Viajes con Performance

Coatepec Jalcomulco La Mancha Perote San Lorenzo Veracruz

Edici贸n especial de Sexto Aniversario Abril de 2011

cuaderno de vacaciones

viajesconperforma 2

Director general: José Homero Consejo de Edición: Rafael Antúnez, Nina Crangle, Juan Carlos García, Raciel D. Martínez, José Luis Martínez Suárez, Juan Javier Mora-Rivera Diseño: Logotipo: Carlos Torralba

Portada: Jobanni Díaz Arenas Fotografía de portada: Jorge Uscanga, La Mancha.

Formación: Jobanni Díaz Arenas Redacción: Jefa: Nina Crangle Secretaria: Arisbeth Galicia Distribución: Leonardo Sánchez San Martín

Correspondencia: Cayetano Rodríguez Beltrán 5, C.P. 91000, Col. Centro, Xalapa, Ver. Tel. : (01228) 818 3569 Dir. elect.: editorialgraffiti@gmail. com Web: www.periodicoperformance. com

Performance, especial de

vacaciones es una publicación especial y única, editada por José Homero Hernández Alvarado.

Reser vas de Derechos al U s o E x c l u s i vo N o. 0 4 - 2 0 1 1 020410374900-101, ISSN: en trámite; ambos otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación.

Impreso en los talleres de Castellanos Editores Tel. ; 0155 57408786 México, DF. Este número se terminó de imprimir el 16 de abril de 2011 con un tiraje de 5,000 ejemplares.

Estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de Editorial Graffiti.

cuaderno de vacaciones

Aldo L贸pez/Chachalacas

ance 3

Especial de vacaciones 4 6 8 9 10 12 14

Veracruz: la ciudad amurallada Veracruz: Antros con imaginaci贸n Coatepec: Ponte trucha Perote: Fortaleza y monta帽a La Mancha: Manglares y playa Jalcomulco: Temple en el agua San Lorenzo: Civilizaci贸n entre manglares

cuaderno de vacaciones

VERACRUZ

4

la ciudad amurallada eduardo Sánchez rodríguez

A

Rita Guerrero, la santa Sabina esté contigo...

casi 500 años de su fundación, la Villa Rica de la Vera Cruz continúa provocando una profunda impresión en el viajero. Su ambiente ”caribeño” cautiva o rechaza, difícil ser indiferente ante el hablar, caminar, bailar, comer, ¡su vivir pues!, del porteño.

Y cómo no, siendo la Villa puerta de entrada y salida en el intercambio de productos y personas con la metrópoli, intercambio que dio forma al Virreinato de la Nueva España.

El 12 de octubre de 1492 Cristóbal Colón arribó a territorios que creía eran las islas de las especias en la India. Los españoles comenzaron a colonizar las islas de Jamaica, Cuba, Puerto Rico y Haití. Vicente Yánez Pinzón y Juan Díaz de Solís divisaron en 1506 las costas de Yucatán y anotaron las rutas en las cartas de navegación. En 1511, el Barco de las Víboras naufragó en su ruta a la isla de La Española (Santo Domingo), las corrientes marinas llevaron a los 17 sobrevivientes, después de flotar sobre los restos de la nave durante 13 días, a unas playas desconocidas (Cozumel) donde son apresados por el cacique de la región, quien los sacrifica y hace un festín con sus cuerpos. Sin embargo, dos de ellos, Jerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero (padre del primer mestizo al procrear con una nativa), logran huir y ponerse a salvo al encontrar a otro cacique, muy poderoso y enemigo del anterior.

La isla La Fernandina (Cuba) fue ocupada por Diego Velásquez de Cuéllar en 1516 y al año siguiente envía una primera expedición con tres navíos, que el 5 de marzo llega a Yucatán (Cabo Catoche), donde, después de una batalla con los nativos y debido al elevado número de heridos, deciden regresar a Cuba.

Llevan con ellos dos prisioneros y oro para ser presentados al gobernador. El 18 de abril de 1518, una nueva expedición de cuatro navíos y 240 hombres, comandada por Juan de Grijalva, es enviada por el gobernador Velásquez para rescatar más oro, mejor armada para resistir el embate de los nativos. Bordeando la costa del golfo, son atacados en Champotón (Campeche) y, ya en Tabasco, topan con ungran río al que bautizan “De Grijalva”.

El capitán Pedro de Alvarado llegó a la barra que bautizó con su nombre y a Tlacotalpan; poco después, llegó a la desembocadura de otro gran río (el Jamapa, en la actual Boca del Río). Más adelante, divisan tres islas, a una la llaman “Isla Blanca” por el color de su arena; a otra, por el de su vegetación “Isla Verde”; la tercera, a la que arribaron el 17 de junio, la llamaron “Isla de Sacrificios” por encontrar allí un adoratorio y los cadáveres de cinco jóvenes con el pecho abierto. El 24 de junio, desembarcan en un islote de grandes proporciones que se llamará San Juan de Ulúa; allí, los nativos les obsequian una gran cantidad de oro, jade, plata y otros objetos.

Alvarado regresó a Cuba con las riquezas rescatadas y los soldados enfermos, Grijalva prosiguió hasta Pánuco y retornó a Cuba. En 1519 el gobernador de Cuba ordenó una tercera expedición de diez navíos, 16 caballos, 508 hombres y 100 marineros, bajo las ordenes de Hernán Cortés, con la

cuaderno de vacaciones encomienda única y exclusivamente de “contratar”, que era traer riquezas de esa tierra a Cuba. Cortés llegó a Tabasco donde le entregaron 20 mujeres, entre ellas, la Malitzin, bautizada después con el nombre de Marina. El 21 de abril de 1519, Cortés y toda su armada desembarcaron en el islote de San Juan de Ulúa; el 22, desembarcan en la playa “Chalchihuecan”, considerándose la fecha oficial de la fundación de Veracruz.

Por el azote de mosquitos, falta de agua y otras adversidades, se traslada el asentamiento 16 leguas al norte, a la región de Quiahuixtlan (Cerro de los Metates), donde existía un cementerio prehispánico. Cortés sufre una sublevación y hunde sus naves para evitar fugas. De ahí parte a la conquista del altiplano. El 4 de julio de 1523, el Rey Carlos I de España y V de Alemania otorga a la Villa Rica de la Vera Cruz su escudo de armas.

Poco duró en ese lugar. Muy rústica, no resistió los embates del clima y se consideró una tercera fundación. En búsqueda de un lugar adecuado, el 5 de septiembre de 1525 llegaron al río Huitzilapan (La Antigua); se construye el cabildo, la aduana, bodegas, conventos, iglesias, hospitales y casas particulares.

En 1552 un huracán destroza la Villa al desbordarse el río. A finales del siglo, el Rey Felipe II ordena el cuarto traslado de la Villa al lugar del primer asentamiento, en el lugar llamado “Ventas de Buitrón y de Machorro”, frente a San Juan de Ulúa.

Sería el definitivo.

En 1683, el pirata Laurens deGraff, Lorencillo, al mando de un gran número de piratas toma e incendia Veracruz; a causa de los ataques, se decide fortificar el asentamiento y se inicia la construcción de una muralla, con sus baluartes y puertas que rodeen el poblado. No todos tenían cabida dentro de la ciudad amurallada, sólo los peninsulares y su personal de servicio. Los pescadores, los negros libertos y los indígenas, al caer la tarde, debían salir a sus barrios extramuros, a merced de los ladrones. Los barrios extramuros forjaron la identidad popular jarocha, siendo el barrio de La Huaca, el más representativo. La muralla se derribó, por cuestiones de salud y modernidad en 1890, quedando en pie un solo baluarte y dos pequeños tramos.

Personalmente, en 1994, cuando procedente de Guadalajara (cuya playa más cercana está en el océano Pacífico) me mudé a Xalapa, el primer fin de sema-

na visité el Puerto. La brisa del mar, el malecón, el danzón en el Zócalo, la salsa en la Plaza de la Campana, el Rincón de la Trova en la plaza de la Lagunilla, el grupo Juventud Sonera en el Portal de Miranda, el café de La Parroquia y el ambiente de los portales me cautivaron.

En 2008 viví en Veracruz; los primeros dos meses en Boca del Río, donde a medio día comía algún platillo de mariscos, como el arroz a la tumbada, empanaditas de mariscos y un par de chelitas. Por la tarde un chapuzón en alguna de las playas que hay desde aquí hasta Antón Lizardo, que son las mejores; por las noches una caminata por las escolleras. Lo que más me cautivó de la zona fueron los manglares del Arroyo Moreno.

Cerca de la plaza municipal puede contratarse un paseo en lancha que inicia en la desembocadura del río Jamapa y penetra en los diversos canales del manglar donde puede apreciarse su peculiar

flora y fauna. Más tarde, me mudé cerca del Parque Zamora y dediqué mis días a conocer el Centro Histórico de Veracruz; allí se encuentran, entre otros, el Museo de la Ciudad y el Museo Naval, este último conserva un tramo de la vieja muralla que durante dos siglos rodeó el puerto; siendo ambos una excelente oportunidad para conocer la historia del Puerto.

5

cuaderno de vacaciones

Veracruz: antros con imaginación

Eduardo Pavón

6

y dedicarte a la conversación, la bailada o la observación de los ires y venires de la gente en el lugar con un fondo musical agradable La música va por el rock, el pop, el house, el funk o las variaciones del electrónico; si la clientela lo prefiere, pueden sugerir la música a escuchar o llevar material propio. Todo menos reggaetón, pues parte del concepto es la huida de ese género tan inevitable en los antros.

Dividido en tres pequeños salones, el espacio está ambientado con esténciles en las paredes, mobiliario estilo lounge y elementos vintage como una televisión encajada en marco de madera en la que puedes depositar tu vaso sobre una servilleta, un reloj despertador muy ochentero y acetatos en lo alto de una de las paredes del segundo saloncito, además de un reloj (como los de los años 30) en la entrada, Una nena encandilada en el que podrás consultar cuántos minutos tarda en evaporarse tu cerveza.

Hay mesas al exterior, donde la luz de las farolas otorga calidez a la imagen que vista de Ligia Ramos lejos bien puede ser una postal de viaje. Abre de lunes a sábado desde las 19:00 hr. ¿Cómo llegar?

Recordando a mi manera mi pensamiento se afilia. hasta las 2:00 En pleno centro, a media cuadra Félix Martínez, decimero. de la mañana. del Parque Zamora, y más cerca demás de playas, albercas, zócalo y malecón, bailes popu- Lo atienden sus aún de la estación de radio XEU. lares en la Plazuela de la Campana, Callejón de la Laguni- dueños: Natalia y lla y Parque Obregón, así como los infaltables Portales, en José Luis. el Puerto de Veracruz hay otras opciones para disfrutar el tiempo libre en Semana Santa.

A

En Homenaje a los callejones

En el corazón del Centro Histórico hay una hilera de callejones por donde atravesar el primer cuadro de la ciudad, evitando avenidas concurridas. En el Clavijero –llamado allá por 1830 De Palo Gordo–, ubicado entre Canal y Ocampo por una parte, e Independencia y Zaragoza por la otra, se encuentra el Homenaje Cafè+bar, un espacio para el relax cuando los recalcitrantes rayos solares nos hartan y buscamos un lugar más calmo.

A escasos veinticinco minutos en carro de las playas y la zona hotelera de Veracruz, Homenaje es un espacio que ofrece iluminación y música modulados, no hay luces golpeando los ojos ni sonidos que sepulten una buena conversación. Puedes bailar o escuchar música mientras te tomas una chela, un mojito o un calimocho de fresa y kiwi, o bien un vino. La oferta culinaria incluye ensaladas, tapas, baguis, chapatas y bagels, así que más bien el asunto es degustar algo ligero

Nena, un bar imaginario

Por los rumbos del Acuario, en la colonia Flores Magón, está el Nena Music club & photobar, bien reconocible por su letrero en verde esmeralda en lo alto.

Hace cinco años, el Nena surge como una exposición fotográfica itinerante en distintas sedes en las que la foto era la causa de un performance: desde vestir el lugar en turno con cortinas moradas, hasta pensar en los cocteles a ofrecer o que hubiera detalles como muchos claveles. Las invitaciones eran personales y había que confirmar, y entonces la fiesta arrojaba la imagen correcta a la cámara fotográfica.

Eran fiestas privadas en las que alguna vez se solicitó ir de negro, otra llevar algún detalle en rojo con la idea de crear un ambiente propicio para hacer la foto, registro que ahora se exhibe en las paredes de los es-

Protegiéndose del sol en madrugada [Homenaje]

Eduardo Pavón

pacios que conforman el Nena, consolidado de ocho meses a la fecha como un bar donde se vive la fiesta ya en lugar fijo.

La itinerancia terminó en una casona con setenta años de antigüedad, ubicada en una de las primeras colonias del Puerto, a unas cuadras de la playa. El carácter añejo se preserva en el lugar y en el entorno; del recinto se recuperó la estructura, respetando la característica altura de los salones antiguos. La nueva decoración le da también nueva atmósfera, y de la mezcla de viejo y nuevo resulta algo peculiar.

El primer cuarto tiene cierta oscuridad, es un espacio sensual con un gran espejo frente a la entrada, donde está el DJ y la barra; de este primer salón sale todo hacia los demás espacios. El segundo es sobrio, recuerda a un callejón, un tanto neutral pues funciona como galería y también como puente entre lo oscuro y lo rojo, que es lo que define al tercer y último espacio, dedicado por su mayor amplitud a reservaciones grupales y al área en la que podemos comer. El espacio rojo es pasión, simboliza el liderazgo y el poder.

El cuarto galería está pensado para alojar quince fotos, entre las que figurará alguna de la colección La Bruja, del fallecido fotógrafo veracruzano Alberto Contreras. El resto de la obra expuesta se renovará para evitar la monotonía. El espacio está abierto a fotógrafos veracruzanos y de otras latitudes.

Ligia Ramos

cuaderno de vacaciones

Baguis Beto Ávila $ 40 pesos La Toña $ 45 pesos A-gustín (salami,jamón de pavo, queso panela, aderezo de chipotle y vegetales) $ 50 pesos Pirata $ 65 pesos Chapatas Flaco de Oro Antonia

$ 50 pesos $ 45 pesos

Bagels Chucho el roto (queso crema y jamón de pavo) Ulu-ah

$ 35 pesos $ 50 pesos

Bebidas Cerveza (lager, indio, sol, ámbar) Clamatomichelada Vino tinto de la casa Calimocho de piña Calimocho de fresa y kiwi Mojito Vodka tonic

$ 25 pesos $ 40 pesos $ 25 pesos $ 25 pesos $ 25 pesos $ 35 pesos $ 50 pesos

Pedro, el autor del Nena, comenta:

Nena se dirige a un público de entre veinte y cuarenta años, que gusta de viajar, del arte y de consentir oídos, paladar, vista y curiosidad, lo que ha generado que Nena expanda sus opciones musicales, de bebida y culinarias.

Ofrece cocteles propios como el Funky shot (bebida que además de rica es eficaz porque te pone funky) y productos como el licor de maracuyá, preparado y fermentado en la terraza del lugar, así como platillos elaborados especialmente para nenes y nenas que asisten a la cita con su homónima.

En vinos la oferta se inclina por productos mexicanos sin que eso impida pedir uno chileno o francés; en cuanto a comida, además de los platos propios, una nueva alianza con Pizzaiolo (recomendable establecimiento de pizzas a la leña) te permite llamar y pedir una pizza.

Si las ganas de ir al Nena aparecen en jueves, seguro que escucharás algo en la variada gama del Globe music, pero si es viernes o sábado, el DJ seguro te hace moverte con el set elegido que de una vez advertimos, no contiene reggaetón ni música norteña.

Para Semana Santa, el Nena se pone sus tenis e invita al público a la fiesta de vans, así que puedes fiestar en la onda skate mientras pruebas las promociones de cachaza y mojitos, escuchas a los dos DJ’s adicionales y revisas en qué otras bebidas bajaron los precios.

Queremos hacer un movimiento distinto a lo que se maneja en Boca del Rio, aquí en la parte vieja de Veracruz.

Una especie de alianza amistosa. Hay que salir adelante y es cosa de dialogar; proponemos algo que si bien no es distinto es fresco, lo veo como parte de una visión a largo plazo. El Nena era un bar imaginario porque tenía cinco años hablando de él en este asunto de las fiestas, lo mencionaba, estaba ahí…hasta que se concretó.

Me gusta que la gente se sienta en casa, que encuentren adecuado el lugar y entiendan el concepto, el discurso que hay en cada cuarto. Con que estén bailando por mí no hay problema.

Va una muestra de las joyitas del Nena: Funky shot: 3 copas donde se mezcla zambuca, bayleis y licor de curazao azul. Se prende fuego, cae todo a una copa martinera y ¡a ponerse funky¡ Nena abre de miércoles a sábado de 20:00 a 2:00 am, o bien, cuando la gente se canse. Precios de 40 pesos en adelante. ¿Cómo llegar?

16 de septiembre esquina Paso y Troncoso, colonia Flores Magón. A tres cuadras de la Beneficencia Española y a dos cuadras del Parque España.

Desde el malecón o el centro , busca la calle 16 de setiembre, que inicia en el Baluarte de Santiago, y sigues derecho hasta Paso y Troncoso.

7

Nidia del Ángel

cuaderno de vacaciones

8

Coatepec: ponte trucha

C

alcule quince minutos en llegar. Son ocho kilómetros, en automóvil, entre Xalapa y la ciudad del café.

Coatepec es una buena alternativa para huir del tráfico xalapeño. Y es que todavía muestra un aire pueblerino con una más interesante gastronomía vernácula –y una joya española: el gazpacho de El Andaluz.

Está hacia el sur y le toca un clima de zona montañosa.

Humboldt cronicó su abundante flora. Pueblo Mágico desde 2006, con un patrimonio cultural en donde resalta la escritora María Enriqueta Camarillo y Roa de Pereyra y toda esa caspa posvirreinal que se asentó en sus calles pedregosas. Hay un monte que se llama Cerro de las Culebras con una estatua de Cristo Rey levantada en 1912. Y como un clásico coatepecano: desde 1938 tiene un mítico servicio de autobuses llamado Excélsior.

Para llegar ahí, desde Xalapa, existen dos vías con una única referencia: el mercado Los Sauces. Una de las salidas va por la carretera nueva,autopista digamos, por la calle Bolivia que desemboca en el Museo del Transporte y que da rápidamente a Coatepec a través de una ruta discreta y segura, con pocas bondades paisajísticas. Hay moteles con remedos de Las Vegas; el restaurante La Reserva para aquellos que paladeen un cocodrilo al acuyo y de apertura los soberbios escamoles; y avisos para desviarse al sobado paseo de La Orduña, otrora imagen colonial, con su camino de árboles muy en el tono de las leyendas de La Llorona –y donde ahora se localiza La Ceiba Gráfica, Centro de Artes en Gráfica y Residencias Artísticas.

R aciel D. Martínez Gómez La otra conexión es más provechosa. Tranquilamente toma uno el camino viejo a Coatepec, a un lado de La Maquinita y del Centro Deportivo Ferrocarrilero hay un hilo de asfalto flanqueado por tienduchas, verdulerías que atienden zombis, venta de chicharrón, esquites. El recorrido es más lento pero a cambio tenemos un paseo lleno de curvas que pasa por el Jardín Botánico Francisco Javier Clavijero, súper bien cuidado, luego árboles frondosos anuncian Briones, y así se serpentea por La Pitaya, con oportunidad de desayunar en Casa de Campo para quienes disfrutan un río calmo propicio para el cultivo de la trucha.

Ahora vamos con el lugar común: en primera instancia pensaríamos que en Coatepec, sobre todo en el centro, se deleita un copo de nieve. En el kiosco del Parque Hidalgo se goza de una pequeña bolsa de polvorones que acompañan a la nieve de limón. Quizá la mejor sea la de mandarina, nieve que disipa cualquier vinagreta de mariscos y sirve además de puente para el siguiente platillo. Aunque yo la recomendaría siempre para finalizar, de postre pues.

Coatepec no sólo se limita al exotismo del parque y de sus iglesias (la del Calvario, de la Luz y la del Sagrado Corazón), por cierto remodeladas y pintadas para los ánimos naif de los turistas. No, hay otras recomendaciones: por ejemplo el café y restaurante Andrade a un costado del parque de marras.

Nidia del Ángel

cuaderno de vacaciones

En Andrade se disfruta de una comida regional bien servida que incluso en su menú no excede los 120 pesos.

Los platos derivan del mole, la masa, el huevito, la cecina, pero hay sorpresas como los mismos mariscos, el pescado y claro está con la trucha, estrella a nivel general en la ciudad –repásese la carta del restaurant El Tío Yeyo y se topará con una trucha preparada al anís increíble. El café es una garantía. Y abren el servicio con unas bolitas de pan que bien pueden embarrarse con un poco de salsa verde, poquita, porque pica. Luego viene una típica gordita de frijol, con masa fresca, y salpicada con queso.

Para la sopa siempre hay de dos: crema, la de brócoli es la mejor, y la de pasta corriente, bien hecha. El fuerte por lo regular se divide entre pollo, a veces con pipián y por supuesto con mole, son los preferidos; también preparan res, coatepecana, con chilaquil, plátano y guacamole; y los camarones y el filete de robalo sol les salen exquisitos, sobre todo el tamaño es muy generoso y no hay ningún problema con la ensalada.

Está la opción de visitar la Hacienda Zimpizahua, la congregación de Las Puentes donde está el monumento a San Rafael Guízar y Valencia y partir rumbo a Xico para cenar unas enchiladas rellenas de carne de picadillo, con un tamal canario y tomarse un verde para el desempance… pero ese es otro campanario.

Javier Velázquez

El kiosko corazón del parque...

Perote

Fortaleza de San Carlos

fortaleza y montaña

S

Ezra Crangle

i lo suyo es huir del calor infernal y las multitudes playeras y le atrae la montaña, el Valle de Perote no tiene pierde.

Llegar a la región partiendo de Xalapa es de lo más fácil, en auto o en camión. Sólo hay que ascender la carretera que conduce hacia la capital del país. Desde tiempos antiguos, Perote simboliza un punto geográfico clave en la encrucijada del Camino Real que tuvo su origen en la Villa Rica de la Veracruz con la finalidad de conquistar el corazón de México-Tenochtitlan.

La empresa colonial requirió por esta razón una cuidadosa planeación urbanística en los nuevos asentamientos y la construcción estratégica de fortificaciones con fines militares. Después de la fortaleza de San Juan de Ulúa, en el Puerto de Veracruz, la fortaleza de

9

cuaderno de vacaciones

10

San Carlos de Perote, erigida durante las últimas décadas del siglo XVIII, simboliza la perfección de la arquitectura virreinal puesta en los sistemas defensivos; sin embargo, las dimensiones de San Carlos son mayores y desde su ubicación se domina visualmente toda la hermosa planicie. Tan contundente belleza sólo se logra comprender si se recorre este monumento histórico hoy en tareas de restauración realizadas por el INAH en coordinación con el IVEC. A tan sólo dos kilómetros al norte de la ciudad de Perote, se halla un camino de terracería en una zona antes despoblada que lo llevará a la fortaleza hasta hace poco abierta al público de martes a domingo, en horarios accesibles y sin costo. Contemplar en su integridad y desde dentro una de las contadas construcciones de su tipo que han sobrevivido en tierras continentales es una experiencia que supera toda narración.

Entre los proyectos más ambiciosos de los años recientes en el rubro turístico destaca la creación de una infraestructura que permita el acceso masivo a los numerosos vestigios (puentes, templos, construcciones militares y mercantiles) a lo largo del Camino Real y sus distintas ramificaciones a lo largo y ancho de Veracruz. Y esta región se afana por preservarlos, aunque el turista debe estar atento a las todavía escasas señalizaciones en torno a su ubicación, pero no es de sorprenderse que los pobladores siempre estén dispuestos a orientar y auxiliar a los recién llegados.

Lo que no ocurre con el Parque Nacional de Cofre de Perote, más de una vía nos señala el camino de ascenso que nos llevará a la cima luego de recorrer 4, 250 metros, y con suerte, contemplar el mar en días despejados.

Si uno ha elegido la ruta de Perote, son múltiples las opciones que se nos presentan, depende si las tomamos al inicio del viaje o a la vuelta.

Resulta obligada la visita a alguna de las ex haciendas, con todo y capillas, que sí están abiertas a los turistas, San José de los Molinos y Tenextepec, regios ejemplos que cobijaron el modelo económico impulsado durante el porfirismo.

A lo largo del trayecto carretero se localizan otros atractivos surgidos a partir del entorno natural, el centro recreativo El Conejo y la reserva ecológica Valle Alegre ofrecen múltiples opciones, contemplativas y de acción.

Para sobrevivir a la hambruna, unas tortas peroteñas resultan un magnífico tentempié, más de un expendio de carnes frías en la calle principal las prepara a precios razonables. Y sí, ya de regreso del paseo, una comida fuerte es lo recomendable. Abundan los merenderos al pie del camino, los de La Joya y Las Vigas ofrecen las mejores viandas de la comida regional, todo tipo de carnes asadas al carbón (res, pollo conejo), frijoles hervidos y tortillas a mano, sin olvidar los deliciosos quesos para asar producidos por los ranchos ganaderos.

La Mancha

Un lugar con manglares anchos

Luis Enrique Rodríguez Villalvazo

E

s menester levantarse alrededor de las siete y poner en orden lo necesario para pasar un día en la playa. Luego viene el traslado a CAXA, abordar un autobús –ya sea de la línea AU o TRV, pues no existe servicio directo y los autobuses van realizando paradas a lo largo del trayecto, además de que es necesario trasbordar en Cardel, situación que se ve subsanada y el tiempo de traslado disminuye si se posee auto propio– y disponerse a viajar, partiendo de Xalapa, un par de horas para llegar al poblado de La Mancha, ubicado en el municipio de Actopan; el costo del viaje redondo no debe superar los ciento cincuenta pesos por persona. * Salida: CAXA * Línea de transporte: AU o TRV * Tiempo aproximado de traslado: 1 hora 30 minutos-2 horas (el traslado en auto desde Xalapa reduce el tiempo a una hora aproximadamente; viniendo de la ciudad de Veracruz el promedio es similar). * Puntos de interés a visitar: zona arqueológica de Zempoala, Cerro de los Metates, playa de Chachalacas.

Si se viene de Xalapa o de la ciudad de Veracruz, se nota de inmediato

que el cambio en el paisaje es indicativo también de una modificación en la forma de relacionarse con el mundo. Para quien viene de paseo, Veracruz, la entidad, le parece, en la mayoría de los casos, lo mismo de cabo a rabo; en casi todos lados prevalece un tono verde que sólo varía en su intensidad y en algunas zonas –las menos– en su abundancia.

Al tomar la desviación hacia Poza Rica, a la altura de la ciudad de Cardel, nada más avanzar un par de kilómetros sobre la carretera federal 180, el paisaje se modifica de golpe. Del lado izquierdo de la carretera desaparece la melena violácea de la flor de caña, dando paso a los primeros lomeríos, que anteceden a las grandes crestas que más adelante habrán de levantarse, simulando las placas óseas de un gran dinosaurio abatido. Del lado derecho, el golpe de sal advierte la presencia marina, una costa en porciones virginal, donde destacan algunas construcciones que en apariencia nadie utiliza y en las que sobresale la imponente vigilancia de reflectores que apuntan, no hacia las albercas o las viviendas, sino al horizonte y que de manera sistemática se encienden durante la noche.

Es la constante en los linderos de la llamada Costa Esmeralda, intocada por los grandes consorcios hoteleros que se pelean por cada centímetro de playa en

Eduardo Sánchez Rodríguez

cuaderno de vacaciones

manglares y playa Brazos y abrazos de agua

el Pacífico o el Caribe, pero que mantienen ayuna esta zona de sus edificaciones.

Conforme se acerca al punto, se comienza a percibir desde lo alto la inmensa franja costera y las pequeñas ensenadas que se van abriendo. La laguna de La Mancha es perceptible entonces, teniendo al cerro de Los Metates como eterno vigilante; es cuestión de pedirle al chofer de la unidad que lo deje a uno a la entrada del balneario para desde ahí, caminar unos dos kilómetros por una carretera bien pavimentada (me dicen que hay mototaxis y taxis que prestan el servicio); antes de iniciar el trayecto se puede surtir de cervezas, agua, o lo que se considere necesario a la entrada del lugar.

Más adelante se van graneando los locales de comida en los que se consigue desde pollos asados al carbón (los famosos vampiros) pasando por algunos restaurantes con comida regional –pescados y mariscos–, pero lo que sorprende es encontrar, a la mitad de la calzada, una pizzería atendida por una matrona italiana de brazos y sonrisa anchos, cabello claro y un ánimo a veces no del todo amable, pero que puede ser atribuible al calor del mes de mayo.

A lo largo del camino hay instalaciones para albergar a quien desee pasar más

de un día en el lugar, ofreciendo diversas actividades como la observación de aves, paseo en kayak, senderismo, entre otras, igualmente hay la posibilidad de rentar el espacio para colocar una tienda de campaña si se quiere prolongar y estrechar el contacto con la naturaleza.

El olor y la humedad de los manglares se empiezan a revelar a unos doscientos metros antes de culminar la caminata, entonces se abre un estacionamiento amplio, no obstante que en temporada baja es viable ingresar con ellos prácticamente hasta la playa. Hay un par de hoteles, varios restaurantes o palapas donde se ofrece comida de la región a buenos precios, regaderas y baños para los incontinentes. Un factor primordial: es un lugar seguro; en temporada alta hay presencia de efectivos de la Secretaría de Marina y de las corporaciones locales de forma permanente.

Del lado derecho está la laguna que da nombre al sitio; es un brazo de mar de aguas someras que se interna y que es ideal para que los niños jueguen en ella, guardando ciertas precauciones pues al centro la profundidad es mayor y se forma una corriente que si no se tiene cuidado podría jalar a los menores mar adentro. Siguiendo

en esa dirección y vadeando la laguna, hay una lengua de tierra que es cubierta por la sombra de algunas casuarinas. En este punto es fácil perder la noción del tiempo atento al romper de las olas sobre las rocas, descubriendo los arroyos de agua salada que no deja de manar impulsada por el viento.

La playa se extiende hacia la izquierda, unos mil metros, quizá menos, antes de que la corte una saliente. En este punto la marea deposita, construyendo una especie de osario, cementerio donde reposan los restos de árboles antaño paquidérmicos, hoy sólo pedazos de madera torcida tallada por el mar, al igual que rocas erosionadas por el oleaje con formas por demás caprichosas.

En ocasiones la desnudez asalta algunos cuerpos jóvenes que se aventuran hasta este punto, alejado del interés turístico que se centra por lo regular en permanecer al lado de la laguna y de los comercios.

Esas son las ventajas y cualidades de este sitio donde se puede disfrutar del mar y el sol con toda calma, sin apresuramientos, que invita al quietismo, opción para olvidar por un largo lapso lo que permanece allá, dos kilómetros afuera, en la vida diaria.

11

cuaderno de vacaciones

MaryCarmen Lara Orozco y Badir Jácome Hernández

Jalcomulco

temple en las aguas

12

X

alkomolko: “Lugar de ollas de arena” en nahuátl. Ubicado en la rivera del Huitzilapan (río de colibríes), mejor conocido como río La Antigua.

Jalcomulco es un pueblo que se ha caracterizado por sus actividades de deporte extremo y por los intercambios con los visitantes extranjeros, debido al profesionalismo de sus guías, la calidad de servicio de las empresas hoteleras y la amabilidad de los lugareños. Su vegetación, fauna, serenidad, alegría y habitantes han hecho del lugar una zona en la que el tiempo se torna fugitivo. Es un espacio de respiro para quienes aún nos deleitamos con los climas tropicales, la naturaleza y el sonido del agua, un sitio para olvidar la presión y el estrés cotidianos, un oasis.

El riesgo más sorprendente no fueron los rápidos, sino transitar por las carreteras estatales (Las Trancas-EstanzuelaTuzamapan) debido al mal estado del asfalto, los hoyos1en la carretera hacen que el transcurso sea parte del entrenamiento para quienes gustamos de las experiencias extremas. Nuestro primer acercamiento se lo debemos a Nidia del Ángel 1 Los escollos del huracán Karl hicieron que el trayecto fuera más arriesgado.

Román (publirrelacionista sustentable), actuante política e investigadora social de la localidad, quien ha investigado sobre la aculturación y el celo social como visión integral; ella manifiesta su preocupación por “los cambios intransigentes en los usos y costumbres del lugar, debido al capitalismo que han creado las empresas extranjeras en la región”, factor de ruptura en la comunidad, “los empresarios no se han preocupado por entrelazar puentes de comunicación en los que se vean beneficiados […] los lugareños en sus usos y costumbres y las empresas extranjeras en los medios de producción”. Los oriundos son productores artesanales, actores políticos natos, e intrépidos amantes de la naturaleza, comprometidos con el valor de sus fuentes naturales,2 “Jalcomulco no sólo es un nicho de productividad y beneficio económico”. Su valor radica en ser una fuente invaluable de biodiversidad e intercambio cultural. En las formas de vida de los lugareños, “la aculturación” ha sido un factor de riesgo para las tradiciones y costumbres étnicas de este asentamiento de origen totonaca.

2 Véase la manifestación en contra de las Presas para Jalcomulco: http://www.oem.com.mx/ diariodexalapa/notas/n1638085.htm

Experiencia extrema La poderosa marcha del río La Antigua nace en las faldas del Pico de Orizaba y el Cofre de Perote. El cauce extremo inicia en la altitud y cae vertiginosamente; el agua se abre paso formando la gran cuenca que amuralla los paisajes. Para los más extremos la aventura comienza en la sección Barranca Grande, donde, preparados para lo imprevisto, el equipo formado al menos por dos embarcaciones navega en kayak o balsa, tripulantes con remo a la mano, casco, chaleco salvavidas, instrucciones básicas de supervivencia, casa de campaña, raciones de alimentos, un buen vino, cuerda de rescate, cuchillo bien guardado sin ánimos de utilizarse y entusiasmo para remar las olas que eternamente chocan contra las piedras que, estoicas, reciben el impacto de miles de litros de agua marcadas al paso de los años. El río es peligroso, pero no indomable, sólo la experiencia permite conocer sus caprichos y relieves, las líneas de agua son casi imperceptibles, pero un buen guía siempre va un paso adelante de la corriente, leyendo el agua como un libro abierto que deja caer palabras al azar, sin embargo, contando una historia única al surcar las agua. Ejemplo de ello es Nicolás Mollan, fabulista y guía,

cuaderno de vacaciones su vida es el río, sus metáforas incomparables esbozan a Jalcomulco con su experiencia.

Barranca Grande se recorre en día y medio, comienza con unas tres horas de agudos rápidos que varían de intensidad, dependiendo de la pendiente y los obstáculos a su paso, sujetos a los cambios climáticos y las temporadas de lluvias. Las clases (intensidad) del rápidos son 6, comenzando por el 1, donde el agua está casi quieta y no hay obstáculos que sortear, zonas de relax; los clase 2 tienen por lo menos un obstáculo, ya sea una piedra que rompa el cauce o una pared que violentamente modifique el rumbo de las aguas; los clase 3, que incluyen varios obstáculos mezclados en aguas más veloces y divertidas; clase 4, dificultad recomendada para expertos del rafting que cuenten con la capacitación adecuada para la supervivencia en las aguas en movimiento y conocimientos de rescate, es la clase predilecta para realizar competencias internacionales de rafting y kayak; clase 5, rápidos destinados para unos cuantos privilegiados con temple de acero, habilidades sobrehumanas y gran fortuna; por último, clase 6 declara la no navegabilidad del afluente.

Siguiendo Barranca Grande, luego de atravesar los cuatro cuatros, es hora de tomar la siesta, montar el campamento, cantar unas canciones y relajar el cuerpo del movimiento sin cesar. A la mañana siguiente, atravesamos el tramo conocido como “Pescados”, recorrido que puede hacerse regularmente con la compañía de su preferencia, personalmente recomendamos Raft México, esta sección de clase 2 a 3 es un deleite para los sentidos, co-

menzando con la prueba, para seguir con el rápido las pinturas, en el que se admiran vestigios rupestres prehispánicos, y llegar al ferry, curva peligrosa que cae en el remanso; hay más de veinte rápidos de nombres e historias originales: la Bruja Blanca, si caes, te succiona, debes ser buen nadador para escapar de su beso; La Cueva, zig-zag entre cascadas, el 22, curva rápida para agilizar la mente; el biólogo, en memoria de un investigador devorado por la aguas del Huitzilapan; centinela I y II, con cerros vigilantes. Rápidos que pueden ser disfrutados de manera familiar o entre amigos. Hacer rafting es como llevar el sofá de la sala a la naturaleza, seguro, confortable y divertido, experiencia que debemos vivir al menos una vez en la vida.

Jalcomulco también ofrece caminatas para los viajeros más terrestres: el Cerro Brujo, pared vertical habitada por el Soda,3 que junto con el Robert y otros escaladores mantienen las rutas en óptimas condiciones para el disfrute de los más extremos. La ruta de la gotera y de las pinturas rupestres son ideales para iniciar en la aventura de la escalada y soltar los músculos con una buena caminata. Si buscas purificar tu cuerpo de los vicios citadinos, realiza un sabroso ritual prehispánico: el temazcal, te acercará más a las entrañas de este viaje mágico mediante el fuego como fuente de proximidad al estado primario del ser. Los aromas son parte nata del oasis jalcomulqueño, los cuales incentivan a querer quedarse.

3 Escalador legendario. Hace casas con materiales reciclados. Amante de la naturaleza.

13

cuaderno de vacaciones

San Lorenzo

civilización entre manglares

14 Sergio Raúl López

N

o hay hoteles de cinco estrellas en San Lorenzo Tenochtitlan. Tampoco existen balnearios en sus alrededores, ni grandes desarrollos turísticos. Esta pequeña población, calurosa casi hasta el delirio como todas aquellas establecidas en la zona istmeña, guarda en sus entrañas la valía histórica y cultural que vuelve imprescindible su visita, cuando se está en la zona.

Una larga calle, atacada por el sol y el polvo, da forma al pequeño pueblo. Alrededor de ella algunos tendajones, escuelas y canchas, salpicando las casas. Puede recorrérsele a pie, pues no pasa de algunos cientos de metros. Y hacia el final de este asentamiento de no más de mil habitantes, a una altura de diez metros sobre el nivel del mar y rodeado de ríos y selvas, toparemos con un pequeño museo de sitio, cuya sencillez guarda no sólo algunas piezas arqueológicas de la cultura olmeca sino la última de las enormes cabezas halladas en los alrededores, pero además el testimonio visible, tangible, de uno de los asentamientos originarios de esta primera cultura prehispánica.

Al traspasar las rejas del museo comunitario –un par de construcciones rodeadas de jardines y árboles–, la primera conclusión salta a la vista de inmediato: nos hallamos, de pronto, en una plataforma artificial sobre la cual se domina toda el área. Un área selvática, agreste, rodeada por dos grandes afluentes, el río Chiquito y el

Coatzacoalcos, y por ende, territorio de manglares, de ubérrima vegetación, de floreciente y abundante fauna, de muy difícil tránsito para el ser humano.

Ese sitio, a 50 metros sobre el nivel del mar, albergó desde hace miles de años a esa misteriosa cultura de la que se desconoce incluso su lengua –algunos arqueólogos proponen que era el otomí originario, misma lengua de la muy posterior ciudad de los dioses, Tenochtitlan– y el nombre que se daban a sí mismos –los mexicas relataron a los conquistadores que les nombraban olmecas xicalangas, confundiendo ambos grupos–, pero que iniciaron precisamente en este punto de la geografía veracruzana los primeros rasgos precisos de la civilización mesoamericana, con una antigüedad que ha sido datada en 1200 a. C. No hay mayor conexión con esta ancestral cultura que los vestigios que resguarda la pequeña edificación arqueológica, pero revela muchas cosas. La primera de ellas es que mediante tales plataformas artificiales podían dominar el entorno, guarecerse de la selva y desarrollar la agricultura y la cría de animales, además de establecer un primer centro de dominio de las comunicaciones y el transporte. La magna obra implica, además, el dominio del grupo civilizatorio sobre su entorno, ya que los rellenos de tierra y sedimento permitieron no sólo imponerse a la selva sino construir pequeños montículos entre las aguas y manglares, en los que se desarrolló esta cultura que alteró el paisaje con terraplenes, plazas y calzadas. Tan importantes las chinampas para dominar los cinco lagos del Anáhuac como los millones de metros cúbicos de relleno para establecerse sobre la selva en este lugar.

La segunda, y no menos importante, es que ahí fueron halladas decenas de cabezas colosales y otras piezas importantes, que ahora conforman las colecciones que se exhiben en los grandes museos de antropología tanto de Xalapa como de la Ciudad de México. La gran interrogante es cómo llegaron, entre las aguas y

la selva, estos pesados monolitos de una sola pieza y provenientes de la región de los Tuxtlas, donde se hallaban las canteras de piedra volcánica. En una cultura sin dominio de los metales, las colosales cabezas escarbadas en la dura roca, representan también una proeza técnica.

Una sola cabeza permanece en el modesto museo de sitio. Más de cuarenta piezas fueron extraídas del área y llevadas a los actuales centros del poder político, a las ciudades capitales. Esa sola pieza, de más de dos metros de altura, permanece como mudo testigo del origen de la civilización mesoamericana establecida en la localidad.

Aún conservo un silbato de forma extraña, que compré en el sitio, en una pequeña repisa con artesanías de barro. Con forma de ave alargada, tiene un orificio grande en un costado y un par de incisiones en el lomo con ojos dibujados a su alrededor. Debajo se lee: “RD del Museo de Tenochtitlan”. Cada que la miro me recuerdo que el origen de la civilización no es el centro del país, ni la zona maya.

Cada Semana Santa, en la isla de Tacamichapan y en Jáltipan, el grupo de son jarocho Los Cojolites organiza un seminario de son jarocho en el que se imparten talleres de zapateado, jarana, requinto, versada, telar de cintura y varias otras actividades. Hacia el final de la semana, todos los asistentes recorremos a pie la ruta hacia San Lorenzo, varios kilómetros que incluyen atravesar a pie el río Chiquito, para asistir a un fandango comunitario, pues en la zona, repoblada ahora por jaltiplanecos, perviven todavía jaraneros y bailadoras, e inclusive un grupo llamado Los Olmecas.

Gracias a ellos, la antropóloga Esmeralda Robles da una charla en torno a la cultura olmeca y a los orígenes de la civilización mesoamericana, ocurridos en este pequeño, casi extraviado pueblo del istmo veracruzano. Parte innegable del quiénes somos y de dónde venimos, ojalá la consideráramos para pensar a dónde vamos.