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Presentación

un conjunto de cambios, debido a causas muy distintas, que ha convulsionado para bien nuestro panorama musical. Uno de esos cambios fueron las migraciones de mediados del siglo XX. Lima no solo creció en cuanto a su área geográfica y su población. Las migraciones desde las provincias del país introdujeron también nuevos gustos musicales y festividades que, entre otras cosas, han delineado aquello que hoy podemos considerar nuestro patrimonio musical.

Por otro lado, los cambios tecnológicos, como el surgimiento de la radio, la televisión y más modernamente la Internet, han inundado nuestra ciudad de nuevas formas musicales que hoy son completamente nuestras, aunque pudiesen haber tenido un origen extranjero. Además, no hay que ser ingenuos, quién puede reclamarle al rock o al jazz no ser peruano o limeño y promover solo el vals criollo como muestra de limeñidad, si el vals también fue un género extranjero.

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No obstante, la motivación más importante para escribir un Munilibro sobre la música criolla no tiene que ver solo con nuestro afán por conocer mejor nuestras tradiciones o con un intento de desmitificar nuestras creencias sobre lo que consideramos música limeña. Se trata también de reconocer el rol activo que ha tenido esta música en la creación de vínculos de identidad con nuestra ciudad o con algunos espacios de ella. Esos vínculos, como veremos, podemos encontrarlos en géneros musicales y en canciones tan distintas que es un error seguir pasando por un cernidor nuestras músicas para saber cuál de esas canciones o de esos géneros es más limeño. Lo mismo funciona para algunos un enjundioso vals criollo como La flor de la canela que Barrio Piñonate en la dulce voz del Picaflor de los Andes o que los sonidos modernos de Avenida Larco de Frágil.

Lima siempre fue (y sigue siendo) una ciudad profundamente sonora y musical. Reconocer este hecho es esencial para entender la importancia de la música en la consolidación de nuestra ciudad. Por ello, y teniendo esto claro, en las páginas que siguen nos infiltraremos, como esos sonidos, en esa otra forma de comprender una ciudad: su música. En este libro en particular, nos abocaremos a comprender cómo se formó la música criolla y por qué sigue siendo identificada por una buena parte de la población como la música tradicional de Lima.

»En 1937 se inauguró Radio Nacional. Desde la década de 1920 la radio cumplió una función central de consolidación de la música criolla. Especialmente durante las décadas de 1930 y 1950 se fueron gestando en las distintas radios de la capital las estrellas de la música criolla: Jesús Vásquez, Delia Vallejos o conjuntos como Los embajadores criollos fueron algunos de los principales exponentes de la alianza entre la radio y la música criolla.

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