LLAYLLA
LLAYLLA
Un br in di s pa ra la se lv a
Cuentan que en este distrito hay un aguardiente tan noble que su ingesta no genera resaca, y una mítica Piedra Blanca que se erige como un mirador natural. Este es Llaylla al desnudo. Altitud: 1240 m.sn.m. Ubicación: A 20 minutos de Mazamari
A
l pisar Llaylla, lo primero que oirás de los lugareños es la existencia de un trago capaz de embriagar a cualquier ser humano hasta el punto de hacerle confesar sus más íntimos secretos, pero que, al mismo tiempo, no deja ningún rastro de resaca ni otro malestar. Sí, lo escucharás, te interesarás y lo probarás para creer. Pero no viajarás mucho para encontrarlo, porque esa poderosa bebida es el aguardiente de caña de azúcar o cañazo, la bebida bandera de la hacienda Casa Blanca, una finca de treinta y tres hectáreas, de las cuales más de la mitad son de plantaciones de caña y solo una mínima parte lo posee un trapiche. Es ahí donde se procesa esa dulce planta de tallo leñoso. Una vez allí, podrás conocer de cerca el corazón productivo del Complejo Agroindustrial Durand, donde el empresario Luis Durand Pánez y su familia se dedican desde hace décadas a la producción de diversos derivados de la caña como sus poderosos tragos y dulces
mieles. Una trabajo digno que es mantenido por tres generaciones.
Los precursores Cuenta don Luis Durand que todo inició en familia. En 1909, mientras el Perú sufría una de las revoluciones republicanas más originales y pintorescas del momento — los pierolistas se sublevaron contra el entonces presidente Augusto B. Leguía—, en la virgen selva de Satipo otra revolución pero con fines agrícolas se comenzaba a extender, desde las manos del colono alemán Augusto
El cañazo es una buena medicina para los bronquios y las vías respiratorias.
Hilser Leg. El bisabuelo de Durand, además de ser uno de los fundadores de Satipo, destiló uno de los primeros aguardientes de la provincia. Si bien en el mundo existen cientos de variedades de caña de azúcar, en el complejo de la familia Durand se cultivan solo dos especies: la chicama, una caña norteña dulce, y otra llamada POJ 27-14, que tarda más de un año en madurar. Suficientes para extraer el delicioso néctar de los dioses a través de un moderno trapiche que funciona con un motor eléctrico. Sea el microclima de Llayla o la fértil tierra del valle de Satipo, lo cierto es que una vez culminado el proceso
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