Fin de Semana

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POESÍA ILUMINACIONES ARTHUR RIMBAUD

LA GRAN MÚSICA Una obra monumental

BEETHOVEN Amargado, triste, infeliz

CINE Y LITERATURA PRODUCTIVIDAD MARAVILLOSA quién decide, cómo se decide

UNA OBRA DE ARTE

¿CUANTO CUESTA? 1


CONTENIDO

Por Víctor Arellano

Bienvenidos al número veinticuatro del suplemento cultural Findesemana, arrancamos preguntándonos quién decide, cómo se decide el precio de una obra de arte. La gran música, una obra monumental sobre la historia de la música, podemos leerla impresa o bien en línea, pero es una obra imprescindible. Genio de la música autor de la considerada mejor obra musical de la historia, la Novena Sinfonía, Beethoven fue un hombre amargado, triste, infeliz. La relación de la literatura y el cine ha sido productiva, en algunos casos más afortunada y en otros no tanto, sin embargo ha dado frutos maravillosos. En la poesía tenemos a un inmortal, Arthur Rimbaud y una muestra de su obra mayor: Iluminaciones. Que lo disfruten.

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El arte no escapa a las leyes del mercado, a las leyes de la oferta y la demanda, sin embargo en el mercado actual del arte hay prácticas que anteriormente formaban parte...

En materia de arte, se considera clásico aquello que con el paso del tiempo ha conservado y aumentado su valor artístico y que los críticos e historiadores estudian...

06 En gustos se rompen géneros. Si le preguntamos a las personas con las cuales convivimos cuál es su canción, película, cuadro, escultura, novela, poema favoritos...

08 Si le preguntamos a las personas con las cuales convivimos cuál es su canción, película, cuadro, escultura, novela, poema favoritos, cada uno nos contestará...

09 Gracioso hijo de Pan! En torno a tu frente coronada de florecillas y bayas, tus ojos, bolas preciosas se agitan. Manchadas de parda hez, tus mejillas se ahuecan... 2


¿CUÁNTO CUESTA UNA OBRA DE ARTE? El arte no escapa a las leyes del mercado, a las leyes de la oferta y la demanda, sin embargo en el mercado actual del arte hay prácticas que anteriormente formaban parte de otros mercados, como es el caso de la especulación, de los precios artificiales, de las campañas pagadas para inflar, artificialmente, el precio de una obra, lo cual implica, como en otros mercados, que haya marchantes, galeristas, corredores de arte abusivos y que haya inocentes, tontos, con dinero y mucha ignorancia.

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amien Hirst, el artista plástico inglés, es quizá el mejor ejemplo de lo anterior, desde la década de los noventa del siglo pasado, las obras de Hirst son las más caras en la historia del arte contemporáneo y muchos críticos e historiadores del arte siguen preguntándose en dónde está el valor artístico de sus tiburones y calaveras cubiertos de piedras preciosas. Hay que señalar que alrededor de Hirst se mueve un gran equipo de especialistas en diferentes áreas del mercado del arte, desde publirrelacionistas, hasta expertos financieros de la bolsa de Londres. Cuando una obra de Hirst está lista para salir al mercado, sus asesores preparan una campaña publicitaria mediática a la manera del lanzamiento de una bebida gaseosa o de una nueva línea de papas fritas, es decir, primero se crea la expectativa sobre la obra, se prepara al mercado y a los posibles compradores al desembolso millonario. El siguiente paso es abrir paso a la especulación ficticia, inventar compradores que ofrecen sumas millonarias por la obra que nadie ha visto todavía, esto despierta el interés de los coleccionistas bisoños, poseedores de chequeras abultadas, que empiezan a preguntar, a pujar y a meterse en la trampa, de tal manera de cuando, por fin, aparece en los medios y en alguna galería londinense la esperada última obra de Hirst, junto a la docena de compradores ficticios, hay dos o tres reales con la cartera dispuesta, con la conclusión que alguno de los reales ha caído en trampa, suelta una suma millonaria y se lleva a su casa una obra que no entiende, que no vale lo que pagó. En fin, el nuevo feliz poseedor fue víctima de una mafia legal que actúa impunemente en el mundo actual, que se dedica a inflar los precios de las obras de arte de valor artístico y de otras que no lo tienen. Mucho se ha hablado y escrito acerca de la plusvalía que tienen las obras de arte, sorprende saber cuando las grandes subastadoras internacionales venden una obra de Van Gogh o de Munch en cantidades millonarias a compradores anónimos, últimamente chinos o japoneses. Pero sorprende todavía más cuando las obras de artistas vivos alcanzan cifras millonarias, entonces es cuando hay que desconfiar y buscar el gato encerrado que hay en ello y que, seguramente, no tiene que ver con el arte, sino con el puro y vil mercado. Hasta mediados del siglo pasado, sobre todo en Europa y en Estados Unidos, conocíamos a los grandes coleccionistas de arte, apellidos que se remontaban a dos o tres siglos atrás y que habían dado lugar museos, como es el caso en España de los Thyssen Bornemiza o la inefable Duquesa Cayetana de Alba, en una medida más modesta en Puebla tenemos el Museo Bello, producto de un coleccionista que más que decantarse por los cuadros y esculturas, diversificó sus afanes coleccionistas a objetos decorativos y muebles.. Actualmente es imposible saber los nombres de los grandes coleccionistas, dadas las circunstancias de inseguridad la mayoría prefiere esconder su identidad y muchas obras de arte son vistas por pocos ojos, no son para admiración social, sino privada, su dinero les costó. Vivimos el tiempo del mercado, ni modo, así las cosas a los carentes de cifras millonarias no nos queda más que acudir a los museos cuando queramos ver una obra de arte valiosa, inmortal, clásica, pero también obras, como las de Hirst, que obedecen a campañas mercadológicas y publicitarias, ni modo, hay que ver de todo para formarse un criterio, un gusto, una idea del arte.

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UNA OBRA MONUMENTAL

LA GRAN

MÚSICA En materia de arte, se considera clásico aquello que con el paso del tiempo ha conservado y aumentado su valor artístico y que los críticos e historiadores estudian y encuentran nuevas facetas, características y valores. Estrictamente la época clásica fue la que vivieron los romanos y griegos siete años antes de Cristo, posteriormente el término se amplió y ahora se habla de autos clásicos, ropa clásica, arquitectura clásica, en fin. Algunos especialistas en música se niegan a utilizar el término clásico para definir a la música que se escribió, y sigue escribiéndose, para las grandes orquestas sinfónicas, precisan que el clásico fue un periodo de la música, como el barroco, el romántico, el moderno, prefieren utilizar términos como música académica, música de los grandes conciertos, lo cual también es ya discutible, música seria, música culta o música sinfónica. Hace algunos años alguien se preguntaba qué hubiera sido de Wolfgang Amadeus Mozart si hubiera nacido en el siglo XXI, la respuesta nadie la sabe, se puede especular mucho, pero nadie asegura que hubiera sido músico y de haberlo sído qué típo de música hubiera creado. También cuando se preguntan algunos ociosos qué hubiera sido de John Lennon si hubiera nacido en el siglo XVI, qué tipo de música hubiera escrito. En fin, son preguntas de una ociosidad inmensa, porque ambos músicos nacieron cuando nacieron y su obra ahí está para que los críticos musicales la desmenucen. Para los que quieren ir más allá de la simple escucha de las grandes obras musicales de la humanidad, en 1978 la Editorial Mondadori publicó en español la colección de cinco libros titulada La Gran Música, una monumental obra publicada originalmente en Italia por Giovani Adamoli, redactada por Fabrizio Tolu, por la Editorial Asuri.

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Esta obra maravillosa, considerada por muchos especialistas como al mejor en su campo, es de gran formato, en papel cuché de alto gramaje, profusamente ilustrada, con un diseño propio de los italianos, pero, lo más importante, con una vasta información de cada uno de los capítulos que aborda, que son los de la historia de la música. Ahora que se especula mucho sobre los adjetivos que debe llevar la música para formaciones académicas, vale recordar que la llamada música clásica fue música popular en el momento en el que fue creada, no había de otra, así que era la música que escuchaban desde los reyes hasta los siervos más pobres, aunque mucha de esta música fue creada por encargo, pagada por nobles y ricos, la escuchaban todos aquellos que tenían oídos e interés, así que no fue creada pensando en que nada más la escucharan los ricos, los ilustrados, los poderosos, fue creada para que la escuchara todo aquel que quisiera escucharla. Más de quinientos investigadores y estudiosos de la música participaron en la investigación y escritura de esta obra enciclopédica, es un estudio exhaustivo de la música, analizan autores, movimientos, instrumentos, ejecutantes, directores, escenógrafos, coreógrafos, los grandes artistas que participaron en la puesta en escena de óperas y además los grandes escenarios en donde se han ejecutado las grandes obras sinfónicas. Hay algo que me parece de una validez contundente, dice Giovani Adamoli en la introducción que no podemos entender el rock, el jazz, el blues, la bossa-nova, si no entendemos la música de siglos pasados, cada nueva corriente musical está basada en lo que se hizo antes, es producto de la música que se escribió y ejecutó antes. Hay quien dice que el rock es la nueva música clásica, puede ser, ahí están los Beatles para demostrarlo, pero para entender lo que es el fenómeno beatle, hay que entender lo que son los fenómenos musicales de los siglos pasados, porque, finalmente, la gran música es actualmente muy amplia, tan amplia como el mundo.

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BEETHOVEN

Sinfonía No. 9 en re menor Opus

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n gustos se rompen géneros. Si le preguntamos a las personas con las cuales convivimos cuál es su canción, película, cuadro, escultura, novela, poema favoritos, cada uno nos contestará de acuerdo a sus gustos, posibilidades, a su biografía. Si a continuación les preguntamos por qué, las razones también serán variadas, algunas superficiales, otras reflexionadas, pero todas válidas, todas aceptables. Muchos expertos señalan la Novena Sinfonía de Beethoven como la obra cumbre de la música hecha por la humanidad. La Sinfonía No. 9 en re menor Opus 125, es la última sinfonía completa escrita por el músico alemán, nacido en Bonn, demoró diez años en escribirla, 1814.24 por encargo de la sociedad filarmónica de Londres. La última parte, la coral, es un poema del poeta alemán Friedrich Schiller, aparecido en 1785, llamado An die freude y traducido al español como Oda a la alegría, poema que Beethoven leyó a los 22 años y desde entonces tuvo la idea de musicalizarlo. La sinfonía fue estrenada en mayo de 1824 en el Karntnertortheater de Viena, fue la primera aparición de Beethoven en un escenario musical después de doce años de ausencia. La sala estuvo llena, se presumía que sería la última aparición pública del genio alemán y así fue, los siguientes tres años estuvo recluido en su casa hasta su muerte, aquejado por varias enfermedades. Como dato curioso podemos mencionar que el cupo de los discos compactos, inventados por la empresa Phillips, es justo el de la duración de la novena sinfonía de Beethoven. Beethoven a pesar de sus éxitos musicales no fue un hombre feliz, no por su sordera, que la llevó muy bien porque la música sonaba en su cabeza, como él mismo lo explicó, sino porque era un ser atormentado, tímido, amargado, receloso, hipocondríaco, pero sobre todo, porque no sabía bailar y eso en la Viena de las dos primeras décadas del siglo XIX, era necesario para conseguir una novia, misma que después sería esposa. Beethoven apreciaba la belleza femenina, pero siempre lo hizo de lejos, nunca tuvo una relación que durara más allá de una semana y se consumara en el lecho del amor. Beethoven fue a vivir y a trabajar a Viena porque entonces la ciudad austriaca era la capital mundial de la música, ahí se inscribió en clases de baile, pero fue inútil, no podía, más que saber, bailar. Aunque no tenía dinero para lo básico, destinó una parte de su dinero para tomar las clases de baile inútilmente. La vida de entonces estaba en los grandes salones, a donde se iba a ver, ser visto, escuchar música y bailar, desde el baile se organizaba la vida social. Con el tiempo el músico acumuló una considerable fortuna producto de su talento, fama, se enamoraba de sus alumnas, que le admiraban, pero nada más. El gran creador de música no podía bailar, no tenía gracia física, tenía el cutis picado de cicatrices de una viruela infantil, se movía torpemente, volcaba y rompía copas en la mesa, hablaba con dificultad, aunque en el piano era un virtuoso que se transformaba. Se enamoró de muchas mujeres, pero a ninguna conquistó, era mal administrador de su dinero y se le acababa con rapidez, Beethoven fue un gran artista, un gran neurótico, resulta inexplicable saber que una persona tan amargada, tan infeliz, escribiera obras maravillosas, como la Novena Sinfonía con su Oda a la alegría, un canto a la vida, al amor, a la felicidad.


Cine y literatura El creador de la Novena Sinfonía, Beethoven fue un hombre amargado, triste, infeliz...

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o siempre una buena novela da lugar a una buena película y viceversa. Muchos especialistas señalan El nombre de rosa, de Umberto Eco, como una feliz conjunción de una buena novela que dio por resultado una buena película, al igual que sucedió con Dr. Zhivago de Boris Pasternak. Por supuesto estos dos no son los únicos casos de afortunadas conjunciones, hay muchas más, sin embargo son más los casos en los que una buena novela dio lugar a una mala película, o, lo más curioso, una novela regular o de a tiro mala, dio lugar a una buena película, lo cual nos lleva a concluir una obviedad: En los últimos años tenemos el caso de la extraordinaria novela de la escritora estadounidense Lionel Schriver, que cuando apareció fue una fenómeno de ventas y, años después, la adaptación que llevó al cine Lynne Ramsay alcanzó el mismo éxito, quizá porque los que leyeron la novela y fueron impactados por la historia, querían ver en imágenes si la directora de la película lograba captar esa atmósfera de angustia, de desesperación, que se logró con la lectura de la novela. Algunos especialistas recomiendan que el vaya uno de la novela a la película, pero no siempre se puede, no se acomodan las circunstancias, es más, en muchos casos los espectadores de una película que les gusta o les impacta, no saben que la película estuvo basada en un cuento o en una novela, como sucedió con dos casos conspicuos, la película póstuma de Stanley Kubrick, Ojos bien cerrados, que estuvo basada en un cuento del vienés Arthur Schnitzler y El extraño caso de Benjamin Buton, que está basada en un cuento de Francis Scott Fitzgerald. Por supuesto que la relación de la literatura con el cine no es única, el cine se ha relacionado con el resto de las artes, se han hecho películas a partir de cuadros, de escultores, de construcciones arquitectónicas, de obras musicales, de fotografías y, lo más curioso, de otras películas. En algunos casos los directores de cine han invitado a los escritores a que escriban el guión cinematográfico, en algunos casos los escritores han aceptado, en otros no, por diferentes razones, incluso aduciendo que no saben hacerlo, ya que el guión tiene que ser abordado como un texto que debe contemplar lo visual, es decir, que debe traducirse a imágenes visuales, no las literarias, lo cual implica otro trabajo, otra perspectiva, otro abordaje, es un trabajo muy específico, fue por eso que durante la época dorada de Hollywood, en la primera mitad del siglo XX, los grandes estudios contrataron a escritores como Raymond Chandler y el premio nobel William Faulkner, para escribir guiones cinematográficos, no todos a partir de textos literarios, sino, en algunos casos, a reescribir guiones que les presentaban algunos guionistas y que no quedaban del gusto del escritor, lo cual llevó a formar asociaciones que todavía hay muchas de directores-guionistas, es decir que algunos escritores captaron la manera de trabajar visualmente de los directores y les escribían lo que necesitaban para llevar la historia a imágenes. En el caso de México tenemos a la rota relación de Alejandro González Iñarritu y Guillermo Arriaga que dio frutos como Amores Perros, Babel y 21 gramos, hasta que Arriaga decidió seguir su propio camino como director. Muchas relaciones entre literatura y cine, dos artes que se complementan, muchos novelistas señalan sus influencias cinematográficas y muchos directores que señalan sus influencias literarias. El cine sigue, la literatura sigue, cuando se juntan van fuertes, poderosos y el lector y el cineespectador ganan. 8


POESÍA ILUMINACIONES Arthur Rimbaud

Antiguo. Gracioso hijo de Pan! En torno a tu frente coronada de florecillas y bayas, tus ojos, bolas preciosas se agitan. Manchadas de parda hez, tus mejillas se ahuecan. Tus colmillos resplandecen. Tu pecho asemeja una cítara, tintineos circulan por tus brazos rubios. Tu corazón late en ese vientre donde duerme el doble sexo. Paséate, de noche, moviendo dulcemente este muslo, ese segundo muslo y esta pierna izquierda.

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