Análisis general de textos

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Teoría y práctica del análisis general de textos.

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ANÁLISIS GENERAL DE TEXTOS TEORÍA Y PRÁCTICA 1. FONOLOGÍA 1.1. Entonación 11.1. Exclamación. 11.2. Inflexión tonal. 11.3. Interrogación.

1.2. Efectos basados en el sonido 12.1. Aliteración. 12.2. Eco. 12.3. Onomatopeya. 12.4. Paronomasia. 12.5. Similicadencia.

1.3. El ritmo en el verso 13.1. Verso. 131.1. Timbre: Rima total o consonante; rima parcial o asonante. 131.2. Cantidad: Número de sílabas. 1312.1. Diéresis. 1312.2. Hiato. 1312.3. Sinalefa. 1312.4. Sinéresis. 1312.5. Posición del acento final.

131.3. Intensidad: El acento en la penúltima sílaba del verso o del hemistiquio. 1313.1. Troqueo. 1313.2. Yambo. 1313.3. Anapesto. 1313.4. Anfíbraco. 1313.5. Dáctilo.

131.4. Tono: Longitud del grupo fónico. Pausas interna y versal.

13.2. Estrofa. 132.1. Timbre: Disposición de la rima: continua, gemela, abrazada, encadenada, otras. 132.2. Cantidad: Número de versos. 132.3. Intensidad: Eje acentual: en sílaba par o impar. Acentos rítmicos, extrarrítmicos y antirrítmicos. 132.4. Tono: Encabalgamientos. Pausa estrófica.

13.3 Poema. 13.4. Versículo.

José María BERZOSA SÁNCHEZ.


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1.4. Transformaciones por el añadido o la supresión de uno o varios sonidos. 14.1. Aféresis. 14.2. Apócope. 14.3. Epéntesis. 14.4. Paragoge. 14.5. Prótesis. 14.6. Síncope.

1.5. Usos anormales en la grafía de los sonidos. 15.1. Caligrama. 15.2. Ortografía. 15.3. Puntuación.

2. MORFOSINTAXIS. 2.1. Morfología. 21.1. Cómputo de frecuencia y valoración del uso. 211.1. Adjetivo. 211.2. Adverbio. 211.3. Sustantivo. 211.4. Verbo.

21.2. Efectos basados en la forma y distribución de las palabras. 212.1. Por dislocación de palabras. 2121.1. Hipérbaton. 2121.2. Histerología.

212.2. Por eliminación de palabras. 2122.1. Asíndeton. 2122.2. Elipsis. 2122.3. Reticencia.

212.3. Por repetición de palabras. 2123.1. Anáfora. 2123.2. Complexión. 2123.3. Concatenación. 2123.4. Conduplicación. 2123.5. Conversión. 2123.6. Epanadiplosis. 2123.7. Polisíndeton. 2123.8. Quiasmo. 2123.9. Reduplicación.

212.4. Por suma de palabras. 2124.1. Epíteto. 2124.2. Pleonasmo. 2124.3. Sinonimia.

José María BERZOSA SÁNCHEZ.


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21.3. Usos anormales. 213.1. Impersonal intencionado. 2131.1. De segunda persona. 2131.2. De tercera persona.

213.2. Laísmo. 213.3. Leísmo. 213.4. Loísmo.

21.4. Usos específicos. 214.1. Abstracto. 214.2. Concreto. 214.3. Culto. 214.4. Patrimonial. 214.5. Neológico. 214.6. Arcaico. 214.7. Prestado. 214.8. Asimilado. 214.9. Técnico. 214.10. Vulgar.

21.5. Uso y frecuencia de morfemas. 215.1. Aumentativos. 215.2. Diminutivos.

2.2. Sintaxis 22.1. Análisis y cómputo de los estilos. 221.1. Nominal. 221.2. Verbal.

22.2. Frecuencia y tipo de nexos. 222.1. Conectadores. 222.2. Transponedores.

22.3. Complejidad sintáctica. 223.1. Conectores textuales. 223.2. Hipotaxis. 223.3. Incisos. 223.4. Parataxis.

22.4. Variaciones sintácticas. 224.1. Anacoluto. 224.2. Enálage. 224.3. Hipálage. 224.4. Régimen preposicional. 224.5. Silepsis. 224.6. Zeugma.

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3. SEMÁNTICA 3.1. Cambios semánticos o tropos 31.1. Alegoría. 31.2. Imagen tradicional. 31.3. Imagen visionaria. 31.4. Metáfora. 31.5. Metalepsis. 31.6. Metonimia. 31.7. Símbolo. 31.8. Sinécdoque. 31.9. Sinestesia. 31.10. Visión.

3.2. Características del léxico 32.1. Administrativo. 32.2. Burocrático. 32.3. Científico. 32.4. Jergal. 32.5. Jurídico. 32.6. Literario. 32.7. Periodístico. 32.8. Publicitario. 32.9. Técnico.

3.3. Miscelánea 33.1. Variaciones morfo—semánticas. 33.2. Expresiones tópicas. 33.3. Tratamientos. 333.1. Tuteo. 333.2. Usteo. 333.3. Voseo.

3.4. Efectos lógico—lingüísticos 34.1. Antítesis. 34.2. Atenuación. 34.3. Catacresis. 34.4. Circunlocución. 34.5. Correlación. 34.6. Disfemismo. 34.7. Equívoco. 34.8. Etopeya. José María BERZOSA SÁNCHEZ.


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34.9. Eufemismo. 34.10. Gradación. 34.11. Hipérbole. 34.12. Ironía. 34.13. Metagoge. 34.14. Paradoja. 34.15. Parresia. 34.16. Preterición. 34.17. Prosopografía. 34.18. Prosopopeya. 34.19. Retrato. 34.20. Símil.

José María BERZOSA SÁNCHEZ.


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1. FONOLOGÍA 1.1. Entonación. 11.1. Exclamación. Es una figura que expresa los sentimientos de forma intensa, por medio de la entonación. Es un procedimiento usual de la expresión oral. En el lenguaje escrito se marca entre dos signos de exclamación. A). —¡Oh flor de la caballería, que con solo un garrotazo acabaste la carrera de tus bien gastados años! ¡Oh honra de tu linaje, honor y gloria de toda la Mancha, y aun de todo el mundo, el cual faltando tú en él, quedará lleno de malhechores, sin temor de ser castigados de sus malas fechorías! ¡Oh liberal sobre todos los Alejandros, pues por solos ocho meses de servicio me tenías dada la mejor ínsula que el mar ciñe y rodea! ¡Oh humilde con los soberbios y arrogante con los humildes, acometedor de peligros, sufridor de afrentas, enamorado sin causa, imitador de los buenos, azote de los malos, enemigo de los ruines, en fin, caballero andante, que es todo lo que decir se puede! DQ. B). ¡Qué dulce la mujer normal, qué tierna, qué suave (Villon), qué forma de las formas, qué esencia, qué sustancia de las sustancias, las esencias; qué lumbre de las lumbres; la mujer, madre, hermana, amante! AP 2, 370.

11.2. Inflexión tonal. Modulación expresiva de la voz para realzar el mensaje. El hablante suele introducir interrogaciones y exclamaciones, o imita la voz de otra persona, ya en tono serio, ya con intención humorística. En lo escrito este tono imitativo suele coincidir con determinadas palabras o expresiones entrecomilladas. En el teatro, también sufren esta inflexión tonal las expresiones dichas aparte. A). DOÑA IRENE ¿Me quieres engañar a mí, eh? ¡Ay, hija! He vivido mucho y tengo yo mucha trastienda y mucha penetración para que tú me engañes. DOÑA FRANCISCA (Aparte) ¡Perdida soy!

SN.

11.3. Interrogación. Uso de la entonación interrogativa para realzar el mensaje, afirmándolo o intensificándolo. No se utiliza para pedir una respuesta, sino para manifestar el propio sentimiento, pidiéndole al interlocutor que coincida en dicha manifestación. A). ¿Y te parece a ti que no sé yo muy bien de dónde viene todo eso?… ¿No ves que conozco las locuras que se te han metido en esa cabeza de chorlito? SN. B). ¿Quién encierra una sonrisa? ¿Quién amuralla una voz?

CRA.

José María BERZOSA SÁNCHEZ.


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C). —Ma de qué felicidá m’está hablando —comentó con rencor Loiácono— si yo en la puta vida he sido felí. —Bueno, está bien, te digo que es un suponer. Pero, te pregunto: ¿serías más feliz por ir a la Luna? —Y yo qué sé —respondió Loiácono con resentimiento. Pero el loco Barragán proseguía con su predicación, sin oírlo, ya que su pregunta era retórica: —Por eso yo les digo, muchachos, que la felicidad hay que buscarla dentro del corazón. SHT.

1.2. Efectos basados en el sonido. 12.1. Aliteración. Repetición insistente de un sonido consonántico para redundar en el significado del texto. En el ejemplo se refuerzan las connotaciones de ‘silencio’, ‘suavidad’, ‘descanso’, ‘paz’ por medio del sonido s, que refleja de alguna manera los significados de la onomatopeya /ssssss/. A). Movióla el sitio umbroso, el manso viento, el suave olor de aquel florido suelo. Las aves en el fresco apartamiento vio descansar del trabajoso vuelo. Secaba entonces el terreno aliento el sol subido a la mitad del cielo. En el silencio sólo se escuchaba un susurro de abejas que sonaba.

PCC. Égloga tercera.

En este otro ejemplo, se insiste en el sopor del sueño con la repetición del sonido /rr/: B). Hasta los catalanes, tan inventivos, como vengan mucho a Madrid, acabarán contagiándose de la soñarra de la siestorra del agostorro, que aquí dura todo el año. De.

A veces, el autor se limita a reproducir ruidos: C). Y sin embargo están, están, están, están llamándonos a comer, gong, gong, gong, gong, en este barco de este mar, y hay que vestirse en este mar, en esta eternidad de Adán y Eva, Adán de smoking, Eva… Eva se desnuda para comer como para bañarse; es la mujer y la obra y la muerte, es la mujer desnuda, eterna metamórfosis. AP 2, 379. D). —No. Leí el libro y vi la película. Fredric March y Claude Rains. Y Olivia de Havilland cuando era chulísima y todavía no la aventaban al pozo de las víboras. Ugh. Del pez mudo en sus profundidades. —¡Cáspita!

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—¡Gulp! ¿No me crees? ¿Dudas de mi veracidad? Pues ahí te va todo lo que pasó ese año. CP, 83.

12.2 Eco. Es la repetición de sonidos o de palabras dentro de una frase, que sirven como elemento reiterativo del concepto, o como una amplificación atenuada del mismo. A). Sangre remota. Remoto cuerpo, dentro de todo, dentro, muy dentro de mis pasiones, de mis deseos. CRA.

12.3. Onomatopeya. Palabra que imita el sonido del concepto que representa. A). Eran los fascistas biológicos, los excombatientes coriáceos, los taxistas de patillas largas y canosas, camisas remangadas y brazos nervudos con tatuajes legionarios que mordían el filtro de un ducados o de uno de esos puros que vendían entonces provistos ya de una boquilla de plástico blanco. La p de España restallaba en los vivas de rigor con la contundencia de un disparo. AG. B). Seguían ellos cerrándole a cada movimiento, de modo que a la docena de fintas y estocadas ya habían descrito un círculo completo a su alrededor. Dos cuchilladas de través resbalaron sobre el coleto de piel de búfalo. El clin clang de las toledanas resonaba a lo largo y ancho de la plazuela, y no dudo que, de ser lugar más habitado, entre ellas y mis pistoletazos habrían llenado las ventanas de gente. CA. C). La llamada a la oración ha dejado paso a un roznido estirado y vital, a más agua, quiquiriquíes, trinos. Ruidos incomprensibles amasan, unos con otros, una sonoridad confusa. El limón del horizonte se convierte en un verdor muy tierno con breves y difusas pinceladas de malva. […] Han roto a zurear las palomas, y oigo, sin verlas, los arrullos de las tórtolas.

MC.

12.4. Paronomasia. Empleo de palabras con sonidos altamente coincidentes, para conseguir un efecto bien antitético, bien sintético. A). El verso sutil que pasa o se posa sobre la mujer o sobre la rosa, beso puede ser, o ser mariposa. CVE. B). Luego sintió la probre dueña que la asían de la garganta con dos manos, tan fuertemente, que no la dejaban gañir, y que otra persona, con mucha presteza, sin hablar palabra, le alzaba las faldas, y con una, al parecer, chinela, le comenzó a dar tantos azotes, que era una compasión; y aunque don Quijote se la José María BERZOSA SÁNCHEZ.


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tenía, no se meneaba del lecho, y no sabía qué podía ser aquello, y estábase quedo y callando, y aun temiendo no viniese por él la tanda y tunda azotesca. DQ. C). Hace unos meses me dio por pasear a nenudo a través del infinito y diligente hormiguero que es la medina, donde todas las profesiones hallan incómodo acomodo. MC.

12.5. Similicadencia. Figura que consiste en emplear nombres en la misma función, verbos en igual modo o tiempo y persona, o palabras de sonido semejante. A). Ésta sí será letura digna del buen entendimiento de vuestra merced señor don Quijote mío, de la cual saldrá erudito en la historia, enamorado de la virtud, enseñado en la bondad, mejorado en las costumbres, valiente sin temeridad, osado sin cobardía, y todo esto, para honra de Dios, provecho suyo y fama de la Mancha, do, según he sabido, trae vuestra merced su principio y origen. DQ. B). —Y ¡cómo si lo soy! —respondió el ya desnarigado escudero—. Tomé Cecial soy, compadre y amigo Sancho Panza, y luego os diré los arcaduces, embustes y enredos por donde soy aquí venido; y en tanto, pedid y suplicad al señor vuestro amo que no toque, maltrate, hiera ni mate al caballero de los Espejos, que a sus pies tiene, porque sin duda alguna es el atrevido y mal aconsejado del bachiller Sansón Carrasco, nuestro compatrioto. DQ. C). Estaba inmóvil y todo él se movía: se le mordisqueaban los labios, le vibraban las aletas de la nariz, le parpadeaban los bigotes, le tabaleaban unos dedos sobre otros, y se le meneaban los ojos de acá para allá. MC.

1.3. El ritmo en el verso. 13.1. Verso. El verso es la unidad menor, organizada dentro de una estrofa. Debe estar relacionado con otro u otros versos, para que tenga sentido el uso dentro de él de otras unidades rítmicas menores como el acento, la rima, el número de sílabas, la pausa y el encabalgamiento. Estas unidades menores pueden aparecer a voluntad del escritor. La dificultad de la creación en verso, —sin tener en cuenta el mérito artístico, ni otros aspectos lingüísticos—, está en el uso de estas unidades menores. El mérito artístico se consigue cuando el uso de estas unidades menores se acomoda naturalmente a la expresión y no se advierte el artificio o éste sirve para potenciar el texto; cuando las ideas fluyen sobre la técnica. 131.1. Timbre: rima total o consonante; rima parcial o asonante. La rima total o consonante se produce cuando, a partir de la última vocal acentuada, coinciden todos los sonidos de dos o más versos, con leves modificaciones en las vocales no acentuadas de los diptongos. A). Todo varón prud—ente aconseja en el tiempo conven—iente que es hacer de la ciencia vano alarde dar el consejo cuando llega tarde. FM.

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B). La tarde sueña dormida en la niebla flotadora: daré niebla a mi alma herida para ver si así no llora. AP 2, 130.

La rima parcial o asonante se produce cuando, a partir de la última vocal acentuada, coinciden los sonidos vocálicos, cualesquiera que sean las consonantes o las vocales no acentuadas de los diptongos. En los esdrújulos no se cuenta tampoco la penúltima sílaba, según explicamos más abajo en 1312.5. A). El cielo azul cada instante es más azul; y yo siento que en la mañana hay fragancias aunque no haya flores; veo temblar a las hojas secas, y los jardines enfermos se inunda para mi alma de músicas y aleteos. AP 2, 129. B). Mi alma ha dejado su cuerpo con las rosas y callada se ha perdido en los jardines bajo la luna de lágrimas. Quiso mi alma el secreto de la arboleda fantástica; llega… el secreto se ha ido a otra arboleda lejana. Y ya, sola entre la noche, llena de desesperanza, se entrega a todo, y es luna y es árbol y sombra y agua.

AP 2, 134.

131.2. Cantidad: Número de sílabas. El número de sílabas de un verso oscila entre dos y diecinueve; sin embargo, la medida más frecuente es la de versos de ocho y de once sílabas. Hasta ocho sílabas se considera que el verso es de menor extensión, o de arte menor. De nueve en adelante los versos son de arte mayor. A partir de doce sílabas, el verso se divide en dos mitades, o hemistiquios, con una pausa central. El número de sílabas se suma mitad más mitad, teniendo en cuenta los fenómenos que estudiamos a continuación. 1312.1. Diéresis. Se produce cuando se separan dos vocales que forman diptongo. La diéresis debe marcarse en el escrito con dos puntos sobre la vocales cerradas ï, ü. [Otros prefieren hacerlo sobre la vocal abierta ä, ë, ö]. A). /en.tre. las. vï.o.lé.tas. fuí. he.rí.do/ /del. ás.pid. que hóy. en.tre. los. lí.lios. mó.ra/ /i.guál. fuér.za. te.ní.as. sién.do Au.ró.ra/ /que. yá. co.mo. Sól. tié.nes. bién. na.cí.do/ AP 1. B). /cuan.do el. si.lén.cio. te.ní.a/ /tó.das. las. có.sas. del. sué.lo/ /y. co.ro.ná.da. del. yé.lo/ /rei.ná.ba. la. nó.che. frí.a/ /en. mé.dio. la. mo.nar.quí.a/ /de. ti.nié.bla. tán. crü. él/

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/ca.í.do. se. le há un. cla.vél/ /hóy. a. la Au.ró.ra. del. sé.no/ /qué. glo.rió.so. que es.tá el. hé.no/ /por.que há. ca.í.do. so.bre él/ AP 1.

1312.2. Hiato. En la pronunciación normal, la vocal final de una palabra se suele unir a la vocal inicial de la palabra siguiente. El hiato evita esta unión. No está marcado en lo escrito, por lo que su entonación separada deberá descubrirse por razones de medida, de ritmo, de acentuación y de pronunciación. A). /Al.mé.nas. tié.ne. de. ó.ro/ /pa.ré.des. de. plá.ta. fí.na/ /en.tre. al.mé.na. y al.mé.na/ /es.tá u.na. pié.dra. za.fí.ra/ /tán.to. re.lúm.bra. de. nó.che/ /co.mo el. Sól. al. me.dio.dí.a/ Ro.

1312.3. Sinalefa. Es la unión de la vocal o de las vocales finales e iniciales de dos o tres palabras consecutivas, pronunciándolas dentro de una misma sílaba fónica. La sinalefa siempre se acomoda a las necesidades métricas y para saber qué vocales forman parte de ella hay que atender a razones de medida, ritmo, acentuación y pronunciación. A). /cuan.do el. si.lén.cio. te.ní.a/ /tó.das. las. có.sas. del. sué.lo/ /y. co.ro.ná.da. del. yé.lo/ /rei.ná.ba. la. nó.che. frí.a/ /en. mé.dio. la. mo.nar.quí.a/ /de. ti.nié.bla. tán. crü. él/ /ca.í.do. se. le há un. cla.vél/ /hóy. a. la Au.ró.ra. del. sé.no/ /qué. glo.rió.so. que es.tá el. hé.no/ /por.que há. ca.í.do. so.bre él/ AP 1.

1312.4. Sinéresis. Se produce la sinéresis cuando una serie de dos vocales abiertas, que se hallan dentro de una palabra, se pronuncia en la misma sílaba fónica. Normalmente deberían pronunciarse en sílabas diferentes. A). /cuan.do a. me.dia.nó.che/sus. no.tas. a.rrán.que/ /y en. ar.pé.gios. áu.reos/gí.ma. Fi.lo.mé.la/ /y el. e.búr.neo. cís.ne/so.bre el. quié.to es.tán.que/ /co.mo. blán.ca. góndo.la/im.prí.ma. su es.té.la/ /la. mar.qué.sa a.lé.gre/lle.ga.rá al. bos.cá.je/ /bos.cá.je. que. cú.bre/la a.má.ble. glo.rié.ta/ /don.de hán. de es.tre.chár.la/los. brá.zos. de un. pá.je/ /que. sién.do. su. pá.je/se.rá. su. po.é.ta/ PP.

1312.5. Posición del acento final. El acento de la palabra puede ir en la última sílaba y se llama acento agudo u oxítono. Por extensión, a esa palabra se la denomina aguda u oxítona: avestruz, Miramamolín, laúd, dos… Cuando el acento va en la penúltima sílaba se le llama acento llano o paroxítono. Por extensión, a esa palabra la denominamos llana o paroxítona. En español, es la posición más frecuente del acento y tiene una gran importancia en la medida del verso, porque, para conseguir que todos los versos tengan la misma medida fónica, o sea, que todos resulten paroxítonos, a los versos que terminan con acento oxítono se les añade una sílaba más; y a los proparoxítonos se les resta una. Palabras paroxítonas son amable, extraordinario, escuderos, defiendan, enamorados, agonía…

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La palabra que lleva el acento en la antepenúltima sílaba se llama esdrújula o proparoxítona, y su acento es esdrújulo o proparoxítono: cántaro, góndola, estábamos, asómbranos… Hay otras pocas palabras que pueden llevar el acento en la sílaba anterior a la antepenúltima: apréndetelo, estudiándoselo… Son escasas y no tienen incidencia en el cómputo de las sílabas del verso. A estas palabras se las llama sobresdrújulas o superproparoxítonas. El acento será sobresdrújulo o superproparoxítono. El acento final del verso debe ocupar una posición fija. En el octosílabo, el eje acentual está en la sílaba número siete. En el endecasílabo, el eje está en la sílaba diez. Esta es la razón por la que a los versos oxítonos se les suma una sílaba fónica más, como si su última sílaba durase lo que dos; y que a los versos proparoxítonos se les reste una sílaba, que a efectos fónicos siempre es la que sigue a la sílaba final acentuada. Octosílabos: Oxítono:

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2

3

4

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[+1]

Paroxítono:

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Proparoxítono:

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[-1]

Oxítono:

1

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10 [+1]

Paroxítono:

1

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Proparoxítono:

1

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7

8

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10 11 [-1]

Endecasílabos:

131.3. Intensidad: El acento en la penúltima sílaba del verso o del hemistiquio. Como acabamos de indicar, el acento siempre va en la penúltima sílaba del verso; o del hemistiquio, si se trata de versos de doce o más sílabas. Este acento es el más importante del verso y de la estrofa, por lo que se denomina acento estrófico y marca el ritmo de intensidad de cada verso. Su frecuencia será mayor o menor según el número de sílabas del verso. Pero el ritmo de intensidad varía según que el acento estrófico vaya en sílaba par o impar. El acento estrófico en sílaba par tiene un ritmo de intensidad equivalente al yambo, [ver abajo 1323.2] y es más equilibrado y contundente que el ritmo del verso cuyo acento estrófico va en sílaba impar, equivalente al troqueo [ver abajo 1323.1], que marca una intensidad grande en su inicio, pero menos estable en su final. Normalmente, el ritmo yámbico se utiliza para expresar emociones más graves o reflexivas; por el contrario, el ritmo trocaico es más festivo o intrascendente. Aún quedan restos de la métrica latina en algunos ritmos de intensidad del verso español, que ha sustituido las sílabas larga y breve latinas por las tónicas y átonas del castellano. Los más utilizados son los siguientes. 1313.1. Troqueo. Ritmo bisílabo. La primera acentuada, la segunda inacentuada. A). Luz del alma, luz divina, /lúz.del.ál.ma.lúz.di.ví.na/

faro, antorcha, estrella, sol… /fá.roan.tór.chaes.tré.lla.sól.∅/

PC LI.

1313.2. Yambo. Ritmo bisílabo. La primera inacentuada, la segunda acentuada. A). Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día, /an.dú.voan.dú.voan.dú.vo/ /le.vió.la.lúz.del.dí.a/

le vio la tarde pálida, le vio la noche fría, /le.vió.la.tár.de.pá.li.da/ /le.vió.la.nó.che.frí.a/

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y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán.

Az.

/y.siém.preel.trón.co.deár.bol/ /a.cués.tas.dél.ti.tán.∅/

1313.3. Anapesto. Ritmo trisílabo. Dos sílabas inacentuadas y una acentuada. A). Del salón en el ángulo oscuro, /del.sa.lón.en.el.án.gu.loos.cú.ro/

de su dueño, tal vez olvidada,

/de.su.dué.ño.tal.véz.ol.vi.dá.da/

silenciosa y cubierta de polvo

/si.len.ció.say.cu.biér.ta.de.pól.vo/

veíase el arpa.

Ri.

1313.4. Anfíbraco. Ritmo trisílabo. Una sílaba acentuada, otra inacentuada, y otra acentuada. A). Adiós para siempre la fuente sonora,

/a.diós.pa.ra.siém.pre.la.fuén.te.so.nó.ra/

del parque dormido eterna cantora.

PC.

/del.pár.que.dor.mí.do.e.tér.na.can.tó.ra/

1313.5. Dáctilo. Ritmo trisílabo. Una sílaba acentuada y dos inacentuadas. A). Madre, yo al oro me humillo: /má.dre.yoal.ó.ro.mehu.mí.llo/

Él es mi amante y mi amado, /él.es.mia.mán.tey.mia.má.do/

PE.

131.4. Tono: Longitud del grupo fónico. Pausas interna y versal.

13.3. Versículo. Cada uno de los versos de un poema escrito sin rima ni metro fijo y determinado, en especial cuando el verso constituye unidad de sentido. 13.4. Estrofa. 134.1. Timbre: Disposición de la rima: continua, gemela, abrazada, encadenada, otras. 134.2. Cantidad: Número de versos. 134.3. Intensidad: Eje acentual: en sílaba par o impar. Acentos rítmicos, extrarrítmicos y antirrítmicos. 134.4. Tono: Encabalgamientos. Pausa estrófica.

13.5 Poema.

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1.4. Transformaciones por el añadido o la supresión de uno o varios sonidos. 14.1. Aféresis. Supresión de algún sonido al principio de un vocablo. A). Ora [ahora] la brisa süave Entre las flores susurra, Y de sus gratos aromas El ancho campo perfuma. Po. B). ¡Marañada [enmarañada] madeja este mundo de duelo y desventura! Po. C). Marchitaré la hermosura, Rugaré [arrugaré] la juventud, El alma que nació pura Renegará la virtud, Maldecirá de su hechura. DM.

14.2. Apócope. Supresión de algún sonido al fin de un vocablo. A). Una calle estrecha y alta, La calle del Ataúd: Cual si de negro crespón Lóbrego, eterno capuz [capucha] La vistiera, siempre oscura, Y de noche sin más luz Que la lámpara que alumbra Una imagen de Jesús. … ¡Una mujer! ¿Es acaso

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Blanca silfa [sílfide] solitaria, Que entre el rayo de la luna Tal vez misteriosa vaga? … Voy a morir: perdona si mi acento Vuela importuno a molestar tu oído: Él es, don Félix, el postrer [postrero] lamento De la mujer que tanto te ha querido. … Y en medio el delirio que embarga su mente, Y achaca él al vino que al fin le embriagó, la lámpara alcanza con mano insolente Del ara do [donde] alumbra la imagen de Dios … Si quier [quiera] de parte de Dios, Si quier [quiera] de parte del diablo, ¿Quién nos trajo aquí a los dos? Decidme, en fin, ¿quién sois vos? Y sepa yo con quien hablo. ES. B). »Tal vez en trono de celeste lumbre Su incomprensible majestad se asienta: De mundos mil la inmensa pesadumbre Con su mano tal vez rige y sustenta, Sempiterno, infinito, omnipotente, Invisible doquier, doquier presente [también síncopa de do(nde)quiera]. »Y allá en la gran Jerusalén divina Tal vez escucha en holocausto santo Del querub [querubín] que a sus pies la frente inclina, Voces que exhalan armonioso canto. … Nosotros, genios del mal, Aunque en nosotros no cre,[cree] Somos su Dios, condenado Nuestro influjo a obedecer. … Sobre una mesa de pintado pino

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Melancólica luz lanza un quinqué, Y un cuarto ni lujoso ni mezquino A su reflejo pálido se ve; Suenan las doce en el reló [reloj] vecino Y el libro cierra que anhelante lé [lee] Un hombre ya caduco, y cuenta atento Del cansado reloj el golpe lento. … El refrán dice, hijo Adán, Que Dios es omnipotente, Y el dinero es su teniente, Sin el din [dinero] no hay dan. DM.

14.3. Epéntesis. Figura de dicción que consiste en añadir algún sonido dentro de un vocablo. A). Tienes una boquirris tan chiquitirris, Yo me la comeriba [comería] Con tomatirris. DM.

Hay algunas epéntesis que están definitivamente aceptadas: silbidos [silbos], serpenteaba [serpeaba], continuo [contino], alrededor [alredor]. 14.4. Paragoge. Adición de algún sonido al fin de un vocablo. A). Tú me engendraste mortal Y hasta me distes [diste] un nombre. … Mas eso no: la natural figura Es menester cubrirla y darla ajena Forma bajo un sombrero de castor, Con guantes, fraque [frac] y botas por pudor.

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… Tienes una boquirris [boca] Tan chiquitirris, [chiquita] Yo me la comeriba Con tomatirris [tomate]. … Dueño mío, somos hijas toditas [todas] de un mismo padre, Y la mejor estan buena Como yo,y ¡gracias!… DM.

14.5. Prótesis. Figura que consiste en añadir algún sonido al principio de un vocablo. A). El arroyuelo a lo lejos Más acallado [callado] murmura, Y entre las ramas el aura Eco armonioso susurra. … Se cubre el monte de sombras Que las praderas anublan, [nublan] Y las estrellas apenas Con trémula luz alumbran. … Allá en la elevada torre Lánguida lámpara alumbra, Y en derredor [redor] negras sombras, Agitándose, circulan. Po. B). Empero [pero] un momento creyó que veía Un rostro que vagos recuerdos quizá Y alegres memorias confusas traía De tiempos mejores que pasaron ya. … Se acercaron despacio y la seca Calavera, mostrando temor,

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Con inmóvil, irónica mueca Inclinaron, formando enredor [redor]. ES. C). Arrecógete [recógete] y brinca. Mas, sin saber adónde [dónde], su camino. DM.

14.6. Síncopa. Figura de dicción que consiste en la supresión de uno o más sonidos dentro de un vocablo. A). Bien, don Félix, cuadra en vos Esa insolencia importuna [inoportuna]. … Las siente llegar: Pavoroso estrépito, Infalible présago [presagio] de la tempestad. … «Y si, lector, dijerdes [dijérades] ser comento, Como me lo contaron, te lo cuento». ES. B). Con rara, melancólica armonía, Que brotaba doquiera, [dondequiera] Y un eco en derredor lo repetía. … Y el más fuerte marido encuentra estítico, [estíptico] Y al más débil galán encuentra atlético. … Suspende el artesano su faena, cuidoso [cuidadoso] el mercader sus gentes llama, Puertas y tiendas ciérranse, añadiendo Nuevo rumor al general estruendo. … —El demonio me retienta, Compañero. —Críe usted pecho. —¡Tengo una sangre! —El despecho.

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—Y la indina [indigna(ción). También es apócope] que lo aumenta. … Llamó luego a la puerta y desfadada [desenfadada] Una moza le abrió toda escotada DM.

1.5. Usos anormales en la grafía de los sonidos. 15.1. Caligramas. Escrito, por lo general poético, cuya disposición tipográfica procura representar el contenido del poema.

LA PALOMA APUÑALADA Y EL SURTIDOR ladas

Ca

puña

Dulces figuras a

ros labios floridos

MIA

MAREYE

YETTE

LORIE

ANNIE

y tú

dónde

estáis

oh cha

MARIE

mu chas

PERO cerca de un surtidor llora

que y

esta paloma

reza se

extasía Ca.

15.2. Ortografía. Parte de la gramática, que enseña a escribir correctamente las letras y a distinguir el valor prosódico de las palabras. Alguna rara vez nos podemos encontrar un texto en el que no se respete este uso común. Cuando se trata de un escritor literario, como el del ejemplo, habrá que preguntarse por qué utiliza un recurso tan anómalo. En este caso parece que

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Cortázar pretende respetar la cultura lingüística del narrador, para dar mayor realismo al suceso. A). Ingrata sorpresa fue leer en “Ortográfiko” la notisia de aber fayesido en San Luis Potosí el Iº de marso último, el teniente koronel (asendido a koronel para retirarlo del serbisio), Adolfo Abila Sanhes. Sorpresa fue porke no teníamos notisia de ke se ayara en kama. Por lo demás, ya ase tiempo lo teníamos katalogado entre nuestros amigos los suisidas, i en una okasión se refirió “Renovigo” a siertos síntomas en él obserbados. Solamente ke Abila Sanhes no eskojió el rebólber komo el eskritor antiklerikal Giyermo Delora, ni la soga como el esperantista fransés Eujenio Lanti. Ra.

15.3. Puntuación. Uso en la escritura de los signos ortográficos necesarios para reconocer el sentido de las oraciones y de cada uno de sus miembros. Normalmente, el autor literario evita estos signos cuando quiere hacer una escritura muy fluida, próxima al lenguaje oral. A). … la Señora, al apearse del automóvil acompañada por la señorita Miriam, se topó con Azarías junto a la fuente y frunció el entrecejo y echó la cabeza hacia atrás, a ti no te conozco, ¿de quién eres tú?, preguntó, y la Régula, que andaba al quite, mi hermano es, Señora, acobardada, a ver, y la Señora, ¿de dónde lo sacaste? está descalzo, y la Régula, andaba en la Jara, ya ve, sesenta y un años y le han despedido, y la Señora, edad ya tiene para dejar de trabajar, ¿no estaría mejor recogido en un Centro Benéfico? SI.

2. MORFOSINTAXIS.

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2.1. Morfología. 21.1. Cómputo de frecuencia y valoración del uso. 211.1. Del adjetivo [palabra que califica o determina al sustantivo]. 211.2. Del adverbio [palabra invariable de la oración cuya función consiste en complementar la significación del verbo, de un adjetivo o de otro adverbio]. 211.3. Del sustantivo [palabra con que son designados los objetos físicos, psíquicos o ideales]. 211.4. Del verbo [palabra que funciona como núcleo de la oración].

21.2. Efectos basados en la forma y distribución de las palabras. 212.1. Por dislocación de palabras. 2121.1. Hipérbaton.

Figura de construcción que invierte notablemente y con intención el orden normal que en el discurso deben tener las palabras. A) A veces son marquesas íntimas de ambiciones, insaciables de joyas, relumbronas de trato: fracasadas de título, caballares de acciones, relinchan por llevar el mundo en el zapato. HA, 131.

2121.2. Histerología.

Figura de construcción que consiste en invertir el orden lógico de las ideas.

A) Con el favor y el desdén tenéis condición igual, quejándoos, si os tratan mal, burlándoos, si os quieren bien. An, 39.

212.2. Por eliminación de palabras.

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2122.1. Asíndeton.

Figura de construcción que consiste en omitir las conjunciones para dar viveza o energía al concepto general.

2122.2. Elipsis.

Figura de construcción que consiste en omitir en la oración una o más palabras, necesarias para la apropiada construcción gramatical, aunque no impide su entendimiento. A). Déjame ver el periódico. Allí debe decir. CP, 66.

2122.3. Reticencia.

Figura de construcción que consiste en dejar incompleta una frase, dando a entender el sentido de lo que no se dice.

212.3. Por repetición de palabras. 2123.1. Anáfora.

Figura de construcción que consiste en repetir palabras o conceptos al inicio de una frase o de una oración.

Anáfora de la palabra: A). Allí, en breves razones, se dieron cuenta de sus siseos; allí mostraron puesta en su punto la buena amistad de dos hermanos; allí abrazó el oidor a Zoraida; allí la ofreció su hacienda; allí hizo que la abrazase su hija; allí la cristiana hermosa y la mora hermosísima renovaron las lágrimas de todos. 1605 DQM.

B). Ese no ser sucesivo que es este ser verdadero; que nadie puede trocar, que nadie puede quitar, que nadie puede evitar. AP 2, 366.

Anáfora del concepto: A). —Maravillado estoy, Sancho, de la libertad de tu condición: yo imagino que eres hecho de mármol, o de duro bronce, en quien no cabe movimiento ni sentimiento alguno. Yo velo cuando tú duermes; yo lloro cuando cantas; yo me desmayo de ayuno cuando tú estás perezoso y desalentado de puro harto. De buenos criados es conllevar las penas de sus señores y sentir sus sentimientos, por el bien parecer siquiera. 1605 DQM.

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2123.2. Complexión.

Figura de construcción que consiste en empezar con un mismo vocablo y en acabar igualmente con uno mismo, diferente del otro, dos o más frases u oraciones. A). PEDRO. Cuando un injusto fallo me iba a despojar cuatro años ha de mis bienes, y a dejarnos sumidos en la miseria, ¿sabes quién fue el desconocido que obtuvo la revocación de la sentencia? Don Rodrigo. ISABEL. ¡Don Rodrigo! PEDRO. Cuando dos años ha, prisionero yo de los indignos satélites de don Sancho, iba a ser degollado de su orden, ¿sabes quién me libró, ya bajo el hacha del verdugo? Don Rodrigo. ISABEL. ¡Don Rodrigo! AT.

2123.3. Concatenación.

Figura de construcción que repite, al principio de dos o más cláusulas, la última palabra de la cláusula inmediatamente anterior, o el último pensamiento. Concatenación de la palabra: A). Y así como suele decirse: el gato al rato, el rato a la cuerda, la cuerda al palo, daba el arriero a Sancho, Sancho a la moza, la moza a él, el ventero a la moza y todos menudeaban con tante priesa, que no se daban punto de reposo; y fue lo bueno que al ventero se le apagó el candil, y, como quedaron ascuras, dábanse tan sin compasión todos a bulto, que a doquiera que ponían la mano no dejaban cosa sana. DQ.

B). Pasan vientos como pájaros, pájaros igual que flores, flores soles y lunas, lunas soles como yo. como almas, como cuerpos, cuerpos como la muerte y la resurrección; como dioses. AP 2, 368.

C) El ratero roba al ciudadano y le entrega parte del botín al policía y el policía roba al ciudadano y le entrega parte del botín al jefe y el jefe roba y comparte el botín con el presidente municipal, y el presidente municipal con el comisario ejidal y éste con el delegado del PRI y éste con el gobernador y el gobernador con el ministro y el ministro con el presidente. ¿Sabes? En México uno acaba dándose la mordida a uno mismo. El delirio. Carlos FUENTES: Cambio de piel.

Concatenación del concepto: A). … tan rey sería yo de mi estado como cada uno del suyo; y siéndolo, haría lo que quisiese; y haciendo lo que quisiese, haría mi gusto; y haciendo mi gusto, estaría contento; y en estando uno contento, no tiene más que desear; y no teniendo más que desear, acabóse, y el estado venga, y a Dios y veámonos, como dijo un ciego a otro. DQ.

B). Marcelo odiaba a los vascos y a los rojos, pero también a los fascistas, que no le parecían lo bastante fascistas, a los civiles, por ser inferiores a los militares, a la mayor parte de los militares, por falta de verdadero espíritu militar, a su padre, por reprocharle siempre que se hubiera quedado en sargento, y a sí mismo sobre todas las cosas, por no haber sido capaz de alcanzar el rango que le correspondía. AG.

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2123.4. Conduplicación.

Figura de construcción que repite, al principio de una frase u oración, la última palabra de la frase u oración inmediatamente anterior. A). Siempre —decía— llevamos una máscara, una máscara que nunca es la misma sino que cambia para cada uno de los papeles que tenemos asignados en la vida: la del profesor, la del amante, la del intelectual, la del marido engañado, la del héroe, la del hermano cariñoso. Pero ¿qué máscara nos ponemos o qué máscara nos queda cuando estamos en soledad, cuando creemos que nadie, nadie nos observa, nos controla, nos escucha, nos exige, nos suplica, nos intima, nos ataca? SHT.

2123.5. Conversión.

Figura de construcción que se realiza empleando una misma palabra al fin de dos o más frases u oraciones. A). El de Salcedo era un simulacro perfecto de presencia, un prodigio de budista de quietud: estaba y al mismo tiempo no estaba, era un desertor íntimo que escapaba inadvertidamente del cuartel por la trampilla de su ensimismamiento, sin necesidad de escaquearse ni de emborracharse o ponerse ciego de canutos, como decían los más golfos, simplemente ordenando las cuartillas con membrete y los calcos en la máquina antes de escribir un oficio, o dedicando algo más de un minuto a sacarle punta a un lápiz. Encaraba las sinrazones, las barbaridades y los abusos del ejército con una mezcla de incrédulo asombro y resignación, y del mismo modo que había logrado reducir sus gestos y sus movimientos al mínimo imprescindible para cumplir sus tareas y fingir la presencia que reglamentariamente le correspondía, también había logrado economizar hasta el límite los recursos verbales con los que explicaba sus reacciones al espectáculo de la vida militar. Se encogía de hombros, fruncía los labios, movía tristemente la cabeza y declaraba: —Te cagas. Aquello era un manifiesto lacónico, una declaración de principios, un reconocimiento de derrota, una interjección al mismo tiempo de protesta y de fatalismo, de indiferencia y de horror. Entraba en la oficina con tumulto mular el sargento Valdés, buscaba algo, nos desordenaba todos los papeles, tiraba al suelo la copia de un escrito oficial y la pisaba con una bota sucia de barro, nos amenazaba con meternos quince días de prevención o con hacer de nosotros carne de garita si no le encontrábamos lo que buscaba, Matías se desvivía sonriendo y fingiendo actividad y repitiendo sí, mi sargento, a la orden mi sargento, y resultaba entonces que el papel aparecía inopinadamente o que el sargento lo había llevado desde el principio en un bolsillo de la guerrera, así que bufaba un poco apretando los dientes, se marchaba y cerraba de un portazo, y cuando nos quedábamos solos en la oficina y a Matías aún le duraba en la cara la sonrisa de servicialidad era Salcedo quien nos ofrecía un juicio definitivo sobre la invasión: —Te cagas. AG.

B). Fieles o no fieles a mí, son granadinos, madre; son musulmanes, madre. MC.

2123.6. Epanadiplosis.

Figura de construcción que consiste en repetir al fin de una frase, o de un verso, el mismo vocablo con que empieza. A). Fuera menos penado si no fuera nardo tu tez para mi vista, nardo, cardo tu piel para mi tacto, cardo,

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tuera tu voz para mi oído, tuera.

Tuera es tu voz para mi oído, tuera, y ardo en tu voz y en tu alrededor ardo, y tardo a arder lo que a ofrecerte tardo miera, mi voz para la tuya, miera.

Zarza es tu mano si la tiento, zarza, ola tu cuerpo si lo alcanzo, ola, cerca una vez, pero un millar no cerca.

Garza es mi pena, esbelta y triste garza, sola como un suspiro y un ay, sola, terca en su error y en su desgracia terca. AP 3

2123.7. Polisíndeton.

Figura de construcción que consiste en emplear repetidamente las conjunciones para dar fuerza a los componentes del concepto. A). Se calló la niña… Tejió una corona de myrthos y rosas y lirios y palmas, y ciñó su frente y adornó sus pechos y adornó su vientre y adornó sus piernas y adornó su espalda… AP 2.

2123.8. Quiasmo.

Figura de construcción que presenta de forma inmediata y en orden inverso los miembros de dos secuencias. Hay tres tipos de quiasmo.

De palabras cruzadas sin variación de función: A). Mientras nos alejábamos, oíamos ya las trompetas y los tambores del refuerzo, y los tambores y las trompetas con que los recibían los sitiados. MC.

De palabras cruzadas con variación de función: A). ¡Ay de mí, Teodoro ingrato, que luego que su grandeza te toca al arma, me olvidas! Cuando te quiere me dejas, cuando te deja me quieres.

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¿Quién ha de tener paciencia? PH.

B). … tú y él se esconden en la cabaña, escuchan el paso del viento sobre los tejados, se abrazan, fingen el temor que los acerque, se entregan a los besos largos, besos de horas, horas de besos, largas, imprevistas, siempre llenas de sorpresas …

CP, 78.

De oraciones cruzadas: A). si no te quiero te enfadas, y enójaste si te quiero; escríbesme si me olvido, y si me acuerdo te ofendo; pretendes que yo te entienda, y si te entiendo soy necio. PH. B). Lisi, estáme diciendo la memoria que, pues tu gloria la padezco infierno, que llame al padecer tormentos, gloria. PE.

2123.9. Reduplicación.

Figura de construcción que consiste en repetir consecutivamente un mismo vocablo en una frase. A). «Ya se ha terminado», dijo el inspector, apoyándole en el hombro una mano que le transmitía un sentimiento muy poderoso de fortaleza y ternura, «te prometo que ya no tendrás que verlo nunca nunca más». Pl.

B)

La valkiria Lya, detrás de él, gritó, gritó, gritó, se mordió las manos y gritó con una palidez harinosa en el rostro. Carlos FUENTES: Cambio de piel.

212.4. Por suma de palabras. 2124.1. Epíteto.

Adjetivo o participio que realza una característica esencial del nombre a que se refiere. A). Lo cual visto por don Quijote, dejó las blandas plumas, y, no nada perezoso, se vistió su acamuzado [gamuzado] vestido y se calzó sus botas de camino, por encubrir la desgracia de sus medias; arrojóse encima su mantón de escarlata y púsose en la cabeza una montera de terciopelo verde, guarnecida de pasamanos de plata; colgó el tahelí de sus hombros con su buena y tajadora espada, asió un gran rosario que consigo contino traía, y con gran prosopopeya y contoneo salió a la antesala, donde el duque y la duquesa estaban ya vestidos y como esperándole. DQ.

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A veces, el epíteto sólo pretende caracterizar al sustantivo al que acompaña: B). … las calles empapadas de alcohol espeso y repugnante mezclado con la sangre, los costales de grano rasgados a espadazos y vaciados en los umbrales, el cazabe y el tocino en los hocicos de los perros rápidos y silenciosos … CP, 16.

2124.2. Pleonasmo.

Figura de construcción que reitera en la oración uno o más vocablos innecesarios para el cabal sentido de ella, pero con los cuales se da gracia o vigor a la expresión. A). —¡Idiota! —te llevaste una mano a la axila y mostraste la sangre, embarrada en los dedos, a Javier—. ¡Me hiciste cortarme! Dame un poco de agua de colonia. CP, 62.

B). « … pero se lo juro que no intervine en el asesinato de muerte», dijo ayer el albañil Ubillado Carranza. CP, 105.

C). Me aferré a Chiara, como si quisiera vivir uterinamente dentro de ella. Te, 254.

2124.3. Sinonimia.

Figura de construcción que consiste en usar intencionadamente voces de significación semejante, para amplificar o reforzar la expresión de un concepto. A). Quedó pasmado don Quijote, absorto Sancho, suspenso el primo, atónito el paje, abobado el del rebuzno, confuso el ventero, y, finalmente, espantados todos los que oyeron las razones del titerero. DQ.

B). Todo lo que significa golondrinas, ascensión, claridad, anchura, aire, decidido espacio, sol, horizonte aleteante, sepultado en un rincón. CRA.

21.3. Usos anormales. 213.1. Impersonal intencionado. 2131.1. Impersonal de segunda persona.

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2131.2. Impersonal de tercera persona.

Uso de la tercera persona verbal por la primera, para producir una sensación de mensaje independiente y objetivo. A). En muy poco tiempo se licenciaría el reemplazo anterior al nuestro, y Salcedo, que pertenecía a él, abandonaba particularmente su circunspección para mirarnos con cierta sorna a Pepe Rifón y a mí y repetirnos las bromas de los veteranos, usando la tercera persona, según el privilegio hereditario de los abuelos: —Conejos —nos decía con seriedad—: El bisa que suscribe tiene el honor de comunicaros que aquí os vais a quedar, en el Regimiento de Cazadores de Montaña Sifilia 67, a hacerle compañía al monolito, al Urumea, al Chusqui y al brigada Peláez, a quien Dios guarde muchos años. A mí me jodería… AG.

213.2. Laísmo. Empleo de las formas la y las del pronombre ella para el dativo. En la expresión de determinadas zonas del centro de España, el laísmo es muy frecuente: A). Chucherías que la han dado las madres … La hablaré de todos sus maridos … Ya se la puso en la cabeza el ser ella monja también … En esa inteligencia puedo asegurarla que no tendrá motivos de arrepentirse. SN.

Un comentario aparte merecen las siguientes citas laístas: La hace sentar inmediata a él. A ella la toca responder.

Son dos ejemplos de verbos que no forman perífrasis, sino que unos son el núcleo, hace y toca, y otros funcionan como objeto directo, sentar y responder. Por tanto el pronombre la funciona como objeto indirecto, porque no depende de las formas en infinitivo, sino de las formas personales hace y toca, que ya tienen su objeto directo en los infinitivos respectivos. Un caso equívoco puede ser Me llama para que la defienda, la libre, la cumpla una obligación

SN,

porque no queda claro si una obligación, que es el objeto directo de cumpla, también lo es de defienda y de libre. Si es así, los tres la serían no etimológicos o laístas. 213.3. Leísmo.

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Empleo de la forma le o les para el acusativo masculino singular o plural cuando el pronombre no se refiere a personas, o para el acusativo femenino singular o plural. El leísmo está también completamente extendido en el uso de ambas Castillas. En la obra de Moratín que nos sirve de referencia, solo una vez, la criada Rita utiliza un lo etimológico cuando está buscando el papel que don Carlos les arrojó a la ventana y dice: Yo no lo encuentro, señorita. SN.

Paquita le responde: Le tendrán ellos … No le busques. Ellos le tienen. SN.

Otras citas pueden ser: Vuelve a atar el pañuelo y se le da a Rita … Muy pocas le consiguen. SN.

213.4. Loísmo. Empleo de las formas lo y los del pronombre él en función de dativo. En El sí de las niñas hay un único caso de loísmo y se produce por la misma confusión perifrástica que hemos comentado antes. En Los hace levantar SN,

levantar funciona como objeto directo de hace, por lo que el sentido de la frase sería hace a ellos (les) que se levanten. Un autor nada loísta, por su origen andaluz, como Muñoz Molina, ofrece un ejemplo como el siguiente: El brillo dorado de unas estrellas de oficial en una bocamanga ya lo sumía en el nerviosismo, lo hacía tragar saliva, estirar el cuello, rascarse el mentón con sus flacos dedos amarillos. AG.

21.4. Usos específicos. 214.1. Abstracto. Designación de las cualidades de los seres. 214.2. Concreto.

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Designación de seres reales. 214.3. Culto. Expresiones que no han pasado por las transformaciones normales en su lengua. 214.4. Patrimonial. Expresiones que han evolucionado según las leyes de su lengua. 214.5. Neológico. Vocablo, acepción o giro nuevo en una lengua. El neologismo tiene un uso variable en el tiempo, aunque no muy extenso, porque se utiliza para denominar a un nuevo concepto que se introduce en la lengua común. Si ese concepto se integra definitivamente en el consumo social, la palabra extranjera que lo denomina puede aceptarse tal cual (jersey) o sufrir una acomodación fonética (casete). En ese punto el neologismo pasa a ser un término prestado. A). Es más alta que la otra, él no le saca mucho más de una cabeza, y las tetas le abultan bajo la camisa, lleva una camisa y un suéter [del inglés sweater] abierto y no un chándal [del francés chandail] rosa, le abultan aunque no mucho, apenas están empezando a salirle, por algo dice él siempre que ahora a las tías les salen las tetas antes que los dientes. Pl.

En alguna ocasión, el neologismo ha sido ya adaptado, pero el autor no lo recoge. B). … Susana adelantaba la cara sobre el volante para orientarse entre ellos, buscando mientras tanto una emisora en la radio, y luego una cinta de música en la guantera, donde había un desorden de documentos, cintas sueltas, cassettes [casetes] vacías y gamuzas usadas de limpiar los cristales. … Encajó por fin una cinta en el radiocassette … Pl.

En otras ocasiones, el neologismo resulta obligado por la carencia de su equivalente en español. C). … con pulcritud meticulosa, la misma con la que guardó en una bolsa de viaje varias mudas de ropa, algunos libros, un walkman, cintas de música, cuadernos, lápices, unos binoculares, una cámara Polaroid, el modelo más rápido y manejable, cabía en el hueco de una mano y se la podía disparar sin que se diera cuenta nadie. Pl.

También se da el caso de que el neologismo tiene su equivalente en español, pero el uso común prefiere el neologismo.

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D). Podrían encontrarse en un barrio periférico de Bilbao, o de cualquier otra ciudad, con muros de ladrillo sucio y ropa tendida en pequeñas terrazas, garajes y aceras rotas, bares de claridad grasienta, garabatos de spray [aerosol]. Pl.

E). En lugar de comer en el Monterrey me compro un sándwich [emparedado] y una lata de cocacola y me voy a un parque, si no llueve… Pl.

214.6. Arcaico. Palabra cuya forma o significado, o ambos a la vez, resultan anticuados en relación con un momento determinado. A). Ésa es otra palabra que el padre no dice, cerdo, dice siempre marrano, dice es menester en vez de hace falta y botica en lugar de farmacia, y al coñac le llama la coñá, el muy bestia… Pl.

214.7. Prestado. Expresiones que una lengua toma de otra con una mínima adaptación fonética o ninguna. En la ciudad francesa de Cognac se produce un tipo de bebida alcohólica, de la que se ha tomado ejemplo para producirla en nuestro país. A). El camarero trajo la copa de coñac y Ferreras bebió la mitad de un trago. En el aire quedó un olor crudo a alcohol. Pl.

Los nombres propios extranjeros no suelen acomodarse a la pronunciación española. A ellos hay que añadir otros que no se modifican por razones de esnobismo [snob], de rechazo social, o simplemente imitativas. B). Me gustaba beber y en los últimos cursos de la universidad me había habituado al hachís, pero jamás acababa de abandonarme a aquella inconsciencia temeraria que tanto se celebraba entonces, a aquellas tentativas de desarreglo sistemático de todos los sentidos que pregonaban rimbaudianamente los músicos de rock y los gurús de las revistas más modernas, en las que se difundía una acracia oscurantista y agresiva, un underground mugriento, una cultura o contracultura de la embriaguez y de lo monstruoso. AG.

La rápida evolución de estos neologismos hacia otras palabras o sinónimos que se conforman mejor con el uso del español, hace que determinados textos nos parezcan anticuados a pesar de su reciente aparición. C).

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Nos tiramos en el suelo incomodísimos; Gabriela se arrastró hasta una mesita de veinte centímetros de alto para servir un café en unas tacitas de cerámica sin asas. Mientras me quemaba los dedos pensé que sin media docena de whiskies [whiskis] me sería imposible alcanzar en aquella frigidaire [nevera] la temperatura adecuada para volver a acostarme con Gabriela. Ya me había resignado a mi suerte cuando aparecieron sus amigos. Al acercarse advertí que uno de ellos era mujer, aunque también vestía blue—jeans [vaqueros]. SHT.

214.8 Adaptado. Expresiones que una lengua toma de otra, adaptándola a su fonética. Del sustantivo inglés speed, pronunciado a la española como espid, ‘rapidez, velocidad, prisa’, encontramos el adjetivo espídico, ‘rápido, veloz, apresurado’. A). El inspector movió la cabeza, señalando su taza de café. Ferreras se fijó en las tres botellas vacías de cocacola que había sobre la mesa. —¿Solo bebe café y cocacola? Así tiene esa cara de no dormir nunca. —Usted tampoco parece haber dormido mucho. —Pero yo es que estoy volado, voy siempre espídico, como si me hubiera puesto algo. Pl.

214.9. Técnico. Expresiones empleadas exclusivamente, y con sentido distinto del vulgar, en el lenguaje propio de un arte, ciencia, oficio, etc. 214.10. Vulgar. Usual, a diferencia del técnico y del literario. A). La verdadera moda del verano ha sido «lo que es». Y me temo que sea la moda del otoño. Y, si Dios no lo remedia, la del invierno. Lo dicen los locutores de los informativos, lo repiten los señores a los que hacen una entrevista por la radio. Las marías y los pepes lo han hecho suyo con tal ardor que aquello de «a nivel» del comienzo de la transición era Lázaro Carreter puro de oliva comparado con esto. Aquel grito de guerra famoso de las marías al borde de la playa ha sido modificado. Las madres ya no dicen: —Vanesa, sarte del lagua, que te va a dá argo… No, ahora dicen: —Vanesa, sarte de lo que es el agua, que te va a dá lo que es argo… … El español, que se quedó sin el pronombre «cuyo», se va a quedar ahora sin preposiciones. «Dentro del armario» es ya «en lo que es el armario». «A Córdoba» es ya «a lo que es Córdoba». Se va a quedar también sin el adjetivo «mismo». «Déjalo en su mismo sitio» es «déjalo en lo que es su sitio». «Darle en la misma boca» es «darle en lo que es la boca». Bueno, pues ahí, en la misma boca (vamos, en lo que es la boca) habría que empezar a dar sopapos a todos los que repiten como loritos este verdadero sida que le ha entrado a la lengua española sin que nadie tome medidas contra la espantosa epidemia. Yo creo que es algo… Re.

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B). Un trago, un pelotazo, menos de un minuto, nadie se entera, y si se enteran qué, bastante trabaja uno para que se forren otros. Pl.

C). Dice wáter siempre, nunca cuarto de baño, los dineros en vez del dinero, y los huesos de la boca en vez de dientes, y dice hacer de cuerpo y regoldar y paéres en vez de paredes, qué bestia, parece que se hubiera criado en un cortijo, en una cueva de la sierra. Pl.

21.5. Uso y frecuencia de morfemas. 215.1. Aumentativos. Dícese del sufijo que aumenta la magnitud del significado del vocablo al que se une, así, —ón en narigón o —azo en portazo. Pueden sumarse dos seguidos: cajonazo; y cambiar el género femenino del positivo correspondiente: cabezón (de cabeza). Sus valores son muy diversos: A). Como comprenderás, una reacción química no se suple con unos brochazos de aceite de linaza: los colores de la falsificación serán siempre más planos. Te, 248.

215.2. Diminutivos. Dícese del sufijo que disminuye la magnitud del significado del vocablo al que se une: — illa, en estatuilla; o que, sin aminorarlo, presenta al objeto con intenciones emotivas muy diversas por parte del hablante: Están haciéndose ojitos; ¡Qué llamaditas más intempestivas!; Haz el favor de echarle una miradilla a mi coche. Puede cambiar el género del positivo del que se deriva: cuartilla, de cuarto; botellín, de botella. A). Tardé en discernir el bigotito que le delineaba el bozo, como un labio supernumerario, un bigotito más bien facistoide. Te, 137.

B). —¡Pero eso no es inconveniente! Giovanna y yo siempre encargamos algún disfraz de repueto, para poder elegir, ¿verdad, querida? —Sólo obtuvo un bufidito a modo de respuesta. Te, 137.

2.2. Sintaxis. 22.1. Análisis y cómputo de los estilos. 221.1. Nominal.

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Manera de expresarse en la que predominan las formas del nombre, en sus dos variantes de sustantivo y adjetivo. 221.2. Verbal. Manera de expresarse en la que predominan las formas verbales y el adyacente circunstancial en forma de adverbio.

22.2. Frecuencia y tipo de nexos oracionales. Según Hernández Alonso, En principio toda unidad de función dentro de una estructura de nexus es un sintagma … El sintagma por excelencia, según ya vio Saussure, es “la oración”, lo que nosotros venimos llamando “nexus”, que es un macrosintagma formado por un sintagma nominal y un sintagma verbal predicado, que lo determina. GFE.

La clasificación que Hernández hace de los sintagmas es variada. Esta complejidad y versatilidad le hace concluir: Sobre la explicación anterior se ha podido intuir las múltiples combinaciones que pueden darse de diversos tipos de sintagmas, de donde nace la gran riqueza de la estructura oracional … Una expansión puede sufrir otra serie de expansiones de diversos tipos y puede producirse una serie de expansiones en cadena. En un sintagma exocéntrico como el nexus ya hay varios sintagmas que pueden ser endocéntricos; pero dentro de éstos, a su vez, puede haber una expansión determinante prepositiva que forma otro exocéntrico, y dentro de éste…, así sucesivamente, y en teoría sin límites. GFE.

Unido a este concepto del sintagma está el de adyacencia. Entendemos que es adyacente aquel elemento funcional que incide sobre otro formando con él unidad de rango superior, y que aporta una función semántica especificativa de delimitación, concreción … Es, pues, un fenómeno estrictamente sintáctico con la correspondiente repercusión semántica. GFE.

Justo: nosotros debemos descubrir el fenómeno sintáctico y comentar exclusivamente su repercusión semántica, puesto que no se trata de realizar un análisis sintáctico del texto, sino un comentario de su valor significativo en cuanto comunicación. Este análisis somero de los diferentes tipos de expresión, tanto oral como escrita, debe centrarse en el valor connotativo que pueda añadir al mensaje. 222.1. Conectores.

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Aquellas palabras que establecen la relación entre dos oraciones que tienen la misma categoría gramatical. 222.2. Transpositores. Aquellas palabras que introducen una oración en la función de un sintagma nominal o en uno de sus componentes. 222.3. Relatores. Aquellas palabras que, además de transponer una oración en un sintagma, expresan una referencia a otro elemento del contexto.

22.3. Complejidad sintáctica. 223.1. Conectores textuales. 223.2. Hipotaxis [subordinación]. 223.3. Incisos. Lo que se intercala en una exposición para explicar algo indirectamente relacionado con el tema. Debe ir separado con guiones del resto del discurso. Cuando el inciso es extenso, suele perderse el hilo sintáctico principal. El lector tiene que releer para intentar seguir el pensamiento del escritor, pero a veces, ni aún así. Es preferible desarrollar en un párrafo independiente todo el inciso. A). Pero lo que clama al cielo es que al tiempo que he tenido que soportar las críticas y sermones más severos por tratar de recoger sobre el asunto, no solo una, sino todas las “verdades” en circulación —«¿Qué es eso de que en lo de Canal Plus y Sogecable no hay dolo?», me increpaba, recientemente, un conocido personaje público, comentando mis escritos, coincidentes, por otra parte, con los de García Añoveros, uno de los hombres de Prisa, sobre los problemas judiciales de Polanco— tenga que escuchar este tipo de proclamas y fervorines en pro de mi alistamiento militar. Pues para nada, porque yo ya he hecho la “mili” y el numantino y belicoso cornetín de secta del «conmigo o contra mí», no van conmigo. VE.

223.4. Parataxis [coordinación].

22.4. Variaciones sintácticas. 224.1. Anacoluto. Inconsecuencia gramatical en el régimen, o en la construcción de una cláusula. Suele producirse con mayor frecuencia en el habla. Algunos autores reproducen a propósito en José María BERZOSA SÁNCHEZ.


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sus obras estas inconsecuencias, que deben valorarse más como recreaciones artísticas que como expresiones defectuosas o solecismos. A). A pocos días de haberle escrito, cata el coche de colleras y el mayoral Gasparet con sus medias azules, y la madre y el novio que vienen por ella; recogimos a toda prisa nuestros meriñaques, se atan los cofres, nos despedimos de aquellas buenas mujeres, y en dos latigazos llegamos antes de ayer a Alcalá. SN.

B). ¡Quitármela! (Paseándose inquieto) No… sea quien fuere, no me la quitará. Ni su madre ha de ser tan imprudente que se obstine en verificar ese matrimonio repugnándolo su hija…, mediando yo… ¡Sesenta años!… Precisamente será muy rico… ¡El dinero!… Maldito él sea, que tantos desórdenes origina. SN.

C). Pues dijo que esos italianos —por los dos hombres que estaban allí, hombres que señalaba con un gesto un poco cínico de su cara— eran todos iguales: todos eran ingenieros, abogados, comendadores. Pero en verdad eran unos malandrines, que había que andar con escopeta. SHT.

A veces el autor utiliza el anacoluto con intención irónica: D). Ella es verdad que es vieja, pero fea PE.

224.2. Enálage. Mudar las partes de la oración o sus accidentes. A). juventud recobrada y perdida en el curso de un adulterio cuarentón AG.

Debería decir el adulterio de un cuarentón. B). —Debimos habernos ido a Veracruz directo —dijiste. —Pero es época de secas —dijo Franz. CP, 135.

Se usan los adjetivos subrayados por el adverbio directamente y el sustantivo sequía. En este otro ejemplo, ‘ir por la acera de la izquierda’ no se ajusta con la expresión lingüística utilizada: C).

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Camina del lado izquierdo de la acera, en vez de seguir el orden de los que llevan su dirección y parecen haber escogido el margen derecho; camina tropezando con las gentes que vienen en dirección contraria a la suya, aprovechando los encuentros para pedir perdón y mirarlos a la cara, tocar sus brazos, obligarlos, quizás, a mirarlo. CP, 46.

En el ejemplo siguiente, el verbo inicial, evocaba, exige una correlación temporal en los otros dos verbos usados. El poeta, llevado por la sensación de presente que le produce el recuerdo, rompe la coherencia gramatical de los tiempos verbales. D). Un rosa cándido por las nubes remotas evocaba mejillas relucientes donde un beso ha teñido purezas de magnolia mojada, ojos húmedos, frente salina y alba y un rubio pelo que en el ocaso ondea. SP.

224.3. Hipálage. Figura consistente en referir un complemento a una palabra distinta de aquella a la cual debería referirse lógicamente. A). … trajeron en barcazas y en carretas lentas la nueva piedra, rosada, de tezontle, y pusieron las bases nuevas, los nuevos cimientos del solar … CP, 48.

En este ejemplo, quienes se crujen son los espectadores y no el teatro: B). A María José siempre le queda el recurso mudo de insinuar una cadera y se cruje el anciano teatro Reina Victoria. De.

En estos otros ejemplos, los adjetivos sofocada y aterido son adyacentes de habitación y de gesto, cuando realmente se refieren siempre a la persona que está en la habitación o que realiza el gesto. C). —Pero por qué se molesta, padre —dijo el inspector, notando un principio injusto de irritación hacia el viejo, deseando no estar allí, en la habitación tan pequeña y sofocada de polvo, blindada de silencio como el interior de una cámara subterránea Pl.

D). Al volver, pisando silenciosamente las baldosas, se tapaba los pechos con los brazos cruzados, en un gesto aterido de pudor. Pl.

224.4. Régimen preposicional.

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Preposición que pide cada verbo, por ejemplo: el régimen del verbo ir es a: Fuimos a la excursión. El mayor problema que presenta el régimen preposicional es el llamado dequeísmo, y su opuesto el queísmo. Últimamente se observa una tendencia a hacer desaparecer las preposiciones que rige un determinado verbo: confío que … [confío en que]. Hay todo un proceso abierto de estudio y clasificación de los diferentes tipos y de su uso. 224.5. Silepsis. Tropo que consiste en usar a la vez una misma palabra en sentido recto y figurado: Lo puso más derecho que una vela. 224.6. Zeugma. Figura de construcción, que consiste en que cuando una palabra que tiene conexión con dos o más miembros del período, está expresa en uno de ellos, ha de sobrentenderse en los demás. A). El automóvil vuelve a arrancar, el disco Ø a rayar. CP, 49.

3. SEMÁNTICA.

3.1. Cambios semánticos o tropos. 31.1. Alegoría. Figura que consiste en utilizar un conjunto de imágenes relacionadas entre sí, de tal modo que prevalezca su doble significado: el real y el figurado. A). A los celos ¡Oh niebla del estado más sereno, furia infernal, serpiente mal nacida! ¡Oh ponzoñosa víbora, escondida de verde prado en oloroso seno!

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¡Oh entre el néctar de Amor mortal veneno que en vaso de cristal quitas la vida! ¡Oh espada sobre mí de un pelo asida, de la amorosa espuela duro freno! ¿Oh celo, del favor verdugo eterno!, vuélvete al lugar triste donde estabas, o al reino (si allá cabes) del espanto; mas no cabrás allá, que pues ha tanto que comes de ti mismo y no te acabas, mayor debes de ser que el mismo infierno. AP 1.

31.2. Imagen tradicional. Es la relación lógica entre las cualidades materiales o espirituales de dos conceptos, que se mencionan expresamente. A). Aquí dio un gran suspiro don Quijote y dijo: —Yo no podré afirmar si la dulce mi enemiga gusta, o no, de que el mundo sepa que yo la sirvo; solo sé decir, respondiendo a lo que con tanto comedimiento se me pide, que su nombre es Dulcinea; su patria, el Toboso, un lugar de la Mancha; su calidad, por lo menos, ha de ser de princesa, pues es reina y señora mía; su hermosura, sobrehumana, pues en ella se vienen a hacer verdaderos todos los imposibles y quiméricos atributos de belleza que los poetas dan a sus damas: que sus cabellos son oro, su frente campos elíseos, sus cejas arcos del cielo, sus ojos soles, sus mejillas rosas, sus labios corales, perlas sus dientes, alabastro su cuello, mármol su pecho, marfil sus manos, su blancura nieve, y las partes que a la vista humana encubrió la honestidad son tales, según yo pienso y entiendo, que solo la discreta consideración puede encarecerlas, y no compararlas. DQ. B). … imaginábamos despavoridos aquel acantilado y aquel himalaya de días y de meses delante de nosotros, aquel océano incierto de tiempo que nos había parecido tan tenebroso y sin orillas como el Atlántico a los navegantes antiguos. AG.

31.3. Imagen visionaria. Es la relación emotiva entre dos conceptos, que se mencionan. Se pierde la referencia lógica de la imagen tradicional.

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A). Para vivir, con un pedazo basta: en un rincón de carne cabe un hombre. HA, 149.

31.4. Metáfora. Figura semántica que consiste en sustituir el sentido recto de las voces por otro figurado, a través de una comparación tácita. Si en la imagen están presentes el uso recto y el figurado, en la metáfora desaparece el uso recto del vocablo y solo se menciona el figurado. En el ejemplo, la araña es una lámpara con varios brazos, que suelen adornarse con prismas de cristal. La luz, al atravesar el prisma, se descompone en los siete colores del iris, como sendos pájaros. A). Silencio de cal y mirto. Malvas en las hierbas finas. La monja borda alhelíes sobre una tela pajiza. Vuelan en la araña gris, siete pájaros del prisma. RG.

31.5. Metalepsis. Figura semántica que consiste en tomar el antecedente por el consiguiente, o al contrario. Por esta figura se traslada a veces el sentido, no de una sola palabra, como por la metonimia, sino de toda una oración. En el ejemplo siguiente, la relación sexual entre un hombre y una mujer se relaciona con lo que se dice en Génesis, 2, 21—24. A). En lugar de responder, me apreté aún más contra ella, para que pudiera notar mis costados incólumes, deseosos de donar una costilla. Te, 244.

En este otro, el comportamiento agresivo se justifica con la necesidad imperiosa: B). … el celibato más o menos sostenido en los últimos años me había impedido atender las leyes del cortejo … Te, 248.

31.6. Metonimia.

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Es una figura semántica que consiste en designar una cosa con el nombre de otra tomando el efecto por la causa o viceversa, el continente por el contenido, el signo por la cosa significada, el lugar por la cosa que procede de él, lo físico por lo moral, el instrumento por el ejecutor, el autor por sus obras, etc.: las canas, por la vejez; la copa, por el vino; el podio, por la victoria; el Jerez, por el vino; no tener corazón, por crueldad; la pluma, por el escritor; leer a Cervantes, por leer sus obras; etc. La metonimia es una contaminación del significado de otro concepto, por contigüidad. No debe confundirse con la sinécdoque. A). Él ve a cuatro macehuales que llegan a Tlaxcala sin bastimento, con la respuesta seca. CP, 11. B). El Huerto era ya un edén de anacronismo y de caspa [abandono], una reserva india de melenudos atónitos de risa floja y polvoriento [errabundo] hippismo AG.

31.7. Símbolo. Es la asociación de dos elementos: uno sensorial y otro intelectual o moral. El concepto, cuando necesita una representación perceptible por los sentidos, se materializa para motivar la sensibilidad de las personas: las lágrimas son símbolo de la pena o de la alegría; la bandera, de la patria; el ciprés, de la muerte; el burro, de la ignorancia; etc. A). La primera vez que pasé por ese país tuve la sensación de que era barrido totalmente cada mañana por las amas de casa (echando, por supuesto, la tierra a Italia). Y fue tan poderosa la impresión que repensé la mitología nacional. Las anécdotas son esencialmente verdaderas porque son inventadas, porque se las inventa pieza a pieza, para ajustarla exactamente a un individuo. Algo semejante sucede con los mitos nacionales, que son fabricados a propósito para describir el alma de un país, y así se me ocurrió en aquella circunstancia que la leyenda de Guillermo Tell describía con fidelidad el alma suiza: cuando el arquero le dio con la flecha en la manzana, seguramente en el medio exacto de la manzana, se perdieron la única oportunidad histórica de tener una gran tragedia nacional. ¿Qué puede esperarse de un país semejante? Una raza de relojeros, en el mejor de los casos. SHT.

31.8. Sinécdoque. Es una figura semántica que consiste en designar una cosa con elementos que le pertenecen o que se relacionan con ella de una manera lógica. Así, se pueden intercambiar la parte y el todo, la cabeza y el animal; el género y la especie, el pan y el alimento; el singular y el plural, el luchador y los que luchan; el nombre propio y el común, o antonomasia, Nerón y el hombre cruel; la materia y la forma, el acero y la espada; el número determinado y el indeterminado, mil veces y mu-

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chas veces; lo abstracto y lo concreto, la envidia y ser envidioso; etc. Se diferencia de la metonimia en que los elementos que se intercambian pertenecen al mismo concepto, sin superar los límites de su definición; mientras que en la metonimia, los elementos que se intercambian pertenecen a conceptos diferentes que se relacionan por contigüidad. A). Cortés les habla desde su caballo y da la orden de soltar un escopetazo contra los dignatarios. Los caciques caen con el algodón [vestido] manchado; la sangre se pierde en la pintura negra de los cuerpos y los trajes de los sacerdotes. CP, 15. B). Bajo sus abiertos cielos se yergue la alcazaba, en el centro de lo que hace mil [muchos] años fue un lago circular, cuyas riberas son hoy naturales murallas recamadas. MC.

31.9. Sinestesia. Es un tipo especial de imagen tradicional que consiste en unir un sustantivo con un adjetivo cuyo significado pertenece a un campo sensorial que no se corresponde con el del sustantivo: mirada verde, alma de oro, etc. No debe confundirse con la hipálage. A). Igual ahora que durante el invierno, cuando los aldeanos les traen el pescado, el vino resinoso, el queso de cabra y las aceitunas, cuando sopla gris y rasgado el viento y a veces una montaña de agua cae sobre la isla. CP, 78.

31.10. Visión. Se atribuyen cualidades emotivas, irreales, a un concepto que no se nombra y que se determina por connotaciones ilógicas. A). Espantapájaros Ya en mi alma pesaban de tal modo los muertos futuros que no podían andar ni un solo paso sin [que las piedras revelaran sus entrañas. ¿Qué gritan y defienden esos trajes retorcidos por las exhalaciones? Sangran ojos de mulos cruzados de escalofríos. SM.

3.2. Características del léxico.

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32.1. Administrativo. 32.2. Burocrático. 32.3. Científico. 32.4. Jergal. 32.5. Jurídico. 32.6. Literario. 32.7. Periodístico. 32.8. Publicitario. 32.9. Técnico.

3.3. Miscelánea. 33.1. Variaciones morfo—semánticas. Uso de palabras cuyo significado y significante no se corresponden según el uso común. A). El experto en su obra Nils Grinde ha señalado, por ejemplo, que el primer movimiento está «construido a partir de siete ideas temáticas diferentes, y aunque algunas de ellas están relacionadas motívicamente, existe también una gran cantidad de material contrastante … ». GM.

El traductor ha sufrido la influencia de dos palabras, emotivamente y motivadamente, que a su vez, desde el original traducido, le han llevado a este extraño motívicamente. B). ¿No le suena ninguna de esas caras? Fíjese bien. Muchos de ellos rondan cerca de los colegios. Alguno puede incluso haberla molestado a usted. Pl.

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El uso de la expresión coloquial sonar —en vez del verbo reconocer— que aquí aparece en un contexto de conversación formal, es indicio del deseo del locutor por equipararse afectivamente con su oyente. 33.2. Expresiones tópicas. Son frases estereotipadas o referencias comunes que utilizan los interlocutores, acomodándose al nivel del lenguaje que utilizan. A). —Qué vergüenza, no me toques ahí, estoy celulítica perdida. Te, 249. B). —¿Quién te ata? ¿Gabetti? Los hijos abandonan a los padres, tarde o temprano. Es ley de vida. Te, 254.

33.3. Tratamientos. 333.1. Tuteo. Dirigirse a una persona empleando el pronombre de segunda persona tu. Con su uso se borran todos los tratamientos de cortesía y de respeto, para potenciar los de confianza y afecto. A veces, el tuteo puede ser utilizado con valor despectivo. A). —Espero que no le pague así a los estafadores con los que trata. — Tutéame —me ordenó. Te, 135.

B). Recurrió al tuteo como forma de crueldad: —Perdona, pero eres un ingenuo. Te, 127.

C). —Nada. ¿Cómo se llama el hombre que acompaña a tu marido? Había recurrido al tuteo, que hasta entonces había descartado en mi trato con Giovanna Zanon, instado por esa urgencia patética de quien necesita captarse aliados, pero ella se lo tomó como un signo de claudicación o reblandecimiento. Te, 275.

333.2. Usteo.

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Uso del sustantivo personal de tercera del plural, ustedes, por el de segunda, vosotros. No se trata de un tratamiento de respeto, sino una forma añadida para marcar el paso del singular al plural. A). Ella retiró el brazo; lo cruzó sobre el pecho y mantuvo el otro caído, moviendo nerviosamente los dedos sobre el muslo y buscando caras y figuras reconocibles en las nubes y tú tomaste a Franz de la mano y lo llevaste hacia la atalaya de Xochicalco. Subieron y al escucharlos las cabras descendieron velozmente de las ruinas que por lo general habitan en paz. Sus patas sonaron como piedra sobre piedra y ustedes subieron despacio por el sendero y la ladera de abrojos … CP, 37.

333.3. Voseo. Hablar de vos a alguien, según sean los rangos sociales de cada interlocutor, ha pasado por diferentes interpretaciones. Como tratamiento de menosprecio: A). Finalmente, con una no vista arrogancia, llamaba de vos a sus iguales y a los mismos que le conocían DQ.

B). ¡Desdichadas de nosotras las dueñas; que aunque vengamos por línea recta, de varón en varón, del mismo Héctor el troyano, no dejarán de echarnos un vos nuestras señoras, si pensasen por ello ser reinas! DQ.

Como tratamiento de respeto: A). —Tío y sobrino, que andaban agarrafados por el protagonismo de la hazaña, como si el protagonista no fueseis vos, han vuelto a agarrafarse por el lema que cada uno ha escrito debajo del escudo. MC.

Como tratamiento de igualdad: A). —¿Y qué es eso? —dijo Talita que ahora comprendía ciertos escamoteos y un cajón con doble llave—. Vos me escondés tus lecturas, es la primera vez que ocurre desde que nos casamos. Ra.

3.4. Recursos lógico—lingüísticos. 34.1. Antítesis.

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Figura que consiste en contraponer una frase o una palabra a otra de contraria significación. A). Desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y animoso; no hallar fuera del bien centro y reposo, mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, enojado, valiente, fugitivo, satisfecho, ofendido, receloso; huir el rostro al claro desengaño, beber veneno por licor suave, olvidar el provecho, amar el daño; creer que un cielo en un infierno cabe, dar la vida y el alma a un desengaño, esto es amor: quien lo probó lo sabe. PL. B). La vieja diplomacia vaticana y la joven ancianidad del papa, que de pronto acepta a Darwin y a Castro, tienen grandeza máxima y nos permiten vivir uno de esos momentos históricos en que da gusto haber estado allí, aquí. De. C). Si en aquel entonces hubiera intuido que lo veía sano por última vez, si hubiera adivinado que veinticinco años después lo vería convertido en un sucio montón de huesos y vísceras en podredumbre, mirándome tristemente desde el fondo de unos ojos ya casi ajenos a este mundo, entonces habría tratado de comprender a aquel hombre áspero pero bueno, enérgico pero candoroso, violento pero puro. Pero siempre entendemos demasiado tarde a los seres que más cerca están de nosotros, y cuando empezamos a aprender este difícil oficio de vivir ya tenemos que morirnos, y sobre todo ya se han muerto aquellos en quienes más habría importado aplicar nuestra sabiduría. SHT.

Alguna vez, la antítesis se hace enfrentando dos bloques en conjunto: D).

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Estrofa 1 Cada vez más ausente.

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Estrofa 2 Cada vez más presente.

Como si un tren lejano

Como si un tren querido

te arrastrara más lejos.

recorriera mi pecho.

Como si un negro barco

Como si un tierno barco

negro.

tierno. CRA.

34.2. Atenuación. Figura que consiste en no expresar todo lo que se quiere dar a entender, aunque dejando clara la intención y el alcance de lo callado. Generalmente niega lo contrario de lo que se quiere afirmar. A). Alguna vez como con mis vecinos y amigos, y muchas veces los convido; son mis convites limpios y aseados, y no nada escasos; ni gusto de murmurar, ni consiento que delante de mí se murmure; no escudriño las vidas ajenas, ni soy lince de los hechos de los otros; oigo misa cada día; reparto de mis bienes con los pobres, sin hacer alarde de las buenas obras, por no dar entrada en mi corazón a la hipocresía y vanagloria, enemigos que blandamente se apoderan del corazón más recatado; procuro poner en paz los que sé que están desavenidos; soy devoto de nuestra Señora, y confío siempre en la misericordia infinita de Dios nuestro Señor. DQ. B). Tenía … unos senos bajo el suéter negro a los que ya no convenía el calificativo de adustos. Te, 21.

34.3. Catacresis. Tropo que consiste en dar a una palabra o a una expresión un sentido traslaticio para designar una cosa que carece de nombre especial: veo menos que un gato de yeso. A). Pelo fue aquí, en donde calavero; calva no solo limpia, sino hidalga; háseme vuelto la cabeza nalga: antes greguescos pide que sombrero. PE. B). —Aficionados —dictaminaba con desdén Juan Rojo—. Aprendices. Membrillos… AG.

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C). Por más que me exprimo el coco, no doy. CP, 149. D). Apareció un hombre de contitución endeble y rostro como de gárgola, muy atildadamente inepto; tuvo que agacharse al entrar en el gabinete para no tropezar con los cuernos en el dintel. Te, 136. E). Le acaricié la pelvis, apenas tapizada por la piel, y las caderas de repente copiosas, para demorarme en esas superficies trémulas y claudicantes donde se adormece la celulitis. Pistoleras o cartucheras, las llamamos en términos coloquiales, y Chiara estaba doblemente armada. Te, 248.

34.4. Circunlocución. Figura que consiste en expresar por medio de un rodeo de palabras algo que hubiera podido decirse con menos o con una sola, pero no tan bella, enérgica o hábilmente. A). En esto, ya comenzaban a gorjear en los árboles mil suertes de pintados pajarillos, y en sus diversos y alegres cantos parecía que daban la norabuena y saludaban a la fresca aurora, que ya por las puertas y balcones del Oriente iba descubriendo la hermosura de su rostro, sacudiendo de sus cabellos un número infinito de líquidas perlas, en cuyo suave licor bañándose las yerbas, parecía asimesmo que ellas brotaban y llovían blanco y menudo aljófar; los sauces destilaban maná sabroso, reíanse las fuentes, murmuraban los arroyos, alegrábanse las selvas y enriquecíanse los prados con su venida. DQ. B). Mientras la bronca, Curro, el puñalero, se secaba el sofoco entre barreras, explicándole a Gonzalito, su mozo de espadas. la razón de la sinrazón que su sino aqueja, y Gonzalito asentía a todo, poniendo cara de naipe. Curro había intentado un pase a ese cuarto toro, citándole desde donde darlo era imposible, y le salió el piélago del ignoto limbo. Pu. C). … para besarla en la confluencia de las clavículas, donde el hueso se repliega y deja una concavidad que se adapta como un estuche a los labios del que rinde pleitesía Te, 243.

34.5. Correlación. Correspondencia o relación recíproca entre dos o más cosas o series de cosas.

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A). Cada vez más presente. Como si un rayo raudo te trajera a mi pecho. Como un lento rayo lento. Cada vez más ausente. Como si un tren lejano recorriera mi cuerpo. Como si un negro barco negro. CRA.

34.6. Disfemismo. Modo de decir que consiste en nombrar una realidad con una expresión peyorativa o con intención de rebajarla de categoría. Se opone a eufemismo. A). No me canso de mirar a las mujeres. A los hombres también, pero menos. Será un tic contagiado de los colegas masculinos, que a todas horas me alertan sobre los culos que pasan o las espaldas que permanecen. A ellos siempre les han gustado las mujeres obvias, esos ejemplares que caminan con los cuartos traseros por delante como si fueran su tarjeta de presentación. Los hombres miran con ojos mirones, taladradores, miran con mirada anticipada, y si van por la calle y viene una mujer de frente, antes de rebasarla ya le han visto los cuartos traseros. Porque, reconózcanlo, se fijan mucho en los cuartos traseros. Les traiciona una vocación ancestral de tratantes de ganado. Una mujer empieza por el culo. El culo es como la garantía del poderío corporal, el código de barras, la fecha de caducidad y todo junto. RC. B). Cada uno de los soldados al llegar al establo será alimentado con sus propias canalladas, convertidas en excremento real (no metafórico). Sin ninguna clase de consideración ni acomodos. Nada de que al hijito del señor ministro se le permita comer pan duro en lugar de su correspondiente caca. No señor: o se hacen las cosas como es debido o no vale la pena que se haga nada. Que coma su mierda. Y más, todavía: que coma toda su mierda. Bueno fuera que admitiéramos que coma una cantidad simbólica. Nada de símbolos: cada uno ha de comer su exacta y total canallada. Es justo, se comprende: no se puede tratar a un infeliz que simplemente esperó con alegría la muerte de sus progenitores para recibir unos pesuchos en la misma forma que a uno de esos anabaptistas de Mineápolis que aspiran al cielo explotando negros en Guatemala. ¡No, señor! JUSTICIA Y MÁS JUSTICIA: A cada uno la mierda que le corresponda, o nada. No cuenten conmigo, al menos para trapisondas de ese género. SHT. C).

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Ya no se acuerda de cómo se llamaba aquel vecino, que murió hace muchos años, no como éstos, que van a durar siempre, porque ahora los viejos no se mueren ni a los cien años, pueden durar viente o treinta años cagándose y meándose encima, y cualquiera los mete a éstos en una residencia. El viejo lo está diciendo siempre, que él se muere en su casa y en su cama, pues nada, que se muera como le dé la gana, pero que no dé más por culo. Pl. D). Quise apartar el cogote de su vientre, en señal de protesta, pero Giovanna Zanon lo apretó aún más, clavándome los pedruscos de su corpiño. Te, 142.

34.7. Equívoco. Figura que consiste en emplear palabras que pueden entenderse o interpretarse en varios sentidos, o dar ocasión a juicios diversos. En el primer ejemplo, habla de los funcionarios congelados de frío y de sueldo. A). Estamos en plena involución social, política, nacional, y a la puerta del teatro había una mujer dormida en el suelo, una mendiga que pronto recogerá el CESID para sus experimentos con vistas al Nobel de Ciencias. Por San Jerónimo subía una manifestación de funcionarios congelados. Es la rentrée, o sea. De.

En el segundo, juega con dos referencias: una erótica y otra meteorológica. B). Por medio de mi portátil entré en Internet, en busca de documentación. En el web del tiempo correspondiente a España decía: «Como El Niño ha vuelto a calentarse, La Niña viene completamente húmeda». Cuando La Niña se humedece, Europa en general, y España en particular, padecen borrascas, temporales, aires fríos, truenos y relámpagos. Cuando La Niña se moja, España entera se moja. Pero ese fenómeno se produce, ya digo, si El Niño se calienta. y El Niño (o calentamiento del Pacífico, según leo en Internet) se ha calentado. MCh.

Un tercer ejemplo más, de carácter vulgar: C). —Imaginaria, tráeme un plato, que se me ha roto un huevo. —Imaginaria, ¿sabes de electricidad? Ven a ver si esto mío es corriente. AG.

34.8. Etopeya. Descripción del carácter, acciones y costumbres de una persona.

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A). Fue una comida ciertamente calamitosa. Taddeo Rosso se esforzaba por resultar ameno, un empeño estéril que Giovanna Zanon dificultaba, rectificando sus pretendidas ingeniosidades con pullas que dejaban al magnate escarmentado y a un punto de las lágrimas: intuí que su convivencia era irrespirable, pero ya se sabe que ciertas relaciones se afianzan con la escasez de oxígeno. Si algo envanecía a Taddeo Rosso y lo ayudaba a sobrellevar esas momentáneas postraciones que le infligía su esposa, era referirse al baile de máscaras que celebraría a la noche siguiente en su palacio, coincidiendo con la inauguración de los carnavales, un baile cuyos preparativos le ocupaban el resto del año y al que asistían las familias más heráldicas de los contornos, y también los magnates rivales. «Para rendirme pleitesía», añadió con una pomposidad que quedaba incongruente en un hombre que vivía de hinojos, maritalmente de hinojos. Te, 139.

34.9. Eufemismo. Discreta manifestación de ideas cuya franca expresión sería dura o malsonante. A). —¡Justicia, señor gobernador, justicia, y si no la hallo en la tierra, la iré a buscar al cielo! Señor gobernador de mi ánima, este mal hombre me ha cogido en la mitad dese campo, y se ha aprovechado de mi cuerpo como si fuera trapo mal lavado, y, ¡desdichada de mí!, me ha llevado lo que yo tenía guardado más de veinte y tres años ha, defendiéndolo de moros y cristianos de naturales y estranjeros, y yo, siempre dura como un alcornoque, conservándome entera como la salamanquesa en el fuego, o como la lana entre las zarzas, para que este hombre llegase ahora con sus manos limpias a manosearme. DQ. B). Otro acontecimiento me condujo, más de tres años después, sobre la gran pista y pude, por fin, entrar en el reducto de los ciegos. De esos hombres que la sociedad denomina No Videntes: en parte por sensiblería popular; pero también, con casi seguridad, por ese temor que induce a muchas sectas religiosas a no nombrar nunca la Divinidad en forma directa. SHT. C). Daban miedo las palabras, y para eludirlo se buscaban otras, pero enseguida el miedo volvía a inocularse en ellas, y había que abandonarlas otra vez, sustituyéndolas por otras, por palabras no usadas con las que pudieran comerciar más fácilmente la cobardía o la mentira, la coacción, el disimulo. En el norte, a las matanzas de los pistoleros personas dignas de todo respeto les llamaban lucha armada, y al terrorismo, abstractamente, violencia, y un disparo en la cabeza de alguien era una acción. De un modo parecido, su mujer no estaba internada en un manicomio, y ni siquiera en un sanatorio, sino en una residencia Pl.

34.10. Gradación.

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Figura que consiste en juntar en el discurso palabras o frases que, con respecto a su significación, vayan como ascendiendo o descendiendo por grados, de modo que cada una de ellas exprese algo más o menos que la anterior. A). ¡Mandar, hija mía!… En estas materias tan delicadas los padres que tienen juicio no mandan. Insinúan, proponen, aconsejan; eso sí, todo eso sí; ¡pero mandar! SN. B). Y no es ningún catedrático, ni bachiller, ni nada de eso, sino un cualquiera, como quien dice, un hombre de capa y espada, con un empleíllo infeliz en el ramo del viento, que apenas le da para comer SN. C). El viento gimió fuera, se retorció, se enredaba en sí mismo, trepó, se derrumbó, serpeó, erigió altas torres vanas, expolió los retoños, ignoró el olor de las jaras y de los romeros y, olvidado de todo, balanceó la tierra. MC.

34.11. Hipérbole. Figura que consiste en aumentar o disminuir excesivamente aquello de que se habla. A). La cocina tenía una trepidación de fábrica y una oscuridad de fragua de Vulcano en la que se fraguaba la montañosa cuantía de los alimentos consumidos a diario en el cuartel. La cocina era un reino de fogones de gas y de marmitas inmensas en las que borboteaban guisos de judías con chorizo y garbanzos con callos y mares de pochascao caliente y espeso como lava. Del camión de la panadería se derramaban a primera hora de la mañana aludes de bollos y en el almacén se erigían cordilleras de sacos de patatas, de judías y lentejas, torreones y muros de latas de piña, de leche condensada y de melocotón en almíbar. En las cámaras frigoríficas había una avenida de cuartos traseros de vacas argentinas colgadas del techo y montañas de cajas de cartón que resultaban contener millares de conejos sacrificados y congelados en la República Popular China veinte años atrás, y convertidos ahora cada noche en una cena perpetua de conejo con tomate, de conejo reseco con sabor a momia china. AG. B). Me duelen los huesos del tedio, Elizabeth. CP, 57.

34.12. Ironía. Figura retórica que consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice. Normalmente, con la ironía se pretende un juego más amable que agresivo: es una burla fina y disimulada, que no pretende ridiculizar a quien la sufre. José María BERZOSA SÁNCHEZ.


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A). Y volviéndose al ama, le dijo: —Bien puede la señora ama no rezar más la oración de Santa Apolonia; que yo sé que es determinación precisa de las esferas que el señor don Quijote vuelva a ejecutar sus altos y nuevos pensamientos, y yo encargaría mucho mi conciencia si no intimase y persuadiese a este caballero que no tenga más tiempo encogida y detenida la fuerza de su valeroso brazo y la bondad de su ánimo valentísimo, porque defrauda con su tardanza el derecho de los tuertos, el amparo de los huérfanos, la honra de las doncellas, el favor de las viudas y el arrimo de las casadas, y otras cosas de este jaez, que tocan, atañen, dependen y son anejas a la orden de la caballería andante. DQ.

Cuando la ironía se utiliza para zaherir o motejar, entra en el ámbito de la sátira, que suele utilizarse para censurar o ridiculizar a personas o cosas. B). A UN TRATADO IMPRESO QUE UN HABLADOR ESPELUZNADO DE PROSA HIZO EN CULTO

1

Leí los rudimentos de la aurora, los esplendores lánguidos del día, la pira y el construye y ascendía, y lo purpurizante de la hora; el múrice, y el tirio, y el colora,

2

el sol cadáver, cuya luz yacía, y los borrones de la sombra fría, corusca luna en ascua que el sol dora;

3

la piel del cielo cóncavo arrollada, el trémulo palor de enferma estrella,

4

la fuente de cristal bien razonada. Y todo fue un entierro de doncella, dotrina muerta, letra no tocada, luces y flores, grita y zacapella.PE.

1

5

espeluznado, ‘descompuesto, desordenado’.

múrice, ‘color de púrpura’; tirio, en sentido figurado, ‘la doctrina’; el colora, anacoluto por los colora, nominativo plural latino, o los colores.

2

3

corusca, ‘brillante, resplandeciente’.

4

palor, ‘palidez, blancura’.

5

zacapella, ‘riña o contienda, con ruido y bulla’.

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C). Dejé de ver a Iglesias cuando empezó la guerra de España, pues, como muchos otros, fue a pelear bajo la bandera de la Federación Anarquista Ibérica. En 1938 se refugió en Francia, donde seguramente tuvo oportunidad de apreciar los fraternales sentimientos de los ciudadanos de ese país y las ventajas de la Vecindad y del Conocimiento sobre la Lejanía y la Ignorancia Mutua. SHT. D). —Adiós, pandilla de subnormales, que os folle vuestra putísima madre —se despidió Tedeschi, agitando bucólicamente su mano derecha, gesto que reprodujeron los turistas, agradecidos por tanta hospitalidad Te, 117.

Cuando la ironía llega a ser cruel y ofensiva para las personas o las cosas, se produce el sarcasmo, que es una burla sangrienta contra quien no puede defenderse de ella. E). Había buscado en la guantera, en el suelo, en el portaequipajes, alguna cosa que perteneciera a Susana. «Como eres policía esas comprobaciones las harás mejor que otros adúlteros», le había dicho ella, con una capacidad de amargura y sarcasmo que al inspector le sorprendió y le hirió, porque no estaba acostumbrado a notarla agresiva. Pl. F). Lástima que al cabo, con las llamas por las rodillas —lo quemaron piadosamente despacio, para darle tiempo al arrepentimiento— se descompusiera un poco, terminando el suplicio entre atroces alaridos. Pero, salvo San Lorenzo, que se sepa, en la parrilla nadie es perfecto. LS. G). Recuerdo que una vez se comparó con el personaje de ese cuadro de Giorgione, ¿cómo se llama? , La tempestad, atento sólo a la niña que crecía y se iba haciendo adulta, según las directrices que él le había marcado, aunque a su alrededor el paisaje anunciase tormente. Yo entonces le escupí: «Pero la mujer de ese cuadro está amamantando a su hijo, quizá el hijo que ha concebido con la ayuda de ese hombre. A Chiara y a ti nadie os va a sobrevivir, sois estériles como mulas». —Tragó saliva, pues el despecho aún le rescaba el paladar—. Nunca me lo perdonó Te, 131.

34.13. Metagoge. Es un intento de prosopopeya, por el que se aplica propiedades humanas a cosas inanimadas: un cielo risueño nos envolvía. A). Un tarareo de música. Un trote de teclas. CP, 49.

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B). El caserío del Este se concreta; el del Oeste, trepa definido y exacto, azoteas sobre azoteas, aún no quietas como habrán de fingirse durante el dominio de la luz, sino temblorosas, ateridas acaso, o desentumeciéndose. MC. C). … solitarias y en penumbra tras la celosía del confesonario, caras y voces infantiles murmurando pecados con una gramática amedrentada de catecismo. Pl.

34.14. Paradoja. Figura que consiste en emplear expresiones o frases aparentemente contradictorias. La paradoja siempre incita a buscar una solución significativa al enigma planteado. A). —Artaud decía: creemos en el poder absoluto de la contradicción. CP, 54. B). Me dijiste que ese hombre estaba, al fin, vivo. Que todas las muertes están vivas. CP,

207.

C). Pero no tienen ellos la culpa, sino los simples que los alaban y las bobas que los creen; y si yo fuera la buena dueña que debía, no me habían de mover sus trasnochados conceptos, ni había de creer ser verdad aquel decir: «Vivo muriendo, ardo en el yelo, tiemblo en el fuego, espero sin esperanza, pártome y quédome», con otros imposibles desta ralea, de que están sus escritos llenos. DQ. D). De mula de alquiler sirvió en España, que fue buen noviciado para dueña: y muerta pide, y enterrada engaña. PE.

34.15. Parresia. Figura que consiste en decir cosas, ofensivas al parecer, y en realidad gratas para aquel a quien se le dicen. A). —Y ¿qué edad tiene esa señora que se cría para condesa? —preguntó el del Bosque. —Quince años, dos más o menos —respondió Sancho—; pero es tan grande como una lanza, y tan fresca como una mañana de abril, y tiene la fuerza de un ganapán.

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—Partes son ésas —respondió el del Bosque— no solo para ser condesa, sino para ser ninfa del verde bosque. ¡Oh hideputa, puta, y qué rejo debe de tener la bellaca! A lo que respondió Sancho, algo mohíno: —Ni ella es puta, ni lo fue su madre, ni lo será ninguna de las dos, Dios queriendo, mientras yo viviere. Y háblese más comedidamente; que para haberse criado vuesa merced entre caballeros andantes, que son la mesma cortesía, no me parecen muy concertadas esas palabras. —¡Oh, qué mal se le entiende a vuesa merced —replicó el del Bosque— de achaque de alabanzas, señor escudero! ¿Cómo y no sabe que cuando algún caballero da una buena lanzada al toro en la plaza, o cuando alguna persona hace alguna cosa bien hecha, suele decir el vulgo: «¡Oh hideputa, puto, y qué bien que lo ha hecho!»? Y aquello que parece vituperio, en aquél término es alabanza notable; y renegad vos, señor, de los hijos o hijas que no hacen obras que merezcan se les den a sus padres loores semejantes. DQ.

34.16. Preterición. Consiste en aparentar que se quiere omitir aquello mismo que se dice. 34.17. Prosopografía. Descripción del exterior de una persona o de un animal. A). —¿Cómo no? —replicó el del Bosque—. Por el cielo que nos cubre que peleé con don Quijote, y le vencí y rendí; y es un hombre alto de cuerpo, seco de rostro, estirado y avellanado de miembros, entrecano, la nariz aguileña y algo corva, de bigotes grandes, negros y caídos. DQ. B). Me llamo Fernando Vidal Olmos, nací el 24 de junio de 1911 en Capitán Olmos, pueblo de la provincia de Buenos Aires que lleva el nombre de mi tatarabuelo. Mido un metro setenta y ocho, peso alrededor de 70 kilos, ojos grisverdosos, pelo lacio y canoso. Señas particulares: ninguna. SHT.

34.18. Prosopopeya. Consiste en atribuir a las cosas inanimadas o abstractas, acciones y cualidades propias de seres animados, o a los seres irracionales las del hombre. A). En esto, ya comenzaban a gorjear en los árboles mil suertes de pintados pajarillos, y en sus diversos y alegres cantos parecía que daban norabuena y saludaban a la fresca aurora, que ya por las puertas y balcones del Oriente iba descubriendo la hermosura de su rostro, sacudiendo de sus cabellos un número infinito de líquidas perlas, en cuyo suave

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licor bañándose las yerbas, parecía asimesmo que ellas brotaban y llovían blanco y menudo aljófar; los sauces destilaban maná sabroso, reíanse las fuentes, murmuraban los arroyos, alegrábanse las selvas y enriquecíanse los prados con su venida. DQ. B). Cuando te voy a escribir se emocionan los tinteros: los negros tinteros fríos se ponen rojos y trémulos, y un claro calor humano sube desde el fondo negro. HA, 142. C). El remolcador rugía, lanzando una columna de humo negro y retorcido. Los cables estaban tensos como cuerdas de un arco. —Siempre tengo la sensación de que en una de ésas al remolcador le va a salir una hernia —comentó Alejandra. SHT. D). La tormenta arrojaba su metralla sobre los ventanales y hacía rodar sus truenos sobre el tapete de las nubes, como si se estuviera jugando a los dados la aniquilación de Venecia. Te, 143.

34.19. Retrato. Descripción de la figura o carácter, o sea, de las cualidades físicas y morales de una persona. A). Debe de haber por ahí fotos en las que estemos juntos, fotos cuartelarias en blanco y negro que sin duda parecerán tomadas años antes de su fecha real, porque las fotografías en las que aparece un muerto siempre tienen como un anacronismo añadido, una vocación de antigüedad sepia y mal recordada. No conservo ninguna, y sin embargo tengo muy presente su cara, el pelo castaño oscuro, la barba corta y poblada, que le hacía parecer mayor de lo que era, como a todos nosotros, las gafas de montura sólida, la expresión seria, la sonrisa difícil, la ironía muy afilada, pero formulada siempre en voz baja y con una suavidad en la que influía sin duda el tenue acento gallego. AG.

Una variante del retrato es la hipotiposis o descripción viva y eficaz de una persona o cosa por medio del lenguaje. B).

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Barnizada y barroca, toda perejiles y tipografía en los párpados, con los ojos abiertos sobre los ojos cerrados, cabeza de peluquería sangrienta, ilustrada de Aldo Pellegrini, pajarita de coágulos, cortado cuello del smoking negro, luto por sí mismo, en bandeja de plata con adorno catalán/valenciano de Lladró, la cabeza de Vidal—Quadras es el trofeo prematuro, definitivo y cruento que ilustrará ya para siempre el paso de Aznar por el Poder. De.

34.20. Símil. Figura que consiste en comparar expresamente una cosa con otra, para dar idea viva y eficaz de una de ellas. A). La poesía, señor hidalgo, a mi parecer, es como una doncella tierna y de poca edad, y en todo estremo hermosa, a quien tienen cuidado de enriquecer, pulir y adornar otras muchas doncellas, que son todas las otras ciencias, y ella se ha de servir de todas, y todas se han de autorizar con ella; pero esta tal doncella no quiere ser manoseada, ni traída por las calles, ni publicada por las esquinas de las plazas ni por los rincones de los palacios. DQ. B). … con el vientre como una guitarra muda y los senos como animales núbiles y perplejos. Te, 154.

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BIBLIOGRAFÍA 1. AG: Ardor guerrero. Antonio MUÑOZ MOLINA, Madrid, Alfaguara, 1995, octava edición. 2. An: Antología. Sor Juana Inés de la CRUZ, Madrid, Anaya, 1971. 3. AP 1: Antología poética 1: ‘Al nacimiento de Cristo nuestro señor’. ‘A los celos’. ‘A una dama habiéndola visto niña y después muy dama’. Luis de GÓNGORA, Madrid, SGEL, 1983. 4. AP 2: Antología poética 2: ‘Arias tristes’. ‘Espacio’. ‘Ninfeas’. ‘Romances de Coral Gables’. Juan Ramón JIMÉNEZ, edición de Javier Blasco, Madrid, Cátedra, 1995. 5. AP 3: Antología poética 3: ‘El rayo que no cesa’. Miguel HERNÁNDEZ, Barcelona, Círculo de Lectores, 1978. 6. AT: Los amantes de Teruel. Juan Eugenio HARTZENBUSCH, Madrid, Espasa— Calpe, 1992. 7. Az: Azul. Rubén DARÍO, Madrid, Aguilar, 1966, sexta edición. 8. Ca: Caligramas. Gillaume APOLLINAIRE, edición de José Ignacio Velázquez, Madrid, Cátedra, 1993. 9. CA: El capitán Alatriste. Arturo y Carlota PÉREZ—REVERTE, Madrid, Alfaguara, 1996. 10.CP: Cambio de piel. Carlos FUENTES, Madrid, Alfaguara, 1994. 11.CRA: Cancionero y romancero de ausencias. Miguel HERNÁNDEZ, edición de Leopoldo de LUIS y Jorge URRUTIA, Madrid, Cátedra, 1993. 12.CVE: Cantos de vida y esperanza. Rubén DARÍO, Madrid, Espasa Calpe, 1976, décima tercera edición. 13.De: La derechona. Francisco UMBRAL, Barcelona, Planeta, 1997. 14.DM: El diablo mundo. José de ESPRONCEDA, Madrid, Alianza, 1987. 15.DQ: Don Quijote de la Mancha. Miguel de CERVANTES SAAVEDRA, Barcelona, Planeta, 1962, primera edición. 16.DRAE: Diccionario de la Lengua Española. Madrid, Espasa Calpe, 1995. 17.ES: El estudiante de Salamanca. José de ESPRONCEDA, Madrid, Alianza, 1987. 18.FM: Fábulas morales. Félix María de SAMANIEGO, Madrid, Marte, 1989. 19.GFE: Gramática funcional del español. César HERNÁNDEZ ALONSO, Madrid, Gredos, 1996. 20.GLE: Gramática de la Lengua Española. Emilio ALARCOS LLORACH, Madrid, Espasa Calpe, 1994. 21.GM: La Gran Música paso a paso: Edvard Grieg. Madrid, Club Internacional del Libro, 1994. 22.HA: El hombre acecha. Miguel HERNÁNDEZ, Madrid, Cátedra, 1993, 6ª edición. 23.LS: Limpieza de sangre. Arturo PÉREZ—REVERTE, Madrid, Alfaguara, 1997. 24.MC: El manuscrito carmesí. Antonio GALA, Barcelona, Planeta, 1995.

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25.MCh: Marta Chávarri y la metereología.Eduardo MENDICUTTI, Madrid, EL MUNDO, 24—8—1997. 26.ME: Métrica española. Antonio QUILIS, Madrid, Ediciones Alcalá, 1975, 3ª edición. 27.PC: Poesías completas: ‘Proverbios y cantares’. ‘Soledades’. Antonio MACHADO, Madrid, Espasa—Calpe, 1995. 28.PCC: Poesía castellana completa: ‘Égloga tercera’. Garcilaso de la VEGA, Madrid, Cátedra, 1976. 29.PCJ: Poema del cante jondo. Federico GARCÍA LORCA, Madrid, Cátedra, 1977. 30.PE: Poemas escogidos: ‘Poemas amorosos’. ‘Poemas satíricos y burlescos’. Francisco de QUEVEDO, Madrid, Castalia, 1972. 31.PH: El perro del hortelano. Lope de VEGA, Madrid, Espasa Calpe, 1996, octava edición. 32.Pl: Plenilunio. Antonio MUÑOZ MOLINA, Madrid, Alfaguara, 1997. 33.PL: Poesías líricas. Lope de VEGA, 34.Po: Poesía: ‘A la noche’. ‘El ángel y el poeta’. José de ESPRONCEDA, Madrid, Alianza, 1987. 35.PP: Prosas profanas. Rubén DARÍO, Madrid, Espasa Calpe, 1972, séptima edición. 36.Pu: La «puñalá». Joaquín VIDAL, El País, 22—5—86. 37.Ra: Rayuela. Julio CORTÁZAR, Barcelona, EDHASA, 1979, octava edición. 38.Re: El recuadro. Antonio BURGOS, Madrid, EL MUNDO, 26—8—97. 39.RC: El reino de las cachas. Carmen RIGALT, Madrid, EL MUNDO, 24—8—1997. 40.RG: Romancero gitano. Federico GARCÍA LORCA, Madrid, Cátedra, 1977. 41.Ri: Rimas. Gustavo Adolfo BÉCQUER, Madrid, Rumbos, 1952. 42.Ro: Romance. ANÓNIMO. 43.SA: Sobre los ángeles. Rafael ALBERTI, Barcelona, Seix—Barral, 1977. 44.SHT: Sobre héroes y tumbas. Ernesto SÁBATO, Barcelona, Seix Barral, 1991, 5ª edición (definitiva). 45.SI: Los santos inocentes. Miguel DELIBES, Barcelona, Seix—Barral, 1986. 46.SM: Sermones y moradas. Rafael ALBERTI, Barcelona, Seix—Barral, 1977. 47.SN: El sí de las niñas. Leandro Fernández de MORATÍN, Madrid, Castalia, 1975. 48.SP: Sombra del paraíso. Vicente ALEIXANDRE, edición de Leopoldo de Luis, Madrid, Castalia, 1976. 49.Te: La tempestad. Juan Manuel de PRADA, Barcelona, Planeta, 1997. 50.VE: Vuelve el expediente X. José Luis GUTIÉRREZ, Madrid, ABC, 20—4—97.

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APROXIMACIÓN AL CONCEPTO Las teorías sobre el estilo y sobre su análisis objetivo aún no han solucionado satisfactoriamente la cuestión. Las opiniones de los estudiosos buscan el procedimiento convincente que defina qué es el estilo. Las respuestas parciales son muchas; pero ninguna es la definitiva. En lo que sí parecen estar todas las teorías del estilo de acuerdo es en que el lenguaje literario funciona de una manera propia dentro del sistema lingüístico (salvo la idealista, que afirma que la literatura es una cuestión de expresividad y no una técnica: «Todo hablar es estético»). La llamada expresión literaria utiliza unas fórmulas propias que podemos separar por cuestiones metodológicas en dos bloques genéricos: una táctica (método para conseguir la expresión estética) y una técnica (recursos, afines o propios). Sobre el término estilo se manejan dos valoraciones. Una entiende el estilo como una manifestación colectiva, frente o junto a la sociedad. Es el llamado estilo de época, o movimiento literario, o grupo poético, o generación, etc., y viene condicionado por la identificación de sus integrantes en el uso de las mismas tácticas y técnicas lingüísticas. Este procedimiento generalizador es una forma de simplificación de los procesos literarios que, analizados detalladamente, ofrecen las peculiaridades de sus componentes y creadores. Cuando no queremos entrar en detalles, o cuando la distancia histórica borra los rasgos individuales, hablamos de estilo generacional. Autores como Lope, Cervantes, Góngora, tan distintos en sus planteamientos y resultados literarios, están dentro del mismo y eufemístico sintagma Siglos de Oro. La segunda forma de valorar el estilo se centra en el autor, porque cree que la creación se hace obligatoriamente de forma individual. Incluso en los casos de creación colectiva afirma que el aliento emisor es unívoco. La comunicación se realiza gracias a una expresión relativamente estable, que se relaciona con un contenido relativamente variable. Este contenido relativamente variable es el arma principal del autor, el fin último de su creación. En términos sencillos, digamos que el vocablo alma tiene los contenidos siguientes: ‘principio espiritual o vital’, ‘dimensión moral’, ‘eje de una actividad’, ‘individuo o persona’, ‘ímpetu’, ‘hueco del cañón’, ‘sostén’, (sin contar las expresiones como alma de cántaro, alma en pena, como alma que lleva el diablo, etc). Sobre todos los contenidos que un autor puede encontrar en el uso, aún puede él crear otro nuevo y decir: Belleza y bondad son siempre dos almas que ayudan mi vuelo hacia lo inmortal. El vocablo almas ha variado su contenido hacia ‘alas’, por creación del poeta. Para llegar al nuevo significado nos ha dejado unos rastros, que se apoyan en los José María BERZOSA SÁNCHEZ.


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conceptos dos y vuele. Incluso, por la paronomasia con arma pueden adquirir otra connotación.

EXPRESIÓN Y SIGNO La expresión coincide con lo que Saussure llamó signo. Su divisoria inmanente en significante y significado se entendió como estática. Hoy es tiempo de superar aquella magnífica división saussureana y englobarlas en un todo actuante, porque significante y significado no son una relación fija, sino un producto relativamente variable. Si el significante llueve pertenece a una novela cuya acción ocurre en Galicia, será equivalente a un volumen de lluvia aproximado, que nunca coincidirá con cualquier otro volumen de lluvia que se produzca fuera de esa región. El significante llueve en Galicia está unido indisolublemente al significado ‘cae agua del cielo en gran cantidad, con violencia a veces, menuda otras, racheada y dulcemente; pero siempre con insistencia’. La expresión a que nos referimos no es estática, sino dinámica. La expresión de la frase aseverativa, de la interrogativa o de la admirativa tiene un orden aceptado que suele repetirse con frecuencia; pero esa frecuencia no hay que confundirla con inmovilidad y rigidez. Frente a los comunes son las doce; ¿son las doce?; ¡son las doce!; puede alternarse por razones de diverso índole con las doce son; ¿las doce son?; ¡las doce son!. La expresión dinámica del signo permitió a Vicente Huidobro romperlo en un poema de su libro Altazor, cuando escribió hasta trece variantes del término, relativamente estable, golondrina: No hay tiempo que perder Ya viene la golondrina monotémpora Trae un acento antípoda de lejanías que se acercan Viene gondoleando la golondrina Al horitaña de la montazonte La violondrina y el goloncelo Descolgada esta mañana de la lunala Se acerca a todo galope Ya viene la golondrina Ya viene la golonfina Ya viene la golontrina Ya viene la goloncima Viene la golonchina Viene la golonclima Ya viene la golondrima

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Ya viene la golonrisa La golonniña La golongira La golonlira La golombrisa La golonchilla. El significado, relativamente variable, de golondrina se ha multiplicado de forma asombrosa al añadirle los significados de los lexemas ‘violon—’, ‘—fina’, ‘—trina’, ‘—cima’, ‘—china’, ‘—clima’, ‘d—rima’,6 ‘—risa’, ‘—niña’, ‘—gira’, ‘—lira’, ‘—brisa’ y ‘—chilla’. (Si jugamos con golondrino, ‘—celo’). Otras veces, la expresión nos oculta el contenido, o utiliza unos significados que resultan equívocos para la comprensión del mensaje. Lorca escribe en Poeta en Nueva York: Asesinado por cielo. Entre las formas que van hacia la sierpe y las formas que buscan el cristal, dejaré crecer mis cabellos. Podemos entender por sierpe ‘metropolitano’; por cristal ‘rascacielos’; por dejaré crecer mis cabellos ‘me dejaré imbuir por esta cultura norteamericana’. Asesinado por el cielo tal vez signifique ‘el deslumbramiento y el asombro que produce en el ánimo del visitante la contemplación primeriza de la ciudad neoyorquina’. Sin embargo, hoy sabemos que aquella interpretación de los versos iniciales de Poeta en Nueva York es inadecuada, porque en el idiolecto lorquiano, sierpe significa ‘demonio, hombre, falo’; cristal significa ‘fragilidad, belleza, mujer’; dejaré crecer mis cabellos significa ‘me dejaré atraer por el hombre y por la mujer’. Y todo ello porque estoy o he nacido asesinado por el cielo, esto es, ‘mi libido se siente atraída por ambos sexos’. El análisis crítico debe medir la desviación que el autor ha ejercido sobre la expresión. Se supone que el crítico conoce la historia de la literatura que analiza, para poder contrastar si la expresión que comenta es una variante de símbolos ya utilizados, o se trata de una creación original. Lorca, cuando dice en su Romance de la pena negra Las piquetas de los gallos cavan buscando la aurora

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El poeta parece jugar con grima y *drima para significar ‘voces repetidas y desagradables’ refiriéndose el canto del ave, cuando está volando junto a otras de su especie. 6

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‘El canto del gallo es como una piqueta que rompe la oscuridad de la noche y trae el amanecer’.

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nos recuerda, con una metáfora atrevida, los versos del Poema de Mio Cid Apriessa cantan los gallos e quieren crebar albores.

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Pero no encontramos, en toda la literatura precedente a Lorca, una expresión que se asemeje a este ejemplo tomado de su Romance del emplazado: Los densos bueyes del agua embisten a los muchachos que se bañan en las lunas de sus cuernos ondulados

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La ruptura del mensaje exige un estudio que, a veces, es poco acertado. Por eso el autor suele dejar claves o da explicaciones que alivian la impenetrabilidad de su idiolecto. El salto creador puede distorsionar la expresión normal en diferentes grados. La frase Hace un día malísimo, se puede convertir en 1. Hace un día de perros; 2. Un cruel invierno azotaba la calle aquel día; 3. La mañana era tan fría que se congelaba el pensamiento, etc. La cantidad y la calidad de la desviación dependen del autor y del entorno. El autor está condicionado por sus conocimientos lingüísticos (técnica) y sus preferencias estéticas (táctica). El entorno delimita el campo semántico y restringe de forma razonable el uso de los contenidos relativamente variables. La expresión Hace un día malísimo nos remite a un nivel lingüístico coloquial. Hace un día de perros utiliza la técnica de la comparación peyorativa y nos remite a un nivel culto, que se hace más evidente con el uso de la personificación en Un cruel invierno azotaba la calle aquel día. La última frase permite claramente su uso coloquial; sólo con reservas podríamos entender el uso de La mañana era tan fría que se congelaba el pensamiento en un nivel culto. El autor extrae de la sociedad que le rodea (o que imagina) una expresión, a la que puede connotar o simbolizar por medio del llamado salto creador. Esta expresión connotada o simbolizada es lo que se conoce como estilo. Los idealistas hablan de él como la dicotomía materialismo frente a psiquismo; los eclécticos admiten que se produce una relación ambigua entre la verosimilitud de la expresión estilada y la realidad; los semióticos afirman que esta relación es la significación fundamental de la obra literaria.

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Deprisa cantan los gallos y quieren romper albores (‘las luces del amanecer’).

Cfr. Romancero gitano, edición de Josephs y Caballero en Cátedra, 1977, pág. 276, nota al verso 14: “A un cauce profundo que discurre lento por el campo lo llaman buey de agua”. Para las lunas de sus cuernos ondulados podemos entender ‘charcas profundas y peligrosas (embisten) en las que se refleja la luna en cuarto creciente o menguante’. 9

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Lo importante es que la relación entre lo objetivo y lo subjetivo, entre el mundo exterior e interior del autor y su deseable y exacta intelección por el receptor es la tercera y definitiva fase del proceso que nos ocupa. Existen variadas formas de producir el salto creador. Igual que antes decíamos que significado y significante forman un producto variable, el estilo es otro producto variable, cuyos factores son una táctica determinada previamente por el autor y una técnica asimilada del acervo literario y potenciada por el mismo autor.

TÁCTICA, INTENCIÓN Y METODOLOGÍA La táctica para conseguir la expresión estética es variada, porque suele ser una opción personal. La táctica está condicionada por la intención con que se escribe, o el fin que se pretende; y suele apoyarse en una metodología que facilita la consecución de ese objetivo predeterminado. La primera gran división de los tipos de táctica se da entre los que se acomodan a los gustos establecidos, los que están de moda; y entre los que van contra corriente, porque buscan otra estética nueva. La técnica, o uso apropiado de los recursos ajenos y asimilados, puede manifestarse a través de una serie abierta y extensa. Se encuentra en los manuales de retórica, en la literatura, en las relaciones humanas, en la naturaleza, etc. El autor se informa de los procedimientos que otros coetáneos o antecesores han utilizado, para él imitarlos, modificarlos o, incluso, crearlos. A lo largo de la historia se han sucedido diversas maneras de uso de la expresión literaria, según los intereses de tipo ideológico, social, artístico, etc. que tuvieron los creadores. Y en cuanto a la técnica, como quiera que es una herramienta de trabajo, aunque intelectual, fue acomodándose y perfeccionándose a lo largo del transcurso histórico. Pero hay que decir que, mientras la táctica tiene intenciones que se repiten cíclicamente, la técnica ha ido mejorando sus procedimientos, sobre todo en el último siglo en que vivimos. Queremos ceñir nuestro estudio a una sociedad y a una literatura: la española. El procedimiento que anunciamos podría aplicarse en otras situaciones, más amplias o más restingidas. Nuestra selección obedece a cuestiones utilitarias. En ella proponemos un cuadro sintomático, también simplificado, que nos pueda dar las claves de la táctica utilizada en un momento específico de la literatura que analizamos. Ese cuadro sintomático puede ser éste: Descripción del entorno: del autor, del grupo, o de la época que se va a analizar en su pensamiento, su situación vital y su actitud estética. Relación de aquellos recursos técnicos más frecuentes, clasificándolos en imitados, renovados o innovados en los campos de la fonología, la morfosintaxis y la semántica, cuando se trate de textos breves; y de los recursos técnicos más frecuentes, también, en la gramática textual, cuando se analicen obras extensas.

1. FORMANTES: ALCANCE Y VALORACIÓN

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El término formante quiere definir a todos y cada uno de los rasgos que son inmanentes a cualquiera de las manifestaciones artísticas del hombre, así, el sonido lo es de la música, como el tiempo lo es del compás; el color lo es de la pintura y la línea del dibujo; la puesta en escena lo es del cine y el diálogo del guión, etc. Dentro de la literatura, los formantes son la fonología, la morfología, la sintaxis, la semántica, los usos estilísticos de la lengua, los recursos literarios, etc. Aunque teóricamente el hombre puede manipularlos todos, sólo puede conseguir verdaderas distorsiones en algunos pocos, especialmente en los que pertenecen a la semántica. El hombre representa los objetos por medio de la lengua de diversas formas: unas veces, de manera denotativa, intentando transmitir el objeto semántico de la manera más objetiva posible; otras veces, de manera connotativa, modificándolo según sus necesidades emotivas, intelectivas, o contextuales. El objeto semántico no puede ser modificado por el emisor, pero sí sus componentes inmanentes, o formantes. El hombre crea nuevos objetos, conceptos, mensajes, etc., manipulando o distorsionando positiva o negativamente los formantes del objeto semántico que pretende transmitir. El formante tiene dos características: una actitud del sujeto con respecto al objeto; y una intensidad graduada en positivo o en negativo de esa actitud. Esta actitud del sujeto con respecto al objeto es lo que tradicionalmente se conoce como estilo del autor. El estilo hay que entenderlo, por consiguiente, como una distorsión de rasgos. Un mensaje, especialmente si es literario, hay que descifrarlo desde el subjetivismo o idiolecto del emisor—autor. O sea, desde la manipulación que haya realizado sobre los formantes del mensaje.

Ejemplos A En el comienzo del amanecer, el día va dándose vuelta, a pausas; casi se oyen los goznes de la tierra que giran enmohecidos; la vibración de esta tierra vieja que vuelca su oscuridad. Juan RULFO: Pedro Páramo Objeto semántico: Amanecer. Representación: Prosa poética. Valoración inicial: gran distorsión. Formantes: 1. Neutros: • En el comienzo del amanecer. • a pausas. 2. Influenciados: • que giran enmohecidos. 3. Distorsionados:

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• el día va dándose vuelta. • casi se oyen los goznes de la tierra. • la vibración de esta tierra vieja. • que vuelca su oscuridad. Los formantes neutros, al no estar marcados, podemos valorarlos con 0 puntos. Los influenciados, con 1 punto. Y los distorsionados, con 2 puntos. La operación aritmética resulta así: (2 neutros x 0) + (1 influenciado x 1) + (4 distorsionados x 2) = 9 puntos / 7 formantes = 1’2857. Este texto de Juan RULFO presenta una desviación absoluta de 1’2857 puntos. En el hipotético caso de que los siete formantes fuesen distorsionados, la desviación máxima sería de 2 puntos. Luego la impresión inicial de gran desviación, se confirma tras este análisis detallado. B Como el almendro florido has de ser con los rigores: si un duro golpe recibe, suelta una lluvia de flores. Salvador RUEDA. Objeto semántico: Conducta humana. Ética. Representación: Verso. Valoración inicial: pequeña desviación. Formantes: Neutros: • Como el almendro florido • has de ser en los rigores: • si un duro golpe recibe, Influenciados: • suelta una lluvia de flores. La desviación aritmética es de 0’25 puntos. En el caso de que consideráramos influenciado por la rima el segundo verso y distorsionado, por consiguiente, el cuarto, la desviación aritmética sería de 0’75 puntos. José María BERZOSA SÁNCHEZ.


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C Con Fanta da gusto tener sed. Objeto semántico: Publicidad. Función conativa del lenguaje. Representación: Prosa gnómica. Valoración inicial: fuerte distorsión. Formantes: Influenciados: • Con Fanta. • tener sed. Distorsionados: • da gusto. La desviación aritmética es de 1’33 puntos. D Hoy estamos a 30 de agosto y todavía no ha llovido. Objeto semántico: Comunicación. Función representativa. Representación: Prosa. Valoración inicial: texto neutro. Formantes: Neutros: • Hoy estamos a 30 de agosto. • no ha llovido. Influenciados: • y todavía. La desviación aritmética es de 0’33 puntos.

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11. ¿POR QUÉ FORMANTES? AMPLITUD DE USO EN LAS ARTES. 12. FORMANTES EN LA LENGUA HABLADA: PROSODEMÁTICA, ENTONACIÓN, DECLAMACIÓN, ACENTOS, DEJES. 13. FORMANTES EN LA LENGUA ESCRITA: ORTOGRAFÍA, MORFOLOGÍA, SINTAXIS, PRESENTACIÓN. 14. FORMANTES EN LA LITERATURA: DESCRIPCIÓN SOMERA DE LOS RECURSOS ESTILÍSTICOS.

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2. EL OBJETO SEMÁNTICO Y SU REPRESENTACIÓN 21. EL OBJETO SEMÁNTICO (OS) COMO CONSTANTE. 22. LA REPRESENTACIÓN (R) COMO INTERPRETACIÓN DE ESA CONSTANTE. 23. LOS FORMANTES (F) COMO ELEMENTOS INDISPENSABLES DE LA R. 24. LA DISTORSIÓN (D): INTERNA (AUTOR) Y EXTERNA (LECTOR). 25. LA INFLUENCIA (I): INTERNA Y EXTERNA.

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3. ANOTACIONES SOBRE LA D Y LA I 31. NECESIDAD DE UNA VALORACIÓN CUANTITATIVA, ADEMÁS DE LA CUALITATIVA. JUSTIFICACIÓN DE LA ESCALA DE 0 A 2. 32. FORMANTES DISTORSIONADOS (FD): +2. EJEMPLOS. 33. FORMANTES INFLUENCIADOS (FI): +1. EJEMPLOS. 34. FORMANTES NEUTROS (FN): +0. EJEMPLOS. 35. FÓRMULA: F/D+I+N. 36. APLICACIÓN DE LA FÓRMULA EN TEXTOS BREVES.

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4. PRIMERAS CONCLUSIONES 41. LA DISTORSIÓN Y SU INFLUENCIA MARCAN UNA DESVIACIÓN MEDIA SOBRE LA UNIDAD. 42. ESTA DESVIACIÓN INDICA LA MAYOR O MENOR DISTORSIÓN DEL TEXTO DESDE +0 A +2. 43. SOBRE LA VALORACIÓN CUALITATIVA TENDREMOS OTRA CUANTITATIVA.

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5. CRITERIOS PARA SEPARAR FORMANTES 51. UNIDAD SIGNIFICATIVA: DE LA FRASE AL TEXTO DE MIL PÁGINAS. 52. UNIDAD ESTRUCTURAL: FORMANTES VECTORIALES. FUERZAS EN TENSIÓN. 53. UNIDAD TÉCNICA: APOYOS LÉXICOS, SINTÁCTICOS Y FORMALES.

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6. UTILIDAD DEL FORMANTE 61. CLASIFICACIÓN DE LOS TEXTOS EN CUATRO GRANDES NIVELES: NEUTROS (+0—0’5), INFLUENCIADOS (+0’6—1), DISTORSIONADOS (+1’1—1’5), MUY DISTORSIONADOS (+1’6—2). 62. ORDENACIÓN DE TEXTOS PARA POSIBLES COMENTARIOS, SEGÚN SU DIFICULTAD PROGRESIVA. 63. NORMA GENERALIZADA: UNIFICACIÓN DE MEDIDAS Y CRITERIOS. 7. PRÁCTICA SOBRE UN TEXTO EXTENSO.

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