Ensayo 2: ligar con un habitante del lugar TĂtulo: David y Pepe. Valencia, 2010
Siguiendo con los procesos de conocimiento del espacio pĂşblico David me muestra la ciudad en la que vive.
Salimos desde mi casa y me lleva a la Estación del Norte. Allí me pide que fotografíe la parte central, donde está el reloj. Para David esa es la "puerta" por la que entró por primera vez en esta ciudad cuando tenía nueve años. Venía de Parla y su familia se instalaba en Valencia porque su padre había encontrado un trabajo aquí.
Al momento me pide que me de la vuelta y que fotografíe un remate escultórico de un edificio que está en la esquina de la calle Játiva con la avenida Marqués de Sotelo. En el edificio aún se conserva el rótulo siguiente: “Propiedad de La Unión y el Fénix Español”. El remate es una representación del Ave Fénix retomando el vuelo, una metáfora del renacer desde las propias cenizas. Cuando llegó a Valencia a David todo le parecía muy grande y los edificios muy altos, y él se veía muy pequeño.
Después me lleva hacia la plaza del Ayuntamiento para enseñarme el balcón. Ahí, durante las fiestas de las Fallas se colocan las autoridades y las falleras para asistir a uno de los actos más populares: el disparo de la mascletá. Otra vez hace referencia a lo alto que le parecía todo cuando llegó por primera vez a esta ciudad y me cuenta lo mucho que disfrutaba cuando, desde abajo del balcón, miraba hacia arriba para ver las personalidades que allí se encontraban.
Caminado por la plaza del Ayuntamiento me hace reparar en unas marquesinas de hierro que antiguamente formaban parte de los elementos decorativos de una cafeterĂa muy conocida, la cafeterĂa Barrachina, construida en 1928 y actualmente cerrada. En la actualidad en este espacio hay otros establecimientos dedicados a la hostelerĂa interglobal.
Me detiene en el chaflán de la calle San Vicente con la calle María Cristina para contarme que allí había anteriormente una tienda de discos en la que pasaba buenos ratos buscando por los cajones alguno que le gustara. Hoy hay una inmobiliaria.
Muy cerca de allí está la calle san Fernando, donde antiguamente se encontraba El Siglo Valenciano, unos grandes almacenes, al estilo parisino, en los que se instaló el primer ascensor de Valencia. Abierto a principios del siglo XX y cerrado en los años setenta del mismo, actualmente este espacio lo ocupa Octubre Centre de Cultura Contemporània.
La siguiente cosa que me quiere mostrar es el primer bar gay al que fue. Estaba en la calle Cerrajeros y se llamaba Estudio 17. Ya hace muchos años que lo cerraron. En el mismo local ahora hay un restaurante de comidas del mundo. Allí tuvo contacto por primera vez con lo que era “ser homosexual”. Me cuenta que en ese bar vivió situaciones cargadas de miedo y excitación.
"Te voy a llevar a una plaza muy bonita". Esta plaza, cuyo nombre es plaza del Miracle del Mocadoret, está muy cerca de la catedral. Allí, en una esquina, se abrió por los años noventa del siglo pasado el Café Interior, que frecuentaban muchos homosexuales vinculados con grupos como Gais Lliures del País Valencià. David solía ir a este local durante un periodo de su vida, pero luego lo cerraron. Ahora no hay nada en ese local.
Saliendo de la plaza me hace reparar en una fachada abandonada en la que aĂşn se pueden leer las letras pintadas sobre la pared que daban nombre al negocio. Se trataba de una tienda de telas para vestidos de fallera que a David le gustaba mucho mirar cuando llegaba o salĂa del CafĂŠ Interior.
Seguimos paseando y charlando hasta que me lleva a la plaza de l'Almoina, donde se encuentra el conjunto arqueológico más importante de la ciudad. David quería que fotografiara un gran lienzo de agua estancada que en condiciones adecuadas permite ver los restos arquitectónicos que se encuentran debajo, en un recinto museístico que se ha construido para conservarlos. Nos sentamos a charlar en esta plaza y repara en que la estructura del cimborrio de la catedral se asemeja a una tarta de bodas y me pide que lo fotografíe.
Desde allĂ me lleva al Portal de Valldigna, que es una de las mĂĄs antiguas puertas de acceso a la ciudad y uno de los pocos restos de la muralla musulmana.
En la plaza de Sant Nicolau es donde decide que nos hagamos una foto juntos. Quiere hacerla delante de un edificio que tiene en su fachada pinturas que interpretan algunos cuadros famosos de la historia del arte.
En esta plaza mantenemos una conversación sobre la idea de Valencia como pueblo, su provincianismo, de su estrechez de miras y de su apego a las costumbres y, sobre todo lo poco que se conoce la ciudad más allá del centro histórico y el centro comercial, es decir después de lo que sería la primera ronda de la ciudad. Todo el mundo pasea, sale y compra por el centro. Algunos barrios no muy periféricos, como Patraix, en el que vive David, son totalmente desconocidos. Por lo tanto aunque la ciudad sea grande, al no haber nada en los barrios que sea atractivo, solamente están vividos por la gente que vive en ellos y no son objeto de visita, ya que no hay nada por lo cual merezca la pena desplazarse allí. De esta conversación quedó esta foto.
Me hace pasar por toda la calle Caballeros y el principio de la calle Quart. En un momento me pregunta si tuve noticia del incendio del teatro Princesa. Y desde una calle me pide que fotografĂe el vacĂo que ha quedado.
El final del trayecto es otra puerta, la de las Torres de Quart. Nos quedamos mirando los golpes que algunos proyectiles causaron en su fachada.
David hace un recorrido desde la puerta de entrada a la ciudad (el tren) hasta una de las puertas de la antigua muralla que aún se conservan (Torres de Quart). Repite muchas veces que no le gusta la ciudad, que la encuentra fea y que es una ciudad que no tiene nada. La fascinación que sentía al llegar, ya que lo veía todo muy grande, se ha desvanecido. Todos los lugares que me muestra son sitios en los que antes había algo y ahora ya no lo hay. Todo lo que me muestra ha "muerto". Habla continuamente de lo que ha desaparecido. Sin embargo, incluye en esta lectura de su ciudad los lugares (también desparecidos) que marcaron su iniciación en el ambiente homosexual de la ciudad. Viendo el recorrido que habíamos realizado y conociendo la pertenecía a la etnia gitana de David, le pregunté por qué no había incluido los lugares en los que su gente se reúne y en los que él participa de esos encuentros. Muchas de las costumbres y celebraciones gitanas se realizan en la calle y en los parques, además de utilizar las aceras para sentarse a charlar y pasar la tarde. Me parecía significativo que no mostrara su espacio vivencial comunitario. Me dijo que esos espacios que me había mostrado eras sus espacios emocionales, los lugares en los que había tenido vivencias que le identificaban con algo que en la etnia gitana no podía nombrarse: su homosexualidad. Además siempre, de pequeño había vivido por zonas relativamente céntricas y era por donde iba a dar una vuelta cuando, él y sus amigos, se fugaban de las clases. La cartografía que me presenta es muy parecida a su experiencia como gitano y como homosexual. Como ya he nombrado, ambas categorías son difíciles de combinar en la cultura gitana, por lo tanto ha tenido que "salirse". Su cultura, sus costumbres y sus raíces son gitanas, pero su vida no puede contarse mostrando los lugares en los que los gitanos se reúnen. En el trayecto de David hay un "fuera de campo" significativo que enuncia un problema de aceptación de la diferencia sexual por parte de los suyos.