Post scriptum: Una línea de polvo; Arte y droga en América Latina

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1ra edición 2018 © {con}Tensión editorial www.contensióneditorial.com Director editorial/ Pierre Valls Director y autor del proyecto/ Santiago Rueda © 2018, POST SCRÍPTUM: UNA LÍNEA DE POLVO Arte y drogas en América Latina © 2018, Editorial/ {con}Tensión editorial © 2018, Diseño editorial/ Pierre Valls © 2018, Diseño de la portada/ Pierre Valls © 2018, Imagen de portada/ Edinson Quiñones ISBN: 978-607-29-0833-8 Depósito legal: 03-2017-120810361100-01 Impreso en Bogotá, Colombia, 2018 por el taller de Augusto y Héctor Negret. Esta publicación puede ser fotocopiada y reproducida total y parcialmente por cualquier medio o método, siempre con la autorización de la editorial o de los autores.


POST SCRÍPTUM UNA LÍNEA DE POLVO

Arte y drogas en América Latina Santiago Rueda Farjado


{con}Tensiรณn editorial


ÍNDICE Prológo Pierre Valls

7

Textos Santiago Rueda Los Mártires

11

Figuritas en el suelo

25

La esnifadora

65

89~90

107

Un archivo no tan muerto

157

Viajando con una línea

185

Guillermo Vanegas/ Balada Breyner Huertas/ Paisajes Escamosos

75 99

Juan Osorio Orozco/ Coma callao

121

Wilson Rojas/ Esto no es una pipa

125

Roberto Echen/ El arte de cocinar

145

Nadia Granados/ Colombianización de Colombia

179

Alberto Lleras Camargo/ En portada de Time

211

Fernando Salamanca/ El Cuevas de la casa Medina (fragmento)

215

Artistas Zoraida Díaz 34, Chócolo 42, Fabián Montenegro 48, Leonardo Herrera 52, Manuel Barón 54, Margarita García 56, Mónica Iturribarria 60, Braian Cadena 19, Alberto Roa 64, José Luis Rojas 68, Ana Millán 72, Edwin Sánchez 82, Camilo Restrepo 93, Edinson Quiñones 102, Jim Fannkugen 120, Colectivo Paramédicos 124, Stephen Ferry 128, Felipe Barreiro 138, Laura Garduño 140, Pierre Valls 142, Victor Escobar 14, Ling Sepúlveda 150, Cristina Ochoa 152, Andrés Orjuela 154, Iván Navarro 162, Christian Abusaid 167, Julían Santana 172, Jesús Hdez-Güero 176 y Seta Fuerte 210


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PRÓLOGO “Post scríptum: Una línea de polvo. Arte y drogas en América Latina” parte de una investigación realizada por Santiago Rueda sobre el fenómeno de la droga en América Latina desde las artes visuales. Inicialmente se pensó este proyecto como una investigación puntual en 2009 pero que perduró en el contexto del arte colombiano hasta el día de hoy, y se abrió al contexto latinoamericano. En este sentido, Rueda, con iniciativas propias de un explorador continúa durante ésta década su indagación sobre el arte y la droga para llevarlo más allá de los límites de una Colombia colapsada por la violencia resultado del narcotráfico. Rueda se ha comprometido a sobrepasar las fronteras para llevar este proyecto por casi todos los rincones de América Latina: Centro de Expresiones Contemporáneas CEC, Rosario, Argentina, 2012; Espacio Independiente Barracao Maravilha, Rio de Janeiro, 2013; VIII Bienal Internacional SIART, La Paz, Bolivia, 2013; FLASCO, Quito, Ecuador, 2014; Taller Espacio Alternativo y La Curtiduría, Oaxaca, México, 2014; Cemeterio do Peixe, Minas Gerais, Brasil, 2015; Centro Cultural Kavlin, Punta de Este, Uruguay, 2015; Museo de Arte Contemporáneo, El Minuto de Dios, Bogotá, Colombia, 2017-18. Es evidente que, en cada parada, nos encontramos con una muestra diferente, con nuevos artistas invitados, con contextos y preocupaciones nuevas. Entendemos que no se trata aquí de repetir y reiterar por doquier un tema


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iniciado tiempo atrás, si no, de la búsqueda del curador, que en todos estos nuevos proyectos expositivos encuentra una reciprocidad continua y una participación amplia entre artistas, instituciones culturales y espectadores. Ahora bien ¿De qué se trata este libro y por qué exhumar y cristalizar obras pasadas y presentes en una publicación? Esta publicación es la compilación impresa de obras y textos realizados en el marco del proyecto curatorial Una línea de polvo. En este sentido la presentación de los trabajos en este libro sigue a un orden cronológico que parte de “Figuritas en el suelo” de Santiago Rueda para terminar con un fragmento del texto “El cuevas de la casa Medina” (2017) de Fernando Salamanca. Aunque ésta iniciativa ya se había formalizado en un libro, la evolución y la ampliación del proyecto ha requerido ponerse al día debido a las nuevas contingencias políticas y sociales emergentes en la actualidad. En este sentido, {con}Tensión editorial1, propuso como editorial trabajar con Rueda para dar a luz una nueva publicación en el marco de la exposición Una línea de polvo en el Museo de Arte Contemporáneo2 El minuto de Dios en noviembre 2017 en la ciudad de Bogotá, Colombia; con el objetivo de dar una muestra de lo logrado hasta ahora y dejar las puertas abiertas para futuras investigaciones sobre el tema en América Latina. Post scríptum, como nos lo indica el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española es un repertorio en forma de libro o en soporte electrónico en el que se recogen, según un orden determinado, noticias o datos de un mismo género o de una materia concreta, acompañadas de su definición, equivalencia o explicación. Así, se eligió como título del libro “Post scríptum: Una línea de polvo: Arte y drogas en América Latina”, con el que queremos señalar las intrincadas relaciones de complementariedad y colisión que suelen presentarse entre el tema de la droga y el arte. De igual manera, el pro1 Editorial independiente fundada por el artista Pierre Valls en la ciudad de México en 2017. www.contensioneditorial.com 2 www.mac.org.co


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yecto no es una propuesta analítica circunscrita en un estudio hermenéutico del fenómeno del narcotráfico latinoamericano, sino que es una apuesta artística que pretende exponer especulaciones estéticas de cómo los artistas contemporáneos ven tanto desde el humor, el sarcasmo o la sensibilidad el fenómeno social de la droga y el narcotráfico. Frente a lo anterior, para tratar de mantener una cohesión editorial con los temas abordados, Rueda planteó en sus inicios seleccionar una serie de obras las cuales conforman un espectro amplio del tema anunciado en la escena artística actual. Así, palabras e imagen se presentan aquí en un terreno hibrido donde la inventiva estética y el pensamiento crítico convergen. Los artistas presentados por Rueda demuestran sus capacidades de discernimiento sobre el tema de la droga en el territorio contemporáneo de la representación. En este sentido, para indagar en el estado actual de la sociedad frente a esta problemática (droga) es indispensable estar al tanto de una diversidad de campos, en los cuales se ejercitan operaciones de índole estético. De esta forma, se hace necesario establecer un panorama sintético de este fenómeno visto desde el arte y cultivado desde diversas estrategias formales artísticas. Entendemos por último que esta publicación pautada por el trabajo de cada artista no ambiciona a abarcar todas las primicias sobre el arte y la droga en el contexto latinoamericano. Sin embargo, cada uno de los textos y las obras presentadas en este documento, pretenden generar espacios de convergencias discursivas capaces de descubrir las aristas estéticas encubiertas entre el arte y la droga. De este modo, los trabajos involucrados en esta publicación complementan lo dicho y reformulan lo hecho, abriendo nuevas rutas de análisis, que hacen del arte un lugar vigente para entender el fenómeno de la droga en nuestra sociedad. Pierre Valls


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LOS MARTIRES Desde hace tres décadas Colombia se ha convertido en un país amenazado por las fuerzas ilegales de cualquier ideología que han confrontado con éxito al Estado gracias al financiamiento que les otorgan las drogas. El beneficio que las grandes multinacionales y el sistema financiero obtienen de cada uno de los aspectos del virus de la droga es amplio y comprende desde el lavado de activos, el tráfico de químicos y defoliantes, armas y el financiamiento de operaciones militares encubiertas. A pesar de que la prohibición a las drogas está siempre presente en los debates políticos, la adicción, un problema de salud pública y una de las expresiones más crudas del modo de operar del capitalismo y la sociedad de consumo, ha sido poco entendido y afrontado. En el esquema de identificación de nuestra juventud marginada con la indolencia mafiosa, con el sicario, el miliciano o el combatiente, queda por fuera la figura rabiosa del indigente, del enfermo de las drogas. Hoy en día en las ciudades colombianas viven miles de nómadas, “ñeros”, “chirris”, “chirretes”, jóvenes que han caído en la enfermedad de la droga, invisibles que no figuran en los programas de erradicación de cultivos, que no obtienen prebendas ni rebajas de penas, que no se les ofrece ayuda para desmovilizarse o re insertarse. El enfermo del bazuco inutilizado física y mentalmente – de ahí el


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término desechable - ocupa una existencia no productiva para el sistema de acumulación capitalista, aunque exista solo para mantener el fármaco que le envenena. En un país en que la salud se ha privatizado queda excluido de casi cualquier atención médica y de las posibilidades de tratar su enfermedad. Sus posibilidades de cura se reducen a la ayuda que les brindan unas pocas asociaciones, especialmente de ex habitantes de la calle quienes con precarios medios dan una mano a los mártires de la droga. ¿Quién reclama hoy por estas víctimas por las que supuestamente se pelea esta guerra? ¿Y quién las representa pues como ha sucedido con la cruzada anti subversiva en las últimas dos décadas, han sido los desplazados y las victimas quienes deben pagar el precio de los crímenes cometidos por sus victimarios?

HABITANTES DE LA CALLE Las ciudades colombianas tienen una larga historia de niños que huyen de sus casas para vivir en la calle. El tema está presente en la literatura y la caricatura desde inicios del Siglo XX1 y aparece en la fotografía en el “Entierro de un colega” publicada por la Revista Ilustrada en 1900, en las fotografías de viajeros europeos como Ernst Rothlisberger2, Erwin Schottlaender3 y en las gráficas de Luis B. Ramos4 dando cuenta de un modo de vida enraizado en las costumbres ciudadanas. En la segunda mitad del Siglo XX el tema continúa haciéndose presente en las obras de un caricaturista como Merino y en uno de los pocos personajes de tiras cómicas creados en el país, Copetín. Pero no será hasta los años 70 con la urbanización masiva de las ciudades colombianas y la inversión del llamado 70/30 cuando la imagen del gamin,


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del niño de la calle, se impone como uno de los íconos más problemáticos y explotados. Las películas El cruce (1969), Gamin (1973), la homónima Gamín (1978) de Durán, las fotografías de Alfonso Angel, Jorge Silva5 y Félix Tisnes6 no se alejan demasiado del callejón sin salida de la miseria y la omnipresente violencia que Luis Buñuel había ya mostrado dos décadas antes en Los Olvidados (1950)7. El interés por la imagen de denuncia y testimonial, por la tragedia del “gamín” desaparece en la siguiente década tanto en el cine como en la fotografía y en las artes visuales, coincidiendo con el aumento del uso de las drogas en la juventud colombiana y el auge del bazuco - extracto de la hoja de coca mezclado con agua drogas - que llegarán a dominar la vida política

Gamines. Felix Tisnes, 1970 c.


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Adicionalmente esta lumpen burguesía amplificó en Colombia el espacio del terror heredado de las prácticas de pájaros y chulavitas dirigido hacia el sometimiento y exterminio de las fuerzas políticas de oposición -como es el caso de la UP- y los movimientos campesinos a través de la intimidación, el asesinato selectivo y las terribles y hasta hoy impunes masacres paramilitares. Superpuesta, la destrucción química y moral de la juventud pues “en Colombia, la hegemonía de la cultura del narcotráfico, que ha tenido una influencia expansiva sobre la sociedad, neutralizó o asimiló nacientes formas de expresión contraculturales de la juventud y estandarizó en diversos sectores lenguajes, prácticas y creencias que, a pesar de que presentan una cara moderna, como la ilusión del consumo, nos llevan más al pasado que al futuro, más a lo rural que a lo urbano y más al mundo adulto que al juvenil.”8

DESDE EL ARTE La indigencia y la enfermedad de la droga han sido poco tratados en las artes en Colombia en contraste a la multiplicidad de respuestas que problemas como la corrupción política, las organizaciones mafiosas, la legalización, la erradicación de cultivos y las fumigaciones aéreas han tenido. En el periodo 2002- 2001 Jaime Ávila decidió hacer una serie fotográfica titulada La vida es una pasarela, sobre los habitantes de la calle adictos al “susto”, desoladores retratos frontales de indigentes iluminados en algunos puntos por un sistema de luces eléctricas que logran entreverse a través de agujeros en el papel fotográfico. Para Natalia Gutiérrez “la obra de Ávila no se trata de un carnaval o de pandillas juveniles que irrumpen en


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el espacio publico para hacer valer, de alguna manera, sus derechos, como hemos visto repetidamente en las películas, sino que se trata de individuos solitarios que desfilan separados unos de otros, con su individualidad excitada, que juegan a integrarse en un momento de performance”9 y para el mismo Ávila “la indigencia es una cosa urbana siniestra; es el coro satánico del himno nacional; el cóndor se vuelve buitre, la abundancia se vuelve cocaína, la Gloria se vuelve putrefacción, el honor se vuelve asesinato”.10 En el 2009 Braian Cadena realizó entrevistas en video y retratos en cucharas con ácidos de grabado de los indigentes bogotanos titulados Vecinos invisibles. Según el artista “para la mayor parte de la gente, los habitantes de la calle son solo otra parte del paisaje de la ciudad, como los coches los árboles, los edificios, los bolardos, el piso o más claro aún ese polvo o esa mugre que contamina la ciudad. Tal vez por eso se piense que ellos son los más cercanos a esas facultades dadas por el polvo.”11 A Cadena le interesa nuestra indiferencia e indolencia y reconoce a sujetos que han perdido de manera parcial su identificación como personas. Tanto La vida es una pasarela como Vecinos invisibles llevan a preguntarse: Qué tradición de exclusión familiar y social une al “chino de la calle” de inicios del Siglo XX, al “gamin” y al “ñerito” de hoy? ¿Qué anhelo de libertad se cruza y se transforma en una condición de esclavitud física y psicológica? ¿Qué lleva al sujeto a la auto inmolación? ¿Qué nuevo tipo de mártir es el adicto a las drogas? En el año 2008 Camilo Restrepo empezó a recolectar y a fotografiar en Medellín las pipas hechizas que los adictos usan. Según Restrepo “Durante varios meses recolecté


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en tres de las mas grandes “ollas” de Medellín alrededor de un centenar de pipas utilizadas para fumar bazuco: pipas construidas con objetos disímiles que fueron fabricados para realizar funciones que nada tienen que ver con el acto de fumar: lapiceros, marcadores, jeringas, ampolletas, tubos de PVC, pequeños contenedores plásticos, cauchos, bolsas, etc.; pipas de diferentes estilos y tamaños que elaboran los mismos drogadictos o que compran en las “ollas” y las que el uso y el abuso han terminado por personalizar y diferenciar aun mas”12. La serie titulada Esto es una pipa, hace explicita referencia a la obra de Magritte La La traición de las imágenes (esto no es una pipa) de 1928/29 y al ensayo que a ella dedicara Michel Foucault en el que señala relaciones entre imágenes, palabras y objetos. Las imágenes de Restrepo despiertan interrogantes sobre usos, funciones, artificialidad, drama, tragedia y belleza e indican quizá que el problema de las drogas - legales e ilegales - más allá de los esquemas prohibicionistas ha sido poco entendido. El dependiente hace implosión en el agujero negro de la adicción, pero a la vez es una subjetividad que no se deja alcanzar, un piloto de prueba de experiencias inéditas que habita una realidad paralela. Y de nuevo surge la pregunta: ¿Qué colectividad, qué deseos y qué fuerzas representa? despiertan interrogantes sobre usos, funciones, artificialidad, drama, tragedia y belleza e indican quizá que el problema de las drogas - legales e ilegales -más allá de los esquemas prohibicionistas ha sido poco entendido. El dependiente hace implosión en el agujero negro de la adicción, pero a la vez es una subjetividad que no se deja alcanzar, un piloto de prueba de experiencias inéditas que habita una realidad paralela. Y de nuevo surge la pregunta: ¿Qué colectividad, qué deseos y qué fuerzas representa? En Droga, psicosis e institución Felix Guattari afirma:


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“Frecuentemente son los mejores los que llegan a los resultados mas catastróficos por causa de un rechazo tenaz, de una voluntad de afirmación a cualquier precio. No son los que más deben a la sociedad, a la vida, al habla, pero si aquellos que chocan mas violentamente contra los obstáculos (...) Son los portadores de las problemáticas más intensas y los que más deberían hacer pensar a la sociedad, a los poderes públicos, a la clase política”.13 Baudrillard afirma “Cuando se produce una pérdida colectiva de las defensas inmunitarias o una pérdida individual de las defensas simbólicas, algunas sociedades se vuelven vulnerables al terrorismo, a la droga, a la violencia (....) Al mismo tiempo podemos considerar el consumo de drogas bajo otro aspecto, exactamente inverso: a la vez que forma parte del síndrome de inmunodeficiencia, constituye él mismo una defensa. Las hay sin duda mejores, pero no es imposible pensar que este uso y este abuso constituyan una reacción vital, simbólica, aunque en apariencia desesperada y suicida, contra algo todavía peor.”14 Mas allá de estos hechos queda la sospecha, señalada por William Burroughs en Ghost of chance y Philip K. Dick en A Scanner Darkly, que el problema de salud pública de las drogas sea un oscuro método de control social, una manera de criminalizar, aislar y psicotizar a los individuos y a la sociedad. Así como las diferentes pandemias y gripas globales despiertan dudas sobre la manipulación que las grandes compañías farmacéuticas hacen sobre remedios y enfermedades, existen variados interrogantes sobre el papel que juegan los poderes establecidos en esta Guerra química, como la permisividad ante las drogas duras de la policía tanto en la España post franquista como en las comunidades negras en los Estados Unidos en los 80. Como notara el mismo Burroughs en la pirámide de la


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Gamines. Felix Tisnes, 1970


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droga “cada nivel devora al de abajo hasta el punto más alto ó los puntos más altos; porque hay muchas pirámides de la droga alimentándose de las gentes del mundo y todas construidas sobre el principio básico del monopolio.”15 En la encrucijada que a veces parece un camino sin salida de la Guerra a las drogas, Colombia se debate entre “la fumigación permanente, la cooperación elusiva, la legalización imposible, la militarización recurrente”16 y el rentable panóptico de paranoia y destrucción construido alrededor de la adicción. Hoy las preguntas son mas interesantes que las respuestas y debemos reconocer de muchas maneras a los indigentes, ya que como señala el mismo Guattari “los cuadros de droga – que en realidad son raros estadísticamente- apenas son ilustraciones extremas de problemas que en realidad existen en todas partes. Somos todos drogadictos, la diferencia está simplemente en que no somos drogadictos hasta ese punto o bajo esa misma forma.”17 Santiago Rueda, 2009


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Vecinos invisibles. Braian Cadena grabado sobre acero, Colombia 2009


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Esto es una pipa. Camilo Restrepo fotografĂ­as, Colombia 2009


- 23 NOTAS 1 “El Chino de Bogotá.” En AA VV Museo de cuadros de costumbres II. http://www.lablaa.org/ blaavirtual/letra-c/cosii/cosii21.htm Consultado en mayo, 2001. 2 Hará unas gráficas en su libro El Dorado. 3 Publicadas en Cromos en 1931. 4 Muñoz V, Cecilia. y Pachón C, Ximena. “LOS CHINOS BOGOTANOS A COMIENZOS DE SIGLO (1900-1930.)” Credencial Historia. Bogotá. Edición 12. Diciembre de1990. 5 Gráficas suyas tomadas entre 1970 y 1974 tratan el tema. En 1973 Silva realiza una investi- gación sobre los albergues del ICBF (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar), donde estos niños eran recibidos. 6 Fotografía Contemporánea , número 12, volumen II, Octubre-noviembre 1981, pp. 22-26. 7 http://www.youtube.com/watch?v=sQXgvph-F3Q 8 En cita de Margarita Jácome en Jacome, Margarita. “La Novela Sicaresca: Exploraciones ficcionales de la criminalidad juvenil del narcotráfico”. 9 Ibíd., pagina 17. 10 Gutiérrez, Natalia. Ciudad-espejo, pagina 166. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2009. 11 Cadena, Braian. Vecinos invisibles. Texto inédito. 12 Ibíd. 13 Guattari, Felix. Rolnik, Suely. Micro política. Cartografías del deseo. Mapas, Madrid, 2001. Página 297. 14 Baudrillard, Jean, Texto extraído de Pantalla total págs. 113/118, Editorial Anagrama, Barcelona, España, 2000. http://www.conversiones.com/ nota0114.htm. Arte y drogas en América Latina . 15 Burroughs, William. El almuerzo desnudo. Editorial Bruguera, Barcelona, 1980. Página 1. 16 Tokatlian, Juan Gabriel. “Política pública internacional contra las drogas de la administración Gaviria y las relaciones entre Colombia y Estados Unidos.” En Drogas ilícitas en Colombia. PNUD-DNE. Bogotá, 1997, Páginas 411-133. 17 Guattari, Ibíd.


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FIGURITAS EN EL SUELO

They don’t walk, they just glide in and out of life They never die, they just go to sleep one day David Bowie, The sons of the silent age

I. En diciembre de 1933 Minotaure18 publicó el foto ensayo de Brassaï Esculturas involuntarias, seis fotografías de objetos y situaciones encontradas casualmente en la calle, seis capturas de actos inconscientes anónimos, seis tajadas de realidad, objeto surrealista, documento etnográfico e imagen fotográfica. Cruce entre tridi- mensionalidad, temporalidad y representación fotográfica, entre lo buscado, lo encontrado y lo incontrolado.19 II. En 1957 en su conferencia The creative act Marcel Duchamp declara: “Todo parece indicar que el artista actúa como un ser médium que, metido en el laberinto más allá del tiempo y del espacio, intenta desembocar en un claro (...) sé que esta afirmación no contará con la aprobación de muchos artistas que niegan ese papel de médium e insisten en la vigencia


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de su conciencia en el acto creativo, aun cuando la historia del arte haya establecido sistemáticamente las virtudes de una obra de arte partiendo de consideraciones completamente ajenas a las explicaciones racionalizadas del artista.” III. En 1963 Duchamp es invitado a realizar una retrospectiva en el Museo de Arte de Pasadena invitado por Walter Hopps20. Una semana después de la inauguración el fotógrafo de Los Ángeles Julian Wasser organiza una sesión fotográfica con el artista. Wasser tuvo la idea de montar una partida de ajedrez frente a El gran vidrio para ser jugada por el artista y una mujer desnuda, Eve Babitz. V. La imagen daría pie a un sinfín de interpretaciones sobre su significado21. Como telón de fondo El gran vidrio, en palabras del propio artista un no-cuadro, un “retard”, “una manifestación inconclusa”, la representación de una serie de agenciamientos maquínicos inservibles que giran alrededor del deseo sexual, donde la novia es el motor que funciona con el combustible del amor de los novios, amor VI. En 1974-5 Martha Rosler realiza el foto ensayo The Bowery in Two Inadequate Descriptive Systems. 41 parejas de fotografías acompañadas de 41 páginas mecanografiadas de idénticas dimensiones dedicadas a cubrir lo que sucedía en esta marginal área de Manhattan donde vivían mendigos alcohólicos. Rosler no fotografía a ninguno de ellos, simplemente registra las calles, las esquinas, los rastros y los rasgos de una arquitectura desolada. Cada página mecanografiada contiene palabras que usan estas personas. The Bowery in Two Inadequate Descriptive Systems es un cuestionamiento a la imposibilidad que tiene la fotografía para captar las verdaderas dimensio-


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nes de la miseria, la imposibilidad de la representación frente a lo real. En una de ellas se lee “Dead soldiers, dead marines” y la imagen es un acumulamiento de botellas vacías22. VII. An alien nation in therapy Sliding naked, anew Like a bad tempered child On the rain slicked streets David Bowie. Dead man walking

“El cuerpo es una envoltura: sirve, pues, para contener lo que luego hay que desenvolver. El desenvolvimiento es interminable. El cuerpo finito contiene lo infinito, que no es ni alma ni espíritu, sino el desenvolvimiento del cuerpo.” Tomado de Jean-Luc Nancy, 58 indicios sobre el cuerpo. En 2009 el alcalde de Medellín, Alonso Salazar prohíbe a las ferreterías y a otros negocios vender pegante a los menores e indigentes - en muchas casos ambas cosasen un intento de frenar el hambre, y se empieza a regular su venta. Ante esta medida, que intentó controlar la venta de adhesivos como si fuesen medicamento bajo control, los vendedores de drogas ilegales captan un enorme mercado empezando a vender en bolsas de plástico de 11x19 cm dosis de pegante a 100 pesos. Ante el drama de ver niños caminando por la calle inhalando estas bolsas como respiradores artificiales, Camilo Restrepo recopila más de 700 bolsas encontradas en la calle y empieza un meticuloso proceso de registro fotográfico de cada uno de estos residuos plásticos, moviéndose entre lo buscado, lo encontrado y lo incontrolado. Colocándoles sobre un fondo blanco a idéntica distancia con idéntica iluminación, Restrepo constituye un álbum taxonómico minimalista, fotografías de una serie de cuadrados negros arrugados que parecen mapas con to-


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das sus irregularidades, torsiones, un catálogo de productos industriales.23 Posteriormente Restrepo diseñó un grupo de máquinas articuladas, botellas colgantes con dos hélices movidas por motores, que alternaban un ciclo de entrada y salida de aire presentados en la galería Santa Fe, en Bogotá en el contexto del Premio Luis Caballero24. El aire en la primera parte del ciclo era conducido hacia una bolsa negra idéntica a las del saco taponando la boca de la botella, mientras la otra punta –el fondo de la botella- se encontraba abierta para permitir la circulación del aire. Las botellas se entrelazaban a través del cableado eléctrico flotante, un entramado eléctrico que semejaba un sistema nervioso o circulatorio, manifestación inconclusa, representación de una serie de agenciamientos maquínicos inservibles fuera de sus mismos propósitos, como la máquina de la droga. Frente a ellas, las 600 fotografías enmarcadas, casi como un gigantesco papel de colgadura, constituyendo entre sí, un cruce entre tridimensionalidad, temporalidad y representación fotográfica. Restrepo refleja otra faceta del problema de las drogas al mostrar la desprotección total de una comunidad errante que encuentra en un químico industrial el paliativo al hambre, el desespero y el desarraigo, y también da cuenta y testimonia de nuevo la crueldad del gigantesco negocio de la droga y el rentable panóptico de paranoia y destrucción construido alrededor de la adicción.25 VIII. Shapes of things before my eyes, Just teach me to despise Will time make men more wise? Here within my lonely frame, My eyes just hurt my brain. But will it seem the same? The Yardbirds, SHAPES OF THINGS


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Como El gran vidrio, Figuritas en el suelo es un “retard”, manifestación inconclusa, representación de una serie de agenciamientos maquínicos inservibles que a diferencia de la obra de Duchamp, no giran alrededor del deseo sexual sino de la angustia de la adicción química. Como Rosler en The Bowery in Two Inadequate Descriptive Systems Restrepo se encuentra frente a la imposibilidad que tiene la fotografía para captar las dimensiones de la miseria, a la complejidad de la representación de lo real. Esto no implica una contradicción con el uso y la finalidad que deducimos inicialmente de estas imágenes que parecen confirmar, siguiendo a Groys que “la diferencia entre lo vivo y lo artificial es exclusivamente una diferencia narrativa”.26 Figuritas en el suelo se enfrenta, en nuestro contexto nacional actual como lo haría Esto es una pipa a la problemática y extensamente cuestionada posición del artista frente a “lo político”27, casi omnipresente en nuestra literatura y nuestro cine actual28. Pero conviene recordar que más allá de la denuncia, Figuritas en el suelo se encuentra cuestionando lo real y su materialidad, su falta de claridad, su opacidad, como un intento de desembocar en un claro. Santiago Rueda, 2011


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- 33 NOTAS 18 Una interesante crónica sobre la primera edición de Minotaure por parte del mismo Brassaï puede encontrarse en su libro Conversaciones con Picasso: Brassaï, Conversaciones con Picasso, Turner-Fondo de Cultura Económica, Madrid, 2002. 19 Para una lectura de Brassaï y el surrealismo véase Krauss, Rosalind. Lo fotográfico, por una teoría de los desplazamientos. Colección FotoGGrafía, Editorial Gustavo Gili, SA 2002. 20 Se publicó un catálogo de la exposición: Marcel Duchamp. Pasadena Art Museum. A Retrospective Exhibition, October 8 through November 3, 1963. Con prefacio de Walter Hopps. Pasadena Art Museum. Pasadena, CA. 1963. 21 Véase la entrevista realizada con Bobitz en el 2000 en http://www.aaa. si.edu/collections/ interviews/oral-history-interview-eve-babitz-12164. Consultado en junio 27, 2012. 22 Los textos de Rosler pueden encontrase traducidos en Carrillo, Jesús (ed.) Martha Rosler, imágenes públicas. La función política de la imagen. Colección FotoGGrafía, Gustavo Gili, Barcelona, 2007. 23 Este y otros proyectos de Restrepo pueden ser vistos en la página del artista http://www. camilorestrepoz.com. Consultado el 27 de junio de 2007. 24 Véase la entrevista realizada al artista por parte del autor sobre su participación en este evento en el capítulo de la serie Óptica Arte Actual del canal Prisma TV de Unimedios en http://www.prismatv.unal.edu.co/nc/detalle-serie/detalle-programa/article/camilo-restrepo. html. Consultado en junio 27 de 2012. 25 Como lo anunciara William Burroughs en su antológica novela El almuerzo desnudo. Burroughs, William. El almuerzo desnudo. Editorial Bruguera, Barcelona, 1980. 26 Groys, Boris. ‘’Art in the Age of Biopolitics’’, en el catálogo de la Documenta 11 Kassel, 2001, pp. 108-114. 27 Véase en el blog Liberatorio dirigido por JorgePenuela: http://www.liberatorio.org/index.php?option=com_content&view=article&id=81:gritoen-elvacio-de-camilo-restrepo-en-el-luis-caballero&catid=11:actualidad social&Itemid=48. Consul- tado en junio 27, 2012. 28 Sobre la manera como otro artista colombiano afronta este tema, véase Rueda, Santiago, “Panacea phantastica”. Ensayos sobre Arte Contemporáneo en Colombia Premio Nacional de Crítica Ministerio de Cultura/Universidad de los Andes, 2007. http://premionalcritica. uniandes.edu.co/ens2007/ ensayo_028.pdf


Conflagraciòn. Zoraida Díaz fotografías, Colombia 1987-1993

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CONFLAGRACIÓN (Guerra a las drogas) El epígrafe del cuento de Juan Rulfo, El llano en llamas, es un corrido popular: “Ya mataron a la perra, pero quedan los perritos.”

La miseria de los personajes del mundo de Rulfo, abatidos por el abandono, la miseria y por aquellas revoluciones infames, adquiere una nueva dimensión dentro del contexto colombiano del narcotráfico. Pareciese que todo un país se hubiese convertido en carne de cañón de una guerra sin cuartel. La palabra conflagración no solo se refiere a las quemas físicas del alcaloide, sino también a la “perturba- ción violenta de pueblos.” Las ramificaciones del narcotráfico llegaron lejos y las conflagraciones se prendieron una tras otra: Colombia fue forzada a arrodillarse frente a la corrupción y violencia con que arremetieron los capos (el terrorismo sin tregua de Escobar dejo miles de huérfanos- incluyendo a sus propios hijos y los de sus lugartenientes); y potencias extranjeras utilizaron al narco- tráfico como justificación para avanzar y consolidar políticas militaristas que perduran un cuarto de siglo después. A diferencia de un estenógrafo de la corte que toma nota de todo lo dicho -con exactitud-, uno de testigo/fotógrafo tiene un mandato mayor; el de interpretar y contextualizar realidades en el presente de los hechos. No hay tiempo para analizar o reflexionar. La cámara debe captar “corrientazos” de vida con honestidad y devoción. Zoraida Díaz, Colombia


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Conflagraciòn. Zoraida Díaz fotografías, Colombia 1987-1993


- 42 Caricaturas. Chรณcolo dibujos publicados en El Espectador Colombia 1999-2017


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Caricaturas. Chรณcolo dibujos publicados en El Espectador, Colombia 1999-2017


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Snow. Fabiรกn Montenegro instalaciรณn, Colombia 1999-2016


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Snow. Fabiรกn Montenegro instalaciรณn, Colombia 1999-2016


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He consumido. Leonardo Herrera Madrid texto (fragmento), Colombia 2012


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Procesamiento de coca. Manuel BarĂłn fotografĂ­as, Colombia 2007


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LOS CARTELES DE CALI Cuando estuve a Cali en 2010 descubrí que a algunas personas les gustaba coleccionar unos papelitos de variados diseños que comúnmente se encontraban tirados en la calle, se trataba de papeletas vacías de basuco. Me pareció interesante que los distribuidores de este producto clandestino y de muy bajo costo se tomaran el trabajo de imprimir diseños para el envoltorio. Los múltiples motivos encontrados en estos papelitos son tomados muchas veces de elementos de la cultura popular, de personajes de Walt Disney o del mundo del fútbol. Al escanear, redibujar, calcar y tallar de nuevo cada uno de los motivos, retomando la técnica tradicional utilizada en La Linterna (imprenta de carteles callejeros), las imágenes van cambiando ligeramente, quizás pierdan algunos detalles pero adquieren una nueva dimensión en el formato y en la técnica realizada. Margarita García, Colombia

Los carteles de Calí. Margarita García grabado sobre papel, Colombia 2010.


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Los carteles de CalĂ­. Margarita GarcĂ­a grabado sobre papel, Colombia 2010.


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Ante el dolor de los demás. Mónica Iturribarria pañuelos bordados, México 2011-2017


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ANTE EL DOLOR DE LOS DEMÁS El proyecto 1/40,000 “Ante el dolor de los demás” es una reflexión que me ha llevado a emprender una labor que esta marcada por un hecho personal, la perdida de mi hermano Federico, el dolor de las mujeres de mi familia y el colectivo con estas en mi aprendizaje con el textil. Coincidentemente e icónicamente la fecha de su muerte con el bombardeo de Morelia. Es por esta razón que utilizo el bordado como un tiempo de introspección, como un trabajo de duelo, otorgándole presencia a esta ausencia. La muerte y la violencia que la guerra ha generado en este país, cada día produce más violencia. El tráfico de armas, el narcotráfico, los secuestros suceden, y pareciera que no importa ver imágenes de nota roja en los medios masivos, en nuestra ciudad o en nuestra calle, en nuestras comunidad, pueblos etc. Es así como reflexiono sobre la muerte violenta y la indiferencia de quienes escuchan o leen una crónica de muerte como si fuera una película de guerra; sobre la indiferencia de la humanidad, que piensa que eso sólo pasa en el cine y lo ve como una especie de espectáculo a distancia. Es por esta razón que hago una reflexión sobre la muerte violenta y la indiferencia ante la guerra contra el narcotráfico.

Mónica Iturribarria, México


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Ante el dolor de los demás. Mónica Iturribarria pañuelos bordados, México 2011-2017


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La Esnifadora. Alberto Roa instalaciรณn, Colombia 2011


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LA ESNIFADORA Hace un año, en el Pabellón ARTECAMARA de la Feria Internacional de Arte de Bogotá ARTBO Alberto Roa presentaba La esnifadora (2011) y Ruido blanco (2010), obras que cuestionaban tanto nuestra sociedad de adicciones como la binarización actual de los lenguajes - y la opinión en general-. Nos ocuparemos de la primera: La esnifadora. Una fría mesa metálica de ángulos rectos sostiene una máquina. Esta máquina se compone de una serie de mecanismos y motores, como un robot de producción en serie. Uno de estos mecanismos dispensa una corta línea de polvo blanco sobre un disco de vidrio giratorio llevándola a un segundo dispositivo que la aspira en su totalidad, para empezar el ciclo de nuevo. Un objeto de ingeniería. De diseño. Un bien utilitario, funcional. Un autómata no antropomorfo que puede aspirar la droga por nosotros, así como otras máquinas que nos rodean nos transportan, comunican o lavan nuestra ropa. La casa es una máquina para vivir, diría Le Corbusier. Se cumple con ella también la ambición fundamental de la escultura, la reproducción de la vida. La acompañan cuatro bancos forrados en cuero negro. Cuatro cubos. Tenemos entonces un mobiliario y una invitación a pasar a la mesa. Si no leyéramos el título de la


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obra o si esta se llamara simplemente “Sin título” ¿deduciríamos que el asunto es la droga? Probablemente no. Las cosas cambian cuando las nombramos. Era legal lo que se exhibía? Los asistentes al Pabellón de arte joven quizá se preguntaban si el polvo que circulaba era realmente cocaína, quizá no. La mata que mata. Twice as good as sugar, twice as bitter as salt. Presentada en un evento comercial como lo es una feria de arte internacional, La esnifadora hacia un guiño a esas expectativas y prejuicios que existen sobre el país señalando la simetría existente entre los mercados del arte y las drogas. Dos mercados en expansión en los que la pureza es de gran importancia, basados en la oferta de bienes suntuarios, la gratificación subjetiva, y cuya economía se basa en la exclusividad, el monopolio, la sacralización del consumo y la especulación de precios. Pero no hay acá buenos ni malos, inocentes ni culpables. Sabemos de antemano que la guerra a las drogas y el prohibicionismo mantendrán a Colombia en palabras de J. Tokatlien entre “la fumigación permanente, la cooperación elusiva, la legalización imposible y la militarización recurrente” y que el lugar del artista no es emitir juicios morales, sino reflejar nuestros deseos, temores y aspiraciones. Santiago Rueda, 2012


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La Esnifadora. Alberto Roa instalaciรณn, Colombia 2011


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Señales Preventivas. José Luis Rojas pegatinas, México 2011


Señales Preventivas. José Luis Rojas pegatinas, México 2011


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Esta pieza consiste en una serie de seis señales de tránsito reales, cuyo diseño fue modificado. Fue originalmente creada para la exposición “Los Estados Beligerantes”, presentada en el Centro Cultural Don Apolonio en Puebla, México en 2011. El tema de esta exposición giraba en torno a la situación de violencia que aumentó de manera exponencial con la política de la “Guerra contra el narcotráfico” promovida por el Ex-presidente Felipe Calderón en 2006. En el contexto donde tomó lugar esta operación, el territorio mexicano ya se encontraba repartido entre los diversos cárteles y, lejos de ser una guerra entre autoridades y criminales, adicionalmente desató un conflicto entre los cárteles por territorio. La situación por el control de territorio ha sido tal que hay zonas completamente inaccesibles ó en constante disputa. La idea de esta pieza fue una aproximación de manera un tanto sarcástica a cambiar señalizaciones advirtiendo sobre zonas de conflicto. Para el proyecto “Una línea de polvo”, se presentan impresiones de los diseños usados para realizar el proyecto original. José Luis Rojas, México


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La balada de Carlos Lehder. Ana Millán vídeo e instalación, Colombia 2012


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Balada. Ana MarĂ­a MillĂĄn Dibujo impreso en el cuadernillo, 2013


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BALADA

1984, Antonio Caballero, Sin Remedio, novela. Además de hablar sobre la-dificultad-de-escribir-poesía, el escritor presenta la escena que podría candidatizarse como la más hermosa des- cripción de hermandad de clase que caracteriza a este país: “Narciso sacó su cigarrillera de oro, ofreció coca: -¿Un pasecito? -¡Váyase a la mierda, maricón de mierda!-, bramó Roberto haciendo saltar de un manotazo la cigarrillera de Narciso. -Bobby, gordo, por favor... -Tú cállate gorda, que estoy hablando con mi primo. Narciso se acurrucó a recoger el polvo de coca derramado en la alfombra. El Chinche Urrita lo ayudó. Miguel Francisco quiso intervenir. -Caray, Bobby, no sea marica, este tipo me está financiando un negocio que usted no se imagina... -Mire, Miguel Francisco: estoy hablando con mi primo Ignacio Escobar, usted cállese si no quiere que le rompa la jeta.” Narciso integraba ese segmento poblacional con el que la clase media emprendedora de este país trató de relacionarse para participar de los dividendos que dejaba un cuestionado negocio a partir de la década de 1970. Los investigadores Adolfo Atehortúa y Diana Rojas, recuerdan que


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esa atracción llegó a ser tan fuerte que acrecentó la creatividad de todo el mundo. Hasta del gobierno. Cuando se trató de marihuana, los recursos aportados por su tráfico “... fueron cambiados legalmente a través de la llamada “ventanilla siniestra” del Banco de la República, un mecanismo creado por el gobierno de Alfonso López Michelsen (1974-1978) que permitió la captación de moneda extranjera sin ningún tipo de preguntas. La baja tasa de cambio en el mercado negro influía sobre la revaluación del peso y perjudicaba a los exportadores. El Banco salió en su ayuda.” 1987, Carlos Lehder Rivas, extraditado. Mientras se desempeñó como intermediario en el traslado de cocaína hacia los Estados Unidos arrendó una isla de Las Bahamas, para permitir el aterrizaje de las aeronaves que usaba en su comercio. También organizó el Movimiento Latino Nacional, un partido dedicado a luchar contra la extradición y a partir del cual propuso un programa de repoblamiento del campo mediante la asignación de créditos para comprar fincas sin cuota inicial. 2013, Ana María Millán retorna sobre este asunto. No descuida la nacionalidad de pastillaje que considera un deber mandarse hacer monumentos para demostrar su soberanía. Ni al personaje que trató de organizarse políticamente para evitar su enjuiciamiento en una corte fuera del país. Ya quien(es) firma(n) como El Burro y la paja, reseñaron esta presentación, recordándonos la manera en que Millán trabajó alrededor del interesante vínculo entre tráfico de narcóticos y política visual. En Lugar a Dudas, la artista reunió La balada de Carlos Lehder y Moby Dick y el Buque Gloria, ambas de 2012.


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La primera es un trabajo de dos partes: tres videos concentrados en la isla que arrendó Lehder y una grabación de músicos que viven en Londres reinterpretando una canción que se compuso en su honor. La segunda, es una grabación audiovisual donde tres cadetes recluidos en entrenamiento dentro de la nave insignia de este país leen el apartado de la novela de Melville que narra la debacle de los proyectos del capitán Ahab. Una de las características de la sociedad colombiana es su afán por minimizar el contacto entre miembros de clases diferentes. Cuando hay necesidad de esos encuentros, no se supera la idea que se trata de de hechos tolerados a medias. Aquí la ficción es de ayuda. La imagen del Chinche Urrutia de rodillas recogiendo la cocaína que un energúmeno consumidor botó al piso en un apartamento de Bogotá resulta notoriamente familiar a la diligencia de algunos funcionarios de Estado tratando de regularizar un enorme flujo de divisas procedentes de fuentes no legales. La transitoriedad del pragmatismo es preferible a la solidaridad. Y eso genera graves problemas éticos, por ejemplo ¿cómo incorporar las propuestas de distribución de ingreso provenientes de un traficante? ¿cómo legitimar la existencia de su iniciativa capitalista en medio de un contexto empobrecido, reacio al estímulo de la propia empresa e incapaz de sostener sus industrias más prometedoras? ¿cómo adornar la discoteca de un hotel ? Dentro de la presentación de Millán había un elemento que respondía esta última pregunta sin competir visualmente con las piezas principales. El dibujo que da apertura a este post habla del encuentro furtivo entre las áreas económicas del arte y el narcotráfico, recordándonos que


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un maestro consagrado del arte colombiano realizó una obra para ser instalada en el área común de la discoteca de un reconocido narcotraficante. A pesar de la solución obvia que plantearía una fotografía, Millán decidió dibujarlo sin atenerse demasiado al canon. Importa sobre todo ver en él la figura de un varón erguido, de pelo largo y con gafas oscuras, que sostiene una guitarra en su mano derecha, mientras en la otra se le desparraman las letras que conforman la palabra PAZ. No tiene fondo, ni piso. Flota Como lo reconoce la artista, su señalamiento evita trasegar por la ironía para recordarnos la importancia de este vínculo cuando toquemos ciertos acontecimientos de la historia reciente del país. Si es importante decorar los espacios públicos de los hoteles del país, si es vital que sea con obras de arte, si es necesario estimular la producción de los artistas locales bajo el mecanismo del mecenazgo, esta pieza señalaba de manera sutil que hubo una dinamización del mercado artístico colombiano que coincidió más o menos con las bonanzas del contrabando y el narcotráfico. Fin, ni chismes, ni doble sentido. De hecho, esa imagen nos indica incluso que ese asunto no se puede tratar en las facultades de arte abiertamente. ¿Alguien podría iniciar una investigación para optar al título de Maestro en Artes Plásticas o Visuales o Bellas Artes sin caer en una red de amenazas por mencionar a sujetos que podrían verse implicados? Si nos fijamos bien, si lo hacemos a partir de recordatorios como el de Millán, evitaremos esa peligrosa alternativa. Es una salida: ilustrar hechos reales, no darle cabida a comentarios soterrados, nunca comprobables o a documentos firmados por personas poco dispuestas a sostener su participación en ciertos negocios. Esta


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clase de estrategia podría ser la contrapartida de aquellas obras que abundan en las consecuencias sociales del tráfico ilegal sin ahondar en su economía política. Junto con Millán, algunos trabajos de artistas como Alberto Baraya o Edinson Quiñones nos ponen en la misma ruta. Hacer lo contrario del periodismo colombiano actual, que cuando se interesa en el tema apenas explora el nivel de escándalo que pueda despertar, jugando a ser el Chinche Urrutia del momento, que recoge los sobrantes de una cocaína repudiada. El vínculo de dependencia que muchos artistas visuales tienen respecto al tratamiento exclusivamente noticioso del problema -la retórica de informercial que se ha impuesto como única herramienta discursiva para interpretar este fenómeno, ha llevado a que resulte cada vez más difícil comprender la complejidad de los mecanismos de producción, circulación y construcción de legitimidad que desarrollan los grupos ilegales dentro del contexto actual. Quizá para comprender mejor las tácticas jurídicas de los más avezados defensores de los emprendedores del delito resulte mejor ver el performance de un personaje como Saúl Goodman, que oir los interminables reclamos de virtud que decoran nuestras mañanas en la radio. Un artista puede hacer eso, enumerar una serie de signos visuales producidos por el narcotráfico, constatables y altamente significativos en la configuración de gran parte del paisaje cultural de este país. No dedicarse a acosar los límites de la moral diciendo qué es éticamente aceptable y qué no. De hecho, el problema sería que uno de los implicados o representados adquiriera una de sus obras. Pero no nos preocupemos por eso. No por ahora ¿Todos los señalados son inocentes, no? Guillermo Vanegas, Colombia 2013


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Guillermo Vanegas, 2013

Una línea de polvo, exposición en el Museo de Arte Contemporanéo de Bogotá 2017


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El arte político paga lo necesario. Edwin Sánchez grabados en linóleo, Colombia 2013


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El arte político paga lo necesario. Edwin Sánchez fotografías, Colombia 2013

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El arte polĂ­tico paga lo necesario. Edwin SĂĄnchez captura de pantalla, Colombia 2013

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El arte político paga lo necesario. Edwin Sánchez instalación, Colombia 2013


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EL BLOC DEL NARCO BLOC: Un grupo de personas o países combinados por un interés u objetivo común. FRACASO: No hay otra palabra para describir la loca guerra contra las drogas y sus intentos infructuosos de erradicar la producción, el tráfico y el consumo de sus- tancias ilícitas. Sus terribles consecuencias son evidentes en Colombia, donde millones de personas han sido desplazadas, desaparecidas, torturadas o asesinadas. Los narcos y sus actitudes deformadas han penetrado personas e instituciones; gustos e idiomas. Como resultado, hemos estado presenciando una ridícula “narcotización” de las cosas. La noticia cotidiana parece confirmarlo: narcofrijoles, narcohipopotamos, narcosillas ... De esta manera, El Bloc Del Narco alude a un vano tiempo de espera. El trabajo incluye un recorte diario de alias y palabras relacionadas con el conflicto armado y la corrupción desenfrenada colombiana que se encuentran entre comillas simples en el diario El Tiempo. Esta recopilación certifica la magnitud de la confrontación y su inevitable fiasco al evidenciar la tragicomedia de las últimas décadas en la que Barney, Tyson y Popeye están siendo noticia porque corrompen, matan y se asesinan a sí mismos a través de ‘plomo y plata’. Mientras que las drogas habiten la ilegalidad y no se aborden con estrategias distintas de la confrontación violenta y la criminalización-alimentadas por las moralidades conservadoras, las consecuencias devastadoras de esta guerra están lejos de ser desterradas. Parece entonces que representar con ingenuos dibujos infantiles las apropiaciones que los narcos han hecho de las cosas es a la vez desesperanza y absurdidad. Camilo Restrepo, Colombia

El bloc del narco. Camilo Restrepo tecnica mixta sobre recortes de periódico, Colombia 2013-17


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Paisajes Escamosos. Edinson QuiĂąones fotografĂ­as, Colombia 2013-15


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PAISAJES ESCAMOSOS1

Con la promesa de una memoria permanente el artista Édinson Quiñones (La Plata, Huila. 1982) expone por primera vez individualmente en Cali una serie de obras que calcan su experiencia de vida aparentemente bajo ninguna mediación estética. Memoria Permanente es el nombre de esta exhibición, en la cual el artista muestra algunas de sus piezas más polémicas dónde es la vida misma la que ha producido toda una serie de marcas bajo el deseo de hacerlas indelebles. Este crudo activismo le ha llevado a diversos escenarios en los que actualmente se destacan “Colomborama” en el Musset Stenersen en Oslo y “Cocayán” en la galería Valenzuela y Klenner. La serie de objetos que tienen que ver con la cárcel municipal de Popayán expuestos en Casa Proartes, hablan de la ociosidad vaporosa entre rejas. Las fotografías incrustadas en la pared de la sala son vestigios del insoportable peso del tiempo muerto. Estas muestras pertenecen a un orden sobre-estético, una producción donde texto y figura se fusionan en pequeños ideogramas. Manos anónimas que iluminan las paredes de la cárcel y crean verdaderas ventanas hacía el mundo exterior que reposa en la cabeza como promesa y grafía. Estas fotos funcionan como umbrales ya que la misma instalación de las piezas da cuenta de la violencia metafórica del artista, pues raspa la pared hasta el repello para meterlas, enmarcándolas 1 Exposición individual en Casa Proartes, Cali, Colombia, 2013


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con vidrio después de haber violentado el muro. Por otra parte expone un poster con una imagen de la cárcel y una reja original emplazada en la mitad de la sala, piezas que no buscan sino calcar el espacio de confinamiento, espacio ya reproducido y vagamente estilizado. En el afiche está consignado el grito de guerra: Memoria Permanente. Paradójico estado de suspensión y aislamiento que le puede llevar a un impase, ya que más que un testimonio documental es una intención emocional sesgada por algunos hechos y potencializada gracias a la intervención del juego. La carga emocional de las obras de Quiñones trasciende el simple testimonio de una víctima directa del conflicto colombiano, como un individuo que ha estado en diversos problemas de índole social como la delincuencia y el cultivo de coca es la subjetividad la que le ha llevado a recoger todos los vestigios necesarios para crear metáforas y empezar a erigir una obra que, aunque posee muchos altibajos, ha logrado posicionarse en el campo del arte quizá gracias a la espontaneidad de sus gestos. Vale la pena anotar que el valor de la obra no radica en el hecho de que el artista fue raspachín, presidiario o ciertamente víctima. En otras palabras no hay que tener una experiencia tan di- recta para hablar del tema. En Happiness, una película de Todd Solondz (1998), Helen Jordan (Lara Flynn Boyle) llora y lamenta profundamente el hecho de que no fue violada en su infancia y por ello nunca será una buena escritora. No se debe confundir experiencias traumáticas con talento artístico. Están presentes en la exposición piezas que componen la serie Trabajos con las uñas paisajes escamosos, fotografías donde muñequitos esquían en nieve colombiana, donde la cocaína es el paisaje; muñecos de plástico y cuadros cotidianos en los que el alcaloide compone toda la escenografía y cae en primer plano aquello que todos quisieran dejar en el olvido. Esta operación está presente en Quiñones al punto


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de que su obra ha sido calificada de insoportable por el mismo hecho de mostrar aquello que nadie quiere ver. Es el caso de la obra realizada en el Octavo Festival de Performance de Cali, La herida sana y la cicatriz queda en el cual se arranca el tatuaje del dios de la coca en un gesto donde el dolor hace parte de un ritual de iniciación, donde también el registro va más allá de la foto ya que el cuerpo del artista se convierte en el documento de múltiples vivencias que dejan marca y van materializando una subjetividad dispuesta a no olvidar. La obra Entre polvo y piel es quizá uno de los performances más interesantes en la historia del arte Colombiano. Salvaguardándolo de su propia obviedad es un happening que sucede en un no-lugar, un paisaje de la ilegalidad donde invitados y artista interactúan abiertamente aspirando la droga “maldita” e incluso dibujando con ella sobre el vidrio. Este hecho trasciende las lecturas obvias en torno a la mujer y al narcotráfico pues el cristal, que está emplazado entre el polvo y la piel, es realmente el objeto central de la obra. Una vez más como en las fotos emplazadas, se trata de un umbral y de la promesa de un lugar más allá (la traba, el rito, el orgasmo). Estos registros de los performances están acompañados de fotografías de cultivos de coca y de raspachines que a nivel formal son obras que terminan por restarle fuerza a la exposición, lo mismo sucede con el emplazamiento de un proyector de diapositivas y unos visores con dibujos hechos sobre hojas de la mata “sagrada” que no logran materializar una intención conceptual. En este sentido vale la pena reconocer en Quiñones a un artista del gesto cuya espontaneidad es incluso más fuerte que sus planteamientos formales, en un arte que pretende excluir la belleza pero que da paso a la metáfora y sobre todo a la crudeza a la que puede llegar el arte contemporáneo.

Breyner Huertas Texto publicado en Art Nexus


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Paisajes Escamosos. Edinson QuiĂąones fotografĂ­as, Colombia 2013-15


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Paisajes Escamosos. Edinson QuiĂąones fotografĂ­as, Colombia 2013-15


- 104 Mapa del Cauca. Edinson QuiĂąones escultura hecha con casquillos de balas, Colombia 2014


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En proyectos anteriores, Edinson Quiñones venía trabajando con proyecciones de imágenes de hojas de coca en las que tatuaba figuras de diferentes personajes, entre ellas la imagen obsesiva de Pablo Escobar. Para el artista, este acto era una forma de insertar la idea de lo ilícito, lo prohibido y lo censurado dentro del contexto del arte. La historia negativa, tatuada en hojas vegetales era también una alegoría sobre la intervención humana en la naturaleza. Esta y otras reflexiones sobre la entrada de la droga y el narcotráfico en el mundo del arte, se amplían y profundizan en una nueva serie de trabajos en los que elabora objetos artesanales con madera de coca. A partir del recuerdo de su padre fabricándole juguetes como trompos y baleros - este último conocido en Colombia como coca - el artista como artesano a manera de artesano continúa su investigación sobre esta planta y sobre sus propios orígenes, fabricando un juguete de amplio uso en toda América y cuyas raíces se remontan al México prehispánico. La serie de pericos en madera cuyo plumaje está hecho con hojas de coca, remite a un contexto rural, a la convivencia entre los humanos y los animales, pero también alude al sobre nombre dado a la cocaína –perico- por su efecto


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euforizante y la locuacidad que despierta. Quiñones vincula la tradición rota de usos medicinales y rituales de la coca en el Cauca, y la criminalización de las comunidades indígenas y campesinas de esa región, por su participación muchas veces forzada en la cadena productiva del narcotráfico. Las obras reflejan así, una parte del insalvable conflicto rural – urbano colombiano. A inicios de 2014 el artista entra en contacto con ex combatientes del M-19 quienes le dan a conocer imágenes del proceso de paz y de la entrega de armas del grupo guerrillero M-19, que no tan coincidencialmente tuvieron lugar en la población de Santo Domingo, Cauca en 1990. Las imágenes testimoniales, que demuestran la precariedad del movimiento y la singular convivencia de las familias con las armas en un contexto de ilegalidad, son incluidas en esta exposición y entran en juego con nuevos trabajos de hoja de coca labrada, donde aparecen personajes que encontraron su máximo protagonismo político y en algunos casos la muerte violenta, en las caóticas elecciones de 1990. Un panteón de buenos y malos, de victimas y victimarios, que tiene como telón de fondo el croquis del atentado fatal al vuelo 203 en 1989 en el que fallecieron mas de 110 personas, incontestable evidencia del precio que hemos pagado en la guerra a las drogas. La exposición en conjunto, resume el campo de intereses recientes de Quiñones, moviéndose entre lo crudo y lo poético, lo rural y lo urbano, la audacia y la picardía, lo que el artista resume así: “No tengo un discurso una chimba, pero tengo una experiencia mas chimba que mi discurso.” Santiago Rueda, 2014


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89-90. Edinson QuiĂąones instalaciĂłn, Colombia 2014


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89-90. Edinson QuiĂąones instalaciĂłn, Colombia 2014


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89-90. Edinson QuiĂąones instalaciĂłn, Colombia 2014


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El mejor equipo del mundo hijueputa !. Leonardo Herrera instalaciรณn, Colombia 2014


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EL MEJOR EQUIPO DEL MUNDO HIJUEPUTA! (fragmento)

Esta exhibición es un tributo a la cultura popular, donde mas que piezas artísticas hegemónicas, son piezas culturales (posibles análisis antropológicos y sociológicos) que parten de la revista del América para describir las formas de vida, procesos de identidad, fervor, pasión y sentimiento, a través de crónicas, fotografías y publicidad que muestran la Cali de los años 80. Desde hace años escribo listados, porque me facilita ubicarme con pocas palabras las experiencias, sentimientos y acontecimientos de los que he vivido. Por dicha razón esta escrito va tener un sin numero de historias, anécdotas alrededor de la ciudad y el futbol. 1. Yo nací en el oriente de Cali, en el barrio la independencia. 2. Mi abuelo Carlos era liberal y por esa razón era americano, simplemente por ser rojo. 3. No soy hincha del América. 4. Mi padre acérrimo hincha del deportivo Cali, me impuso a la fuerza ser hincha del depor. 5. En diciembre del 81 nació el MAS (muerte a secuestradores) con un comunicado que se arrojo desde una avioneta en el estadio pascual guerrero.


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6. Mi abuela paterna decía que negro ni el teléfono de la casa. 7. En Cosmocentro el centro comercial mas famoso en los ochenta el viejo Willy tenia su almacén deportivo, ahí compre mis primeros guantes. 8. El mejor cobrador de tiros libre se llama Battaglia. 9. Aravena le pegaba fuerte y eso era la guerra entre el Cali y el América. 10. El padre de Jimmy después del 5 titulo de la mechita pinto toda su casa de Rojo. 11. Con Andrés jugábamos en un mangón frente a su casa, ahí me corte varias Arte y drogas en América Latina .110 veces las rodillas con latas Clausen y Van cans. 12. En vacaciones jugábamos futbol hasta las 11 de la noche en la calle. El papa de Jorge siempre estaba ahí. Con los del barrio vecino, todos los viernes jugábamos a las 5 p.m eran partidos a muerte a 10 goles. Y siempre terminaba uno de nosotros peleando y reventado. Pero al siguiente viernes otra vez era el cotejo. 13. A doña Fanny madre de Víctor le quebramos los vidrios varias veces. 14. Carro chocao hacia tiros al aire cada vez que la mechita perdía. 15. La lora de carro chocao le decía a mi mama ¡ Urra Urra mona hijueputa! Y mi madre se ponía furiosa y entraba a la casa diciendo que iba a matar a ese pajarraco. 16. En el 85 el m-19 se tomo el palacio de justicia. No hubo futbol ese domingo. 17. Ese año el pitufo boto el penalti contra argentino juniors. Lo debía cobrar falcioni. 18. El 86 se cayo el transbordador Challenger. 19. En el 87 mi tío llavero se emborracho 3 días por el gol de Peñarol.


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20. Esa final de la libertadores es la que mas me acuerdo, estábamos en la casa de mi tío el Gitano, que además era un estanco. Mi abuela en su mecedora, llavero parao gritando frente al televisor. Yo en el piso al lado de Guillermina. Ultimo minuto se va la señal, la radio canta gol, llavero se mete media de guaro tapa negra y después se tira al piso desconsolado. Mi abuela le dice guevetas levántese no llore mas, la vida no se acaba ahí. Pero mama íbamos hacer campeones. Bebió tres días. L.H (2014)

El mejor equipo del mundo hijueputa !. Leonardo Herrera instalación, Colombia 2014


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El mejor equipo del mundo hijueputa !. Leonardo Herrera instalaciรณn, Colombia 2014


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Coma Callao. Jim Fannkugen instalaciรณn, Colombia 2014


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COMA CALLAO Fannkugen, establece una relación directa con los dólares, propiamente con los retratos representados en este papel moneda norteamericano y su hábito personal de mambear hojas de coca, que es correcto uso de la planta por parte de los grupos indígenas. Se debe considerar que esta es una práctica milenaria o ritual sagrada por parte de algunas comunidades étnicas prehispánicas y que hoy día aun está vigente en ciertas etnias indígenas de nuestro país a lo largo y ancho del territorio colombiano, desde la Sierra Nevada de Santa Marta con los Kogis y Arawuacos, hasta la Amazonia con los Tikunas y Uitotos, entre otros lugares y culturas. Estos pueblos continúan hoy día en un mundo moderno con este milenario ritual ancestral como una tradición heredada por generaciones. El mambe o ypadú es un polvo que se obtiene del proceso de tostar al fuego, luego moler y cernir las hojas de coca para posteriormente mezclarlas generalmente con las cenizas de la planta Cecropia como aditivo alcalino (www.visionchamanica. com). Es así como Fannkugen con el extracto líquido que obtiene durante el proceso de mambeo, que pinta los retratos ilustrados en los dólares, pero sin cierta parte del rostro, propiamente de la boca hacia abajo, y analógicamente presenta un video en el cual se observa la boca del artista durante este acto de mambear. Es posible observar como el artista desliga este objeto de uso comercial para realizar transacciones económicas y se inspira en los retratos ilustrados allí, los cuales realiza con el tinte obtenido del verdadero rol o propósito inicial de uso de esta sagrada planta por los pueblos indígenas. Juan Osorio Orozco, Colombia 2014


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Coma Callao. Jim Fannkugen video, Colombia 2014


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Colectivo Paramédicos (Andrés Moreno Hoffman, Kiran Fernández, Samuel Rojas, Johnny C.) Esto no es una pipa. Colectivo Paramédicos, instalación y objetos, Colombia 2014


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ESTO NO ES UNA PIPA

Serie compuesta por seis piezas únicas, realizadas con materiales reciclados y componentes eléctricos, que funcionan como dispositivos extractores de THC (método de consumo medicinal de cannabis). Cada pieza es acompañada por una animación que describe la máquina y su funcionamiento, y finaliza con la presentación de un personaje que representa al usuario habitual, quien al sentirse trasgredido por la prohibición se refugia en su imaginación. La puesta en escena evoca la experiencia percibida por el consumidor como algo natural y completamente licito, denunciando la visión estigmatizada del consumo de cannabis. Estudios de giro es una serie de dibujos digitales en donde se describe el movimiento en giro de cada una de las piezas para crear una animación que hace parte del proyecto. Sobreponiendo las vistas que forman la animación en una sola imagen se produce un efecto de simultaneidad donde el objeto pre- senta ocho ramificaciones. Ese artilugio que media entre lo normado, frío, preciso, metálico, robotizado, y el referente marginal, delirante, evadido, desafiante, sacrílego, burlón; ese artilugio pipa forjada con los miasmas que deja en el camino la gran maquinaria pero cargado con un espíritu transgresor, funge de paradoja, de acertijo, descubre y esconde, como una mandala, y repite insistente: todo parece lo que no es. Wilson Rojas, Colombia 2014


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Estudios de giro. Colectivo Paramédicos impresión gráfica, Colombia 2014


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Estudios de giro. Colectivo Paramédicos impresión gráfica, Colombia 2014


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Narcometalizados. Stephen Ferry fotografĂ­as, EEUU 2014


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Narcometalizados. Stephen Ferry fotografĂ­as, EEUU 2014


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Narcometalizados. Stephen Ferry fotografĂ­as, EEUU 2014


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Los Caprichos. Camilo Restrepo tecnica mixta, Colombia 2014


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Los Caprichos. Camilo Restrepo tecnica mixta, Colombia 2014


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La jirafa del cartucho, Felipe Barreiro carbรณn sobre tela, 2014


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LA JIRAFA DEL CARTUCHO Cuando el gobierno de la ciudad inició el diseño del Parque del Tercer Milenio sobre los terrenos del cartucho, se elaboró un censo para saber quiénes y cómo vivían allí. Una familia que controlaba un punto de distribución de bazuco, recibió al funcionario censal. Fueron amables a pesar de la desconfianza que despertaban los del gobierno, porque ya se especulaba sobre el plan para demoler el barrio. Las preguntas de rigor fueron contestadas con rapidez: “¿cuántos son, dónde nacieron, cuántos años han permanecido en el barrio?”, en fin. Pero una respuesta dejó perplejo al funcionario. ¿Conviven con algún tipo de mascota? Si señor, una jirafa respondió la dueña de la casa ¿Una jirafa? -Si señor, una jirafa. Antes también teníamos un rinoceronte, pero nos lo comimos. Organizamos un asadito, compramos cervezas, invitamos a todos los de por aquí y ahí se fue el pobre animal. Varios meses antes del censo un circo francés había ofrecido funciones gratuitas en El Tucho. Las carpas se mantuvieron llenas durante dos semanas. Los niños molestaban a los animales y la gente se peleaba por entrar. Los franceses estaban sorprendidos. No creían que un gramo de coca se consiguiera por dos mil pesos. Abandonaron las funciones, agotaron su dinero, vendieron las carpas, las sogas, los animales, sus jaulas… todo, absolutamente todo se lo fumaron. Lo último que empeñaron fue una jirafa algunos dicen que la historia es falsa, pero yo la creo. Historias extrañas se cuentan sobre el Tucho y no podremos saber si son ciertas o no. De no ser por los noticieros, nadie creería que desde allí fueron lanzados dos rockets sobre la Casa de Nariño, el día de la posesión del ex presidente Uribe. Cientos de muertos quedaron olvidados bajo el demolido barrio que junto con la jirafa empeñada por bazuco seguramente permanecen allí.


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México a Colombia. LauraGarduño Garduño Banderas/De México, Colombia y Brazil. Laura

grabado en trovicel sobrede ensamble México 2015 Grabado en trovicel sobre ensamble tela, 148 xde 259tela, cm, México 2015


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Cocina. Pierre Valls vĂ­deos e instalaciĂłn, Argentina 2015


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COCINA

El proyecto “Cocina” consiste en establecer los vínculos -mercantiles- para conseguir los químicos para la elaboración y sintetización de las hojas de coca en clorhidrato de cocaína, para luego generar un laboratorio en la misma ciudad -Rosario-. Con la ayuda de una cámara de video oculta, se grabó, cartografío y mapeó los circuitos (legales e ilegales) de la droga en la ciudad de Rosario, Argentina. El mismo bloque de pasta base y raya de cocaína fue concebido como la traducción escultórica y performatica de un proceso de investigación que integra -al proyecto- en este sentido, sus relaciones conceptuales como: la fetichización del objeto de arte, la estetización de la crítica y capitalización de la violencia. Pierre Valls, Francia


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Cocina. Pierre Valls vĂ­deos e instalaciĂłn (capturas de pantallas) Argentina 2015


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EL ARTE DE COCINAR

Como se dice el arte de curar (incluso como título: “Profesionales del arte de curar”). Cocinar es algo que hago con tanta pasión y que me implica y compromete a la hora de exponerlo a la experiencia de los otros como cualquier producción artística. Y esto aun cuando haya tomado las recetas de libros o publicaciones o las haya googleado; cosa que en general se ha pensado históricamente (desde una historia que todavía nos retiene) como contraria a la “originalidad creadora” del artista. Sólo unas noches atrás (para celebrar el cumpleaños de mi esposa) cociné un “risotto alla milanese con ossobuco” tomado de un libro de cocina italiana, que debo reconocer me salió exquisito. Pero. Si se trata de cocinar otra cosa, algo que no siempre se le puede ofrecer a cualquier persona y que tampoco es habitual que se ofrezca gratuitamente. Si –como ya se puede intuir de lo anterior– el producto de esa cocina no es precisamente legal. Si esa cocina debe ser hecha en espacios escondidos (como sótanos o lugares recónditos) para que no sea descubierta. Si la sustancia obtenida oscila en el imaginario popular entre


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un producto divino y un arma del demonio. Entre el deseo y la repulsión. Por otro lado. Una sustancia que pone a Latinoamérica a competir (cosa que nunca había podido hacer) con los mercados estadounidenses (y, por si fuera poco, en los mismísimos Estados Unidos de América). Una sustancia que lleva las metodologías capitalistas a sus extremos más insoportables social y políticamente. También. El ingrediente que logró hacer masiva y mundialmente conocida a la bebida cola que toma de él su nombre. Un elemento utilizado por la medicina y el psicoanálisis. Hasta no hace mucho tiempo se hablaba de la “cocina de la pintura”. Señores autorizados decían cosas como que no se puede ser pintor si no se conoce a fondo “la cocina de la pintura” mientras te miraban con una mirada despectiva y pasada de moda. Pero. Cuál es el sentido de abordar esa acción desde el campo del arte. Por qué desde el arte se podría pensar como hecho susceptible de pertenecer a su campo, de ser llevado a su esfera, este modo de producir que se sitúa en los límites de lo legal. ¿Tendrá que ver con ese borde de ilegalidad que al arte le resulta muchas veces tan atractivo como modo de (re)situar, de (re)pensar ciertas cosas que nos involucran socialmente desprendiéndonos de los prejuicios desde los que habíamos construido esos objetos, esas acciones?


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(También podría ser que Pierre Valls lo haga para darle la razón a mi abuela que opinaba que los artistas eran medio “degenerados”) Antecedentes hay –y muy específicos. Hélio Oiticica transformó esa sustancia (me gusta ese término que remite a informe policial) en eje de su producción justamente por ser el elemento que Latinoamérica podía oponer al sometimiento económico por parte de EUA. En todo caso. Mostrar un ritual contemporáneo, exponerlo en su desnudez bella y/u obscena, compartir con otros lo que –de no estar desplazado de su lugar constitutivo, corrido de su significación intrínseca– sería lo opuesto de un acto público, de un espacio de participación para darnos a ver(nos) y a pensar(nos), eso (tal vez, aquí y ahora) es a lo que todavía (no sin conflictos ni contradicciones) podamos seguir llamando arte.

Roberto Echen, Argentina 2015


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Estrella de pepas (detalle). VĂ­ctor Escobar instalaciĂłn, Colombia 2015



El Oso de Cosalá. Ling Sepúlveda impresión sobre papel, México 2010


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Pharmakon. Cristina Ochoa instalaciĂłn, EspaĂąa 2016


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PHARMAKON. Cura o veneno

Pharmakon es un proyecto de investigación artística que abre la discusión para desmitificar el concepto ambivalente de ‘droga’. En Pharmakon se propone un laboratorio experimental, bioquímico y estético, en el cual se examina el uso histórico de diferentes sustancias y sus efectos en el comportamiento, cuestionando tabúes sociales y culturales con respecto al uso de drogas. Ante la urgencia de una pedagogía, el tema de las drogas se aborda aquí desde una perspectiva estética y política. Tras realizar un trabajo de campo, intervenciones, visitas, encuestas, entrevistas y colaboraciones con diferentes grupos de personas, profesionales y espacios en Barcelona, se presenta un trabajo experimental dentro y fuera del estudio. Este comprende una serie de piezas y acciones alusivas a las sustancias psicoactivas, así como colaboraciones e interacciones que operan a modo de ventanas hacia otros conocimientos. El deseo de controlar el comportamiento es tan antiguo como el deseo de intoxicarse a sí mismo, sin embargo ahora es necesario entender las razones por la cuales ciertas sustancias han sido utilizadas de forma recreacional y/o medicinal. En la búsqueda de una cura y de alterar el cuer-


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po se desarrolla la farmacopea moderna con la exploración y consumo de fármacos. Deleuze y Guattari entenderían la esquizofrenia como parte del problema de capitalismo. La locura está en tensión constante con el poder, mientras lo abyecto trata de ser delimitado por el estado, vigilado y normalizado. A pesar de que Hinduistas, orientalistas o chamanistas están aún encantados por exotismo y su fetichismo capitalista espiritual, quizá sea en esas esferas desde donde se puede aportar a la discusión una mirada menos ortodoxa o no occidental al reflexionar sobre el papel de la poesía, el arte y otro tipo de conocimientos no académicos entre magia, alquimia, chamanismo, ocultismo y hermetismo. A través de una investigación en torno a la historia de la farmacia que incide en la propia noción de droga; la producción de pinturas y acuarelas con diferentes sustancias -café, vino, tabaco, marihuana, amapola, efedrina, peyote, cocaína, MDMA-; una instalación laboratorio con un glosario de drogas; y un video registro de viajes psicodélicos bajo el efecto de ciertas sustancia Pharmakon trata de romper paradigmas con respecto al uso de diferentes sustancias psicoactivas, cuestionando los mecanismos políticos de la prohibición, la gestión de placeres y riesgos, la guerra del narco o la prevención de la dependencia. Así, en la locura y lo abyecto también se manifiestan visiones y voluntades de resistencia para emancipar la mente del capitalismo cognitivo. El Pharmakon sería una forma de acceder al conocimiento negado, el arte y la poesía serìan como un fármaco que activa la percepción y la reflexión, o un vicio y la perdición. Cristina Ochoa, Colombia 2016


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Pharmakon. Cristina Ochoa instalaciĂłn, EspaĂąa 2016


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AMANTES, AVISTAMIENTOS Y UN JUGADOR DE DARDOS

CONTACT SHITS Aparentemente, Contact shits es una indagación sobre la bajeza humana. Esta serie del peruano Eduardo Villanes, lograda en el periodo 2015-2106 registra la vida salvaje del centro de Bogotá, desde la ventana de su apartamento, en la Avenida Caracas con calle 16. Lograda a partir de la captura de imágenes analógicas, exentas de la posibilidad de arreglo del tratamiento digital, funciona de una manera invocatoria y casi azarosa - la misma en que siempre funcionó la fotografía quimica-. Como los Caprichos de Goya, Contact shits son en conjunto una demoledora crítica social, donde el penumbroso claro oscuro y sus desarreglados personajes nos sirven para entender las injusticias y desigualdades de nuestra sociedad. Como en las famosas series Faenza, Mogador y Lux de Miguel Angel Rojas, tomadas cuatro décadas atrás en los teatros de cine rotativos del mismo centro de la Atenas suramericana, Villanes registra la intimidad perturbadora de un inframundo que funciona de noche pero también a plena luz del día, en los andenes separadores del congestionado sistema de transportes de la ciudad, en el espacio de 5 m por 5 m del separador de la avenida Caracas.


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Marineros deportados de E.U. x Marihuana. AndrĂŠs Orjuela fotografĂ­as digitales iluminadas, Colombia 2015


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Este micro mundo fuera de orden, este “campo de exterminio” en palabras del propio Villanes, que vemos y no queremos ver, es una analogía de otros lugares del mundo donde la violencia es norma: Guantánamo, Abu Graib, la cárcel de Manaos en Brasil, los campos de inmigrantes ilegales centro y sur americanos manejados por los Zetas en México. Contact shits se divide en grupos, siguiendo la lógica de la hoja de contactos, de la que deriva su nombre. Uno de ellos, Los amantes primer avistamiento, es quizá el más conmovedor de todos. En el espacio reticulado y mínimo del separador, sobre los adoquines de asfalto y en esa especie de islote que separa del ritmo desenfrenado de los buses del catastrófico sistema de transporte de Bogotá, un hombre joven y una mujer joven hacen el amor. Marineros deportados de E.U. x Marihuana. Andrés Orjuela fotografías digitales iluminadas, Colombia 2015

Marineros deportados de E.U. x Marihuana. Andrés Orjuela fotografías digitales iluminadas, Colombia 2015


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UN ARCHIVO NO TAN MUERTO

I. El Espacio circuló en Bogotá por casi cinco décadas, fue uno de los pocos y el último de los periódicos de crónica roja de la ciudad. Fotos de crímenes sangrientos, titulares en letras rojas y chicas en topless en la última página, era lo que ofrecía cada mañana. Su archivo fotográfico, fue tirado a la basura y recogido por recicladores callejeros. Vendido por peso como papel reutilizable se perdió definitivamente, aunque algunas fotografías cayeron en manos de escasos coleccionistas que salvaron una mínima parte de él. Un grupo de imágenes originales, con su fecha de identificación en el reverso, fueron seleccionadas por Andrés Orjuela, quien ha escogido, re interpretado y dio a conocer progresivamente los restos del Archivo. La “pre-historia” del narcotráfico, se vuelve inminente, actual, pues Archivo muerto es un espejo donde vemos los mismos asesinatos callejeros, los mismos polizontes intentando cruzar fronteras, los mismos atropellos policiales, los mismos pequeños traficantes capturados que exhiben las noticias hoy, y que en otro momento y con otros rostros testifica el archivo muerto de Orjuela, quien amplia el original y lo ilumina manualmente, para pintar lo mundano nocivo, e inspeccio- nar el orden pernicioso del mundo.


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Las imágenes mantienen el título de la fotografía original, es decir el título de identificación dado en el periódico para la noticia, e incluyen como anexo en tamaño 1:1 la ficha descriptiva, hecha a las carreras en la sala de redacción del dia- rio, con fechas y anotaciones a mano, manteniendo sin desestructurar, una mirada que está más cerca del verdugo que de la víctima, pues el artista no altera en esencia el mensaje aleccionador del extinto diario bogotano, y su aplicación de pigmentos, resalta por contraste el “brutalismo” propio de El Espacio. Así, como testigo y como archivador, Orjuela hace visible lo invisible del orden social ya descrito. “seccionado, iluminado con la misma historia”, este archivo está dedicado a los que viven en infortunio, pues más que un archivo de las maldades es un archivo de la desgracia, un archivo de los capturados, los detenidos, los ajusticiados, los atropellados, los abaleados y los acuchillados. Extraídas del archivo de El Espacio -definitivamente muerto-, estas imágenes son como cartas de un tarot, que aparecen sin orden cronológico, iconográfico, secuencial, pero que permiten ver en conjunto en los castigos y los abusos, los crímenes del mañana. II. Quizá el interés progresivo que alcanza hoy Archivo muerto tenga que ver con la colombianización del mundo en general, consistente en la corrupción sin fronteras en todos los frentes: los Panamá papers y Odebrecht, el crecimiento de los ejércitos privados, como Blackwater, los paramilitares colombianos y los zetas mexicanos, los golpes de Estado sin golpe en países como Brasil y Paraguay, la normalización del crimen y la evidente narcotización global que nos lleva a volver al casi inevitable tema de las drogas y la sociedad colombiana. Archivo muerto tiene que ver, evidentemente,


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con ese momento en que los colombianos “dejamos de lavar platos y empezamos a lavar plata” para usar las palabras del cineasta colombiano Luis Ospina. La glorificación de Escobar en Netflix, de la que son cómplices y beneficiarias editoriales en todos los países, publicando las memorias de su hijo, hermana y biografías varias, escurren todas el bulto y ocultan melindrosamente las relaciones entre la CIA, la mafia y los oscuros regímenes de América Central y del Sur. III. En Colombia hay una larga historia y tradición de violencia de la que cualquiera puede aprender, pues algo que no puede negarse es el desarrollo de una cultura criminal -promovida por su clase política- que viene a través de los pájaros y bandoleros de La Violencia de los años 50, que continúa con las bandas que controlaban las minas de esmeraldas y los inicios del tráfico de cocaína a la Cuba de Batista, con los orígenes del tráfico de marihuana desde la Costa Caribe a las costas de la Florida en los años posteriores a la guerra de Vietnam, y que alcanza su cenit no con Pablo Escobar, sino con Álvaro Uribe y su gobierno que asesinó a mas ciudadanos que las tres dictaduras del cono sur juntas. Como lo hace la recién estrenada película de Víctor Gaviria, La mujer del animal, que sucede en el Medellín del año 75, Archivo muerto escoge el pasado para testificar fragmentariamente, el desarrollo y evolución de una violencia primaria, que es producto de una tremenda y no mencionada exclusión social, verdadera madre de todos los males. Santiago Rueda, 2017


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Archivo muerto. AndrĂŠs Orjuela, fotografĂ­as digitales iluminadas, dimensiones variables, Colombia 2013-2017


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Marineros deportados de E.U. x Marihuana. AndrĂŠs Orjuela fotografĂ­as digitales iluminadas, Colombia 2015


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Verdades y mentiras. Ivรกn Navarro tinta sobre papel, Colombia 2017


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Verdades y mentiras. Ivรกn Navarro tinta sobre papel, Colombia 2017


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Phantastica. Christian Abusaid, serie de 10 carteles con nombres científicos de plantas sicotrópicas, Colombia 2017


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PHANTASTICA

La íntima relación entre el mundo vegetal y el organismo humano se manifiesta en algunas plantas que producen sustancias que influyen en las profundidades de la mente y el espíritu. Al ingerir estas sustancias, nos encontramos en situaciones que parecen más reales que el mundo normal, y cuyas experiencias nos es imposible describir en el lenguaje corriente. Desde el culto del Soma en la India, pasando por los hongos sagrados de Mesoamérica a las plantas de la región Andina, y hasta hoy, en su aplicación en la medicina actual, estoy convencido que las plantas sagradas son la llave del auto conocimiento.

Christian Abusaid, Colombia.


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Phantastica. Christian Abusaid serie de 10 carteles con nombres científicos de plantas sicotrópicas Colombia 2017


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Phantastica. Christian Abusaid serie de 10 carteles con nombres científicos de plantas sicotrópicas Colombia 2017


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Micro atmรณsfera hostil. Juliรกn Santana, kit personal de pipa y cajetilla con 3 gramos de bazuco (negociados con un consumidor del barrio San Victorino en Bogotรก) y exhalaciรณn de humo de bazuco, conteni- dos en globo R- 40, instalaciรณn, dimensiones variables, Colombia 2017


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Micro atmósfera hostil. Julián Santana fotografías, Colombia 2017


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Fidel - Escobar, de la Serie: “Coincidencias Históricas”. Jesús Hdez-Güero collage, Cuba 2017


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N-arco. Edinson QuiĂąones placa metĂĄlica, Colombia 2015


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Colombianización de Colombia

No me cabe la menor duda sobre el proceso de colombianización criminal que está sufriendo México y presumo que allá llegarán también a la situación deplorable de aquí en que, por ejemplo, “Popeye”, el jefe de sicarios de Pablo Escobar – con más de dos mil homicidios a cuestas– y su hijo, Juan Pablo Escobar, firman autógrafos por las calles, son aplaudidos y copan los mejores espacios de la televisión y de las vitrinas de las librerías con la inaudita comercialización de los delitos monstruosos de su jefe y padre, respectivamente. Para no hablar de las más altas posiciones que –muy a la colombiana– con seguridad alcanzarán en la política y el alto gobierno los secuaces y servidores de la mafia mexicana. Es cuestión de tiempo para que uno de ellos llegue a la Presidencia de la República ofreciendo, como lo hace Uribe, “salvar al país de la espiral de corrupción y violencia que se lo comen vivo. Para entonces, se estará recordando que al periodista mexicano Javier Valdez lo asesinaron en 2017 –muy a la colombiana– y al colombiano Guillermo Cano lo mataron en 1986 –muy a la mexicana–.” Para Gonzalo Guillén el fenómeno de la colombianización tiene que ver con la manera en que personajes asociados a la violencia del narcotráfico se convierten en personajes admirados por la opinión pública, como es el caso


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de Pablo Escobar, a quién los medios han convertido en una especie de leyenda, o personajes políticos como el expresidente Uribe en Colombia, que cargan con infinidad de acusaciones relacionadas con narcotráfico y paramilitarismo, quien los medios han convertido en especie de ídolo religioso nacional; o el sicario Popeye del cartel de Medellín, quien tras pagar 23 años de cárcel, se ha reciclado en youtuber y gracias a un fuerte soporte mediático funge públicamente como líder de opinión. Guillén se refiere a estas metodologías de la impunidad como estrategias que funcionan a lo colombiano, en el caso específico del silenciamiento de periodistas en México y Colombia, a propósito del caso del asesinato de Javier Valdez asesinado muy a la colombiana como en 1989 fuera asesinado también el director del periódico El Espectador Guillermo Cano . El fuerte contraste entre lo que sucede con los relatos y sus autores en cada bando, por un lado: investigadores, defensores de DDHH, activistas, periodistas, quienes se atreven a criticar al régimen son amenazados y en muchos casos asesinados; por el otro: quienes se vanaglorian de la violencia que ejercen, son celebrados públicamente y convertidos en héroes de telenovelas y líderes de opinión. Quizás para 2017 se confunden ya los modos de accionar violentos gracias a que este fenómeno criminal y sus relatos se han hecho transnacionales, los cárteles mexicanos operan en Colombia, los sicarios mexicanos son entrenados por Kaibi- les guatemaltecos, los policías colombianos asesoran en seguridad a presidentes mexicanos, las telenovelas sobre narcos son producidas por transnacionales estadounidenses; escritas por guionistas colombianos, interpretadas por brasileros, mexicanos, gringos, basándose en


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la vida de delincuentes mexicanos y colombianos, que son perseguidos por intachables policías secretos estadounidenses, para ser vistas en televisión digital por paga en cualquier rincón del mundo con subtítulos en varias lenguas. En la columna de opinión de Guillén (periodista colombiano también amenazado de muerte en repetidas ocasiones) escribe sobre el asesinato impune de un colega periodista mexicano, es el relato de la impotencia y la rabia que genera ver cómo funciona todo un aparataje de corrupción criminal frente al que parece que no se puede hacer nada. Una maquinaria perversa, que se nutre de impunidad, violencia que caracteriza a ese país suramericano en el que una guerra confusa y sanguinaria exterminó miles de existencias; práctica sanguinaria que el autor denomina Colombianización. Nadia Granados, Colombia 2016


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UNA LíNEA DE POLVO (2012-2017)

Centro de Expresiones Contemporáneas CEC, Rosario, Argentina, 2012. Barracao Maravilha, Rio de Janeiro, Brasil, 2013. VIII Bienal Internacional SIART, La Paz, Bolivia, 2013. FLASCO, Quito, Ecuador, 2014. Taller Espacio Alternativo y La Curtiduría, Oaxaca, México, 2014. Cemeterio do Peixe, Minas Gerais, Brasil, 2015. Centro Cultural Kavlin, Punta del Este, Uruguay, 2015. Museo de Arte Contemporáneo, Bogotá, Colombia, 2017.


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CEC, Rosario, Argentina, 2012 Barracao Maravilha, Rio de Janeiro, Brasil, 2013 VIII Bienal Internacional SIART, La Paz, Bolivia, 2013 FLACSO , Quito, Ecuador, 2014 Taller Espacio Alternativo y La Curtiduría, Oaxaca, México, 2014 Cemeterio do Peixe, Minas Gerais, Brasil, 2015 Centro Cultural Kavlin, Punta del Este, Uruguay, 2015 Museo de Arte Contemporáneo, Bogotá, Colombia, 2017-18


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VIAJANDO CON UNA LíNEA

Una línea de polvo. Arte y drogas en Colombia se publicó en el año 2009. Mi interés en el tema se remonta a fines de la década de los 90, cuando realicé el proyecto fotográfico Contenedores humanos, cuya investigación incluyó entrevistas con mulas en alguna cárcel de Inglaterra. En el año 2005 publiqué mi primer libro, Híper/Ultra/ Neo/Post, Miguel Ángel Rojas 30 años de arte en Colombia, dedicado al artista que con más intensidad y longevidad ha trabajado el tema de la siembra, producción, tráfico y consumo de la coca y sus derivados. Dos años después publiqué el ensayo Panacea phantastica, dedicado a Wilson Díaz y específicamente a sus obras con semillas de coca, fotografías de setos de ésta planta en los jardines de Cali y su obra Erytroxylon Novogranatense. Después de haber realizado una residencia curatorial con el CEC y el museo Macro-Castagnino en la ciudad de Rosario, Argentina, en el año 2012 propuse al director del CEC Roberto Echen, la primera versión de Una línea de polvo. Arte y drogas. La exposición se realizó en noviembre de 2012 y contó con la participación de once artistas. Leonardo Herrera participaba con su bandera Ciudad Narco y había fabricado una versión especial – albiceleste- para este edi-


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ción, la cual se nos pidió no colgar, debido a la escandalosa destitución del jefe de policía de la provincia de Santa Fe, destituido días antes por sus vínculos con narcotraficantes. Sin embargo, junto a Lisandro Arévalo enseñamos esa misma noche la bandera en un recital de Dick el demasiado, y desplegamos el estandarte por las calles. Para ese momento Rosario se estaba convirtiendo en la capital narco de Argentina y se encontraba en el inicio de una guerra entre organizaciones criminales que logró duplicar su tasa de homicidios entre 2010 y 2014. Por su posición geográfica y sus puertos, por su crecimiento inmobiliario y la marginación de buena parte de su población, la ciudad se convirtió en un núcleo narco, un punto de en- trada al sur del continente en la llamada ruta Sinaloa —Medellín—Rosario. La siguiente versión de la exposición se realizó en Río de Janeiro en el espacio independiente Barracao maravilha. Me encontraba en la ciudad invitado por la ya extinta Casa Daros, y tuve la oportunidad de conocer ese descomunal y perecedero proyecto, que poco aportó a las artes brasileras. La inauguración de Uma linha de Pó se llevó a cabo un sábado al mediodía en el mes de julio, y mientras tronaban los corridos prohibidos recopilados por Cristina Ochoa, en la esquina de la Avenida Gomes Freire se celebraba ritualmente una roda de samba. En esos momentos se vivía una gran inconformidad en la ciudades brasileras por el aumento de los precios en el transporte público y la especulación financiera y de todo tipo que provocaban el inminente mundial de futbol y la olimpiada de Rio, que como se vio después resultarían en enormes desfalcos al erario público. Herrera fabricó otra bandera para esta versión, en este caso con los colores rojo y negro del más popular de los clubes cariocas, Flamengo. A pesar de mi insistencia en exhibir la bandera


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en el espacio exterior, los miembros del Barracao tenían un ataque por parte de los de la torcida local o bien problemas con la policía local. La siguiente versión se realizó en octubre del mismo año, en la octava versión de la bienal SIART en La Paz, Bolivia. Allí tuve la oportunidad de ver los usos de la coca como una planta que es parte de la dieta cotidiana local. Pocas plantas como la coca, tienen un poder alimenticio tan grande, y hace parte de la vida de los pueblos amazónicos y andinos desde tiempos inmemoriales. Visité en La Paz el pintoresco Museo de la coca y tuve el privilegio de visitar Tiahuanaco, centro de las artes y las ciencias de los antiguos habitantes de la hoy nación boliviana, situado a 15 km de lado del lago Titicaca y habitado desde hace más de 3000 años. En algunas de las figuras de este centro ceremonial, pueden verse los retratos de hombres con la mejilla henchida, masticando la hoja de coca. La siguiente versión de la exposición tiene lugar en la sala de exposiciones de Flacso en Quito, Ecuador, gracias a las gestiones de Gina Navas y del apoyo del director de la sala de exposiciones de esta institución, el artista y gestor Marcelo Aguirre, quien en la película El pescador de Sebastián Cordero, hace el papel de un poderoso narcotraficante. No sobra mencionar que la película trata sobre la llamada pesca blanca, los hallazgos que los pescadores artesanales hacen de los paquetes prensados de cocaína que ocasionalmente encuentran flotando en el océano o en las costas de todo el pacífico, desde el Ecuador hasta las costas de México. Aguirre no temió exhibir Ciudad Narco, y la bandera se expuso en la fachada de amplias ventanas de la sala.


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La siguiente versión de la exposición se realiza en Oaxaca, México, en noviembre del mismo año, y coincidía con las celebraciones del día de muertos que en ese estado son especialmente significativas. Con 27 artistas y dos espacios participantes, la exposición alcanzó su cota máxima hasta ese momento. Experiencia casi surreal, artistas participando con obras cifradas alrededor de un fenómeno tan complejo que comprende lo ambiental, lo psíquico, lo perceptual, lo político, lo ético, lo moral, lo legal como lo es el de las drogas, corriendo parejo a las celebraciones del inframundo que se celebran desde tiempos prehispánicos en una de los estados más ricos culturalmente de todo México y de los menos afectados aún hoy por los carteles de la droga, gracias a sus comunidades indígenas. En ese entonces, me encontraba precisamente, realizando una residencia de investigación en ese país sobre el tema, gracias al convenio IDARTES-Taller multinacional. En junio de 2015 fui invitado por Francilins Castilho, antropólogo, artista y gestor cultural a la residencia que realizaba en Cemiterio do Peixe, al interior de Minas Gerais en un lugar ritual donde no existían comunicaciones telefónicas ni de otro tipo. Allí, en una de las pequeñas casas que se habitan una sola vez al año para las celebraciones religiosas de San Miguel Arcángel en cada mes de agosto, instalé la exposición y viví en el mismo espacio por una semana. La residencia artística, llamada “Morte e magia nas artes visuais” tiñó de un aire místico a la exposición, realizada en un hermoso paraje montañoso. Daniela Labra, curadora, llevó even- tualmente la versión rojinegra de Ciudad Narco a una exposición en Parque Lage, Río de Janeiro, donde fue exhibida en sus jardines. La expedición por el interior de Minas Gerais concluyó con la visita a los Cosmococas de Helio Oiticica,


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higiénicamente presentados de manera permanente en el descomunal jardín y parque temático de arte contemporáneo Inhotim, hoy recordado por el reciente encarcelamiento por lavado de dinero de su fundador, Bernardo Paz. En octubre del mismo año, la exposición fue recibida por el Centro Cultural Kavlin, en Punta del Este, Uruguay. La exposición se realizaba en el primer país en el mundo que legalizó la producción, comercialización, tenencia y uso recreativo y medicinal de la marihuana, un proceso que se ha hecho efectivo sólo hasta julio de 2017, pero que viene de la aprobación de ley 19712 en el año 2013. De alguna manera, la exposición apoyaba los esfuerzos de despenalización y consiguiente descriminalización del uso de esta planta medicinal, un ejemplo difícil de seguir en otras partes del mundo por la política antidrogas imperante. Tendrían que pasar dos años para que la muestra pudiese ser realizada en Colombia, a pesar de los repetidos intentos tanto en convocatorias como en solicitudes a museos y espacios institucionales en diferentes ciudades del país, quienes siempre con evasivas respondieron ante la propuesta de realizar la muestra. Solo gracias al curador de el Museo de Arte Contemporáneo Juan David Quintero y a su director Gustavo Ortiz, la muestra puede realizarse otra vez en el mes de noviembre en Bogotá, reuniendo 44 artistas de Argentina, Brasil, Canadá, Colombia, Bolivia, México, Estados Unidos y Francia. Una línea de polvo en América latina, llega a su versión más extensa, invitando por primera vez a varios artistas que por la naturaleza de sus obras no habían podido ser incluidos en versiones anteriores. También participaban artistas que en estos dos últimos años se han acercado el tema, a veces por primera vez, y fueron in-


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vitados nuevamente casi todos los artistas que habían colaborado en las versiones anteriores. Se cerraba así un lustro de itinerancia por el continente y con este Post scriptum casi una década -8 años- desde la publicación de Una línea de polvo en el año 2009. Santiago Rueda, 2017


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Rosario, Argentina, 2012


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Rio de Janeiro, Brasil, 2013

CAMBIAR POR LA FOTO DE MENSENGER


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CAMBIAR POR LA FOTO DE MENSENGER


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La Paz, Bolivia, 2013


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Oaxaca, México, 2014


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Cemiterio do Peixe , Brasil, 2015


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Punta del Este, Uruguay, 2015

CAMBIAR POR FOTO MENSENGER CON PUBLICO


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Bogotรก, Colombia, 2017


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AGRADECIMIENTOS ESPECIALES (2012-2017)

A los artistas que también participaron en Una linea de polvo: Alexandre Antunes, Adriana Tabalipa, Adriana Bustos, Alfredo Roman Bulacio, Alberto Baraya, Artemio Narro, Camila Botero, Dana Wyse, Elkin Calderón, Fabián Cano, Victor Escobar, Pedro Manrique Figueroa, Miguel Ángel Rojas, Gabriel Escalante, Cristobal Gracia, Alejandro García, Rubén Gutiérrez, Ana Quiroz, Juan Haag, Lisandro Arévalo, Pedro Lasch, Roberto Indiana, Maria Isabel Rueda, Fabio Serrano, Sofia Reyes. y a los gestores de espacios repartidos por el continente: Roberto Echen y equipo CEC (Rosario), Gina Navas, Marcelo Aguirre y gente de FLACSO (Quito), Sandra de Berduccy y gente BIENAL SIART (La Paz), Hector Audifred, Demian Flores y La curtiduría (Oaxaca), Zé Carlos, Natali Tubenchlak y artistas Barracao Maravilha ro),

(Rio de Janei-

Francilins Castilho y su equipo mágico (Cemeterio do Peixe), Igna-

cio Rodriguez y equipo Centro cultural Kavlin (Punta del Este), Gustavo Ortiz, Juan David Quintero, William Aparicio {fotografía} y equipo MAC.


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En Portada de TIME (1979)

El informe de “Time” sobre “The Colombian Connection”, en el cual se nos concede el dudoso honor de estar narcotizando, envenenando y corrompiendo a millones de norteamericanos ya va camino de todos los archivos, todos los computadores especializados, todas las fuentes de información sobre nuestro país y la América Latina, y se seguirá usando por los próximos diez años, o más, en las universidades, en las escuelas, en los colegios de segunda enseñanza y donde quiera que alguien quiera saber qué pasa con Colombia, después de la guerra no declarada donde murieron trescientos mil colombianos, que es el dato más próximo sobre nuestra existencia. La guerra y la droga teñirán la reputación de nuestros compatriotas en ese tiempo futuro. Y cuando un senador, o un representante de los Estados Unidos, o un pedagogo europeo, o un geógrafo de cualquier parte del mundo necesite saber algo de Colombia, allí se enterará de nuestra perniciosa influencia sobre una sociedad en su mayor parte, blanca anglosajona y protestante, influencia que en pocos años sustituyó a Francia y a Méjico en el mercado mundial de la marihuana y de la cocaína, e inventó los más audaces y mejores métodos para llegar hasta el corazón de un pueblo


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honesto y puritano con sus barcos, sus aviones, sus mafias, sus asesinos, sus contrabandistas, sus mulas, y toda la parafernalia de la deletérea contaminación de nuestro tiempo. Habrá, sin duda, algunos países que descansen de una tradicional reputación de gente azarosa y criminal. Por ejemplo, Italia y sus sicilianos, a quienes hasta ahora se suponía los grandes corruptores de los Estados Unidos, desde el momento en que éstos decidieron no permitir a los honrados ciudadanos beber whisky o licores fuertes y dieron pie para que se formaran las mafias celebérrimas de Chicago, Nueva York, Los Angeles, de triste memoria, que montaron la organización para dañar a América, la bella, y empantanar su reputación internacional con los asesinatos y venganzas del negocio organizado de la prohibición. O como “The French Connection, antecesora de la nuestra, por donde entraban las drogas de Beaudelaire y los poetas escritores malditos desde París y Marsella para dañar una civilización cándida y adicta a la leche, O como la ingeniosa conexión del Extremo Oriente que pervirtió a casi un millón de soldados americanos, jóvenes de apenas diez y ocho años, que comprometidos a defender el honor nacional en Indochina trajeron de regreso de una “guerra sucia” la afición a la heroína más pura que introducían en las filas los aliados y los enemigos orientales nativos, con el propósito de desmoralizarlos. Ahora, para colmo de desventuras, un pequeño país de Sur América se ha convertido en la desvergonzada conexión para corromper a las autoridades de aduana, pasar sobre la vigilancia aérea de las fronteras, y llegar a la mafia colombiana de Jackson Heights, en Nueva York, desde la cual se distribuyen marihuana y cocaína por valor de miles de millones de dólares al inmenso territorio continental.


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Tan grave la influencia y desmoralización que se está originando que ya hay en Hawai, territorio insular y Estado de los Estados Unidos, prodigiosas siembras tecnificadas de marihuana que producen alrededor de un 5% de la droga para enviarla al Continente, en competencia abierta con las plantaciones de Oregón y otros Estados y que ni la Policía, y ni siquiera Mc.Garret, de Hawai 5-0. han logrado reducir el abominable tráfico, sustitutivo de las piñas fabulosas que enriquecieron a muchos millonarios. Algunos escépticos y cínicos en los Estados Unidos atribuyen estos hechos a la mala política de su nación en el tratamiento de las drogas. Uno de ellos, Gore Vidal, por ejemplo, dice que el buró de narcóticos y las leyes de policía sobre la materia han creado el problema, y que es sorprendente que donde no se lucha, como en Inglaterra, contra el tráfico de drogas, éste no existe y su control está encomendado a los médicos, que autorizan a los adictos a comprar en una farmacia, a precios reducidos, la pequeña cuota personal. La mafia, claro, no puede entrar en ese negocio, porque no hay negocio. La política de los Estados Unidos, oficialmente, era hasta hace pocos meses, la antagónica. Según declaró un asesor de la Casa Blanca, consistía en elevar el precio de las drogas, persiguiéndolas con todos los elementos de la Policía, la guardia costanera, los servicios secretos, para que sólo estuviera al alcance de las clases más ricas. La mafia debió ver el negocio y entró con entusiasmo a buscar drogas dondequiera y a llevarlas a los Estados Unidos, donde se valorizaban automáticamente de manera inverosímil. El negocio pagaba la corrupción dondequiera, y los barcos, los aviones, las siembras de marihuana y cocaína, el establecimiento de laboratorios sofisticados en los países en desarrollo, la compra de autoridades, porque


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el socio involuntario era el organismo represivo de los Estados Unidos, que elevaba el precio de las drogas como una finalidad última de su trabajo, para quitarles la tentación a los adictos pobres. Con su afición a las estadísticas. Gore sostiene que con su política, Inglaterra, con una población de más de cincuenta y cinco millones, tiene 1.800 adictos a la heroína, al paso que los Estados Unidos, con más de doscientos millones tiene quinientos mil adictos. Como quiera que sea, Inglaterra no parece tener un problema de drogas, ni de mafias, ni de fantásticas conexiones mundiales para destruir la moral del pueblo británico. La mafia, y su consecuencia, la Policía, están fuera del juego. Y la prensa no tiene que dedicar tantos esfuerzos de investigación y tanto despliegue para atribuir periódicamente a uno u otro país el desorden que las drogas introdujeron súbitamente al suyo, apacible y tranquilo en los días de Eisenhower. Tampoco supo el veterano soldado de la guerra de Europa que decisiones de su Gobierno podrían iniciar ese desastre nacional, cuando se enviaran a jóvenes a pervertirse a la Indochina. De todas maneras algo anda mal, pero no por la Colombian Connection, que sería otro caso de un país pervertido por la mafia de las drogas, y no, súbitamente, un maestro de corrupción internacional. La coca, que solía masticar una minoría indígena en nuestras montañas aisladas, se convirtió en un artículo de lujo gracias a la política del Gobierno norteamericano. Poco tuvimos que ver con ella, ni en sus orígenes, ni en sus fatales resultados. Pero ahora somos “The Colombian Connection”. Alberto Lleras Camargo (expresidente de Colombia)


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El Cuevas de la casa Medina (Fragmento)

El arte naif que produjo el narcotráfico es la cara opuesta al arte conceptual, un contrapeso figurativo a la corriente predominante. La construcción del mal gusto mafioso entremezcla de forma estrafalaria cuadros –falsos y auténticos– de Fernando Botero, jarrones de la dinastía Ming, poltronas estilo Luis XVI, huevos de Fabergé, ventanas polarizadas. Aunque suele repetirse que los mafiosos –por su escasa formación académica, por su desconocimiento de la historia del arte, por ser caprichosos o acumuladores patológicos– fueron víctimas de estafas y falsificaciones, algunos de ellos conformaron grandes colecciones asesorados por reconocidos galeristas o a través de las grandes casas de subasta europeas y norteamericanas. La revista Vanity Fair publicó a mediados de 1992 un reportaje sobre Pablo Escobar (“On the Trail of Medellin’s Drug Lord”) y su guerra en dos frentes: mientras combatía al gobierno por cuenta del tema de la extradición, estaba involucrado en otra guerra contra los hermanos Rodríguez Orejuela y sus socios del cartel de Cali. La revista habla de las técnicas esnobistas de Miguel Rodríguez Orejuela, quien había hecho “todo lo posible por ser aceptado socialmente. Mientras estuvo preso en España en 1985 por abrir mercados de droga en Europa, contrató los servicios de un consejero cultural para no interrumpir


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sus clases de historia del arte; despachó a sus hijos a Oxford, lo que le reportó buenos dividendos”. Entre esos consejeros culturales afloraban varios marchantes avivatos o vendedores de falsificaciones, algunos de los cuales fueron asesinados en su momento. Tal fue el caso de Mauren José Ramírez, quien en la década de los ochenta le vendió a Pablo Escobar cuatro jarrones de la dinastía Chen-Tsung por unos mil millones de pesos colombianos de entonces. El jefe del cartel de Medellín pidió a un curador de confianza un certificado de autenticidad, pero este se negó afirmando que los jarrones eran réplicas hechas en Ráquira, Boyacá. Pocas semanas después Ramírez apareció abaleado en una calle de Medellín. Cuando el que pereció acribillado fue el mismísimo Escobar, mucho se habló de sus Picassos, Mirós y Boteros. De hecho, en la segunda temporada de la serie Narcos, de Netflix, se hace referencia a varias obras de arte que la esposa de Escobar compró a un marchante español. En los ochenta y parte de los noventa varias galerías estuvieron enredadas o enfocadas en la compra y venta de arte a mafiosos. El modus operandi era sencillo: un artista de renombre, un intermediario sin escrúpulos, un galerista con contactos y un incauto con dinero. Muchísimo dinero, al decir de varias personas que consulté para esta crónica. Jairo Valenzuela, director de la Galería Valenzuela-Klenner, cuenta que en aquellos años se fabricaban artistas a la medida del gusto de los mafiosos, que era fácil, figurativo: caballos, desnudos, guerreros, billares, vida nocturna, cerámicas y obras que al ser transadas multiplicaban su valor comercial cuatro o cinco veces. Lucas Ospina cuenta en una columna en Esfera Pública que en aquellos años la mayoría de pin-


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tores se pasaron del óleo al acrílico (que seca más rápido); algunos mágicos se aparecieron por Europa, les compraron arte en lote (al por mayor) a los pintores colombianos del Grupo de París, y patrocinaron su bohemia. De ahí que se formara una burbuja especulativa y el arte se convirtiera en un eficiente terreno para el lavado de dinero. Esta burbuja estalló a mediados de los noventa de la mano del llamado Proceso 8.000, la persecución y captura de los hermanos Rodríguez Orejuela, de sus testaferros y socios, y la salida del país de buena parte del dinero producto del comercio de cocaína en Estados Unidos. En cuanto a las colecciones de narcotraficantes, Elizabeth Montoya de Sarria (más conocida como “la Monita Retrechera”) llegó a tener decenas de obras de arte que le proveía Eduardo Bastidas Peña, director de Ediciones Forma y Color Colombia, a cargo de un catálogo de los artistas más vendidos del país, y también de otros jóvenes que decoraron sus propiedades en Bogotá, Cartagena y Cali. Escobar tuvo un Dalí, Dancing. The Seven Lively Arts (“Baile. Las siete artes animadas”), un óleo (84 x 116 centímetros) que adquirió en Estados Unidos en los años ochenta, que entró y salió del país sin hacer mucho ruido, y luego fue vendido por Christie’s Londres a finales de 1994 al japonés Teizo Morohashi por 250.000 libras. Daniel “el Loco” Barrera tenía varios Boteros falsificados, entre estos Los bailadores, desacreditado por el propio Botero y los encargados de su obra en Colombia. En los expedientes del Proceso 8.000, encontré hace pocas semanas la transcripción de una audiencia al ex senador Eduardo Mestre Sarmiento en la que afirma haber recibido un cheque por cuarenta millones de pesos, girados a su favor por empresas fachadas del cartel de Cali, por la venta de dos cuadros: un óleo de un pintor francés


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(un impresionista) que representa una niña, y un cuadro de Enrique Grau. Santiago Medina, por su parte, decoró las residencias de dos reconocidos narcotraficantes: José Santacruz Londoño y Víctor Patiño Fómeque, al tiempo que en su mansión en La Cabrera, al norte de Bogotá, se reunía con la crema y nata de la sociedad bogotana. Fernando Salamanca, 2017 (Publicado originalmente en El Malpensante)

Erytroxylon novogranatense. Leonardo Herrera impresión rizográfica, Colombia 2016


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Fecha/Date/Data----------------------------------------

DROGAS? DRUGS? DROGUES? Qué es una DROGA? /What is a DRUG? / Qué es una DROGA? ----------------------------------------------------------------Qué tipo de drogas consume y por qué? What kind of drugs do you consume, and why? Quin tipus de drogues consumeixes, i perqué? ----------------------------------------------------------------Nombre/ Name/ Nom ----------------------------------------------------------------E-mail Edad/ Age/ Edjat ----------------------------------------------------------------Sexo/ Gender/ Sexe ----------------------------------------------------------------Nacionalidad/ Country/ Nacionalitat -----------------------------------------------------------------

Cuestionario entregado durante el proyecto Pharmakon, Cristina Ochoa, 2016


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Cocina (Tutorial). Pierre Valls, impresión gráfica, Argentina 2015


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SANTIAGO RUEDA FAJARDO

Ph. D Cum Laude en Historia, Teoría y Crítica de arte de la Universidad de Barcelona, España. Autor de los libros: Híper/ultra/neo/post (2005); Una línea de polvo Arte y drogas en Colombia (2008); Furor Mineral (2012); La fotografía en Colombia en la década de los setenta (2014) y Hernán Díaz revelado (2015). Co autor de la colección F:OTO:TK de la Editorial La Silueta. Recibió el Premio de ensayo sobre el campo del arte colombiano (2004 y 2008) y el Premio Nacional de Critica (2006). Curador de diversas exposiciones en Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, España, Estados Unidos, México y Uruguay, entre las que se cuentan Adriana Tabalipa: The end factory project, Autorretrato disfrazado de artista, Conciertaciencia, Fourth world: Contemporary photography from Colombia, Hernán Díaz revelado entre otras. Ha sido jurado de diferentes becas y premios en Argentina, Colombia y Ecuador y profesor de la Universidad de los Andes, de la Universidad Nacional de Colombia y de la Universidad Distrital en Bogotá entre otras. Desde el año 2009 hasta el 2013 condujo y presentó el programa de TV on line Óptica Arte Actual, de la Universidad Nacional de Colombia, el cual llego a tener 70 entregas. Actualmente trabaja como investigador y curador independiente. http://santiagorueda.wordpress.com/


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Estrella de pepas (detalle). Víctor Escobar {con}Tensión editorial

instalación, Colombia 2015



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