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EL IMPUESTO EMOCIONAL Marco Mejía
Cortesía
Carlos Cuevas
¿Cuántos impuestos estás pagando? Todo lo que hacemos tiene un costo. Ya sea que estemos pagando con tiempo, con dinero, o con una mezcla de algunas de las anteriores, todo lo que hacemos implica un costo. Tal vez decides decirle que sí a ver un episodio más de tu serie favorita, lo que implica que estás pagando con tiempo y con horas de sueño o recuperación. Quizá el precio que pagas es el no trabajar en ese proyecto personal que es tan importante para ti, o tal vez postergando esa conversación con tu pareja. PROBABLEMENTE hasta ahora no te he dicho nada nuevo. Esto es algo que ya sabías, aunque no necesariamente lo estás aplicando. Lo que quizá te sorprenda saber, es que dentro de esos pagos que estás haciendo, en muchas ocasiones estás pagando con tu paz y con tus emociones. Seguramente te ha ocurrido estar en una reunión eterna, una sesión de consejo o una asamblea para tomar acuerdos y al terminar sientes que tu energía se fue. Te sientes drenada o drenado, sin ganas de hacer más. No te moviste de tu asiento en las últimas horas y no entiendes por qué sientes ese agotamiento tan profundo. Pues bien, aquí pagaste no solo con tiempo, sino con tus emociones. Tal vez la reunión te alteró, te estresó o te aumentó la carga de trabajo, y eso fue suficiente para robarte no solo energía, sino la paz que tenías. Sea lo que sea que haya ocurrido, te sientes con menos energía y vitalidad de cuando entraste. Es precisamente aquí donde quiero apoyarte a poner más atención con lo que estás viviendo y haciendo. Detrás de toda conversación, hay un impuesto emocio8
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PROYECTO DE NACIÓN MAYO/JUNIO 2022
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