2 minute read

Se reían

Next Article
La rutina

La rutina

SE REÍAN

De pronto fueron llegando quedaron frente a nosotros, nos miraron y se comenzaron a reír, fueron primero tímidas risas contenidas. Pero luego se soltaron en clara y manifiesta hilaridad. Porque la risa es contagiosa como la gripe, como una peste, sus risotadas se replicaron y fueron subiendo el tono hasta ser un ruido ensordecedor.

Advertisement

Y cuando ya reían con muchos dientes, con carcajadas altisonantes, y con lágrimas en los ojos aspiraban hondo, para reír con más fuerza, nos dimos cuenta, de que no se reían de algo ocurrente o algo gracioso; Se reían de nosotros. Se nos reían en la cara y de nuestras caras, se reían de nuestra ropa, de nuestro pelo o la falta de él, de nuestros gestos y nuestras formas se reían.

89

De nuestros padres, abuelos, tíos de nuestro suelo y nuestras mascotas.

No eran turistas ni peregrinos, no eran viajeros de hacer negocios ni gente de la ciencia hurgando en nuestra cultura. A reírse de nosotros, vinieron los muy malditos. Y se reían con tantas ganas, Se descostillaban de la risa, se revolcaban por el suelo, pataleando de tanta risa. Y aún revolcados y sin costillas, sin oxígeno en los pulmones continuaban con sus risas, sus carcajadas atronadoras.

Cuando alguno de ellos se les moría de tanta risa, se lo llevaban con mucha prisa para enterrarlo en medio de risas y homenajearlo, ovación y aplauso, por haber muerto honrando la causa, ese fin tan noble: morir de pie y con la risa puesta. Riéndose de nosotros.

90

Le ofrecimos oro y plata, piedras preciosas, espejitos de colores, lindos regalos. Los amenazamos con mucha ira, con apalearlos, tirarles piedras para que paren, se pongan serios y no se rían más de nosotros. Pero todo fue en vano, porque su risa no tenía freno. Éramos nosotros el motivo de tanta risa. Así que hiciéramos lo que hiciéramos con sólo mirarnos se motivaban y no paraban más de reírse.

Sus risas nos humillaban, que se nos rieran con tal descaro nos enardecía y nos daba bronca. Pero tanto tiempo pasaron riendo que terminó por causarnos gracia y comenzamos a reír con ellos, riéndonos también de nosotros mismos. Y reírnos, reírnos mucho, fue sanador. quien ríe último, ríe mejor.

91

92

93

Este poemario se terminó de imprimir en el año 2018. Un día de sol del mes de noviembre, concretando una nueva y espectacular entrega de: EDICIONES PEDORRAS, siempre al servicio de la cultura poética y las buenas ondas.

94

95

96

This article is from: