ISSN:2322-74GX | A帽o 27 | Edici贸n 183 | Distribuci贸n gratuita | 14.000 ejemplares | Medell铆n, abril de 2014 | www.periodiconexos.com.co
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Abril de 2014
Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS
Sumario En EAFIT
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Punto Crónico
Una nueva imagen para narrar la ciudad Valentina Bustamante
El 5 de marzo del presente año, el Periódico Nexos estrenó imagen. Para celebrar dicho acontecimiento se llevó a cabo el conversatorio sobre periodismo y escritores: “Narrar la ciudad”.
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30 minutos en una sala X
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La aldea, un mundo
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La bella durmiente de las Damas Rosadas
Opinión
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Acusación Insólita Juan Camilo Escobar
Ante dos columnas de opinión que recientemente cuestionaron la integridad ética del fallecido líder Nelson Mandela, el profesor Juan Camilo Escobar hace una reflexión de algunos de sus logros más reconocidos.
Actualidad
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Mano negra contra el agro Felipe Murillo
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Pasando una cortina roja de terciopelo se encuentra al fondo una pantalla que proyecta mujeres desnudas, nalgadas y camas que rechinan. Sin embargo, la verdadera película se vive en directo; cada personaje que visita la Sala X Sinfonía adquiere un papel particular al ingresar a la sala a oscuras. Luis Alberto Arango Puerta
Luis Alberto Arango Puerta de la librería Palinuro, recuerda la antigua Medellín narrando su belleza y sus colores con memorias de las páginas de los antiguos periódicos y movimientos literarios del país, comparándola con la Medellín actual, insegura y gris. Gabriella Restrepo Betancur
Nelly Campuzano es una mujer que a sus 88 años es voluntaria del Hospital General. Desde hace 44 años trabaja en semana como voluntaria, pero los domingos se convierte en una bella durmiente.
Tras el Paro Agrario Nacional que vivió Colombia en el 2013, el gobierno realizó una serie de pactos con el campesinado para salvar el campo. ¿Se han cumplido estas promesas? ¿En qué situación se encuentra el agro nacional? ¿Se avecina un nuevo paro?
Encuentros
¡Medellín sí danza!
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Cultura
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Valeria Zapata Giraldo
Danielle Navarro
La danza es un arte que nos ayuda a olvidar las fronteras y que necesita de espacios en todos los lugares de Medellín para retomar con fuerza esta cultura universal en la ciudad.
De lo que no se puede hablar. El arte político de Doris Salcedo
El caricaturista, cronista, lector y traductor Elkin Obregón habla desde su casa de los oficios a los que se ha desempeñado a lo largo de su vida, que giran en torno al arte y al “raneo”.
Foto-Reportaje
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Lucrecia Piedrahita
Para acercarse al arte, la cultura, y a una de las más reconocidas artistas de la plástica colombiana, Doris Salcedo, la curadora Lucrecia Piedrahita comparte este escrito hablando de su admiración por la artista y el papel preponderante que ha jugado en la historia del arte.
“Yo nací con un lápiz en la mano”
Un Prado sembrado de historias Natalia Zuluaga Salazar y Juan José García Vélez
Un recorrido por las calles del barrio Prado, donde las casas que antes eran admiradas por los habitantes de Medellín por su opulencia, ahora pierden brillo y las recubre el velo del olvido.
Letras
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Selección de poemas
Fondo Editorial
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Recorriendo las dimensiones del cine Daniel Palacio Jiménez
“Imágenes escritas” es un libro del médico y cinéfilo Juan Carlos González Arroyave. La obra se presenta como pieza clave para entender el amplio panorama que constituye la historia del cine.
Ilustración Juan Esteban Tobón Alzate
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Superar la criminalización de las drogas ilegales Simón Pérez Londoño
Director / sperezl1@eafit.edu.co
Hace
unos días, a propósito de la reunión de la Comisión de Estupefacientes de la ONU en Viena, se abrieron de nuevo las discusiones en torno a la despenalización y legalización de la droga en el mundo. El motivo por el que estos debates vuelven al escenario mundial es claro: la política antidrogas que hace énfasis en la criminalización y en el irrestricto prohibicionismo, impulsada por el presidente Nixon hace más de 40 años, sigue demostrando su rotundo fracaso; el narcotráfico continúa siendo rentable y poderoso, y la demanda y oferta de drogas no han sufrido las alteraciones propuestas desde un comienzo. A ello se le suman las nefastas consecuencias de esas políticas en el individuo y en los índices de mortalidad de los países que son azotados por la violencia del narcotráfico y por las políticas que pretenden exterminarlo. Lo anterior permite que se contemplen nuevos escenarios para afrontar tales problemáticas, como bien lo han hecho en Uruguay con las propuestas del gobierno de “Pepe” Mujica y los avances llevados a cabo por Colorado y Washington en los Estados Unidos. En Colombia, por su parte, siguen siendo incipientes las discusiones que amplíen los márgenes de acción y comprensión en torno a las drogas. Por ejemplo, en Colombia podríamos preguntarnos por el impacto de la criminalización de las drogas comparado con el de las consecuencias del consumo de
alucinógenos en la sociedad. Esto nos llevaría a considerar el incremento de problemas como la sobrepoblación carcelaria o hacinamiento (que según Uprimny se debe en gran parte al modo como afrontamos el asunto de las drogas en el país), la continua inversión en una lucha que parece no dar frutos, el uso de esta guerra con fines electorales —lo que algunos autores han llamado populismo punitivo— y el número de muertos vinculado al narcotráfico y a la lucha contra éste. Eso en lo que concierne a los impactos del prohibicionismo y de la criminalización en una sociedad como la colombiana. ¿Y las consecuencias del consumo? Es allí donde el panorama se vuelve aún más complejo. Por un lado, es posible encontrarse con drogas como la marihuana que no registran ni un solo muerto por sobredosis —a pesar de que senadores colombianos como Juan Carlos Vélez quieran expresar lo contrario por redes sociales—, y cuya prohibición en el mundo se basa discursivamente más en valores y ámbitos morales, como el caso de nuestro procurador, que en evidencias científicas de daños fácticos a la sociedad. Lo que refleja que es necesaria una tipificación más clara entre clases de droga, y entre los daños que cada una puede causar. Además cabe añadir que tan sólo un porcentaje de consumidores es considerado como problemático. Alrededor del 5% de la población mundial entre 5 y 16 años consume cocaína o heroína, pero los
consumidores problema son solo el 0,6% del total de la población entre estos años. Esto quiere decir que en una gran mayoría los consumidores de drogas ilícitas no son una amenaza directa a la sociedad y, si se reduce el prohibicionismo y aumenta la regulación responsable, las amenazas pueden combatirse con mayor rigor. Por otro lado, hay drogas ilegales que causan mayores males en la salud de los individuos, pero que siguen siendo inferiores a daños asociados al alcohol y al cigarrillo, como lo ha demostrado Saúl Echavarría Yepes —docente de EAFIT y coordinador del semillero de política internacional del pregrado en Ciencias Políticas— en su reciente ponencia para el III Congreso de Intercol en Medellín. Y algunos de esos males que se le adjudican al consumo de drogas ilícitas pueden ser controlados con una debida regulación, como por ejemplo las intoxicaciones causadas por drogas adulteradas y mezcladas con otras sustancias, los infectados por VIH al compartir jeringas, entre otros. Por tanto, es imposible negar que las drogas ilícitas puedan generar algún daño, pero es más absurdo aún negar que la forma como mundialmente se ha tratado esto en los últimos años ha sido equivocada y negligente. Según parece, Colombia pierde más con su prohibicionismo que con el mismo consumo de drogas. Lo que no quiere decir que se debe fomentar éste al eliminar el alto grado de criminalización, sino que se deben abrir debates que generen nuevas
DIRECCIÓN Simón Perez Londoño sperezl1@eafit.edu.co GERENCIA María F. Villafañe García mvillafa@eafit.edu.co
Ideas y Cultura Asociación Cultural
Periódico Estudiantil NEXOS
EDICIÓN Valeria Zapata Giraldo vzapata1@eafit.edu.co Daniel Aldana Valencia Valentina Bustamante Mesa María Camila Cardona Aguirre Gino Paul D’Paola Puche Susana Galvis Bravo Felipe Murillo Carvajal Daniela Navarro Bohórquez Daniel Palacio Jiménez Juliana Rodríguez Cano Natalia Zuluaga Salazar EDICIÓN WEB Y Tatiana Ramírez Gómez SOCIAL MEDIA tramire3@eafit.edu.co Sofía Pérez Aristizabal
perspectivas y formas de afrontar las consecuencias negativas de un consumo individual en la sociedad. En ello la academia debe jugar un papel trascendental, y los colombianos deben entender que las circunstancias sólo son propicias para dirigir un cambio en nuestra relación con la droga y hallar oportunidades en donde se cree que sólo hay miseria y crimen. Quizá sea útil abrirnos a nuevas perspectivas que nos llegan de otros países y tratar de plantear una solución más acorde a nuestro tiempo y posición en el sistema internacional. Es válido recalcar que ninguna política pública debe propiciar más males que los que pretende combatir. Y, lamentablemente, nuestro entorno colombiano demuestra que aquello que se hace bajo las banderas moralizantes de la prohibición ha tenido consecuencias sociales dramáticas, que van desde un problema carcelario hasta un atentado contra la libre elección del individuo sobre su cuerpo. El llamado que debe hacerse, hoy que se intensifica el debate a raíz de la reunión de la Comisión de Estupefacientes de la ONU, es a superar los errores y a aceptar que desde la academia se debe construir un nuevo ecosistema que en realidad defienda la vida, la salud y los derechos humanos, ya que el actual prohibicionismo sólo ha ocasionado muerte, guerra y abusos. Aún estamos a tiempo para que Colombia se una a países que buscan variantes para contrariar la hegemonía de una política global fallida contra las drogas.
DESARROLLO HUMANO Gabriela Restrepo Betancur grestr12@eafit.edu.co María Camila Hernández Correa MERCADEO Carlos Mario Arbelaéz Reyes carbel16@eafit.edu.co Santiago Jaramillo Jaramillo Mateo Emilio Saltaren Figueroa PORTADA Laura Cristina Cardona Díaz DISEÑO Y MONTAJE Edison Alberto A. Taborda PREPRENSA E IMPRESIÓN Casa La Patria AGRADECIMIENTOS Desarrollo Humano Universidad EAFIT Sala Patrimonial Universidad EAFIT Carlos Mario Correa Soto Elkin Obregón Fundado el 13 de agosto de 1987 por Jorge Restrepo, Jaime Cadavid, Claudia Patricia Mesa y Gustavo Escobar. Personería Jurídica No. 568 de septiembre de 1993. Carrera 49 No. 7 Sur-50 / Bloque 29 oficina 401 EAFIT Teléfono: 261 93 02 / Fax 261 95 00 ext. 407 nexos@eafit.edu.co / www.periodiconexos.com.co
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LLANOGRANDE CON NUEVA ESPECIALIZACIÓN
Una nueva imagen para narrar la ciudad
La nueva especialización en Gestión Pública Municipal llega este año a la Universidad. El programa se formó por una alianza de la sede EAFIT Llanogrande, el pregrado en Ciencias Políticas y EAFIT virtual, para poderlo ofrecer de manera virtual, debido a la dificultad de tiempo que tienen los aspirantes.
Valentina Bustamante Mesa vbustam2@eafit.edu.co
El conversatorio donde participaron como invitados Pascual Gaviria y Ana Cristina Restrepo fue la plataforma para dar a conocer la nueva carta de presentación del Periódico Nexos
Pocos
minutos antes de las 10:00 a.m. el auditorio 125, del bloque 38 de EAFIT comenzaba a llenarse. El público fue convocado al evento “Narrar la ciudad”, moderado por Fernando Mora, periodista y docente, y Valeria Zapata, editora de Nexos. Los personajes invitados al conversatorio son dos conocedores de periodismo en Colombia y han tenido muchas experiencias en cuanto a narrar en varios ámbitos lo que hay en las urbes. “El periodismo es literatura bajo presión”, expresó Pascual Gaviria citando a Fernando Benítez, cuando se hablaba sobre la labor del periodista en las salas de redacción, de las cuales afirma que son solo una de las
posibilidades que se tienen para ejercer el periodismo. Otros como Ana Cristina Restrepo, profesora en EAFIT y columnista de El Colombiano, prefieren hacer su trabajo de manera independiente, ya que —como ella misma lo dice— el periodismo no se hace desde una sala de redacción o mirando en internet lo que está pasando. Por el contrario, se hace saliendo a la calle y explorando lugares, buscando historias que a veces están en las cosas más simples de la ciudad. Otro aspecto importante a la hora de narrar la ciudad es preguntarse por lo que no está, por aquello que no se ha contado o no se ha mostrado en los medios. Hay muchas
historias escondidas esperando ser descubiertas que no necesariamente están en los lugares más alejados de la ciudad, sino que se pueden encontrar en sitios que se visitan frecuentemente. Es en parte la cotidianidad lo que hace perder la capacidad de asombro. Hay que resaltar que al lector también le gusta saber el “detrás de cámaras” de la historia, qué sucedió mientras se estaba desarrollando su búsqueda, qué pasó después, todas las dificultades que tuvo el escritor para poder conseguir esa información, entre otros aspectos. Contar eso también es importante y hace parte de necesidad que tiene el ser humano por narrar su vida el contexto que lo rodea.
CLARINETE Y SAXOFÓN EN FESTIVAL Desde marzo 20 hasta el 23, se realizó en EAFIT “Clarisax”, el Festival Internacional de Clarinete y Saxofón de Medellín. Durante estos días se llevaron a cabo varios eventos, como conciertos gratuitos, clases y concursos de interpretación de música colombiana en estos dos instrumentos.
ELECCIONES EAFIT 2014 Las elecciones de representantes estudiantiles de pregrado, posgrado y profesores al Comité del Escalafón se llevaron a cabo entre el 31 de marzo y el 5 de abril de 2014.
POCA ASISTENCIA
Ver la ciudad con ojos de
niño
“Todos podemos cambiar el mundo”
es el nombre del manifiesto que cuarenta niños entre 8 y 12 años presentaron como parte de las actividades del Foro Urbano Mundial, y en el que plasman sus percepciones sobre la ciudad e ideas para transformarla. Esta actividad fue realizada en alianza entre la Fundación Mi Sangre y la Universidad de los niños EAFIT, como parte del componente de formación de la campaña “Puedo cambiar el mundo” de ONU HABITAT. El manifiesto puede leerse en: www.eafit.edu.co/ninos
Se quiere hacer un llamado de atención al cuerpo estudiantil de la Universidad, con respecto a la falta de asistencia que se presentó en las asambleas de carrera que acaban de pasar. Hay que recordar que este es un espacio para que los estudiantes presenten sus comentarios, ya sean quejas o de conformidad, sobre todo lo relacionado con su carrera y su universidad.
MEJOR USO A LA CAFETERÍA El tema de la cafetería vuelve a surgir entre los desacuerdos de los estudiantes. En este caso, el descontento está en el asunto que se presenta con las reservas de las mesas en la hora del almuerzo. Si este espacio es bastante concurrido y es difícil encontrar una mesa estando todas libres, lo es aún más cuando algunas están reservadas. Plantean que si esto se continúa haciendo, al menos no se haga en la hora de almuerzo y no ocupando tanta parte del lugar.
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Mano negra contra el agro Felipe Murillo Carvajal fmurill1@eafit.edu.co
Imagen Alter Eddie
Aristóteles
argumentaba que el hombre tenía cuatro necesidades naturales: reproducción, vestido, techo y alimentación. Ahora, algo tiene que andar realmente mal si alguna de estas necesidades no se satisface. Aun cuando estas palabras datan de hace más de dos mil años, su relevancia permanece vigente. Aun así, pareciera que en este tiempo denominado como contemporáneo, las necesidades naturales se incrementaran. Ahora, por simple evidencia visual, podríamos argumentar que los elementos tecnológicos se han sumado a la lista de necesidades, pero no intentemos mentirnos: realmente podríamos sobrevivir sin iPhones, tablets, computadores y demás, pero no se pone en tela de juicio la posibilidad de sobrevivir sin alimento. Ha transcurrido poco menos de un año desde el Paro Agrario Nacional, donde miles de ciudadanos colombianos, campesinos y no campesinos, reclamaron ante el Gobierno y el país la falta de garantías para el agro y el evidente abandono en el que se encontraban. Tras una justificada protesta, acompañada de exigencias y sumando numerosas movilizaciones a lo largo del país, líderes y voceros de los múltiples movimientos agrarios, lograron sentarse en una misma mesa con los representantes del Gobierno. Al final, no satisfechos completamente, campesinado y dirigentes se levantaron con unas rutas a seguir y unas promesas a cumplir. Hoy, muchas de esas promesas no se han cumplido.
EL CAFÉ Y LOS AGROINSUMOS Respecto al tema cafetero, la creación del PIC (Protección al Ingreso Cafetero), el cual equivale a 165 mil pesos y se otorga cuando el precio del café se encuentre por debajo de los 700 mil pesos la carga, representó un salvavidas para el cafetero colombiano, grande y chico. Pero aun siendo un subsidio imprescindible que cae como del cielo, no es carente de problemáticas de tipo logístico, tales como el impago de facturas del año 2013 por parte del gobierno y la problemática naciente de la poca claridad con el autorregistro de los cafeteros y la facturación de sus productos. Pero las problemáticas no se quedan ahí. Otra fuerte discusión fue la que tuvieron, no sólo cafeteros, sino paperos, algodoneros, arroceros, cocoateros y demás, con el Gobierno Nacional, respecto a los altos precios de los agroinsumos, especialmente los fertilizantes. A pesar de que existen 1550 compañías registradas para la comercialización de productos fertilizantes esenciales tales como: urea, fosfato diamónico y cloruro de potasio, tan sólo seis de ellas, Ecofértil, Monómeros Venezolanos, Abocol S.A., Preciagro, Nutrición de Plantas y Yara, manejan el 92% de la oferta del mercado. Sin lugar a dudas, un oligopolio de los fertilizantes. Pero aquí no culmina el descaro, según datos recogidos por Alexánder Marín Correa del periódico El Espectador, dichos productos (que son importados a Colombia) superan en
De lo que no cabe duda, ya sea visto desde una perspectiva antigua o desde una moderna, es de la necesidad del hombre por alimento. Es por ello, que algo tiene que andar muy mal en una sociedad que excluye y atormenta a aquellos que se encargan de cultivarlo
un 30 y 50% los precios internacionales: un kilo de urea cuesta en el exterior 897 pesos; un kilo de cloruro de potasio ronda los 764 pesos; y un kilo de fosfato los 681 pesos. En Colombia, cada uno de estos productos se venden a 1248 pesos, 1223 pesos y 1489 pesos, respectivamente. Un sobrecosto más que considerable para las capacidades del campesinado colombiano. Aun así, el Gobierno se empecina en afirmar que la cantidad de compañías registradas lo que realizan es un papel de reguladoras de los precios de los agroinsumos; confían en que la mano invisible del mercado está llevando a cabo su labor de reguladora, pero en realidad, son seis manos negras que por debajo de la mesa ahorcan y dejan en estado agonizante al campesinado colombiano. Para retomar estas discusiones, y para corroborar que el Gobierno Nacional sí se encuentre cumpliendo las diferentes promesas que hizo a los gremios agrarios, se reunieron no hace más de un mes en el Palacio de Nariño, el Presidente Santos (por lapsos) el MinHacienda Mauricio Cárdenas y el
MinAgricultura Darío Lizarralde, con los voceros y líderes nacionales del agro. Pero estas reuniones que a primer vistazo exponen voluntad política, no comenzaron para nada bien… En la reunión del Gobierno con “Dignidad Papera”, los voceros que representaron a este gremio no eran con los que ya se venía negociando anteriormente; se ha dicho que el Gobierno fue quien eligió a estos otros representantes para dialogar debido a que eran más “flexibles”, dejando por fuera nada más y nada menos que a uno de los líderes campesinos más reconocidos fruto del Paro Agrario Nacional: César Pachón. Aun cuando posteriormente el gobierno pudo reunirse con Pachón, la legitimidad del diálogo y el proceso de negociación, estaban en completo declive. Entre “Dignidad Papera” y los demás gremios agrarios, se evidenció que hubo poco o nada de cumplimiento en las promesas del gobierno. Se avecina un nuevo Paro Agrario Nacional. Hoy en día podría abrirse una nueva discusión alrededor de cuáles son las necesidades naturales del hombre. Se discutiría si la tecnología, la intercomunicación o la comodidad pueden incluirse. De lo que no cabe duda, ya sea visto desde una perspectiva antigua o desde una moderna, es de la necesidad del hombre por alimento. Es por ello, que algo tiene que andar muy mal en una sociedad que excluye y atormenta a aquellos que se encargan de cultivarlo; algo anda realmente mal en un país que se refiere a sus compatriotas bajo la denominación de “otros” excluyendo la importancia del “nosotros”.
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El timbre de una casa de fachada
amarilla y verde suena y a los pocos segundos se asoma desde el segundo piso un hombre de rostro ovalado, cabellos y barbas grises y gafas. Al poco tiempo se abre la puerta principal y detrás de ella, Elkin Obregón, caricaturista de trazos simples, cronista de la Medellín de antaño y lector por excelencia. El corazón del que ha sido su hogar toda la vida, ubicado en el límite de Prado y Villanueva, está en el segundo piso. Subiendo las escaleras nos encontramos con el salón del que ahora sale poco y en el que viven cerca de 3000 libros censados, organizados en los estantes que hay en las paredes. En el centro hay cuatro sillas de mimbre, con una mesa sobre la que hay un termo de café, dos pocillos, paquetes de cigarrillos y una botella de vodka, la cual luego Obregón confesaría que contenía aguardiente. La luz tenue ilumina las filas de libros, unas cuantas marionetas colgadas, un computador de escritorio con un forro gris, un televisor acompañado de un betamax y un DVD, un mueblecillo, y su mesa de dibujo. Allí, el maestro Obregón ha hecho las caricaturas y retratos por los que es reconocido, además de escribir y traducir textos de portugués a español. Una cosa que resalta es que todo su oficio ha sido empírico, diciendo: “yo nunca estudié pa’ nada, ni estudié dibujo, ni estudié traducción, ni estudié redacción… nada de eso”. -¿A cuál de las actividades en las que se ha desempeñado le encuentra más gusto? - Afortunadamente todo lo que hago me gusta, pero a lo largo de toda mi vida lo que más he sido es caricaturista de prensa. Durante muchos años publiqué en el periódico El Colombiano y después en El Mundo, también he publicado varios libros de caricatura y he pintado un poquito, en acuarela sobre todo.
“Yo nací
con un lápiz en la mano”: Elkin Obregón Redacción Nexos nexos@eafit.edu.co
“Yo nací con un lápiz en la mano”, cuenta Obregón. Luego, hace una pausa en la conversación para abrir su termo de tinto y servir en uno de los dos pocillos pequeños color crema que hay en la mesa un chorro humeante de café. Toma un sorbo, prende un cigarrillo, y recuerda el tiempo en que inició la carrera de Arquitectura en la Universidad Pontificia Bolivariana por influencia de su padre, diciendo, “no terminé y al ratico estaba otra vez dibujando”. - ¿Tiene alguna influencia, algún artista que admire? - Sí, yo creo que aquí todos los caricaturistas en Colombia de alguna manera venimos de Rendón, Ricardo Rendón.
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-¿En qué se basa para seleccionar los personajes que ilustra? - La manera como yo me ganaba la vida era caricatura de prensa, no por encargo, sino caricatura política. Yo no elegía los personajes, sino que ahí estaban por los hechos que se fueran dando. Por otro lado, como también me ha gustado hacer caricatura porque sí, por gusto, he hecho varias exposiciones de retratos, por lo general de gente que admiro. Durante un tiempo hice una tira cómica que empezó en El Colombiano, después en El Mundo, y luego la Universidad de Antioquia decidió sacar un librito que se llamó “Los invasores” y gocé mucho haciéndolo. Actualmente, siendo el gusto lo que define el día a día de Elkin Obregón, ninguna de las cosas que “raya” –como lo llama- tiene un tinte social o político. Frente a temas de ese tipo, admite, “no tengo idea de lo que está pasando en política, si a mí me cogen aquí con un revólver a que diga los nombres de los ministros, ahí quedo”. Por el contrario, dedica sus días ambientados en ese cuarto con olor a cigarrillo y deliciosamente vestido de libro, a escribir columnas para Universo Centro, dibujar, ver películas, tertuliar y leer. De vez en cuando escucha música en su tornamesa y ahora, muy esporádicamente, traduce, labor con la que goza “como un enano”. En la escritura se vale de la crónica, el cuento y el poema. “Aquí donde me ven yo soy poeta, muy malo, pero soy poeta”, cuenta con gracia. Y a pesar de usar varios géneros, no cree que haya escrito en toda su vida algo sobre política. En las tertulias que hace con sus amigos en su casa nunca hablan del tema, no porque se evite, sino porque es algo que no le interesa, diciendo que “yo sé que todo eso es una porquería y ya”. Entre 1992 y 2008, Obregón publicó para la Revista La Hoja una serie de crónicas escritas en una forma poco convencional para el género que tienen por nombre “Diálogos de Su Desayuno”. A través de charlas entre dos personajes, Donato y Luciano, el artista recuerda a la Medellín de antaño. - ¿Por qué decidió estructurar las crónicas en forma de diálogo? - Un invento mío que se me ocurrió, porque esos personajes los saqué de un libro que yo no he leído y creo que nadie en este momento se le mide a leerlo; se llama “Los sueños de Luciano Pulgar” de Marco Fidel Suárez, que tiene una dinámica así dialogada. Luciano, Donato…tiene varios personajes. Por esos años, en vez de ranear aquí, raneaba en un cafecito que había en la esquina, que ya está echado a perder completamente, pero que era muy agradable. Se llamaba Su Desayuno, entonces por eso lo puse así: Diálogos de Su Desayuno, y me inventé que eran dos personas que estaban ahí tomando aguardiente.
En las crónicas, Donato se muestra parlanchín y vivaz, mientras Luciano lo apacigua, lo calla y le cambia el tema. “Esa es la mecánica, que el uno se entusiasmaba y el otro le bajaba los humos”, dice, añadiendo que ese diálogo “le lucía” a las historias. En las conversaciones en el café Su Desayuno, los personajes hilan sus conversaciones con tragos de aguardiente, recordando la ciudad antigua, no de una manera nostálgica, sino descriptiva. “Eran temas muy intrascendentes en realidad; cómo era el Parque Bolívar, la retreta de los domingos, o la Avenida Bolivariana, en fin… un amigo mío, que en paz descanse, que era muy metido en los temas urbanos a veces me daba una mano maravillosa. Cosas que yo no sabía o que no recordaba, él me las refrescaba”. *** - ¿Qué ha hecho que se pierda la tertulia en la ciudad? - No te sé decir, porque yo he tertuliado toda la vida. No sé si estos aparatos hayan acabado con eso, pues hay gente que es completamente esclava de las redes y todas esas cosas. Pero yo creo que a la gente que le gusta conversar, sigue conversando, hay unos a los que no, pero a mí me encanta ranear.
“A mí me da una pereza meterme a navegar y todas esas cosas. Yo uso eso lo menos que puedo, y además no lo sé manejar”, dice Obregón señalando su computador de escritorio. Sólo lo usa para redactar en Word, porque “eso sí es una maravilla, eso justifica esos aparatos”, aunque todo lo que escribe, lo hace primero a mano. También lo usa para la correspondencia, y aunque recuerda cómo le gustaba recibir cartas, llamándolo “un placer de dioses”, resalta la instantaneidad del internet. “Si tú tienes un amigo en China, yo no tengo un amigo en China, pero si lo tuviera, le escribiría y a la media hora le llegaría un mensaje. A veces me meto a Google, que es elemental para pedirle datos, o cuando quiero saber sobre una persona, ahí está todo”. *** Elkin Obregón sale poco de su casa. Los domingos recibe la visita de tres amigos a ver películas en un televisor de modelo antiguo que tiene al lado de su silla. A los encuentros los denominan “El Cuchiclub”. - ¿Quiénes vienen al Cuchiclub? - Tres ancianitos y yo, una amiga muy cruel dijo una vez, “ese cineclub de ustedes se debe llamar es el Cuchiclub”, entonces así se quedó. - ¿Cuáles son las cosas que lo impulsan a salir de la casa? - Salidas muy esporádicas, o una diligencia de esas bancarias que no se pueden hacer por teléfono, o que es mucho mejor hacerlas presente. De pronto ir a una película pero es que, no son resabios de viejo, las salas de cine ahora son muy hartas, se convirtieron ya como en celdillas, unas cosas pequeñitas muy inhóspitas y aburridoras.
-¿A qué se dedica actualmente? - Ahora tengo ganas de hacer una exposición de caricaturas aquí en Medellín o de pronto en Bogotá... estas cosas no se deben contar porque uno cuenta un proyecto y se daña… Yo soy muy amigo de Mico, por nombre cristiano Carlos Mario Gallego. Él abrió en Bogotá una casa museo que se llama Museo Tola y Maruja donde hace exposiciones de caricatura, entonces me invitó a que realizara alguna. Tocándose la cabeza con el dedo índice, el artista dice respecto a las caricaturas para la exposición, “todavía no las he hecho, están todas aquí, pero de aquí no han salido. Ya después si las hago, me le mido para llevármelas a Bogotá o inclusive para la Librería Palinuro”. Elkin Obregón es un vivo ejemplo de que es posible vivir del arte y para el arte. “Yo no tengo un centavo, pero afortunadamente, pues no soy casado, no tengo hijos, no tengo que pagar colegios… Esa es la cosa más horrible del mundo, todavía la gente sigue esa rueda de molino”. Hace una pausa para fumar. “A mí me salvó la vida de todo eso, me entra muy poquita plata pero con lo que me entra me alcanza…Y entonces, ¿en qué gasto yo la plata? en comprar libros, en comprar aguardiente y cigarrillos”. También, es el reflejo de un ser tranquilo. Nunca se preocupó por seguir los esquemas que propone la sociedad, ir a la universidad, acumular cartones y títulos, casarse, pagar el colegio de los niños, o adquirir préstamos para comprar, desechar, y comprar más. Y mientras para muchos no hay más vida que esa, Elkin los observa desde una pequeña ventana desde el salón del segundo piso de su casa. Luego, se sirve un café o una copa de aguardiente, prende un cigarrillo, y ranea, ranea hasta que lo coja el sueño. Foto Natalia Zuluaga Salazar García Márquez, Cortázar, Borges, 1986. Elkin Obregón Nadaísmo, 1978. Elkin Obregón
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¡Medellín sí danza! Danielle Navarro Bohórquez dnavarr1@eafit.edu.co
Después de juntar la nariz con sus
rodillas, los alumnos de ballet clásico levantan su cuerpo, giran hacia atrás como para tocar el suelo con la cabeza y se devuelven. Es solo el calentamiento. Tercera posición —todos alzan las manos—, luego relevé —se empinan— y justo así, se quedan firmes, se quedan quietos, como la gente que los mira cuando están bailando.
Es un día para que la danza salga a la calle y les regale a espectadores ocasionales una excusa para detenerse, un motivo para contemplar la perfecta simbiosis entre música y cuerpo que logran alcanzar los artesanos del movimiento
La danza es como una paradoja: mientras que el danzante baila hasta agotar sus movimientos, el espectador, seducido, permanece inmóvil. Y cuando no es solo uno el que observa, sino miles de ellos en diversos lugares, el mundo se detiene. La rutina se detiene.
escuelas, instituciones y personas en todo el mundo se motiven a organizar actividades relacionadas con este arte, y se acerquen a un público que generalmente no frecuenta este tipo de espectáculos.
El 29 de abril, Día Internacional de la Danza, es un pretexto para eso: para que la rutina cotidiana se suspenda. Es un día para que la danza salga a la calle y les regale a espectadores ocasionales una excusa para detenerse, un motivo para contemplar la perfecta simbiosis entre música y cuerpo que logran alcanzar los artesanos del movimiento. Esta fecha la eligió el Comité de Danza del Instituto Internacional del Teatro de la Unesco para conmemorar el nacimiento del francés Jean Georges Noverre —el más grande coreógrafo del siglo XVIII— a quien se le atribuye la creación del ballet moderno. Pero esta celebración es mucho más que una efeméride. Este día el arte convoca a una familia universal para que tenga un reencuentro con la cultura a través de la danza; es un día que el Consejo Internacional de la Danza sugiere para que compañías,
Sin embargo, el panorama local no es muy alentador. Los alumnos de ballet clásico de la academia Jazzdance, por ejemplo, ensayan para celebrar esta fecha desde adentro de su escuela. Sabine Stockman, la directora y fundadora, cuenta que a raíz de experiencias pasadas, ha quedado desencantada del escenario que vive este arte en la ciudad, en especial, por la falta de apoyo de las entidades administrativas encargadas de fomentar la cultura. Como ella lo expresa, es un círculo vicioso: “hay poca financiación porque hay poco público, hay poco público porque no hay grandes espectáculos, y no hay grandes espectáculos porque hay poca financiación”. Los organismos encargados de regular el presupuesto que impulsa estos espacios son la Secretaría de Cultura —en el entorno local— y el Ministerio de Cultura —en el nacional— pero según Sabine,
el apoyo destinado a la danza es mucho menor que el de la música o el teatro. Esta apreciación no la tiene solo ella. El bailarín Enrique Álvarez, vicepresidente del Consejo de Danza de Medellín, cuenta cómo esta corporación ha necesitado conseguir patrocinios por parte del sector privado, porque los dineros públicos, afirma, “son muy escasos para el gremio de la danza, a diferencia de otras artes como la música y el teatro”. Álvarez expresa que más allá del lucro, a este Consejo lo mueven “el amor y la pasión por la danza”, y por eso lo crearon: para desarrollar políticas culturales que promuevan este arte en la ciudad. Actualmente, están trabajando para que el Día Internacional de la Danza de este año —que celebrarán el fin de semana anterior al martes 29 de abril— tenga un impacto fuerte. Una de las propuestas es hacer tomas públicas en algunas estaciones del Metro, donde bailarines de varios géneros saluden a la ciudad y demuestren, como expresa Enrique Álvarez, “que Medellín sí danza”.
COMO LA DANZA, SE MUEVE LA CULTURA Este día el arte desdibuja las fronteras de clase, de raza y de lengua, y confluyen en un mismo escenario diversas manifestaciones cuyo lenguaje común es el cuerpo.
de su elegante estilo refinado; este día esos bailarines estilizados juegan también el papel de espectadores, y se dejan seducir por la naturalidad y rebeldía de movimientos tan humanos y libres, propios de los bailarines del estilo moderno. Este día, además, esos mismos bailarines de zapatillas de punta, mallas y leotardos que siglos atrás danzaban solo para un público aristócrata, se presentan indistintamente y ellos, a su vez, se deleitan de la soltura, el ritmo y los marcados movimientos de aquellos que revelan a través de su “performance” los vestigios africanos que aún conserva esta cultura. Y los de jazz, por su parte, hacen intercambio estético con sus hijos —el Hip Hop y la Danza Urbana— quienes de ellos han tomado el ritmo, el estilo y los pasos, acomodándolos a movimientos frescos y modernos propios del estilo urbano. Este día la historia de la expresión corporal converge y se demuestra que sin importar la cultura, el género y la clase social, el movimiento es expresión y es inherente al cuerpo humano.
MEDELLÍN NECESITA DE LA DANZA La danza es “patrimonio universal”. Así lo define el coreógrafo Rafael Palacios, quien fundó hace más de
Este día, por ejemplo, se convierte en un fino pretexto para que los bailarines de ballet clásico olviden que la danza moderna reaccionó en contra Ilustración Juan Esteban Tobón Alzate
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15 años Sankofa, corporación cultural afro-colombiana. En sus presentaciones, él y sus bailarines danzan el mundo africano con el fin de destacar la impronta de este continente que habita en la identidad de los colombianos, y además, conforme explica el director, de “resaltar la trascendencia que tiene volver a la raíz para entender el presente y construir el futuro”.
De lo que no se puede hablar
El arte político de Doris Salcedo
Lucrecia Piedrahita
Para Palacios, el Día de la Danza es importante en una ciudad como Medellín porque “esta experiencia nos une y nos regala un espacio para reflexionar acerca de nuestra identidad”. Por su parte, Sabine Stockman, belga y bailarina desde pequeña, encontró en la danza un lugar para ejercer su profesión y para vivir de su vocación. Por eso, hace más de 20 años, fundó su academia, Jazzdance. Entre otras virtudes, resalta la humildad de este arte que no tiene prejuicios ni de edad, ni de género ni de talla y lo justifica diciendo: “aquí vienen personas desde los 4 años hasta los 60; unas delgadas y otras que no lo son tanto”. Desde su experiencia, Sabine sugiere que “es importante que la gente busque espacios para relajarse”, y en Medellín, donde no hay que buscar mucho para encontrar alguien que exclame “¡estoy estresado!”, la danza, en palabras de la bailarina, “es una terapia maravillosa”. Y no solo es significativa para quienes la practican. Para los espectadores, contemplarla implica suspender el afán de lo cotidiano; como explica Rafael Palacios, “si el espectador se detiene y logra conectarse, podrá entender el significado y los símbolos del discurso que a través del cuerpo desean transmitir los artistas”. Por su parte, Yadira Martínez, bailarina de danza afrocontemporánea, ve en este arte “una posibilidad para relajarse” y además, una forma de resistencia simbólica: resistencia a los afanes, a la rutina y, en general, a los estereotipos porque, conforme lo expresa, “te implica llevar el cuerpo mucho más allá de cánones establecidos”. El director de Sankofa coincide con ella y la complementa manifestando que es también “una resistencia al prototipo de un hombre que se homogeniza y olvida su identidad”. Actualmente, en Medellín hay más de 50 academias de baile que enseñan todas las técnicas: ballet, danza moderna, tap, jazz, árabe, urbana, hip hop, entre muchas otras, y existe también la posibilidad de elegir esta disciplina como formación profesional. Cualquiera puede verificarlo: solo es necesario buscar en la página 295 del directorio o googlear “escuelas de baile” para encontrar en esta ciudad decenas de resultados, lo que demuestra que Medellín sí danza y lo hace porque quiere y porque le gusta. Y sin importar si es para practicarla o para contemplarla, ¡Medellín necesita de la danza!
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Curadora de Arte. Directora de la edición en español del libro:Of what one cannot speak. Doris Salcedo´s political art. The University of Chicago Press. lucreciapiedrahita@gmail.com
SHIBBOLETH
La geometría como escenario del
orden del espacio contenedor del museo es irrumpido por una brecha insondable que atraviesa el lugar. La imagen resultante es la de un paisaje desértico, signado por una cicatriz que ha raptado su mismo espacio y ha absorbido su propia materia para empujar al espectador a caminar la extensión de su horizonte, mirar los fondos del abismo que la constituye y preguntarse por sus límites. Su desgarramiento no tiene final, anuncia siempre una partida. Como una ráfaga de viento cortante, como un signo anunciante que reconoce el extranjero, el desplazado, el que está al otro lado del sendero separado por un arroyo de piedras, como el Shibboleth identitario de un territorio determinado, la obra de Doris Salcedo quiebra las honduras de los cimientos del museo, deja ver una huella, una frontera, un límite. En la gran “Sala de las Turbinas” de la Tate Gallery de Londres se esculpió en 2008 Shibboleth, título de la obra de la artista que intervino directamente el piso de la sala. En el museo se trazó y se perforó una grieta profunda, una escultura planteada desde el subsuelo del campo museográfico para evidenciar las persecuciones, los desmanes del poder y sus consecuencias. Doris Salcedo levanta un espacio de dispersión y disolución, y al mismo tiempo, un lugar de protección y escondite; un derecho de asilo y al mismo tiempo, un espacio “perturbador, conflictivo y difícil” –como la propia artista define su pieza. El territorio Shibboleth es la descripción de un recuerdo, de un eco traído de nuevo al espacio museográfico para retumbar entre las hendijas cuarteadas, para implicar al visitante, al caminante, no sólo sensorial sino físicamente y vivir la experiencia del lugar como signo de acogida, y práctica de hospitalidad: hay que hacer camino con cuidado de no caer, hay que desplazarse con sigilo en medio de la vastedad del concreto, hay que seguir la huella que como cicatriz penetra la tierra para escuchar la palabra impronunciable: Shibboleth, lugar para la separación y la ruptura, espacio para re-conocer al otro, al que escucha lo entendible, lo reconocible, lo audible. Doris Salcedo instala un silencio a través de la huella imborrable en el
imaginario de quien asistió al lugar y a través de la imagen para el arte. El espacio vacío, ahuecado y penetrado constituye una huella documental que da cuenta de la capacidad de rememorar del hombre y al mismo tiempo de su capacidad de olvido, en palabras de Hanna Arendt: -un uso ético del
olvido-. Esa huella que no olvida pero que a la vez libera, es el silencio.
Si usted quiere saber quién ha revisado de manera inteligente y lúcida la historia reciente de Colombia. Si quiere acercarse a la figura más reconocida de la plástica colombiana en los grandes museos y plataformas del arte internacional. Si a usted le interesa el buen arte y la cultura. Si quiere conocer un proyecto editorial de gran factura, entonces debe saber que se acerca la publicación más completa que revisa toda la producción plástica de una de las artistas de mayor influencia mundial en el campo de la escultura: Ella se llama Doris Salcedo, artista bogotana que ha trabajado de manera implacable para producir una obra que hace parte de la Historia del Arte.
Próximamente se publicará en Colombia un libro de la experta y docente MIEKE BAL sobre la obra de la artista colombiana: “De lo que no se puede hablar: el arte político de Doris Salcedo”. Dicho libro fue editado inicialmente por la Universidad de Chicago bajo el título “Of what one cannot speak. Doris Salcedo´s political art”. La edición en nuestro país está a cargo de la Universidad Nacional de Colombia (sede Medellín y Formacol) y tendrá su lanzamiento el 19 de mayo en la Universidad Jorge Tadeo Lozano y el 22 de mayo en la Universidad Nacional sede Medellín.
Shibboleth, sabe notar el extrañamiento, la discriminación pero también impulsa a vigilar, distinguir y rastrear al que se identifica en territorio, cultura, paisaje y lenguaje.
En la actualidad, Prado se ha convertido en un barrio donde abundan centros de caridad para habitantes de la calle, hogares geriátricos, hospicios y conventos, que afectan el entorno cultural que debería identificarlo. Recorriendo las calles de Prado buscamos recuperar una parte de su historia para evocar el patrimonio olvidado.
alberga muchas historias en sus enormes edificaciones que parecen tener alma propia y aunque debería ser reconocido como un área de interés histórico, no lo es. Rodeado de guayacanes amarillos en las carreras, rosados en las calles y de cascos de vaca, este barrio tiene un especial modelo de construcción: casas con un pasillo principal, dos patios internos y un antejardín; no había espacio para carros pues en la época de su construcción no era necesario ya que el servicio de transporte público era eficiente.
Prado
jgarci67@eafit.edu.co
Juan José García Vélez
nzuluag2@eafit.edu.co
Natalia Zuluaga Salazar
historias
Un Prado sembrado de
Hoy Prado es un espacio que invita a apropiarse de él. Sitios como La Casa Tres Patios o Plazarte tienen agendas culturales de teatro, cine y música; además hay excelentes sitios para comer con una variada oferta gastronómica, y de compra de artesanías.
Edificaciones como esta fueron alguna vez importantes escenarios, en esta casa se hizo gran parte del trabajo de edición de la película de Víctor Gaviria, La Vendedora de Rosas.
Ricardo Olano Estrada lideró la iniciativa de urbanización del barrio Prado y su arborización, por la que hoy es reconocido. Su principal interés siempre fue el civismo y el progreso de su gente.
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Como parte del plan que pretende convertir a Prado en un barrio cultural y en un parque habitable, existen algunas intervenciones al espacio público que apoyan el proyecto.
Actualmente una parte del barrio Prado se encuentra dentro de un polígono de conservación que busca convertirlo en un parque habitable. Este barrio es un patrimonio cultural de la ciudad, evidencia el progreso y el desarrollo de Medellín en los primeros años del Siglo XX.
Las construcciones de Prado se caracterizan por tener diseños redondeados, además de darle importancia a ornamentos como los rosetones y balaustras que hacen ver al barrio como un pedacito de Europa.
Algunas casas en el barrio mantienen, no solo por fuera, sino también en su interior, elementos antiguos. Dichos elementos permiten que el ambiente histórico del barrio no se pierda.
Prado está dividido en manzanas cuadradas de 80 metros. Sus casas tienen frentes amplios, diseñados más de manera vertical que horizontal y se le da mucha importancia a la entrada de la vivienda. Las carreras eran más caras que las calles por el asoleamiento que recibían.
Abril de 2014 La manera de transmitir la idea de una casa al maestro de obra era con postales de casas europeas que salían en las cajas de cigarrillos de Coltabaco. En Medellín no había canteras, como sí en Europa, así que los artesanos adquirieron gran pericia en el trabajo con cemento.
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Sinfonía
de gemidos Valeria Zapata Giraldo vzapata1@eafit.edu.co
Pasando una cortina roja de terciopelo se encuentra al fondo una pantalla que proyecta mujeres desnudas, nalgadas y camas que rechinan. Sin embargo, la verdadera película se vive en directo; cada personaje que visita la Sala X Sinfonía adquiere un papel particular al ingresar al salón a oscuras
En
la mitad de la carrera Sucre, entre las calles Maracaibo y Caracas se asienta una construcción de dos pisos, de fachada color beige y con dos pilares de punta roja, por los que se trepan dos arcos del mismo color hasta encontrarse en una de las ventanas enrejadas del segundo piso. Justo debajo de la ventana enrejada y arriba de la puerta de entrada demarcada por los pilares, se lee un letrero en mayúsculas que en las noches alumbra: “Sala X Sinfonía”. Lo primero con lo que uno se topa al pisar el Sinfonía es un tablero color fucsia en el que se exhiben los afiches de las dos películas que se presentarán durante el día. Uno de ellos muestra tres chicas solo con tangas y tres pares de estrellas que cubren, cada una, los senos de las protagonistas del filme. Debajo se lee “Chest full latinas 1”, con un letrero de fondo amarillo que
La sala abre un espacio donde hay licencia para masturbarse, en el que hay miradas que detectan y señalan, pero ninguna castiga, pues todos los asistentes están en la misma tónica
Ilustración Juan José R. Bianchi
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lo traduce como “Amor con latinas”. El otro afiche muestra a una mujer mayor que las chicas de la otra película, en posición de cuatro patas, dando la espalda y volteando su cara hacia la foto. El nombre está en inglés y alemán, “Old ladies extreme: Die Königin perverser gien” y un letrero verde lo traduce simplemente como “Familia Pervertida”.
donde se sienta y aparece de nuevo por lapsos en un sube y baja de su cabeza, con su boca ocupada en saborear el bulto descubierto de su compañero.
Un hombre sentado una desabrocha el jean y con una mano empieza a jugar, de arriba abajo como el baile de la chica, con un miembro que va incrementando de tamaño a medida que agiliza el movimiento
Entre los dos afiches se leen otras palabras en el tablero: “Hoy”, “Sala X”, “estreno”, “censura 18 años”, y el valor de la entrada, personas solas pagan $7.000 y entrada de parejas gratis. El Sinfonía no ha sido una sala X desde su fundación. Sin embargo, Carlos Rivera, un hombre que ronda por los 60 años y que trabaja recibiendo las boletas en el teatro, cuenta que la sala tiene casi los mismos años suyos proyectando películas porno. “Siempre ha sido cine porno, pero una vez lo cambiaron por películas normales pero no, eso no pegó”, recuerda mientras se para cerca de la cortina de terciopelo rojo que da la entrada a la sala para recibir algunas boletas de hombres que van a la función. El caricaturista y cronista Elkin Obregón recuerda que el Sinfonía antes tenía otro nombre y era sitio de encuentro de los habitantes de la ciudad para pasar la tarde “delicioso”. De niño, con su “dentrodera” –encargada del cuidado de los niños– caminaban hasta el teatro, que en aquel tiempo se llamaba Salón España en el que se proyectaban películas de todo tipo, en ocasiones con función doble. Luego, el España pasó a ser sede de la emisora Radio Libertad y más tarde volvió a ser cine con el nombre de Sinfonía. Por la taquilla nos asomamos cinco; tres mujeres y dos hombres, que íbamos juntos a ver la función. Por el otro lado de la pequeña ventana enrejada, una mujer de pelo corto, que como Carlos también ronda por los sesenta, nos pasó una pequeña boleta por el valor de $7000, puesto que las parejas, hombre y mujer, tienen entrada libre. Entregamos la boleta a una pareja en la entrada y nos pidieron cédula a las mujeres. La promoción para los “emparejados” es relativamente reciente, cuenta Carlos. —Ahora que pusieron eso de parejas gratis, hace ya como un mes larguito, entra más gente. —¿Parejas homosexuales también o solo hombre-mujer? —le pregunto—. — ¡No, no, no!... hombre y mujer. Eso lo pusieron por los que llaman patos, porque dentra una pareja y ahí mismo todo mundo se mete pa’ ver la película en directo. —Una vez llegó una pelada lo mas de bonita con un joven, entonces llegaron y me dijeron, “oiga, ¿nos deja entrar a ver cómo es eso?” y yo les dije que si se asomaban sí. Entraron y se fueron a los dos minutos, pero volvieron como a los veinte y me dijeron que si los dejaba volver a entrar y yo “ah, claro”. ¡Ay! ¡Esa vez yo creo que hicieron hasta pa’ vender allá! Cruzamos la cortina roja de terciopelo. Nos encontramos con un salón a oscuras, iluminado únicamente por la luz que emite la proyección de una mujer rubia en pantalla que tiene su cabeza, especialmente su boca, moviéndose frenéticamente entre
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otras piernas femeninas que no llevan calzones. La película que se emite es “Familia Pervertida”, a punto de acabarse, según la mujer y el hombre que reciben las boletas. En el Sinfonía no importa a la hora que se llegue, de 11 a.m. a 10 p.m., pues las funciones son continuas y se puede entrar a la sala en el momento que se desee y quedarse cuanto tiempo quiera viendo las dos películas intercaladas que ponen cada día. La luz tenue revela la silueta de las 475 sillas filadas en las que se acomodan cerca de 50 personas, todos hombres por la forma de las siluetas que forman cabezas peli cortas o peladas, camisas grandes, espaldas anchas y una que otra tos o estornudo de tono grave. Algunos de ellos permanecen parados recostados contra las paredes traseras y laterales del salón, unos cuantos reunidos y otros haciendo fila para entrar a uno de los dos baños del lado izquierdo, uno con el ícono de mujer y otro de hombre, pero en el que no hay diferenciación alguna a la hora de usarlo. Caminamos hacia una de las filas de la mitad y nos ubicamos. Un hombre que está en la silla de atrás asoma su cabeza por mi hombro en repetidas ocasiones, tratando de percatarse de algún movimiento extraño en las manos de alguno, como quien dice, buscando acción más que en el filme, en la sala. De repente, sin acabarse la película, la proyección es interrumpida y la pantalla queda color gris. Las luces se encienden y varios pares de ojos empiezan a moverse, encontrándose las miradas de unos con otros. Algunas de ellas identifican las nuestras, especialmente las de las mujeres, como detectándonos. A ese momento en el que los gemidos emitidos por el par de parlantes a lado y lado de la pantalla gigante son reemplazados por un silencio absoluto, lo sigue la entrada de una versión acústica del clásico de Bryan Adams. You know it’s true Everything I do, oh, I do it for you Las sillas están forradas en cuero azul oscuro. El techo es alto y de madera. Las paredes color beige no son lisas, tienen diseños en el revoque. “Escribe que parecen estilo Mondrian”, escucho a mi lado a una de mis acompañantes. En un tiempo diferente
al nuestro, muchos disfrutaron en estas sillas de películas animadas, de acción, drama. Everything I do, oh, I do it for you Aquí, alguna vez olió a crispetas y no a semen, como habría dicho un amigo. ¿Falta mucho para que empiece “Amor con Latinas”?, pienso. Everything I d…La música se acaba y se apagan las luces. La pantalla proyecta a una mujer de rasgos latinos con un traje de dos piezas verde esmeralda que le cubre la zona púbica y los senos. Mientras baila moviendo la cadera y llevando el cuerpo en ondas de arriba a abajo, desliza una de sus manos hasta la entrepierna y la mueve con lentitud entre el vello que recubre el segundo par de labios del cuerpo femenino. Los hombres de la sala se reacomodan en sus asientos y miran fijamente a la mujer en pantalla que también, con gestos pícaros y mordiéndose los labios, los mira a ellos. Un hombre sentado una fila delante de la nuestra se desabrocha el jean y con una mano empieza a jugar, de arriba abajo como el baile de la chica, con un miembro que va incrementando de tamaño a medida que agiliza el movimiento. En ocasiones, complementa su actividad volteando su cabeza hacia la fila de atrás asomando la lengua como si estuviera saboreando y dando pequeños lengüetazos a una bola de helado. Luego, se lleva a la boca el pico de una botella camuflada en una bolsa plástica negra, y continúa sacudiéndose y llevando a cabo el ejercicio que tiene entre manos. Entretanto, la chica de “Amor con Latinas” recibe la visita de un hombre que le habla en un inglés de acento hispano con frases básicas como “you’re so beautiful”. La película no tiene trama alguna, pues después de las pocas frases que intercambian no hay más sonidos que orgasmos fingidos, nalgadas, y el chirreo de la cama contra la pared. Así como de palabras, también hay ausencia de continuidad; las escenas solo están cortadas con el propósito de variar de posición sexual para la entretención del público. En dos de las sillas cercanas a la pantalla, se sientan dos hombres juntos. Minutos después, al volver la mirada hacia ellos, solo se ve la silueta de uno. La otra se confunde con la de la silla
Mientras personajes como los anteriores permanecen en sus asientos, cada en uno dinámicas que giran en torno al placer, otros hombres cambian constantemente de silla. Van de un lado a otro de la sala, sentándose en diferentes filas y no permaneciendo en alguna más de cinco minutos, un acto que pareciera impulsado por el tedio, la monotonía de la película y la búsqueda de encontrar estimulantes visuales en la sala misma que los lleven a una erección más pronta, y sensaciones más intensas. Al cabo de unos minutos entra la primera pareja heterosexual a la función y se acomodan en una de las sillas delanteras. A su llegada le sigue la salida del par de hombres que disfrutaban del momento hace un rato; primero sale uno abrochándose el cinturón, y al cabo de un minuto sale el otro. No pasan dos escenas de la película y el hombre y la mujer que acaban de entrar se retiran del salón; esta vez, para decepción de los demás espectadores, no hubo parejas que hicieran “hasta pa’ vender”, como la que recuerda Carlos Rivera. Fueron treinta minutos al interior de la sala hasta que, hostigados del clima y la invariabilidad de la película en pantalla, y la película en vivo y en directo que se vive al interior, abandonamos los asientos y volvimos a cruzar la cortina roja de terciopelo que da la salida. Hoy en día, sobreviven en Medellín dos salas x, el Sinfonía, y el Cinema Villanueva, también en el centro de la ciudad. “Eso como que no es bueno por allá, dicen que es peligroso. Yo trabajé allá también mucho tiempo y se entra mucho ladrón”, cuenta Carlos. “Aquí, mejor dicho cualquier cosa con esto —señalando un dispositivo blanco pegado a la pared— en dos minutos esta la policía aquí, oiga mejor dicho aquí nada de nada, porque también llega la Convivir. Y también si alguna cosa, si están molestando a alguna pelada de una ¡pa’juera también!”. Las películas se cambian los martes y los viernes. “Amor con Latinas” y “Familia Pervertida”, estarán por dos días más y luego serán guardadas junto con las aproximadamente sesenta películas que hacen parte del repertorio de la sala. “El administrador es el que consigue las películas, hay veces que las hace y otras que las compra y si ve que la película es muy buena, la ponemos”, dice Carlos. Sin embargo, las películas son más bien un pretexto para gestar los demás elementos que constituyen la identidad del lugar. La sala abre un espacio donde hay licencia para masturbarse, en el que hay miradas que detectan y señalan, pero ninguna castiga, pues todos los asistentes están en la misma tónica. Ni en los cuerpos desnudos en pantalla, ni en los gestos de los espectadores hay rastro de un erotismo recubierto de simbolismos y significados. A punto de partir, Carlos me despide con la pregunta: “¿Usted de pronto necesitaba alguna película? Cuando de pronto necesite una me dice, porque usted sabe que por ahí en la calle venden películas pero malas, en cambio las de aquí son películas buenas”.
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Antiguo Teatro Junín y Hotel Europa. Demolido para constuir el edificio Coltejer
Panorámica Medellín
Por más ínfulas que se dé, Medellín
sigue siendo una aldea. Una aldea grande.
La aldea,
un
mundo Luis Alberto Arango Puerta nexos@eafit.edu.co
La que yo conocí de niño, adolescente y adulto era manual, segura, donde recorrerla era tan fácil y agradable que podía hacerse con los ojos cerrados. La que padezco en ejercicio de mi tercera edad, es informe, insegura y metida a grande. Sus habitantes están camuflados: Unos muertos de miedo, a la defensiva; otros, aparentando una sonrisa de sostenimiento para poderse tener en pie. Pero es Medellín; vive de su fama. Y cada uno vive en su aldea, ¿dónde si no? Y recuerda hechos, espacios, personas, programas. ¿Dónde prestamos el primer libro de una biblioteca pública? En una bella casa amarilla, en la Avenida La Playa, la naciente Biblioteca Pública Piloto. Aún resuenan en la memoria las notas de música clásica que nos acompañaba en la hemeroteca, mientras empe-zábamos a tomar la costumbre de ojear periódicos dispuestos en unas varas que conservaban su orden, y luego nos íbamos a la sala de lectura a curiosear los libros que ya, con nuestro primer carné de lector, podíamos llevar a casa: Un anhelado Tarzán de los monos, de Edgar Rice Burroughs, por ejemplo. Suelo repetir: ¿habrá algo más libre que la memoria? Sinceramente, creo que no. Y la edad es lo de menos. Cuando elabora sus paseos matinales, vespertinos y
nocturnos, compone con su paleta de pintora arbitraria los más amañados cuadros de estilo “vístete como quieras”. Así era Medellín: Una ciudad escandalizada por el grupo Nadaísta, cuando se dijo que violó el sagrario de la Catedral Metropolitana, al finalizar la década del cincuenta. Una ciudad convocada en domingo para escuchar la retreta frente a la Banda Departamental o del Conservatorio de la U de A, dirigida por el inolvidable checo Josef Matza, en la entraña del Parque Bolívar. Hubo un verbo, cuyo eco aún resuena: Juniniar, nuestra palabra más amada y socorrida, por gratificarnos y darnos la idea de un mundo amable, inolvidable. Es que si extraemos de ese informe pozo, la memoria, hallamos enormes trozos de recuerdo que nos acompañarán más allá del horno crematorio, tatuados en nuestras cenizas; trozos que nos devuelven las ganas de vivir: Una partida de ajedrez o de billar en el Café Metropol o en El Maracaibo, como antesala para abordar nuestra apetencia cinematográfica, también al gusto, por Claudia Cardinale, Brigitte Bardot, Gary Cooper, Burt Lancaster, en los magníficos “dobles” de los teatros María Victoria, Lido y Ópera. Salas de cine continuo donde, de once a once, soñábamos o bostezábamos –Aladino (antes Caracas) –, Cine al Día y Cinelandia. Y encumbremos, con justeza, al nunca bien ponderado y extinto Teatro Junín: nuestro lugar de encuentro matinal de los domingos para intercambiar revistas de aventuras y comics, ver las series de Cisco Kid, tratar de seducir a una sirvientica y hasta ver las zarzuelas que traía Faustino García, cuando ya nuestra voz enronquecía. Los nombres de cuatro ramas
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Fachada frontal de la Catedral Metropolitana de Medellín Fotos: Miguel Ángel Zuleta, Oscar Soto y Santiago Villegas
o ríos confluentes –Junín, Caracas, Maracaibo y La Playa- , nos dieron una explosión de vida suficiente para alimentar el recuerdo y la imaginación de párvulos y adultos. En ese “Centro” nos hicimos; efectuamos nuestra primera graduación, la de ciudadanos del mundo, del nuestro, el de la aldea. Y es que las enumeraciones son tentadoras porque aluden directamente al punto neurálgico. ¿Qué tal si nuestra afición a los libros y a la música nos lleva a la Librería Aguirre y a La Ilustración para comprarnos (o fiar) las obras de Camus, Nabokov y Simone de Beauvoir, Louis Armstrong o Tchaikovski? Sin pudor, ¿quién no acompañó a su mamá a Parisina y a tomar “el algo” en El Astor, o al papá al café La Bastilla y al Zoratama? Pasar frente al Hotel Europa y aguzar el rabillo del ojo para imaginarnos dentro, y, de paso, cautivados por el olor, parar en El Paraíso para comprar uvas y manzanas y hasta la revista Life. Sí, juniniar era una fiesta, un evento hecho carne si se quiere, porque en Junín admiramos las mujeres más bellas del mundo; allí frente al imperturbable Club Unión nos hicimos retratar en blanco y negro. Fiesta porque nuestras citas de todos los estilos se hicieron allí, y, sobre todo, porque en la cafetería Donald se tomaba el mejor té con limón. Ya nuestro gusto por la lectura de periódicos se había acendrado. Así que durante la semana añorábamos el dominical programa de hacer la pesquisa, la compra al gusto de los mamotretos de prensa que empezábamos a despachar mientras hacíamos embetunar nuestros zapatos y que continuábamos alrededor de un café o una cerveza en el sempiterno Versalles.
“Hubo un verbo, cuyo eco aún resuena: Juniniar, nuestra palabra más amada y socorrida, por la idea de un mundo amable, inolvidable”
ERA UNA VERDADERA PIÑATA: Abrir los periódicos, tener la certeza de la calidad de los materiales escritos –columnistas habituales, escritores de primera línea, críticos, corresponsales extranjeros, caricaturistas, ilustradores y artistas plásticos–, era una jugosa recompensa y el culmen del deleite. Lo que el doctor Eduardo Santos inició en El Tiempo, por allá en 1914, como Lecturas Populares, un suplemento enfocado a la literatura, reportajes, arte, poesía, música, y que aparecía los sábados, luego se convirtió en Lecturas Dominicales, a color y con directores tan apreciados como Eduardo Carranza, Hernando Téllez, y más: Eduardo Mendoza Varela, durante cuya dirección alcanzó quizás su mejor momento, con una presentación cuidadosa y amena. Las varias corrientes literarias se dieron a conocer en las páginas de este suplemento: Los Postmodernistas, Barba Jacob, Luis Carlos “el Tuerto” López; los Nuevos, Jorge Zalamea, Alberto Ángel Montoya, y nuestros inmensos León de Greiff y Ciro Mendía, rey del soneto; Piedracielistas como Eduardo Carranza, Jorge Rojas y el discreto pero esencial Aurelio Arturo. El grupo Mito, con Gaitán
Durán y Cote Lamus (excelentes manejadores del verso erótico), amén de Álvaro Mutis, que dejaron huella imborrable. Poetizas todavía muy presentes en nuestra memoria como Meira del Mar, Maruja Vieira y Olga Elena Mattei; en fin, sin desperdicio. Si uno conocía bien los puestos de venta de periódicos de Medellín, podía adquirir (año 1977) un ejemplar de El Pueblo, de Cali, cuyo suplemento literario llamado Estravagario, durante la dirección del inolvidable Fernando Garavito (Juan Mosca), nos traía deliciosos bocados. Recuerdo nítidamente haber conocido allí quizá la mejor traducción del originalísimo y bello poema del escritor brasilero Vinicius de Moraes, Receta de Mujer. Es apenas un ejemplo. Pero había opción también de conseguir, de tanto en tanto, ejemplares de la prensa de la costa atlántica: El Heraldo y el Diario del Caribe, éste con su suplemento literario Intermedio, en cuyas páginas no faltaban otros grandes: Alfonso Fuenmayor, Álvaro Cepeda Samudio, Germán Vargas, del grupo La Cueva; Heriberto Fiorillo, Alberto Duque López, Harold Alvarado Tenorio, Roberto Burgos Cantor, Marvel Moreno (ahora de casi imposible consecución), el recientemente fallecido David Sánchez Juliao, y en las artes plásticas Álvaro Barrios. Otros estilos, otros banquetes. Sin lugar a dudas, y por tal tomo la vocería, el periódico de nuestras preferencias fue El Espectador, que devorábamos, sobre todo, su suplemento literario, El Magazín Dominical. En sus portadas se hizo célebre Héctor Osuna, magnífico dibujante y retratista, agudo en su tono; y José María López, Pepón, con una capacidad de síntesis del acontecer semanal que asombraba. Tomé prestado a un amigo y a la
memoria, un tomo encuadernado de una serie de magazines. Escogí, al azar, y me salió el año 1968, y en ese tomo que escancié, con todo el interés y la nostalgia juntos, encontré, por ejemplo, que la primera página de enero, titula: ¿Qué pasará en 1968? Se ve la muerte de Mao, De Gaulle y Ho Chi Minh. Ilustración de la enjundia de ese material periodístico. Y luego repasé sus secciones fijas: Carta al lector, una especie de editorial, un abrebocas. Correo del domingo, donde sin ninguna contemplación se enviaban al cesto, los pretendidos artículos y otros materiales que querían verse publicados; así como respuestas a inquietudes varias. Libros y gentes, miscelánea de comentarios de Antonio Panesso Robledo (Pangloss). Libros contemporáneos, comentarios de Fernando Soto Aparicio; Y ¡oh sorpresa! nuestros ojos se fijan con asombro, en la página 13 del ejemplar de marzo 25, en el mini cuento Episodio del enemigo, de un escritor que apenas se nos insinuaba: Jorge Luis Borges. Pequeña muestra de grandes contenidos. Allí cabía todo el ámbito cultural. Era una pequeña ventana con un horizonte panorámico. Convite para domingo y el resto de la semana. Toda la barahúnda política, cinematográfica, policiva y, sobre todo, literaria, nos la empezamos a beber en esos periódicos. De ese medio efímero, codiciado y vilipendiado, extrajimos diversión, crónica, noticias de ultramar; imágenes que convertimos en íconos; nombres de seres y obras inmarcesibles. La prensa es otra linterna mágica, perversa, necesaria, desechable y eterna. El que la conoció, la trajinó, olisqueó sus tintas, no podrá olvidarla. Aunque llegue a abandonarla (de labios para afuera, por supuesto), de soslayo le hará guiños.
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Abril de 2014
Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS
Acusación insólita Juan Camilo Escobar Villegas
Historiador y profesor del Departamento de Gobierno y Ciencias Políticas jcescoba@eafit.edu.co
Nelson
Mandela ha sido acusado por un columnista del periódico El Colombiano, de Medellín - Colombia, el lunes 3 de febrero de 2014, de haber sido un “cómplice de la dictadura cubana” y de la violación a los derechos humanos en “la isla prisión más grande del mundo”. Dos semanas antes se había publicado otra columna en el periódico El País, de España, titulada “El ejemplo de Mandela”. El columnista del diario colombiano se llama Juan David Escobar Valencia y el del periódico español, Tzvetan Todorov. Ambos son académicos, pero representan dos versiones muy distintas de un personaje que no es fácil imaginárselo respaldando “la violación de los derechos humanos” o, como asegura el profesor de Medellín, argumentando con palabras que “huelen a venganza más que a convicción profunda de valores” (p.22). No sé si las anteriores afirmaciones son una mala interpretación de mi parte o realmente confirman lo que los autores han tenido en mente al escribir sus columnas. Los problemas de la hermenéutica no son fáciles de controlar. En efecto, cada vez que se lee un texto o que se intenta pensar y comprender un fenómeno histórico se enfrenta el lector o el escritor a una complicada tarea de interpretación que lo puede hacer aparecer como analista prudente, ponderado y sensato o como un comentarista impreciso, parcializado y anacrónico. Intentaré ubicarme en la primera opción. Lo poco que conozco del líder sudafricano, a través de algunas biografías, relatos periodísticos, entrevistas, historias de Sudáfrica y por medio de la lectura de su autobiografía El largo camino hacia la libertad, no coincide con lo que leí aquel 3 de febrero en la versión digital de El Colombiano. Puede ser en parte que mis conocimientos sean insuficientes
para valorar el carácter, la moral y la manera como Nelson Mandela afrontó, no sólo el racista y sanguinario régimen político sudafricano conocido como apartheid, sino el contexto internacional de la segunda mitad del siglo XX en el cual muchos pueblos del mundo luchaban por superar las dominaciones coloniales e imperialistas que habían constituido la mayor parte de los paísesde Europa Occidental en África y Asia durante el siglo XIX especialmente. Puede ser también que mis simpatías juveniles con las ideas marxistas y la revolución cubana no me permitan ver con plena claridad las contradicciones morales que se han producido durante los siglos XIX y XX en los intentos por construir sociedades justas, igualitarias, libres y en paz, tal como lo han anhelado la gran mayoría de los líderes políticos del mundo desde hace más o menos doscientos años, gracias a los logros de lo que en historiografía contemporánea se denomina las revoluciones políticas modernas. También puede ser que esté sesgado por la tristeza que me produjo hace unos meses la agonía y la muerte de Nelson Mandela, o la imagen que de él muestra la película Invictus del director norteamericano ClintEastwood, basada en la narración del periodista británico y español John Carlin. Largometraje que me conmovió por la manera como Mandela logró poner a favor de su proyecto de reconciliación, entre los sudafricanos de origen europeo y asiático y los demás sudafricanos, la lucha deportiva que produjo la Copa Mundial de Rugby de 1995. Podría igualmente decir que mi percepción del prisionero y “criminal” sudafricano, según la condena de las autoridades judiciales legalmente constituidas en Sudáfrica, y posterior presidente de un país
Mandela fue además aquel que eligió la vía de la justicia restaurativa y no la de la justicia punitiva. Una elección política y moral que no podemos olvidar en Colombia hoy
habitado por poblaciones con un historial abominable de guerras y víctimas de sofisticadas formas de violencia y represión, esté soslayada por la esperanza de ver triunfar en Colombia un acuerdo de desarme y transformación sociocultural, económica y política que permita poner en marcha una reconciliación parecida a la que los sudafricanos liderados por Mandela lograron construir. Quizás del mismo modo se interponga en mi reacción y en mis reflexiones la admiración que me ha generado el valor de un hombre que tuvo la virtud humana de resistir 27 años encarcelado y al mismo tiempo forjar una convicción que lo llevó a abandonar la lucha armada y a preferir la lucha política, aún en medio de la guerra atroz desatada por sus múltiples enemigos cuando se estaban logrando los acuerdos para el fin del apartheidsudafricano que impusieron los afrikaners. Debo reconocer que el prisionero de Robben Island me genera un asombro que puede impedir imparcialidad y objetividad. Para volver al “ejemplo de Mandela” y al mismo tiempo distanciarme del “Mandela cómplice de la dictadura cubana”, quiero decir con palabras de Todorov que lo que distinguió a Madiba, a Rolihlahla Mphakanyiswa, “fue una extraordinaria
combinación de sentido político y virtud moral”. En efecto, fue un hombre que no se amedrentó ante la fuerza del estado afrikáner, que estudió el idioma y la historia de sus adversarios, que era cortés y respetuoso con sus carceleros pero firme y amenazante con ellos cuando era necesario para conseguir mejores tratos para él y los demás prisioneros, y que tuvo la inteligencia racional, de acuerdo con el filósofo alemán Immanuel Kant, para pensar por sí mismo, ser capaz de ponerse en el lugar de los otros y ser consecuente con el fin de ir transformando luego sus ideas y convicciones sobre las reformas pertinentes para formar un nuevo país en Sudáfrica. Mandela fue además aquel que eligió la vía de la justicia restaurativa y no la de la justicia punitiva. Una elección política y moral que no podemos olvidar en Colombia hoy. Los punitivos deben retroceder ante los restauradores para que sea posible un cese al fuego guerrillero, paramilitar y estatal, para que por fin los gobiernos colombianos del futuro puedan dedicarse no sólo a garantizar el monopolio de la fuerza y la concentración de poder público sino además a poner en práctica los acuerdos que se están firmando en la isla que fue durante un tiempo, y para algunas generaciones que hoy están en los diversos bandos del conflicto armado colombiano, la esperanza de una sociedad justa y libre. Algún día podremos devolver el favor y ofrecerle a los cubanos enemistados y en guerra un territorio y una experiencia histórica de alta cultura política para que negocien sus diferentes visiones de país. http://www.elcolombiano.com/ BancoConocimiento/M/mandela_y_celac_ complices_de_la_dictadura_cubana/ mandela_y_celac_complices_de_la_dictadura_ cubana.asp; http://elpais.com/elpais/2013/12/23/ opinion/1387791028_670377.html
Abril de 2014
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La Bella Durmiente de las
Damas Rosadas Gabriella Restrepo grestr12@eafit.edu.co
A sus 88 años, Nelly Campuzano es voluntaria en semana del Hospital General. Cuando llega el domingo, esta dama se transforma en bella durmiente
A las 6:18 p.m. del 16 de febrero de
1991 debajo del puente de la avenida San Juan, sobre el río Medellín, a cincuenta metros de la plaza de toros La Macarena, estallan 150 kilos de dinamita reforzada con metralla, escondidos en un Mazda del F-2, minutos después de terminar la octava corrida de la Feria Taurina de Medellín… 17 muertos, más de 60 heridos; ese fue el resultado de este atentado terrorista. En el Hospital General de Medellín, el más cercano al sitio de la explosión, fueron internados numerosos heridos, lo que creó una emergencia hospitalaria. No había camas para tanta gente herida. “Corríamos de un lado a otro tratando de ayudar en lo que más pudiéramos, pero era imposible. Fue una época tremenda, cada semana había una nueva bomba, nos teníamos que duplicar y aun así el hospital parecía no dar abasto”, recuerda Nelly Campuzano de Arango, quien para principios de los 90 ya llevaba 20 años como voluntaria de la Corporación Damas Voluntarias de este hospital. Según Nelly no todo fue malo, debido a todos los ataques ordenados por el narcotraficante Pablo Escobar, el Hospital empezó a hacer los simulacros para enseñarnos cómo debíamos actuar cuando llegaran tantos heridos. Entonces, los heridos éramos nosotros. Yo fui varias veces, me fascina disfrazarme y actuar; me encanta payasear y hacer reír. Una vez me tiñeron la mitad del pelo rojo y dure así por lo menos 6 meses… Una tragedia. Pero hoy como creen que es una maravilla de hombre, que hizo tantos milagros,viven haciendo novelas sobre él —continua Nelly—. Son muy bien hechas pero no para que le
estén haciendo tanta propaganda a ese hombre; que se la hagan a personas que han colaborado y han sido buenas para el país como Garzón o Helenita Vargas; porque la novelita está muy buena pero me la pierdo jueves y viernes porque llego muy cansada del Hospital y me acuesto a las 8:00 p.m. Nelly Campuzano cumple 88 años el 29 de julio y tiene más vitalidad que todas las voluntarias juntas, aunque los domingos se convierte en “bella durmiente”: sólo ve películas sin levantarse un centímetro de la cama. “Ahorita me llamó una de mis hijas y me dijo que si después de la entrevista íbamos a almorzar y yo con una pereza le dije que mejor otro día. Soy perezosa, es que la cama es lo más delicioso, no lo puedo negar. Una de mis hijas me dice que la cama enferma y yo le respondo que ¡A mí no!”, comenta Nelly. *** “Tuve muchos hijos y fui muy dedicada a ellos. Siempre a las 5:00 a.m. ya estaba organizada para bañarlos uno por uno. Fueron muy seguidos, es que me case a los 20 y en 12 años tuve siete y no me dio tiempo de ser profesional –gracias a Dios ellos sí-pero es que en ese tiempo no le hacían a uno fuerza y sólo se oía hablar del casorio”. María Cristina, una de sus hijas, de 64 años, a su vez recuerda que cuando su hermanita menor tenía 12 años, por casualidades de la vida su mamá se volvió voluntaria. Todos los días veían a una vecina vestida de rosado y un delantal con un pincito como de pañal, hasta que decidieron ir a preguntarle por qué siempre estaba así. Les contó la historia del voluntariado y María Cristina le dijo a su mamá: “Ve,¿por qué no te volvés voluntaria?” Y dicho y hecho, le sonó la idea y de eso van a ser 44 años en septiembre.
Nelly ingresó al Hospital General en 1970 -que en ese entonces era conocido como la Clínica de Maternidad Luz Castro Gutiérrez-, éste sólo tenía 4 pisos y Luz Castro (la fundadora) seguía viva. Fueron muy buenas amigas, iban a la finca juntas y lo más importante; compartían el deseo por servir. “Desde el principio mi esposo, que sólo faltó hace no más seis años —expresa Nelly—siempre me apoyó. Nunca me puso problema porque salía mucho, él era feliz, había días inclusive que me decía que por qué no había ido al voluntariado y yo le decía ‘Mi amor es que hoy es miércoles, y voy los jueves y viernes’ ”. Si biencasi nunca menciona que fue presidenta de la Corporación tres veces, sus hijas sí lo dicen con todo el orgullo que sienten por tener una mamá como Nelly, pues es que sólo durante su primer período (1985-1989) obtuvo logros como: Una campaña con las Voluntarias del viernes para dotar el piso de Pediatría; se consiguió el comedor para los niños; los televisores, el VHS y se pintaron algunos murales a través de rifas y donaciones en dinero. Se elaboró el Estatuto para obtener la Personería Jurídica. Además de que cuando hizo la entrega de su cargo, el grupo contaba con 210 voluntarias, máximo número que ha tenido la Corporación. En esa época sólo atendían la parte de maternidad, bañaban a los niños, los trasladaban, entraban a las salas de parto y ayudaban en todo. Ahora, los días son distintos, hay una coordinadora para cada día. Por ejemplo, Nelly los jueves es la encargada de arreglar los lockers con la ropita y los utensilios que se darán ese día pues todo tiene que estar muy organizado, debe haber mucho control para verificar y no dar algo “mal dado” porque les han metido unos goles que no vale la pena
ni mencionar. No obstante, todas las voluntarias entienden que ellos no tienen educación, modo, ni mucho menos les han dado afecto. Hoy, el Hospital ha crecido hasta parecer un laberinto gigantesco, tiene más de 500 camas para atender a todo tipo de pacientes. Y Nelly, con una sonrisa sincera y humilde, agrega: “Yo si he pensado que el día que vea que no estoy dando ‘bola’, que sienta que me estoy enredando, que estoy trastabillando –porque allá uno tiene que tener mucho cuidado con todo, me retiro mejor”. Sin embargo, la Vicepresidenta actual, Ilse Osorio, afirma que la energía de esta mujer no ha disminuido nada, es increíble. Muchas veces llegan con paquetes al Hospital y es ella quien se los recibe en vez de ser al revés. Camina por todos lados y es capaz de hacer todas las funciones del voluntariado mejor que muchas de ellas, aparte de ser la reina de éste. Varias de sus amigas, por no decir todas, concuerdan en que Nelly es la reina vitalicia. Pero no sólo de palabra, tiene corona otorgada por un jurado de votación dentro del voluntariado. “Yo creo que me eligieron por ser la más viejita, todas dice que el jurado fue muy serio y objetivo porque había varias candidatas, pero yo no creo. Lo bueno es que una reina pude decir lo que quiera”, comenta Nelly. Nelly se la lleva bien con todo el mundo. Le gusta ser amiga de todos pero no íntima, es saludadora y se ríe a carcajadas sobre todo cuando es de alguna “bobada” que dijo o hizo: “Hay que reírse de uno mismo, qué horror uno todo serio para llegar donde mi Dios y decirle que nunca se rió por estar sólo trabajando. Qué pereza estar amargada todo el tiempo, no creo que ese sea el verdadero sentido de la vida”.
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Abril de 2014
Asociación Cultural Periódico Estudiantil NEXOS
Recorriendo las dimensiones
del cine
Daniel Palacio Jiménez dpalac22@eafit.edu.co
Para cualquier persona que no cuente
con conocimientos suficientes acerca del cine, de su historia, su recorrido, contexto, evolución y desee hacerlo, Imágenes escritas, libro del médico especialista en Microbiología y cinéfilo Juan Carlos González Arroyave, se presenta como una pieza clave para comenzar a ampliar el panorama respecto de este género. Historias que inicialmente — finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX— fueron planteadas en un lenguaje visual y que a posteriori, con los avances tecnológicos fueron incorporando elementos como el sonido, quedan impresas y trazadas en esas 326 páginas de Imágenes escritas, que a partir de una minuciosa selección de momentos, en donde el autor no solo habla de las cintas sino que reconstruye los contextos históricos de la creación, los perfiles sociales y culturales de los directores, de los actores, las circunstancias económicas de los rodajes, entre otras muchas experiencias, podemos decir que varios pasajes del libro sumergen al lector en un mundo que toma distancia de lo que actualmente vemos en los teatros.
Imagen barbie.harris37
or: How I Learned to stop Worrying and Love the Bomb (1964), Andréi Tarkovski y Andrei Rublev (1966), entre otras grandes películas y directores, hacen parte del contenido de la obra de reseñas hecha por González, quien notoriamente utiliza al cine como excusa para destacar episodios históricos, metafísicos y cargados de imaginación que encuadraron al séptimo arte durante su crecimiento.
Evocar en la imaginación de los individuos pinturas y escenas que transitaron por la gran pantalla hace más de 100 años, o hace 50 o 40, no parece ser una tarea fácil, sin embargo, González Arroyave logra hacerlo. Con datos curiosos como “hasta su muerte, en 1948, parece haber guardado resentimiento sobre el modo en que su invento había sido subvalorado y corrompido por la explotación comercial”, refiriéndose a Louis Lumière, o como “(…) en sus manos el cine, que apenas empezaba a caminar, nos mostró su capacidad para hacernos soñar (…)” hablando de la intención teatral y poética que intentó imprimir en filmes como Viaje a la Luna el director Georges Méliès, diríamos que el escritor se empecina en hacer de su relato lo más ameno posible para entretener al lector ya que involucra situaciones graciosas, crueles, curiosas, reales y relacionadas con los diferentes entornos que enmarcan a las 36 películas reseñadas. Charles Chaplin y La quimera del oro (1925), Carl Theodor Dreyer y La pasión de Juana de Arco (1928)
Imagen internet
—narración que particularmente está cargada de bellas imágenes y despierta gran curiosidad por la cinta—, Alfred Hitchcock y sus 39 Escalones (1935), Orson Welles y el Ciudadano Kane (1941), R. Rossellini y Roma, ciudad abierta (1945), Yasujirô Ozu y los Cuentos de Tokio, que según González “este patrimonio de imágenes nos llegó tardíamente, pues Ozu pensaba que su cine tenía un sabor demasiado local para poder ser comprendido en Occidente”, razón tal vez por la cual González se centra durante un par de páginas a relatar el recorrido por la infancia y vida del director japonés. François Truffaut y Los cuatrocientos golpes (1959), apartado
titulado por Juan Carlos así: “Cuando el cine es como la vida”, y en donde intenta responder a preguntas como ¿qué tanto hay de Truffaut en su personaje (Antoine Doinel)? ¿Cuánto de su propia vida se coló en la estructuración de las más popular de las creaciones de su cine? Además rescata pensamientos del director como, “El cine del mañana no será dirigido por sirvientes civiles de la cámara, sino por artistas para quienes filmar una película constituye una aventura maravillosa y excitante (…) el cine del mañana será un acto de amor”. Billy Wilder y El apartamento (1960), Ingmar Berman y El silencio, Stanley Kubrick y Dr. Strangelove
Imágenes escritas es, como lo llamó Sandro Romero Rey en el prólogo, una “novela cinéfila”, en la cual hay un planteamiento a través de la prehistoria, (…) que abre el horizonte con los que atravesaron del mudo al sonoro, (…) para luego entrar en el territorio de los conflictos, (…) hasta cabalgar en desenlaces abiertos. Estas memorias recogidas de diferentes publicaciones hechas en Kinetoscopio (revista para la que Juan Carlos escribe desde 1993 y de la que hoy es su principal editor), en la Revista Universidad de Antioquia, en algunas de sus columnas publicadas en el periódico El Tiempo o en el suplemento Generación, del periódico El Colombiano, configuran el tejido con el cual se levanta una obra literaria que apela a la reconstrucción de la memoria del cine. Es un libro recomendado para amantes avanzados o primíparos en las cuestiones del arte audiovisual.
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Al pobre lo confunden Juan José Escobar Gil jjotagil@gmail.com
Tengo el vientre negro y amargo
Yo soy peor que el revólver
Alma que nadie conoce
Como el de un revólver
Él necesita ser accionado
Toxica.
Y yo también disparo
Explota con el odio anónimo
Lo que no quiero
Yo,
Pobre revólver
A los demás
Por otra parte
A otro
Reviento con mi propio odio
¿Cómo te conmigo?
Que no me importa,
Es la candela viva que tengo en el alma
Pero
pueden
comparar
A ti Que ni siquiera estas seguro de qué haces.
Hay gentes que pasan la vida abriéndole puertas al pasado. Reanudan el día
Gentes Juan Manuel Roca
esgrimiendo espadas de acaso, catafalcos de azul. Viven de pequeños desahucios de tristes marejadas.
Tomado de Acuarimántima, Fondo Editorial EAFIT
Foto Juan Esteban Ceballos Gallo
Fastos Juan Manuel Roca
Mujeres desnudas
Como un perro de caza,
Adherida al fino cordel del recuerdo,
en aguas de la memoria.
la memoria persigue sus fantasmas.
tu voz como un salmón dorado.
Caballos que corren
Quién vuela las esculsas del silencio?
Flordeaire
la oscura pradera del hartazgo.
Qué lluvia raída golpea el asombro?
(tu voz) estación de los días deshojados. Tomado de Acuarimántima, Fondo Editorial EAFIT
Los charcos Christian Palacio Gómez cridapago@gmail.com
Los charcos son pequeños mundos en extinción,
se funden con hojas viajeras del tiempo,
el universo se dibuja por un rato
con humo del parque, con llanta extranjera,
y brota un cielo inmenso e infinito a través de la milimétrica ventana de mercurio, y vibran los astros al fondo del charco
con huellas pequeñas de niños gigantes que chapotean entre los cosmos fugaces
y los desfiguran, y vuelan destellos, legión de dragones que invaden la acera y el niño en sus ropas recibe fantasmas y la madre grita, y el cosmos se calma; El charco-universo vive la entropía.
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Cuando estaban los hombres a
punto de llegar al cielo —cuenta la leyenda— se enfurecieron los dioses al ver la soberbia que los había llevado a construir esa torre para alcanzarlos. Entonces, invadidos por la ira, arruinaron la obra cuando los hombres estaban llegando a la cumbre y los dispersaron por el mundo, los confundieron y los pusieron a hablar en lenguas distintas para que entre ellos no pudieran entenderse. Fue esa la manera en que hombres y lenguas poblaron la Tierra. Esa torre donde hoy queda Babilonia, es la Torre de Babel, y de todas las lenguas que surgieron, una de ellas fue el español. A lo largo de la historia este idioma ha sido engrandecido, entre otras circunstancias, por la obra maestra El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, del escritor español Miguel de Cervantes Saavedra, publicada en 1605. Por ello, en honor a la muerte del autor, se celebra el 23 de abril el Día del Idioma, en el cual se le hace un homenaje a su memoria en los diversos países de habla española. Ilustración Juan Osorno
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