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El fortísimo enraizamiento de los idiomas
Gráfico Nº 20 Hipótesis sobre expansión del quechua durante el Imperio Inka
Población quechua antes de la formación del Tahuantinsuyo (1438)
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Población no quechua al final (1532)
Expansión del quechua durante el Imperio Inka
conquistadores inkas. Pero,de entre ellas,sólo a las de los pueblos cuyo idioma materno no era ya el quechua al momento de la conquista inka.
Asumiendo –como muestra el gráfico–, que el 30 % de la población andina no fuera quechua parlante al iniciarse la formación del Tahuantinsuyo,y que sólo el 5 % de ella hubiera tenido tareas administrativas que obligaran a sus miembros a aprender el runa simi,la primera generación de “bilingües a la fuerza” apenas habría llegado a 15 000 personas. Cifra que,al cabo de cinco generaciones,habría crecido a un máximo de 75 000 personas al momento de la llegada de los españoles.
Si otro tanto accedió al bilingüismo como fruto del violento mestizaje étnico a que dieron lugar las conquistas militares y el derecho a la poligamia de los jefes inkas,los resultados totales no pasaron pues de ser muy discretos,muy pobres.
¿Cómo puede entonces haberse construido la monumental y falaz aseveración de que el quechua fue uno de los más grandes e importantes legados del Imperio Inka?
Si al iniciarse la formación del Tahuantinsuyo virtualmente el 70 % de los habitantes de los Andes hablaban ya quechua,en infinidad de variantes idiomáticas, ¿dónde entonces se gestó originalmente ese idioma, y quiénes fueron sus más importantes y distintos propagadores?
Para responder adecuadamente esas preguntas,antes debe tenerse la absoluta convicción de cuán fuertemente enraizados están siempre los idiomas en la mente de los pueblos. Ningún idioma se difunde de la noche a la mañana. Y,en sentido contrario,ningún idioma es desarraigado y suplantado de un día para el siguiente. Uno y otro proceso no son de años ni de décadas. Se dan,sí,pero en el término de siglos.
Y para nadie es un secreto que esos procesos en la antigüedad eran aún muchísimo más lentos que hoy. ¿Será acaso necesario explicitar que antes no habían escuelas de idiomas,ni mucho menos por todas partes? ¿Y que no había tampoco diarios,revistas, radio ni televisión que reforzaran su aprendizaje?
Una magnífica prueba del enraizamiento de los idiomas la tenemos hoy mismo en nuestra experiencia cotidiana. En efecto,a pesar del agresivo bombardeo anglófono –escrito,radial y televisivo,eficientísimo,masivo,sin precedentes en la historia de la humanidad– que experimentan los pueblos latinoamericanos en los últimos 50 años,no más del 10 % de nuestras poblaciones habla inglés.