1 Introduccion a la corresponsabilidad

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Parroquia de San Pedro Poveda de Jaén - www.pedropoveda.es

Plan de corresponsabilidad 2014/15: Boletín 1 - 19/10/2014

“Una vez que la gente se agolpaba en torno a él para oír la palabra de Dios, estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla... Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca». Respondió Simón y dijo: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes». Y, puestos a la obra, hicieron

una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo: «Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador»... Y Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres». Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.” (Evangelio de San Lucas 5,1-11)

LOGOTIPO La escena de la “pesca milagrosa” representa la nave de la Iglesia, con Cris-

to y sus discípulos, que surca la historia llevando la salvación divina. Los Apóstoles trabajan juntos, en una cooperación de personas, de intenciones y voluntades, de pensamiento y acción. Pedro rema y los demás cogen la red, mientras Cristo empuña con una mano el timón y con la otra orienta los peces hacia la red. La aplicación es sencilla: Nosotros continuamos en la historia la misión de Cristo: ¡El nos invita a ser corresponsables con él y en él!


Cristianos co-responsables Hoy día queremos que los feligreses se sientan como verdaderos dueños en su parroquia. Eso significa mirar nuestra parroquia como algo más que un lugar donde ir a Misa. La parroquia de san Pedro Poveda quiere ser: + Un lugar sagrado donde lo humano y lo divino se encuentran, y todos pueden crecer en el conocimiento y entendimiento de lo que significa ser discípulo de Cristo. + Un lugar donde las personas reciben alimento espiritual, acompañamiento y fortaleza, no sólo de los sacerdotes, sino también de otros miembros de la parroquia. + Un hogar espiritual en el que se comparten las alegrías, se recibe apoyo en los momentos tristes, se ofrece aliento para seguir en la brecha y donde se apoya a los que se sienten heridos por las pruebas de la vida. + Un lugar social donde hacemos nuevas amistades, se da la mano a los menos afortunados y se invita a otros a formar parte de la comunidad de creyentes que hacen todo lo posible para vivir el mensaje del Evangelio.

1. Considérate parte de la familia parroquial. Los miembros

de una familia comparten una herencia y una historia. Estamos enraizados en las mismas creencias, en los mismos valores y en las mismas tradiciones. Acogemos a los nuevos miembros con un espíritu de amor y de aceptación. No

siempre estamos de acuerdo, pero nos sentimos fuertemente comprometidos con los demás y con la familia en general.

2. Sé acogedor. Cada domingo nos

reunimos para la celebración de la Eucaristía, es como una gran reunión familiar con personas a las que conocemos bien, poco o nada. Hemos de presentarnos a las personas que no conocemos, especialmente si están sentadas solas. Si son nuevos en la parroquia haz de anfitrión, presentándoles a otros miembros. También puedes compartir por qué queremos a nuestra parroquia. Observemos también nuestra comunicación no verbal. Si nos sentamos al filo del banco en el pasillo central, no permitimos que otros puedan sentarse. Hemos de recordar sonreír. Además, reconocer las habilidades, cualidades o dones de los demás crea un clima amable.

«Cada vez que sonreímos a alguien es un acto de amor, un regalo que le hacemos a esa persona, algo hermoso» (Madre Teresa de Calcuta) 3. Usa tus dones y talentos para el bien de la parroquia.

Dios nos ha dado a cada uno dones y talentos únicos para ser compartidos. Puede prepararte como lector o ser miembro del grupo de liturgia. Puedes


formar parte del grupo de adoradores del Santísimo o acólitos adultos. Si tocas un instrumento musical o te gusta cantar, el coro puede ser una forma de participar. Quizás quieras ser catequistas, si te gustan los niños. Cualquier habilidad es útil y puedes compartirla en la parroquia: carpintería, jardinería, electricidad, administración, mantenimiento de edificios... Si tu mayor don es el tiempo puedes ser visitador de enfermos o voluntario de Cáritas. Hasta podrías tener ideas para nuevas funciones, grupos, organización o un nuevo evento. Tu entusiasmo y energía pueden ayudar a que otras personas se entusiasmen también y participen en la vida de la comunidad.

«¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?» (Salmo 116,12) 4. Asiste a los eventos parroquiales. Aunque la Misa es el centro

y culmen de toda la vida cristiana, hay otras actividades y otros eventos que pueden ayudar la espiritualidad personal y la comunión: encuentros, conferencias, grupos... Incluso puede que haya personas que no estén preparadas para ir a Misa, pero puedan participar en los distintos eventos que organiza la parroquia lo que les puede permitir conocernos.

5. Ayuda a la parroquia en sus necesidades. Sabéis lo costoso

que es mantener vuestra casa: luz, agua, teléfono, limpieza, mobiliario... Las parroquias afrontamos gastos mayores y dependemos sólo de nuestros miembros para cubrirlos. Pensad seriamente en el dinero que dais a la parroquia semanal, mensual o anualmente. ¿Aumenta vuestra aportación a la parroquia según la subida del coste de la vida ? Darle a la Iglesia es más que una obligación. Si reconoces que todo lo que tienes es un regalo de Dios, verás que dar generosamente para que continúe la obra de Dios en la parroquia es parte esencial de la espiritualidad corresponsable.

«Dad y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros» (Lucas 6, 38) 6. Orar por la parroquia. Manten tu parroquia, a los colaboradores y a los feligreses con tus oraciones: rezando el Rosario, pasando tiempo en adoración, ayunando u ofreciendo cualquier sufrimiento, molestia o inconveniente por el bien de todos. Reza también por los que viven alejados de la práctica de su fe, por los que viven sin fe y por los que buscan un sentido a sus vidas. Ninguna parroquia es perfecta, y aun las mejores parroquias pueden mejorar. ¡Imagina si cada uno hiciese una cosita para mejorar la parroquia!


4 semanas de co-responsabilidad Según el diccionario de la Real Academia española el término “responsable” proviene del latín “responsum”, variación del verbo “respondere”, que significa responder. Es un adjetivo que se refiere a aquel que está obligado a responder de alguna cosa o por alguna persona; también se utiliza para designar a la persona que pone atención en lo que hace o decide. La preposición co equivale a con e indica unión o compañía. Así pues, el término co-responsable se referirá a aquel que es responsable junto con otro u otros. La palabra “corresponsabilidad” se refiere a la forma en que nosotros los católicos vemos los regalos que Dios nos ha dado. Corresponsabilidad significa hacer el compromiso de vivir una vida centrada en Cristo y no en nosotros. Cuando se tiene a Cristo como centro, tenemos profunda gratitud, justicia y amor para con Dios. A lo largo de las próximas semanas vamos a reflexionar en nuestra Parroquia sobre los cuatro principios fundamentales de la corresponsabilidad Cristiana. Los cuales incluyen: 1. Orar a Dios con un corazón agradecido (26 de octubre) La decisión de iniciar una vida de oración es un compromiso profundo que la gente hace. Para ser buenos corresponsables de nuestra relación interpersonal con el Señor, debemos dedicar una parte de nuestro tiempo para la

lectura de la Sagrada Escritura, y para la participación completa en la celebración Eucarística y de los otros Sacramentos. 2. Alimentar nuestra familia con tiempo y amor (2 de noviembre) Las familias tienen responsabilidades de corresponsabilidad de gran importancia. Dentro de la familia las relaciones interpersonales deben ser alimentadas; debe abundar el perdón y la reconciliación, y hemos de compartir los valores cristianos. 3. Compartir nuestros dones con la comunidad parroquial (9 de nov.) Como cristianos sabemos que nuestros dones, talentos y habilidades, nos han sido dados por Dios para ser cultivados y compartidos con los demás, empezando con nuestra familia y amigos, con quienes nos congregamos para celebrar la Eucaristía, y con el mundo entero; cada uno de nosotros somos una bendición particular en nuestra comunidad cristiana. 4. Devolver a Dios los primeros frutos de nuestra cosecha (16 de nov.) El cristiano corresponsable acepta con gratitud el hecho de que nuestras posesiones y recursos financieros vienen de Dios. El dar como ofrenda es la manera en que nosotros los cristianos definimos el regresar la primera parte de nuestros bienes y recursos a Dios.


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