Hermana de hielo Jude Deveraux
Prólogo
La mujer, anciana y gorda, de cabello gris y dientes ennegrecidos, se acomodó con agilidad en el asiento del carro. En la parte de atrás llevaba una variedad de verduras frescas cubiertas con un toldo húmedo. - Sadie. Ella se volvió hacia la izquierda para mirar al reverendo Thomas; un hombre alto y apuesto que ahora tenía el entrecejo arrugado. - ¿Vas a portarte bien? ¿No harás ninguna tontería ni llamarás la atención? - Lo prometo -dijo Sadie con un tono de voz suave y juvenil -. Regresaré pronto azuzó los caballos y echó a andar. El camino desde Chandler, Colorado, hasta la mina de carbón era bastante largo. Una vez allí, tenía que aguardar que uno de ls trenes pasara por alguna de las líneas de Colorado y Southern Railroad. Cada uno de los diecisiete campos de carbón de los alrededores de Chandles tenía su propia línea de ferrocarril. Cerca de la mina de Fenton, Sadie se cruzó con otro carro guiado por una mujer anciana. Sadie detuvo sus cuatro caballos para estudiar el paisaje. - ¿Algún problema? - preguntó Sadie a la otra mujer. - Ninguno, pero cada vez se habla más del sindicato. ¿Y tú? Sadie asintió. - He oído decir que hubo una pelea en el túnel número seis la semana pasada. Los hombres no se molestan en salir a la superficie cuando excavan. ¿Tienes un poco de menta? - Lo vendí todo, Sadie - dijo la mujer acercándose más -. Ten cuidado. La Pequeña Pamela es la peor de todas Rafe Taggert me da miedo.