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Nuevos Vientos

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Créditos

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La vida está para gozarla

Por: David Antonio Siachoque H*

Una de las tareas más importantes del encargado de la sección “Nuevos Vientos” es decidir a quién contactar, ya que el artículo gira en torno a este protagonista y la diferencia entre una buena y una mala elección es enorme. Pero desde el primer instante que el nombre de William Perea fue siquiera sugerido en el Consejo de Redacción, hubo una emoción palpable y una actitud prácticamente unánime que decía una cosa: ¡ese es!

No es un misterio que William es uno de los profesores más queridos por los alumnos que alcanzaron a estar bajo su tutoría, las historias que uno llega a escuchar siempre resaltan la increíble calidad de las interacciones con el docente, siempre teniendo un aire alegre y tranquilo, resaltando que tampoco se quedaba atrás en la enseñanza de su materia. Dejando a un lado las huellas que dejó en sus estudiantes, hay que avanzar hacia las impresiones con las que se quedó el profesor luego de su paso por el colegio, así como registrar atentamente, sus aventuras más recientes. William inicia aclarando que, aunque técnicamente se pensionó en junio de este año, no se sintió retirado hasta agosto. El hecho de no regresar al colegio tras las vacaciones fue esa transición que le dio la sensación de pensionado, pero tampoco es un sentimiento trágico. El profe dice que nunca esperó a estar retirado para hacer lo que le gusta, por lo que el tener más tiempo para él simplemente le ha permitido enfocarse más en las cosas que ya hacía. Antes que perder al colegio, siente que ganó más de sus otras actividades, por lo que no le deprime la partida, sino que está feliz de haber disfrutado tantos años de esta experiencia.

No es un misterio que William es uno de los profesores más queridos por los alumnos que alcanzaron a estar bajo su tutoría, las historias que uno llega a escuchar siempre resaltan la increíble calidad de las interacciones con el docente, siempre teniendo un aire alegre y tranquilo, resaltando que tampoco se quedaba atrás en la enseñanza de su materia. Dejando a un lado las huellas que dejó en sus estudiantes, hay que avanzar hacia las impresiones con las que se quedó el profesor luego de su paso por el colegio, así como registrar atentamente, sus aventuras más recientes. William inicia aclarando que, aunque técnicamente se pensionó en junio de este año, no se sintió retirado hasta agosto. El hecho de no regresar al colegio tras las vacaciones fue esa transición que le dio la sensación de pensionado, pero tampoco es un sentimiento trágico. El profe dice que nunca esperó a estar retirado para hacer lo que le gusta, por lo que el tener más tiempo para él simplemente le ha permitido enfocarse más en las cosas que ya hacía. Antes que perder al colegio, siente que ganó más de sus otras actividades, por lo que no le deprime la partida, sino que está feliz de haber disfrutado tantos años de esta experiencia.

En cuanto a lo laboral ya solo hay un único oficio que William sigue realizando por fuera de sus intereses, y es ser examinador del Bachillerato Internacional. Ese puesto no se pierde al desvincularse del colegio, de hecho, el profe dice que hace poco le llegó un correo donde le preguntaban si quería calificar los trabajos de mayo y noviembre del próximo año y aceptó. También le gustaría en algún momento ser tallerista, enseñándole a otros profesores cómo ser examinadores IB, pero anota que eso todavía está un poco lejos.

Una de las actividades que más lo ocupan actualmente es trabajar en la finca de su esposa en Cajibío, en el departamento del Cauca. Desde hace un año, incluso antes de pensionarse, ha estado ocupándose en sus tierras, siendo el mayor proyecto la construcción de una casa desde cero. Es más, William ha estado haciendo un curso para él mismo armar los closets y el mesón de la cocina en un material llamado melamina. No le tiene miedo al trabajo manual con guadaña ni del contacto directo con la tierra, siembra diversas plantas junto a su esposa, incluyendo la papa amarilla.

Otra afición reciente de William ha sido la programación. Su esposa trabaja con sistemas, entonces se ha estado introduciendo en el mundo tecnológico, queriendo aprender Python y JavaScript para crear programas que analicen bases de datos. El profe menciona lo importante que son los análisis de bases de datos hoy en día, pero también recalca que está aprendiendo todo esto por puro interés personal, no por cuestiones laborales.

Una de las pasiones que tristemente fueron afectadas al salir es la música. William dice que no ha podido conseguir nada como la Orquesta de Salsa del colegio, que ese ambiente solo se da aquí, y poder interactuar con sus compañeros y alumnos de tal forma “era suigéneris”. De vez en cuando sigue tocando el bongó y las maracas en casa. También tiene un equipo de altavoces para escuchar música en pasta, un formato en el que se resalta el bajo. Dice que ni en ninguna otra orquesta podría conseguir una experiencia como la que consiguió aquí, y eso sí que lo extraña. Pero lo que más echa de menos no es la Orquesta, sino “la dinámica misma del quehacer”. Le gustaba llegar a clase a enseñar, interactuando con los estudiantes, haciéndoles bromas. Convivir con la gente era una de sus cosas favoritas, desde molestar a todo el mundo, incluyendo a sus superiores, hasta aprender dichos, vibras, e incluso formas de analizar la vida de sus alumnos. Lo único que no extraña es el papeleo, pero dice que le aclaró al colegio que está dispuesto a volver como remplazo si llegara a ser necesario y que no quiere alejarse de la comunidad ni de la institución.

William Perea
5 de octubre de 2023. Foto tomada por: Antonio Siachoque* Estudaintes de 12° del Colegio Alemán de Cali.

Algo imposible de obviar es su pasión por el ciclismo. William llegó a la entrevista con su bicicleta y con su atuendo de montar. Desde 12 años realiza esta actividad, habiendo empezado en un grupo del colegio con cuatro miembros que llegaron a ser 12. Como ese grupo se desmanteló, ahora lo hace solo, por lo que no toma rutas que, aunque le gusten, pueden llegar a ser peligrosas, como las de Dapa o la subida a Cristo Rey. Prefiere zonas como La Buitrera o La Vorágine. Aunque haya nacido y crecido en Cali, el ciclismo le ha dejado ver paisajes y conocer sitios de los que no tenía idea, tanto en la ciudad como en las afueras. Usualmente sale a montar temprano a las 8:00 a.m. y disfruta de su afición por alrededor de dos horas y media. Enfatiza en qué hay una excepción, y esos son los domingos. El séptimo día, William se levanta a las 5:00 a.m. empieza a montar bicicleta en el Cerro de las Tres Cruces y a las 7:00 a.m. ya está en la cima, por lo que se devuelve a casa para bañarse y estar en la iglesia a las 8:00 a.m. Si no alcanza a llegar a esa hora, entonces va a las 11:00 a.m. pero siempre asiste. Entre semana, va todos los días de 6:00 p.m. a 7:30 p.m. apagando su celular y enfocándose únicamente en su fé.

Finalizando la entrevista, se le preguntó a William por un último mensaje que quisiera mandarles a los lectores de “La Mesa”. No dudo en decir, desde su fe cristiana, lo siguiente: “No olvide buscar de Dios”. Hay que darse la posibilidad de disfrutar de las pasiones propias aún mientras se trabaja y estudia, buscando las cosas importantes en la vida, cosas de las que se pueda gozar. William atribuye esta mentalidad a su búsqueda de Dios, e invita a las personas a también realizarla por su propia cuenta, ya que “el mundo no te va a convocar a buscar de Dios”.

Así es como William Perea pasa sus días, pero también lo hace acompañado de su familia. Desde 1984 conoce a su esposa, y tras su casamiento después de seis años de noviazgo han sido inseparables. Aún con su hija viviendo en Alemania, se mantienen en contacto haciendo constantes videollamadas. Su hijo lo visita frecuentemente al también vivir en Cali, incluso fueron a avistar ballenas hace un mes y pasaron seis días montando en lancha y aprendiendo a surfear.

William es uno de los profesores que mejor reputación ha dejado entre los estudiantes, y es verdaderamente reconfortante saber que está disfrutando de su pensión acompañado de la gente que ama. Para finalizar, una cita de su autoría: “Haga de todo, fórmese académicamente, pero no deje de buscar de Dios. Si se deja, uno queda a sus propias fuerzas y no es bueno quedarse solo”.

*Estudiante de grado 12 del Colegio Alemán

William Perea
5 de octubre de 2023. Foto tomada por: Antonio Siachoque*Estudaintes de 12° del Colegio Alemán de Cali.

Zusammenfassung:

“Das Leben muss man halt genieβen”

Mit seiner ansteckenden Begeisterung, seinem typischen Humor, starken Glauben und Fahrradanzug kehrte William Perea nach seiner Pensionierung im Juni dieses Jahres in die Schule zum Besuch zurück. Der unvergessliche Mathelehrer erzählt über die Sehnsucht nach der DSCali, dem wunderschönen Zusammenleben dort und den guten Erlebnissen, die er mit Kollegen, Schülern und selbst in der „Orquesta“ durchmachte. Jedoch betont er, die Traurigkeit überkomme ihn nicht. Seine neue Freizeit verbringt er in seinem Landeshaus mit seiner Frau, am am Lernen oder mit seiner Leidenschaft: dem Radfahren. So stellt uns unser beliebter William seinen Alltag vor, mit einer besonderen Widmung für die Schüler.

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