Edición 194

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ISSN:2322-74GX | A帽o 29 | Edici贸n 194 | Distribuci贸n gratuita | 12.000 ejemplares | Medell铆n, marzo de 2016 | www.periodiconexos.com.co


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Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS

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ÍNDICE

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ESTUDIAR EN EAFIT: UN SUEÑO CUMPLIDO

POR ÁGUEDA VILLA

¿CIUDAD PARA LA VIDA? POR SIMÓN PÉREZ

DANZA ANIMAL

POR MIGUEL ÁNGEL CORREA

EL TIEMPO DE SU MEMORIA POR MARÍA ALEJANDRA CARRILLO

DEFENDER EL CONFORT DISPARANDO ALMOHADAS POR RUBÉN DARIO H. LONDOÑO

OLOR A PESCADO

POR SALOMÉ PÉREZ Y MARÍA DEL PILAR CHACÓN

EL DINERO Y LA VIDA A LA SUERTE POR SARA TANGARIFE

DECIDÍ ARRIESGARME A LA DISTANCIA POR MANUELA GUTIÉRREZ

QUÉ TONTADA CONFESAR POR NATALIA ZULUAGA

DESCONFIÉ

POR FELIPE MURILLO CARVAJAL

SAMARA

POR MARTÍN URIBE

TERESA DE JESÚS, MÁS QUE SANTA POR MARÍA GIRALDO

Ilustración Susana Velásquez Mariapalitos www.susanavelasquez.com


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ALGO ESTÁ

FALLANDO Agustín Rendón Calle

Director/ arendon7@eafit.edu.co

De pequeños escuchamos historias

de héroes que salvaban el planeta con sus poderes, que defendían a los hombres a capa y espada, y que preferían dar su vida por la de un desconocido. Luego crecimos y las historias de los superhéroes fueron cambiando, ya no nos llegaban de la televisión o de alguna historieta, sino que provenían de libros de historia: allí se encontraban los verdaderos héroes, aquellos hombres que dieron su vida por conquistar derechos; por regalarnos a nosotros la libertad y el poder de elegir sobre lo público y lo privado. De los grandes hombres de antaño no conocemos los nombres pero si los motivos de su lucha, y hasta el presente perviven sus argumentos. Sin embargo, nosotros en un gesto de desidia desconocemos sus luchas y llegamos incluso a sacrificar la memoria de aquellos que se tomaron la Sorbona por un tamal caliente o cien mil pesos, lo que llegara primero. No estando contentos con hacer que los revolucionarios se revuelquen en sus deshonradas tumbas, tenemos la desfachatez de haber vendido nuestros derechos al mejor postor, para luego salir airosos a llorar como niños pequeños bajo el argumento “los poderosos no nos representan” y repetir el triste ciclo una y otra vez, elección tras elección, pisoteando la memoria de sujetos seguramente mucho mas valientes e inteligentes que nosotros. Pero no todo es culpa del pueblo llano y raso. Si partimos la culpa como un desagradable pastel de deshecho, una gran porción del mismo le tocará al bien llamado cuarto poder: a aquellos medios

de comunicación que cíclicamente seleccionan tragedias para distraer la atención de los temas que en realidad importan y, así, cada cuatro años el país entero llora la muerte de un niño diferente mientras miles de infantes pierden su vida por cuenta de la aquiescencia de un pueblo que doblegó, doblega y seguirá doblegando el poder de muchos al servicio de los intereses de pocos. Los colombianos actuamos como un niño malcriado, mimado. Uno de esos que todos odiamos y catalogamos de hijo de papi y mami: un culicagado que llegó al mundo teniéndolo todo, pudiendo elegir y ser elegido. Pero cómo todo lo tiene a la mano y no tuvo que ver a su pueblo desgarrado (a causa de la abrumadora capacidad de destrucción de un imperio cuando por la fuerza busca perpetuarse en el poder), dilapida la fortuna familiar, o en este caso, los frutos de la osadía de muchos regalando sus derechos en beneficio de los intereses de los poderosos y, luego, como buen pendejo que es, tiene el descaro de quejarse que porque los políticos no lo representan. El problema no es solo del pueblo, porque el pueblo es masa y la masa es maleable. Son los medios de comunicación quienes tienen una deuda de sangre, adquirida por su mercantilizada visión del periodismo, porque hoy en día todo es empresa, todo se compra y se vende al mejor postor, hasta los argumentos y por ende la verdad misma. Se dice en la idílica teoría política que el pueblo es el constituyente primario y que es él quién en últimas tiene el poder, pero en la cadena hay un eslabón suelto, uno que cambia de parecer cada cuatro años

DIRECCIÓN AgustÍn Rendón arendon7@eafit.edu.co GERENCIA María Camila Cardona mcardo26@eafit.edu.co EDICIÓN Paulina Echavarría G. pechava2@eafit.edu.co

Ideas y Cultura Asociación Cultural

Periódico Estudiantil NEXOS

Natalia Zuluaga Miguel Ángel Correa Maria Alejandra Carrillo María Giraldo Martín Uribe Águeda Villa Manuela Velásquez Manuela Gutiérrez Sofía Pérez

DESARROLLO HUMANO Santiago Londoño slondo24@eafit.edu.co Catalina Botero Isabella Tobón Dahyana Rivillas EDICIÓN WEB Y Carolina Restrepo SOCIAL MEDIA crestre79@eafit.edu.co Carolina Ramírez Sara Tangarife

-o bueno, en esta Colombia tan nuestra cada ocho-, un eslabón que tiene como función informar a muchos las andanzas de pocos, y en el ejercicio de su noble función de informar, desvelar el entorno de lo público, permitiendo que el poder que detenta el pueblo, se enaltezca con la fuerza de los argumentos. Pero eso no pasa aquí, en el país del sagrado hígado elegimos como alcaldes a políticos que durante el proceso electoral estaban en la cárcel, un gesto premonitorio y casi poético por parte de los votantes que se adelantaron a los hechos… ¡que visión queridos colombianos! Este país es testigo primario del fracaso de los medios de comunicación, es víctima de la conciencia de alquiler de muchos periodistas que deshonran a grandes hombres que entregaron su vida por el deber de informar, pero que cada año recuerdan su muerte. Son los victimarios de Jaime Garzón, Guillermo Cano, y muchos otros, que año tras año entregan una franja de su desinformación a expiar sus pecados, recordando las proezas de buenos hombres. Como colombiano pido que nos quiten el derecho al voto, que nos devolvamos a los mil setecientos, que nos revoquen el derecho a la salud, a la libertad de expresión, y porque no, a la vida misma, a ver si de una vez por todas entendemos las sabias palabras del abuelo de Peter Parker a su nieto cuando desvelo su identidad, “detrás de un gran poder viene una gran responsabilidad”, porque en la esfera pública los superhéroes somos nosotros, aunque por lo general nos guste posar de supervillanos.

MERCADEO Manuela Sanin msaninb@eafit.edu.co Mateo Emilio Saltaren Andrés Ríos Santiago Mejía Daniel Gómez María Antonia Chinkousky Natalia Rodríguez PORTADA Mateo Sepúlveda DISEÑO Y MONTAJE Daniel Beltrán Castello PREPRENSA E IMPRESIÓN Casa La Patria AGRADECIMIENTOS Desarrollo Humano Universidad EAFIT

Fundado el 13 de agosto de 1987 por Jorge Restrepo, Jaime Cadavid, Claudia Patricia Mesa y Gustavo Escobar. Personería Jurídica No. 568 de septiembre de 1993. Carrera 49 No. 7 Sur-50 / Bloque 29 oficina 517 EAFIT Teléfono: 261 93 02 / Fax 261 95 00 ext. 407 nexos@eafit.edu.co / www.periodiconexos.com.co

Los artículos firmados son responsabilidad exclusiva de los autores y no representan expresamente el pensamiento editorial del periódico.


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EAFIT Y U. DE A. CONTRA EL DENGUE

Investigadores de la Universidad EAFIT y la Universidad de Antioquia desarrollaron un software que permite detectar la aparición temprana del dengue. Este se implementará en el Municipio de Bello.

Águeda Villa

avillag@eafit.edu.co

E

studiar en la Universidad Eafit no es un sueño inalcanzable. A través de los años, y con el apoyo de diferentes programas, miles de estudiantes han culminado su pregrado con éxito, amparados por un apoyo económico total o parcial en el valor de su matrícula. Algunos de ellos cuentan con la posibilidad de continuar sus estudios de posgrado gracias a su excelente rendimiento académico, demostrando que es posible y dejando en alto el nombre de la universidad. El Programa de Becas Universidad Eafit responde al compromiso social que tiene la institución con la educación de jóvenes de escasos recursos económicos, en compañía de varios aliados estratégicos que contribuyen a que los estudiantes realicen sus estudios en la universidad. El requisito general del Programa de Becas es que el estudiante mantenga un buen nivel académico, que resida en los estratos 1, 2 y 3 del Valle de Aburrá y Rionegro, otorgándole además el material didáctico necesario y una ayuda económica para su sostenimiento durante el tiempo que disfrute de la beca. El Fondo Social ANDI, la Fundación Educación Suiza, la Beca con Aportes de Empleados y la Corporación Amigos de Eafit son algunos de los aliados estratégicos que reconocen la buena labor académica de los estudiantes y que se suman a las becas de reconocimiento al liderazgo, honor en pregrado y posgrado, excelencia en actividades estudiantiles extracurriculares, deportes y expresión artística otorgadas por la

“La universidad te otorga la beca y tú lo único que tienes que hacer es seguir juicioso para mantenerla” Universidad Eafit. Es el caso de Tatiana Mesa, egresada de la universidad en el año 2014, quien perteneció al Coro Universitario de Desarrollo Artístico durante su paso por Eafit, combinando sus labores extracurriculares con un buen desempeño académico en Ingeniería de Diseño de Producto. “ Me parece un lindo reconocimiento por parte de Eafit y además un estímulo para seguir estudiando y no salirse del camino”, cuenta Tatiana, quien trabaja ahora en una empresa de manufacturas y pone en práctica lo que aprendió en la universidad. “El Departamento de Compensación y Beneficios se encarga de revisar caso por caso y asegurarse de que las respectivas becas queden en manos de quienes realmente las merezcan y necesiten”, cuenta Alexandra Soto, auxiliar administrativa. “A veces es muy difícil, pues recibimos postulaciones de muy buenos estudiantes y debemos ser muy justos. El compromiso fundamental de los estudiantes becados es mantener un buen promedio académico, lo cual no es difícil

precisamente por la excelencia de los postulados”. Julián Rubio es uno de los beneficiarios de la Corporación Amigos de Eafit, ubicada en la Casa 8 de los Egresados de la Universidad. Gracias al Fondo de Becas Amigos de Eafit, Julián pudo terminar su carrera y hoy es Ingeniero Civil. “Estoy muy agradecido con los egresados y la corporación, pues sin ninguna intención lucrativa buscan que más personas como yo se eduquen en la universidad. Gracias a ellos no sólo pude terminar mi carrera, sino que ahora estoy haciendo una especialización y he podido comenzar mi vida laboral como egresado de Eafit” cuenta Julián, quien veía imposible estudiar su carrera allí y ahora sonríe cuando habla de sus logros. La Universidad Eafit espera aumentar la cantidad de estudiantes becados y seguir derrumbando la idea de que estudiar en la institución es un sueño inalcanzable, caminando detrás del mismo horizonte: la búsqueda de proyección nacional e internacional.

EAFITENSES ENTRE LOS MEJORES PRUEBAS SABER PRO

15 Eafitenses fueron reconocidos como parte de los mejores estudiantes entre los 14.043 que presentaron las pruebas Saber-Pro a finales de 2014.

EAFIT EN PANAMÁ

A partir de enero de este año y bajo la dirección de Miguel Ángel Gómez Quintero, EAFIT abrió sus puertas en Panamá con la maestría en Gerencia de Empresas Sociales para la Innovación Social y Desarrollo Local y en Administración Financiera. Además, se ofrecen cerca de 22 programas de educación continua.


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CIUDAD PARA

LA VIDA Simón Pérez

sperezl1@eafit.edu.co

El

exalcalde Aníbal Gaviria pasó el final de su mandato sacando pecho por una notoria reducción de los homicidios en Medellín. Una avalancha de publicidad acompañó la algarabía de la administración y le hizo eco a que se estaba recuperando el valor de la vida como principio incuestionable de convivencia ciudadana. Los hechos parecieron respaldar al entonces alcalde, puesto que la ciudad logró la cifra más baja de los últimos 40 años en materia de asesinatos. En efecto, durante 2015 la capital de Antioquia tuvo una tasa de 20 homicidios por cada 100 mil habitantes, una notoria mejoría no sólo contrastando este panorama con la realidad de la ciudad en los años 90, sino con respecto a la lógica criminal y a sus efectos en dicha tasa durante la última década. Ahora bien, el inicio del 2016 ha roto esta tendencia y de nuevo se han disparado los asesinatos, especialmente en comunas como Robledo, La Candelaria y Castilla. Entre enero y febrero se presentaron más de 40 homicidios, logrando un incremento de más o menos el 40% con respecto al mismo periodo en el año inmediatamente anterior. Se abren, entonces, muchas preguntas: ¿qué pasó con el valor de la vida que se recuperó en el gobierno de Gaviria? ¿se acabó el pacto del fusil que se rumora sostuvo esa reducción en las asesinatos? ¿quieren las bandas delincuenciales probar y darle una bienvenida a Federico Gutiérrez? ¿están incómodas las bandas con la nueva administración? Las respuestas están lejos de ser simples. La realidad es que Medellín en los últimos años no le ha quitado el control territorial a las bandas delincuenciales y ello se ha reflejado en los elevados índices de delitos

La realidad en materia de seguridad en la ciudad hay que tomarla con pinzas. No puede simplificarse haciendo énfasis solo en unas cifras o tasas como la extorsión, el microtráfico, el reclutamiento forzado y los hurtos. De todas las anteriores, las estructuras criminales han tomado tanto aire que hoy en día es posible verlas robustecidas y desafiantes. Por eso mismo es que, a pesar de las cifras que ufanaban a Gaviria, la ciudadanía se seguía sintiendo intranquila y el índice de percepción de seguridad no reflejaba la situación que el anterior alcalde presentaba en torno a la ciudad para la vida. De hecho, el inicio de la alcaldía de Gutiérrez demuestra que la anterior administración no contrajo la capacidad de los grupos delincuenciales para generar violencia y poner a tambalear el orden en algunas comunas. Así que esa reducción de homicidios que se dio en el 2015, aunque salvar una vida siempre sea loable, no era más que una bomba de tiempo, que terminaría por estallar cuando esas bandas que tanto aire tomaron chocaran entre sí o decidieran desestabilizar el orden en sus zonas de impacto. Ejemplo de lo anterior es que un

buen porcentaje de los asesinatos en lo que va de este año, se debe a ajuste de cuentas y confrontaciones entre bandas. La seguridad de la ciudad debe comenzar quitándole la respiración y las bombas de oxígeno a criminales. No se puede seguir pensando en la conveniencia a corto plazo a costa de un futuro riesgoso y con altas probabilidades de confrontación. Muchos de nuestros anteriores gobernantes pensaron en el facilismo momentáneo y hoy se ven las consecuencias. Pero tampoco se puede creer con plena confianza que las acciones que ha mostrado Gutiérrez y su nuevo marco en temas de seguridad den garantías absolutas de un futuro marcadamente distinto. Falta todavía mucho especialmente en una apuesta institucional que combata la criminalidad no sólo desde las armas o las oportunidades, sino también que haga que se queden sin respiración las subculturas que hacen atractiva la delincuencia. Para esto último es prioridad lanzar una apuesta cultural

incluyente que presente opciones diversas. Por ejemplo, me pregunto, cuántas librerías, teatros y entornos culturales hay por barrio en las comunas de Medellín. Y la respuesta, con toda seguridad, va a generar más inquietudes que certezas. ¿Qué les estamos ofreciendo a los jóvenes? ¿Cuál es el entorno en el que crecen? La realidad en materia de seguridad en la ciudad hay que tomarla con pinzas. No puede simplificarse haciendo énfasis solo en unas cifras o tasas que en muchos casos pueden esconder peligros latentes próximos a estallar. Que no vuelva a pasar lo que le pasó al exalcalde Gaviria que gastaba el dinero público haciéndole publicidad a la reducción de homicidios, mientras que las bandas delincuenciales se fortalecían con la extorsión, el microtráfico, la explotación sexual de niños, niños y adolescentes, desplazamiento intraurbano, entre otros. Yo espero que el actual alcalde quiera erradicar el problema y no sólo maquillarlo a conveniencia del discurso de turno.


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“¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, Una sombra, una ficción, Y el mayor bien es pequeño; Que toda la vida es sueño, Y los sueños, sueños son” Miguel Ángel Correa mcorre27@eafit.edu.co

Así finalizan los últimos versos

de La vida es Sueño del poeta español Calderón de la Barca en el siglo XVII.

Así como expuso el poeta, la vida es momentánea. Cuando nos despertamos de un sueño perturbador no nos percatamos de lo prolongados que fueron esos recuerdos que poco a poco se hacen más distantes. Eso pienso de nuestra existencia: como algo que se nos escapa de las manos, Ilustración Juan Esteban Tobón un recuerdo mal fijado para que a nauj.esteban@gmail.com la hora de perecer nos deje aun con más preguntas. ¿Y qué hay más de incertidumbre que la vida animal? La inseguridad de cazar o ser cazado, no vivimos… sobrevivimos, y por muy civilizados que seamos el espíritu animal no nos lo quita nadie. Hace un tiempo tuve una cita inesperada con la muerte, o más bien con un cazador. Fueron los minutos más largos de mi vida, un momento donde el instinto más primordial convivía con una racionalidad casi enfermiza. Me encontraba en el pueblo de mis abuelos. Celebrando junto a familiares y amigos en un bar de la zona. La noche estaba plena, la música insuperable y el trago no dejaba de circular por la mesa. No quise beber esa noche, quizá por la divina providencia pero no me sentía con ganas de beber licor, pasé mis horas con una cerveza que ya estaba caliente. Dieron las doce, después las dos y las tres de la madrugada. La mayoría había caído beodos en el suelo y el dueño del negocio empezó a sacarnos como basura y cerró las puertas del local. Mis amigos salieron con una botella de aguardiente a la calle para continuar la parranda. Al ser el único sobrio mantenía alerta y aguanté las estupideces de borracho que tenían mis compañeros. En el reino animal, los Suricatos tienen un comportamiento similar. Mientras sus cachorros y los miembros de la manada juguetean, hay un grupo que se abstiene del juego, rodean a sus compañeros, se paran sobre sus patas traseras y mapean su entorno unos 360° en busca de depredadores. Caminamos hacia el parque cantando viejas canciones, despreocupados, disfrutando de un silencio sepulcral de las calles. Éramos siete personas sentadas en un banco del centro del parque donde no había nadie. Pusimos música desde un celular para hacer más ameno ese momento. De repente apareció el imponente Jaguar. Ante la amenaza de violentar su territorio, él merodea esperando que con su figura imponente los intrusos se


Marzo de 2016 marchen y dejen tranquilo el hábitat del depredador del Amazonas. Su aparición fue lejana, sigilosa y notoria. Todos nosotros éramos un grupo de forasteros y la gran bestia hizo su aparición para generar la relación de poder, para decir que allí él era el que mandaba. El jaguar de mi historia era una figura masculina que bajaba por la calle desde lo alto del parque. No era demasiado alto, ancho de brazos, piel morena, no superaba los cincuenta años. Caminaba con cierta dificultad pero se paseaba con la seguridad imponente de un felino. Todos sabíamos muy bien quien era, menos uno, el más embriagado. Sinceramente no quería saber si era el mafioso, el paraco o el guerrillero, solo sé que no era alguien con buena reputación; un personaje con un pequeño ejército de seguidores de la maldad, una cara que no olvidaré en mucho tiempo. Todos allí sabíamos cómo es el rol cuando una lacra social se te acerca: Si no hay problema, conversar con él es ameno, pero sin dudar de su autoridad, por otro lado, si viene con el problema por encima, teníamos que prepararnos para lamerle el culo como perro faldero o simplemente recitar tus últimas palabras. En este caso vino amable y pidió cínicamente que le mermáramos un poco al volumen de nuestra música, hasta ahí todo estaba bien. Luego, el error fue inevitable: la persona que no sabía quién era, empezó a reclamar de una manera muy soez y casi en tono amenazante. La cara de “El Duro” no tenía expresión, obviamente todos nos sorprendimos ante la insolencia de nuestro compañero que seguía con ganas de problemas. Nosotros le decíamos que se relajara, le hacíamos todas las expresiones con la cara para que recapacitara y retirara sus palabras. En un momento determinado mi amigo dijo algo que sacó de sus casillas al Duro. Como cuando un macho beta de una manada de lobos desafía al macho alfa. Al primer gesto de violencia, la disputa comienza. Mi compañero le dijo: -Voy a poner la música que me dé la gana, vos ya te estás yendo. Que no te queremos aquí, vean a este malparido diciéndonos lo que tenemos que hacer. Ahí mi corazón empezó a latir aún más fuerte, pero lo que de verdad me heló la sangre fue la respuesta del Duro. Con su cara inexpresiva, esbozando una sonrisa hipócrita respondió:

Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS -Me importa un culo lo que vos pensés… Esas palabras las sentí como una guillotina que se atascaba en medio de mi cuello. Mi boca se llenó de balbuceos, mis manos sudaban agua helada. Era nuestra condena a muerte. El gran lobo había enfurecido, lo que sigue después son alaridos, zarpazos y mordiscos. Como animales que somos, ante una situación de riesgo, prevalece la vida. Las pupilas se dilataron para recoger más información. Mi corazón pasó de unas cien pulsaciones por minuto a alcanzar casi las ciento ochenta. Notaba que respiraba más fuerte y con mucha dificultad. Mi organismo estaba produciendo una cantidad incontrolable de adrenalina y cortisol. El cerebro y los músculos son los que reciben más cantidad de sangre para afrontar una situación de estrés que necesita ante rodo un reflejo de huida y tener la mente clara para tomar decisiones. El Duro hizo un gesto con la mano, como si le estuviera indicando a alguien a lo lejos. Subitamente una veintena de muchachos empezaron a bajar por las calles, salían de todos los lados, algunos con armas blancas o preparados para dar puño. Como una jauría de perros empezaron a empujarnos y a golpearnos. El Duro con solo una palabra paró la pelea campal, algunos de ellos se quedaron resentidos por algún cruce de golpes que terminaron en su cara. Después de separar a sus esbirros, nos empezó a hablar con rabia; amenazándonos sin piedad, diciendo que nos iba a matar. Notaba el revólver que llevaba detrás en el pantalón, haciendo amagos para poderlo sacar y clavarlos una bala en la sien. El Duro, como un tigre hambriento tenía los colmillos clavados directamente en la garganta, como sometiendo a un antílope clavan sus poderosas fauces en el cuello del animal, para asfixiarlo lentamente o romperle las vértebras. Mi nudo en la garganta era como la mordida de esa bestia, estaba acorralado. Había tanta tensión que solo pensaba en mi familia, en mis compañeros, no me dolía nada a pesar de acabar con varios golpes. Yo me quedé callado, mis compañeros suplicaban por su vida, algunos lloraban, otros se arrodillaban y pedían perdón. Yo estaba allí firme preparando mi cuerpo y mente para mi posible muerte. Mis latidos eran tan fuertes que hacían temblar mi cuerpo al son de las pulsaciones,

por mi cabeza pasaron tantos pensamientos que no escuchaba el alboroto que estaba ante mis ojos. Es en ese momento, donde nada parecía real, parecía que, como Calderón de la Barca, la vida era solo una ilusión, que el cuerpo en el que me encontraba no era mío. Todo pasaba tan lentamente que por una vez en la noche pude pensar con claridad, pero no podía vivir en esa ilusión mientras los acontecimientos que ocurrían atentaban contra la vida. Debía hacer algo y rápido. Me acerque a este personaje. No

07 de entrar me puse a llorar, no quise dormir. El mundo está lleno del cazadores y su presas. Unos trabajan solitarios como los leopardos, otros en equipo como las hienas; para defenderse de sus captores o usan la velocidad de la gacela o el trabajo en equipo de los suricatos. Somos animales no podemos olvidar eso. Casi cinco meses después de ese encuentro, me entero que los papeles han cambiado. No me refiero a mí ni a ninguno de mis acompañantes afectados, sino al

Todos nosotros éramos un grupo de forasteros y la gran bestia hizo su aparición para generar la relación de poder, para decir que allí él era el que mandaba. quise suplicarle por mi vida, tampoco iba a evitarlo. Lo separé del grupo, él notó que me había puesto firme y que en mi cara ya no reflejaba miedo. Empezamos hablar sin ningún tipo de relación de poder del uno sobre el otro. Fue ahí, cuando por fin vi que expresaba algo, que empezaba a temblar, por un segundo me había puesto a la altura de él. Lo último que le dije fue: -Soy un hombre de palabra, déjanos ir y aquí no ha pasado nada. No le dio tiempo a responder y le di la mano con firmeza. Ordené a mis compañeros que nos fuéramos. No miramos atrás, acompañé a cada uno a su casa, no dijeron palabra, el susto les había quitado la borrachera. Me había enfrentado al león y había vencido, no por el instinto ni la violencia animal. Ahí era la criatura más racional e implacable. Los argumentos fueron mis garras, el antílope se había soltado de su sometimiento, el lobo salvaje había sido domesticado. Llegué al portal de mi casa, antes

jaguar que nos quiso matar. Muchos, hasta en la naturaleza, se pelean por territorio, unos mueren protegiendo sus dominios, les roban su comida, luchan sin sentido por un espacio para la cacería. Muchos me cuentan que terminó con un balazo en la cara pero no murió, otros dicen que está en la cárcel, unos pocos dicen que todavía sigue en el poder pero ya no con tanta energía. Por mucho que estemos en lo más alto de la pirámide alimenticia, nada nos libra de acabar devorados. Somos un suspiro y el poder con base en el hierro termina muy pronto. Siempre quedarán los lobos que desafían a sus superiores, que a la mínima debilidad acaban con su corta hegemonía. Acaban llenos de plomo. Y nosotros, que como marionetas de un juego vil, somos presas de sus designios, acabamos desprotegidos y a su merced a causa del terror. Nos pudieron asesinar allí mismo, pero aún seguimos aquí. Con tanta maldad en el mundo, casi que deseo con todas mis fuerzas que sea solo un sueño. Pero “los sueños, sueños son” o quizás pesadillas.


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María Alejandra Carrillo mcarrill@eafit.edu.co

Escribo

esto en honor a la memoria, a la que se perdió y la que se irá perdiendo ya sea porque yo la olvide o porque ella se olvide a sí misma. Antes de irnos a vivir con mi abuelita Marina, estaba en una condición precaria. Dormía, comía, caminaba por el corredor, leía el periódico y volvía a acostarse. La cuidaba una señora que escasamente le hablaba porque era aburridor repetir y gritar cada tanto, no se bañaba porque creía haberlo hecho en la mañana y mi mamá solo podía visitarla unas cuantas veces en la semana. Cuando yo iba a verla la conversación consistía en la misma pregunta: ¿Quiere chocolate caliente? No abuelita, gracias. Bueno, me avisa cuando quiera. Cuando mis hermanas y yo tratábamos de cambiar el tema, se agotaba porque no había mucho de qué hablar. Fuimos cortando la información que le dábamos de nuestras vidas porque ya no podía retenerla, la olvidaba en menos de tres minutos, así que continuar con la historia de cada una de nosotras era difícil. ¿Quiere chocolate caliente? No abuelita, gracias. Bueno, me avisa cuando quiera. En ocasiones la encontrábamos mirando hacia la pared, con la luz y el televisor apagados, quizás mirando el vacío o mirando el tiempo de su memoria escurrirse. Por esto decidimos irnos a vivir con ella, pensamos que tal vez un diario vivir con otras personas empezaría a ejercitar su capacidad para relacionarse y hablar, e incluso para hacer otras actividades. Fue y sigue siendo una tarea

difícil convivir con una adulta de 89 años con Alzheimer y demencia senil, porque somos seres humanos que naturalizaron la interacción con otros, pero con mi abuela es diferente, pues hay que hacer del contacto con ella algo consciente. Es fundamental tener en cuenta que la mayor parte de lo que dice no tiene sentido y que, por ende, hay que ayudarla a construir su realidad, recordarle lo que es y lo que ha perdido. Es curioso que siempre quise vivir cien años, pero ahora, lo dudo por la idea que tengo de la vejez de ella. Este año va a cumplir noventa y da la sensación de que ya no puede más con la vida. No sé si es cuestión de personalidades, pero doña Marina se levanta la mayor parte de las mañanas aburrida, con los ojos semi cerrados, arrastra los pies y cojea de vez en cuando. “Me duelen las rodillas”- dice constantemente y se las frota indicando dónde le duele. Se queja todo el tiempo y no quiere cambiar de periódico, no quiere leer otra cosa que no sean las revistas que siempre ha leído, no se quiere tomar el atrevimiento de leer el cuerpo de una noticia sino solamente su titular, no se atreve a hacer nada nuevo porque “así es” y ya. No quiere salir a ninguna parte, no quiere comprar nada, no se quiere bañar, no se quiere vestir, no quiere volver a sentir. Antes de vivir con ella mirábamos diversas opciones, buscábamos ancianatos, mirábamos de qué se trataban, cómo vivían y todo esto antes de tomar una decisión que, finalmente fue quedarnos con ella. De ese tiempo recuerdo mucho un médico que nos atendió en uno de estos centros, nos explicaba sobre el Alzheimer, decía que es un enquistamiento del alma, que algunos quizás lo desarrollaban por defecto, pero para muchos el Alzheimer era la respuesta a su

Fotografía María Alejandra Carrillo

petición de olvidar, de no querer recordar su vida. Mi mamá y yo nos sentábamos en el comedor con ella y le hacíamos preguntas sobre su vida. Todos sabemos que la sabiduría de los abuelos no la tiene nadie, así que nos interesábamos mucho por su pasado. -Mamá, cuénteme de su viaje a Israel cuando estaba joven – le preguntaba Mónica, mi madre. -No recuerdo – decía cortante. - ¿No recuerda qué? -Nada, ahora no quiero acordarme – cerraba el tema con brusquedad. Con estas conversaciones fue que poco a poco entendí que se trataba de una decisión de no traer más a la memoria la vida que tuvo. Que perdió dos hijas muy jóvenes y que su esposo la dejó por otra, que la vida para ella había perdido sentido y que nadie cambiaría eso. He tratado de hacerla recordar dónde solía trabajar en Bogotá cuando era joven, de lo que hacía en sus fines de semana y, lo que he logrado son palabras escasas y un regaño con la mirada seguido de la línea usual “no quiero hablar de eso”. Mi abuela es alguien que puede conocerse a través de la observación y lo poco que dice, no hay necesidad de sostener conversaciones largas con ella, aunque tampoco son posibles. Basta con estar en sus silencios y los momentos de agresividad. En su grosería e irreverencia cuando tiene que bañarse o ir al médico, cuando le cambian las cosas de lugar, cuando se orina, cuando se hace popó o cuando

contradicen lo que manifiesta. Tiene miedo. Y lo sé por sus oraciones en voz alta que, a propósito, ella no tiene ni idea de que las escucho. Le ruega a Dios que la ayude y le da las gracias por su misericordia. Tiene miedo porque se desvela en las noches pensando que está enferma, porque dice no creer que los médicos puedan ayudarla, pero sigue al pie de la letra lo que le indican. Tiene miedo de olvidarse a sí misma y por eso no quiere recordar, porque cuando intente hacerlo no habrá más que el vacío que mira la pared. Hace poco me senté con ella y puse encima de la mesa una cámara instantánea en una caja. La abrí con lentitud y misterio para captar su atención y, de hecho, lo logré. Me dijo que le parecía muy linda, que la cuidara de los ladrones porque podrían robársela y le pregunté si podía tomarle una foto. Inmediatamente se negó porque estaba en pijama, pero luego me dijo que sí. Le pedí que sonriera para tomarle la foto y con todo y su mueco, sonrió. Rápidamente me pidió que se la mostrara y mientras se miraba a sí misma le tomé otra. Una para que ella pudiera recordarse y otra para guardar la memoria de ella construyéndose a sí misma de nuevo. Finalmente, le pregunté si quería tomarme una foto y sorpresivamente me dijo que sí. Le ubiqué las manos en donde debían estar y sonreí a la cámara con el fin de ceder a la fotografía la memoria que algún día podría faltarme, y ahora se la cedo al papel porque yo también tendré 89.


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Rubén Dario H. Londoño @unialarga

Si

la vida está ahí afuera, cierra la puerta. La zona de confort es un lugar donde, según internet, no está la vida. Wikipedia la define así: “La zona de confort es un estado de comportamiento en el cual la persona opera en una condición de ‘ansiedad neutral’, utilizando una serie de comportamientos para conseguir un nivel constante de rendimiento sin sentido del riesgo (White 2009).” Alasdair Antony Kenneth White, el que acuñó este término, es un teórico del management. Lo que viene siendo un psicólogo con suficiente interés y tiempo para hacer estudios, sacar términos y escribir libros para que los empleados trabajen más y mejor. Su postulado es que, al trabajar en algo constantemente, se alcanza un punto de estabilidad que viene generalmente después de cierto aumento de esfuerzo, pero que se queda en ese punto, algo que tiene mucha lógica, y que terminó, un libro después, dando paso al término zona de confort. Ahora, “la ansiedad neutral”, es algo que suena preocupante pero en realidad es una forma compleja de decir calma, o una forma de entender la calma para personas que no han alcanzado quién sabe cuál nivel de iluminación de algún monje budista. Viene siendo una

Dibujar un circulo e indicar que la vida es lo que está fuera del circulo es como pensar que solo se vive cuando se sale de un lugar dosis necesaria de estrés para no caer en el ostracismo, ni empezar a levitar mientras se camina hasta la casa. No es posible saber en qué estaría pensando White cuando escribió su libro. Pero resulta difícil imaginar a White dibujando la zona de confort cómo un círculo al lado de otro circulo que dice “Aquí es donde pasan las cosas”, sobre un tablero de tiza. Es poco probable, de hecho, que White haya escrito su libro fuera de su zona de confort, no por cinismo, sino porque para él la zona de confort no era lo mismo que para @RafaScribe que el 24 de febrero tuitea, “La vida empieza cuando sales de tu zona de confort” y tiene al día de hoy, 25 de febrero 99 corazones y 125 retuits. Cuando la zona de confort entra al espectro de campañas para compañías de viajes, post

motivacionales y memes con tipografías similares a la comic sans, o comic sans, se convierte en una idea que es más fácil de aceptar pero también más tonta. ¿Quieren los posts aumentar nuestra productividad? ¿Cuál productividad? ¿Les interesa que vayamos a algún lado? ¿La zona de confort se limita únicamente a nuestra casa? ¿Si la vida es lo que está afuera de la zona de confort, la productividad es la vida? ¿Es una casa el ejemplo perfecto de zona de confort o es un escritorio? Dibujar un circulo e indicar que la vida es lo que está fuera del circulo es como pensar que solo se vive cuando se sale de un lugar ¿Será que estamos muertos el tiempo que estamos acostados en un sofá? El círculo hace que la imagen esté clara, cuando en realidad es difusa. Es muy fácil decir que la vida está allá afuera,

incluso cuando estás afuera, pero es más complicado de ejemplificar si quien está adentro te dice que también está vivo. Si acordamos que es un lugar, ¿no habría que conocer el lugar antes de salir de él? Conocer bien la zona de confort y preguntar si tiene gimnasio, escritorio y bibliotecas, en caso contrario ampliarla para hacer desde ahí. Salir a buscar la vida puede ser muy frustrante si cuando sales te das cuenta de que lo que hay afuera es similar a lo que está adentro. Peor aún si cuando sales dejas las llaves. Este texto carece de bibliografía más allá de Wikipedia y Twitter, porque claramente todo lo demás está muy lejos de la zona de confort de quien lo escribió.


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Con este corte de bagre de río, se da cuenta de una técnica innata con la que los comerciantes preparan los productos para su venta, pues dicen que tienen tanta confianza con el cuchillo que no sienten la necesidad de utilizar guantes. Salomé López

slopezb@eafit.edu.co

María del Pilar Chacón mchacon1@eafit.edu.co

Son las 8:00 de la mañana y en la Plazuela de Zea se empieza a sentir el olor a hollín combinado con marihuana. El

mismo olor se cala en el Centro Comercial del Pescado y la Cosecha y se le suma un olor particular a sangre y escamas descongeladas. Al llegar al lugar hay un encargado de la Alcaldía de Medellín que saluda amablemente. La amabilidad se disuelve cuando ve que llevamos cámara, papel y lápiz en mano. El lugar está desordenado, hay canastas con pescado, gente gritando y caminando por todas partes, un vigilante nos sigue y nos pide el carné de la universidad, se los lleva y los revisa, aunque el sitio está abierto desde las 4:30 am, todavía hay muchos puestos sin abrir; la señora de la cafetería comienza a hacer el tinto y abundan pescados que son llevados de un lado para otro. Se desconoce exactamente cuántos años lleva el Centro Comercial, pero nos dicen que anteriormente vendían productos del campo: verduras, frutas y legumbres. Sin embargo, por la cercanía a la plaza Minorista, los campesinos decidieron trasladarse dejando el lugar sólo con la venta de pescados y mariscos.

Doña Merlis Zuluaga lleva 22 años en el sitio; siendo una de las fundadoras, cumple con su labor diaria de abrir su puesto a las 7:00 a.m.


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En el lugar se pueden encontrar productos como este, pesa 7 kilos y vale 84 mil pesos.

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En el lugar se pueden encontrar productos como este, pesa 7 kilos y vale 84 mil pesos.

Don Juan Fernando Castaño abre a las 5:30 de la mañana, es el primero que llega; en su puesto vende Tilapia, Cachama y pescado salado.

Actualmente, en el centro comercial, hay más de 50 puestos desocupados y tan solo 25 ocupados. Encima de las puertas de los congeladores, se ven los cuchillos bien afilados y las herramientas para descamar los pescados.

La variedad de precios es uno de los puntos a favor en este lugar. Dos puestos más allá del que se ve en la foto, se logra conseguir el mismo producto, pero por 15 mil pesos.


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Sara Tangarife B.

stangari@eafit.edu.co

La mayor parte de mi vida la he

pasado al lado de un Pitbull, perros de raza reconocida por su fuerza y desempeño en peleas callejeras. Temidos, respetados y dignos de generar muchos sentimientos en la sociedad, pero en especial, el miedo. A pesar de ello, mi casa ha sido una de las muchas excepciones de crianza y sobre las cuales no pesa ningún estigma social con respecto a estos compañeros.

Ilustración Sara Tangarife B.

con heridas profundas de otros dientes que como los de él fueron usados para asesinar. No es la primera vez que esto sucede debajo del Puente de la 4 Sur, aproximadamente cada 15 días se encuentran perros en igual estado e incluso en descomposición. Este lugar ha sido

*** Óscar tiene 17 años, entrena pitbulls para peleas

Si bien ahora existe la Ley 172 de 2014, que se compromete a sancionar todo aquel que abuse de los animales, también existen riñas en las cuales los perros son la fuente de dinero y también sobre los que recae todo el peso de perder, ganar o tal vez, vivir o morir. Y no solo es la idea de una muerte llena de mordiscos, sino el acto de encontrar uno de estos cuerpos debajo del puente de la 4 Sur. El infortunio que es ver un cadáver hecho pedazos, en una pista de skate, puede significar una alerta, una advertencia, una sentencia o un desmorone sentimental. Un pitbull blanco, formado como una máquina robusta, de poderío, entrenado incluso más que los fisicoculturistas, con las venas brotadas y el cuerpo malformado por los músculos, tan grandes que sobresalen en la piel y lleno de sangre,

conlleva que un perro con cuerpo de luchador tenga un bozal? La salud de los animales puede tener un parecido con la de los humanos, pero sería demasiado absurdo pensar que el perro con mayor masa es quien más conquista en la calle, después de ver a aquel animal tirado como simple basura.

de perros que mueren los domingos, martes y jueves, en las peleas programadas, con media hora de anticipación, en un garaje situado en la parte trasera de El Zoológico, en Castilla y debajo del puente de la 4 Sur. Cada uno de estos lugares es sujeto a cambios, depende mucho de que tan alerta esté la policía, y el visaje que tenga el evento. Ese mismo día, cuenta Óscar, había una de las famosas peleas de perros, pero no era en ninguno de los lugares mencionados antes, porque era exclusiva, sin embargo, le pedí a Óscar que me llevara y él con un poco duda, me dio su gorra y me dijo que todo lo que pasara dentro lo absolvía a él de cualquier vínculo relacionado conmigo, que no debía dar visaje con fotos, ni videos y que tenía que apostar algo de dinero para que me dejaran entrar. Sin pensarlo dos veces, tomé su gorra, me la puse y le dije que no había ningún problema.

reconocido en la actualidad como una zona de tolerancia ante las drogas, los piques, e incluso en horas muy nocturnas las riñas callejeras con o sin perros. Se han puesto a pensar, ¿a qué

callejeras y en sus ojos brilla la pena de ver al perro muerto, pero también se ve que no es pesar sino una lastima que está ligada a la derrota monetaria. El Pitbull caído tenía de nombre Hércules y era de Barrio Antioquia. Seguramente él conozca el dueño, pero en ningún momento reveló su identidad. Con normalidad empezó a narrar la cantidad

Caminamos cinco cuadras con dirección a la Av. Guayabal, giramos una vez a la izquierda y dos más hacia la derecha, el ambiente se empezaba a sentir raro y las ansias comenzaban a notarse en el estómago, Óscar me hablaba de su ocupación y se sentía orgulloso cada vez que un perro de los suyos ganaba: le entregaban entre tres y cuatro millones de pesos por pelea victoriosa, que es más o menos la décima parte de lo que gana el encargado del animal. Me habló de balaceras, torturas, mafia, sicarios y crímenes que ni siquiera se pueden imaginar, todos relacionados con pérdida de dinero o envenenamiento de los perros luchadores. Un muchacho de ropa ancha, flaco, con cadenas colgando del cuello y con poca edad tenía más experiencia en los asuntos


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del bajo mundo, que la mayoría de personas que yo había conocido en toda la vida. Camionetas blindadas a ambos lados de la calle, una cuadra completa llena de carros, motos DT, DR, Freewind y AKT, dos o tres pelaos visibles a lo largo de la cuadra. No se sentía ruido ni se veían personas esperando entrar como generalmente se ve en un

establecimiento público, todo era silencio y a veces se sentía más cerca el olor a marihuana o las voces roncas de los que cuidaban los vehículos. -¿Entonces qué Caravana, todo bien? Saluda uno de ellos. Moviendo su cabeza Óscar le corresponde al saludo, se acerca e intercambian un bareto y dinero. Me presenta, dice que soy una amiga. No nos demoramos mucho ahí, dimos cinco pasos, Óscar se acercó a una puerta que parecía un espejo negro, tocó tres veces, dijo su nombre y el

@oeeafit

mío y de inmediato salió un hombre alto, acuerpado y vestido con ropa ancha. Entramos a una escalera que daba rumbo a un sótano. Mientras bajábamos pensaba en la manera de salir de aquél lugar en caso de que algún problema ocurriera; no veía ninguna salida alternativa diferente a la puerta donde estaba el macancán aquél. Sentía susto, valentía e indignación. El establecimiento era increíble, parecía Roma en las películas cuando ponían a dos gladiadores a luchar en la arena. Había exceso de gente, de gritos de aliento, de apuestas, de dinero, de saludos, de advertencias. Era imposible descifrar cada una de las voces que habían en el lugar. Fuimos donde se entregaba el dinero, di lo que llevaba en el bolsillo y nunca me había sentido tan culpable por tener que contribuir al maltrato animal. Me entregaron un papel hecho a mano, solo supe que estábamos apoyando a Jako. Nos sentamos en unas bancas hechas con tablas de madera vieja, Jako era un perro casi con la misma descripción del que estaba muerto, la única diferencia es que su color café resaltaba entre su rival que era blanco con un parche negro alrededor del ojo derecho. Ambos eran perros que Óscar conocía, pero le tenía más fe al que estaba escrito en el papel. Los dos animales tenían babaza blanca en la boca, ladraban y sacaban los dientes

Evento Coffee Chat de Francés Partido de Futbol

BIG-OE

Ciclo de conferencias Olimpiadas del Conocimiento

Lugar Por definir Cancha sintética 38-125 38-125 38-125 38-125 Por definir 38-125 38-125 Por definir EAFIT Llanogrande 30-115 Bloque 19, cuarto piso Por definir Por definir Por definir Por definir

5 de Abril

6pm

Por definir

Por definir Por definir Por definir Por definir 2pm

Por definir Por definir Por definir Por definir 38-125

Por definir

Por definir

Por definir 9am-4pm 9am-6pm

Placa polideportiva Entre bloque 17 y 18 Plazoleta, cancha cubierta y Lab. Financiero

GEO-OE HOX-OE

Conferencias

IUS-OE MERC-OE

Torneo tenis de mesa Logo Quiz

VIP-OE

Celebración: Día del Agua

29 de Marzo

CONEXIÓN-OE CPF-OE

GEMIS-OE

Óscar estaba decepcionado, era una mala noche, no tenía dinero y estaba lo suficientemente trabado para quedarse y seguir apostando a los perros que siguieran, por lo que con agradecimiento y lo más rápido que pude me despedí de él y comencé a subir las escaleras. La tristeza y las náuseas que me abordaban eran insoportables, por lo que caminé lo más rápido posible para salir de allí.

Hora 4pm-6pm 2pm-6pm 9am-12pm y 3pm-6pm 9am-12pm 8am-6pm 8am-6pm Por definir 10am-12pm 10am-12pm Por definir 8am 5pm 10am-3pm Por definir Por definir Por definir Por definir

Semana 4 Semana 4 Semana 5 Semana 9 18 de Marzo Mediados de mes: Febrero, Marzo y Abril 10 de Marzo 10 de Marzo

CIGMA-OE CIM-OE CIMEC-OE CIIP-OE

Sonó una campana y soltaron a ambos perros, se lanzaron el uno sobre el otro: chillaban, ladraban. Las personas gritaban, el público era feliz cada vez que el perro al cual apoyaban destruía el otro. La pelea duró diez minutos y los demás perros fueron preparados por sus dueños para la siguiente pelea, había algunos alzando al aire sus fajos de billetes, demostrando su triunfo. El perro del parche alrededor del ojo había ganado, estaba encima del otro mordiéndolo. Ante esto el dueño lo retuvo y lo encadeno de nuevo a la columna, mientras el otro recogía a su perro moribundo y lo levantaba casi inconsciente. Despejaron el lugar para la siguiente pelea.

Fecha 4 de Marzo 10 de Marzo 14 de Marzo 15 de Marzo 17 de Marzo 18 de Marzo 29 de Febrero a Marzo 10 4 de Marzo 10 de Marzo 5 de Abril 11 de Marzo 19 de Marzo Semana 10 10 y 11 de Marzo 10 de Marzo 16 de Marzo 30 de Marzo

Semana del contador Rendición de cuentas Evento sobre plan de desarrollo Concurso de poesía Integración Ing. Matemática Taller gestión cultural Concurso de modelación en Solid Work Torneo de futbol tenis Introducción chocante Bases debate y la comunicación Lenguaje y construcción del discurso Sector inmobiliario en Colombia, ¿Burbuja inminente? Out loud Free Software Juegos Retro Full creativity Foto GEO campo

CEP-OE

de manera que se veían lo grandes que eran, estaban siendo sostenidos por unas cadenas que se ataban a unas columnas. Sus respectivos dueños estaban a los lados y los alentaban con frases como: Ataca, vamos a acabar con él, destroza, y demás que no alcancé a escuchar.

CALENDARIO DE EVENTOS ORGANIZACIÓN ESTUDIANTIL 2016-1

Comité

CCP-OE

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Marzo de 2016

Ilustración Juan José R. Bianchi www.juanjoserodriguez.com

Manuela Gutiérrez

mgutie54@eafit.edu.co

El día en que mi mamá me

respondió: “soluciona tú ese problema, es tú casa”, fue el día en el que entendí que ya tenía que actuar como grande. Estábamos las tres desesperadas en casa – mis dos compañeras de apartamento y yo- con un canasto lleno de ropa. Habían pasado casi 5 semanas sin usar la lavadora, pues era de las viejas que no se ven ya, de las que se encuentran en la casa del abuelito. Debo aceptar que nunca ayudé en mi casa en asuntos de aseo, me limitaba recoger el reblujo de mi cuarto, pero ahora me veía en una angustiosa situación. Ya estaban adentro blusas, pantalones, medias; la lavadora estaba llena de agua y jabón, miles de prendas acumuladas de semanas enteras. Y nosotras sin saber qué hacer. Me pregunté: si mi mamá estuviera acá, ¿qué hubiera hecho? La lavadora se había dañado más rápido de lo esperado y nosotras, primíparas en el asunto, con apenas meses de experiencia llamamos a pedir ayuda a quienes siempre solucionan todo: nuestras

madres. En ese momento nos topamos con la gran sorpresa de que simplemente tendríamos que buscar qué hacer, era nuestra responsabilidad.

el agua hubiera inundado nuestra casa, tal vez hubiese sido más cómico; y de eso y muchas cosas más hubiésemos aprendido sobre los gajes de vivir solo.

Para usted, quien al igual que yo, tal vez no se había visto en una situación tan básica y simple como esta, puede sonarle algo fácil de resolver. Pero seríamos nosotras las afectadas, días sin vestir y hasta cuentas de agua elevadas. Pensamos entonces en la necesidad de contratar una lavadora por días ¿A dónde llamar? ¡No conocemos nada! Estábamos entrando en pánico. Nadie nos daba respuesta, nos encontramos ahogadas en el común vaso de agua. Ese día involucramos a personas que pensamos nos podían ayudar, reímos, casi lloramos del desespero, pero enfrentamos algo que para muchos podría resultar tan sencillo de resolver como tener el carro del papá parqueado en casa, salir, ir donde la abuela, el primo o simplemente desentenderse del problema. Si

Los primeros días en mi nueva vida habían sido perfectos, la libertad que quería, mi espacio, las visitas inesperadas. Habíamos decorado el apartamento a nuestro gusto y casi todo estaba en su lugar. Paredes blancas, los cubiertos de colores, las planticas decorativas, todo impecable. Mi mamá solo se quedaría dos días más, luego yo sería una niña grande: ir a mercar sola, pagar facturas, limpiar mi cuarto, hacerme el desayuno, respetar la libertad que me habían dado, poner mis propios horarios y mis propias reglas. Lo que más amaba de mi nueva casa era mi cuarto, la vista me ponía enfrente de mi nueva vida, de la ciudad que había escogido, de los a los retos que ahora me enfrentaba. A las 4 semanas, todo pintaba perfecto. Me escribían de mi casa

a cada hora: “Te extrañamos” “¿Ya comiste? ¿Llegaste?” En años no había sentido a mis papas tan pendientes de mí. Los primeros días alistaba todo 4 veces: empacaba el almuerzo, las llaves, llevaba hasta un recordatorio de todas las responsabilidades, anotaba cada gasto que tenía y tasaba los fondos de mi cuenta bancaria, me sentía dueña de mi misma. En la universidad era el comentario típico de - ¿Y vos como haces? ¿No te da muy duro no vivir con tu mamá? ¿Y si tenés hambre te hacés vos la comida, todos los días? Eran preguntas normales para alguien que nunca había salido de casa por tanto tiempo, pero creo que si se vive desde adentro el asunto se ve con otra perspectiva. De la misma forma me atreví a cuestionar a una de mis amigas quien ha vivido toda su vida en Medellín con su familia, a lo que contestó que sería un reto salir de su zona de confort ya que desde pequeña ha tenido personas a su alrededor. Crecería como persona y valoraría esos


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cada vez había más pruebas de “supervivencia”, como las he llamado hasta ahora. Era domingo en la tarde, llegaba de visitar a mi familia. Ese día venía justamente con una nevera de icopor llena de mangos picados, de carne congelada, y dos maletas pesadas, casi llenas. No soñaba con nada más que mi cama, sumandole a todo que tenía clase a las 6:00 am. Al abrir la puerta me topé con la sorpresa de que todo estaba oscuro, no había agua… pues sí, nos habían cortado los servicios. ¡Algo estaba en contra nuestra!, la costumbre de jamás pagar una factura o acordarse de fechas, hizo que se pasara el tiempo esperado. Eran casi las 8:00 pm, tenía que pensar en qué hacer para llegar a clase del siguiente día. En medio del encarte, del desespero, y las ganas de llorar llamé a una de esas amigas que nunca fallan, pasé la noche en su casa y madrugué nuevamente. Con cara de adulta, a pagar facturas, que ahora eran mi responsabilidad. Esto me hizo pensar en cuántas veces mis papas habian olvidado hacerlo en casa, nunca, creo.

detalles de la vida familiar. Crecí en una familia donde confiaron en mi capacidad de tomar el control de mi vida, de mis acciones y de las consecuencias de las mismas. Emprendí un camino donde encontré cierta

momento del que mi madre me había hablado tanto, “volar y salir del nido”. Demostrarles a todos quienes me creían débil, que no era simplemente acostumbrarme a una rutina diferente, sino habituar el cuerpo y el alma a la distancia doliente de dejar pasar

Al abrir la puerta me topé con la sorpresa de que todo estaba oscuro, no había agua… pues sí, nos habían cortado los servicios. “libertad”, donde me alejé de los “no vas a ser capaz”, me creí grande y tomé un rumbo lejos de casa. Quizás queriendo asumir un reto personal, estudiar lo que tanto había soñado y me convencí de que me apasionaría, sería el

la vida lejos de ellos. Este fue uno de esos momentos donde pasaron por mi mente miles de miedos enfrascados en tristezas y nostalgias abruptas. Así me di cuenta de que

“Levántate que ya te serví el desayuno, se te va a hacer tarde”. Me parece escuchar la voz de mi mamá, en aquella época de colegio, donde todavía tenía los mimos diarios en mi hogar. Me iba sabiendo que llegaría y volvería a contar el día con mi hermana, tal vez unas cuantas anécdotas, compartir la comida y volver a la rutina. Era la cotidianidad, tan cotidiana que se pasa por alto la importancia de esos pequeños momentos. Cada domingo ir a almorzar con mi papá y visitar al abuelo en la tarde, acostarme a ver películas y unas cuantas caminadas al sol. Me encontré de cara con el futuro y me atemoricé al toparme con una realidad pronta que me llevaría a salirme un poco de mi zona de confort, esa que me mantenía en el mismo lugar establecido y no me permitirá conocer de lo que yo era capaz, dejaría de ser la niña mimada y me secaría las lágrimas que me amarraban a la vida de 18 años conmigo. Decidí adquirir una independencia (no absoluta) que

15 me enseñaría a valorar más el sanduchito que le empaca la tía para llevar, el regaño cansón de la mamá que le recuerda a diario que no vive en un hotel. Aprendí a decir te amo tres veces más que siempre, porque me parecía temerosa la distancia de no poder abrazar fuerte a mi papá a diario. No me estoy quejando, pues fue exactamente esa la decisión que tomé, sabía que cambiaría unas cosas por otras, que me llenaría de halagos y de gratificación de saber el orgullo que mis padres sentirían. Conocería nuevos horizontes, personas diferentes, que incluso hablarían y vivirían diferente a mí, lugares, aromas, y aprendizajes nuevos. Aquí ratifiqué el amor por los cambios, por renovar las ideas y desempolvar historias. Y aquí estoy y aquí me quedo – por el momento, claro-. Llegué a Medellín, porque me enamoré de esta ciudad y de sus personas, porque me enteré de su diversidad y de la calidad humana de ellas. Esta fue la ciudad que me acogió. Me encontré con personas que me hicieron sentir en casa, me abrieron las puertas de sus hogares y me hicieron parte de ellos. Yo que como muchos, que al igual hicieron este cambio en sus vidas, piensan en la claridad de las decisiones y de la recompensa que traerán las mismas. Extraño tanto mi hogar y sus olores, como extraño ahora mi vida en Medellín, mis días enteros en la universidad que no dejaría por adaptarme a otro lugar que me hace sentir feliz y por supuesto, mis grandes amigos de ahora. Si es usted es uno de los miles estudiantes que llegan cada semestre de varios rincones del país queriendo asumir retos personales o pensando en mejores oportunidades, si usted, al igual que yo siente un nudo en la garganta cuando le mandan una foto de su perro, primito chiquito o su hermana triunfando y toma aire y sonríe porque a la final es el destino de todos, que tarde o ahora llegará a tocar su vida lo obligará a madurar desesperadamente, y después de darse cuenta cuanta satisfacción queda, usted decidió arriesgarse a la distancia en miras al futuro.


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QUE TONTADA CONFESAR

Fotografía Natalia Zuluaga S. Natalia Zuluaga S. nzuluagasalazar@gmail.com

¿Para qué va uno por el mundo encontrando gente, creando lazos con esa gente y después contando un montón de cosas bastante personales? ¿Para qué nos pasamos el tiempo confesando lo que hicimos, lo que pensamos y lo que sentimos? ¿Para qué? si todo eso va a jugar, tarde o temprano, en nuestra contra. Qué tontada confesar sentimientos si la gente no hace nada con eso. Usted se dispone, agarra un montón de sentimientos que no le ha contado a nadie, que mantiene cautelosamente guardados, y los empaca. Los empaca con el esmero de quien se dispone a dar un regalo celebrando una fecha especial. Usted se prepara: se imagina por lo menos tres situaciones posibles distintas y las resuelve todas (casi) de manera exitosa. Usted se siente preparado y está listo para entregar lo empacado. Respira, y esto en la entrega del regalo equivale a que usted por lo menos ya está sujetando el regalo en sus manos. Pero lo tiene escondido de tal manera que usted podría comenzar con el juego patético que reza: “escoge una mano”. “¿La derecha?”. “Nada, no hay nada en la derecha”. “¿La izquierda?”. “Mmm, tampoco. Está vacía”. “¿Las dos?”. Y claro, usted tiene que entregar el regalo. Usted tiene que confesar lo que lleva sintiendo hace seguro algún tiempo. “Te amo”. “Te odio”. “Me robé tus dulces”. “Quiero ser como vos”. “Perdí mi billetera”. “Choqué el carro”. “Me das risa”. “Me gustás”. Y otro sinfín de cosas por confesar. Total, después de esto viene, por culpa de Newton, una reacción. “Okey”. “Yo también”. “Me los pagas”. “Yo no”. “Por despistada”. “Por bruta”. “¿Por qué?”. “¿Y entonces?”. Qué tontada confesar si total las cosas nunca suceden como usted las imagina. Las cosas nunca se acomodan a ninguna de las tres versiones que usted planeó hace un rato en su mente. Confieso: ¡Qué bonito confesar! si al final es lo único que nos arrastra de estar solos.


Marzo de 2016

Felipe Murillo Carvajal fmurill1@eafit.edu.co

En

el año 2014 tuve la oportunidad de estudiar un semestre de Ciencias Políticas en el Tecnológico de Monterrey, sede Monterrey. Junto a un amigo colombiano, conseguimos un pequeño apartamento en la Colonia Altavista, exactamente en la calle Marsella N°138, a escasas cinco cuadras de la universidad. Para entonces, México atravesaba un recrudecimiento de la violencia producto del narcotráfico. El mismo Tecnológico, y sus estudiantes, habían sido víctimas de este fenómeno que no distingue bandos. Durante mi estadía en México, mí día a día consistía, en términos generales, en caminar hacia el campus a las 8:00 de la mañana, asistir a clases, pasar tiempo con mis nuevos compañeros y permanecer en la universidad: ya fuese leyendo o haciendo alguna otra actividad. Al momento de volver al apartamento, salía de la biblioteca a eso de las 10:30 de la noche y, en tan solo siete minutos, estaba en lo que fue mi hogar durante seis meses. De esa rutina, algo llamó muchísimo mi atención: mi despreocupación. Y lo llamo así porque, unos días después, mis compañeros me preguntaron por

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La percepción está desfasando la realidad. Estamos educando alrededor de temores previamente formados, ignorando las dinámicas actuales. qué caminaba a esas horas por esa zona. Para colmo, eso sólo correspondía a los días de semana donde había que estudiar. Cuando nos queríamos tomar un descanso, conocer la ciudad o salir de fiesta, caminábamos día y noche y el lugar y la hora no se traducían en un impedimento. Y menos en un peligro. Vivo en Medellín, en la comuna catorce. Y caminar a ciertas horas, hasta en la comuna más caché de la ciudad, no es lo más recomendable. ¿Por qué en México caminaba con tanta tranquilidad, quizá despreocupación, pero aquí, en mi ciudad, tengo tantas prevenciones? Seguro son muchas las variables. Pero si me dieran a responder, lo haría con una palabra: percepción. El pasado de la ciudad, la educación, el robo y el intento de robo que sufrí; los elementos fácticos y sobre todo, los no fácticos, han hecho que las palabras: “sea desconfiado”, lleguen a todos los medellinenses como el común denominador de la conducta en la calle; ésta se ha convertido en la norma informal por excelencia. Así parezca un asunto trivial, no

lo es. Es un lamentable equipamiento cultural que no ha permitido a los ciudadanos apersonarse de los espacios, que por excelencia, les pertenecen. Esta norma ha generado que nuestro pensamiento se enfoque en el término de una acción y no en su goce presente. Es como si al devolverme del campus del Tecnológico, mi mente obviara el jardín de rosas blancas y rojas de mi vecina, por el hecho de estar enfocado en llegar; como si Aureliano Buendía, en los últimos días de su vida, hiciera sus pescaditos de oro obviando la felicidad que generan las cosas simples del presente por enfocarse en volverlos a fundir. Y no tengo porque apoyarme en mi experiencia en otro país o en una expresión del realismo mágico para demostrar mi punto. Medellín es aquel laboratorio que constantemente lo demuestra. Tememos a las comunas por su número sin darnos la oportunidad de recorrerlas. Para muchos de nosotros (y me incluyo para no presumir superioridad moral) ir al Centro de la ciudad es una acción que se realiza por obligación, ya sea

porque sólo allí se puede realizar un trámite, porque se consigue un producto o porque se adquiere a un menor precio. El deseo de la persona que visita el Centro es finalizar su recorrido lo más pronto posible; caminar las calles de la comuna diez no se vuelve un acto cotidiano que pueda representar disfrute, o al menos indiferencia, sino que es una acción con un horizonte claro: culminar la estadía lo más pronto posible para evitar cualquier tipo de inconveniente. La percepción está desfasando la realidad. Estamos educando alrededor de temores previamente formados, ignorando las dinámicas actuales. Las madres invitan a los hijos a desconfiar; los residentes lo hacen igual con los extranjeros. Le apostamos, quizá sin darnos cuenta, a la permanencia de un imaginario colectivo donde la felicidad, lo bello y lo seguro están en un espacio determinado. No hemos entendido aún que la cultura es el elemento subyacente por excelencia y el comportamiento en las calles su más nítido reflejo.


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SAMARA

Marzo de 2016

Martín Uribe V.

muribev3@eafit.edu.co

Todos

nos

desinflábamos

de risa mientras el Gordo bailaba llevando puesto un Bikini rojo de una de las compañeras de clase, lo usaba sobre el uniforme color beige y tenía zapatos negros. Le

chiflábamos

“¡¡RICAAA!!”. comenzaba

a

cual

burdel:

el

Gordo

Y

menearse

sexy,

moviendo su culo y quitándose lentamente la parte superior del traje de baño. La algarabía nos consumía, el estómago no resistía tanta contracción abdominal, el Gordo sacudía el sostén lentamente en el aire y se lo lanzó al Negro con picardía. El Negro, en recompensa por el sostén, lanzó un grito digno de una mujer enloquecida. Por supuesto la bulla llamó la atención de todos los salones y se formó un círculo de desorden y gadejo. Entre el chiquero que pueden

Ese día por primera vez ella

tenía grandes argumentos para

Samara era más que una persona

llegó tarde. Pero eso qué nos iba

hablar con el rector y mucho menos

bella, porque su encanto trascendía

importar. De alguna manera, para

con padres de familia. ¿Qué tan

la comprensión banal que reina en

nosotros, ella nunca llegaba. Las

grave era que el Gordo se hubiera

este mundo desagradecido. Todos

razones por las cuales ese día

puesto un bikini? Quizá merecía un

eran expertos en ver su fachada

tardó nunca las supimos, pero su

reporte por mal porte del uniforme,

oscura. Su pelo, sus ojos, su ropa,

mirada perdida en pensamientos

pero no era para tanto. La siguiente

sus uñas y sus labios encontraban

la hacía padecer la realidad. Al

reacción, después de sus gritos

en el color negro un refugio que el

cruzar la puerta nadie notó su

y de nuestro silencio, fue la risa

mundo de los seres policromáticos

presencia, unos porque lo hicimos

latigante de todos los decrépitos,

se negaba a entender.

intencionalmente para alargar aún

incluidos los nerdos que pretendían

más el comienzo de la clase y otros

no burlarse de ella durante su clase.

porque

convulsionando

Ella se sintió aún más diminuta

de risa por alguna estupidez. Ella

de lo que era, encerrada en un

insistió con tono potente que

estrecho cuarto negro donde las

retomáramos el orden. Su intención

risas desatinaban su vida entera.

estaban

dió lástima, guardó silencio durante un tiempo y empezó a escribir en su agenda velozmente, la sostenía

Samara deambulaba en los recreos

haciendo

una

guardia

inútil y desolada, almorzaba como cualquier mortal y leía algo. En ocasiones, cuando pasaba cerca a ella la veía clavada mirando al

dramático

infinito con sus lentes leyendo

si se hubiese retirado del salón 5

quién sabe qué mensaje en la

Pudo

ser

menos

en el aire y parecía temblando de ira. “Ahh Samara relájese, a toda hora chimbiando”- dijo uno de los que se vio anotado en la lista de desobedientes. Pero la estrategia

Samara padecía a diario, seguramente sin merecerlo, el frío abrumador del desprecio.

punto

escuelera no funcionó. Hasta que

las honestas

ya no cupo más tolerancia en ese

carcajadas, que era lo único que

pequeño pero profundo cuerpo de

importaba, apareció “Samara”. Y

profesora débil. Gritó ferozmente

no era la chimbita popular a la que

como

todos nos queríamos comer, esa de

seleccionó los peores alumnos al

faldita incómoda, que camina con

azar y les dijo que estaba mamada,

segundos antes. Y así sus lágrimas

atmósfera. No puedo decir que

maneras de princesa y tetas maduras

que era la última vez y que iba

no habrían conocido las miradas

nunca la vi sonreír, claro que lo

¡No! Samara era un ser casi inerte

hablar con el rector y con la mamá

de los insolentes. Pero no fue así.

hacía y supongo que fuera de la

y oscuro, con la contextura física

de Raymundo y todo el mundo

Todos la vimos llorar y salir a paso

habitación de tortura estudiantil

de un fideo, su piel era pálida y

pa’cobrárselas.

acelerado. Y las risas no pararon.

tendría

Algunos hipócritas más sensatos

para ser feliz, o eso espero. Los

quedamos

decíamos: “Uy que gonorrea la

dedos no me alcanzan para contar

boquiabiertos, mudos por extensos

hicieron llorar”. Pero al final

las personas que le deben una

segundos. ¿Qué era esa manera

todos teníamos algo de culpa por

disculpa. Pero no hay tiempo para

de reaccionar? ella siempre había

haber contribuido a ese costal

esas tonterías, yo espero con estas

sido sumisa, imperceptible, su

de desprecio que Samara llevaba

palabras condenarme y la vez

materia no exigía un esfuerzo

todos los días a su casa. Sabrá Dios

cuadrar un pedacito del cielo. Ese

mayor que capar clase y cumplir

cuantas noches ella tuvo que llorar

es el negocio sin sentido que viene

con mediocres tareas. Ese día en

de igual manera que ese día, o peor

después de humillar a alguien y

especial no era distinto a los demás,

aún, cuántos años habrá retenido en

tiempo después arrepentirse. Pecar

hubo momentos en que literalmente

su interior esas lágrimas que hasta

rezar y empatar.

todos estábamos ebrios y ella no

ese día no pudo aguantar más.

causar

los

jóvenes

de graduarse y

a

desnutrida con un tono funesto. La escuálida profesora a la que todos ignoraban

había

sido

apodada

Samara por su parecido con el personaje de la película El Aro, pero en contradicción al espanto que

representaba

físico, no

su

aspecto

inspiraba un suspiro

de autoridad ni mucho menos de miedo. Samara padecía a diario, seguramente sin merecerlo, el frío abrumador del desprecio.

nunca

Todos

lo

nos

había

hecho,

era un problema, en realidad no

muchas

más

razones


Marzo de 2016

Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS

19

TERESA DE JESÚS, MÁS QUE SANTA “(…) como sea por un tantito de servir más a Dios, los dejo con toda libertad y contento, y así en cada parte hallo paz.” María Giraldo Vargas mgiral95@eafit.edu.co

¿Solo ¿solo

Dios basta? En 1550,

Dios

bastaba?

Y

hoy,

¿también?

de conciencia de Teresa de Ávila, la conclusión más probable sería que sí, que la inmensidad y el poder divino allí plasmados son más que suficientes para llenar una vida y dedicarla a su servicio, tal y como lo hizo la santa Teresa de Jesús, como se le llamó luego de haberla en

1622,

40

años

después de su muerte. La

Santa Teresa de Jesús no es solo una prueba de la representación

Al leer las Relaciones o Cuentas

canonizado

esto que sigo, pensando si tenían

conversaciones.

obra,

compuesta

por

67 relaciones donde narra sus pensamientos y sentimientos más íntimos sobre Dios y la oración, va más allá de un testimonio religioso o de una autobiografía. En ella priman las reflexiones de Teresa en sus últimos 22 años de vida sobre la palabra de Dios, el servicio, el pecado; narra detalladamente los ímpetus y arrebatos que le daban por sentir que necesitaba más y más de Él, y especialmente cuenta sus visiones y experiencias místicas elevadas en las que afirma haberlo visto y haber hablado con Él. “Mira mis llagas. No estás sin mí. Pasa la brevedad de la vida”, le decía Dios a Teresa durante sus

femenina de la iglesia sino también de la literatura y la poesía. Su vida no fue solo un ejemplo de espiritualidad sino también de determinación y de poder femenino. Teresa demuestra no haber sido solo una religiosa sino también una intelectual y literata, pues la obra da cuenta de su agudeza e inteligencia, sus poéticas palabras y su prosa dejan ver que era una mujer interesada en unir sus conocimientos y convicciones religiosas

con

la

producción

intelectual. Lo valioso del libro no es únicamente su contenido sino que su manera de escribir –aunque a veces difícil por su antigüedad– resulta realmente fascinante. En algunos de sus testimonios cuenta que no quería quedarse para siempre ocupada en la oración, quería hacer algo más, y su sed de regar a Dios en todas partes no fue apaciguada por quienes querían obligarla a limitarse a orar y orar sin actuar. El mayor gozo de Santa Teresa, tal y como afirma en la Relación 19, era hacer cumplir la voluntad del Señor. “Estando, pocos días después de

razón los que les parecía mal que yo saliese a fundar, y que estaría yo mejor empleándome siempre en oración, entendí: “Mientras se vive, no está la ganancia en procurar gozarme más, sino en hacer mi voluntad.” Parecíame a mí que, pues San Pablo dice del encerramiento de las mujeres –que han dicho poco ha y aun antes lo había oído–, que ésta sería la voluntad de Dios.” Siguiendo el llamado de esa voluntad reformó la orden del Carmelo y fundó 17 conventos. Su obra literaria incita a quien no conoce a Dios a saber más de él, y a quien sí lo hace a adentrarse aún más en sus enseñanzas. Por medio de sus palabras plasma la esencia de Él como debería ser, llena de amor y misericordia, y cuestiona al lector, sin ninguna intención, sobre su manera de ver la vida, sobre sus creencias y sobre su relación con Dios. La publicación y divulgación de un libro tan antiguo en la actualidad no se está dando en vano. Sacar a la luz éstos escritos y recordar a Teresa como una santa y como una gran escritora, es necesario para no dejar olvidar el legado del pasado.

Relaciones o cuentas de conciencia. Santa Teresa de Jesús Fondo Editorial Universidad EAFIT



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