Dos artículos de García Mauriño

Page 1

ELECCIONES, MAYO 2011 La Democracia bajo sospecha

Ante las elecciones democráticas, sean generales o municipales y autonómicas, lo que suele hacer la jerarquía de la Iglesia católica es “orientar” el voto de los católicos hacia la derecha. Nosotros, los cristianos de base, “no así”. En este escrito no se trata de orientar nada. Más o menos todos y todas sabemos lo que tenemos que hacer. Somos ya adultos y hemos votado muchas veces. Lo que conviene recordar es que antes que creyentes somos ciudadanos. Y el deber de la ciudadanía en las elecciones, es ante todo un deber cívico, propio de todo ciudadano o ciudadana. Se puede votar Sí, No, en blanco o abstenerse. Son las cuatro formas de participación en estas elecciones democráticas. Se votan listas cerradas y bloqueadas, no hay opción a elegir personas concretas para alcaldes o concejales o diputados. Se trata de una democracia atada y bien atada. Habría que preguntarse ¿dónde queda la soberanía del pueblo? Da la impresión que desaparece engullida por la soberanía del individualismo y de los poderes fácticos. Se hacen estas elecciones en unas circunstancias especiales. Porque nos situamos en uno de esos momentos de cambio profundo, una crisis universal intensa, sociocultural, de valores, económica, política, modelo productivo, relaciones con la naturaleza, modelo energético, comunicaciones, globalización, geoestratégica, que algunos han calificado de tsunami por su alcance y aceleración en todos los campos, y que no era previsible con esta intensidad hace sólo unas décadas. La democracia está contaminada por esa enorme desconfianza en que se sitúa nuestra sociedad. Una sociedad en la que lo único que cuenta es ganar dinero, tener poder, ser famoso, a cualquier precio, a golpe de lo que sea, engaños, timos, trampas. Una sociedad del chanchullo generalizado en la que nadie se fía de nadie, en la que nada se da por bueno. Lo que mejor ilustra la situación actual es la absoluta falta de ejemplaridad de la inmensa mayoría de los líderes políticos, no todos, que acompañan su mediocridad con una buena y sustanciosa retribución económica. Hay que molestarse en pensar cuál es la línea de los partidos que favorecen los intereses de los ricos, y cual es la línea que defiende los derechos y los intereses de los pobres, marginados, inmigrantes, todos los excluidos. ¿Con cuál estaría más de acuerdo un cristiano de base? Conviene constatar que existe una corrupción generalizada de personas e instituciones, protagonizada por políticos de cualquier signo. Que existe una desilusión creciente de la ciudadanía por la participación en la vida social, especialmente en la política partidista. Que existe una perversión de la vida política al querer justificar la actuación de las personas con cargo político por el hecho de haber sido elegidas. La legitimidad democrática formal no garantiza la legitimidad moral de sus actuaciones. No parece demasiado ético dar apoyo a candidaturas de personas imputadas en procesos de corrupción.


Con cualquier opción que se tome, conviene saber que siempre será ambigua porque la opción política nunca es pura, siempre habrá que 'mancharse'; no somos ni los justos ni los puros ni los que poseemos una espiritualidad inmaculada. Somos sencillos ciudadanos que quieren tomarse en serio su deber de ciudadanía. No se puede tomar una opción absolutamente clara y diáfana que coincida plenamente con nuestras aspiraciones. Todos sabemos que la Democracia es algo más, bastante más, que votar cada cuatro años. “Se le llama democracia y no lo es!” Hay que ser conscientes de que cualquier voto, en cualquier sentido, puede ser manipulado por las fuerzas internacionales, en el sentido que por muy buena voluntad que tuviera un determinado partido o coalición, no puede ponerlo en práctica porque esas fuerzas le van a hacer dar media vuelta a su programa. No existe un sentido específicamente cristiano en estas elecciones. Tenemos que recordar que somos levadura en la masa. Y la levadura se disuelve en la masa para que fermente en un pan sabroso. La sal se disuelve en la comida para darle sabor. Nuestra aportación en esta ocasión, es claramente cívica y política. Pero, somos conscientes de que construimos el Reino de Dios, aquí y ahora, en las estructuras políticas y sociales de nuestro país. Nuestra fe tiene una dimensión histórica. Se sitúa en el tiempo y en el espacio, no en las nubes. En España y en el siglo XXI. Sin embargo, sí podemos hacer una denuncia de lo injusto e inhumano en que nos sitúa esta crisis producida por este capitalismo que no cesa, y una afirmación de lo que favorece la construcción de una sociedad más justa, democrática, libre y participativa. Y eso es muy cristiano y pertenece a la iglesia profética. José María García­Mauriño Madrid, 14 de Marzo de 2011


TREMENDO ENGAÑO

La visita del Papa es un tremendo engaño por parte de la Jerarquía católica y por parte del Gobierno.

Por parte de la Jerarquía, Porque el primer engaño es el título “Jornada mundial de la juventud”. Escamotea la palabra católico para ocultar que es tan sólo eso, una semana que concierne exclusivamente, en todo caso, a jóvenes católicos. Por tanto, el carácter de universalidad que se quiere dar al evento, por más que vengan jóvenes de distintos continentes, es completamente fraudulento: no concierne a los millones de jóvenes del mundo de distintas creencias o convicciones distintas de las católicas. Porque engaña a la ciudadanía presentando esta visita como un evento público de interés general, cuando se trata de una minoría católica privada. No tiene en cuenta la inmensa mayoría de jóvenes y no tan jóvenes, a los no católicos, ni a los ateos, agnósticos o indiferentes, ni a aquellos católicos críticos que no pueden estar de acuerdo con la visita de un Jefe de Estado que es Monarca absoluto en Europa y que además se dice Jefe espiritual de la Iglesia Católica. No es tanto un acontecimiento “religioso” de fe, cuanto un culto a la personalidad del Papa y un adoctrinamiento ideológico masivo. No estamos en tiempos de Cristiandad, eso es del siglo pasado. Madrid no es la “capital del mundo joven”, ni puede convertirse en el “centro de la Cristiandad” por mucho que se empeñen Rouco y Esperanza Aguirre. Por parte del Gobierno, También engaña a los ciudadanos traicionando a la Constitución por su situación de Estado Laico, que no denuncia los Acuerdos Iglesia Estado de 1979 en los que concede numerosos privilegios a la Iglesia católica. Además, poniendo a disposición de las fuerzas católicas a 8 ministerios (Trabajo, Defensa, Interior, Exteriores, Cultura, Fomento, Sanidad y Presidencia), muchísimo dinero, (en medio de esta crisis con 5 millones de parados) y todo el aparato mediático, para recibir a este Papa. Numerosos calles de Madrid se convertirán en un gigantesco templo católico. Este Gobierno acepta pasivamente la intromisión de la Jerarquía de toda una red de alojamiento en centros públicos y polideportivos para acoger gratuitamente a los jóvenes que vengan de fuera. ¿Dónde está la neutralidad de los poderes públicos? No queremos que el Rey y el Jefe de Gobierno reciban al Sr. Ratzinger porque éste es solo el representante de una minoría religiosa. Un Rey y un Jefe de Gobierno que son incapaces de separar sus creencias particulares de su papel institucional como autoridades políticas de un Estado no confesional, que gobiernan a toda la ciudadanía española, no tienen legitimidad para actuar de esta forma. Que lo reciban los jefes religiosos propios de la religión católica, como son el Cardenal Rouco, el Nuncio, los cardenales, y todos los miembros de la Conferencia Episcopal Española. José María García­Mauriño Es miembro de Cristianos por el Socialismo 28 de marzo de 2011


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.