Fernando Daquilema

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Ecuador, 1871. ¡Último día de despotismo y primero de lo mismo!

Este título comprende las tierras pactadas y 2 mil indios para que las trabajen.

A pesar de la independencia de España, el poder político republicano dirigió sus manejos hacia la consolidación de una casta criolla...

...que seguía viendo a los indígenas como la raza vencida, útil y fácil de disponer, sujeta a la más vil explotación.

¡Gracias, Su Excelencia!


El trato entre el hacendado o latifundista y los indĂ­genas era cruel. Los consideraban tan solo elementos de trabajo por lo que eran humillados, maltratados y las mujeres abusadas sexualmente.

En ese contexto, el joven Fernando Daquilema se levanta para decir ÂĄbasta! por lo que fue reconocido como lĂ­der de su pueblo y coronado como rey.


Hermanos, este es el tiempo para dejar de vivir en la miseria. Daquilema sabía que no quedaba otra alternativa que recuperar por las armas la dignidad de un pueblo.

Esta miseria que nos ha condenado el hombre blanco. ¡BASTA!

Como descendiente Duchicela es mi responsabilidad, mi destino, sacar de la miseria a mi gente.

Se convierte en un líder casi impensado en contra de la humillación del estado de servidumbre al que el indígena estaba reducido en aquel momento.


¡A ver! ¡Indios! A pagar lo que deben. Saquen todo y carguen los caballos.

En estas circunstancias y a partir de la muerte del recaudador de diezmos, Rubenciano Rivera, comienza un levantamiento indígena que con el tiempo adquiere una dimensión tan amplia que llega a generar un fuerte movimiento opositor al entonces presidente Gabriel García Moreno.

No queda más que pelear; es lo mismo estar muerto que vivir en esta miseria.


Si bien la rebelión fue corta, pues no duraría más de una semana, tuvo un sentido de organización social muy importante y hasta de reivindicación del papel de la mujer.

Esta sublevación se mantiene en la memoria de los pueblos indígenas, especialmente de Chimborazo, quienes hasta el día de hoy recuerdan a Daquilema.


Son dos días a la semana de trabajo sin paga, para construir sus carreteras y nos obligan a pagar los malditos diezmos o a trabajar en sus infames obrajes.

¡A las mujeres nos han violado, nos han ultrajado! ¡Por estos motivos no les perdonaré!

¡Ni un día más vamos a esperar! ¡Yo actuaré en defensa de mi gente! ¡Vamos!


Siempre fue así, desde épocas prehispánicas hasta la Época Colonial y Republicana, la mujer siempre tuvo un alto protagonismo dentro de sus luchas sociales.

La presencia de la capitana Manuela León evidencia la activa participación de las mujeres en la sociedad indígena.


Escúchenme hermanos y hermanas... ¡No vamos a esperar ni un día más! ¡Yo voy delante de ustedes para ayudarles! Soy un Duchicela.

¡Sí! ¡Daquilema es nuestro rey!

¡No vamos a dejar que los blancos nos gobiernen ni un solo día más! ¡Sangre de bravos puruháes corre por mis venas! ¡Ahora nos gobernaremos a nosotros mismos y nosotros decidiremos nuestro destino!

¡Vamos! ¡Vamos! ¡Caraju!

En el curso de la rebelión, García Moreno emitió los más duros calificativos en contra de los indígenas, a quienes consideraban salvajes apartados de la naturaleza humana.


¡Acaben con esa rebelión de salvajes, cueste lo que cueste!

El levantamiento fue sangriento, muchos indígenas perdieron la vida, pero también blancos y mestizos.


Buen trabajo soldados, la rebelión está aplacada...

¡Ahora necesito que atrapen al que empezó con todo esto! ¡Quiero a ese Fernando Daquilema! ¡Sal indio! Te tenemos rodeado. Ahora pagas todas.

¿Dónde está ese indio Daquilema? Dinos, ¡o te meto plomo!


Tienes que entender, son una raza inferior y asíserá por siempre.

¿Qué se había ganado?

Se preguntaba mientras esperaba una muerte segura.


¿Quién podría decirle que el sacrificio valió la pena? La historia así lo diría, el nombre Daquilema entraría en el panteón de la gloria y en la memoria heroica de su pueblo.

¡Levantémonos! ¡Arriba! ¡Arriba! ¡Este es nuestro tiempo!

¿Quién podría decirle que su sacrificio no fue en vano?, ¿que con el pasar del tiempo su gente llegaría a gozar de derechos ciudadanos en un país libre sin distingo de raza?

¡Pelotón! ¡Alto!


¡Yo, Fernando Daquilema, en el lecho sagrado de Kapak-Kucha fui purificado...! ¡Caraju! Yo muero por mi pueblo, solo mi voz será silenciada... pero la voz de mi gente gritará. ¡Abajo la opresión! ¡Hermanos y hermanas! ¡Recuerden que somos indígenas!

¡No vamos a morir humillados por nadie! Preparen armas… Apunten...

¡Fuego!


“Ñucanchi Jatun Apu” (Nuestro Gran Señor) Fernando Daquilema nació en 1845, en la comunidad del pueblo Cacha, en Yaruquíes, parroquia del cantón Riobamba en la provincia de Chimborazo, Ecuador. Falleció el 8 de abril de 1872 a la corta edad de 27 años. Se le consideraba de sangre real y descendiente de la Dinastía Puruhá Duchicela, misma de la madre de Atahualpa. Su compañera de lucha, ayuda y sublevación fue Manuela León, su sucesora.

El 5 de noviembre de 2010, el Pleno de la Asamblea Nacional del Ecuador, por resolución unánime, declaró héroe y heroína del Ecuador a Fernando Daquilema y Manuela León, respectivamente.


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