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8.La Ley de Imprenta
bres de los autores intelectuales y que a él no le quedó otra alternativa que cumplir su palabra. Sin embargo, el Libertador no dio a conocer quienes fueron los que encargaron el crimen, por lo que el asesinato de ese prócer de la independencia quedó impune. Lo peor de todo aquello es que antes de su reunión con los asesinos, corrieron fuertes rumores de que fue el mismo Bolívar el que había ordenado el crimen debido a que Monteagudo había recomendado al Libertador que abandonase el Perú, ya que su tarea luego de Ayacucho estaba terminada. Seguiremos con este tema más adelante.
8.LA LEY DE IMPRENTA
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La mayoría de los historiadores se empeñan en describir la Ley de Imprenta como uno de los mayores logros de Bolívar a pesar de que fue otra ley que no funcionó nunca. Es más, en lo único que creyó Bolívar fue en reprimir toda fuente que lo desfavoreciera. Basadre dice que gobiernos autoritarios como el de Bolívar “impidieron de hecho el ejercicio de la prensa de la oposición”. El reglamento de esa ley condenaba a seis años de prisión a los autores de los escritos que el gobierno considerase como subversivos, y prohibía las sátiras contra disposiciones gubernamentales. La intimidación a la libertad de expresión parece que tuvo éxito, Luna Pizarro desde su destierro en Chile protestó en una carta al presidente del Consejo de Gobierno en estos términos:
Nada más elocuente que el silencio profundo de los pensadores, silencio que me atrevo asegurar no será interrumpido por la nueva ley reglamento sobre imprentas; pues con mayores garantías aquí [Chile], yo mismo he creído conveniente guardarlo, no resolviéndome a escribir una línea. Repito que me complacía mereciesen mis conceptos una justa calificación de error, cuando de no serlo, presentan un porvenir poco o nada lisonjero.
La obsesión por mantener incólume su imagen, unida al desparpajo más absoluto por las formas, hizo que ordenase la publicación de artículos sugeridos en detalle por él para que fuesen firmados por alguno de sus incondicionales. Copiamos abajo un párrafo de la carta que el Libertador escribió al venezolano Heres, cuando éste era ministro del Consejo de Gobierno. (…) bueno sería dar un artículo en “La Gaceta de Gobierno” combatiendo a “El
Sol” a nombre de un colombiano, diciendo que los colombianos no quieren estar más tiempo sin mí; y que los señores argentinos se pueden componer como quieran sin mí, puesto que son tan ingratos, y que el Libertador no debe meterse en nada tocante al Río de la Plata. Haga Vd. que el general Salom dé el artículo para que lo firme un oficial como Alzuru, que habla, escribe y pelea. El artículo debe co-
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menzar recapitulando todas las injurias que han hecho a la división de Colombia llamándola montonera como lo han dicho en Buenos Aires; y después todas las que me han hecho a mí. Después de todo esto debe caer sobre “El Sol” diciendo que ahora pretende que el Libertador se vaya a meter como mediador entre los congresos de Chuquisaca y Buenos Aires para privarlo así a su país que está clamando por él; y que las tropas de Colombia no pueden vivir sin él, y sobre todo esto debe extenderse en amores y requiebros. (…) El artículo debe decir todo con moderación y gracia, a fin de que pueda entrar en la Gaceta como remitido por un colombiano.
Como “La Gaceta de Gobierno” era un periódico oficial, por lo tanto sujeto a sospechas de parcialidad, Bolívar decide tener un periódico privado que lo apoyara y defendiera. Por supuesto, subvencionado por el Estado. Leamos los consejos que le da al ministro Heres:
Algunas cartas en “El Observador” podrían decir lo que se ha omitido [se refiere a varios artículos publicados en su defensa por sus incondicionales] con estilo picante, digno y gracioso; suponiendo que son unos interesados que se quejan.
“El Observador” en un pequeño cuaderno no está bien. Mejor aparecería en un pliego entero. (…) Todo el papel debe estar dividido en sus diferentes departamentos, digámoslo así. Se trata de hacienda, hacienda, se trata de rentas, hacienda. Se trata de Fernando VII, tiranía o fanatismo, según sea el negocio. Se trata de un hecho raro o desconocido se pone: anécdota estupenda, curiosa o escandalosa, según sea. Cuando se hable del gobierno, con respeto, y cuando se trate de legislación, con sabiduría y gravedad. Yo quiero que se proteja el periódico, pero no aparezca Vd. como principal, más bien que sea el gobierno, o Larrea [ministro peruano] o un amigo, pero que se organice con elegancia, gusto y propiedad. Pídale Vd. dinero a
Romero para proteger las letras.
No debe sorprender que Bolívar haya amordazado la libertad de prensa que le era desfavorable. En el Capítulo I se menciona cómo antes de llegar al Perú le daba quejas a La Mar, que era presidente de la Junta Gubernativa, por la forma en que la prensa limeña lo atacaba y cómo lo urgía a reprimir a los autores o atenerse a las consecuencias.
Durante el régimen de Bolívar la oposición no tuvo la oportunidad de hacer oír su discrepancia. Esto representó un paso atrás en el proceso iniciado por San Martín en el Estatuto Provisional y las disposiciones sobre la libertad de prensa del 13 de octubre de 1821. Tanto el Protector como la Junta Gubernativa presidida por La Mar habían permitido críticas, algunas muy importantes para el futuro del Perú, como las de Faustino Sánchez Carrión, el “Solitario de Sayán”, que en su
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