Cuarentena de Sara Platto en Wuhan. Entrevista de Ernesto Carafoli (en castellano)

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ENTREVISTA A SARA PLATTO, QUE HA DECIDIDO PERMANECER EN WUHAN. De Ernesto Carafoli (Traducción al castellano realizada por la clase 4º Q del Liceo Eugenio Montale de Roma).

Sara Platto, Licenciada en Medicina veterinaria, es profesora asociada de Comportamiento y bienestar animal en la Facultad de Ciencias Biológicas de la Jianghan University en Wuhan. Natural de Brescia, vive en China desde hace 13 años, y en Wuhan desde hace 8 años. Ella es Secretary General de la BASE (General Biology and Science Ethic) de la China Biodiversity Conservation and Green Development Foundation (CBCGDF). Su trabajo se desarrolla entre la Universidad y la Fundación, que colabora con varias instituciones de investigación. Su hijo Matteo, nacido en Pekín, cumplió 12 años el 23 de enero, primer día de aislamiento en Wuhan. En esta entrevista nos habla de su experiencia en Wuhan durante la dramática emergencia del coronavirus. ¿Cuándo y cómo empezó para ti el drama en Wuhan? En diciembre nos llegó la noticia de que algunos vendedores del wetmarket de Hankou (uno de los tres distritos de Wuhan) habían sido ingresados de urgencia en el hospital con síntomas similares a la neumonía. Siendo veterinaria sé que cuando alguien que trabaja en un wetmarket en China es ingresado de urgencia no es nada bueno. Entonces temí que estuviese pasando algo. Al final de diciembre llegó la noticia de que, probablemente, se estaba propagando un nuevo virus. Pero no había nada claro. La gente estaba preparándose para el Fin de Año chino y casi todos los extranjeros se habían ido de vacaciones.También la alerta se había ido de vacaciones. Antes de mediados de enero había reaparecido la noticia de que algo estaba causando síntomas de gripe a muchas personas. Pero todavía no había nada claro. A mediados de enero la emergencia había aumentado pero la gente ya estaba partiendo para el Nuevo Año chino. Recuerdo que el 17 o el 18 de enero llegó el anuncio de la obligación de salir con mascarillas a causa de un virus. El 20 de enero la emergencia se convirtió en algo real. ¿Quieres decirnos por qué decidiste quedarte en Wuhan en vez de volver a Italia? Pienso que esta es la pregunta que cada uno de nosotros querría hacerte: en la situación de pánico que se había creado durante la explosión de la emergencia, ¿A quién se le ocurriría quedarse en el ojo del huracán? Tú lo has hecho, y pienso que es normal valorar positivamente tu decisión. ¿Qué opinas? El 22 de enero, alrededor de medianoche, el dueño de Wuhan‐Social (el principal medio de comunicación de Wuhan que sigue manteniendo informados a los extranjeros sobre la vida social de la ciudad) dio una noticia en el grupo de Wechat: la Comisaría Central de Policía lo había informado de que desde las 10 de la mañana del día siguiente, el 23 de enero, todos los medios de transporte estarían bloqueados. La noticia oficial salió a las 2 de la madrugada. La gente se asustó inmediatamente y al día siguiente muchos se fueron en avión o en tren a otras ciudades de China y también a otros países. La noticia de una epidemia ya era oficial. Había pánico y confusión entre la gente, y ya se hablaba de un Coronavirus similar al de la SARS. Yo, siendo veterinaria, estoy


familiarizada con los Coronavirus, pero necesitaba más información sobre el “recién llegado“ de la familia. Más que internet, necesitaba información científica, y me puse a ello. A través de contactos con el grupo de italianos que viven en Wuhan, encontré un enfermero que trabajaba en los hospitales de la ciudad, y que estaba trabajando con un virólogo. Fue a él a quien me dirigí y le dije:”Dime todo lo que sepas sobre este nuevo virus”. Me explicó la forma de transmisión, la patogenicidad, la tasa de mortalidad, etc. Yo necesitaba información objetiva para mi evaluación del riesgo. Para decidir qué hacer. Basándome en lo que me dijo el enfermero y en el conocimiento del coronavirus que tenía, decidí que podíamos quedarnos. Naturalmente tenía que explicarle a mi hijo la situación y escuchar lo que pensaba. Matteo me dijo “Si nos vamos, nos llevamos a Gingy y a Deawy” (nuestros gatos). Le respondí que habríamos tenido pedirle a alguien que los cuidara. Pero él me dijo: “Sin ellos no nos movemos”. Pero los italianos se estaban organizando para marcharse, ¿no? La embajada italiana nos llamó inmediatamente por teléfono para informarnos de que iban a poner en marcha planes de evacuación: durante la epidemia me dieron cuatro oportunidades para partir pero yo las rechacé en cada ocasión, y lo mismo hicieron también nueve italianos que vivían en Wuhan. Creamos un grupo llamado “Los Supervivientes”; la regla era pasarnos sólo información fiable, para evitar noticias falsas, como las de "apocalipsis" de los vídeos o los audios que circulaban en los medios de comunicación. Compartíamos una nueva vida cotidiana, riendo, bromeando, manteniendo alto nuestro estado de ánimo, y nos llamábamos cuando era necesario para apoyarnos. Debo decir que ha sido muy importante tener un grupo así. Además, también estaba el enfermero italiano, el cual, aunque fue evacuado (se había ido en un avión que el 3 de febrero llevó a Italia a unos 60 italianos) nos daba siempre información fiable sobre lo que estaba pasando en los hospitales. ¿Cómo fue el éxodo de los italianos? ¿Hubo algunos problemas? El 3 de febrero se fue el primer avión que llevó de vuelta a los italianos a su patria. Recuerdo que eran como las tres de la madrugada y yo no conseguía dormir. Estaba inquieta. Mi mente científica, que es mi “templo”, me había hecho analizar la situación de manera objetiva, en teoría, y me hizo decidir quedarme. Pero mi mente “de madre” tenía dudas de estar poniendo en peligro también a mi hijo.Y en ese instante sonó el teléfono. La embajada italiana me dijo que un chico italiano de diecisiete años no había podido volar a Italia y lo habían dejado en el aeropuerto de Wuhan porque tenía fiebre. La embajada no tenía a nadie en Wuhan, y me preguntaban si podía ayudarles… Llamé al chico y movilicé inmediatamente al jefe de la fundación CBCGDF, que consiguió enviar una ambulancia al aeropuerto para recoger al chico y llevarlo al hospital para hacerle el test: por suerte negativo. Luego, un voluntario de la fundación CBCGDF, Mr. Tian, fue a recoger al chico al hospital. Mr Tian se quedó durante dos semanas en su casa, a su lado, ocupándose de él mientras en Wuhan la epidemia se desataba. Otro italiano, veterano de Wuhan, y yo, nos alternamos para


llamarle cada día, para darle apoyo y hacerle sentir que no estaba solo. Al final todo salió bien: lo demás lo sabéis por los periódicos. ¿Cómo era Wuhan durante la emergencia? ¿Cómo eran de duras eran las limitaciones? ¿Hay algún episodio especial que querrías compartir con nosotros? La primera semana fue caótica. Era necesario intentar comprender cómo organizarse. En un determinado momento llegó el anuncio de que el Gobierno local iba a prohibir la circulación de los coches. Entonces llamé inmediatamente a una vecina de casa coreana y le pregunté si podía acompañarme al supermercado. Me quedé sorprendida de que en el supermercado la gente compraba muchas cosas, pero no se afanaba en vaciar los estantes. Yo me abastecí de comida pero evité la zona de la fruta y la verdura porque había demasiadas personas. ¡Todo el mundo con mascarillas! En realidad durante dos semanas el bloqueo de los coches fue algo intermitente. Entonces, dos semanas después, fui con un vecino a hacer la compra a otro supermercado. Esa fue la última vez que yo pude salir porque, unos días después, mi colonia fue cerrada. ¿Cómo ha sido el aislamiento? Nadie podía salir ni entrar. Se habían verificado casos de infección, e incluso algunos edificios habían sido precintados. En aquel momento, me preocupaba por cómo hacer la compra. Sí, había aplicaciones para comprar por internet pero en aquel periodo no funcionaban muy bien. Yo estaba en el grupo WeChat de mi colonia: entonces pregunté a los demás cómo podía hacer la compra. Ví que la gente empezaba a enviar mensajes. Traducía “ella es italiana… necesita pasta… también salsa…”. 20 minutos después llamaron a la puerta. Dos vecinos de casa vinieron para traerme algunas existencias. Incluso una persona me trajo un enorme paquete de espaguetis y una nota que decía “Sara be strong, China will fixit!” (“¡Sara sé fuerte, China lo solucionará!”). La misma noche, estaba en la cama, cuando me llega un mensaje de una persona del chat de la comunidad de propietarios del edificio, que no había visto en mi vida. Me dice que ese es el momento de hacer la compra y que tengo que darme prisa. Entonces empiezo a seleccionar productos, pero cuando tengo que pagar me doy cuenta de que la aplicación me permite hacerlo solamente con wechat‐pay. Yo no utilizo ese sistema entonces, la que he apodado mi “kindstranger”, me dice que le envíe el dinero a través de alipay para que ella lo ponga en Wechat. Y lo hace. Pago, y así hago la compra. Le doy las gracias a mi “amable desconocida” y en aquel momento ella me pregunta porqué he decidido quedarme en Wuhan. Le digo: “Wuhan es mi casa”. Y ella me contesta: “Gracias por tener confianza en nosotros.” En aquel momento me di cuenta de que haber decidido quedarme en Wuhan no habría influido solamente en la vida de mi hijo y en la mía, sino también en las vidas de las personas que estaban a mi alrededor. Era como si haber decidido quedarnos les hubiese dado ánimo a ellos también […] Una vez por intervención de la universidad en la que trabajo me llegaron 50 kilos de harina(!) que compartí con una vecina […] Estaba contenta de compartir mi suerte con los demás. Me di cuenta de que esta epidemia nos estaba ofreciendo la oportunidad de ser solidarios, de ser una comunidad verdadera; así que otras veces he compartido mi súper‐compra con mis vecinos. Sobre todo los 50 kilos de harina. ¿Podíais salir alguna vez? No. Solo se podía recoger la compra en la entrada. Mi hijo había empezado inmediatamente las clases en línea. Así por lo menos estaba ocupado por las mañanas. Después había que esforzarse para organizar algoque lo tuviese ocupado durante el resto del día. Porque antes nuestros días


estaban organizados por “bloques”. El bloque de levantarnos, prepararnos e ir a la escuela/trabajo. El bloque del trabajo. El bloque de recoger a los niños y llevarlos a las actividades extracurriculares. El bloque de los deberes. El bloque cena, ducha e irse a la cama. En ese momento, todos esos bloques que organizaban cada día, habían desaparecido. Había que inventar nuevos bloques. Mi hijo organizaba partidos de Dungeons & Dragons en la red con sus amigos, algunos de ellos habían sido evacuados, algunos están en América, otros en Australia o en Alemania. Después un poco de gimnasia, un poco de lectura, televisión. Así el día pasaba. Como ya he dicho, haber tenido el grupo de italianos en Wechat ha sido importante. Se me ocurrió a mí la idea de darnos apodos tomados de “Ipromessisposi” (Los novios). Al fin y al cabo, también nosotros estábamos viviendo una epidemia como en el libro. Bauticé a uno de los italianos “Fra Cristoforo” porque, sin saber cómo, siempre conseguía encontrar a otro italiano perdido en algún sitio para incluirlo en el grupo. Además estaba Lucia. Ella se llama realmente Lucia y tiene también a su Renzo chino, son “Los novios” de verdad. Yo soy Azzeccagarbugli quizás porque tengo una cierta inclinación a encontrar enredos y a desenmarañarlos. ¿Quieres decirnos en qué consiste tu trabajo? Mi universidad se ha cerrado, pero hay clases en línea, y también tengo el trabajo con la Fundación. Esta epidemia ha desencadenado la caza del reservorio de los coronavirus, que se cree que es el murciélago. En el artículo “Batorigin of human coronaviruses” de Hu et al. (2015), se habla de diferentes SARS‐like coronavirus en el murciélago del género Rhinolophus, que se encuentra en diferentes provincias de China. Pero tiene que haber un huésped intermedio para que el virus llegue al hombre, y para esta epidemia el chivo expiatorio ha sido el pobre pangolín. De hecho se han publicado tres artículos en los que se menciona el análisis de tejidos de pangolinos muertos en los que se ha encontrado un coronavirus con alta afinidad genética con el SARS‐Cov‐2 (perteneciente a la misma familia). Con mi Fundación hemos trabajado para desarrollar un análisis paralelo para refutar estos resultados, que no nos convencían. El artículo que lo describe está en revisión. Todavía no se puede excluir que el pangolín sea el huésped intermedio, pero para demostrarlo habría que analizar a los individuos vivos y buscar los anticuerpos del virus. Sin embargo, en los últimos brotes siempre ha habido una especie intermedia que transfería el virus al hombre, y en los casos como el virus Hendra, Nipah y MERS (todos virus procedentes de los murciélagos) el huésped intermedio era un animal doméstico (para Hendra el caballo, para Nipah el cerdo y para MERS el camello). La transmisión directa del reservorio al ser humano no es fácil, así que parece lógico suponer una especie doméstica como huésped intermedio para el SARS‐CoV‐2, por ejemplo el cerdo. Efectivamente, tiene afinidad genética con el ser humano, y ya ha sido huésped intermedio para virus derivados de los murciélagos. Lo interesante es que tanto los humanos como los cerdos son sensibles a este tipo de virus. Sería importante profundizar el estudio sobre la posible implicación del cerdo en la transmisión del coronavirus y debería hacerse considerando, además, que el cerdo es un animal muy común en los wetmarket. Hemos publicado algunos artículos divulgativos sobre el comercio de fauna salvaje en China, y parece que este es uno de los problemas. ¿Estás de acuerdo?


Claro que sí. El gobierno de Beijing había anunciado la decisión de modificar la ley sobre la fauna salvaje por causa de la presión ejercida por las organizaciones ecologistas, incluida la organización con la que yo trabajo. Hemos trabajado en las propuestas para la nueva legislación, pero al final han hecho más o menos lo que han querido y yo no estoy muy contenta. También he tenido que trabajar en la preparación de proyectos de investigación sobre la conservación de dos especies en riesgo, como el pangolín (otra vez) y la avutarda. También he desarrollado la colaboración entre la CBCGDF y la Global Alliance for Rabies Control (GARC), la organización asociada a la Organización Mundial de la Salud que organiza el World Rabies Days y las campañas educativas contra la rabia a nivel mundial. Yo estoy organizando campañas de vacunación contra la rabia de los animales de compañía, aquí en Wuhan, desde hace tres años. Conseguí el apoyo de dos grandes empresas farmacéuticas como la Boerhinger y la Zoetis. Ahora estoy organizando unos talleres de formación sobre la utilización de un software para la vigilancia epidemiológica de zoonosis como la rabia para profesionales que trabajan en el Centro de Control de las Enfermedades en China. Obviamente están bloqueadas hasta que, por fin, pueda moverme. Habrás tenido muchísimos contactos con personas positivas al Coronavirus. ¿Cómo actuabas? No creo haber estado en contacto con personas enfermas. Por lo menos, que yo sepa. Puedo decir que el 19 de enero yo había sido invitada a una fiesta de fin de año de una amiga. Mi hijo y yo fuimos a un hotel para la celebración anticipada de la Nochevieja china. Había muchas personas. Puede ser que alguien estuviese ya enfermo. No sé. Tengo una amiga china que enfermó de Covid‐19: Anna. Con ella hago voluntariado en una perrera local. No la veía desde diciembre y hablábamos por teléfono. Cuando se declaró la epidemia, no hablamos durante algún tiempo. Pero ahora se ha recuperado. Durante todo este periodo ¿Nunca habéis tenido malestar o síntomas como los del Covid‐19? ¿Nunca habéis tenido miedo? Veíais que la situación empeoraba día a día, sabíais que la gente fallecía…. No, nunca hemos estado mal. Por suerte, tanto mi hijo como yo, siempre hemos estado bien. Después del inicio de la cuarentena, esperamos con ansiedad los canónicos 14 días, y supimos que no éramos positivos. Una liberación. Pero nunca hemos tenido pánico. Durante la primera semana, después del anuncio del confinamiento, la gente estaba asustada. Muchos querían irse, pero el gobierno local recurrió a la Protección Civil para impedir que la gente cogiera trenes y autobuses o saliera con sus coches para marcharse. Si el gobierno no hubiese actuado de esta manera, la epidemia se habría propagado de forma alarmante en toda China. Después de esa primera semana, las personas empezaron a organizarse. Todos esperaron las dos semanas para comprender quién estaba bien y quién estaba enfermo. Por suerte, tanto mi hijo como yo, siempre hemos estado bien. Ni siquiera un estornudo. ¿Seguías los medios de comunicación internacionales? ¿Qué sabíais de lo que decían los medios de comunicación italianos? Te lo pregunto porque aquí los medios de comunicación, de hecho, han contribuido a crear y propagar un clima de pánico.


En cuanto a la información, algo que me ha amargado no sólo a mí, sino también los demás italianos que se quedaron en Wuhan, ha sido la actitud de la prensa italiana e internacional frente a la emergencia: todas las teorías de conspiraciones extrañas, las imágenes y videos falsos, el intento continuo de sensacionalismo. Estábamos muy enfadados aquí. La prensa no ha hecho otra cosa que criticar a China, buscando cualquier posible error en todo lo que hacía. ¡Era alucinante! De acuerdo, la zoonosis se originó en China, pero en China, en Wuhan, la gente estaba afrontando una situación inimaginable pero la prensa estaba empeñada en buscar al culpable, y en hacer críticas que no tenían sentido en ese momento. Como le dije un día a un periodista: ''si ves a un moribundo en el suelo, lo primero que haces ¿es criticar su conducta? Yo diría que antes le ayudas a ponerse en pie y después, cuando todo esté resuelto, puedes discutir sobre por qué la persona se cayó al suelo”. La prensa italiana habría tenido que preparar a los ciudadanos, dando noticias sobre lo que hacer para protegerse. Obviamente no generalizo, porque encontré también algunos periodistas que trataron la situación en el modo adecuado. Me acuerdo de una frase que los periódicos seguían repitiendo: ''China no se ha dado cuenta a tiempo''. ¿Acaso Italia se ha dado cuenta a tiempo? La prensa italiana tenía que saber desde hace un mes que el país estaba en medio de una emergencia global, pero nadie se ha dado cuenta de la situación. Temo que ha perdido gran parte del prestigio que tuvo hace tiempo. Siento decirlo pero la situación que estamos viviendo me ha convencido de que los periodistas que trabajan siguiendo las reglas deontológicas son muy pocos. ¿Qué intenciones tienes ahora? Con toda seguridad, en cuanto abran las tiendas, lo primero que haré será ir a Starbucks y pedir un cappuccino, pero no un cappuccino normal … ¡una piscina de cappuccino!. Con el grupo de italianos de Wuhan hemos decidido encontrarnos en cuanto abran todo para ir a tomar una “pizza epidémica”. Y luego me iré de vacaciones a Sanya, a la isla de Hainan. Es una isla que está en el sur del país. Nos gusta mucho y tenemos amigos que viven allí, en la playa. Autor: Ernesto Carafoli Traducción al castellano realizada por la clase 4º Q del Liceo Eugenio Montale de Roma.


En la segunda parte: WUHAN ‐ ROMA – WUHAN: CRONICA DE UN VIAJE A TRAVES DE LA FIBRA OPTICA Todo este viaje empezó cuando leí el artículo del profesor Carafoli publicado en la revista Scienza in Rete. Inmediatamente lo compartí con mis alumnos y nos emocionó a todos. En plena pandemia, tras un mes de didáctica a distancia, empezábamos a sentir una cierta saturación y desmotivación… tras el entusiasmo inicial, los ánimos empezaban a decaer. El artículo fue una auténtica inyección de energía, justo lo que necesitábamos. Lo leímos, lo comentamos y decidimos traducirlo al español, nuestra materia de estudio. Lo usaríamos como medio para aprender más y para compartirlo con otras personas, para que otras personas pudiesen disfrutar leyéndolo tanto como nosotros. Además había algunas aspectos sobre los que nos habría gustado profundizar, algunas cosas que no nos habían quedado claras y nos planteábamos otras muchaspreguntas; decidimos entonces ponernos en contacto con la profesora Platto y proponerle una entrevista en videoconferencia Roma – Wuhan. Los alumnos de la clase 4Q se encontraron en videoconferenciacon la profesora Platto y con su hijo Matteo el primer sábado de Mayo. El encuentro fue dinámico, intenso y emocionante para todos. No mentiríamos si dijésemos que la profesora Platto y Matteo nos regalaron una mañana de sábado relajada, diferente y significativa, algo que difícilmente olvidaremos. He aquí una síntesis del encuentro.


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