Periódico Redes edición no. 433

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San Nicolรกs de Bari, fiesta: 6 de diciembre.


Las mujeres acompañaron a Jesús misionero; no se retiraron del pie de la cruz; en soledad esperaron que la noche de la muerte devolviese al Señor de la vida; inundaron el mundo con su presencia resucitada. Si queremos una nueva y vivaz etapa de la fe en este continente, no la obtendremos sin las mujeres. Así el Papa observó: “Por favor, no pueden ser reducidas a siervas de un recalcitrante clericalismo; ellas son, en cambio, protagonistas en la Iglesia latinoamericana; en su salir con Jesús; en su perseverar, aun en el sufrimiento de su Pueblo; en su aferrarse a la esperanza que vence a la muerte; en su alegre modo de anunciar al mundo que Cristo está vivo, y ha resucitado.”

La Iglesia ha proclamado en su discurso la igualdad hombre-mujer: Dios los creó en igualdad de condiciones y de dignidad, con diferentes funciones y roles dentro de la sociedad y con características complementarias. “Y Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza” (Génesis, 2). Para Dios no hay distinción entre el hombre y la mujer, entre una raza u otra, todos somos hijos de Dios, creados para servir y adorar a Dios en esta vida y gozar eternamente de Él en la otra. La mujer y el hombre tienen cualidades y virtudes que se complementan, de ahí nace la vocación específica de cada uno delante de Dios y en relación a la sociedad en la que vive. Todos los hombres poseen una misión en la vida, y cada uno en nuestro peregrinar hacia Dios debe cumplir su misión. Un gran ejemplo nos lo dan los santos, cómo hombres y mujeres de diversas culturas, razas y tiempos, han cumplido con heroísmo su misión.

El Papa Francisco dijo, en Bogotá el 07 de septiembre del 2017, a los obispos miembros del CELAM: “La esperanza en América Latina tiene un rostro femenino. No es necesario que me alargue para hablar del rol de la mujer en nuestro continente y en nuestra Iglesia. De sus labios hemos aprendido la fe; casi con la leche de sus senos hemos adquirido los rasgos de nuestra alma mestiza y la inmunidad frente a cualquier desesperación. Pienso en las madres indígenas o morenas, pienso en las mujeres de la ciudad con su triple turno de trabajo, pienso en las abuelas catequistas, pienso en las consagradas y en las tan discretas artesanas del bien.

Como propuesta eficaz para realizar esta iniciativa del Papa a modo de utopía que puede llevarse a cabo, hemos de superar los residuos de machismo que nos quedan, así como los feminismos extremistas, y no excluirnos ni rechazarnos entre nosotros mismos por luchas mundanas de poder. Apreciemos el aporte específico de hombres y mujeres, sin perder nuestra identidad, para que seamos la sociedad y la Iglesia que Dios quiere. Se debe permanecer al margen de toda ideología arribista que pretende imponer una serie de exigencias en base a demandas agresivas y poco racionales.

Sin las mujeres la Iglesia del continente perdería la fuerza de renacer continuamente. Son las mujeres que, con meticulosa paciencia, encienden y reencienden la llama de la fe. Es un serio deber comprender, respetar, valorizar, promover la fuerza eclesial y social de cuanto realizan.

Dios no ha de forzar nuestra voluntad; toma lo que le damos; mas no se da a sí del todo. hasta que nos damos del todo. Santa Teresa de Jesús


familias. Conviene que realicemos para Ella un pequeño altar en casa y ante su bella imagen presentemos nuestros ruegos, pidiéndole que, ante nuestros temores y miedos, sea Ella quien siga haciendo resonar en el corazón de cada uno sus palabras que ha dirigido a San Juan Diego " No estoy yo aquí que soy tu Madre". En este mismo sentido, dispongo que los santuarios y templos dedicados a Nuestra Señora de Guadalupe en nuestra diócesis, donde año con año se dan cita muchos fieles, en una bella manifestación de fe, por esta ocasión se mantengan cerrados durante los días viernes 11 y sábado 12, día de la Solemnidad. Decido esto, no porque no necesitemos acudir a nuestros templos a implorar el auxilio de Nuestra Madre, sino porque también tenemos el compromiso "ante Ella" de cuidar la salud, la vida propia y la de los demás. Es de señalar que en todas las demás fiestas decembrinas es necesario observar cuidadosamente todas las medidas sanitarias ya conocidas y estar atentos al semáforo sanitario, como a las indicaciones de la autoridad.

CIRCULAR 20/2020 Asunto: Celebraciones guadalupanas fiestas del mes de diciembre.

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Celaya de la P.C., Gto.,noviembre 27 de 2020. AL PRESBITERIO DIOCESANO Y A TODO EL PUEBLO DE DIOS. Estando ya cerca la Solemnidad de la Virgen de Guadalupe, quien con su mirada de amor renueva nuestras fuerzas en la lucha contra la enfermedad como lo hizo con Bernardino, tío de San Juan Diego y con San Juan Diego mismo; ante la difícil situación de pandemia que el mundo sigue experimentando,

manifestada también en nuestro Estado de Guanajuato con una realidad de contagios cada vez más cruda, quiero comunicarles algunas disposiciones para que la celebración gozosa de esta festividad se realice con responsabilidad y no se convierta en una ocasión de contagios para nadie. En comunión con mis hermanos obispos de México, reitero que, como Iglesia, nos interesa ante todo custodiar la fe de nuestro pueblo y, como expresión de esta fe, cuidar la salud de todos. Les propongo que esta vez celebremos a la Santísima Virgen María de Guadalupe desde nuestros hogares; dejemos que Ella tome su trono en nuestra Iglesia doméstica y se realice su deseo de poner su "casita" en medio de nuestras

Las celebraciones religiosas en fábricas y lugares de trabajo, en la medida de lo posible, sean suspendidas. Pero si se realizan, que no sean multitudinarias y se hagan siempre con las medidas sanitarios correspondientes, en un clima familiar. Que, de manera sencilla, sean los mismos empleados quienes consagra en su trabajo, o bien, los gerentes y/o dueños dediquen su propio centro de trabajo a María Santísima, en su advocación de Nuestra Señora de Guadalupe. Por lo que respecta al Santuario de Guadalupe de esta ciudad episcopal, se informa a los fieles el siguiente programa: la transmisión virtual de las mañanitas el día 12 a las 6:00 a.m. ( a puerta cerrada) y la celebración solemne de la Eucaristía (también a puerta cerrada) a las 12:00 mediodía. + Benjamín Castillo Plascencia Obispo de Celaya Pbro. Juan Galvan Sánchez Canciller


Vatican News

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

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os primeros pasos de la Iglesia en el mundo estuvieron marcados por la oración. Los escritos apostólicos y la gran narración de los Hechos de los Apóstoles nos devuelven la imagen de una Iglesia en camino, una Iglesia trabajadora, pero que encuentra en las reuniones de oración la base y el impulso para la acción misionera. La imagen de la comunidad primitiva de Jerusalén es punto de referencia para cualquier otra experiencia cristiana. Escribe Lucas en el Libro de los Hechos: «Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones» (2,42). La comunidad persevera en la oración. Encontramos aquí cuatro características esenciales de la vida eclesial: la escucha de la enseñanza de los apóstoles, primero; segundo, la custodia de la comunión recíproca; tercero, la fracción del pan y, cuarto, la oración. Estas nos recuerdan que la existencia de la Iglesia tiene sentido si permanece firmemente unida a Cristo, es decir en la comunidad, en su Palabra, en la Eucaristía y en la oración. Es el modo de unirnos, nosotros, a Cristo. La predicación y la catequesis testimonian las palabras y los gestos del Maestro; la búsqueda constante de la comunión fraterna preserva de egoísmos y particularismos; la fracción del pan realiza el sacramento de la presencia de Jesús en medio de nosotros: Él no estará nunca ausente, en la Eucaristía es Él. Él vive y camina con nosotros. Y finalmente la oración, que es el espacio del diálogo con el Padre, mediante Cristo en el Espíritu Santo. Todo lo que en la Iglesia crece fuera de estas “coordenadas”, no tiene fundamento. Para discernir una situación tenemos que preguntarnos cómo, en esta situación, están estas

cuatro coordenadas: la predicación, la búsqueda constante de la comunión fraterna —la caridad—, la fracción del pan —es decir la vida eucarística— y la oración. Cualquier situación debe ser valorada a la luz de estas cuatro coordenadas. Lo que no entra en estas coordenadas está privado de eclesialidad, no es eclesial. Es Dios quien hace la Iglesia, no el clamor de las obras. La Iglesia no es un mercado, la Iglesia no es un grupo de empresarios que van adelante con esta nueva empresa. La Iglesia es obra del Espíritu Santo, que Jesús nos ha enviado para reunirnos. La Iglesia es precisamente el trabajo del Espíritu en la comunidad cristiana, en la vida comunitaria, en la Eucaristía, en la oración, siempre. Y todo lo que crece fuera de estas coordenadas no tiene fundamento, es como una casa construida sobre arena (cfr. Mt 7, 2427). Es Dios quien hace la Iglesia, no el clamor de las obras. Es la palabra de Jesús la que llena de sentido nuestros esfuerzos. Es en la humildad que se construye el futuro del mundo. A veces, siento una gran tristeza cuando veo alguna comunidad que, con buena voluntad, se equivoca de camino porque piensa que hace Iglesia en mítines, como si fuera un partido político: la mayoría, la minoría, qué piensa este, ese, el otro… “Esto es como un Sínodo, un camino sinodal que nosotros debemos hacer”. Yo me pregunto: ¿dónde está el Espíritu Santo, ahí? ¿Dónde está la oración? ¿Dónde el amor comunitario? ¿Dónde la Eucaristía? Sin estas cuatro coordenadas, la Iglesia se convierte en una sociedad humana, un partido político —mayoría, minoría—, los cambios se hacen como si fuera una empresa, por mayoría o minoría… Pero no está el Espíritu Santo. Y la presencia del Espíritu Santo está precisamente garantizada por estas cuatro coordenadas. Para valorar una situación, si es eclesial o no es eclesial, preguntémonos si están estas cuatro coordenadas: la vida comunitaria, la oración, la Eucaristía… [la predicación], cómo se desarrolla la vida en estas cuatro coordenadas. Si falta esto, falta el Espíritu, y si falta el Espíritu nosotros seremos una bonita asociación humanitaria, de beneficencia, bien, bien, también un partido, digamos así, eclesial, pero no está la Iglesia. Y por esto la Iglesia no puede crecer por estas cosas: crece no por proselitismo, como cualquier empresa, crece por atracción. ¿Y quién mueve la atracción? El Espíritu Santo. No olvidemos nunca esta palabra de Benedicto XVI. “La Iglesia no crece por proselitismo, crece por atracción”. Si falta el Espíritu Santo, que es lo que atrae a Jesús, ahí no está la Iglesia. Hay un bonito club de amigos, bien,

con buenas intenciones, pero no está la Iglesia, no hay sinodalidad. Leyendo los Hechos de los Apóstoles descubrimos entonces cómo el poderoso motor de la evangelización son las reuniones de oración, donde quien participa experimenta en vivo la presencia de Jesús y es tocado por el Espíritu. Los miembros de la primera comunidad —pero esto vale siempre, también para nosotros hoy— perciben que la historia del encuentro con Jesús no se detuvo en el momento de la Ascensión, sino que continúa en su vida. Contando lo que ha dicho y hecho el Señor —la escucha de la Palabra—, rezando para entrar en comunión con Él, todo se vuelve vivo. La oración infunde luz y calor: el don del Espíritu hace nacer en ellos el fervor. Al respecto, el Catecismo tiene una expresión muy profunda. Dice así: «El Espíritu Santo, que recuerda así a Cristo ante su Iglesia orante, conduce a ésta también hacia la Verdad plena, y suscita nuevas formulaciones que expresarán el insondable Misterio de Cristo que actúa en la vida, los sacramentos y la misión de su Iglesia» (n. 2625). Esta es la obra del Espíritu en la Iglesia: recordar a Jesús. Jesús mismo lo ha dicho: Él os enseñará y os recordará. La misión es recordar a Jesús, pero no como un ejercicio mnemónico. Los cristianos, caminando por los senderos de la misión, recuerdan a Jesús haciéndolo presente nuevamente; y de Él, de su Espíritu, reciben el “impulso” para ir, para anunciar, para servir. En la oración, el cristiano se sumerge en el misterio de Dios que ama a cada hombre, ese Dios que desea que el Evangelio sea predicado a todos. Dios es Dios para todos, y en Jesús todo muro de separación es definitivamente derrumbado: como dice San Pablo, Él es nuestra paz, es decir «el que de los dos pueblos hizo uno» (Ef 2,14). Jesús ha hecho la unidad. Así la vida de la Iglesia primitiva está marcada por una sucesión continua de celebraciones, convocatorias, tiempos de oración tanto comunitaria como personal. Y es el Espíritu que concede fuerza a los predicadores que se ponen en viaje, y que por amor de Jesús surcan los mares, enfrentan peligros, se someten a humillaciones. Dios dona amor, Dios pide amor. Esta es la raíz mística de toda la vida creyente. Los primeros cristianos en oración, pero también nosotros que venimos varios siglos después, vivimos todos la misma experiencia. El Espíritu anima todo. Y todo cristiano que no tiene miedo de dedicar tiempo a la oración puede hacer propias las palabras del apóstol Pablo: «La vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios

que me amó y se entregó a sí mismo por mí» (Gal 2, 20). La oración te hace consciente de esto. Solo en el silencio de la adoración se experimenta toda la verdad de estas palabras. Tenemos que retomar el sentido de la adoración. Adorar, adorar a Dios, adorar a Jesús, adorar al Espíritu. El Padre, el Hijo y el Espíritu: adorar. En silencio. La oración de la adoración es la oración que nos hace reconocer a Dios como principio y fin de toda la historia. Y esta oración es el fuego vivo del Espíritu que da fuerza al testimonio y a la misión. Gracias. Saludos: Saludo cordialmente a los fieles de lengua española. El próximo domingo iniciará el Adviento, tiempo litúrgico que nos ayuda a prepararnos para la Navidad. Los animo, por lo tanto, a dedicar momentos a la oración, meditando a la luz de la Palabra de Dios, para que el Espíritu Santo que la habita vaya iluminando el camino a seguir y transformando el corazón, en la espera del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Que Dios los bendiga.

Resumen leído por el Santo Padre en español Queridos hermanos y hermanas: En esta catequesis reflexionamos sobre la oración en las primeras comunidades cristianas. Encontramos en el libro de los Hechos de los Apóstoles y en otros escritos apostólicos cuatro características esenciales de la vida de la Iglesia: la escucha de la predicación de los apóstoles, la comunión recíproca, la fracción del pan y la oración. Estas cuatro “coordenadas” nos recuerdan que la existencia de la Iglesia tiene sentido si permanece unida a Cristo. Todo lo que crece fuera de esto carece de fundamento, es como una casa que se construye sobre arena. Los primeros cristianos experimentaron que la oración es el espacio del diálogo con el Padre, mediante Cristo en el Espíritu Santo y descubrieron que el encuentro con Jesús no era algo histórico, sino que continúa en la propia vida, infunde paz, luz y calor a la existencia y es el motor de la evangelización. La vida de la Iglesia, desde los comienzos, está marcada por celebraciones, reuniones y momentos de oración personal y comunitaria. En los encuentros de oración, los cristianos se sumergen en el misterio de Dios — que da amor y pide amor—, y hallan en Él el fundamento y el impulso para la acción misionera. Esta es la raíz mística de toda la vida del creyente.


6/19 diciembre de 2020

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo. Señor, danos la salvación; Señor, danos prosperidad. Bendito el que viene en nombre del Señor, os bendecimos desde la casa del Señor; el Señor es Dios: él nos ilumina. Ordenad una procesión con ramos hasta los ángulos del altar. Tú eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

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o me bastó la noche para terminar mi alegría. Creo que esta sensación de gratitud y de victoria me durará por mucho tiempo. Tú estuviste ahí. Te veía en intervalos del combate y luego te perdía. No esperaba librar esta doble batalla al mismo tiempo: yo por dentro, luchando contra ti, recibiendo tus correcciones, Tú y yo, hacia afuera, venciendo a nuestros enemigos. Parecía que me

—Salmo 117— Jesús es la piedra que desecharon ustedes, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular. Hechos 4,11 derrumbaban, que me arrancarían cuanto tengo, incluso la vida, pero Tú me escuchaste. Aprendí dos cosas, Jesús: la primera, que hay que vencerse a sí mismo antes de vencer al enemigo. Que es necesario vivir el propio drama del sufrimiento, la pasión, para tener una vida nueva. Y la segunda, que hay que ser agradecidos. He de ir a tu templo, en procesión con los míos y mi comunidad cristiana, es necesario que floten nuestras alabanzas en la nave de tu templo, que se llene de la música y de los aromas que brotan de nuestro corazón. Agradecer que Tú nos reprendes pero no nos entregas a la muerte ni a la corrupción. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia. Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia. En el peligro grité al Señor, y me escuchó, poniéndome a salvo. El Señor está conmigo: no temo; ¿qué podrá hacerme el hombre? El Señor está conmigo y me auxilia,

veré la derrota de mis adversarios. Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres, mejor es refugiarse en el Señor que confiar en los magnates. Todos los pueblos me rodeaban, en el nombre del Señor los rechacé; me rodeaban cerrando el cerco, en el nombre del Señor los rechacé; me rodeaban como avispas, ardiendo como fuego en las zarzas, en el nombre del Señor los rechacé. Empujaban y empujaban para derribarme, pero el Señor me ayudó; el Señor es mi fuerza y mi energía, él es mi salvación. Escuchad: hay cantos de victoria en las tiendas de los justos: “La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa, la diestra del Señor es poderosa”. No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. Me castigó, me castigó el Señor, pero no me entregó a la muerte. Abridme las puertas del triunfo, y entraré para dar gracias al Señor. Esta es la puerta del Señor: los vencedores entrarán por ella. Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación.

Alabad al Señor en su templo, alabadlo en su augusto firmamento. Alabadlo por sus obras magníficas, alabadlo por su inmensa grandeza. Alabadlo tocando trompetas, alabadlo con arpas y cítaras, Alabadlo con tambores y danzas, alabadlo con trompas y flautas, alabadlo con platillos sonoros, alabadlo con platillos vibrantes. Todo ser que alienta, alabe al Señor. —Salmo 150— Salmodien con el espíritu, salmodien con toda su mente, es decir, glorifiquen a Dios con el cuerpo y con el alma. Hesiquio Bendito seas, Jesús, bendito y alabado por siempre. Acompáñame mientras me dura la alegría. Cíñeme con sabiduría y prudencia. Que al encontrarme con los vencidos yo sea noble y les muestre tu designio de amor, la forma en que Tú reinas en medio de nosotros, en tus atrios, en el templo, en tu trono, en nuestros trabajos y en nuestros hogares. Amén.


ILUMINACIÓN DESDE LA FE Por: Pbro. Carlos Sandoval Rangel

bajo muchas esperanzas, pequeñas y grandes y la mayoría son buenas, pero ninguna es definitiva. Por desgracia, eso que es pasajero, a veces, le damos una dimensión absoluta. Pero, la experiencia nos muestra que cuando las metas del mundo se cumplen, como un título, un bien o una vivencia, “se ve claramente que esto, en realidad, no lo era todo. El hombre necesita una esperanza que vaya más allá” (Benedicto XVI, Salvados en la esperanza n. 30). Por eso, el adviento nos recuerda que Dios es el fundamento de toda esperanza, de toda meta. “Pero no cualquier dios, aclara Benedicto XVI, sino el Dios que tiene un rostro humano y que nos ha amado hasta el extremo” (Salvados en la esperanza, n. 31). Que ese Dios, que tomó rostro humano en Jesús, sea el que mantenga vivo nuestro corazón.

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stamos iniciando el adviento, que nos abre la oportunidad de cultivar una virtud fundamental, la vigilancia. “Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará el momento” (Mc. 13, 33). Vigilancia para no perder las múltiples oportunidades que la vida nos presenta cada día. Hay quienes se arrutinan y aburren en la vida. La razón es que no se renuevan, no refrescan los motivos de vida, se empolvan la mente y el corazón. Cuando eso sucede, el ser humano termina dependiendo demasiado de cosas externas fascinantes para sentirse bien. Quien no está en continua vigilancia, no sólo pierde tantas oportunidades en la vida, sino que también corre el riesgo de perder lo más importante: la grandeza del amor de Dios. Se trata de la desgracia más profunda, pues nada como el amor de Dios le puede dar brillo a nuestro corazón, motivos para vivir. Por eso, la exhortación de Jesús: “Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará el momento” (Mc. 13, 33). Velen porque la vida es incierta y más en el tiempo actual. Dios nos promete muchas cosas, como bienes materiales, su amistad, su providencia y, hasta, la vida eterna. Pero hay algo que no nos garantiza: estar aquí el día de mañana (cfr. San Agustín, Sermón 87). “Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará el momento”. ¿Por qué Jesús no nos revela la hora definitiva? Por un motivo muy simple y

profundo: La hora de Dios y la hora del hombre es cada instante. Sin vigilancia, el corazón y la mente se vuelven negligentes y así el ser humano no crece, ni mucho menos aprecia el tiempo como algo sagrado y oportuno para aprender a vivir desde y para Dios, que da plenitud. Dios es el primero en velar por nosotros con especial solicitud. Además de que Él mismo acompaña nuestro camino, nos manda tantos custodios: nuestros papás, la familia, los amigos, los educadores, los pastores y más personas que se preocupan por nuestro bien. Pero por lo mismo, dice San Bernardo, hemos de velar con más cuidado (cfr. Sermón sobre el salmo 90). Dios no nos mandaría tantas ayudas si no fueran muchas nuestras necesidades y tantos los riesgos ante el mal que nos llega y contamina con tanta sutileza. En la enfermedad, en la tribulación, en la debilidad, en el trabajo, en la vida cotidiana, cuando gozas de ciertos dones y bendiciones, en las dudas, en el conflicto, etc., nunca faltan las voces que confunden. Es decir, la vigilancia debe ser en las cosas pequeñas que enfrentamos en el día a día. Pero el ser humano no se contamina si la contundencia de la verdad y el amor que emanan de Dios, lo mantienen despierto. Por eso el adviento significa esperar a Jesús que viene a nosotros de modo continuo. El adviento es Jesús que llama sin cesar a la puerta de cada cora-

zón. Es abrirnos de modo permanente a Jesús que pasa, lo cual nos permitirá, también, identificarlo en el momento definitivo. ¡Que en Jesús esté nuestra máxima esperanza! El mundo nos hace vivir


LA FAMILIA CATÓLICA MODERNA

Por: Silvia del Valle @SilviaMdelValle @smflorycanto

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omo cada año, comenzamos el adviento con gran ilusión porque se acerca la Navidad pero en esta ocasión lo viviremos en una condición muy diferente que nos da la oportunidad de reflexionar sobre el por qué existe esta época de preparación para llegar a la Navidad. A veces pienso que sería más fácil solo celebrar la Navidad, pero estoy segura que el celebrar con fervor el adviento traerá grandes frutos para nuestra familia, sobre todo en el plano espiritual, así que aquí te dejo 5Tips para vivir un adviento más espiritual en familia. PRIMERO. Investiga que significa Adviento. Esto es básico para poder vivir de forma integral esta época previa a la Navidad. En muchas ocasiones ni nosotros sabemos a ciencia cierta para qué sirve. Recordemos que nadie da lo que no tiene, por eso es necesario estar convencidas para convencer a nuestra familia. Este tiempo que estamos viviendo es propicio para la preparación ya que al estar con la restricción de actividades nos da tiempo para vivir esta preparación con más animo y más de corazón. SEGUNDO. Prepara material didáctico. Cuando tenemos hijos pequeños es bueno hacer algunas gráficas o láminas donde nuestros pequeñitos puedan entender el verdadero sentido del Adviento. Si nuestros hijos ya son más grandes podemos buscar lecturas, películas y material que nos permitan contagiarlos de este ambiente de recogimiento

y preparación que debemos vivir en familia. Es bueno también seguir un calendario de adviento que nos ayude a ir meditando y realizando acciones concretas para prepararnos mejor y si es en familia es mucho mejor. TERCERO. Ten lista la corona. En muchas ocasiones solo ponemos la corona de adviento por costumbre pero es necesario hacer conciencia de lo que significa y a lo que nos estamos comprometiendo al ponerla.

Es como si vamos a tener una fiesta y vamos limpiando la casa poco a poco para que el día que llegan los invitados este digna de ellos. Imagínate con este invitado que es el Rey de reyes, nuestro corazón debe estar reluciente y por eso debemos trabajar durante este tiempo para lograrlo. Dios ve nuestras intenciones así que aunque no logremos hacer muy notorios nuestros cambios de actitud, es importante si hacer todo lo que este en nuestras manos para lograrlo.

Para esto es muy bueno que nuestros hijos nos ayuden a ponerla.

Y QUINTO. Nuestro ejemplo es importantísimo.

Conforme vamos acomodando las velas podemos ir platicando con ellos sobre el sentido que tiene la preparación para recibir a Jesús en nuestro corazón.

Si nuestros hijos ven en nosotros una

También debemos estar atentas a prender las velas cada domingo y hacer la pequeña ceremonia en familia. Si no la hemos puesto, aún es tiempo. No importa que enciendas la primera vela entre semana, lo importante es que te animes a prepararte para el nacimiento de Jesús en tu corazón. CUARTO. Vive los propósitos de Adviento. Es muy sencillo entender esto porque es una forma de ir preparando el alma para recibir a Jesús.

actitud diferente, llena de Amor de Dios por los demás, dispuesta a servir a todos sin esperar nada a cambio, seguro que ellos desearan hacer lo mismo porque esa alegría que se irradia, se contagia en nuestra familia. Y sobre todo un adviento más espiritual y menos materialista, donde lo más importante sea ir puliendo nuestra alma para que esté lista y preparada para recibir a Jesús en ella. Debemos empezar a vivir el Adviento nosotros para que nuestra familia llegue a vivirlo también. Nosotras mamás somos el pilar de la familia, pero los papás son el corazón de la familia así que los papas también deben estar incluidos en la vivencia de esta época de Adviento.


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litúrgicos, la Custodia y el Sagrario de la festejado, Padre Daniel, agradeció a capilla. todas las personas que los ayudaron a la remodelación de la capilla del Concelebraron con el Obispo el Pbro. Santísimo. Después se dio la bendición, Daniel Huerta Ibáñez, y los vicarios usando la nueva Custodia, y se parroquiales. trasladó al Señor Jesús Sacramentado Al finalizar la santa Eucaristia, el a la recién bendecida capilla.

Parroquia de San Juan Bautista, Apaseo el Grande, Gto: El 22 de noviembre de 2020, con la Eucaristía presidida por el Sr. obispo Benjamín Castillo Plascencia, sacerdotes y fieles dieron gracias a Dios por dos acontecimientos importantes: la bendición de la capilla del Santísimo

en la parte lateral izquierda del altar mayor y el aniversario sacerdotal número 34 del Sr. Cura Daniel Huerta Ibáñez, párroco de este lugar. Durante la celebración, el pastor diocesano bendijo también los objetos


Pastoral Social de la Parroquia del Sagrario Catedral

Parroquia de Nuestra Señora de Lourdes

El río no deja de crecer, amenzando a la gente que vive en las comunidades afectadas. (Foto: Boca de San Antonio, municipio de Jonuta, Tabasco.)

E

Los concelebrantes: P. Pablo Figueroa,Sr. Cura Leonel Vargas y P. Juan Pablo Martínez.

A

provechando el cambio de semáforo sanitario durante el mes de noviembre, la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes, ubicada en la comunidad de Fracción de Lourdes, municipio de San Luis de la Paz, tuvo una celebración eucarística presidida por el Sr. Obispo Don Benjamín Castillo Plascencia en la cual administró el sacramento de la Confirmación. Por

supuesto, se tomaron todas las precauciones debidas para evitar cualquier riesgo de contagio. La Eucaristía fue concelebrada por los presbíteros Juan Pablo Martínez, Pablo Figueroa y el Señor Cura Leonel David Vargas Aguilar, el cual se mostró agradecido con los presentes por este tiempo de espera.

La celebración se llevó a cabo tomando todas las medidas sanitarias pertinentes, para evitar todo posible contagio.

n respuesta a la petición de solidaridad con los hermanos que están sufriendo por las inundaciones en Chiapas y Tabasco, hecha a través de una circular a todos los sacerdotes y fieles, las diferentes parroquias de la Diócesis de Celaya se unieron para colaborar con ropa, alimentos y artículos de aseo, los cuales fueron reunidos en los templos por Cáritas diocesana, que, en trabajo conjunto con la fundación Nutrición y Vida, hicieron llegar lo necesario a los hermanos en infortunio, a través de los transportes facilitados por dicha empresa. La Pastoral Social del Sagrario Catedral se encargó de hacer llegar a la fundación lo recaudado en su oficina de Cáritas parroquial. Asimismo, el Pbro. Pedro Guerrero, director de Cáritas de la Diocesis de Celaya, coordinó la el acopio y entrega de insumos, los cuales estarán llegando en los próximos días a su destino,

siendo estos requeridos con urgencia, pues lo peor aún no ha pasado, el agua de los ríos Usumacinta y Grijalva sigue subiendo y la gente de esas comunidades está sufriendo escasez de agua y alimentos.

Agentes de pastoral social de Catedral, descargando ayuda humanitaria en la fundación Nutrición y Vida.


Por. Monica Muñoz/ Twitter: @munozmonik

y no quedarán sin premio o castigo, según lo ameriten. De algún modo sabemos que esto es cierto, pues nos damos cuenta de que pasará como en las telenovelas, en las que, al final, siempre triunfa el bien.

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l idioma español es inmensamente rico y variado, tanto que, los miembros de la Real Academia Española, se pueden dar el lujo de determinar qué palabras de ese amplio vocabulario, han caído en el olvido, llamándolas pomposamente “arcaísmos”, porque resulta que las nuevas generaciones desconocen no sólo su significado, sino su uso, tristemente, porque no les gusta leer, trayendo como consecuencia, niños, jóvenes y adultos que hablan con un escaso léxico, alcanzando apenas un mínimo porcentaje de los miles de vocablos que componen nuestra lengua. Sin embargo, salta a la vista que, muchas de esas palabras, dejan de utilizarse porque se consideran pasadas de moda, pues no concuerdan con el estilo de vida de mucha gente. Por ejemplo, la palabra “pecado”, que supongo que dejó de decirse porque no es políticamente correcta, porque, definitivamente, a nadie le gusta que le digan que está viviendo mal, fuera de lo establecido por los mandamientos de la ley de Dios, y añadamos que ahora ya no se puede corregir fraternalmente a nadie porque se toma como una agresión, por eso no es raro observar que las conductas que en otra época eran moralmente reprobables, ahora se aplauden y hasta se incitan, y para muestra, demos una vista al enorme número de divorcios que se han suscitado en todo el mundo, eso, pensando en las personas que aún se casan, porque actualmente los jóvenes y no tan jóvenes

solo quieren vivir en unión libre, alegando que no se necesita firmar ningún papel para demostrarse amor, y he aquí otra palabra arcaica: el “matrimonio”, base de la familia, dentro del cual nacen los hijos que crecen en un entorno seguro, teniendo a sus padres para darles amor, educación y el sustento necesario para convertirse en personas de bien. Sin embargo, para continuar en la línea de las palabras antiguas, me refiero ahora al término “familia”, el cual, conforme se ha descompuesto la sociedad, ha perdido sentido, agregándole la expresión “disfuncional”, interpretando que se trata de una relación grupal en la que sus integrantes aún viven juntos, pero tienen problemas graves. He querido tocar el tema de las palabras antiguas porque, a la par de que no se utilizan, tampoco se practican. Y quiero hacer énfasis en el término “pecado”, que es amplísimo, porque se refiere a la acción de separase libremente de la voluntad de Dios, prefiriéndose a sí mismo, sin reflexionar en las consecuencias de los actos cometidos. Pienso sobre todo en los cristianos, que los hay de varias denominaciones, pero especialmente, en los católicos, que, a mi parecer, han decidido borrar de su lista ese incómodo término, pues ni siquiera en las iglesias se escucha ya. A pesar de ello, me parece oportuno recordar que es necesario recapacitar en que, nos guste o no, todas las acciones que cometemos en este mundo, tienen una consecuencia,

Y a propósito de telenovela, vi una escena en una de ellas que llamó mi atención, debo confesar que casi no veo tele, de casualidad la encontré en una red social, y, justamente, se desarrollaba un diálogo entre dos padres de familia, que discutían preocupada y amablemente sobre la conducta de sus hijos, que se habían comportado indebidamente, cometiendo un fraude en la empresa de uno de los interlocutores. Uno de ellos se refería a la inmoralidad de los hechos, apoyando que su labor como padres no terminaría nunca, pues tenían que estar al pendiente de sus hijos para que no perdieran el rumbo. Verdaderamente me sorprendió en-

contrar una escena de esta naturaleza en un teledrama, que ha sido inmensamente popular durante las dos últimas décadas. Más todavía porque aún se atrevían a exaltar valores como los que comenté anteriormente, y que ahora son ridiculizados, tachando a quienes osan pronunciarlos como “conservadores” o “mojigatos”. Pero seamos realistas: si nos animáramos a practicar los mandamientos y recordar el sentido del pecado, la mayoría de los problemas sociales que nos ahogan, desaparecerían. Atrevámonos a llamar a las cosas por su nombre, pues solamente así, podremos llegar a la raíz de los males y perversiones que aquejan a nuestra sociedad, enfrentando valientemente la enfermedad del pecado para poder sanarla con nuestra auténtica conversión. Que tengan una excelente semana.


Por Silvia Elisa García del Valle

que el camino de María desde que la visitó el Arcángel Gabriel hasta que nació Jesús, tampoco fue fácil, pero nunca perdió la esperanza. Pidámosle a Nuestra Madre que siga intercediendo por nosotros y que como en las bodas de Caná, arranque un milagro a su hijo, aun sin que sea el tiempo. ¡Importante! Sí, debemos llenarnos de esperanza, pero no nos quedemos sólo en eso, ¡compartámosla con los demás! Seamos esos agentes de cambio que en medio de tanta incertidumbre, miedo, tristeza, soledad, etc… lleven alegría a quién la necesita. Y esto podemos lograrlo de diferentes maneras, el límite es tu creatividad, pero una sencilla idea para comenzar es haciendo algunas llamadas telefónicas a nuestros abuelos, tíos, primos, amigos o conocidos que más lo puedan estar necesitando. Es increíble lo mucho que pequeñas acciones como esta pueden ayudar.

S

in duda alguna este ha sido un año bastante diferente para todos, y creo que quedará, de una forma u otra, en nuestros recuerdos para siempre.

¿Por qué no hacemos que este adviento también sea diferente y quede en nuestra memoria para siempre? Y no me refiero a que sea diferente por todas las limitaciones que la pandemia nos ha traído, sino que sea diferente porque lo vivamos de una manera más intensa y más consciente. Ya llevamos una semana de adviento, pero si no lo estamos haciendo aún, estamos a tiempo para ponernos las pilas.

Puedes buscar un buen calendario de adviento, seguir las reflexiones y cumplir los retos o puedes hacer tu propio plan. Recuerda que se trata de preparar nuestro corazón para recibir a Jesús ¿en qué te hace falta trabajar? Por otra parte, muchos no podíamos hacer diferentes cosas en años pasados por falta de tiempo, pero quizá este es el año indicado para intentar retomar algunas tradiciones, como prender las velas de la corona de adviento los domingos, ver películas de navidad, rezar el Rosario, juegos de mesa, hornear galletas, dinámicas navideñas, etc… pero todo esto en familia. Es importante tomar en cuenta que

el adviento es un tiempo de espera y de esperanza, esperamos que nazca nuestro salvador. Nuestro mundo necesita esperanza ante la difícil situación en la que vivimos, y qué mejor tiempo para llenar nuestro corazón de ella que en adviento y navidad. Además, tengamos presente que Jesús vino al mundo a salvarnos, a liberarnos de la esclavitud del pecado; creo que es el tiempo perfecto para intensificar nuestra oración y pedirle que nos salve y nos libere de este virus que ha puesto al mundo de cabeza. Y aunque a estas alturas a muchos puede parecernos difícil, recodemos

Por último, recordemos que el tercer domingo de adviento es el domingo de la alegría, el “Gaudete” y aunque para muchos, sobre todo para los que sufren, puede ser una locura el estar alegres con toda esta situación, dediquemos un tiempo a la oración y agradezcamos a Dios por todas las cosas buenas que nos ha dado, comenzando por la vida. Así será más fácil alegrarnos, aún en el dolor, porque nos daremos cuenta que no todo ha sido malo, aunque para muchos así lo parezca. Y tú ¿te animas a hacer de este adviento uno que puedas recordar y platicarle a tus hijos quizá como el más difícil en algunos sentidos, pero también uno de los mejores vividos? ¡Que todo sea para la máxima gloria de Dios!

Dr. Sabás Martínez Hernández UNIDAD DE TRAUMATOLOGIA Y ORTOPEDIA TRAUMATOLOGIA DEPORTIVA Postg. Centro Médico Nacional Fractura, luxaciones, esguinces, cirugía artroscópica, prótesis articulares nuevos tratamientos para ródillas .ARTRÓSICA (DESGASTADAS) sin cirugia -viscosuplementación con cirugía- Artroscopia-Protesis, Meniscos-Lig Cruzado con Artroscopia .Cirugia Minima Invasion de Pies

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En nuestra catequesis anterior vimos: UNA INSTRUCCIÓN SOBRE LA PLEGARIA EUCARÍSTICA. Ahora veremos: LA ALABANZA AL TERMINAR LA PLEGARIA EUCARÍSTICA. Al final de la Plegaria Eucarística, el sacerdote, tomando la patena con la hostia y el cáliz y elevándolos pronuncia la alabanza, diciendo: “POR CRISTO, CON ÉL Y EN ÉL, A TI DIOS PADRE OMNIPOTENTE, EN LA UNIDAD DEL ESPÍRITU SANTO, TODO HONOR Y TODA GLORIA, POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS”. El pueblo aclama al final, diciendo:

“AMÉN”. Después el sacerdote coloca la patena y el cáliz sobre el corporal. Esta es una alabanza trinitaria al Padre, por el Hijo y en el Espíritu Santo que debe hacerse con toda solemnidad y la respuesta de la asamblea, debe de ser un amén muy intenso, el más importante de toda a celebración. Por eso hay que cuidar que este Amén no sea una parodia de algún canto que ni siquiera religioso es. Después de este Amén. Comienza la preparación a la comunión.

Oración para rezar en familia y encender la segunda vela de la corona Para empezar: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Se enciende la vela del domingo anterior, se apagan las luces y se lee el Evangelio de san Marcos 10, 43.45: No ha de ser así entre vosotros; antes, si alguno de vosotros quiere ser grande, sea vuestro servidor; y el que de vosotros quiera ser el primero, sea siervo de todos, pues tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos. -Esta es palabra de Dios. -Te alabamos, Señor.

Vela: Se enciende la segunda vela de Adviento. Para reflexionar: Guardar unos minutos en silencio y hacer la siguiente pregunta: En nuestro hogar ¿cómo nos ayudamos unos a otros diariamente? Cada miembro de la familia, si lo desea, puede responder en voz alta la respuesta. Propósitos: Después de la reflexión anterior, cada quien dirá cual será su propósito a cumplir en la semana. Para orar: Padre, que nos has dado una familia en la que todos nos ayudamos y somos felices,

te pedimos bendecir nuestros trabajos y tareas de todos los días para que cumplamos con más ganas y alegría la tarea que nos toca hacer a cada uno de los miembros de esta familia en nuestro hogar. Amén. Para terminar: Todos los miembros de la familia se toman de las manos y rezan juntos un padrenuestro. Se encienden las luces y se canta una canción. Para cantar: Cantar la canción "Amar es entregarse".


6/19 diciembre de 2020

CATEQUESIS PARA TODOS

de pandemia. El papa Francisco nos lo recordaba en su homilía de la noche Santa de la Pascua: “En esta noche conquistamos un derecho fundamental, que no nos será arrebatado: el derecho a la esperanza; es una esperanza nueva, viva, que viene de Dios. No es un mero optimismo, no es una palmadita en la espalda o unas palabras de ánimo de circunstancia, con una sonrisa pasajera. No. Es un don del Cielo, que no podíamos alcanzar por nosotros mismos”. Y en la Fratelli Tutti vuelve a hablarnos de esperanza: “A pesar de estas sombras densas que no conviene ignorar, quiero hacerme eco de tantos caminos de esperanza. Porque Dios sigue derramando en la humanidad semillas de bien. La reciente pandemia nos permitió rescatar y valorizar a tantos compañeros y compañeras de viaje que, en el miedo, reaccionaron donando la propia vida”. (FT 54). “Invito a la esperanza, que «nos habla de una realidad que está enraizada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y los condicionamientos históricos en que vive. Nos habla de una sed, de una aspiración, de un anhelo de plenitud, de vida lograda, de un querer tocar lo grande, lo que llena el corazón y eleva el espíritu hacia cosas grandes, como la verdad, la bondad

A

mables lectores los invitamos a reflexionar en este tiempo tan especial que nos invita hacer un alto para descubrirnos desde las circunstancias que estamos viviendo, para fortalecer nuestra Esperanza puesta en Emmanuel Dios con nosotros; que nos lo recuerda el Papa Francisco. El Adviento es un tiempo de gracia y de esperanza, de vigilancia y espera. Algo grande va a ocurrir: el Señor viene, se hace uno de nosotros y debemos prepararnos.

Jesucristo se va a manifestar, a desvelar la grandeza de un misterio que ha cambiado la historia de los hombres y que sigue iluminando hoy el camino de la toda humanidad. Este año con motivo de la pandemia la palabra esperanza ha cobrado una singular actualidad. Nos resuena de un modo nuevo, pues está siendo mucho el dolor que estamos sufriendo. Entender lo que significa la esperanza puede iluminar también este tiempo de gracia que es el Adviento en tiempos

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y la belleza, la justicia y el amor. […] La esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna». Caminemos en esperanza”. (FT 55). En el Adviento observamos expectantes la gran misión de Cristo de traer vida al mundo, de mostrar el amor del Padre a la humanidad. El Hijo de Dios salió de su condición divina y vino a nuestro encuentro. Esa grandeza de Dios, comunicada a los hombres y expresada en la pequeñez de un Niño nacido en un pesebre, debe generar en nosotros, a nivel individual, como familia cristiana o como comunidad de creyentes, una respuesta, una actitud. Esa actitud como de vigilancia expectante, va más allá de un simple estar atentos y termina transformándose en una esperanza expectante. El Señor viene a nuestro encuentro, para que nos encontremos con Él, especialmente en este tiempo de pandemia. Y para que a través nuestro, muchos le conozcan y le amen de verdad. Tomada de la carta pastoral de Mons. Carlos Escribano Equipo DIDIPAC


LOS JÓVENES HABLAN

Pbro. Modesto Lule que cantaba, al parecer se gozaba acompañando al coro y ciertamente nosotros, maravillados al notar que un niño tan pequeño cantara en Misa. El niño que se encontraba incómodo se manifestaba llorando y gritando. La mamá lo tomaba en brazos y lo sacaba del templo por unos instantes y lo volvía a meter para que, seguidamente, volviera con sus manifestaciones.

M

e encontraba celebrando Misa en cierta ocasión y pude percibir algo dentro de la asamblea; de un lado del templo estaba un niño que lloraba y seguidamente gritaba. La verdad, no sé cuál era la razón. Yo sé que los niños NO están acostumbrados a estar mucho tiempo sentados y tienden a desesperarse y a ponerse inquietos, por muchas razones. El niño tendría unos tres años. Al otro lado del templo, estaba otra familia con otro niño más o menos de la misma edad. Obviamente, había más gente, pero pude distinguir

la presencia de los dos niños por esta razón: Uno de ellos estaba llorando y gritando y el otro niño cantaba muy alto los cantos que el coro dirigía. Cabe aclarar que eran cantos conocidos y eso ayudaba para que los fieles se unieran para alabar a Dios. Hay coros que les gusta estar cantando solos y cada fin de semana cantan algo diferente y nuevo, de manera que, en muchos casos, ni el sacerdote los puede acompañar. Pero volvamos al caso de los dos niños que estaban en la Misa. El niño

Podemos suponer que las familias de estos niños enseñan algo diferente, la formación que dan en sus hogares puede variar. Si tú quieres que tu hijo guste de estar en Misa tendrías que buscar momentos cuando están en la casa para que escuche más de los cantos propios de la Misa. Hay que crear ambientes de oración para que ellos también se familiaricen. La fe debería de ser un modo de vida para que los hijos vayan asimilando la búsqueda de Dios en momentos definidos y en lugares designados. Para nosotros fue agradable escuchar al niño que cantaba en aquella Misa y me imagino que también lo será para sus padres. Encontré algunas cosas por las cuales a veces los hijos no reciben bien la fe de parte de sus padres y los pudiera llevar a una superficialidad religiosa: 1. Padres demasiado pasivos No se esfuerzan o se esfuerzan poco en transmitir la fe, no actúan sobre el niño en este tema. 2. Padres demasiado autoritarios "Deben ser padres proactivos, pero no abrumadores", ya que muchas veces la

fe se impone y no se comparte buscando que adquieran gusto por ella. 3. Limitarse a 'dar ejemplo', pero sin hablar de la fe en casa "No funciona modelar la fe y práctica religiosa de los niños sin que los padres les hablen con frecuencia de por qué el padre o la madre cree y practica; los niños necesitan oír hablar del tema a los padres, no sólo vivirlo", tiene que darse una congruencia entre lo que dicen y hacen con respecto a la fe. 4. La hipocresía y doble vida Evidentemente, no es eficaz para transmitir la fe decir al niño que ir a Misa el domingo o ayunar es muy importante si luego ve que los mismos padres no van a Misa o no ayunan. La doble vida es pésimo ejemplo y destruye lo poco que a veces se hace con palabras. 5. Dejárselo a la escuela o la parroquia La escuela y la parroquia, en realidad, por sí solas no tienen casi eficacia a la hora de transmitir la fe a los niños. Tampoco funcionan apenas, SIN los padres, los campamentos, retiros, jornadas... Los niños han de ver que los padres son los que dan ejemplo y lideran el proceso. Cuando los hijos tengan a unos padres de familia que viven amando la fe en Jesús, sin duda se llenarán de gozo y sin pensarlo estarán cantando a pulmón abierto las maravillas de Dios como aquel niño en Misa. Hasta la próxima.


www.ewtn.com/es.catholic.net niño de excelente salud y ya inclinado a la ascética, pues, como añade la Leyenda, el miércoles y el viernes rechazaba la leche materna. Ya más grandecito "rehusaba las diversiones y las vanidades y frecuentaba la iglesia". Este santo fue tan popular en la antigüedad, que se le han consagrado en el mundo más de dos mil templos. Era invocado en los peligros, en los naufragios, en los incendios y cuando la situación económica se ponía difícil, y la gente conseguía por su intercesión favores admirables.

D

e San Nicolás, obispo de Mira (Licia) en el siglo IV, tenemos muchas noticias, pero es difícil distinguir las pocas auténticas del gran número de leyendas tejidas alrededor de este popularísimo santo, cuya imagen presentan todos los años los comerciantes vestido de "Papá Noel" (Nikolaus en Alemania y Santa Claus en los países anglosajones), un rubicundo anciano de barba larga y blanca, y con un costal lleno de regalos a la espalda. Su culto se difundió en Europa cuando sus presuntas reliquias fueron llevadas de Mira por 62 soldados bareses y colocadas con grande honor en la catedral de Bari, para evitar que fueran profanadas por los turcos. Era el 9 de mayo de 1087. Las reliquias habían sido precedidas por la fama de gran taumaturgo y por coloridas leyendas.

Por haber sido tan amigo de la niñez, en su fiesta se reparten dulces y regalos a los niños, y prácticamente con esta fecha se empezaban las festividades de diciembre. Como en alemán se llama "San Nikolaus", lo empezaron a llamar Santa Claus, y lo pintan como un anciano vestido de rojo, con una barba muy blanca, que pasaba de casa en casa repartiendo regalos y dulces a los niños (entre nosotros lo llamaron Papá Noel). De San Nicolás escribieron muy hermosamente San Juan Crisóstomo y otros grandes santos. Su biografía la escribió San Metodio, arzobispo de Constantinopla, y de ella sacamos los siguientes datos curiosos.

Nació en Licia, Turquía, de padres muy ricos. Desde niño se caracterizó porque todo lo que conseguía lo repartía entre los pobres. Decía a sus padres: "sería un pecado no repartir mucho, siendo En la Leyenda áurea se lee: "Nicolás que Dios nos ha dado tanto". nació de ricas y santas personas. Cuando lo bañaron el primer día, Tenía un tío que era obispo y este lo se paró solito en la tina...". Era un consagró como sacerdote. Al morir sus

padres atendiendo a los enfermos en una epidemia, él quedó heredero de una inmensa fortuna. Entonces repartió sus riquezas entre los pobres y se fue de monje a un monasterio. Después quiso visitar la Tierra Santa donde vivió y murió Jesús, y al volver de allá llegó a la ciudad de Mira (en Turquía) donde los obispos y sacerdotes estaban en el templo discutiendo a quién deberían elegir nuevo obispo de la ciudad, porque el anterior se había muerto. Al fin dijeron: "elegiremos al próximo sacerdote que entre al templo". Y en ese momento sin saber esto, entró Nicolás y por aclamación de todos fue elegido obispo. Por eso se le llama San Nicolás de Mira. La especialidad de este santo fueron los milagros tan numerosos que logró conseguir de Dios. Lo pintaban con unos niños, porque los antiguos contaban que un criminal hirió a cuchillo a varios niñitos, y el santo al rezar por ellos obtuvo su curación instantánea. También pintan junto a él a una señorita, porque en su ciudad había un anciano muy pobre con tres hijas y no lograba que se casaran por ser en tan extremo pobres. Entonces el santo por tres días seguidos, cada noche le echó por la ventana una bolsa con monedas de oro, y así el anciano logró casar a sus hijas muy bien.

calmó, y en seguida desapareció. Otro día iban a condenar injustamente a tres amigos suyos que estaban muy lejos. Ellos rezaron pidiendo a Dios que por la intercesión de Nicolás su obispo los protegiera. Y esa noche en sueños el santo se apareció al juez y le dijo que no podía condenar a esos tres inocentes. Y fueron absueltos. El emperador Licino decretó una persecución contra los cristianos y Nicolás fue encarcelado y azotado, pero siguió aprovechando toda ocasión que se le presentaba, para enseñar la religión a cuantos trataban con él. Más tarde llegó el emperador Constantino y lo liberó a él junto con todos los demás prisioneros cristianos. Luego apareció la herejía de Arrio que decía que Jesucristo no es Dios. San Nicolás se opuso con toda su sabiduría y con su gran ascendiente y no permitió que los arrianos entraran a su ciudad de Mira. Dicen que el santo murió el 6 de diciembre del año 345.

En oriente lo llaman Nicolás de Mira, por la ciudad donde estuvo de obispo, pero en occidente se le llama Nicolás de Bari, porque cuando los mahometanos invadieron a Turquía, un grupo de católicos sacó de allí en secreto las reliquias del santo y se las llevó a la ciudad de Bari, en Italia. En esa ciudad Es Patrono de los marineros, porque se obtuvieron tan admirables milagros estando unos marineros en medio de al rezarle a este gran santo, que su una terribilísima tempestad en alta culto llegó a ser sumamente popular en mar, empezaron a decir: "Oh Dios, por toda Europa. Es Patrono de Rusia, de las oraciones de nuestro buen Obispo Grecia y de Turquía. Nicolás, sálvanos". Y en ese momento vieron aparecer sobre el barco a San En Roma ya en el año 550 le habían Nicolás, el cual bendijo al mar, que se construido un templo en su honor.


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