7 / EL CORREINADO DE TÚPAC YUPANQUI
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queña en un imperio, dando en esa forma un sentido de Estado y de unidad a la infinidad de culturas esparcidas por el territorio. Sus estratégicas campañas permitieron romper el círculo de vecinos peligrosos que no hacía posible hasta entonces la tan deseada expansión inca, dejando de ese modo el campo abierto para que su hijo y su nieto llevasen el Tahuantinsuyo a su máximo apogeo. Con él, no sólo se creó el imperio y se asentó la maravillosa organización inca, sino que con sus medidas, dio una unidad geográfica y una unidad de idioma, iniciando la uniformidad que permitió, más tarde, la formación del Perú actual. El impulso creador de Pachacutec duró hasta el fin del imperio, no teniendo sus sucesores más que seguir las pautas establecidas por él. El genio del Inca abarcó las más diversas actividades, no habiendo en el incario ningun aspecto que no quedara renovado o transformado; así sucedió con las leyes, el sacerdocio, el calendario, los ayllus y el ejército, llegando a recopilar la historia y las leyendas del pasado. Hasta no cumplirse las grandes conquistas, no tenía seguramente la confederación ningún fausto ni mayor esplendor, dando Yupanqui las pautas y la riqueza que hacían del hijo del Sol, un semidiós viviente. Constructor infatigable, reedificó Pachacutec el Cuzco, según el plano trazado por él, convirtiendo la metrópoli en la ciudad insigne de la tierra. Esa misma labor la extendió a los demás pueblos levantando en las diversas comarcas, fortalezas, templos, acllahuasis y palacios, uniendo además los lugares distantes con puentes y caminos. Fue el primero en comprender que no podía existir unidad territorial sin una red de comunicaciones que enlazaran entre sí las tres regiones del Tahuantinsuyo. No sólo fue grande el Inca en la obra material que hizo, sino que toda su actitud nos lo muestra magnánime y generoso, sabiendo recompensar los servicios prestados al Estado, prohibiendo a sus generales atacar un pueblo sin hacer tres veces primero, ofertas de paz. En él no encontramos la crueldad propia de muchos conquistadores. Dejaba a los pueblos subyugados sus costumbres y tradiciones, siendo más bien severo y justo para con los delincuentes y traidores. Indudablemente fue Pachacutec un gran estadista y un hombre superior, mostrando una elevación de espíritu muy por encima de su época. Tuvo además profundos conceptos religiosos, comprendiendo que el Sol no podía ser más que un instrumento del Hacedor; instituyó la creencia en un Señor Universal, al cual no entregó ganado ni chacras, como a los demás ídolos, ya que toda la creación era suya. Mérito enorme, si se toma en cuenta el aislamiento de América con respecto a toda influencia religiosa, tanto asiática como europea.