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BATALLA DETRÁS DEL TRIGO

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Alternativas para sembrar detrás de la FIna

LA SOJA PERDIÓ SU CONDICIÓN DE CULTIVO ECONÓMICAMENTE INDERROTABLE Y TIENE UNA CONTRIBUCIÓN HACIA EL AMBIENTE MENOS AMIGABLE. SE IMPONE PENSAR EN VARIANTES QUE PUEDAN DISPUTARLE LA SIEMBRA DE SEGUNDA.

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Se impone intensificar los sistemas. Los técnicos de CREA compararon maíz y girasol detrás de la fina en reemplazo de la soja de segunda.

Con el correr de los años

los sistemas agrícolas han perdido algu-

nos atributos funcionales, como la capacidad de capturar, almacenar y entregar agua a los cultivos. Se fueron degradando por compactación, menor porosidad, etc. Se puede argumentar que los esquemas agrícolas puros, más allá de los rendimientos, mueven muchos menos kilos de materia seca por ha/año, con menor diversidad de especies. Eso impacta negativamente sobre algunos atributos funcionales. “Intensificar con una mayor presencia de dobles cultivos ayuda a mejorar estos atributos. Es cierto, la información disponible para el di-

CONDICIONANTES

Se verifica un fuerte efecto de la fertilización nitrogenada en el caso del maíz de segunda. El impacto de la densidad es menos importante y se ve más que nada en moderadas a bajas densidades. Hay un efecto generado por la genética, pero no necesariamente vinculado con el ciclo del híbrido”. (Giorno)

seño de sistemas intensificados es en general muy escasa. ¿Es viable diversificar cultivos de segunda? Hay que empezar a evaluar alternativas a la soja detrás del trigo”, indica Agustín Giorno, del Equipo de Coordinación Agrícola

del Oeste Arenoso.

NITRÓGENO VITAL

Con este objetivo, en el CREA América II tra-

bajaron sobre un antecesor trigo de más de 55 qq y probaron soja de segunda, maíz de

segunda y girasol de segunda. En tanto, en el

CREA Quemú-Catriló testearon maíz de segunda y poroto mung sobre un antecesor vi-

cia, con una fecha de siembra más atrasada. En el caso del maíz trabajaron con híbridos desde ultraprecoces hasta aquellos de ciclo completo, en tres densidades de siembra y 4 niveles de nitrógeno (N). Respecto del CREA América, la experiencia se realizó en La Berta-Trebolares, cerca de Maracó, La Pampa. En principio se probaron alternativas de soja de segunda para ver si modificar el ciclo podía generar diferencias de rendimiento (dos GM -III corto y IV- por dos densidades en todas sus combinaciones), pero no hubo diferencias significativas. Se obtuvieron 35 qq/ha promedio y ese rinde fue la vara para comparar las alternativas posibles. Así,

para esa soja de 35 qq promedio obtuvieron

NITRÓGENO EN MAÍZ DE SEGUNDA

un maíz de segunda de 52 qq y un girasol de

segunda de 17 qq (en ambos casos promedio de híbridos, densidades y aporte de N probados). Para el maíz de segunda compararon 4 híbridos. Lo que buscaban era explorar un amplio rango de madurez, desde un material bien precoz (Illinois 550) hasta un híbrido de ciclo completo (Don Mario 2738), pasando por un punto intermedio (Stine 9734-20) de 104, 119 y 111 días a madurez respectivamente. El mejor comportamiento se obtuvo del híbrido de madurez intermedia, y la diferencia más significativa se dio con el material más precoz. En cuanto al efecto del N (urea voleada en el mismo día de la siembra), la respuesta fue notable, pasando de 38 qq/ha para el promedio de todos los materiales y densidades, a obtener hasta 61 qq/ha. Un gran impacto a partir de 70 kg de N total (suelo + fertilizante), pasando por 110 y 140. Desde el punto de vista económico se necesitan 8.5 kg de maíz por kilo de N; en este caso obtuvieron entre 32 kg (menor dosis) y

20 kg (mayor dosis) de maíz por cada kilo de

N aplicado. ¿Y la relación entre densidad y los híbridos? La

menor densidad superó a la mayor densidad

de siembra, mientras que la densidad intermedia no registró diferencias significativas. El efecto densidad no varió entre materiales, sin embargo 9734 fue el que más perdió al levan-

LA BLANQUITA - DENSIDAD E HÍBRIDO

La fertilización nitrógenada cumple un rol vital en el maíz de segunda. Nada es más importante. La densidad tuvo un efecto significativo en el ensayo del CREA Quemú-Catriló, con un máximo en 50.000 semillas por ha.

tar el número de plantas, mientras que 2738 no tuvo respuesta clara a los cambios en la densidad. Puede decirse que el número de plantas no modificó las respuestas al N, cualquiera fuese el híbrido utilizado. En buen romance, ninguna

otra cosa es más importante que el aporte de N.

MÁS CORTOS

El CREA Quemú-Catriló trabajó en La Blanquita, 100 km al sur del sitio anterior, cerca de Garré, provincia de Buenos Aires. Otra condición ambiental, siembras más atrasadas, por eso acortaron un poco la madurez de los híbridos sometidos a análisis. Testearon desde Stine 9739 (madurez relativa 113 días) hasta Pioneer 9946 (99 días) pasando por Illinois 550 (104 días) con un antecesor vicia de cosecha.

El híbrido más corto fue el que brindó el ma-

yor rendimiento, diferenciándose significativamente más que nada del material intermedio.

UNO SÍ, OTRO NO

En cuanto al poroto mung, no se mostró como una alternativa viable como cultivo de segunda. El girasol, sí; ya lo hemos explicado ampliamente en nuestra edición de noviembre. La conclusión es la misma que para el maíz: vale la pena considerarlo.

¿Y UN MAÍZ DE 2DA.?

Respecto del efecto del N, a pesar del antecesor vicia y respuestas menores, no dejó de ser significativo. Los tratamientos de 110 y 140 kg de N representaron un rinde entre 500 y 700 kg/ ha superiores a la no aplicación del nutriente.

En términos económicos justifica el aporte de

70 kg, en tanto quedan debajo de la respuesta económica los niveles de nutrición más altos.

La densidad tuvo un efecto significativo sobre el rendimiento, con un máximo de 50.000

sem./ha. Se verificaron reducciones muy importantes al achicar el número de plantas. Por lo demás, el efecto de la densidad de siembra no varió entre híbridos. Respecto del vínculo entre la fertilización y la densidad, solo fue significativo en el mayor número de plantas, y el patrón de respuesta al N fue similar según el híbrido utilizado, siempre dentro de las densidades más altas.

ESTA ES LA CUENTA

¿Qué tiene que pasar para que el maíz de segunda resulte atractivo frente a la soja? Obtuvieron en promedio una relación de rindes entre maíz y soja de 1.6 a 1, en tanto 1 t de maíz vale un 60 % de lo que paga la soja. Con rindes iguales o mayores a 2 a 1, el maíz gana el partido. Por caso, con 6.000 kg de maíz de segunda y 2.500 de soja de segunda; si los precios del maíz no se pinchan, hasta podría duplicar el margen de la oleaginosa. Giorno y su equipo concluyeron que para jus-

tificar el maíz de segunda en el oeste, este debería rendir 100 % más que la soja de segunda, con precios 30 % inferiores a los de la

oleaginosa. Ocurrió en el ensayo con manejos ajustados y de punta, y el mercado muestra esa relación de precios. Vale la pena considerarlo.

Los números que vinculan al maíz con la soja de segunda indican que es una opción que merece explorarse.

Claudio Gianni

Fuente: JAT CREA

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