Edición 217 Periódico Estudiantil Nexos - Universidad Eafit

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C O N E C TA N D O I D E A S

EDICIÓN 217


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Asociación Cultural Periódico Estudiantil Nexos

ENERO 2020

ÍNDICE

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Los irreverentes de cartulina Pablo Patiño

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Tropiezan mis dedos Silvia Natalia Rojas Castro

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El concierto de las 5:30 Águeda Villa

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Cuando los niños hacen política. De Bertolucci a Greta Thunberg. Antonio Gómez Gutiérrez

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Dionisio y Afrodita Sebastián Garcés

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Mil vidas marchando Eliana Tabares

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Fútbol vs racismo: el partido más difícil Roberto Saldarriaga

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Maldición de barro Miguel Correa

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¿Personalidades mortíferas? Juliana Londoño Noreña

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Caricatura Daniel Beltrán Castello

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No solo dioses crean personas Sebastián Garcés

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El seno de la madre tierra María Antonia Ruiz

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Sudor Miguel Correa

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Que transpire la ciencia Silvia Natalia Rojas Castro

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Conectando ideas Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS Dirección Valentina Muriel Tamayo Gerencia Sebastián Garcés Arbeláez

Edición Mariana Hoyos Acosta Juliana Londoño Miguel Ángel Correa Pablo Andrés Patiño Mateo Orrego Eliana Tabares

Águeda Villa María Camila Gómez Silvia Natalia Rojas Tomás Quintero Isabella Franco Marlon Ramírez

Portada Cristina Fontán cristinafontanespinal@gmail.com

Diseño y montaje Pablo Agudelo @Pabloagart

contraportada María Antonia Ruiz antoniaruiz97@gmail.com

Preprensa e impresión Casa La Patria

Desarrollo humano Andrés Carvajal María Camila Méndez María Camila Betancur Mateo Emilio Saltarén Valentina Giraldo Lina Raigoza

Edición web y redes sociales María Clara Molina Alejandro Sierra Diana María Holguín Juanita Gómez Roberto Saldarriaga Cristopher Ojeda Laura Isabel Giraldo María Fernanda González Juan Sebastián Ramírez

Mercadeo Nelly Hernández Juan Camilo Botín Laura Osorio Marialejandra Domínguez Laura Arango Juan Andrés Londoño

Santiago Ángel Valentina Jaramillo Andrea Romero Sebastián Arango Sara Gálvez

Fundado el 13 de agosto de 1987 por Jorge Restrepo, Jaime Cadavid, Claudia Patricia Mesa y Gustavo Escobar. Carrera 49 No. 7sur-50 / Bloque 29 oficina 517 EAFIT edicionnexos@gmail.com / Teléfono: 261 93 02 (574) 2619500 extensión 9302

Los artículos firmados son responsabilidad de los autores y no representan expresamente el pensamiento editorial del periódico. ISSN: 2322-74GX - Año 33 - Edición 217 - 8000 ejemplares - Medellín, Enero 2020-www.eafit.edu.co/nexos


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¡NO MÁS! Valentina Muriel Tamayo | valentinamurielt98@gmail.com

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@valentinamurielt

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mérica Latina es de las regiones con menor crecimiento y más desigualdad en el mundo. La combinación de lo anterior, junto con la creciente corrupción, la inseguridad y los problemas económicos, han mantenido al continente en el centro del subdesarrollo. La problemática, aunque con raíces diferentes en cada país, parece concentrarse en una sola idea: fatiga hacia los gobiernos incapaces y los abusos del poder. La paciencia de los ciudadanos se está desbordando. Los modelos de gobierno, sin importar su orientación ideológica, se han visto afectados por la incompetencia, la corrupción y el evidente incumplimiento ante las demandas sociales. En Venezuela, la crisis económica y social ha producido millones de migrantes y manifestantes. En Chile, el alza del pasaje del Metro ha llevado a los ciudadanos a protestar, dejando más de 800 heridos en los disturbios ocasionados. En Ecuador también se ha producido el efecto ejemplo y la erradicación de los subsidios al combustible llevaron a la protesta, respondida por el gobierno con toques de queda.

Así se vive en América Latina el descontento hacia el sistema. Ni marea rosa, ni rabia hacia la derecha. Parece más una revolución que ha sido postergada por décadas y ha encontrado ahora el momento perfecto para levantarse frente al sistema. El caos en Haití, la corrupción en Argentina, en Brasil la reforma pensional, en Bolivia unas elecciones polémicas y en Colombia aspectos como el elevado costo de vida, el déficit de la educación pública, la destrucción del medio ambiente, la violencia, una posible reforma pensional y laboral, entre otros. Las respuestas en todos estos países han sido las protestas en las calles

tablece en su constitución, la tecnología representa un cambio. Como se ha evidenciado en los recientes paros, y en muchas otras situaciones, las redes se han convertido en uno de los mayores medios de denuncia que tienen los ciudadanos al alcance de sus manos. Un video, una fotografía o una nota de voz son ahora pruebas irrefutables del abuso del poder o de la delincuencia.

Ilustración: David Flórez | simernio@gmail.com como resultado de una furia creciente hacia las clases dominantes. Alicia Bárcenas, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de Naciones Unidas, afirmó en uno de sus más recientes ensayos que: “La desigualdad es la causa principal del desencanto que sienten los ciudadanos de toda la región frente a un establecimiento político pasmado que aún no comprende que el modelo de desarrollo actual es insostenible (…) la gente quiere erradicar la cultura del privilegio”. América Latina está despertando de lo que parece han sido años de somnolencia profunda. Es evidente que hay una nueva generación que está entrando en la política. Los jóvenes en las recientes marchas han sido, en su mayoría, los encargados de convocar a las calles, lo que demuestra que hay nueva generación en la política, gente dinámica que quiere y está buscando el cambio. Por un lado, ciudadanos agotados de la desigualdad al no obtener ni siquiera lo básico y una clase media estancada frente a otra que cada día

es más privilegiada; por el otro, la cuenta de cobro por la falta de conocimiento e información a la hora de poner los gobernantes en el poder. América Latina se está quemando, la lucha está encaminada entonces a obtener respuestas para una transformación social, económica y política, antes de que no quede nada. En medio de este fuego cruzado, hay un elemento fundamental que ha prendido y ha apagado el incendio en múltiples ocasiones. La tecnología, los celulares y las redes sociales ahora son armas en medio de esta lucha. Con acceso al internet, más personas están al día de lo que pasa en el mundo en tiempo real y se organizan rápidamente, en muchas ocasiones sin liderazgo. Como bien se han dado estrategias para sentir acompañamiento, denunciar injusticias e informarse sobre lo acontecido en las protestas de la región, también han funcionado como elementos de pánico e instauradores del terror. En un país como Colombia, en donde la justicia no funciona tal cual se es-

La cuestión es confusa, ¿a quién escuchar?, ¿qué creer de lo que vemos en pantalla?, ¿qué hacer con la información que obtenemos? La responsabilidad en medio de las protestas es enorme. Si bien la protesta es un derecho constitucional, no tiene mayor sentido si se hace fuera del diálogo, la escucha y la responsabilidad social, la cual debe estar siempre encaminada al conocimiento y la información. James Bosworth, autor de “Latin America Risk Report” (Informe de riesgos de América Latina), en una entrevista afirmó que: “Hay una ola contra los mandatarios actuales y los gobiernos no han abordado las raíces del problema, la ira en los sistemas políticos no va a desaparecer y, en muchos sentidos, los gobiernos están atrapados.” No se trata de extrema derecha o de izquierda o de partidos políticos. La problemática ahora es resolver la desigualdad que se ha estado cultivando por años en América Latina. Los gobernantes tienen que estar a la altura de sus ciudadanos, quienes exclaman a gritos y al unísono: “NO MÁS”.


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Que transpire la ciencia Silvia Natalia Rojas Castro | snrojasc@eafit.edu.co

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@natalia.rojasc

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ace un poco más de 400 años, la ciencia no tenía un papel determinante en nuestra vida. Sin embargo, algunos intelectuales intrépidos no pudieron aguantar ignorar la investigación o el análisis de los fenómenos que la naturaleza convocaba fielmente frente a ellos, hasta el punto en que una manzana trazó la pauta para el desarrollo de un sinfín de teorías y doctrinas que al día de hoy acompañan las largas noches de estudiantes convencidos en aprenderlas. Claro está que además de las grandes mentes de estas personas, gran parte de sus descubrimientos contaron con los materiales y lugares que poco a poco ellos adaptaron para realizar sus más precisos e imprecisos experimentos. El mismo Pasteur dijo: “sin laboratorios, los hombres de ciencia son como soldados sin armas”. Esta perspectiva la comparten desde los grandes inventores, hasta las mismas instituciones que los educan, pues las esferas laborales e intereses se han ido adecuando a las nuevas tendencias y prácticas que, por la inquietud del conocimiento, están en constante renovación. Los planes académicos y las proyecciones de los mismos estudiantes tratan de acoplarse a lo que tanto en Colombia como en el mundo está cambiando.

Si algo resaltan los eafitenses de su universidad es que les brinda incluso más de las herramientas necesarias para desarrollar sus ideas y proyectos. Estas los impulsan a seguir trabajando por el bienestar de la sociedad en la que viven y se ven reflejadas tanto en la calidad académica de los docentes que los acompañan, como en los espacios donde estudian, ya que en los últimos diez años la infraestructura de la universidad ha crecido aproximadamente en 25.000 m2 construidos. Adicionalmente, se ha venido trabajando en una serie de planes maestros asociados a instalaciones técnicas que buscan atender no solo las nuevas edificaciones, sino las áreas abiertas. La nueva apuesta es una de las más ambiciosas que ha tenido la universidad en los últimos años. Se trata del nuevo edificio de Ciencias o bloque 20, que empezó su construcción en septiembre del 2018 y tiene previsto entrar en funcionamiento para el segundo semestre del 2020. La receta para deleitar a la comunidad educativa consta de una mezcla de varios ingredientes. La base está preparada con 54 labortarios especializados en ciencias biológicas, ciencias de la tierra, ciencias matemáticas y ciencias físicas. A estos los acompañan 83 oficinas de profesores con una capa bien sólida de nueve salas de reuniones y cinco salas de descanso para los empleados. También hay tres aulas de aprendizaje activo con un acompañamiento de cuatro salas de profesores, proyectos y consultoría. Para rematar, el ingrediente estrella: un invernadero de bioprocesos. Estos ingredientes están dispuestos en una estructura de diez niveles con un área de 13.525 m2.

Fotos tomadas de www.eafit.edu.co Es un edificio con todos los requerimientos que necesitan los científicos para desarrollar sus investigaciones. El rector, Juan Luis Mejía, durante la presentación del informe de sostenibilidad afirmó: “Queremos que este sea el nuevo sello de la universidad”, destacando que su construcción simboliza “un hito o un mensaje que le estamos mandando a la sociedad, poniendo en práctica el postulado de que somos una universidad para la investigación, con investigación, consolidándonos como una institución que construye conocimientos”. La construcción avanza según lo esperado. La coordinadora de Infraestructura y Planta Física, Sabrina Molina, asegura: “Los avances hasta ahora están dentro de los márgenes manejables; hemos tenido algunas dificultades en el montaje de la estructura metálica que ya han sido resueltos y se está replanteando el cronograma para estas áreas complementarias”. No obstante, la fecha de entrega del proyecto aún no se ha modificado y el edificio entrará en funcionamiento para el segundo semestre de 2020, la idea es que este importante evento coincida con la celebración de los 60 años de la universidad. En este momento al interior del edificio se adelantan actividades de acabados como: pisos, instalación de puertas, mamposterías y redes técnicas. De igual manera, se avanza con el montaje de la estructura metálica en la que se dispondrán

espacios de uso común como baños, salas de reuniones, entre otros. Un elemento que se busca resaltar dentro de su construcción es la propuesta de sostenibilidad con el certificado LEED Gold, la cual garantiza el uso de energías alternativas que mejoran la eficiencia del consumo de aspectos como agua y luz. Esta certificación busca aumentar de manera sustancial la calidad ambiental de los nuevos edificios. Así mismo, espera convertirse en el primer edificio de la ciudad aislado sísmicamente, es decir, capaz de proteger a su estructura del efecto devastador o del impacto que genera un movimiento sísmico. La comunidad eafitense y sobre todo la Escuela de Ciencias, se encuentra emocionada por lo que este edificio representa y puede brindar en esa constante búsqueda de excelencia de la mano de la investigación, pues está pensado como el espacio para crear, aplicar y compartir conocimiento. Las expectativas son muchas, lo sueños y logros que espera cumplir cada estudiante dentro de esas paredes son incontables. Buscan que sea un espacio donde el verdadero aprendizaje sea el principal objetivo por medio del acceso a herramientas que permitan entender y, sobre todo, construir mejor el mundo. Más allá de los nuevos juguetes o ingredientes que va a tener el edificio, los mismos estudiantes resaltan que, si bien en principio será un lugar de encuentro para los que comparten

ese tipo de interés, es también la oportunidad perfecta para potenciar y expandir toda la escuela dentro de la universidad. Este es un factor también contemplado en el diseño: que la ciencia salga del mismo edificio. La idea es alzar todo lo que se pueda en vidrio, desde su fachada externa hasta, los espacios internos, para que se entienda que es un lugar de puertas abiertas y no solo de los científicos, es decir, que transpire a toda la comunidad. Samuel Pelaez, estudiante de Biología, dice: “Me emociona mucho que en la terraza va a haber un invernadero en donde voy a poder hacer un montón de experimentos con plantas”. También admira el hecho de que tener un espacio especializado genera la posibilidad llamar a expertos en esas áreas académicas, “atraer a investigadores y profesores que quieran trabajar en Eafit porque ven que tiene, por así decirlo, suelo fértil para la investigación y para el desarrollo de muchos proyectos”. Así como él, un estudiante de Ingeniería Matemática considera que lo más llamativo son las salas de cómputo porque puede conectarse con los últimos avances en investigación. Si bien su inauguración está programada para este año, es un proyecto que evolucionará con el tiempo y con los avances que se desarrollen en esta voluble época. Igualmente, espera contribuir en la preparación de tanto científicos como seres humanos que al momento de graduarse, salen a edificar la ciudad y el mundo que les rodea.


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EL CONCIERTO

DE LAS 5:30 Águeda Villa | avillag@eafit.edu.co |

@aguedavillag

Diariamente la Avenida Oriental le da la bienvenida al canto particular de cientos de aves que a las 5:30 de la mañana y de la tarde musicaliza la rutina de los transeúntes de ese sector del centro de Medellín.

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cambios y sobreviviendo en medio de edificios y carros, volando en parejas o en grupos pequeños que se avistan fácilmente en las tardes, abriendo sus alas verdes con gracia y elegancia y camuflándose entre las hojas de los árboles que utilizan como su casa.

odos los días a las 5:30, en la mañana y al caer la tarde, la Avenida Oriental se convierte en un lugar mágico. Un grupo de pájaros, siempre muy puntuales, invaden el espacio con su canto particular, mezclándose con el ruido de los carros, los pitos y los gritos de los vendedores ambulantes, propios de la hora pico. Cantan lo suficientemente fuerte como para ser notados por quienes pasan cerca y, son tantos, que es imposible que pasen desapercibidos. Son las cotorras carisucias, una especie de perico que se adaptó a la ciudad. Su protección y conservación depende de los habitantes de Medellín, quienes, curiosos, miran hacia los árboles buscando el origen del canto. Se encuentran entre el follaje un montón de pericos verdes gorgimorenos responsables del concierto que ameniza el camino de quienes salen de casa, de quienes regresan, o de aquellos que simplemente transitan por ahí a esa hora.

Suena inusual para muchos que un espacio tan transitado por carros, peatones y comercio cuente con un grupo de aves tan constantes. La belleza y el color de las cotorras carisucias contrasta con el negro del pavimento, el gris de algunos edificios y la ruidosa cotidianidad del centro de Medellín. Aunque sorprende que sean tantas, no es difícil hacer el cálculo: estos periquitos son monógamos pero se reproducen con bastante facilidad y ponen de dos a seis huevos blancos que tardan en eclosionar entre 22 y 25 días. Los pichones permanecen junto a sus padres hasta que pueden cuidarse solos, adaptados desde su nacimiento al ambiente que les tocó.

*** Cuando la Avenida Oriental llegó entre 1970 y 1978 el centro de Medellín se partió en dos. Llegó como una tira larga de pavimento de dos kilómetros que se creó desde su diseño con especificaciones de gran ciudad, cuando el edificio Furatena era todavía el más alto y el Coltejer apenas comenzaba a alzarse para quitarle ese título. La Avenida Oriental empezaba en el sur, en Los Huesos, y terminaba hacia el norte en Villanueva, donde con el pasar de los años la siguieron alargando para conectar otras partes de la ciudad. Y con esa construcción El EDU (Empresa de Desarrollo Urbano) y la Alcaldía de Medellín respondieron a una necesidad urbanística de sembrar árboles en sus separadores, con el fin de bajar la temperatura por lo menos dos grados y de darle un poco más de vida a ese corredor de concreto. En pocos meses la Avenida Oriental se llenó de vida. Con el crecimiento de guayacanes, cascos de vaca, urapanes, ébanos y palmas, esta calle, también llamada Jorge Eliécer Gaitán, comenzó a recibir sombra y a amainar el calor gracias a estos nuevos árboles, mientras diferentes especies de animales hacían sus hogares en los troncos y en las ramas. Y a ese espacio de árboles se le llamó desde el principio “el corredor verde de la Avenida Oriental”. Los árboles que allí se sembraron han visto con el pasar de los años cómo sus raíces se encierran, dependiendo del gobierno de turno, con pequeñas cercas de cemento, pirámides de colores o cercos de hierro, estos últimos acompañados recientemente de la construcción de algunas estacio-

Ilustración: Ángela Ruiz angelam116@gmail.com nes del Metroplús. El principal interés de esos cercos de hierro —antes pirámides— ha sido siempre incentivar al peatón a utilizar la cebra y evitar pisar las raíces de los árboles del corredor verde, invitando al ciudadano de a pie a cuidar esos pequeños espacios naturales. Algunos expertos del Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe fueron los encargados de elegir las especies de plantas que adornarían el corredor verde de la Avenida Oriental. El cuidado de los árboles que ya estaban y la llegada de nuevas plantas hizo que la fauna silvestre aumentara: mariposas monarca, zarigüellas y algunos felinos comenzaron a visitar el corredor verde con más frecuencia, e, incluso, a vivir allí. Una de las especies con mayor visibilidad y protagonismo es la Eupsittula pertinax, conocida como cotorra carisucia. Es un perico de tamaño mediano que crece hasta 20 centímetros; tiene alas verdes, pecho amarillo, y cara manchada de marrón que le da el nombre común a la especie. Nadie sabe a ciencia cierta cómo llegaron las cotorras carisucias a Medellín; el rumor habla de la liberación de unas cuantas que, reproduciéndose, lograron crear esta comunidad de cotorras que nació y creció dentro de la ciudad, adaptándose a los

Durante el día los pájaros no cantan, sencillamente porque no están: todos los días, estas cotorras carisucias recorren hasta cuarenta kilómetros en búsqueda de semillas, frutas y verduras para alimentarse, regresando al atardecer a esos árboles de la Avenida Oriental para descansar. Y no es el único lugar en el que lo hacen: algunos sectores de El Poblado y Conquistadores también funcionan como hogar para esta especie silvestre que corre el riesgo de disminuir e incluso desaparecer a causa del tráfico ilegal, pues, la facilidad de domesticación de la especie la vuelve más vulnerable. Proteger a esta y otras especies es una labor del Área Metropolitana, quienes con cuidado buscan que las cifras de tráfico ilegal de fauna disminuyan. “Si no hay cliente, no existe el vendedor”, dice Víctor Vélez, líder de Fauna Silvestre del Área Metropolitana. “La fórmula sencilla requiere ciudadanos conscientes de los impactos negativos a la hora de poseer animales exóticos como mascotas, extrayéndolas de sus ecosistemas”, añade, reconociendo la vigilancia cercana que le hacen a ese corredor verde de la Avenida Oriental, gestionando planes sostenibles en el territorio y educando a los habitantes en el cuidado de las especies silvestres que los acompañan. Muchos residentes de los edificios de la Avenida Oriental se deleitan todos los días con el canto de las cotorras carisucias. Vendedores ambulantes, oficinistas y transeúntes logran escucharlas todos los días. Solo algunos conocen su historia y su origen; la verdad es que todos, sin excepción, levantan la cabeza por lo menos una vez buscando con la mirada y con el oído a los responsables de esta puntual e inconfundible canción.


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Mil vidas marchando Eliana Tabares | etabares96@gmail.com |

@elianatabares

Sin saber cuánto se va a lograr, ni qué viene después; más allá de la rabia y de la indignación, mientras Colombia siga como va, hay que seguir marchando.

E

ra 1953 estaba comenzando mi segundo semestre como estudiante de Derecho en la Universidad Nacional, iba saliendo de mi clase de Constitucional mientras en las calles se comentaba que el General Rojas Pinilla había dado un golpe de Estado, justo un año antes de que se terminara el periodo presidencial de Laureano Gómez. Vivimos cinco días de incertidumbre hasta que el 18 de junio, el día de mi cumpleaños número 19, la Asamblea Nacional Constituyente lo legitimó como el nuevo presidente. Un año más tarde sería esta misma corporación la que se encargaría de reelegirlo hasta 1958.

orden de que nadie nos podía dar comida y tampoco nos podían dejar dormir en sus casas. A diferencia de ellos, en Bogotá nos recibieron 500.000 personas con pañuelos y flores blancas en la plaza Bolívar y también estaba el presidente para darnos la bienvenida a la ciudad. Nosotros lo que buscábamos era cambiar al rector y paralizar Bucaramanga, pero lo que lo ganamos fue más reconocimiento para la universidad y paralizar todo Colombia. Los años pasaron, ya estaba cansado de que fueran necesarias las marchas para que el gobierno de turno nos escuchara, me sentía como un monje que cree que si se flagela, Dios lo va a escuchar. Estaba derrotado pero miraba al pasado y me hacía consciente de que el país que tenía era gracias a las largas horas de caminatas bajo el sol, a los bloqueos que hicimos en las vías principales y a los enfrentamientos con la Fuerza Pública, así que sentía que no podía parar, que tenía que seguir viviendo mis mil vidas marchando.

Este segundo periodo estuvo lleno se sangre y represión: clausuró periódicos como El Tiempo y El Espectador y el gobierno emprendió una persecución religiosa contra el protestantismo. También experimentamos un acoso a diferentes líderes políticos, lo que se tradujo en múltiples asesinatos por parte de las fuerzas públicas. Fue por esto que los estudiantes decidimos unirnos para manifestarnos en contra del gobierno, sin saberlo, los Liberales y Conservadores se habían asociado para planear un paro nacional para julio o agosto de 1957; simultáneamente, el Cuartel General de la ANDI y los banqueros también lo hacían. Pero a medida que iba pasando el tiempo, Rojas Pinilla se volvía más tirano y era posible que la Asamblea Nacional Constituyente lo reeligiera nuevamente. Para asegurar que esto se consiguiera, puso en detención domiciliaria al candidato que habían elegido los partidos políticos tradicionales para enfrentarlo en las siguientes elecciones. Fue esto lo que nos dio a entender que no podíamos esperar dos meses para hacer un paro nacional, el cambio para el “único país de Latinoamérica sin dictadura” estaba a la vuelta de la esquina. El 5 de mayo, los periódicos más importantes dejaron de circular, salimos a las calles cientos de colombianos a gritar: “li-ber-tad - botas-no - un-civil”. Recuerdo que nos estábamos manifestando cerca de una iglesia en Bogotá en la que nos refugiamos cuando llegó la Policía Militar a dispersarnos. Adentro se celebraba una misa y cuando el padre levantó el cáliz, se escucharon dos explosiones y los gases lacrimógenos pusieron a llorar hasta a los santos. Luego se escuchó una tercera bomba que venía de la voz del padre, quien gritaba: “maldito sea el tirano. Maldito sea el hombre que ha llevado al país a esta situación”. Con el paso de los días las revueltas se fortalecían, los bancos habían cerrado sus puertas y el paro económico e industrial ya se había extendido a Medellín, Cali, Manizales y Barranquilla. El 8 de mayo, cuando todo Colombia estaba revelando su descontento con el déspota, se presentó ante el pueblo en una alocución presidencial, desconectada de sus personas, en la que en vez de acercarse a esos ciudadanos inconformes y de tratar de solucionar el conflicto, anunció su reelección. Esto desató nuestra furia, nos sentíamos frustrados, pisoteados por el presidente y por la Asamblea Nacional Constituyente que le alargó la presidencia un periodo más. Cuando nos sentíamos derrotados, los altos mandos del Ejército Nacional se reunieron para llegar a un consenso y así lograr la salida del General. Pasada la media noche del 9 de mayo, entró el Comandante Rafael Navas Pardo al despacho presidencial y le dijo: “Mi general, usted debe salir del país, las cosas no pueden seguir así”. Después de varias

Ilustración: Daniel Molano Posada daniel-325@hotmail.com horas de conversación, él accedió a lo que le estaban solicitando y procedió al nombramiento de una Junta Militar, para que se encargara de gobernar hasta que se eligiera un nuevo presidente. El mejor momento del mes fue el 10 de mayo, a las 9:30 de la mañana, cuando por radio se emitió el comunicado del Presidente informando al pueblo que se retiraba de su cargo para evitar más derramamientos de sangre, a pesar de que en los diez días de conmoción, por orden suya, ya se habían ejecutado más de cien personas. Las calles no quedaron vacías, nos unimos una vez más para celebrar nuestro triunfo colectivo. De nuevo nos estábamos dando cuenta de que si uníamos fuerzas, éramos capaces de transformar al país, llegar a la cabeza del poder y decirle al oído: no queremos más. Como cuando derrocamos la dictadura de Rafael Reyes en 1909. Recuerdo que después de la Guerra de los Mil Días y la separación de Panamá del territorio colombiano, habíamos quedado debilitados administrativamente, estábamos atrasados en el tema vial y nuestra moneda estaba depreciada respecto de las de otros países; para remediar esto, Rafael Reyes, presidente electo para el período comprendido entre 1904 y 1909, impulsó obras públicas como carreteras y ferrocarriles, creó nuevas industrias y se preocupó por saldar la deuda externa. Pero cuando todos pensábamos que por fin las cosas iban por buen camino, comenzó a desarrollar sus ideas de “Orden y Progreso”, lo que lo llevó a disolver el Congreso y a reemplazarlo por una Asamblea Nacional Constituyente. En menos de un mes ya había dictado diez actos legislativos, dentro de los que suprimió cargos como el del vicepresidente, el Consejo de Estado y reformó la Constitución para que su gobierno se prolongara hasta 1914. Nuestro presidente se había vuelto un dictador. Fue por esto que en 1907, mientras daba un paseo por Bogotá con su hija, trataron de asesinarlo, sin obtener el resultado esperado. Su respuesta ante esto fue ordenar la captura de quienes habían realizado el atentado y el 5 de marzo llevarlos hasta el

punto de donde habían disparado y ejecutarlos uno a uno. Al ver estos hechos, mi única reacción fue unirme al movimiento estudiantil de los trecemercistas, no podíamos permitir que este dictador nos siguiera gobernando. El 13 de marzo de 1909 nuestro grupo aliado con la Unión Republicana, conformado por Liberales y Conservadores, marchó en Bogotá contra el dirigente. Y después de varios días de revueltas, logramos que el 4 de junio presentara su renuncia. Pero de todas las movilizaciones en las que he estado, la que más disfruté fue la de 1964; esta vez no marchábamos para exigir la renuncia de un presidente, sino la del rector de la Universidad Industrial de Santander porque estábamos en desacuerdo con el manejo que él le estaba dando a la Universidad. Llevábamos varios días en paro y nuevamente nos iban a cancelar el semestre. Mis papás estaban muy bravos porque me estaba atrasando mucho en mis estudios como Ingeniero Eléctrico, ya debería ir en quinto semestre pero, por los paros, estaba en tercero. Y sin importar lo que ellos dijeran, el 7 de julio de 1964, con 27 compañeros más, emprendimos un viaje a pie desde Bucaramanga hasta Bogotá, queríamos hacernos sentir y al parecer esta iba a ser la única manera de lograrlo. Caminamos aproximadamente 500 kilómetros. La ruta que hicimos recorría tres departamentos: Santander, Boyacá y Cundinamarca; en carro se toma nueve horas, nosotros nos tardamos 14 días. En la maleta, la única comida que llevamos era pan y panela, pero nunca pasamos hambre: en cada pueblo que visitamos los restaurantes nos tenían comida preparada o las señoras nos invitaban a sus casas para comer algo y descansar un poco. No queríamos que nuestra marcha tuviera apoyo político, también queríamos que fuera pacífica, la idea era evitar enfrentarnos con la Policía o con el Ejército, pero nos vimos enfrentados a los residentes de Cite, un corregimiento de Barbosa, quienes en la entrada del pueblo nos lanzaron piedras, lesionando a tres de nuestros compañeros. En Tunja tampoco nos recibieron de buena gana, el Alcalde dio la

Y el momento de volver a salir a las calles había llegado, era 13 de septiembre de 1977, la inflación superaba el 45%, los desempleados habían aumentado considerablemente, al igual que el impuesto a los productos de primera necesidad. Faltaban pocas horas para la media noche cuando se comenzó a sentir el sonido de la pólvora, la señal que daba inicio al gran Paro Cívico. Al siguiente día, me despedí de mi esposa y de mis dos hijos muy temprano. Con mis compañeros del sindicato acordamos encontrarnos a las 8 de la mañana. Cuando los vi, en sus rostros se veía un brillo de esperanza, sentíamos que esta vez no le íbamos a hablar a un dios sordo. Cerramos las principales vías de Bogotá, pusimos clavos, vidrios rotos y llantas encendidas para que los carros no pudieran pasar. El 95% de los trabajadores no asistieron a sus puestos de trabajo y el 90% del comercio no abrió sus puertas. Esta vez no estábamos parando contra del presidente o de un partido político, sino contra un sistema laboral que estaba siendo dirigido en contra del pueblo. En esta ocasión pedíamos jornadas laborales de ocho horas para todos los trabajadores, la fijación de un salario mínimo y el aumento salarial porque el costo de vida estaba muy elevado. Y el gobierno nos respondió con represión: tuvieron que habilitar el estadio El Campin y la plaza de toros La Macarena para albergar a todos los detenidos que se derivaron de los cinco días de protestas. Se reportaron más de 30 muertos y 500 heridos, esto sin contar el resultado de las batallas campales que se vivieron en otras ciudades. No logramos un resultado inmediato, pero un año después el salario aumentó en 9%, la tasa de desempleo se redujo casi a la mitad y esto generó un aumento en el PIB. He sido estudiante universitario, trabajador, desempleado, profesor y pensionado, en todas mis vidas me he manifestado contra el gobierno porque siempre he querido mejores condiciones para mí y mis compañeros de lucha. Quiero que el gobierno reflexione, reverse y enderece su curso porque aspiro ver a Colombia como una nación grande, que respete los derechos de los ciudadanos y que vele por el bienestar común. Sé que muchas marchas quedan de ahora en adelante y sé que algunas veces no nos van a escuchar, pero espero que no desfallezcamos en la lucha y que sigamos siendo un pueblo que camina hacia adelante, aunque tengamos un gobierno que camine para atrás.


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¿Personalidades

mortíferas? Juliana Londoño Noreña | juliana.londono9@gmail.com |

“Tanto estrés te va a matar”, ya suena a dicho popular. El estrés, la preocupación y la angustia constantes parecen ser las nuevas armas mortales. Cada vez son más los diagnósticos que se acompañan de causas no orgánicas como altos niveles de ansiedad que caracterizan cierto tipo de personalidad. Entonces, ¿hay rasgos de personalidad que pueden predecir la enfermedad?

@julianalondono9 @letraserena

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uan tiene disautonomía, Pedro sufre de colon irritable, a María le diagnosticaron fatiga crónica y Patricia llora a causa de la fibromialgia, ¿qué tienen en común? Han ido a más de cinco citas con diferentes doctores y ninguno de sus padecimientos parece tener alteraciones biológicas ni bases fisiológicas, sin embargo, el dolor es real y sin explicación alguna, la frustración crece. A Juan, un amigo le sugirió tratar algo “alternativo”, visitar un psicólogo o un psiquiatra, pero Juan dice que él no está loco e insiste en ir donde su sexto neurólogo.

Incluso el juramento podría mutar y ser ley de padres y maestros al observar qué rasgos refuerzan en los niños o más allá, qué rasgos ejemplifican y cuáles cambiarían en ellos mismos como seguro personal de salud. El doctor Rimshi Manchada, revolucionario de la medicina estadounidense, habla de cómo se debe superar el tratamiento de los síntomas para buscar y atender donde la salud en realidad comienza, bien sea en las circunstancias de vivienda, el ambiente de trabajo o, incluso, en la personalidad. Sin embargo, ¿cuántas veces un médico va más allá del síntoma y pregunta por posibles problemas emocionales, cuantas veces un profesor no se queda en el llamado proceso disciplinario y busca comprender la situación familiar?, o, ¿qué tan a menudo un paciente habla de sus cambios de hogar, de alimentación o de sus preocupaciones con su médico?

Si su doctor hubiera sido Hipócrates en el 400 A.C a Juan ya le habrían hecho una sangría o cortado una extremidad. El médico griego sostenía que existían cuatro humores o líquidos que componían el cuerpo humano: la bilis negra, la bilis amarilla, la flema y la sangre. Cuando estos entraban en desequilibrio se daba la enfermedad del cuerpo y del espíritu, es decir, los padecimientos de Juan, Pedro, María y Patricia serían un desbalance de fluidos. Luego, los integrantes de la escuela griega Peripatética asociaron los humores con los temperamentos de las personas. El predominio de bilis negra se relacionaba con tendencia a ser melancólico y ansioso; la persona flemática se caracterizaba por ser reflexiva y justa; el sanguíneo por la sociabilidad y el optimismo y en quienes predominaba la bilis amarilla, tendían a ser coléricos y vitales. Partiendo de los síntomas ansiosos de la disautonomía, Juan no solo podría tener problemas con sus elevados niveles de bilis negra, sino, también con su forma de ser caracterizada por la alta melancolía. De esta manera, Hipócrates, el “padre de la Medicina”, además de sentar las bases de la medicina moderna, instauró los cimientos para los tipos de personalidades actuales, que, aunque hoy no se curen por medio de sangrados, mantienen el uso de clasificaciones y de implicaciones en la salud. Los humores fueron reemplazados por el modelo de los cinco factores. Este se basó en estudios de los atributos más usados para describirse a sí mismo y a los demás. Resultaron así cinco rasgos globales: el neuroticismo, la apertura, la extraversión, la amabilidad y la responsabilidad. Así como los líquidos de Hipócrates, estos rasgos pueden presentarse en marcados desequilibrios. Sin embargo, el desbalance más peligroso para la salud parece ser un alto nivel de neuroticismo, pariente de la bilis negra, que se refiere a las personas que suelen experimentar sentimientos negativos como preocupación, inestabilidad emocional, ansiedad, miedo, vergüenza, irritabilidad, culpa y melancolía. Según Paul Costa y Robert McCrae, líderes del modelo, y demás científicos de la personalidad, la presencia de un alto nivel en el rasgo del neuroticismo se ha encontrado relacionada con niveles significativos de depresión, an-

Ilustración: Juliana Soto Vallejo | julianasv73@gmail.com siedad y estrategias de afrontamiento pasivo como la evitación. A su vez, se asocia con mayores problemas físicos, donde incluso, en un estudio estadunidense con pacientes que sufrían insuficiencia renal crónica, se encontró que los que obtuvieron puntuación más alta en neuroticismo en el test de personalidad tenían un índice de mortalidad de 37,5% más alto que aquellos que obtuvieron una puntuación más baja. Lo más sorprendente radica en hallazgos de experimentos de países como Suecia y Holanda, donde la calidad de vida de los pacientes que son intervenidos quirúrgicamente parece no disminuir a causa del tipo de la operación escogida, sino de sus características personales preexistentes. Por ejemplo, una persona cuya personalidad se caracterice por ser melancólica con un alto neuroticismo tiende a aislarse, a inmovilizarse, a responder con excesiva emocionalidad a estresores externos como la noticia de una enfermedad y, seguidamente, a reducir su calidad de vida. Retomand las enseñanzas de Alfred Adler, psicoterapeuta austriaco, cabe recalcar que la personalidad es un constructo que se gesta en la niñez y suele ser altamente estable en el tiempo. Aun así, sería condenatorio decir que las personas que se ubiquen en estas descripciones están destinadas a enfermar con mayor probabilidad. De la misma manera como el neuroticismo es un factor de riesgo para desencadenar

padecimientos, existen rasgos como la apertura y la extraversión que se caracterizan como factores de protección. De tal forma que, estimular aspectos intrínsecos como la sociabilidad, el dinamismo, el optimismo, la experimentación, entre otros, pueden llegar a ser más importantes para la evolución del paciente que decidir el método de intervención. Por lo tanto, ante una persona que ha sido diagnosticada con enfermedades altamente estresantes como un aneurisma intracraneal, un meningioma, algún tipo de cáncer o casos psicosomáticos sin base orgánica como el de Juan, Pedro, María y Patricia, la evaluación de la personalidad se vuelve un aspecto primordial. Incluso antes de que se escribiera La Biblia, Hipócrates ya exclamaba lo que hoy se afirma con asombro: “Es mucho más importante saber qué persona tiene la enfermedad que qué enfermedad tiene la persona”. Sin embargo, el juramento Hipocrático, una de sus creaciones que hoy en día siguen proclamando los médicos para comprometerse con su labor, no incluye la anterior instrucción. De modo que al discurso se le podría agregar: ….Velar solícitamente, y ante todo, por la salud de mi paciente; Conocerlo, tener en cuenta su manera de ser e implicaciones en su salud; Guardar y respetar el secreto profesional…

Una personalidad saludable se convierte en una vacuna que no se inyecta, sino que se vive. Naturalizar aspectos alegres y positivos de una alta extraversión y apertura, o en cambio, practicar aspectos depresivos de un alto neuroticismo se considera un predictor consistente de la presencia o falta de bienestar emocional y satisfacción general con la vida. Ya en 1993 en Estados Unidos se encontró que los estudiantes universitarios extrovertidos tienen más probabilidad de experimentar un mayor número de experiencias positivas como buenas calificaciones, incrementos salariales y matrimonio y los de puntuación alta en neuroticismo son más predispuestos a experiencias negativas como la enfermedad, aumento de peso, multas de tránsito o rechazo en escuelas de posgrado. La bilis negra de Hipócrates sigue vigente, solo cambió de estado. Lo que antes consistía en un desequilibrio de líquidos evolucionó a un desbalance de pensamientos y emociones. Nuestra forma de ser puede jugar en contra de la vida, sin embargo, aunque se construya a partir de influencia biológica y social, puede ser transformada y convertirse en una aliada. Para lograrlo, conceptos como la depresión, el estrés crónico, la ansiedad y el pánico deben dejar de sonar como bichos raros que solo crecen en hospitales mentales de mala muerte. La salud mental es causa primordial para poseer una vida de bienestar, convirtiéndose en un seguro de vida e incluso de ahorro. Estigmas como el de Juan pueden arrebatar el lujo de conocer nuestros propios determinantes e incluso prevenir y curar enfermedades, ya que a veces cuando parece que no hay a dónde más ir, volver a sí mismo puede ser la respuesta.

Texto basado en una tesis de la Universidad Eafit donde se probó que los pacientes con Aneurisma Intracraneal no rota presentaban altos niveles de neuroticismo que se relacionaban con la presencia de trastornos mentales como la depresión, la ansiedad y la reducción de la calidad de vida.


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EL SENO DE LA MADRE TIERRA María Antonia Ruiz

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rimero fue un árbol: el Padre Creador. En ese árbol estaban las semillas de todos los frutos. También estaba la luz del cielo y el agua de los ríos y mares. Después, cuando se formó la tierra, del cuerpo del árbol surgió la vida: las semillas de todas las plantas que ahora habitan la selva amazónica.

En la selva están las chagras. Una chagra es una huerta sagrada que en la mitología ancestral está representada por el árbol de la abundancia. Es el seno de la madre tierra: de ella depende la vida humana. Para hacer una chagra hay que talar y quemar una parte del bosque. Antes de ir a talar, los hombres mambean: tuestan la hoja de coca con cenizas de hoja de yarumo y preparan una pasta. La consumen mientras invocan al

| antoniaruiz97@gmail.com

Padre Creador para pedirle permiso para tumbar los árboles. Y es que todo en la selva tiene dueño. La mujer hace cahuana, una bebida de almidón de yuca que se endulza con jugo de frutas. El trueno es la señal de que faltan unos 3 o 5 días para que llegue la lluvia de verano. A eso de las 12 o 1 de la tarde, los hombres prenden los árboles talados. En la selva, el fuego es vida y muerte al mismo tiempo. Hay una diferencia: la quema en la chagra es un fuego para la vida. No se compara con los incendios que han salido en los medios de comunicación. Los indígenas saben quemar. Lo hacen por el lado donde llega el viento para evitar incendios forestales. Y tienen un objetivo: equilibrar el ácido del suelo, en-

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@antonia_ruizes

riquecerlo con los minerales de la ceniza y controlar las malezas. Después, esperan a que llueva y dejan reposar la tierra para que se ablande. La chagra es un lugar femenino: es el pensamiento, el corazón y la fuerza de la mujer indígena. Y es que ellas son las encargadas de sembrar, cuidar y recoger los frutos de las semillas. La chagra también es la despensa tradicional. En cada una puede haber alrededor de ochenta especies diferentes de frutos. Y cada planta tiene una función: algunas son alimento y medicina; otras son mágicas, protectoras o espantadoras. Hay lugares especiales para sembrar cada semilla. La yuca se siembra en todo el terreno y las frutas, al lado de

los troncos. Los tubérculos, el ají y el plátano se siembran en los lugares donde mejor se haya quemado para que haya buen abono. El guacurí, el chontaduro, la uva, el maraco, el guamo y el cucuy se siembran en el terreno pendiente y no muy húmedo. Cuando la chagra cumple un ciclo de cinco años, se abandona durante diez años. En ese tiempo, los suelos se recuperan y la selva vuelve a crecer. Y así quedan, a lo largo de los años, rastrojos enriquecidos con frutales que duran entre ochenta y cien años. Terrenos mucho más ricos en biodiversidad que el monte firme. Es por esto que este sistema ancestral de tumba y quema no degrada la selva, sino que la hace más rica en especies.

la quema también permite recuperar las semillas ancestrales que llevan años bajo tierra o que están adentro de los árboles talados.

Mechina, la abuela tikuna de San Pedro de los Lagos-Amazonas, sembrando palos de yuca dulce.

Después de alimentar a sus familias, los frutos que sobran los llevan a la plaza de mercado. Si la temporada es seca, caminan a través de la selva, si no, los llevan en canoas por el río Amazonas.


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Mupuna Baitanuu, hija de Mechina, recolectando frutos.

Mupuna Baitanuu con la canasta tradicional que se lleva a la chagra.

Los niños acompañan a sus madres durante la cosecha.

Mupuna Baitanuu.

Algunos frutos cosechados en la chagra: umarí, achiote, copoazú, macambo, arazá, azaí, cocona, camu camu.

Mujer tikuna preparando fariña a partir de la yuca brava.


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LOS IRREV

DE CAR Pablo Patiño | pablogp0712@gmail.com |

@pat_patinson

South Park lleva más de 20 años al aire, durante este tiempo, han crecido junto a sus televidentes, han pasado de ser unos niños cuyas groserías nos deleitaban a ser la sátira más acertada del momento.

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n 1997, en un pueblo en medio del aislado Estado de Colorado, en Estados Unidos, cuatro niños observan una pelea a muerte entre Papá Noel y Jesucristo para decidir si la Navidad trata sobre la visita de uno o el nacimiento del otro. Quince años después, los cuatro niños observan cómo el mismo Jesucristo se enfrenta a una batalla moral y mediática luego de que se descubriera que había usado esteroides durante la crucifixión y, por lo tanto, no había sufrido realmente por nuestros pecados. Las dos anteriores escenas podrían parecer de una absurdidad sacrílega ―y por fortuna lo son― pero también son un ejemplo del proceso evolutivo que ha experimentado una de las series animadas más populares de la historia, South Park, creada por Terry Parker y Matt Stone. Ambas escenas corresponden respectivamente al piloto de la serie y al episodio trece de la temporada dieciséis, una evolución de quince años. En el primero se puede decir que se busca sacar en la audiencia una risa despreocupada al ver a estas dos figuras en una lucha hilarante, con el simple mensaje final anticliché en el cual uno de los niños dice: “estamos olvidando el verdadero significado de la navidad: los regalos”. El segundo episodio, por su parte, a partir del uso de la imagen de Jesucristo como un atleta hiperfamoso del siglo XXI, analiza todo el tema del dopaje en el mundo del deporte y las constantes caídas en desgracia de atletas y las repercusiones en las mercancías con su imagen. Si alguien no observara la reconocible e inmutable animación de la serie, podría pensar con facilidad que se trata de programas completamente distintos. El primero, un subversivo programa infantil, con sus vastas groserías, repleto de humor escatológico y plagado de niños sádicos, misóginos y racistas ―eso sí, siempre honestos―, y el segundo, un examen humorístico y picante de la sociedad actual. South Park es ambas, lo vulgar en aras de lo vulgar y la sátira más acertada del momento.

Entrando a la madurez Es difícil decir en qué momento se dio ese punto de inflexión, la niñez, pubertad y adultez de la serie. Al inicio, esta salió a la luz pública por ser la primera animación con groserías explicitas, violencia, escenas de sexo y temas controversiales, por decir lo menos. También se le unió a su fama inicial el hecho de que en cada episodio se mencionara a una celebridad, aunque al principio estas simplemente eran víctimas de bromas, que aunque hilarantes, estaban exentas de una profundidad crítica. La aparición de la cantante Barbra Streisand como una suerte de monstruo mecatrónico al estilo de Godzilla o la figura de Jesucristo como el conductor de un programa matutino de llamadas, son solo algunos ejemplos. De vez en cuando se trataban temas importantes como las deformidades físicas, las discapacidades, la guerra de Irak y la hipocresía norteamericana, la homosexualidad, entre otros, pero estos solo se limitaban a ofrecer media hora graciosa y desfachatada. Se podría decir que durante aquella infancia del programa, las risas eran dadas por lo desatinado de las situaciones en las cuales eran puestos los personajes principales y las figuras públicas, ya que, a pesar de que otras series animadas como Los Simpson ya presentaban a sus versiones de celebridades, ninguna la hacía con tanto descaro y chabacanería como South Park. Su infancia es así claramente reconocible, su crecimiento es por otro lado, un proceso difuso, una metamorfosis cínica de hermoso desarrollo. Y es que, cuando el programa comenzó su pubertad y empezó a ser más consciente de sus capacidades ―y tal vez debido a su carácter de dibujo animado― logró lo que tantos programas, medios y artistas buscan al momento de hacer sátira política: no morir en el intento. La caricatura más valiente Parker y Stone son unas figuras paradigmáticas en Hollywood, casi míticas. Aun dependiendo del marketing y de un estudio de grabación y

producción ―es decir, del dinero― han encontrado la fórmula para decir lo que quieran sobre la persona que quieran y han logrado siempre salirse con la suya. Por sus dibujos de cartulina han desfilado cantantes, actores, empresarios y políticos y todos han sido ridiculizados hasta la saciedad, humillados y hasta asesinados. En algunos casos han demostrado que un buen guion y una buena pizca de vida real —que a veces parece la mejor ficción— pueden lograr repercusiones muy hondas en la yugular de la opinión pública. Por ejemplo, el dictador iraquí Sadam Hussein era representando en la película de la serie como el abusivo y manipulador novio de Satanás, y se ha dicho que mientras el dictador estaba preso por el gobierno estadounidense, los soldados lo obligaron a ver una y otra

vez su propia caricatura. En otras ocasiones han logrado algunas de la más precisas y picantes críticas a grupos altamente poderosos. Este es el caso del episodio “Atrapados en el closet”, donde los creadores decidieron ilustrar las bases de la creencia de la infame iglesia de la Cienciología. En este hicieron pasar todas estas creencias como un disparatado relato de ciencia ficción, como si hubiera salido de la cabeza de guionistas rechazados de la Guerra de las Galaxias, sin embargo, durante todo el episodio se presentó un letrero que decía “esto es lo que verdaderamente creen en la Cienciología”, logrando ridiculizar al culto y sacar a la luz un dogma por el cual la iglesia cobra miles de dólares para ser revelado a sus creyentes. Esto les significó demandas por montones, de las cuales salieron milagrosamente sin rasguños.


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VERENTES

RTULINA En las temporadas más recientes se ha visto cómo la representación de un personaje Trumpesco intimida a los niños del pueblo disfrazado de bruja y cómo los padres se ven en la necesidad de explicarles a sus atemorizados hijos que “el presidente de los Estados Unidos no les va a hacer daño”. Para una serie que se caracterizaba por asesinar a uno de sus personajes en cada episodio solo para revivirlo al siguiente ―el famoso “¡mataron a Kenny…hijos de puta!”― es un riesgo que se celebra, el que hayan empezado a trabajar con la continuidad de las historias. Es así como en la temporada veinte, el hilo conductor se enfocaba en los acosos del ciberbullyng o los fantásticamente prolíficos trolls de internet. A partir de este simple término cibernético, logran crear toda una compleja trama que llega a involucrar al gobierno danés en la caza del troll de internet —por que quién mejor que un danés para jugar con la alegoría de esos villanos de la red y las criaturas mitológicas de origen escandinavo—.

Ilustración: Sara Rodas | sararodascorrea@gmail.com El caso de irreverencia más recordado se dio en el 2010, en los episodios 200 y 201, cuando los creadores decidieron hacer una reunión de todas las celebridades que habían aparecido en el programa hasta el momento. Por el catálogo de personajes se coló una figura con unos seguidores poco tolerantes —creyentes como tantos de su correcta elección religiosa—. El impresentable profeta Mahoma había sido parte, años atrás, del llamado grupo de los “súper mejores amigos”, junto con otros superhéroes como Buda, Moisés o Lao Tse. Pero ahora era llamado de vuelta al programa. Los episodios salieron al aire y una semana después, el sitio web de un grupo radical islámico lanzaba amenazas de muerte contra Parker y Stone, lo que llevó a que el estudio censurara todas las imágenes de Mahoma con un enorme rectángulo negro. También se decidió que el dis-

curso final de uno de los niños, en el cual se habla de que la violencia es la única forma de obligar a cumplir voluntades, fuera un continuo pitido. Se podría pensar que los creadores quedaron aún más contentos con este resultado, ya que lograron convertirse en un ejemplo de lo que declaraban: fueron censurados en un episodio que habla sobre la censura. De cierta manera Stone y Parker siempre salen ganando. Contra todo y contra todos La madurez del programa ha mostrado un perfeccionamiento del arte de la alegoría. La sobriedad de la animación les facilita crear episodios con mayor rapidez que otras series, lo cual significa que también tienen una ventaja a la hora de representar temas de actualidad y de darles su característica vuelta de tuerca. Y se han ido contra todo y contra todos.

La intimidación de lo políticamente correcto y su deseo de cambiar palabras, prohibir otras y coaccionar a usar ciertos términos tomó forma en la introducción de un personaje enorme, furioso y que no teme irse a los puños con un niño de diez años cuando siente que alguna minoría está siendo discriminada, el deliciosamente escrito Director P.C., el cuerpo y rostro de lo peor de la corrección. La trascendencia de los temas tratados le da a las nuevas temporadas una vigencia especial, sin embargo, esto no significa que nosotros aquí, en un país con un conjunto de problemas distintos a los norteamericanos, pero que lentamente parece adoptarlos como propios, como otro producto más de importación, no podamos ver los episodios como una crítica adelantada y profética de las actitudes estúpidas e hipócritas que podríamos estar adoptando en el futuro. South Park ha demostrado que no tiene miedo. En su universo, Mic-

key Mouse es un empresario despiadado que no duda en ordenar el asesinato de Winnie Pooh para facilitar los negocios con el gobierno chino. Allí la realidad es un villano de cine mudo que termina siendo ahorcado por los ciudadanos que no la quieren aceptar, Jeff Bezos es un monstruo que lee mentes y esclaviza a todo un pueblo con una de sus sucursales de Amazon, los tiroteos en escuelas y la pedofilia en las iglesias se han convertido en una tema de conversación banal y normalidad; y el cambio climático es un “hombre-oso-cerdo”, cuya existencia no aceptan a pesar de masacrar a cientos de personas y estar destruyendo todo el pueblo. La serie ha madurado, y como un muchacho que entra a la universidad y es seducido en clases por el entusiasmo de los profesores, ha decidido que debe expresar su voz de alguna manera, pero ha madurado tanto que, entendiendo que tomar un bando claro e inexorable lo convertiría en un hipócrita de turno, decide simplemente denunciar lo irracional de cada una de las otras voces. South Park es el votante que entiende que, en un sistema como el estadounidense, ambos candidatos son una oferta desagradable. South Park es este muchacho consciente de la realidad y de lo absurdo de tomar partido, de defender causas, de casarse con ideas, un joven tan consciente de que la vida real es tan irracional que solo puede llegar a ser una comedia. Es por esto que los creadores saben que su programa puede ser aceptado por muchos como una obra maestra de la sátira, de la alegoría política y ellos dos como los George Orwell de la época del deterioro televisivo, sus voces, las únicas honestas, neutrales y corajudas. Pero al final, es posible que South Park no haya cambiado nunca, que sea ese joven que aunque está en la universidad y es perspicaz, político y crítico, aún disfruta de una charla estúpida con sus amigos, de chistes escatológicos, de apodos infantiles, de lo vulgar por lo vulgar y de la risa por la risa.


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Cuando los niños Hacen política.

De Bertolucci a Greta Thunberg. Antonio Gómez Gutiérrez | antoniojgomezg@gmail.com |

@stendhalalucinado

El mundo necesita más fábulas y mitos y menos ciencia, o por lo menos que ésta aprenda a convivir con lo primero. Pero los niños, que uno pensaría que son los expertos en narrativas fantásticas, parecen estar creciendo mucho más rápido que lo acostumbrado

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Lo mismo le pasa a Greta. Los progresistas latinoamericanos la tildan indirectamente de reformista —critican su lugar de enunciación privilegiado, blanco y europeo, pero no el contenido de su discurso— mientras que la derecha global (privilegiada, blanca, masculina) la desprecia por revolucionaria. Las dos críticas son igual de irrelevantes y vacías porque creen que la niña es un títere de sus padres, de George Soros según algunas noticias falsas, etc., pero todas apuntan a lo mismo: es menor de edad, luego, es manipulada, porque de ninguna manera podría hablar de la forma en la que hablan los adultos. Pero lo triste de Greta Thunberg es que utiliza la terminología de los verdugos del planeta: “Durante más de treinta años la ciencia ha sido tan transparente como el cristal”. Más adelante inundará su discurso de porcentajes, de grados centígrados, de puntos de inflexión, de equidad y justicia climática y de gigantones de CO2. Habla en el lenguaje de la ciencia, la misma que ve a la naturaleza como objeto, en términos cartesianos, como res extensa, como algo que debe ser estudiado y dominado.

lgunos adultos odian y aman a los niños por igual. Los gestan, los miman, les hablan como si fueran antepasados cercanos de los perros, votan por los que prometen penas de muerte medievales a los violadores de infantes, juegan con ellos pero, simultáneamente, se cansan fácilmente de esos “juegos estúpidos”, los callan en las reuniones familiares porque dicen cosas “absurdas” y se entrometen en “conversaciones de adultos” —así como le hacen ¡shh! a la mascota de la casa— y los meten a parqueaderos pedagógicos que algunos eufemísticamente llaman jardines infantiles y colegios, donde aprenderán a ser adultos, es decir, a gestar niños, a mimarlos, a hablarles como si fueran antepasados cercanos de los perros, a votar por los que prometen penas de muerte medievales a los violadores de infantes, etc. Aún creen en una ficción kantiana: la mayoría y minoría de edad. Se adquieren criterios políticos, entre otros, cuando se llega a los 18 años. En algunos países es a los 21. Y en Colombia suele ser a los 62, cuando la pensión que no llega empuja al abstinente a leerse el periódico por primera vez en su vida. Los que estén por debajo de ese umbral están marcados por la ignorancia, la inexperiencia, la ingenuidad. Tienen que tener un responsable mayor de edad. Es por eso que el discurso de la activista sueca Greta Thunberg, en la cumbre del clima de la ONU, ha sido tan criticado por las izquierdas y las derechas. Les molesta, no porque sea una adolescente diciendo cosas sensatas sobre el cambio climático, sino porque habla como nosotros. Es un espejo en el que, inconscientemente, no nos queremos reconocer porque derrumba la ficción kantiana. Ella misma lo dijo: “Me han robado mis sueños, mi infancia con sus palabras vacías”. Es un adulto de 16 años diciendo que el sistema capitalista —cuyo síntoma es el cambio climático— ha extinguido otra especie, la de los niños. El discurso de Greta y su movimiento por las redes sociales, especialmente en Twitter, me recordó la película The Last Emperor, una película de 1987 dirigida por el director italiano Bernardo Bertolucci. El film muestra la historia de Puyi, el último emperador chino que asciende al poder con tan solo dos años de edad, en un momento convulso en el que emerge la República en aquel país oriental y en el que el emperador se encuentra condenando a

Ilustración: María Paulina Cuadros | paulicuadrosq@gmail.com gobernar al interior de la Ciudad Prohibida, debido a la presión del nuevo régimen político. Todos los sirvientes de aquella ciudad-palacio se encargan de mantener a Puyi al margen de las pugnas políticas que ocurren por fuera de los muros de la mansión. Lo vuelven apolítico y sin embargo, simultáneamente, le inculcan los valores imperiales: “Usted es el señor de los diez mil años”, le dice uno de los eunucos al niño. Quieren revestir los valores más arbitrarios con un manto de objetividad que creen lograr preservando la inocencia del niño, pero, en ese intento, politizan al emperador. El emperador ha interiorizado tanto lo anquilosado de los valores imperiales que todo le parece antiguo. Después

de muchos años sin ver a su madre, el emperador se reencuentra con ella y con su hermano, menor que él por uno o dos años. Lo primero que dice al verlo es “¡Qué pequeño es!”, a lo que una sirviente le responde “Es un niño, su majestad”. Después, cuando es un adolescente y conoce a la consorte que será su segunda esposa, dice de ella que “es muy vieja, tiene diez y siete años”. Esto puede ser tan revolucionario como conservador: se puede argüir la destrucción del sistema por atávico, como defenderlo por tradicional. El pequeño emperador, durante toda la película, parece moverse entre uno y otro extremo. Él se decía reformista por la educación occidental que había recibido y los comunistas lo inculpaban de contrarrevolucionario.

El mundo necesita más fábulas y mitos y menos ciencia, o por lo menos que ésta aprenda a convivir con lo primero. Pero los niños, que uno pensaría que son los expertos en narrativas fantásticas, parecen estar creciendo mucho más rápido que lo acostumbrado. Repito: no se trata de minorías o mayorías de edad, porque ante el panorama climático del mundo, las filosofías amerindias también adquieren una gran contemporaneidad. Con las fábulas y los mitos el ser humano deja de hablar para darle la palabra a los animales, a los objetos, a las montañas, en suma, a la naturaleza. En los cuentos de los hermanos Grimm los espejos hablan y dicen la verdad, los lobos dicen mentiras, los cerditos son arquitectos y también, en los mitos de los bororo amazónicos, los armadillos ayudan a los hombres a enterrar a sus esposas y el sol puede llegar a sentir miedo. Los científicos, poco imaginativos, dirán que sólo son metáforas, como si ordenar las especies animales en taxones no lo fuera. Por eso el discurso de Greta es tan aséptico. Habla como adulto y los demás adultos que la critican, creen que está diciendo algo. La política va a cambiar, el día que los votantes depositen en las urnas, tarjetones con unicornios dibujados a crayola. El día que, como Nietzsche, hagamos que nuestros espíritus devengan en niño.


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FÚTBOL VS RACISMO: EL PARTIDO MÁS DIFÍCIL Roberto Saldarriaga | rjsaldarrg@eafit.edu.co |

@sr_robss

El mundo del fútbol ha evolucionado. Los balones ya no son de cuero, los uniformes son mucho más cómodos y la exigencia es cada vez mayor. Parece que todo evolucionó, menos aquellos que pagan una entrada para ser racistas y xenófobos en pleno siglo XXI.

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l fútbol tiene la cualidad de reunir. Dos equipos están citados a definir cuál será el mejor del día y, una vez suena el silbato que marca el inicio del juego, a los hinchas del estadio, la televisión y la radio les salta el corazón, los ojos se les abren, la respiración se les agita, los oídos se les agudizan y el cerebro analiza como puede toda la información que recibe cada segundo. Es ahí cuando tiene sentido decir que el fútbol es una fiesta, y aunque no debería suceder, a veces las fiestas se ven arruinadas por comportamientos estúpidos.

Con esas determinaciones establecidas, los racistas y xenófobos franceses van al estadio para ver jugar a su selección nacional y no saben qué sentir: de los 23 jugadores que portaron la camiseta de Francia en el mundial de Rusia 2018, 14 tienen ascendencia africana. A raíz del triunfo mundialista de les bleus, las redes sociales hicieron lo suyo: proliferar un mensaje — lastimosamente uno de odio — que rezaba: “no ganó Francia, ganó África”. Después, una imagen de los 14 jugadores, sus nombres y el origen africano de sus padres, como diciendo que este no es francés, es marfileño; este otro tampoco es francés, es camerunés; este es congoleño, el otro de Malí y aquel de Argelia. Mejor dicho, son de allá, no de acá. Desmeritar el triunfo es lo de menos, lo grave es que el mensaje viajó por todo el planeta y demostró, no tan sorpresivamente, que racistas hay en todos lados.

No hay quién cuide al jugador Los indeseables actúan en nombre de la violencia, la cual es alimentada por las diferencias entre ellos y los demás. Violencia en forma de arma blanca, golpes, amenazas, acoso e intolerancia. Así llega el racismo y la xenofobia a las graderías de los estadios, donde el odio no es provocado por los colores de la camiseta del rival sino por el color de piel que hay debajo de ella. Los racistas tienen un círculo cromático que solo admite tres colores: blanco, negro y amarillo. Los racistas de Europa ubican geográficamente a las personas por el tono de piel que poseen de manera contundente: ellos son los blancos, los amarillos son los asiáticos y los negros son los africanos y latinoamericanos. Actualmente, al llevar futbolistas de acá y de allá a todos los equipos del viejo continente se garantiza un juego más competitivo, pero, ¿quién les garantiza a los jugadores que no tendrán que aguantar noventa minutos de odio por ser de otro lado o por tener su piel unos tonos más oscuros? La UEFA no, ni nadie más.

Ilustración: David Flórez simernio@gmail.com dores de la misma selección. Cansado de la discriminación, después de un partido jugado el año pasado en el que algunos radicales del equipo rival imitaban a un chimpancé cuando él o sus compañeros tenían el balón, declaró: “Si los castigos son una multa equivalente a lo que puedo gastar en una noche de fiesta, ¿qué se puede esperar? Así la lucha contra el racismo es una farsa”.

UEFA, Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol por sus siglas en inglés, máximo ente del fútbol en Europa, comenzó desde el 2001 una campaña con un nombre obvio y necesario: No al racismo. En sus plataformas oficiales anuncian grandes esfuerzos por eliminar la discriminación e intolerancia del fútbol. Dicen que es una prioridad pero han sido palabras vacías: las medidas que toman en contra del racismo son pasivas y negligentes. No ha sido suficiente incluir el nombre de la campaña al comienzo de cada partido, ni que cada equipo se tome una foto por separado con el eslogan al pie de ellos, ni el cierre temporal de las tribunas que emitieron cantos discriminatorios, ni las multas de costo irrisorio. Medidas de poco impacto y castigos protocolarios que les permite a los racistas sentirse validados.

Como no hay quién haga algo por ellos, ellos se dignifican a sí mismos. Dani Alves, brasileño, le arrojaron un banano en una cancha de España porque le querían decir que, como es latino, es similar a un simio. Alves recogió el plátano, lo peló y le dio un mordisco: al idiota se le responde con gracia. Balotelli, italiano de padres africanos, cogió el balón con las manos y lo pateó hacia quienes lo insultaban en una cancha de su país y los confrontó con mirada retadora: al idiota se le responde con seriedad. Moise Kean, italiano de padres africanos, con 19 años de edad hizo gol, se paró estático frente a los racistas de su país, los miró y se llevó las manos a los oídos como diciéndoles que no los escuchaba: al idiota se le responde con personalidad.

Danny Rose, futbolista inglés de origen jamaiquino, es negro como varios juga-

Se les insulta a los jugadores por su tono de piel, pero se salvan los que juegan

Racistas camuflados en la victoria

muy bien. Es decir, se discrimina a la persona por defecto, pero si su talento resalta por encima de su tez se le deja tranquilo hasta que un día tenga un mal partido. Hugo Sánchez llegó en 1981 a Madrid, España a jugar fútbol. Su propia hinchada junto con las de todo el país lo llamaron “indio sucio mexicano” con el propósito de insultarlo. Pero cuando fue goleador del equipo pasó a ser llamado “Hugol”, o al menos así fue para los seguidores del equipo para el que jugaba, porque los hinchas rivales no le quitaron nunca la anterior etiqueta. La FIFA — Federación Internacional de Fútbol Asociado, máximo ente del fútbol en el mundo — definió las reglas para ser elegible por una selección nacional de fútbol. El jugador puede escoger un equipo por su lugar de origen, por el de sus padres o el de sus abuelos, además del tiempo de residencia en un país que debe ser de al menos cinco años. Por ejemplo, Adnan Januzaj en 2014 tenía chance de jugar en seis selecciones: Bélgica, donde nació; Albania o Kosovo, por sus padres; Serbia o Turquía, por sus abuelos; Inglaterra, por haber vivido ahí cinco años. Así el jugador tiene la oportunidad de representar el país con el que se siente más identificado, con el que tiene vínculos más fuertes o, simplemente, en el que más le convenga por posibilidades de ganar o crecer deportivamente.

Los mensajes de odio suelen estar construidos de manera fragmentada, así quienes los viralizan pueden hacerlo tranquilamente sin darse por enterados de que están haciendo el ridículo. Se quedaron con el dato de que 14 tienen ascendencia africana e ignoraron que solo dos son nacidos en África mientras los otros 12 nacieron en territorio francés. Son tan franceses como ellos, pero tienen la piel negra. Es así como el racismo en el fútbol se vuelve una cuestión de conveniencia, donde solo ganando los jugadores hacen que se les olvide a algunos de dónde son sus padres o su color de piel. Francia es el ejemplo, pero pasa en todos lados. Mesut Özil representaba a Alemania, pero tiene padres turcos. Decidió no ir a jugar más con los germanos a pesar de haber sido campeón del mundo con ellos por una cuestión de dignidad: “Soy alemán cuando ganamos e inmigrante cuando perdemos”. A esos ignorantes franceses hizo falta explicarles que uno de los mejores jugadores de la historia, fundamental para que ganaran su primer campeonato mundial, un tal Zinedine Zidane, es de origen argelino. A esos ignorantes europeos hizo falta explicarles que el mapa africano en su división territorial se ve como trazado por una regla porque entre europeos se repartieron el territorio como si estuvieran repartiendo pastel y, aunque no les guste, eso les da la posibilidad a los africanos de ser inmigrantes en el país que hace años los esclavizó. A esos ignorantes llamados racistas y xenófobos hizo falta explicarles que el fútbol no es solo el deporte del pueblo: es el deporte de todos los pueblos.


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ร utor: Daniel Beltrรกn Castello | danielblt.54@gmail.com


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SUDOR Miguel Correa

| mcorre27@eafit.edu.co |

@macs1115

Ilustración: María Isabel Giraldo migiraldoh@gmail.com

El hombre que suda tiene miedo de salir a la calle. Se enjuaga en un solo pensamiento: Lo miran empapado y él solo suplica por estar seco. El hombre que suda vive en el agua y sabe que es un extraño en un mundo árido. Qué calor… ya gotea su frente, chorrean por sus sienes, por su nariz, sus axilas, su espalda, su ingle, sus pies. Él solo sueña estar fresco ser su mejor versión para sentirse seguro, pero se destila en alcohol salado y se avergüenza. Trata de escapar para que no lo vean mojado, es un monstruo húmedo en tierra de hombres secos y frescos. El hombre que suda hace el amor en los charcos y en los pantanos. Se ve como una babosa que deja el rastro de su sofoco como un río atrapado en ropa que se escurre Anhela rodearse del mar y peces o que se detenga su transpiración. -¡Tengo calor! y no paro de sudar… Qué calor… Me muevo y llueve en mí sudor que me encierra Sudor que me brilla la piel sudor que me espanta.


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TROPIEZAN MIS DEDOS Silvia Natalia Rojas Castro | snrojacs@eafit.edu.co |

@natalia.rojasc

Tropiezan mis dedos en tus pesados saltos buscan encuentro que apacigüe el llanto. Desnudos y fríos juzgan silenciosamente cada fútil vestigio que entraña la mente. En su cielo de nubes no alcanza a recuperar la melodía de un solfeo fugaz. Repaso el compás oculto sobre negras y blancas llanuras en un sinfín de intentos mis manos renuncian duras. Entre bemoles y soles las palmas huecas reprenden errores y la sinfonía se asienta pobre. El abandono coincidió sin lucha alguna con un tiempo profuso de incesante agrura. Volver al laborioso andar contienda cierta de asomar porque en este mundo ciego tu voz con recelo ofrenda único aliento. Tu cuerpo adelante recio y callado alude temor pero el mínimo roce de amor consume alteración. Tropiezan mis dedos que no hayan encuentro a fascinantes sonetos fieles de recitar con un aplauso al final.

Ilustración: Lina Gómez lina.gomez18.09@gmail.com


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DIONISIO Y AFRODITA Sebastián Garcés

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enos mal tienes una buena forma de romper el hielo, porque la necesitas para hablarle: “¿Te conté la vez que resulté en una orgía?”. Los oídos incrédulos te pedirán que repitas lo que le has dicho, ella replicará a tu carnada con un “¿De qué me hablas?”, y tú, con esa carita traviesa, con esos hoyuelos profundos, dejarás ver un sutil movimiento de labio que dibujará una sonrisa de campeón, de complacencia, de rey del mundo: el gesto de un maldito dios. Ella querrá oír todos los detalles pecaminosos que vas a contar, por alguna razón está especialmente interesada, pero tú lo que quieres, realmente, es hablar de Afrodita —así decidiste llamarla— y de su olor pornográfico. Le contarás a esos ojos expectantes cómo en la entrada del bar te recibió un Santa Claus fit: todo un caballero de voz gruesa, prominente barba y pectorales tallados en mármol, quien, con su mirada llena de perversión, comenzó a echar chispas a lo que más tarde sería una llamarada que quemaría todas tus entrañas. El portero te provocó todo eso a pesar de que tú eres un esclavo de las curvas lujuriosas de las mujeres. El fuego te comenzaba a picar en los labios, percibían el sabor lejano de Afrodita. Después, ya más adentro pero aún en la entrada, antes de oler la fragancia de la diosa sexual en su esplendor, tenías que comprar algún antifaz. Una máscara para cubrir tu genérica cara y añadirle un picante misterioso a la experiencia. No te importó, de hecho, te excitó un poco reconocer con la yema de los dedos las mascarillas de cuero, sentir los morbosos hilos de sus costuras y deslizar el elástico entre los mechones de tu cabello seco. Ya en el lugar, la candela comenzó a descender por la garganta, pero la pasión menguó. Sí, claro, obvio sí, las camareras tenían un cuerpo de fantasía: ochos corporales, poros sobresaltados, sudor brillante como rocío, lencería que solo se puede quitar con los dientes, tatuajes que invitan al tacto atrevido de la lengua resbalosa, cabelleras dignas de ser colas de caballo y miradas hechas de carbón que chorrean gasolina. Cada contoneo que lleva licor es una bomba sensual, pero es fruto prohibido. Sin embargo, cuando comenzaron a subir por las escaleras rojas, cuando se comenzaron a apretar las mordazas, cuando las pieles se ataron

| sgarce10@eafit.edu.co

en las cruces de madera, cuando se azotaron los látigos de cuero, cuando la ropa interior se convirtió en tapete, cuando los espejos se comenzaron a empañar, cuando el horizonte convulsionaba feroz y cuando los cuerpos se comenzaron a amasar, regresó la pasión y valió la pena comprar el antifaz. Te convertiste en uno con la masa anónima enmascarada. Pero una silueta te robó la atención, comenzó a manipular esa llamarada interna y

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@sebas_garces99

del mentón aceptaste la invitación, te pusiste tus mejores Calvin Klein (los azules ocaso, por supuesto) y ahí llegaste, esbozando sonrisitas maquiavélicas. Llegaste tú y llegaron todos los cuerpos: bajitos y altos; gordos, delgados y musculosos; los atléticos y los frágiles; morenos, caucásicos y asiáticos; de cabello largo y corto, tinturados y naturales; con tatuajes, piercings y pieles vírgenes. Llegó toda la sangre mundial al segundo piso del antro erótico y todos se querían probar, se querían descubrir con el

Ilustración: Jonathan Carvajal imaginero89@gmail.com

la hacía recorrer cada arteria. La flama te bajó por el esófago y comenzó a hacer estragos. Ella miraba curiosa, como quien sabe del tema, mientras le seguías contando: pero, ¿cómo podría ser “un plan tranqui”, para echarse unas risas y salir de la rutina? Obvio no, ya la invitación estaba decorada con luces de neón púrpura: “¿Vos has tomado cerveza en boxers? ¿Vos has escuchado de este lugar donde solo se puede estar en ropa interior? ¡Qué loco! ¿No? Deberíamos ir, sentir el rigor de ese fetiche”. Y en efecto te llegó la llamada, mientras te limpiabas la saliva

más noble de los sentidos: el tacto. Pero tú te querías mezclar con la del antifaz morado con brillantina titilante. Mientras ella se saborea, tú continúas la historia: las masas se movían al son de los ritmos árabes y ella sabía mover el abdomen. La recorres desde los pies, delicados al mejor estilo romano; rebosante de atracción fetichista. Las venas estresadas del empeine te invitan a escalar la mirada y te deleitas con la infinidad de sus piernas, toboganes de piel que presumen orgullosos lo delicioso de ese tono canela brillante, un color capaz de todo. Más

arriba se pavoneaban grandiosas las caderas, envueltas en la elegancia del encaje negro, allí saltan un par de mejillas con estrías naturales cuyas curvas envidiarían el más clásico de los Sedán. Tu cuello se comienzó a erguir y ahí estaba, esa cintura tan egocéntrica y centrifuga en la que se esbozan tímidas sombras que dibujan meses de gimnasio, fibras que se contraen y te atraen con cada giro, con cada pulso, con cada gota de sudor que resbala por sus surcos. Pero seguías luchando con el peso de tu cabeza y los ojos ascendían por sus pechos, sus gloriosos senos; esferas naturales y asimétricas, que invitaban una delicada pero apasionada caricia, con un baile de roces y mimos pausados sobre sus pequeños y sobresaltados pezones. Finalmente, tu vista escaló por el cuello brotado de Afrodita y se topó con ese rostro anónimo, escondido detrás de esa máscara morada de conejito, sobre el que caían largos mechones dorados que pedían a gritos ser halados gentilmente. El fuego ya rostizaba la ingle. Después de parpadear un par de veces tenías ese monumento haciendo ondas frente a tu cuerpo. Te invitaba… No. Te exigía que bailaras con ella entre gemidos, sudor y poses tántricas; sincronizando sus latidos con el ritmo del ambiente. Ambos cuerpos se menean al son de un beat lento, oscuro y erizante, poco a poco los poros se fueron pegando y, de repente, se incendió tu primer chacra (el de la raíz) y los nervios se pusieron a trabajar: tus manos se dedicaron a mapear todas las curvas de Afrodita, mientras las de ella se paseaban por el elástico de tus Calvin Klein al igual que sus uñas agresivas contorneaban tus muslos. Los dos se olían esos almizcles pervertidos que desprendían los poros sudados y tus labios se hundían en su cuello terso. Luego Afrodita empezó a extender su divinidad por las puntas de sus falanges hasta que… “¡Ya! Ya sé que pasa después —te interrumpió ella—. Lo recuerdo muy bien. No pensé que sí me vinieras a buscar”.


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Maldición de barro Miguel Correa | mcorre27@eafit.edu.co |

@macs1115

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avier lleva cinco horas caminando por la espesura de la selva. Una pesada mochila entorpece su avance y se enreda con la vegetación. Ha llovido las últimas horas, pero el sol de mediodía logra atravesar los pocos espacios entre las hojas de los infinitos árboles. Está totalmente empapado, apenas ha comido y las gotas de sudor caen por su nariz. Durante todo el viaje presiente que lo observan, sabe que es una zona con presencia de la guerrilla y que puede que le estén pisando los talones. Se detiene en un punto y retira la maleza que oculta la entrada a una mina de oro. Deja su mochila en el suelo y saca con cuidado cuatro muñecos de barro cocido. Enciende una linterna y se adentra en las tinieblas de la caverna. Se arrastra con dificultad hasta llegar a una pequeña corriente de agua subterránea y piensa:

que Javier no estaba pendiente de la mina, que estaba más preocupado por su mujer y sus negocios. Luego de separarse, Guillermo contrató por su cuenta al hechicero al cual le tenía completa fe para revivir sus negocios. Una semana después, tras excavar unos metros más, los operarios notificaron a los socios que habían encontrado una pequeña beta que probablemente sería su última esperanza. Guillermo viajó al lugar después de que le dieran la buena noticia, pero en el camino un grupo de guerrilleros lo atrapó.

—No puedo creer que esté haciendo esto. Toda la culpa es de estos malditos muñecos. Debo regresarlos a donde pertenecen.

Tras la trágica noticia del asesinato de su socio, Javier vio cómo la desesperación se apoderó de su razón. Todos sus esfuerzos por tener las cosas bajo control fueron inútiles. Javier cambió mucho durante los últimos días de vida de Silvia. Empezó a leer libros de ocultismo y embriagó su juicio con rituales para sanar o para recuperar la prosperidad. Cada vez que lo hacía, se sentía ridículo, pero a medida que su esposa empeoraba, se volvía más obsesivo. Todo su raciocinio se fue agotando y cada vez sentía que hacía las cosas más por instinto que por su propia voluntad.

Durante el secuestro le preguntaron por la ubicación del yacimiento. Guillermo resistió como un guerrero y no lograron sacarle la información. Lo único que salió de su boca fue el nombre de su socio y luego le dispararon en el pecho.

Deja las pequeñas esculturas en una grieta y sale de la mina. Siente que se ha quitado un peso de encima, pero no porque dejara las esculturas, más bien como si se hubiera desprendido de una maldición que lo acosaba. Hace un par de semanas su esposa Silvia falleció. Una enfermedad acabó con su vida en un mes. Había hecho de todo para que ella recobrara la salud. Cuando los tratamientos de los médicos no lograron avances, recurrió a la magia. Aun así, ni chamanes ni brujas lograron sacar el mal que día a día sumía a Silvia en la muerte. La locura se apoderó de Javier, culpó de todas sus desgracias a unas figuras de barro que encontró en su mina de oro.

a visitar, allá está la plata, parcero, nos vamos a volver millonarios.

Dos años atrás su amigo Guillermo apareció en la constructora donde trabajaba Javier. Los dos habían estudiado Ingeniería Civil en la Universidad de Medellín, sin embargo, Guillermo se salió de la carrera un año antes de terminar y se dedicó a hacer negocios por varios pueblos de Antioquia. Por otro lado, Javier consiguió rápidamente trabajo en una constructora gracias a que su padre también trabajaba allí. Llevaban diez años sin verse y celebraron el reencuentro con un par de cervezas.

Javier pensó en la propuesta de Guillermo un par de semanas. Estaba recién casado con Silvia pero aún vivían con su papá. Tenía ganas de conseguir una casa para hacer su vida y crear una familia. Le daba algo de confianza tener un trabajo ya estable y decidió tomar el riesgo. Se contactó con Guillermo y compraron la mina. Poco después de empezar los trabajos de extracción, los dos socios se dieron cuenta que la guerrilla controlaba territorios cercanos.

—No has cambiado nada, Javier. Imagino que seguís igual de responsable y aplicado.

A pesar de la cercanía con la guerrilla, todo marchó excelente. El primer año sacaron bastante material y ganaron mucho dinero. Javier abrió varios negocios y compró la casa que deseaba su mujer. Pronto Silvia le daría la noticia de que esperaban a su primer hijo. En cambio Guillermo se dedicó a viajar y a vivir una vida de lujos, pero no descuidó nunca la administración de la mina. La mina de oro parecía un río cuyas aguas nunca se secan, pero en determinado momento, la montaña dejó de dar leche a sus explotadores.

—Tú tampoco has cambiado y por ahí me contaron que te está yendo muy bien con los negocios. —Eso es gracias a la virgencita que me ha ayudado mucho en todas mis empresas. —Vos siempre con tu devoción y tus supersticiones. —Mi Dios sabe cómo hace las cosas. De vez en cuando un poquito de fe no está mal pa’ enfrentarse a las pruebas que pone la vida. Se quedan los dos un momento en silencio y Javier repara: —¡Ah! Vos sabés que yo no creo en esas pendejadas, yo soy más práctico, más científico, ¿Sí me entendés? Yo no necesito supersticiones. A todo esto, ¿qué te trae por Medellín? —Hermanito, pues yo lo que le quiero ofrecer es un negocio. Imagínese que ando buscando un socio para comprar una mina de oro por el suroeste. Ya la fui

María Isabel Giraldo | migiraldoh@gmail.com

Un día, mientras los trabajadores excavaban, encontraron unas figuras pequeñas de no más de cuarenta centímetros de alto. Eran unas piezas de artesanía indígena muy bellas, trabajadas al detalle. Javier estaba en la mina cuando las sacaron de las profundidades, se alegró mucho al saber que habían hallado unas piezas antropológicas invaluables. Las pequeñas estatuas representaban a una matriarca con una corona de plumas; otra de ellas simbolizaba a un niño pequeño; otra aparentaba ser un guerrero con una mirada desafiante y portaba una maza de arma,

la última figura parecía ser un animal antropomórfico, difícil de determinar. Javier las llevó para su casa y se las dio como regalo a su mujer. Silvia apenas las vió se enamoró profundamente de ellas. Tiempo después, Silvia se despertó de un sueño inquieto con unos punzantes dolores en el vientre. Estaba embarazada de siete meses y el feto se movía de manera anormal. Le avisó a Javier, quien la llevó de inmediato al hospital. Después de unos exámenes el médico les comunicó la trágica noticia de que su hijo había muerto. Entre lágrimas, Silvia le decía a Javier que había soñado la noche anterior con la pequeña figura del niño que encontraron en la mina. En un principio Javier no sabía cómo tomarlo, estaba también devastado por la pérdida, pero Silvia no paraba de repetirle todos los días que la culpa había sido de esos muñecos. Después de la prematura muerte de su hijo, Javier tuvo que enfrentarse con varias extorsiones. Poco a poco sus negocios fueron decayendo hasta el punto de venderlos. Además de eso, la mina dejó de producir. A medida que rompían la roca, el oro dejó aparecer y solo se encontraron con barro y roca muerta. Guillermo, al verse también en aprietos económicos habló con Javier sobre cómo podrían solucionar su situación. —Si no sale más oro de esa mina nos va a tocar hacerle rezos a eso. Vea Javier, no se preocupe que yo conozco un señor que es chamán que nos cobra bien poquito y nos hace el milagro, espere y verá. Javier se rehusó sin contemplación. Estaba harto de que Guillermo confiara su suerte en los rituales de brujas o chamanes. Discutieron porque Guillermo no ofrecía ninguna solución razonable y por-

La noche del entierro de Silvia sonó el teléfono en la casa de Javier. El chamán que contrató Guillermo lo estaba llamando, pedía que se vieran a la mañana siguiente. Cuando se conocieron él le dijo que la causa de todas sus desgracias era una maldición que tenían las figuras que extrajo de la mina. El hechicero insistió en que Javier debía regresar las figuras personalmente y que debía hacerlo en solo. Que debía purificarse de la profanación que le había hecho a sus ancestros. Dos días después Javier preparó su mochila, empacó a los muñecos y marchó con algunos víveres para la selva. La mina quedaba a unas siete horas a pie por la selva desde el pueblo más cercano. Javier caminó desde muy temprano y sintió durante todo el trayecto que lo observaban. A medida que caminaba solo por la selva fue recuperando poco a poco la razón. Cuando el cansancio lo hacía detenerse para tomar aire, no podía evitar sentirse como un estúpido. Cómo había llegado al extremo de creer en la magia y en supersticiones como única solución a sus problemas. Por un momento consideró abandonar su carga allí a medio camino, pero un profundo miedo a lo desconocido se adueñó de él y continuó la marcha. Después de enterrar la maldición, el camino de regreso se percibía innegablemente más ligero. Con unas energías renovadas y con la esperanza puesta en que su vida se repararía un poco, aun después de perder a Silvia. Unos pocos metros después de abandonar la mina la selva se sumió en un silencio artificial. No había duda, Javier no estaba solo. Entre la melaza unos varios ojos detuvieron en camino de Javier y en pocos segundos estuvo rodeado por varias personas armadas. El único que pudo distinguir entre tantos rostros hostiles fue la cara del chamán que dijo a sus demás compañeros: —Bueno ya sabemos dónde está la mina. Ya lo pueden matar.


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No solo los dioses crean personas Sebastián Garcés Arbeláez

| sebas_garces99/sgarce10@eafit.edu.co

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@sebas_garces99

“qué pasaría si…” con el que su personajes juegan todo el tiempo, viven más en sus sueños que en sus realidades. El libro inicia con los relatos de Es tarde en San Bernard, con solo tres cortísimos cuentos Porras nos introduce en su estilo de sinónimos, bastantes comas, líneas de diálogo brillantes y esporádicas. En esta triada se dibujan algunas de las caras del barrio San Bernardo de Medellín, ciudad donde tienen lugar muchos de los cuentos del libro. Nos habla de un sector binomial, que fácilmente representa a toda el Área Metropolitana, con las señoras de plata que ya no tienen dinero pero sí ganas de aparentar; con el retrato del cabecilla de “los muchachos de la esquina” que sabe jugar a girar el trompo tan bien como blandir el cuchillo y, finalmente, con la historia de Los Restrepo, la familia que no comía por ver televisión.

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uchas veces lo mejor de una historia es quien te la cuenta. Lo mejor de los cuentos de José Libardo Porras son sus narradores, sus personajes que deberían ser llamados personas porque cada uno de sus protagonistas emanan credibilidad, verosimilitud, experiencia, pasión, amor, dolor, decepción, esperanza, apego, carisma, ironía y demás atributos reconocibles en el ciudadano de a pie: ese que sabe que en su barrio hay una olla de vicio, el pobre “inocente” que hace vaca toda la semana para pagarle a la prostituta que va los sábados a la cárcel o esa señora que le tiene miedo a su marido alcohólico. Estos son los personajes —o personas— que Porras usa para retratar una cara sin fama de la Medellín del siglo XXI.

El libro Cuentos de este escritor antioqueño hace parte de la Colección de Grandes Cuentistas: Debajo de las estrellas, publicado por el Fondo Editorial EAFIT en su primera edición en agosto de 2019. Este compendio de las mejores narraciones de Porras presume orgulloso el estilo envolvente de su autor: en sus páginas se pavonean los relatos de Es tarde en San Bernardo, Historias de la Cárcel Bellavista, Mujeres saltando la cerca y John Lennon en el balcón. Cada grupo de cuentos tiene su propia temática y aborda distintos tipos de demonios internos en sus protagonistas, sin embargo, cada uno de estos textos cuenta con el sello de Porras: descripciones detalladas y generosas, exteriorización de pensamientos y, por supuesto, el

También están los cuentos de Historias de la Cárcel de Bellavista, donde Porras expone algunas de las historias no contadas que ocurren en la prisión, un lado más humano, carismático y hasta graciosos de las ocurrencias que los guardias del INPEC seguro ven todos los días. Estos retratos no buscan lavarle de ninguna manera la reputación a los reos, pero sí pretende que el lector los vea como personas, quienes más allá de ser criminales o no, tienen necesidades y sentimientos que se van oscureciendo por cada día que pasan limando las barras de sus jaulas. Es por esta perspectiva que Porras nos cuenta, por ejemplo la dramática historia romántica de un recluso y su novia que lo visita cada fin de semana sin falta, pero Julio la botó después de darse cuenta de que ella tenía un sugar daddy que la mantenía mientras él se pudría en la cárcel. La historia nos narra la tusa insufrible de Julio y cómo sus compañeros de celda tratan de animarlo y hasta de convencerlo de volver con su ex. Una vez más, historias ocultas, pero normales, en este agujero. Los textos de Mujeres saltando la cerca se podrían describir

como narraciones internas, aquí el autor hace gala de su amor por los personajes bien construidos y, más que contarnos historias, nos cuenta personas, mujeres, que todos los días piensan más de lo que hablan. Aquí no se cuentan historias, se cuentan emociones: Porras se pone como meta transmitir emociones con las palabras, imprimir el cada trueno que se desata en las tormentas internas de esas mujeres al borde de estallar, que se aferran al qué pasaría si me hubiera ido con Luis en lugar de Alberto, si cuando ese maldito se atrevió a golpearme en la cara me hubiera largado, si este estresante bebé por fin dejara de llorar. Son cuentos llenos de duelo y arrepentimiento. Finalmente el libro cierra con John Lennon en el balcón y sus cinco relatos de los cuales hay que resaltar Mi niña. Con este compendio, Porras le pega un vuelco a sus temáticas y se mete con algo más frenético y erótico, narrando el primer encuentro entre Alcira y Beatriz, dos amigas de la universidad que después de algunos brindis feministas, se dejan envolver en la lujuria juvenil y borracha, explorándose los cuerpos y siendo una. Un relato potente, erizante y excitante, pero también tierno, íntimo y conmovedor. Siempre se dice que las historias son un esfuerzo del hombre por entender el mundo, pero Porras escribía con el ánimo de entender a las personas, sus demonios y cualidades, experiencias e inocencias, deseos y miedos: la dualidad del ser humano descrita con tinta, de la mano de un gran narrador antioqueño.


Foto por: MarĂ­a Antonia Ruiz | antoniaruiz97@gmail.com |

@antonia_ruizes


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