Periódico Redes Diócesis de Celaya, edición no. 430

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San Carlos Borromeo, fiesta: 4 de noviembre.


Pero, volviendo a los sacramentos, si se piensa despacio, lo que uno ve en las parroquias, es que la gran mayoría de la gente acude a ellas porque allí es donde se administran los sacramentos: bodas, bautizos, comuniones. También va mucha gente a los entierros, que en definitiva son una misa, "misa de difuntos". Y los domingos y "días de precepto", los que siguen fieles a eso, van a alguna iglesia a "cumplir con el precepto". No es ningún disparate decir que, si en una parroquia se suprimieran los sacramentos, ¿no sería eso algo así como dejar al párroco y su parroquia en el paro? ¿no se quedaría aquello en una especie de vacío, sin saber qué hacer, ni el cura ni los feligreses? (Esto ya aconteció en la forma de la celebración eucarística sin presencia de fieles a causa de la pandemia. La respuesta fue “transmitir la celebración”).

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n la Iglesia, la "religión" le ha ganado la partida a la "misericordia", a la "profecía", a la "caridad", “la evangelización... Nuestra Iglesia padece de "híperreligiosidad". Lo que, en concreto, quiere decir que padece de "hipersacramentalidad". Explico esto. El prefijo griego hiper significa "exceso". Los ejemplos que pone el Diccionario de RAE son muy claros: hipertensión, hipermercado, hiperclorhidria, términos que indican "superación ", "demasía" o "exceso". Pues bien, esto es lo que le pasa a la

La cosa está clara: la Iglesia se ha organizado de forma que se ha convertido en un HIPER de religiosidad sacramental. Y lo más notable es que todo esto se ha organizado así con el convencimiento de que así es como tiene que funcionar la Iglesia. Sin pararse a pensar en serio que Jesús no se dedicó a todo este montaje sacramental en el que la Iglesia ha puesto sus cinco sentidos. Iglesia y a casi todos los que seguimos en ella. ¿A qué va la gente a una iglesia? A misa, a un funeral, a una boda, a un bautizo, quizá a confesarse. ¿A rezar? Algunas personas mayores van también a ello. A no ser que se trate de una iglesiamonumento, como ocurre en no pocas catedrales. Pero en este caso, con frecuencia, hay que pagar para entrar, como se paga la entrada a un museo, a una exposición o cosas así. Antiguamente, cuando no había tele ni otras formas de distraerse, iba mucha gente a los sermones. Ahora, eso es más raro.

Recuerdo que cuando Mons. Benjamín Castillo Plascencia, tomó posesión de la Diócesis de Celaya, quedó sorprendido de la excesiva carga sacramental que algunas parroquias y rectorías en la diócesis presentaban. La propuesta de monseñor fue: que las rectorías sean más centros de evangelización y catequesis que centradas en las celebraciones. Queda pendiente en nuestra Iglesia equilibrar la principal tarea de anunciar el Evangelio y la santificación que obran los ritos litúrgicos prescritos, inclusive el del “Día del Señor”.

Tomad, pues, y conservad este importante consejo: Tenend por día perdido aquél en el que no hacéis oración" San Leonardo de Porto Maurizio


pretender aparecer como superiores, sino considerando a los demás como superiores a uno mismo” (EG 271). “A menudo nos comportamos como controladores de la gracia y no como facilitadores. Pero la Iglesia no es una aduana; es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas” (Ibid 47).

VER Un párroco de equis diócesis, hace años, sin tomar en cuenta las leyes canónicas ni consultar a quien debía, puso como norma que las jovencitas que solicitaran la celebración de una Misa de acción de gracias al cumplir sus quince años de vida, deberían participar en la Misa parroquial ininterrumpidamente durante treinta días; si faltaban un solo día, ya no les hacía la celebración. Fueron a verme los papás de una joven, para decirme que el párroco no les quería hacer la Misa porque su hija estaba yendo todos los días, pero que no podría ir el último, porque a esa misma hora tenía un examen muy importante en la escuela. El párroco les dijo que, si no iba, no les haría la celebración. Hablé con el párroco, le pregunté la razón de su norma, me dio algunas explicaciones no suficientemente justas, le pedí que accediera a la petición de la joven, y dijo que no, que porque eso quitaría fuerza a su norma… Resolvimos el caso de una manera favorable para la joven y yo mismo le hice la celebración en catedral. Podemos sentirnos casi dueños de la comunidad y proceder como caciques, que imponen sus propias leyes, no las que están indicadas por la normatividad eclesial. Mi anterior diócesis es muy extensa, con casi treinta y siete mil kilómetros cuadrados y una población de más de dos millones de habitantes. Para ir a la parroquia más lejana, necesitamos siete horas, por carreteras pavimentadas, pero con montañas y curvas. Hay otras tres parroquias a cinco horas de distancia. Con la intención de lograr una mejor atención pastoral, los dos obispos de entonces y seis de los ocho vicarios episcopales propusimos hacer otra diócesis en ese territorio. Pusimos el proyecto a consulta, durante un año, no sólo con sacerdotes y religiosas,

sino con las comunidades parroquiales, con diáconos, catequistas y servidores, sobre todo con los indígenas. La mayoría dieron razones convincentes en contra, y desistimos del proyecto; no lo presentamos a la Conferencia Episcopal, ni a Roma. Quizá en años posteriores las circunstancias cambien y sea posible ponerlo nuevamente a consulta. Escuchamos y cambiamos nuestra propuesta. Tanto en la Iglesia como en la política, en el gobierno, en la familia y en todas las instituciones humanas, es necesario dialogar y escuchar, para tomar la mejor decisión; pero los dirigentes podemos pensar que todo lo sabemos, que en todo tenemos la razón, que nuestras opiniones y decisiones son las mejores, y frecuentemente nos convertimos en caciques, autoritarios y absolutistas, sobre todo cuando los otros no son capaces de expresar libremente sus puntos de vista, por temor a perder el puesto, o por miedo a represalias y a verborreas imprudentes y sin sustento. La Iglesia no es una democracia, pero tiene muchas instancias de consulta. PENSAR Jesús nos dijo: “Ustedes saben que los jefes de las naciones las someten y los poderosos las dominan. Entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera ser importante que se haga servidor de ustedes, y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo, así como el Hijo del hombre que no vino a que lo sirvieran, sino a servir y a dar su vida para rescatar a todos” (Mt 20,2528). Lo que nos dice el Papa Francisco a nivel eclesial, vale para otros ambientes y sectores: “Queda claro que Jesucristo no nos quiere príncipes que miran despectivamente, sino hombres y mujeres de pueblo…, sin

En su reciente encíclica Fratelli tutti, dice: “El sentarse a escuchar a otro, característico de un encuentro humano, es un paradigma de actitud receptiva, de quien supera el narcisismo y recibe al otro, le presta atención, lo acoge en el propio círculo. Pero el mundo de hoy es en su mayoría un mundo sordo” (48). “La caridad política se expresa también en la apertura a todos. Principalmente aquel a quien le toca gobernar, está llamado a renuncias que hagan posible el encuentro, y busca la confluencia al menos en algunos temas. Sabe escuchar el punto de vista del otro facilitando que todos tengan un espacio. Con renuncias y paciencia un gobernante puede ayudar a crear ese hermoso poliedro donde todos encuentran un lugar. En esto no funcionan las negociaciones de tipo económico. Es algo más, es un intercambio de ofrendas en favor del bien común. Parece una utopía

ingenua, pero no podemos renunciar a este altísimo objetivo” (190). “Mientras vemos que todo tipo de intolerancias fundamentalistas daña las relaciones entre personas, grupos y pueblos, vivamos y enseñemos nosotros el valor del respeto, el amor capaz de asumir toda diferencia, la prioridad de la dignidad de todo ser humano sobre cualesquiera fuesen sus ideas, sentimientos, prácticas y aun sus pecados. Mientras en la sociedad actual proliferan los fanatismos, las lógicas cerradas y la fragmentación social y cultural, un buen político da el primer paso para que resuenen las distintas voces. Es cierto que las diferencias generan conflictos, pero la uniformidad genera asfixia y hace que nos fagocitemos culturalmente. No nos resignemos a vivir encerrados en un fragmento de realidad” (191). ACTUAR Que el Espíritu Santo nos ayude a ser humildes, para escucharnos con respeto y amor unos a otros, y así juntos busquemos el bien de la familia y de la comunidad. + Felipe Arizmendi Esquivel Obispo Emérito de SCLC


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amor, en la que reinan la justicia y la fraternidad. Que María Santísima nos ayude a todos a huir de cualquier hipocresía y a ser ciudadanos honestos y constructivos. Y que nos sostenga a nosotros, discípulos de Cristo, en la misión de testimoniar que Dios es el centro y el sentido de la vida. Después del Ángelus Queridos hermanos y hermanas:

Que María Santísima nos ayude a todos a huir de cualquier hipocresía y a ser ciudadanos honestos y constructivos. Y que nos sostenga a nosotros, discípulos de Cristo, en la misión de testimoniar que Dios es el centro y el sentido de la vida.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

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l Evangelio de este domingo (cfr. Mt 22,15-21) nos muestra a Jesús afrontando la hipocresía de sus adversarios. Ellos le hacen muchos cumplidos al principio, muchos cumplidos, pero a continuación le plantean una pregunta insidiosa para ponerlo en una situación difícil y desacreditarlo ante el pueblo. Le preguntan: «¿Es lícito pagar tributo —es decir pagar los impuestos— al César, o no?» (v. 17). En aquel tiempo, en Palestina, el dominio del imperio romano era mal tolerado —y se comprende, ¡eran invasores!—, también por motivos religiosos. Para la población, el culto al emperador, subrayado incluso por su imagen en las monedas, era una injuria al Dios de Israel. Los interlocutores de Jesús están convencidos de que no existen más respuestas a su pregunta: o “sí” o “no”. Estaban esperando, precisamente porque con esta pregunta estaban seguros de acorralar a Jesús y hacerlo caer en su trampa. Pero Él conoce su malicia y se libra de la trampa. Les pide que le muestren la moneda del tributo — la moneda de los impuestos—, la toma en sus manos y pregunta de quién es la imagen impresa. Ellos responden que es del César, es decir, del emperador. Entonces Jesús replica: «Pues dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios» (v. 21).

Y con esta respuesta, Jesús se sitúa por encima de la polémica. Jesús siempre más allá. Por una parte, reconoce que se debe pagar el tributo al César — también nosotros: hay que pagar los impuestos—, porque la imagen sobre la moneda es la suya; pero, sobre todo, recuerda que cada persona lleva en sí otra imagen —la llevamos en el corazón, en el alma—, la de Dios, y por tanto es a Él, y solo a Él, a quien cada uno debe la propia existencia, la propia vida. En esta sentencia de Jesús no solo se encuentra el criterio para la distinción entre la esfera política y la religiosa, sino que de ella también emergen orientaciones claras para la misión de los creyentes de todos los tiempos, incluidos nosotros hoy. Pagar los impuestos es un deber de los ciudadanos, así como cumplir las leyes justas del Estado. Al mismo tiempo, es necesario afirmar la primacía de Dios en la vida humana y en la historia, respetando el derecho de Dios sobre todo lo que le pertenece. De aquí deriva la misión de la Iglesia y de los cristianos: hablar de Dios y testimoniarlo a los hombres y a las mujeres del propio tiempo. Cada uno de nosotros, por el Bautismo, está llamado a ser presencia viva en la sociedad, animándola con el Evangelio y con la savia vital del Espíritu Santo. Se trata de esforzarse con humildad y con valor, dando la propia contribución a la edificación de la civilización del

Hoy celebramos la Jornada Mundial de las Misiones, que tiene como tema: “¡Aquí estoy, mándame! (Is 6,8) Tejedores de fraternidad”. Es hermosa esta palabra, “tejedores”. Todos los cristianos están llamados a ser tejedores de fraternidad. Lo son, de modo especial, los misioneros y misioneras —sacerdotes, consagrados y laicos— que siembran el Evangelio en el gran campo del mundo. Recemos por ellos y démosles nuestro apoyo concreto. En este contexto, deseo dar gracias a Dios por la tan esperada liberación del padre Pier Luigi Maccalli —lo saludamos con este aplauso—, que había sido secuestrado hace dos años en el Níger. Nos alegramos también porque con él han sido liberados otros

tres rehenes. Sigamos rezando por los misioneros y los catequistas, y también por cuantos son perseguidos o secuestrados en diversas partes del mundo. Deseo dirigir una palabra de ánimo y apoyo a los pescadores detenidos desde hace más de un mes en Libia, y a sus familiares. Que encomendándose a María, Estrella del Mar, mantengan viva la esperanza de poder abrazar pronto a sus seres queridos. Rezo también por los diversos coloquios en curso a nivel internacional, para que sean significativos para el futuro de Libia. Hermanos y hermanas, ha llegado la hora de detener cualquier forma de hostilidad, favoreciendo un diálogo que lleve a la paz, a la estabilidad y a la unidad del país. Oremos juntos por los pescadores y por Libia, en silencio. Os saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos de varios países. En especial, saludo y bendigo con afecto a la comunidad peruana de Roma, reunida aquí con la venerada imagen del Señor de los Milagros. Un aplauso para la comunidad peruana. Saludo también a los voluntarios del Ente Italiano Tutela de los Animales y Legalidad. Y os deseo a todos un buen domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!


El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios, el Altísimo consagra su morada. Teniendo a Dios en medio, no vacila; Dios la socorre al despuntar la aurora. Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan; pero él lanza su trueno y se tambalea la tierra. El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob. Venid a ver las obras del Señor, las maravillas que hace en la tierra: Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe, rompe los arcos, quiebra las lanzas, prende fuego a los escudos. “Rendíos, reconoced que yo soy Dios: más alto que los pueblos, más alto que la tierra.”

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ije que no deseaba ver a nadie. Y es que mis adversarios se asomaban tanteando que no me levantara; y mis amigos, de verme se espantaban. Creo que está claro: no es agradable visitar al enfermo. Olemos a sudor y a medicina, a encerrados, uñas y cabello descuidados, rostro pálido, saliva espesa; sobre todo, olemos a miedo y a fatalidad. Sí, prefiero librar a mis amigos de este trance. Aunque está dicho que en la cárcel y en la cama se conoce a los amigos. Yo decido liberarlos porque te tengo a ti, Jesús, haz que pueda levantarme. Sáname por dentro, si es que mi enfermedad se arraiga en los miedos y debilidades de mi corazón. Que se acaben los rumores sobre la proximidad de mi muerte y que todos vean que Tú me levantas. Dichoso el que cuida del pobre y desvalido;

en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor. El Señor lo guarda y lo conserva en vida, para que sea dichoso en la tierra, y no lo entrega a la saña de sus enemigos.

“Padece un mal sin remedio, se acostó para no levantarse.”

El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba, que compartía mi pan, es el primero en traicionarme.

—Salmo 45— Le pondrán por nombre Emmanuel, que significa “Dios con nosotros”. Mateo 1,23

El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor, calmará los dolores de su enfermedad.

Pero tú, Señor, apiádate de mí, haz que pueda levantarme, para que yo les dé su merecido.

Yo dije: “Señor, ten misericordia, sáname, porque he pecado contra ti.”

En esto conozco que me amas: en que mi enemigo no triunfa de mí.

Mis enemigos me desean lo peor; “A ver si se muere y se acaba su apellido.” El que viene a verme habla con fingimiento, disimula su mala intención, y cuando sale afuera, la dice.

A mí, en cambio, me conservas la salud, me mantienes siempre en tu presencia.

Mis adversarios se reúnen a murmurar contra mí, hacen cálculos siniestros:

Bendito el Señor, Dios de Israel, ahora y por siempre. Amén, amén.

Se hace tarde Jesús y me siento animado. Déjame proclamar desde esta cama que Tú me levantas y que tus obras son grandes y maravillosas. Ahora veo que tus caminos son justos y sabios, de frente a esto considero que mi enfermedad es poca cosa. Tú eres el único santo y ante ti deseo hoy postrarme. Déjame tirado el tiempo necesario, pero luego, si lo consideras oportuno, ¡levántame! Que todos vean que desde aquí, desde mi miseria, Tú y yo, nos hicimos amigos. Amén.

—Salmo 40— Uno de ustedes me va a entregar: uno que está comiendo conmigo. Marcos 14,18 Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, poderoso defensor en el peligro. Por eso no tememos aunque tiemble la tierra y los montes se desplomen en el mar. Que hiervan y bramen sus olas, que sacudan a los montes con su furia: El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Se hace tarde Jesús y me siento animado. Déjame proclamar desde esta cama que Tú me levantas y que tus obras son grandes y maravillosas


ILUMINACIÓN DESDE LA FE Por: Pbro. Carlos Sandoval Rangel

mundo del trabajo, en el campo, en los centros de estudio y en cada periferia existencial. Urge que emprendamos el viaje continuo en busca del ser humano que se mueve en el campo amplio del mundo, no necesariamente para traerlo a encerrar en unos muros, sino especialmente para acompañarlo y asumir, como nuestras, sus necesidades. Compartamos la alegría de creer. Que los demás, al ver nuestro modo de actuar y de ser cercanos, vean que vale la pena creer y dejarse iluminar por Dios.

“¡Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que trae buenas noticias!” (Rom. 10). En este Domingo Mundial de las Misiones, el apóstol san Pablo hace eco de las palabras del profeta Isaías (cfr. 52, 7). Hoy, más que nunca, el mundo está urgido de buenas noticias. Las crisis que vivimos son muchas y densas, pero, aunque éstas lastiman las fibras humanas más hondas, sigue habiendo algo más profundo, gracias a lo cual nos mantenemos en pie: Dios, que es fuente de vida y de amor. Lo que hoy vivimos es grave, pero no deja de ser solo un contexto histórico. En cambio, Dios que da vida y vida plena, es un don que atraviesa toda la historia. La Iglesia es testigo de esto. Por eso hoy tenemos la oportunidad de renovar nuestra tarea de compartir la alegría y el beneficio de creer. En dos mil años, “innumerable cantidad de pueblos han recibido la gracia de la fe, la han hecho florecer en su vida cotidiana y la han transmitido según sus modos culturales propios” (Francisco, E. G. 115). De esa manera, queda patentizado que la esencia de la fe es un beneficio que no discrimina las bondades culturales o sociales en que vive cada pueblo, pero que, a la vez, es capaz de ir más allá de cada una, por eso inyecta vida y perspectivas nuevas. La fe no tiene un único modo cultural, pues, sin perder la esencia del Evangelio, también se expresa en los diversos rostros de tantas culturas (cfr. Juan Pablo II, N. M. I). De ahí que, al celebrar

el Domingo Mundial de las Misiones, se nos está llamando a no tener miedo de abrirnos a los areópagos actuales, donde se generan culturas, visiones, intereses, proyectos, etc., en favor de la humanidad. Son lugares donde también podemos compartir la savia del Evangelio.

Por eso, ser misionero hoy, es ayudar a entender a los jóvenes que la fe es un camino que nos impulsa a luchar, inventar, trabajar, proyectar con unas dimensiones que engrandecen nuestra propia vida. Creer no es quedarnos encerrados en unos muros que nos aíslan de la realidad del mundo.

La pandemia nos impulsó a dar un paso más en el uso de las herramientas de comunicación en bien de la evangelización, pero urge que también lo demos hacia el lenguaje, los signos y las expresiones propias de la actual cultura. No somos misioneros si no somos capaces de llegar a las necesidades de la cultura actual.

Urge renovar la fuerza misionera de la Iglesia no sólo usando las nuevas herramientas de comunicación, sino también atreviéndonos a estar cerca de cada persona. Cerca de quienes se mueven en la calle, en la plaza, en el

También a las nuevas generaciones, propias de esta cultura, es importante que les mostremos que vale la pena creer, que vale la pena que Dios nos acompañe e ilumine en lo que emprendemos. Ayudarles a descubrir que lo que ya hacemos toma un sentido más profundo desde Dios. El corazón del verdadero creyente ha experimentado que no es lo mismo la vida sin Dios. Hoy el evangelio nos da una clave de vida especial: “al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Al César le damos un tributo hacendario en base a lo que él puede y quiere controlar: dinero y bienes materiales. Pero con Dios nos aliamos para que nos haga crecer en lo que Él mismo nos ha dado: nuestro ser entero, nuestra existencia con todas sus dimensiones.


25 0ctubre/7 noviembre de 2020

LA FAMILIA CATÓLICA MODERNA

Por: Silvia del Valle @SilviaMdelValle @smflorycanto

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n esta época de tanta comunicación nos cuesta trabajo pensar que estemos cada día más incomunicados a nivel familiar, pero así es. Es bueno que nos demos tiempo para pensar un poco ¿cómo anda nuestra comunicación familiar? ¿Podemos hacer algo para mejorarla? Los medios de comunicación y las redes sociales pueden ser nuestros aliados o nuestros enemigos, dependiendo de qué uso les demos y de cómo los regulemos a nivel familiar. Los dispositivos electrónicos cada día están más a nuestro alcance y a costos muy accesibles, por lo que cada vez es más fácil ver que en las familias pasa que están, físicamente todos en el mismo lugar, pero cada quien está en un lugar diferente ya que se la pasan en sus dispositivos impidiendo así una buena comunicación. Esto implica hacer un cambio en nuestra forma de ver la vida y romper el paradigma de la comunicación y nos atrevamos a subirnos al tren de la tecnología para hacerla nuestra aliada. Por eso hoy te dejo mis 5Tips para lograr erradicar la incomunicación de nuestra familia. PRIMERO: Que tus hijos tengan la tecnología que necesitan de acuerdo a su edad. Es impresionante como, a veces, nos gana la mercadotecnia y caemos en la trampa de tener más que otros, sin importar que sea a costa de nuestra economía o que sea un daño para nuestros hijos. Darles más dispositivos de los que necesitan nuestros hijos es perjudicial ya que provoca que tengan más tiempo y medios para perderlo en las redes sociales o en el internet ya que es seguro que no les darán un uso adecuado, por la falta de madurez o por no existir una necesidad real para el uso de esos dispositivos.

por un objetivo en especial, será más fácil de controlar y dará mejores frutos. Recuerda que siempre debe ser adecuada a la edad de nuestros hijos. SEGUNDO: Establece horarios para uso de la tecnología. Aun cundo ahora se estudie por medio de los dispositivos y el internet, es necesario establecer horarios para uso de los mismos ya que también es necesario darles descanso a los ojos de nuestros hijos para evitar que se desgasten de más con el uso excesivo de las pantallas. Podemos establecer los tiempos obligatorios de estudio y después tomar en cuenta que puedan usar sus dispositivos para algo de juego o esparcimiento, pero siempre con medida y con un horario bien definido. Así nuestros hijos se pueden autorregular y nosotros debemos estar atentos a que esos tiempos se cumplan. TERCERO: El tiempo de los alimentos es tiempo de convivencia.

La ociosidad es la madre de todos los vicios y también aplica en la cuestión tecnológica. Si nuestros hijos tienen mucho tiempo libre en el uso de sus dispositivos habrá oportunidad de que hagan mal uso de los, entrando a paginas poco adecuadas o usando excesivamente aplicaciones y juegos que los pueden llegar a enviciar.

Conforme van creciendo nuestros hijos es más difícil regular el uso de los dispositivos por lo que es bueno poner reglas de uso claras y una de ellas es que a las horas en que la familia se reúne tomar los alimentos no pueden llevar dispositivos a la mesa.

En cambio, si el uso de la tecnología es

Nosotros implementamos una canasta

para poner los celulares y tabletas a un lado. Esto nos funciona bien ya que así, si se pueden entablar conversaciones sin tener que atender las conversaciones virtuales. Esto debe aplicar para todos los miembros de la familia, incluidos nosotros los papás. Es necesario que nos demos el tiempo de pasar momentos de convivencia y comunicación con nuestros hijos, escuchando lo que sienten y piensan y sobre todo sus necesidades a diario. No hay mejor inversión de tiempo que esa. CUARTO: Si tus hijos ya son más grandes, súbete al carro de la tecnología. Cuando nuestros hijos crecen, la dinámica familiar cambia y nos tenemos que adaptar a las necesidades que van generando las actividades propias de cada uno. Cuando estudian ya en la prepa o la universidad, los horarios de clases son muy diversos; y si trabajan con más razón por lo que la convivencia familiar se vuelve casi imposible. Aquí es donde podemos ayudarnos de la tecnología para no perder el contacto. Podemos hacer un grupo familiar de WhatsApp que nos permita una comunicación fluida; pero tengamos cuidado de que no supla la convivencia presencial. Debemos tener claro que es un complemento y que las cosas más importantes se tratan en persona.

Ahora que no podemos viajar tanto, existen algunas plataformas nos permiten vernos y escucharnos todos al mismo tiempo y que en verdad que acortan distancias. También en este caso debemos cuidar de que no suplan la presencia, pero si nos ayudan a no sentirnos tan lejos en estas circunstancias adversas que vivimos. Y QUINTO: Que sepan que siempre pueden comunicarse contigo. Es de vital importancia que nuestros hijos sepan que estamos siempre disponibles para conversar de lo que necesiten, ya sea pedir un consejo, platicar sobre sus planes, exponernos sus necesidades o compartirnos sus sentimientos; pedirnos consejos o darnos alguna sugerencia, siempre estaremos ahí para escucharlos. Es por esto que debe existir un canal de comunicación abierto y claro que dé pie a entablar una buena y asertiva comunicación familiar. Es muy probable que la sociedad meta ruido y quiera robarnos los momentos de convivencia, pero nosotros debemos defender esos tiempos de comunicación con mil estrategias creativas para que nuestra familia logre tener una dinámica comunicación adecuada y esto nos dé como resultado una unidad y estabilidad. ¡Si se puede! Solo es cuestión de creatividad y disposición de todos para mantenernos comunicados.


sacerdote, por don Florencio Olvera Ochoa, en su momento, Obispo de la Diócesis de Tabasco, donde el padre Enrique realizó sus estudios. Tiempo después, regresó al Bajío, de donde es originario, para incardinarse en la Diócesis de Celaya, pues su familia vive en Querétaro. En la santa Misa lo

Un aniversario sacerdotal siempre será digno de celebrarse, a pesar de las circunstancias y la pandemia que se vive en México y el mundo, pues representa una gran ocasión para agradecer a Dios que siga porveyendo de pastores a su Iglesia, tan necesitada de guías que la

conduzcan al cielo. Por esta razón, los fieles de laparroquia Cristo Salvador de la colonia Las Insurgentes, en Celaya, agradecieron al Señor Jesús, junto a su párroco, el Pbro. Enrique Pérez Muñoz, por permitirle cumplir 25 años de haber sido ordenado

acompañraron el Sr. Obispo Benjmaín Castillo Plascencia, el Pbro. Jesús Palacios, vicario de pastoral, y algunos otros sacerdotes, pocos, para mantener la sana distancia, al igual que los fieles que estuvieron presentes en la Eucaristía y después en la comida que compartieron en honor del festejado.


Por: Pastoral de la comunicación, parroquia La Asunción, Dolores Hidalgo.

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para mostrar la misericordia de Dios a una mujer u hombre que lo buscan, arrepentidos por haber cometido un aborto en su pasado.

días de manifestación publica por la vida de forma pacífica y coordinada a través de la oración.

¿Qué es esta campaña?

Alcance comunitario: llevando un mensaje pro vida optimista a cada rincón de nuestra ciudad, mediante esfuerzos de los medios, la Iglesia, escuelas y la visibilidad pública.

Reconocemos que sin ti no somos nada, que necesitamos tu presencia a nuestro lado, el mundo esta en tus manos.

l pasado 23 de septiembre inició la campaña de oración “40 Días por la Vida” en la Diócesis de Celaya . En el decanato de Dolores se está llevando de forma itinerante por las 11 parroquias que lo conforman. A la parroquia de la Asunción le correspondió del 8 al 12 de octubre.

40 Días por la Vida es un movimiento pro vida con la visión de acceder al poder de Dios mediante la oración, el ayuno, la vigilia pacífica y la integración comunitaria para acabar con el aborto. Su misión es reunir el Cuerpo de Cristo en un espíritu de unidad durante dos campañas al año de 40 días, con el propósito de arrepentirse y buscar el favor de Dios, para cambiar los corazones y las mentes de una cultura de muerte hacia una cultura de la vida, poniendo así, fin al aborto. La campaña se basa en tres componentes principales: La oración y el ayuno: Por ser la manera que Jesús indica para sacar a los demonios. Vigilia pacífica: Para dar testimonio público del crimen del aborto, para dar esperanza a las mujeres que atraviesan por una crisis en el embarazo e incluso

El Padre Genaro Alberto Chacón Chablé, animador de la Comisión de familia en el decanato y asesor de pastoral de familia en la parroquia, junto con el equipo de laicos, organizó y dirigió esta actividad en el atrio parroquial. Hubo gran participación de los grupos parroquiales, de la feligresía y pueblo en general. Durante estos días, con el Santísimo Sacramento expuesto, se oró por el derecho a la vida con esquemas de rosarios, viacrucis, coronilla, Horas Santas y alabanzas. Sabemos que no seremos nosotros quienes cambiemos la tragedia del aborto y todas las consecuencias que esto conlleva, solo Dios puede, pero nos pide nuestro granito de arena. Tenemos la certeza de que la oración será la que acabe definitivamente con el aborto, agradecemos a los sacerdotes por el apoyo y acompañamiento, a todas las personas que hicieron posible estos

Oración:

Somos la obra maravillosa salida de tu corazón. Ayúdanos a volver a ti, toma nuestra vida y renuévala. Haz que nos convirtamos totalmente a ti para que con nuestra vida exaltemos la dignidad de cada persona humana. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.


Por. Monica Muñoz/ Twitter: @munozmonik

tas, recordando que nos ha dado capacidades que no pueden quedarse enterradas porque Él “es duro y cosecha donde no sembró” (Mt 25,24), como dice la parábola de los talentos. Y, a la par, aprender cada día a agradecer por la presencia de nuestros seres queridos, unos más pronto que otros se irán y nunca más podremos abrazarlos y decirles cuánto los amamos. No dejemos que el orgullo o los malentendidos nos separen, aprendamos a perdonar, a escuchar y a reconocer que, si ellos no son perfectos, nosotros tampoco lo somos.

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s curioso, pero sucede que, cuando se acerca el final de un año, coincidimos con una fecha muy significativa para México: el día de muertos, o como se celebra en la Iglesia Católica, el día de los fieles difuntos. Creo, además, que es una buena ocasión para recordarnos a todos que un día vamos a morir, y, desde mi muy personal punto de vista, afortunadamente, no sabemos cuándo sucederá, porque es indudable que viviríamos en constante angustia, contando los días, las horas y los minutos y, al acercarse la fecha de nuestra partida definitiva, pienso que no podríamos hacer nada más que mirar el reloj esperando el momento de nuestro deceso, que, por otra parte, no sabríamos cómo nos llegaría. No, definitivamente es una dicha ignorar cuando moriremos. Por otro lado, es también una oportunidad para reflexionar sobre lo que hemos hecho de nuestra vida,

para entender que podemos mejorar y explotar nuestros dones, porque todos tenemos talentos que, seguramente, no hemos descubierto y que pueden ayudarnos a hacerle mucho bien a los demás, lo que sería magnífico para todos. Sin embargo, solamente por hacer un pequeño experimento, por un momento imaginemos que, al nacer, teníamos una marca invisible con la fecha de nuestra muerte, pero, como en las historias de ciencia ficción, nadie más que nosotros podía verla. Es decir, cada uno sería consciente del tiempo que se le habría concedido vivir. ¿Qué haríamos?, con poco esfuerzo pienso en la gente que vive con un gran sentido del bien, incluso con ansia de santidad, como el jovencito Carlo Acutis, que el 10 de octubre acaba de ser beatificado en Asís, Italia, quien desde muy pequeñito entendió que lo más importante en esta vida era ser agradable a Dios en todos los aspectos. Pero, inevitablemente, pienso tam-

bién en los niños y jóvenes que se pierden al ser reclutados para cometer crímenes y que no han tenido la oportunidad de conocer a Dios ni de hacer el bien o recibirlo de parte de los demás, siempre envueltos en el horror y la sangre, en verdad mi mente se niega a creer el inaudito grado de perversidad de quienes los privan de su inocencia y los convierten en esclavos del mal. Que Dios se apiade de ellos. ¿Será que actuarían de la misma manera si supieran la fecha de su muerte? No lo sé. Ahora bien, pienso que no es necesario tener una fecha, porque sabemos que, inexorablemente, a todos nos llegará esa hora. Por eso, debemos aprovechar al máximo para disfrutar más de nuestra familia, amigos y demás seres queridos, para prepararnos al encuentro con nuestro Creador, a quien deberemos rendirle cuen-

Hace unos días leí el sentir de una jovencita que acababa de perder a su madre; mi alma se estremeció con cada una de sus palabras, tan colmadas de amor, ternura y agradecimiento, salidas de un corazón que no estaba preparado para la pérdida del ser más importante para ella, pero inundado de tanta fe, esperanza y conformidad con la voluntad de Dios, que lo único que pude sacar en conclusión fue que esa mujer había cumplido cabalmente con su misión, sin dejar pendientes, de la misma manera como lo expresó nuestro Señor Jesucristo en la cruz, antes de morir: “Todo está cumplido” (Jn 19, 30). Quiera Él que, cuando sea el momento, estemos preparados para entregarle buenas cuentas, sin temor y seguros por haber dejado arreglados todos nuestros asuntos con Él y nuestros semejantes. ¡Que tengan una excelente semana!


Por Silvia Elisa García del Valle

Creo que todos los jóvenes deberíamos preguntarnos qué podemos aprender de Carlo, pensar cómo nos identificamos con él y pedirle que interceda por nosotros para que, como él, podamos ser verdaderos testigos de Cristo. El resultado de mi investigación es que ahora es mi beato favorito, y estoy segura que si Dios permite que sea santo será uno de mis santos preferidos, pues la verdad me identifico mucho con él y sé que no soy la única, seguramente tú y muchos de los que lean este artículo también se sentirán identificados de alguna manera con él. Y si eres de los que están fastidiados del tema, te invito a que te des la oportunidad de conocer tu vida, no te tiene que encantar como a mí, pero siempre podemos enriquecernos con estas vidas ejemplares. Y tu ¿te animas a conocer al Beato Carlo Acutis y reflexionar qué de lo que él hacía puedes aplicar en tu vida?

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n los últimos días las redes sociales se llenaron de fotos, videos, noticias, publicaciones, etc… del nuevo Beato Carlo Acutis.

Fue algo extraordinario, ya que no sólo lo encontrábamos en las páginas o sitios católicos, sino que se volvió tendencia también en otro tipo de medios. Vi 2 tipos de actitudes en los jóvenes ante este fenómeno: los que se unieron a la emoción y compartían o reaccionaban en las publicaciones, y los que se saturaron de tanto Carlo Acutis. Siendo honesta, yo no conocía mucho de él o de su vida, y creo que entraba en el grupo de la segunda acti-

tud, pero me llamó tanto la atención el “Beato Millenial” que decidí ponerme a investigar. La verdad me encantó porque es un claro ejemplo de que sí se puede ser santo en la actualidad. El hecho de que tuviera un PlayStation, le gustara la Nutella, hiciera videos y páginas web, y le encantaran las computadoras, hace que hablemos un lenguaje común y que lo sintamos mucho más cercano. Impacta el pensar que si siguiera vivo ahorita tendría apenas 29 años. Es mucho más fácil intentar aplicar a nuestra vida lo que él aplicó: los actos de misericordia, el amor a la Eucaristía, la Misa Diaria, etc… cuando

Y tú, ¿te animas a conocer al Beato Carlo Acutis y reflexionar qué de lo que él hacía puedes aplicar en tu vida?

sabemos que vivía en un mundo muy parecido al nuestro, en el que también había televisión, videojuegos e internet y aun así se daba el tiempo para todo esto y no le daba pena ayudar a los más necesitados.

Por cierto, si quieres ver un poco de lo que él hizo en internet, puedes visitar el siguiente link, que te llevará a su exposición sobre los Milagros Eucarísticos: http://www.miracolieucaristici.org/ ¡Que todo sea para la máxima gloria de Dios!


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n nuestra catequesis anterior vimos: EL PREFACIO. Ahora veremos: EL CANTO DEL SANTO

El Prefacio, que es una oración de alabanza y de acción de gracias, culmina con una aclamación llamada: “EL SANTO”, con la que toda la asamblea, uniéndose a los coros celestiales, canta junto con el sacerdote. Esta aclamación, que se canta de pie, es parte integrante de la Plegaria Eucarística y es el canto más importante de la Eucaristía. Es una aclamación inspirada en la Biblia. Se basa en los textos bíblicos de la visión del profeta Isaías (6, 1-3) y del Apocalipsis (4, 8), que proclaman la santidad, la majestad y la gloria de Dios, al decir: “Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el celo y la tierra de tu gloria…”.

E texto de esta aclamación, o su canto, no puede ser sustituido por otro, o confundirlo con otros cantos, solo por el hecho de que digan la palabra “Santo”, tampoco debe de ser sustituido por el Trisagio a la Santísima Trinidad del ritual de la Adoración Nocturna, cuya letra es muy cercana a ésta; es de los cantos llamados invariables de la Misa. es el canto más importante de toda la Celebración, por eso siempre debe ser cantado. La letra siempre debe de decir lo que es bíblico: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.


CATEQUESIS PARA TODOS

Pbro. Lic. Israel Hernández Carmona

Son todas las acciones que se ofrecen a las víctimas y a las comunidades afectadas por la violencia y la inseguridad como servicios específicamente eclesiales desde las diferentes dimensiones y proyectos contemplados en el Plan Diocesano de Pastoral o en los planes parroquiales. Las acciones que se pueden desarrollar en el ámbito del acompañamiento pastoral pueden ser del orden litúrgico, sacramental o del orden relacional. La finalidad del mismo es restablecer la conciencia de la dignidad divina y humana de las víctimas a través de su evangelización haciendo todos los esfuerzos que se requieran para llegar a ellas a pesar de las múltiples condiciones adversas que les rodean.

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Por tanto, acompañar es mucho más allá que el puro sentido común sobre las cosas, o la decisión sólo a partir de la propia experiencia que se tenga sobre una práctica o una situación

s cada vez más común que lleguen a nuestras parroquias familias o personas que han sufrido la pérdida de un ser querido, de modo intempestivo, atroz e inhumano. por parte del crimen organizado o de manera violenta. Los pastores y agentes de pastoral han de estar preparados en la atención y acompañamiento a esta realidad, infelizmente frecuente.

Las víctimas se nos presentan con necesidades muy superiores al orden exclusivamente pastoral, sin embargo, la realidad más común en nuestras parroquias es que los recursos que inicialmente tenemos para atenderlas están asociados a los procesos pastorales de evangelización que llevamos en nuestras comunidades; por lo tanto, ésta es la modalidad de acompañamiento que nos resulta más fácil de implementar en primera instancia. Es innegable que la estructura pastoral de la Iglesia sigue siendo

un recurso vigente al que acuden los dolientes, porque sienten confianza para buscar un auxilio inmediato. Por esto llegan muchos casos y por esto mismo se vuelve una exigencia para la pastoral acompañarlos. El camino que propone el Papa Francisco en Amoris laetitia es claro: acoger, acompañar, discernir e integrar. Vale la pena afirmar que dos condiciones son necesarias para un discernimiento pastoral en relación al acompañamiento pastoral de las familias: -estar de algún modo comprometido con ellas y sus realidades; -y querer reflexionar tal compromiso a la luz de la fe. Aquí está el centro, el meollo del acompañamiento pastoral. Se hace por tanto desde abajo y desde adentro, nunca desde arriba y desde afuera, desde lo lejos. Por tanto, acompañar es mucho más allá que el puro sentido común sobre las cosas, o la decisión sólo a partir

de la propia experiencia que se tenga sobre una práctica o una situación. Es como decir “yo ya sé cómo actuar frente a la familia que sufre, pues es cosa de sentido común”, o “ya sé cómo actuar pastoralmente porque tengo mucha experiencia en este campo”, he sido coordinador, catequista, asesor, asistente, representante, párroco o vicario. ¿Qué es el acompañamiento pastoral a víctimas de las violencias?

Escuchar a las personas sólo en la ocasión, darles el pésame o rezarles un novenario, seguramente da más seguridad y no se presta a ninguna confusión, pero no se acerca mucho a la Iglesia de Jesucristo, pues si algo exige a esta Iglesia es ser Madre abierta y atenta “al bien que el Espíritu derrama en medio de la fragilidad: una Madre que, al mismo tiempo que expresa claramente su enseñanza objetiva, no renuncia al bien posible, aunque corra el riesgo de mancharse con el barro del camino”. Recordemosfinalmente que “toda la vida de la familia en todas sus circunstancias es un pastoreo misericordioso” (Cf. Amoris Laetitia 322).


LOS JÓVENES HABLAN Por: Lic. Gustavo Ramírez

móviles” su realidad alterna, como forma de evasión y vivir la realidad de su familia 3. Amar y comprender al esposo, y éste, a la esposa, ambos estamos sufriendo la misma realidad, esto es, un problema común nos atañe. 4. Ante quienes han optado por el divorcio, no se dan cuenta, de que se pierde más, y nada se soluciona (salvo que haya de por medio violencia intrafamiliar), por eso, más que nunca, hoy se debe buscar ayuda en las líneas de ayuda psicológica familiar, que tiene el Gobierno del Estado de Guanajuato, para la familia. 5. La convivencia fundada en el diálogo, que cada uno externe sus temores y miedos, sus frustraciones, esto es, hacer terapia de grupo “familiar”, para apoyarnos los unos a los otros;

1. PRIMERO: El “exceso” de tiempo juntos y hablo de “exceso”, porque las familias, no sabemos qué hacer “juntos”, nos hemos acostumbrado a la individualidad, pero no al “trabajo de equipo familiar” que es el ser Iglesia doméstica, nos hemos hecho más adictos al dispositivo móvil, como una “forma de evasión” de la realidad; redes sociales, plataformas streaming (películas y series), lo que desde luego afecta la unidad familiar.

de los ingresos, para la familia, que debiera tener un efecto positivo de unidad, ha generado en una gran mayoría de las familias, un motivo más de alteración, de angustia.

2. SEGUNDO: El miedo a la enfermedad pandémica, por la penetración del “exceso de información”, muchas veces no científica y distorsionada; esto provoca un exacerbamiento de la tensión nerviosa, y alteración de las emociones, lo que predispone a cada uno de nosotros a ser irritable, irascible (colérico), intolerante, exaltado, agresivo, en pocas palabras tenemos “los nervios de punta”, lo que dificulta las relaciones de cordialidad entre la familia y los demás.

6. SEXTO: Como consecuencia de todo lo anterior, hace su aparición la “desesperación”, lo que lleva a la toma de decisiones, por demás equivocadas, como la separación de la familia, y esto es el punto más grave, porque no nos damos cuenta, que si la familia, no estaba bien consolidada antes de la pandemia, fue como haber construido la vida familiar sobre la arena y no sobre la roca.

3. TERCERO: El miedo ocasiona también que “la separación” originada por el egoísmo ya preexistente se agrande, como un abismo en la familia, entre los esposos, entre los hijos, lo que ha ocasionado las peleas y discusiones como cuestiones “controlables”, pero también la violencia intrafamiliar, ya como algo más grave (gritos, golpes). 4. CUARTO: La pérdida o disminución

5. QUINTO: Por si fuera poco, al haber distanciamiento entre los esposos, estos disminuyen los gestos afectivos y, apoyo y socorro mutuos que debiera haber en tiempos de penuria, como lo es este tiempo pandémico.

PROPUESTAS DE LUCHA PARA LA VIDA FAMILIAR EN TIEMPOS DE PANDEMIA: 1. Darnos cuenta, que podemos hacer más, por la familia, unidos, que separados. 2. Los adultos, debemos “comprender” y ayudar a los niños y jóvenes de la familia, entenderlos e invitarlos a dejar de vivir con sus “dispositivos

hacemos más juntos que separados 6. En la vida espiritual, es vital ahora la oración en familia, que nos dará paz y serenidad, aunado a la fortaleza que también viene con la oración. 7. La vida sacramental, la confesión y la Santa Misa, es lo más maravilloso y preciado que podemos tener. 8. Perdonar a nuestros familiares que nos han hecho daño, porque de otro modo, estaremos “cargando con el resentimiento”, originado por la desesperación. 9. Recordar esta frase: “PODEMOS HACER MÁS, JUNTOS, QUE SEPARADOS”, ánimo padres de familia, somos los responsables de la Iglesia doméstica que Dios nos confió y recuerden, que la vida cordial en familia, es un anticipo del cielo. HASTA LA PRÓXIMA.


Fuente: https://www.corazones.org/ La gigantesca estatua que sus conciudadanos le dedicaron en Arona, sobre el Lago Mayor en el norte de Italia, expresa muy bien la gran estatura humana y espiritual de este santo activo, bienhechor y comprometido en todos los campos del apostolado cristiano. Nació en Arjona (Italia) en 1538. Desde joven dio señales de ser muy consagrado a los estudios y exacto cumplidor de sus deberes de cada día. A los 21 años obtuvo el doctorado en derecho en la Universidad de Milán. Un hermano de su madre, el Cardenal Médicis, fue nombrado Papa con el nombre de Pío IV, y éste admirado de sus cualidades fue creado cardenal diácono cuando sólo tenía 21 años.El mismo Papa lo nombró secretario de Estado, siendo el primero que desempeñó este cargo en el sentido moderno. Aún permaneciendo en Roma para dirigir los asuntos, tuvo el privilegio de poder administrar desde lejos la arquidiócesis de Milán. Más tarde, renunció a sus riquezas, se ordenó de sacerdote, y luego de obispo y se dedicó por completo a la labor de salvar almas. Cuando murió su hermano mayor, renunció definitivamente al título de conde y a la sucesión, y prefirió ser ordenado sacerdote y obispo a los 24 años de edad. Dos años después, muerto el Papa Pío IV, Carlos Borromeo dejó definitivamente Roma y fue recibido triunfalmente en la sede episcopal de Milán, en donde permaneció hasta la muerte, cuando tenía sólo 46 años.

En una diócesis que reunía a los pueblos de Lombardía, Venecia, Suiza, Piamonte y Liguria, Carlos estaba presente en todas partes. Su escudo llevaba un lema de una sola palabra: “Humilitas”, humildad. No era una simple curiosidad heráldica, sino una elección precisa: él, noble y riquisimo, se privaba de todo y vivía en contacto con el pueblo para escuchar sus necesidades y confidencias. Fue llamado “padre de los pobres”, y lo fue en el pleno sentido de la palabra. Empleó todos sus bienes en la construcción de hospitales, hospicios y casas de formación para el clero. San Carlos fundó 740 escuelas de catecismo con 3,000 catequistas y 40,000 alumnos. Fundó además 6 seminarios para formar sacerdotes bien preparados, y redactó para esos institutos unos reglamentos tan sabios, que muchos obispos los copiaron para organizar según ellos sus propios seminarios. Fue amigo de San Pío V, San Francisco de Borja, San Felipe Neri, San Félix de Cantalicio y San Andrés Avelino y de varios santos más. Se comprometió en llevar adelante las reformas sugeridas por el concilio de Trento, del que fue uno de los principales actores. Animado por un sincero espíritu de reforma, impuso una rígida disciplina al clero y a los religiosos, sin preocuparse por las hostilidades que se iban formando en los que no querían renunciar a ciertos privilegios que brindaba la vida eclesiástica y religiosa. Fue blanco de un atentado mientras rezaba en la capilla, pero salió ileso, perdonando

generosamente a su atacante. Durante la larga y terrible epidemia que estalló en 1576, viajó a todos los rincones de su diócesis. Empleó todas las energías y su caridad no conoció límites. Pero su robusta naturaleza tuvo que ceder ante el peso de tanta fatiga. Murió el 4 de noviembre de 1584 cuando tenía apenas 46 años. En Arona, su pueblo natal, le fue levantada una inmensa estatua que todavía existe. Fue canonizado en 1610 por el Papa Pablo V.

Oración a San Carlos Borromeo Glorioso San Carlos, para todos modelo de fe, de humildad, de pureza, de constancia en el sufrimiento. Empleaste todos tus dones para la mayor gloria de Dios, para la salvación de los hombres, con una donación total,

hasta el punto de ser víctima de tu entrega. Concede a nosotros, tus devotos, firmeza en nuestros propósitos, espíritu de sacrificio, trabajo constante para el bien de los hermanos. Danos fidelidad hacia el Señor, amor hacia la Iglesia, constancia en las adversidades y perseverancia en el bien. Dios Padre, no mires nuestros méritos, sino los de tu siervo y nuestro protector, San Carlos. Ayúdanos a ser fieles testigos de la fe, para que lleguemos un día a disfrutar contigo del cielo. Amén.


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