Alicia Miyares Asociación Española de Filosofía María Zambrano
Derechos sexuales y reproductivos en América Latina
Resumen: Partiendo de la situación actual en materia de derechos sexuales y reproductivos en América Latina, se analizan los posibles factores que frenan la plena emergencia de estos derechos para las mujeres. Es objeto de análisis, por una parte, instituciones como la Iglesia Católica y su posición frente a la extensión de derechos y, por otra parte, la actitud de los gobiernos frente a los Objetivos de Desarrollo del Milenio. El balance, de momento, no resulta alentador por lo que al cumplimiento de los derechos de las mujeres se refiere. Palabras clave: derechos sexuales y reproductivos, iglesia católica, Naciones Unidas, América Latina y Caribe, Objetivos de Desarrollo del Milenio Abstract: The situation of the reproductive rights in Latin America is the fundamental point of this article. It analyzes the internal and external factors that not allow the complete emergence of this kind of liberties for the women. The object of analysis is, at the one hand, the role of Catholic Church and its positions about this rights extension; and in the other hand, the governments’ attitudes in order to achieve the Millennium Objectives. The balance, at the moment, is not encouraging. Key words: sexual and reproductive rights, catholic church, United Nations, Latin America and Caribbean, Millennium Objectives
- 281 -
Alicia Miyares Asociación Española de Filosofía María Zambrano
Derechos sexuales y reproductivos en América Latina
I. De los derechos de las mujeres
derechos se debilitan de manera sistemática, se cuestionan abiertamente, se ven envueltos
Cuando se reconoce un derecho se altera el
en falsas polémicas. Terminan, pues, por perci-
marco de las relaciones. Los derechos son
birse como “concesiones” más que como dere-
reglas que determinan lo que alguien puede
chos y, por lo tanto, fácilmente reversibles.
hacer en relación con los demás y se refieren a
Los derechos básicos son de todos conoci-
relaciones sociales que permiten o restringen
dos –derechos políticos, derecho a la educa-
acción1.
Así pues, los derechos necesitan de
ción, a la salud, a la independencia económica,
su puesta en ejercicio, pero también del reco-
a la propiedad, a la igualdad de oportunida-
nocimiento, esto es, de un nuevo tipo de rela-
des– y en su larga marcha hacia la inclusión, no
ción fundada en la consideración de que los
exenta en absoluto de conflictos (a día de hoy
la
mismo2.
Esta es la idea
también), afectan a todos los seres humanos
nuclear del principio de igualdad y también, a
por igual. Tienen, pues, un fundamento común:
todo efecto, nos sirve para determinar si un
son derechos que alteran el marco de las rela-
derecho se ha consolidado o no. Si traslada-
ciones, poniendo el énfasis en la distribución
mos este enunciado general al caso específico
equitativa de accesos y recursos, introduciendo
de los derechos de las mujeres, comprobamos
con ello cambios sociales inestimables. Son
con harto elocuencia que el entorno social no
derechos que se han convertido en indicadores
suele aplicar la regla del reconocimiento
de calidad de vida: en la lucha contra las
cuando se trata de mujeres, por lo que sus
inequidades en educación, salud, economía,
demás son como uno
- 283 -
Derechos sexuales y reproductivos en América Latina
política es donde se prueba la salud democrá-
en su derecho a la autonomía, a la elección,
tica de un país o región. Podemos distinguir
a desarrollar sus capacidades, a la salud y de-
fases de consolidación democrática, depen-
mandan a los Estados su obligado cumpli-
diendo de si se dan o no los cauces para ejercer
miento. Y es obligación de los Estados, o así
estos derechos, podemos referirnos a los valo-
debiera ser, diluir la ventaja social de aquellos
res cívicos observando cómo transita el recono-
que fueron sus primeros titulares.
cimiento, si se frena o se impulsa, entre los diversos grupos sociales.
De acuerdo con lo anterior, ¿qué sucede con los derechos sexuales y reproductivos? Si bien
Para la agenda feminista, estos derechos,
en el contexto de la sexualidad, de las relacio-
constituyen el núcleo base de la vindicación de
nes sexuales, se puede afirmar que deberían
igualdad: acceso al empleo, derecho a la pro-
discurrir de modo igual para mujeres y varo-
piedad, igualdad de oportunidades, acceso a la
nes, en el contexto de la reproducción las dife-
salud, a la educación, representación equitativa
rencias son tan significativas que terminan
en los cargos. Son contribuciones de la idea de
por convertirse, los derechos reproductivos, en
igualdad, en sentido distributivo y representa-
específicos de las mujeres. Son la resultante
tivo, que realmente han transformado el papel
de trasladar los derechos comunes –autono-
de las mujeres y de los grupos sociales más
mía y, elección– a un contexto específico, el de
desfavorecidos. De ahí la importancia de con-
la reproducción y a un grupo social determi-
solidar, sin veleidades, la universalización de
nado, el de las mujeres. Los derechos repro-
estos derechos.
ductivos no obedecen, ni pueden, a criterios
Como expresé, son derechos comunes que
distributivos, no son derechos comunes y los
no colectivos, nos afectan o nos deberían afec-
derechos comunes se muestran incapaces de
tar a todos por igual, se hacen más objetivos y
dar cuenta del significado completo de los
neutros según se va extendiendo el mapa del
derechos reproductivos.
reconocimiento, lo cual no quiere decir que no
Es precisamente la vindicación de los dere-
haya trampas en el camino que dificultan su
chos sexuales y reproductivos la que mejor
ejercicio para las personas que se han incorpo-
muestra que la igualdad distributiva y repre-
rado más tardíamente. Pero las correcciones
sentativa no satisface por entero las condicio-
a las inequidades surgen precisamente del
nes de una absoluta igualdad de los seres
nuevo mapa de relaciones que instauran. Los
humanos. La desigualdad no reside solamente
nuevos titulares de estos derechos difícilmente
en desigualdades materiales, aunque éstas
aceptan un revestimiento formal que no impli-
sean causa de una profunda injusticia, sino
que ningún cambio en sus estándares de vida,
también en desigualdades normativas y cultu-
- 284 -
Pensamiento Iberoamericano nº9
Alicia Miyares
rales que escapan a criterios distributivos. La
res desactiva las normas sexuales. Las “normas
desigualdad no es sólo explotación, alienación
sexuales” se refieren a la conducta que se
y carencia de oportunidades, sino también
espera de las personas de acuerdo a su especi-
todos los mecanismos de opresión y subordina-
ficidad sexual y operan sobre la base de una
ción normativa y cultural que anida, como en
“natural” división sexual del trabajo. No sólo
este caso, en la categoría “sexo-género”.
norman el modo de comportarse, sino también
Así pues, el verdadero contexto en el que
el de expresarse; no sólo tejen un mapa emo-
debemos situar “los derechos sexuales y repro-
tivo diferenciado para mujeres y varones, sino
ductivos de las mujeres” es en el marco de los
que también definen las aptitudes o las encau-
derechos normativos y culturales. Y al situarlos
zan. En nuestras relaciones cotidianas, las nor-
aquí se destapa la “caja de los truenos”, ya que
mas sexuales, regulan tanto el tipo de trabajo,
las desigualdades normativas y culturales se
como la posición dentro del matrimonio, tanto
resisten a ser nombradas y más aún visibili-
el disfrute de los bienes como la correcta forma
zadas. ¿Por qué esa resistencia? Las normas
de vestir, tanto la responsabilidad doméstica
establecidas son consideradas por una parte
como la vivencia de la sexualidad. Las normas
sustancial de los poderes fácticos y grupos
sexuales son más restrictivas para las mujeres
sociales las vertebradoras del orden social,
y las mismas para todas: apenas varían en
aunque no sean las mismas para todos, y el
razón de clase social, raza o etnia. Limitan en
legado cultural, por su parte, constituye para
definitiva la libertad de las mujeres a la con-
muchos un manantial del que brota la identi-
ducta esperada.
dad colectiva. Así las cosas, el reconocimiento
Culturalmente, el reconocimiento de los de-
de los derechos sexuales y reproductivos de las
rechos sexuales y reproductivos de las mujeres,
mujeres supondría una alteración de las nor-
pone en cuestión el entramado simbólico y real
mas establecidas y un ineludible replantea-
tejido en torno a la apropiación masculina del
miento de cómo “se forjan” las identidades,
cuerpo de las mujeres; visibiliza la injusticia de
tanto de los colectivos mayoritarios como mi-
un orden social establecido sobre la subordi-
noritarios. Del reconocimiento de estos dere-
nación de las mujeres; revela la desigualdad
chos se sigue una consecuencia no deseada por
latente en la idea de la “complementariedad”
muchos: se pone fin al “control sexual” de las
de los sexos; rechaza la explicación ofrecida
mujeres, esto es, el cuerpo de éstas deja de
por las “religiones milenarias” o “sabidurías
estar a cargo de terceros.
ancestrales”; cambia el mapa de los usos y cos-
Normativamente, el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos de las muje-
tumbres y definitivamente liquida el estatismo cultural y la conveniencia social.
- 285 -
Derechos sexuales y reproductivos en América Latina
Así pues, en la lucha por el reconocimiento
ducción y la sexualidad, entre otros, no estu-
de los derechos sexuales y reproductivos nece-
viera en manos de las religiones3. Sin em-
sariamente nos encontraremos con una fuerte
bargo, lo cierto es que a finales del siglo XX y
resistencia a su admisión. Es mucho lo que se
los comienzos de este, la religión, como ya
pone en cuestión. Y creeremos ver extrañas
manifestará Huntington, se ha convertido en
alianzas que no lo son a la postre, ya que estas
una fuerza central y fuente nada desdeñable
alianzas descansan tanto en una ideología
de movilizaciones políticas.
compartida como en una estrategia política de ayuda y favor debidos.
Ningún país escapa a esta situación y los gobiernos deben afrontar cuestiones como el
De todos los puntos que constituyen la
pluralismo religioso, ¿cuáles han de ser los
agenda de los derechos sexuales y reproducti-
ámbitos de influencia de la religión?, ¿tienen
vos, ninguno otro causa más resistencia que la
las religiones carácter público o privado?, ¿se
cuestión de “la interrupción voluntaria del
han de apoyar y promover todos los credos?,
embarazo”, el aborto. Es por ello el que mejor
¿cuáles son los límites de las normas religio-
ejemplifica en Iberoamérica la afinidad que
sas?, ¿son las religiones fuente de cohesión
se produce, por ejemplo, entre grupos políticos
social o de conflicto? y un largo etcétera que
o gobiernos y la Iglesia Católica. Esta afinidad
adquirirá además modulaciones propias de-
no reside en principios morales compartidos,
pendiendo de los países o regiones. En Ibe-
sino principalmente en una estrategia política
roamérica estas cuestiones se perciben con
de ayuda y favor debidos. Tanto a la iglesia
cierta claridad en la relación que los gobier-
católica como a determinados grupos políticos
nos o los partidos políticos mantienen con
la moral les resulta irrelevante, no así mantener
las religiones y muy concretamente con la
el poder o la influencia social.
Iglesia Católica. A partir de los años 80 en Iberoamérica se produce un paulatino afianzamiento de las
II. Religión y política
democracias. La apertura democrática debía canalizar, de un lado, la demanda de las orga-
Hace unas décadas se confiaba en que los
nizaciones de mujeres y otros grupos sociales
gobiernos y la política estuvieran libres de la
respecto a la necesaria consolidación de los
influencia de las élites religiosas. Se esperaba
derechos mediante políticas públicas adecua-
un trasvase hacia un “humanismo laico” por el
das y, de otro lado, garantizar o tolerar el plura-
cual la jurisdicción sobre determinados temas
lismo religioso. La Iglesia Católica, que hasta
como la educación, el matrimonio, la repro-
ese momento había mantenido casi en exclu-
- 286 -
Pensamiento Iberoamericano nº9
Alicia Miyares
siva el poder religioso y la influencia social, sin-
nos como E. Angelelli en Argentina, Oscar
tió la presión de ambas corrientes externas, a lo
Romero en El Salvador o Juan Gerardi en Gua-
que debía sumar la presión interna procedente
temala que habían denunciado la violación sis-
de la “Teología de la liberación” que, en defini-
temática de los derechos humanos en la región.
tiva, cuestionaba el alejamiento del Vaticano
Todos ellos fueron asesinados y no pertenecían
de sus bases sociales.
al sector más conservador de la Iglesia.
Así pues, la Iglesia Católica se enfrentaba a
Juan Pablo II se hace sentir y lanza un
la pérdida del poder religioso por el avance de
mensaje tanto a los suyos como a los gobier-
otras religiones, muy concretamente del pro-
nos: subraya, en primer lugar, la identidad
testantismo evangélico; también se enfren-
católica del continente y expresa con contun-
taba a la perdida de la influencia social en
dencia que los desafíos a lo que se enfrenta
cuestiones para ella esenciales como la educa-
la Iglesia están ligados “indisolublemente a la
ción, la sanidad, el matrimonio, el aborto, la
suerte misma de los pueblos del continente”.
contracepción y el divorcio. Y, por último, se
La “acción evangelizadora” propuesta tiene
enfrentaba, a una crítica interna que además
poco de “buena noticia” para los más desfa-
generaba una corriente de simpatía extramu-
vorecidos y mucho de mensaje ideológico y
ros del Vaticano. La reacción parecía inevitable
doctrinal frente al pluralismo, la libertad, la
y no se hizo esperar, el momento elegido la
secularización y la emergencia de otros credos
IV Conferencia General del Episcopado Latino-
religiosos. Juan Pablo II plantea la estrategia:
americano, celebrada el 12 de octubre de 1992
pública proclamación de los valores cristianos;
en Santo Domingo.
fidelidad y pureza al evangelio tal cual ha sido transmitido por la tradición de la Iglesia; denuncia de aquellas posiciones inaceptables
III. De “lobos” y “corderos”
sobre lo que es la verdad y la libertad que llegan incluso a justificar el disenso y la “auto-
Juan Pablo II en el discurso inaugural de esta
nomía introducida por el racionalismo”; ensal-
IV Conferencia sentó las bases de una “nueva
zamiento de la fe frente a la presión del
evangelización” marcada por una ideología
“secularismo”; defensa del “rebaño” de los
y estrategia política ultra conservadora. La
“lobos rapaces” presentes en “las sectas y
involución y el centralismo romano se hicieron
movimientos pseudo-espirituales” cuya ex-
sentir en esta IV Conferencia y quizá la “reac-
pansión urge afrontar; anuncio de una “cultura
ción conservadora” se vio también facilitada
de la vida” que contrarreste la anticultura de
por la desaparición de obispos latinoamerica-
la muerte, en la que Juan Pablo II concede la
- 287 -
Derechos sexuales y reproductivos en América Latina
misma entidad al aborto que al terrorismo, a
contrarrestar el protestantismo evangélico. Y
4
la eutanasia que a la guerra o el secuestro .
ciertamente esta protección ha sido exitosa:
Juan Pablo II traza así su estrategia transfor-
ha conseguido subsidios públicos que haga
madora de la sociedad latinoamericana y
menos costosa su propia actividad proselitista;
avisa a las naciones que el debilitamiento
en la mayoría de los países de la región ha obte-
del catolicismo puede romper los vínculos
nido financiación pública para costear una edu-
que unen a los países y minar las fuerzas que
cación privada católica; ha logrado implantar la
nacen de esta unidad
5.
enseñanza de la religión en las escuelas públi-
En la IV Conferencia general de Obispos
cas y ha conseguido fondos públicos para finan-
Latinoamericanos se perfila una estrategia
ciar sus instituciones de salud y caridad. Pero,
ideológica y política dirigida a los gobiernos o
además, al mantener; en cierta medida, insti-
partidos políticos, más que a sus bases católi-
tuciones educativas y sanitarias asegura su
cas, entre otras razones por la imposibilidad
influencia social en cuestiones para ella esen-
de llegar a una amplia mayoría de la pobla-
ciales, familia, matrimonio y sexualidad, frente
ción, dada la escasez de sacerdotes. La Iglesia
al movimiento de mujeres que carece de seme-
católica carece de recursos económicos y
jantes plataformas.
humanos para ofrecer servicios religiosos,
Ahora bien, ¿Qué ofrece la Iglesia a cam-
obligada, además, a mantener una jerarquía
bio? En algo tenía razón Juan Pablo II, ofrece
en sí costosa. Por el contrario, las iglesias
unidad: en el seno de los católicos practicantes
evangélicas tienen la ventaja de unos costes
apenas si hay diversidad ideológica, lo que
fijos más bajos en mantenimiento de edificios
conforma un segmento de voto conservador
y salarios, por lo que realmente pueden abar-
nada desdeñable y deseado tanto por los
6. A ello hemos de sumar una
gobiernos que quieren garantizar su estabili-
posición doctrinal asociada, entre las clases
dad o continuidad como por aquellos partidos
desfavorecidas urbanas y rurales, a la “sana-
políticos afines ideológicamente que quieren
ción por la fe” y la resistencia a la pobreza que
alzarse con el poder. La iglesia actúa así como
en sí resultan de gran atractivo para una
un grupo corporativo con intereses especia-
población sin recursos que apenas si tiene
lizados y, a qué negarlo, una potente maqui-
acceso a los sistemas de salud y desea salir
naria electoral: los pulpitos y medios de
fervientemente del círculo de miseria en el
comunicación, que suelen indicar el sentido
que vive.
del voto. Por el contrario, las iglesias evangéli-
car más territorio
La Iglesia Católica se decanta, por lo tanto,
cas están muy fragmentadas y además tienen
por buscar la protección de los gobiernos para
mayor diversidad de identificaciones ideológi-
- 288 -
Pensamiento Iberoamericano nº9
Alicia Miyares
cas. Por lo tanto, el segmento de voto evangé-
pecto al grado de cumplimiento del Objetivo
lico es más lábil e impredecible por lo que, de
Cinco del Milenio que tenía como meta, entre
momento, no constituye para gobiernos o par-
otras, reducir en dos tercios la tasa de mortali-
tidos un “grupo de presión” al que atender de
dad materna. Tomemos, pues, la cuestión del
manera preferente.
aborto bajo este prisma y la necesaria reducción de la mortalidad materna. Resulta increíblemente injusto constatar que la causa de muerte
IV. Misión imposible: Objetivo del Milenio relativo a la salud de las mujeres
por aborto inseguro sería la más fácilmente prevenible con leyes de aborto que garantizaran el acceso legal y seguro, y resulta dramático constatar que la mayoría de lo gobiernos en
Siendo este, a mí juicio, el contexto político
América Latina coinciden en su negativa a
y religioso, han de cambiar muy sustancial-
debatir siquiera la despenalización del aborto, o
mente las voces sociales que se toman como
peor aún modifican sus legislaciones con el fin
referentes para lograr introducir en los países
de prohibir el aborto en todas sus circunstan-
legislaciones de aborto seguras y fiables.
cias. Nos encontramos, pues, con una voluntad
Curiosamente, las cifras, que se repiten insis-
política que claramente no está poniendo los
tentemente, no hacen cambiar el proceder de
recursos públicos ni legales para reducir la mor-
los gobiernos, ni por supuesto el penoso uso
talidad materna en la región.
que de “vida y muerte” hace la Iglesia. La Igle-
Como es sabido, los Objetivos del Milenio
sia, como dije, se refiere a una “cultura de
tienen por finalidad poner en marcha una serie
la muerte” y ciertamente hemos de consta -
de programas de actuación para resolver pro-
tar que existe una “cultura machista de la
blemas estructurales que impiden el pleno
muerte” que en América Latina deja como
desarrollo de los países. Lo cierto es que en
cifra aproximada 6.000 mujeres muertas al
América Latina para que se llegara al cumpli-
año por causa del aborto inseguro. Expresado
miento del Objetivo Cinco del Milenio, en
de otra manera el 24% de las muertes mater-
cuanto a la reducción de la mortandad materna,
nas son causadas por la práctica de abortos en
tendría que producirse ésta única y exclusiva-
condiciones de riesgo.
mente por la causa de aborto inseguro, lo que
Como el número de muertas no parece
parece bastante improbable dadas las limita-
hacer mella, me voy a servir del otro dato. El ele-
ciones existentes para la universalización en el
vado porcentaje de muertes maternas, debido a
acceso a los sistemas de la salud y el debido
una sola causa, debería activar las alarmas res-
control continuado. Y aún así, sería un grado de
- 289 -
Derechos sexuales y reproductivos en América Latina
cumplimiento notablemente cínico e hipócrita
al concepto de salud reproductiva adoptado
porque, insisto, sería la causa de muerte más
en El Cairo.
fácilmente prevenible. Apenas si se ha avan-
El concepto de salud reproductiva adop-
zado en América Latina y el Caribe en la reduc-
tado en la Conferencia Internacional sobre
ción de la mortalidad materna, según alerta
Población y Desarrollo (El Cairo, 1994) incluyó
Naciones Unidas.
como referentes de salud la capacidad de lle-
¿A qué se debe este alto grado de incum-
var una vida sexual satisfactoria y sin riesgos;
plimiento? En términos generales, la defini-
la libertad para decidir sobre la propia repro-
ción de salud se entiende como un estado de
ducción y el acceso a información, medios y
completo bienestar físico, mental y social y no
servicios para tener embarazos y partos sin
solamente la ausencia de afecciones o enfer-
riesgo. Por lo tanto, en El Cairo tenemos las
medades. Podemos constatar de acuerdo a
claves de qué hay que hacer para lograr la
esta definición que la mayor diferencia entre
plena realización del Objetivo del Milenio,
mujeres y varones con respecto a la salud está
relativo a la reducción de la mortalidad
determinada por la actividad sexual y repro-
materna, y sólo a los gobiernos compete
ductiva. Sobre las mujeres recaen las conse-
desarrollar legislaciones y actuaciones que
cuencias biológicas del embarazo, el parto y la
recojan lo que de manera resumida deman-
lactancia, así como la responsabilidad, de
dan los movimientos de mujeres: “Educación
acuerdo al rol social, del cuidado de los hijos.
sexual para decidir, anticonceptivos para no
Todo ello en un contexto de férrea normativa
abortar, aborto legal para no morir”.
sexual que niega a las mujeres el derecho a decidir si tener hijos o no; donde el entorno socio-cultural presiona a las mujeres a la maternidad, siendo la prohibición de aborto la más descarnada prueba de esta presión, ya que fuerza a las mujeres a una maternidad no deseada; donde, además, apenas hay políticas de educación sexual y planificación familiar y el acceso a servicios de información y prevención son muy limitados. Por lo que para alcanzar el Objetivo del Milenio relativo a la salud de las mujeres habría que transformar estas estructuras normativas y culturales de acuerdo
- 290 -
Pensamiento Iberoamericano nº9
Alicia Miyares
Notas
1
2
3
4
5
6
Young, Iris M., La justicia y la política de la diferencia, Madrid, Cátedra, 2000, pág.48. Valcárcel, Amelia, Del miedo a la igualdad. Barcelona, Crítica, 1993, pág.17. Jelen, T.G/Wilcox, C. (eds.), Religión y política: una perspectiva comparada. Akal, Madrid, 2006. (págs. 9 y ss). “Crear en América una cultura de la vida que contrarreste la anticultura de la muerte, la cual –a través del aborto, la eutanasia, la guerra, la guerrilla, el secuestro o el terrorismo y otras formas de violencia o explotación– intenta prevalecer en algunas naciones.” Juan Pablo II, Discurso Inaugural IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, http://www.vatican.va “No se puede infravalorar una cierta estrategia, cuyo objetivo es debilitar los vínculos que unen a los Países de América latina y minar así las fuerzas que nacen de la unidad. Con este objeto se destinan importantes recursos económicos para subvencionar campañas proselitistas, que tratan de resquebrajar esta unidad católica”. Juan Pablo II, Discurso Inaugural IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, http://www.vatican.va Jelen, T.G/Wilcox, C. (eds.), Op. Cit. Pág.267.
- 291 -