1 minute read
Agradecimientos
En la primera edición de mi libro sobre las señales de calma empecé dirigiendo mis agradecimientos sobre todo a Vesla, la pequeña vagabunda, mi primera fuente de inspiración, que lo inició todo. Le sigo estando agradecida ahora pero, en este largo camino, la lista de agradecimientos ha crecido y se ha ido haciendo muy larga, y aun recordando hoy y siempre a todos y cada uno de los perros hay un nombre que aparece recurrentemente en mis pensamientos: Bonnie, la bóxer que me regalaron cuando yo tenía diez años, que se convirtió en mi gran amor. Nunca he conseguido superar del todo su muerte y, después de todos estos años, todavía sigo echándola de menos. Por entonces yo no sabía casi nada de perros y no tenía ninguna experiencia, así que me limité a estar con ella, teníamos una relación completa, vivíamos en simbiosis.
Nunca le di una orden, nunca una palabra brusca –pero a donde yo iba, allí iba Bonnie. Todavía hoy veo aquella relación como la mejor y la más completa y más bella que se pueda tener con un perro. ¿Qué sentido tienen el adiestramiento y la obediencia si se sacrifica con ello la amistad?
Advertisement
Se cierra un ciclo y con él todos los años de adiestramiento quedaron atrás. He adiestrado y trabajado todos los campos, desde la obediencia, el rastro y rescate a la alerta, el agility y el freestyle –lo he practicado todo. En los últimos 25 años mi
principal centro de atención ha sido la conducta y su modificación, porque eso es lo que más me apasiona y lo que siento más cercano. Pero ahora que tengo más de 80 años y exactamente la misma relación con mi perro actual que con Bonnie cuando era niña, me siento profundamente agradecida y afortunada de poder vivirla nuevamente y con toda la experiencia acumulada.
Ese es mi agradecimiento.
Turid Rugaas