lo pueden arrancar de su ser. Continúa diciendo el Papa: "Yo soy una misión en esta tierra y para eso estoy en este mundo". Yo soy una misión, yo me identifico con una misión. Si no la vivo la iglesia va a perder un aporte importante, que es el mío, singular, que yo tengo que darle porque el Señor lo ha puesto en mí y yo voy a perderme la oportunidad de ser feliz. Estos jóvenes han visto con claridad cuál es esa misión y quieren ser esa misión, quieren vivirla a fondo. Qué bueno para nosotros tener este pensamiento: "Cuál es mi misión", "Cuál es mi misión en esta vida, en esta iglesia, para qué el Señor me ha dado el ser" "identificarme con eso que descubro en mí, de mi singularidad." "Yo soy una misión y para eso estoy en el mundo", dice Francisco. "Hay que reconocerse a sí mismo como marcado a fuego por esa misión. Misión de iluminar, bendecir, vivificar, levantar, sanar, liberar". Es la misión de Jesús, bendecir, iluminar, sanar, liberar. A esto se sienten llamados estos tres jóvenes: Agustín, Juan Patricio, y Gonzalo. "Allí aparece la enfermera de alma", dice el Papa, hablando de varias vocaciones. "El médico de alma, el docente de alma". Y yo diría, el sacerdote de alma. En realidad, necesitamos tanto de los sacerdotes. Necesitamos que nos partan el Pan. Que nos perdonen los pecados. Que presidan nuestras comunidades. BOLETIN DIOCESANO -
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