EDIFICANDO CON LA VERDAD EN AMOR: MIS SIGUIENTES PASOS

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Dios ha comprado nuestra libertad, y ya no estamos bajo la esclavitud del pecado o de la ley del Antiguo Testamento. Este uso

metafórico

de

la

redención

es

la

enseñanza

de

Gálatas

3:13; y

4:5. La palabra rescate está

relacionada con el concepto cristiano de la redención. Jesús pagó el precio de nuestra liberación del pecado (Mateo 20:28; 1 Timoteo 2:6). Su muerte fue ofrecida a cambio de nuestra vida. De hecho, la Escritura dice claramente que la redención solo es posible ―a través de Su sangre‖ (esto es, por Su muerte), Colosenses 1:14.

Somos Reconciliados con Dios: Ser reconciliado es ser restaurado a la amistad o armonía. Cuando dos viejos amigos resuelven sus diferencias y restauran su relación, ha ocurrido la reconciliación. 2 Corintios 5:18-19 declara, ―todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación; esto es que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados, y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación.‖ La Biblia dice que Cristo nos reconcilió con Dios (Romanos 5:10; 2 Corintios 5:18; Colosenses 1:20-21). El hecho de que necesitemos la reconciliación, significa que nuestra relación con Dios estaba rota. Puesto que Dios es santo, somos nosotros los de la culpa. Nuestro pecado nos alejó de Él. Romanos 5:10 dice que éramos enemigos de Dios: ―Porque si cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él mediante la muerte de Su Hijo, ¡con cuanta más razón, habiendo sido reconciliados, seremos salvaos por su vida.‖

Recibimos perdón de pecados: La palabra ―perdonar‖ significa cancelar una deuda. Cuando somos injustos con alguien, buscamos su perdón a fin de restituir la relación. El perdón no es otorgado debido a que la persona merezca ser perdonada. Nadie merece ser perdonado. El perdón es un acto de amor, misericordia y gracia. El perdón es una decisión de no guardar rencor a otra persona, pese a lo que le haya hecho. Jesús murió en la cruz, llevando la penalidad que merecíamos – la muerte. 2ª Corintios 5:21 nos enseña, ―Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios‖ ¡Jesús murió en la cruz, llevando el castigo que merecíamos! Siendo Dios, la muerte de Jesús proveyó el perdón por los pecados del mundo entero. 1 Juan 2:2 proclama, ―El es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados; y no sólo por los nuestros, sino por los de todo el mundo.‖

Recibimos Vida Nueva: Según 2ª Corintios 5:17, en Cristo, somos hechos enteramente una nueva creación. Dios no solo nos limpia de nuestro antiguo yo; sino que Él hace de nosotros un ser enteramente nuevo, y ciertamente, este nuevo ser es parte de Cristo Mismo. Cuando estamos en Cristo,

somos

―participantes de la naturaleza divina‖ (2 Pedro 1:4). Dios Mismo, en la persona de Su Espíritu Santo, hace Su morada en nuestros corazones. Nosotros estamos en Cristo, y Él está en nosotros.

Seremos Glorificados: ―A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó.‖ (Romanos 8:30). Como lo aprendemos en Romanos 5:1, la justificación es declarada al momento de la fe. De acuerdo a Romanos 8:30, la glorificación está garantizada para todos


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